El verdadero regalo es algo que está estrechamente ligado al donante, que pasa a ligar a la persona amada, y de ese modo se vinculan los dos. El regalo está cargado de intenciones y símbolos, de deseos de servicio y disponibilidad, de afecto, de comunicación y de comunión. El regalo lleva consigo un mensaje de amor y muerte: el regalo muere para el donante, para sobrevivir en la posesión de la persona amada. El don lleva consigo simultáneamente el dolor que provoca nuestro desprendimiento y la alegría que surge en el dar, ya que, así comprendemos que “hay más alegría en dar que en recibir”, al mismo tiempo que reconocemos que no tenemos nada que no hayamos recibido
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
Subir al Monte y recibir la misión
1. SUBIR AL MONTE.
“ En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron
al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron,
aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las
naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he
mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el
fin del mundo”. PALABRA DEL SEÑOR.
1.- Muy estimados amigos:
Parece ser que los mitos y las fábulas de otros tiempos no se han quedado
en el pasado sino que se han desplazado a nuestros tiempos y han
adquirido ahora nuevos matices, gozando de nuevos vehículos para
desplazarse en la carretera del tiempo y del espacio.
Y es que en los tiempos presentes, nuestra sociedad se ha encargado de
transformar sus nuevas fábulas en unos sofisticados largometrajes. Se trata
de nuevas ediciones de la industria del celuloide y grandes éxitos editoriales
en los que los que los animales se han antropomorfizado, o aquellos en los
que se ha zoomorfizado al hombre.
Hoy, también abunda la edición de películas en las que la animación de los
dibujos se realiza con métodos tradicionales, lo mismo que con
vanguardistas recursos cibernéticos, así mismo se han hecho presentes una
serie de cortometrajes con trabajos “encomiablemente“ profesionales de
animación en figuras moldeadas.
2.- En la actualidad, sobreabundan los relatos en los que los animales
adquieren las virtudes o defectos, los hábitos o vicios, los logros o fracasos.
Así, puede uno pensar en los protagonistas y en los antagonistas, en los
héroes o en las heroínas, en los virtuosos y en los villanos, por ejemplo del
Libro de la Selva, Hormigas, Dinosaurios, Buscando a Nemo, La Era de
Hielo, Horton; incluso la animación de dibujos se utiliza para proponer
modelos irregulares de conducta como si estuviesen conforme a una regla,
llámese la película del Espanta-tiburones, los Bichos, Madagascar y otras
más,... o bien pueden utilizarse para proponer conceptos de pensamiento
diferente al nuestro, por ejemplo en el controvertido Rey León, o bien en La
Tierra de Osos...
Se trata de un entretenimiento sano, las más de las veces, al que hay que
ver con un adecuado discernimiento y que, cuando es bondadoso, puede
capitalizarse para la vida.
2. 3.- ¿Te fijas cómo las antiguas fábulas de la zorra y el cocodrilo, la mítica
de la liebre y la tortuga, la emblemática de la hormiga y la cigarra, el
estereotipo del cordero y el león, o la pedagógica del cuervo y la zorra...,
han sido reemplazadas hoy en día por otras fábulas de la modernidad? Ya
la misma épica del progreso había propuesto su fábula de la colmena, y hoy
en día el ratón ha estado buscando su queso...
Sin embargo, no debemos perder de vista que dicha temática, tanto en sus
expresiones antiguas como en las modernas, suelen recurrir al método de
la metáfora. Lo deseable será siempre, que las personas alcancemos a
comprender que el verdadero actor en la trama de la vida real será
solamente el ser humano.
4.- Lo anterior, se desprende de los dones específicos que cada uno de
nosotros hemos recibido y que, al mismo tiempo se han convertido en
nuestra propia misión. Se trata de esos talentos de Dios que se transforman
en tarea. Y es que Don y Misión se unen inevitablemente en la comprensión
cristiana.
Para captar mejor lo anterior, recuperaremos algunos rasgos elementales
de la antropología bíblica.
El hombre a diferencia de los animales, y demás criaturas, posee una
relación con las cosas materiales, con los semejantes, con Dios y con su
propia interioridad. Estas cuatro dimensiones son importantes y necesitan
de nuestra atención.
¿Hacia dónde nos conduce este camino? ¿Cuál es el objetivo de un
sincretismo existencial tan elaborado? ¿Cuál es la razón de fondo como
para que Dios nos haya creado tan complejos y, al mismo tiempo, con tanta
perfección?
5.- Hoy, Domingo de la Santísima Trinidad debemos captar la grandeza
de Aquel en quien creemos y la invitación continúa que recibimos para que
al subir al Monte nos encontremos con su auténtica manifestación y con
nuestra propia y verdadera identidad.
Aún, cuando el hombre tiene nuevas formas de hacer fábulas, no perdamos
de vista la diferencia fuertemente marcada entre el hombre y las demás
criaturas, entre ellos el respetable mundo animal.
Y es que en el presente, la identificación mítica ha pasado de los animales-
totem a los nombres, a los apelativos, a las representaciones de identidad,
e incluso a nuevas formas de zoolatría.
Aunque toda la creación de Dios es buena, el hombre posee una bondad
especial. Cada una de las criaturas de Dios debe ser justamente
apreciadas, y esto significa evitar tanto la infravaloración como la
supravaloración.
Todos los animales viven en un ambiente propio, de índole específico, y en
sus reacciones están ligados a sus impulsos y proceden conforme a sus
propios instintos, mientras que el ser humano es sujeto de educación.
3. Dios les ha dado a los animales la armonía de un mundo propio y de una
reacción instintiva que les protege. Friedrich Nietzsche distinguía al
hombre en relación al reino animal, al mencionar que el hombre es alguien
no determinado mientras que los demás seres animados sí están
determinados. Los animales hacen cosas maravillosas y perfectas, pero las
hacen por instinto y siempre igual. La abeja su panal, los castores sus
diques, la hormiga su hormiguero o la golondrina sus nidos. La
indeterminación Johann Gottfried Herder la ve como un defecto: “Todo
animal tiene un ciclo al que pertenece desde su nacimiento, entra en
seguida en él, en él permanece de por vida y muere... El hombre no
tiene esa clase de esfera uniforme y restringida, en la que le aguarda
tan sólo un trabajo: un mundo de negocios y determinaciones se
extiende en torno a él... La naturaleza fue para él la más dura
madrastra, ya que para cada uno de los insectos fue la madre más
pródiga. El hombre es un huérfano de naturaleza: desnudo y
despojado, débil e indigente, apocado e inerme y, lo que constituye el
cúlmen de su miseria, privado de todas las guías de la vida. Nacido
con una capacidad sensorial tan dispersa y debilitada, con una
facultades indeterminadas, con unas pulsiones divididas”. Friedor
Michailovich Dostoiewski nos ayudará en la comprensión positiva de la
indeterminación: “La hormiga conoce la fórmula de su hormiguero. La
abeja conoce la fórmula de su panal o de su colmena. No las conocen
al modo humano sino al modo suyo. Pero no necesitan más. Sólo el
hombre desconoce su fórmula.”
6.- Y sin embargo, esa es la gran diferencia, al mismo tiempo que nuestra
grandeza: No le pidas a una hormiga que haga un panal, ni le solicites a una
abeja que haga un hormiguero. En cambio, el hombre, aún en su
indeterminación instintiva, ha recibido en su ser imagen y semejanza de
Dios, los dones espirituales que le permiten la libertad, la voluntad, el
construir un lenguaje y una cultura, el aprender, el comprender, el acceder
al autoconocimiento y el obtener la autoconciencia, entre otras muchas
cosas...
El hombre puede identificarse como un ser que biológicamente deba ser
considerado deficitario, sin embargo su dimensión espiritual le elevará sobre
toda la creación. Dios ha querido que la vida y la misión del hombre sean al
mismo tiempo una promesa y una acción consciente.
Sobre la deficiencia del hombre ya hablaba san Juan Crisóstomo al
predicar en el siglo IV: “ Habiendo Dios dotado a los demás animales de
la velocidad en la carrera, o la rapidez en el vuelo, o de uñas, o de
dientes, o de cuernos, sólo al hombre lo dispuso de tal forma que su
fortaleza no podía ser otra que la del mismo Dios: y esto lo hizo para
que, obligado por la necesidad de su flaqueza, pida siempre a Dios
cuanto pueda necesitar”.
4. 7.- Y es este, el espacio en el que desaparecemos del cuadro de la sola
animalidad para elevarnos a horizontes insospechables. Espacio en el que
en muchas ocasiones hemos querido introducir a otras especies en una
clara autocondescendencia y en una promoción irreal.
Esta autocondescendencia y promoción irreal nos ha llevado a olvidarnos
del ser humano, como lo señalaba la Madre Teresa de Calcuta en aquella
conferencia que ofreció en Acapulco en agosto de 1982 en el Primer
Congreso para la Juventud en México al mencionar que “en el tiempo
presente hay tanta preocupación por las tortugas y las ballenas, y tan
poca preocupación para los problemas de la juventud”. Conferencia
escuchada por un joven llamado Fernando Landeros que desde ese
entonces incubó la necesidad de hacer algo por las personas,... ¡Exacto! El
creador del Teletón que se inició en 1997.
8.- Volviendo a nuestra temática, te puedo decir que son tolerables los
antropomorfismos de otras especies, ya que suelen ser útiles para instruir,
pero que me desagrada la zoomorfización del hombre, cuando esto nos
hace perder la visión de nuestra verdadera estatura.
¿No será una zoomorfización del hombre este rostro del amor que ha
olvidado su dimensión espiritual y que se ha quedado sólo en los instintos?
Los dramas y las epopeyas auténticos son escritos y protagonizados, única
y exclusivamente, por el ser humano. Se trata de nuestra condición
interminada e indeterminada que se convierten en nuestra propia misión. El
hombre es el primer y único liberto de la creación.
9.- ¿Y qué decir sobre la misión cristiana de quien está vinculado con el
Dios Uno y Trino? Tenemos que hablar nuevamente de los dones y
contemplar la Encarnación, el Acontecimiento Salvífico, la efusión del
Espíritu Santo, el Evangelio, la Fe, la vida de la Gracia, la voluntad salvífica
universal de Dios, los Sacramentos en la Iglesia... como expresiones de la
libérrima gratuidad en Dios.
Se trata del “ser cristiano” entendido como el más grande regalo que se
ha obtenido. Un regalo que ha plenificado a un hombre que ya era grande al
comprenderse como creado a imagen y semejanza divina y que ahora, en la
asimilación de la filiación divina, tiene que ser capaz de comprender la
bondad de Dios y su propia dignidad.
10.- Reiteremos: Los dones de Dios al mismo tiempo se convierten en
nuestra propia misión. Una misión que se desarrolla hacia el interior de la
Iglesia y una misión que, en la plena conciencia del destino universal de la
obra de Cristo y del envío que sigue dirigiendo a los bautizados, tiene un
destino extra eclesial.
Una misión necesaria en un mundo en el que el hombre se zoomorfiza, y en
el cual, el mensaje cristiano será el de la “deificación”. Lo anterior, sin que
confundamos una deificación producto del esfuerzo humano, como lo
proponía Platón y algunos neoplatonistas de la contemporaneidad, con la
5. deificación cristiana que procede de la obra de Cristo y de su Espíritu, que
es la acción de la gracia de Dios.
¿Pero cómo van a comprender algo tan sagrado si no hay alguien que
se los anuncie? ¿Cómo podrán escuchar y hacer suya la voluntad
salvífica universal de Dios si los cristianos no damos testimonio y si
hemos olvidado que los dones de Dios más que fuentes de privilegios
son fuente de responsabilidades?
COMPARTIR LO QUE SE HA RECIBIDO.
“ Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones,
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado”.
1.- Muy queridos amigos:
Existen dos formas de ver las cosas en la vida, y de acuerdo con esa visión
que se tenga surgen las dos diferentes actitudes que se llegan a tener en
nuestra existencia: algunos ven aquello que se nos acerca como algo que
se toma y otros lo visualizan como algo que se recibe. Pareciera que entre
tomar y recibir no existiera alguna diferencia, pero la diferencia existe y es
abismal.
La diferencia entre un verbo y el otro se vuelve clara en la actitud de nuestra
vida: el que ve la vida como algo que se toma no suele ser capaz de
agradecer, mientras que aquel que ve la vida como algo que se recibe
nunca terminará de decir gracias a aquel o aquellos que están detrás de lo
que se recibe.
Aquel que ve la vida como un “tomar” lo que se nos accesa va pensando
que su vida es sólo un movimiento mecánico que va aprovechando las
circunstancias y, que si acaso algo tuviera que agradecer, esta gratitud se
dirige a su buena suerte o a la fortuna de haber estado en el momento
preciso y en el lugar adecuado donde “se le dieron” las cosas.
Aquel que sabe que en la vida todo se recibe, sabe que detrás de lo que se
recibe se encuentra alguien y que para recibir algo antes de que haya un
movimiento mecánico de nuestros brazos existe el movimiento afectivo de
un corazón que nos ofrece aquello que ha llegado hasta nosotros. El rasgo
más importante de aquel que sabe que la vida es un “recibir” se ubica en
la capacidad de ver que detrás de ese alguien que nos ha ofrecido lo que
hemos recibido, está “Alguien” a quien debemos levantar nuestra mirada.
2.- Y, ¿cuál es la razón que justifique estar hablando sobre este tema en
este domingo?
Es que,... ¿sabes? El día de hoy, que se celebra en la Iglesia Universal la
Solemnidad de la Santísima Trinidad, el Señor nos invita, recordando su
propio mandato de: “ir por todo el mundo a predicar el Evangelio”, para
que practiquemos la virtud de la generosidad, de ser posible con nuestra
6. propia vida para que este mensaje se siga extendiendo, y de no ser con
nuestro tiempo y nuestra vida, aunque fuere en lo económico, en la oración
y con nuestros sacrificios, con tal de apoyar a aquellos que han sido
generosos con su propia vida para predicar el Evangelio.
En ambos casos, tanto en los que dedican su vida a predicar el Evangelio
de Jesucristo como en aquellos que con nuestros bienes, plegaria y demás
obras de piedad estamos apoyando esta acción cristiana, hoy recibimos la
invitación de parte del Señor para que no olvidemos que sólo estamos
compartiendo aquello que nosotros mismos hemos recibido.
3.- Para nosotros la vida no es un tomar sino un recibir, y es por ello que
no podemos olvidar que todo en la vida proviene de la bondad de Dios,
tanto nuestra fe como los bienes económicos. De aquí surge la convicción
de que nuestra fe no puede ser algo de lo que podamos sentirnos soberbios
propietarios sino agradecidos servidores, y sí la anterior es la visión sobre
aquellos bienes que trascienden, podemos imaginar y hacer extensiva esta
aplicación hacia nuestros efímeros bienes materiales.
Pensemos en este segundo momento en los bienes materiales, y ya en el
tercer momento analizaremos nuestra relación con la fe y con el Evangelio.
4.- Sobre los bienes materiales, te invito a visualizar la realidad con la
mirada de Dios, que quiere que todos gocen del mayor bien posible.
La exhortación no es otra sino para que aprendamos a distinguir entre lo
absoluto y lo relativo, entre lo no-sustituible y lo sustituible.
El centro del mensaje es para que tú y yo tengamos una opción más
racional en la que el cálculo económico favorezca la trascendencia del
hombre; y en donde no olvidemos la sobreabundancia de los bienes
auténticos que nos ofrecen la salvación.
El día de hoy se nos invita a una generosidad material para ayudar a los que
han sido generosos en su persona. Caridad expresada en ellos al donar su
vida, y de parte nuestra al apoyarles en una misión que es de todos.
5.- ¿Qué es la caridad? Si nos detenemos en su origen sabemos que es
un Amor sobrenatural, infundido en nosotros por el Espíritu Santo (Rom.
5,5). Si consideramos lo terminológico la palabra “caridad” proviene del
término: “carus” que significa “algo de gran valor”. Y sabemos que es
esta caridad la única virtud que permanecerá hasta el más allá (1Cor 13,8).
La caridad no sólo es la primera de las virtudes, sino que se convierte para
nosotros en un orden distinto y superior en la vida. Se trata del orden de lo
definitivo, en donde las demás virtudes valen únicamente en cuanto ayudan
al incremento de la caridad o están informadas por ella, ya que ésta nos
configura en el modo de ser del mismo Dios y nos hace participar de su
propia riqueza y felicidad, similarmente a cómo, por el amor a otra persona,
hacemos nuestra riqueza, su felicidad o su propio dolor.
Desde una dimensión humana y cristiana, la caridad se relaciona con la
virtud de la solidaridad, y esta surge de la exigencia de una madura y plena
7. realización personal. Tal como lo ha reconocido Eric Erikson, sólo existe la
adultez en “la persona que tiene cuidado de sí, del otro, del ambiente;
en una palabra, la persona solidaria. Todas las otras personas –
independientemente de sus años- o permanecen en el estado de
adolescencia egoístamente inmaduros o son viejos de espíritu. Sólo la
solidaridad es capaz de hacer madurar en la persona la estructura
adulta y lograda: la personal, la altruista y la ambiental”.
6.- Quisiera, no obstante lo anterior, que el día de hoy dirijamos la mirada
a la contemplación de la caridad cristiana y para ello, resulta necesario que
esbocemos algunos rasgos de su identidad.
En primer lugar, la caridad nos hace amar al prójimo no por sí mismo sino
por Dios, tal como lo expresaba San Gregorio Magno: “Más ninguno, por
el mero hecho de amar a su prójimo, piense ya tener caridad, sino que
primero debe examinar la fuerza misma de su amor. Pues si alguno
ama a los demás, pero no los ama por Dios, no tiene caridad, aunque
piense que la tiene. Es caridad verdadera cuando se ama al amigo de
Dios y al enemigo de Dios”. (Hom 38 sobre los Evangelios)
Y, ¿no es acaso la enseñanza anterior la misma que nos decía san
Agustín en su Comentario a la primera Epístola de san Juan? “ Hemos
de amar a todos, no porque son hermanos, sino para que lo sean; para
andar siempre con amor fraterno: hacia el que ya es hermano, y hacia
el enemigo para que venga a ser hermano”.
Es la caridad la que se encarga de transformar nuestra vida y el ejercicio de
las virtudes en nuestra existencia, tal y como lo enseñaba magistralmente
Santo Tomás de Aquino: “Ni el don de lenguas, ni el don de la fe, ni
otro alguno, dan la vida, si falta el amor. Por más que a un cadáver se
le vista de oro y piedras preciosas, cadáver sigue”. (Sobre la Caridad,
1c). El mismo Santo Tomás de Aquino enfatizará esta misma enseñanza en
la Summa Theologica al decir: “La caridad es la forma, el fundamento,
la raíz y la madre de todas las demás virtudes”.
Con el anterior pensamiento de Santo Tomás de Aquino ha coincidido San
Gregorio Magno al mencionar: “Así como todas las ramas de un árbol
reciben su solidez de la raíz, así también las virtudes, siendo muchas,
proceden de la caridad. Y no tiene verdor alguno la rama de las buenas
obras si no está enraizada en la caridad”.
7.- Ahora bien, el día de hoy a todos aquellos que hemos recibido el
tesoro del Evangelio se nos exhorta a manifestar la caridad a través de
nuestra solidaridad económica. ¿Qué es la solidaridad? La Solidaridad es la
actitud congruente de aquél que, habiendo recibido el beneficio del Dios que
ama profundamente, se dispone, en la correspondencia, a ofrecerle al
hermano una manifestación del amor.
¿Sabes? Frecuentemente las relaciones entre las personas pasan por la
mediación de las relaciones con los objetos, que en los dones y regalos que
8. se dan y se reciben. Y en esta mediación de los bienes se pueden señalar
cuatro etapas en la dialéctica de nuestro dar y recibir en un aparente juego
de verbos: dar por dar, dar por recibir, recibir por recibir y recibir para
dar.
La actitud de “dar por dar” indica sólo en apariencia una disposición
generosa y desprendida, ya que, si se da de modo superficial, no existe un
verdadero don, sino un pasar a otros objetos que apenas se poseen, a
veces cosas superfluas o inútiles de las que, en ocasiones, no se encuentra
la forma de cómo desprenderse. Digamos que la caridad se convierte en un
pretexto para purgar nuestro closet, alacena o refrigerador, y esta actitud
adolece además por el defecto de cerrarse a recibir dones.
La postura de “dar por recibir” caracteriza la relación de la esfera
comercial en la que el amor y la amistad no existen o se ponen entre
paréntesis. Sin embargo, esta actitud también puede darse de modo oculto
en algunas relaciones de amor y amistad inmaduros, como un sutil
chantaje: “te doy para que me des”, en realidad la caridad se convierte en
una operación mercantil, y esto es más frecuente de lo que pensamos.
Existe una tercera alternativa en la disposición de “recibir por recibir” que
se revela en la actitud egoísta, infantil e inmadura de aquel que sólo quiere
que se le den dones y regalos y que no se abre a la entrega generosa y
auténtica del dar.
Y en cuarto lugar viene nuestra propuesta, la que hemos conocido en la
persona de Cristo: Más allá del espíritu de la compra-venta, más allá de la
donación superficial y de la carencia en el dar, está la actitud abierta y
generosa del “recibir para dar”.
8.- El verdadero regalo es algo que está estrechamente ligado al donante,
que pasa a ligar a la persona amada, y de ese modo se vinculan los dos. El
regalo está cargado de intenciones y símbolos, de deseos de servicio y
disponibilidad, de afecto, de comunicación y de comunión. El regalo lleva
consigo un mensaje de amor y muerte: el regalo muere para el donante,
para sobrevivir en la posesión de la persona amada. El don lleva consigo
simultáneamente el dolor que provoca nuestro desprendimiento y la alegría
que surge en el dar, ya que, así comprendemos que “hay más alegría en
dar que en recibir”, al mismo tiempo que reconocemos que no tenemos
nada que no hayamos recibido.
9.- Nuestra generosidad en este Domingo Mundial de las Misiones
no debe ser otra manifestación sino una manifestación de la gratitud
de todos aquellos que hemos comprendido que todo en la vida
absolutamente se ha recibido, y que al recibirse debe agradecerse, y
que la mejor forma de agradecerle a Dios, será en el compartir con
alegría aquello que ha venido de su bondad con aquellos que lo han
dejado todo por bondad.
9. ENSEÑARLE LATÍN A JUAN.
“ Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir
todo cuanto yo les he mandado”.
1.- El Señor nos envía a predicar el Evangelio a toda criatura. ¿Es difícil o
no? ¿Es posible o no hacerlo?
Sor Luz de Carmen, una religiosa muy estimada recién fallecida, y por la
que Dios me ayudó en mi camino vocacional, nos decía a aquellos jóvenes
de entonces en una charla que nos dio en el año 1984, acerca de aquello
que es necesario en lo que, para aquel entonces, era un futuro ministerio:
“Para enseñarle latín a Juan se necesitan dos cosas: conocer bien el
latín y conocer bien a Juan. ¿De qué sirve conocer bien el latín si
ignoro que Juan no tiene las bases de la gramática?”
2.- Muy queridos amigos:
Lo anterior, no debemos ignorarlo en este día en que celebramos el
Domingo de la Santísima Trinidad: “Para predicar el Evangelio a este
mundo necesitamos conocer bien el Evangelio y conocer bien cómo
esta este nuestro mundo al que le vamos a predicar”
¿Cómo está nuestro mundo? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuál es su
estado de salud? Y,... ¿Cuál es nuestra propuesta cristiana?
3.- Florencio Escardo ha mencionado que los diagnósticos más
profundos de los pacientes son aquellos que se realizan adivinando lo que
el enfermo calla.
Para hablar acerca del quehacer evangelizador del cristianismo en el siglo
XXI resulta necesario que efectuemos un diagnóstico objetivo sobre este
mundo actual. Para lo anterior, debemos ser conscientes de que el campo
de las relaciones entre el cristianismo y el mundo suele ser demasiado
complejo.
A este mundo en la época actual se le ha llamado con un nombre: post-
modernidad, y algunos ya hablan de la ultramodernidad, pero,… no nos
adelantemos a las etapas.
3.- ¿Qué es la post-modernidad? ¿Cuáles son sus síntomas? Es inválida
la afirmación gratuita, es necesario ser precisos para que las afirmaciones
adquieran seriedad.
Hablar de post-modernidad es hablar de la negación, de imprecisión y de
una falta de identidad, de tal forma que nuestra época no tiene nombre: le
llamamos post-modernidad, es decir, lo que está después de la
modernidad.
Otorgarle un contenido programático a este movimiento atenta contra el
mismo.
4.- La post-modernidad se inició en la estética y ofreció los primeros
frutos en la arquitectura.
10. Los filósofos la asumieron para buscarle un perfil, formular una definición y
ofrecer una delimitación. Y la filosofía se encontró en crisis y su rostro actual
es el de la perplejidad.
La post-modernidad no nació ni en los escritorios, ni en las aulas, ni en las
celdas de los conventos,... ha nacido en las calles y ha tenido un eficiente
vehículo en los Medios. Se desconoce la elucubración, su lema es siempre
interpelar.
Las verdades universales se han transformado en conjeturas; los tratados
se han convertido en ensayos; el lenguaje se ha vuelto metáfora fugaz; los
sistemas de pensamiento son ahora episodios; y la herencia del
conocimiento ha cedido el paso a lo opcional.
Se niegan los contenidos indiscutibles y se rechazan los dogmas
preestablecidos.
La negación se desplaza desde la mansión de la verdad abstracta y va a
tocar las puertas de la verdad racional; se niega no tan sólo el campo del
Dios de la revelación sino la mismísima pretensión humana de convertir en
“diosa” a la razón.
5.- Se han jubilado los relatos legitimadores de la historia: la lucha de
clases, el desarrollo y la épica del progreso... y con ello sobreviene el
nihilismo. No hay afán de lucha porque no hay convicciones. Reina el relato
acomodaticio de lo fragmentario y lo instantáneo.
Se rechaza todo ideal de fundamentación y con ello se ataca cualquier
expresión de credo religioso. Un dogma de fe revelada se experimenta
como ataque y violación.
Y desaparece la filosofía, puesto que esta tenía como centro la
fundamentación, y se pretende convertir a la religión en un artículo adquirido
en una tienda de conveniencia.
Y es que, el ejercicio de la posmodernidad es la duda epistemológica y
ontológica. No es aquella duda metódica que poseía una seguridad
subyacente, sino la duda radical y universal, y con ello el ataque de
cualquier exigencia de parte de una institución.
6.- Los frutos ya aparecen en las ramas del árbol de la post-modernidad
plantado en nuestra patria: culpamos a lo abstracto de las culpas de lo
concreto, y sobreviene el aborto defendido, se justifica la clonación que
convierte embriones humanos en refacciones de los más fuertes, el
pensamiento cristiano es calificado de agresión, ya se han aprobado las
sociedades de convivencia y se inicia la contienda para legislar y legitimar la
eutanasia, y nos acostumbramos al Maquiavelo que sonríe en la pantalla,
cambiando de careta cada día, pidiendo ahora legalizar el uso de los
enervantes.
Hoy, hablamos de problemas de delincuencia, en lugar de hablar del
delincuente. Y no aceptamos que la crisis no está en la ética sino en lo poco
ético de nuestra vida.
11. Al no llamar al problema por su nombre hemos encontrado la solución de
nuestros problemas, cambiamos el nombre y desaparecemos el problema:
el “cristiano” no se adapta al Evangelio y quiere adaptar el Evangelio a su
forma de pensar o mejor dicho de mal-vivir; no se superan las pruebas y se
busca alterarlas; al no vivir los ideales los cambiamos; y así la moral se
vuelve susceptible de ser modificada para adaptarla a la amoralidad.
7.- El hombre no ha alcanzado a comprender que ha ingresado a un
callejón sin salida, y así se ha ido proyectando en repetidas ocasiones
contra ese grueso e inexorable muro de su propia sinrazón.
Imagina que en los Juegos Olímpicos de Beijing hubiese existido una
anarquía en las pruebas: en el método, la ejecución, los instrumentos, la
duración... ¡Qué tiránica resulta ser la COI al determinar inflexiblemente una
normatividad! Hay dos adaptaciones posibles en las pruebas de la vida: una
es adaptar nuestra vida a los principios; la otra es adaptar los principios a
nuestra vida.
Piensa, por un instante, que en nuestras aulas, tanto a los niños que se les
dificultare deletrear la ortografía de la palabra z-a-n-a-h-o-r-i-a como a los
que se les vuelve un calvario aprender las tablas de multiplicar se les
permitiera la anarquía intelectual. Hay dos posibilidades: una es mediante la
superación de aquello que se asimila y la otra es con la actitud de los que
rescribimos la ortografía y las matemáticas a nuestro antojo.
8.- ¿Cuál es la propuesta cristiana? El presentar el Evangelio tal y cómo
el Señor nos lo ha predicado. No somos dueños sino servidores del
depósito cristiano, y jamás debemos olvidar que en un servidor la principal
cualidad que se busca no es otra sino la de la fidelidad.
Si la propuesta fuere de que en lugar de que el cristiano se adapte a un
principio de moralidad, se debiera modificar la moral, habría que cambiar el
Evangelio, y decir que el Hijo pródigo no tiene porque regresar a la casa del
Padre, más aún encontraríamos un nombre nuevo para aquellas cáscaras
que se lanzaban a los cerdos y que el hijo deglutía, les llamaríamos:
“progreso diferenciado de anticuadas y obsoletas formas de
moralidad”.
No podemos reducir la moral a un convencionalismo ni a una preferencia.
¡Cómo si la bondad del amor en la madre Teresa o la maldad en la granada
de la plaza Melchor Ocampo de Morelia, los trenes que se han explotado en
Madrid, los aviones en New York y los autos en Singapur fueran sólo
cuestión de convencionalismos!
Algunos que nos llamamos “cristianos” leemos la Biblia como cuando un
abogado lee un testamento ajeno, estudiando alcances y escapatorias
técnicas así como la exactitud o imprecisión de las frases. Es muy diferente
de cómo lee un testamento el heredero.
9.- Y es a este mundo al que se debe evangelizar y no debemos tener
miedo.
12. La práctica de la Evangelización ha tenido su punto de partida en la misma
Encarnación del Verbo de Dios, pero no debemos olvidar que la
Encarnación termina con el Misterio de la Ascensión, tal y como nos lo
recuerda el Evangelio del día de hoy.
Este es el principio y el movimiento que se da en la Evangelización:
Encarnación y Ascensión, bajó y subió; bajó sólo, pero subió llevando a una
multitud. La fe que predicamos debe tener ese doble movimiento: descenso
y ascenso. Inculturación de la fe y Evangelización de la Cultura.
10.- No le tengamos miedo al principio de la Encarnación: el descenso. No
podemos olvidar que el Evangelio eterno irá expresado siempre en una
cultura temporal.
San Pablo no tuvo miedo de enfrentar los areópagos de aquel entonces:
Corinto, Roma, Atenas, Efeso, Tesalónica, Calcedonia, Antioquia eran
megalópolis equiparables a las actuales New York, Madrid, Tokio, Pekín,...
Él fue a esas ciudades y nosotros debemos ir a las nuestras.
Por fortuna, san Pablo (Hch 17,22-31) comprendió que su misión consistía
en llevar a los gentiles el Evangelio de Jesucristo, el mejor de los regalos.
Y para ello san Pablo se hizo gentil con los gentiles (1Cor 9,20-22). “Todo
esto lo hago por el Evangelio”. Expresó el Evangelio en las categorías
culturales que suponía podían ser la de los oyentes.
Albert Harnack expresará que el éxito del cristianismo primitivo fue su
capacidad para expresarse en las más diversas culturas (grecolatina, india,
copta, irania...), sin perder por ello su identidad. Allí se vió la asistencia del
Espíritu Santo.
11.- ¡No perder nuestra identidad! Es el principio de la Ascensión.
Igual que la encarnación sirvió para elevar la naturaleza humana, la
inculturación de la fe tendrá como consecuencia la evangelización de la
cultura. Y esto aún sin proponérselo. Cuando la fe echa de verdad raíces en
una cultura, no deja de actuar en su interior igual que el fermento en la
masa.
Esto nos lo recordará Pablo VI en el número 20 de la Evangelii Nuntiandi:
“Evangelizar no de una manera decorativa, como con un barniz
superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas
raíces, la cultura y las culturas del hombre”.
¡Vayamos al aula del mundo a enseñarle latín a Juan! Vayan por todo el
mundo a predicar el Evangelio.
LA TRIPLE PRESENCIA DE CRISTO.
Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo
cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los
días hasta el fin del mundo”.
13. 1.- Muy queridos amigos:
Hay una frase que se ha quedado como si fuesen puntos suspensivos: “Y
sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del
mundo”.
En este apartado quisiera que compartiéramos tres tipos de presencia de
Cristo en nuestra vida: la presencia en la Sagrada Eucaristía, la presencia
en el hermano y la presencia miseriosa de su gracia en el momento en que
más lo necesitamos.
2.- PRESENCIA EN LA EUCARISTÍA: Digamos que el Señor ha
encontrado, o ya se tenía reservada la fórmula para cumplir con ese
propósito suyo que convirtió en promesa: “Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Ya lo había mencionado
de tantas formas: “No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro
de poco el mundo no me verá, pero vosotros sí me veréis, porque yo
vivo y también vosotros viviréis.”
El amor auténtico y pleno nos pide la presencia, y se autoexige el vivir la
cercanía, la proximidad, el estar el mayor tiempo posible, en cantidad y en
calidad, junto a los seres queridos. Y cuando en algún momento nuestra
estancia física se hace imposible, por imperativos del deber, por motivos
insalvables, entonces el amor recurre, en su increíble e innagotable
creatividad, a mil estratagemas para así llegar a suplir esa ausencia
indeseable, larga o corta, de la persona amada, o de parte nuestra para con
la persona amada.
Y ahí tenemos la fotografía enmarcada y puesta en el lugar de honor o de
mirada más fácil, quizá sobre el escritorio o en el interior de la puerta del
closet, quizá en los útiles escolares o en un llavero, es posible que en la
cartera o en la fábrica; posiblemente la conservamos en el formato de
almanaque o quizá de tapiz en la computadora. Ahí está también en un
espacio especial el regalo significativo; o en un jarrón sobre un mueble el
ramo de flores; o, hasta hace pocos años, la repetida lectura de esa carta
recibida desde la otra orilla del país o del orbe, todo lo anterior para que la
caligrafía conocida, los rasgos y las palabras queridas en el papel suplan
aunque sea pobremente la separación involuntaria e insalvable en
momentos de nuestra vida.
¿Te acuerdas tú que colindas con mis años? Allí estaba antiguamente el
telegrama puntual, con pocas palabras pero importantes, en la actualidad se
utiliza el e-mail. Ahí estaba antes la llamada por teléfono, recibida entonces
en un lugar especial de la casa que se convertía en un espacio mágico y
ahora con la magia celular en cualquier espacio, pero que al escuchar algún
tono definido se sigue esperando con ansiedad y acelera el palpiteo del
corazón; hasta hace pocos años alguien presumía del videoteléfono como si
fuera un aparato de inteligencia sofisticado de las grandes naciones, y ahora
está al acceso de las grandes masas la videoconferencia desde cualquier
14. espacio en que virtualmente es posible ponerse en contacto. Todo lo
anterior no es más que manifestación de cómo nuestra búsqueda de que
esa voz y esa imagen telecercana puedan saciar, aunque fuere por unos
minutos, el hambre inhumana que experimentamos en la ausencia, por esa
necesidad que tenemos de la presencia de quienes más amamos.
Y es en este tenor de reflexión de ideas, en donde se nos permite
comprender que una de las pruebas de que Cristo ama a los hombres está
precisamente, en que cuando tiene que volverse al lado del Padre, porque
ha concluído perfectamente con su misión terrestre, y le urge recibir el
abrazo de recompensa paterna por la obra salvífica realizada entre los
hombres, Cristo no se resigna a dejar para siempre en la orfandad de su
ausencia física a los seres queridos. Y Él hallará, en el interior de su mente
divina y de su sacratísimo corazón, entre las riquezas insondables de su
omnipotencia que se mezcla con la sabiduría y el amor, una fórmula
perfecta de permanecer marchándose, de irse sin desaparecer, de estar
cercano aún en la distancia.
Y ¡fíjate!: que no será una foto borrosa con el tiempo ni un objeto
recordatorio, sino su presencia real, aunque bajo otra apariencia
insospechable para los hombres de aquellos tiempos y desbordante, por la
generosidad y el amor, para los hombres de estos tiempos: la Eucaristía. Ya
no se trata de los restos de un maná avejentado en un arca de la alianza
sino del milagro de todos los días en el que, por la pronunciación de las
imponentes y efectivas palabras consecratorias se sigue actualizando su
presencia real en el sacramento, y se nos ofrece el Pan de la vida.
Considero que, si no hubiera alguna otra prueba para demostrar la divinidad
de Cristo, bastaría la lucidez y el amor que ha tenido para implementar el
obsequio de la Eucaristía, como para que contempláramos la perfección de
su ser divino. Y es que, a ningún hombre se le hubiera ocurrido tan alto
gesto de afecto, y si lo hubiese pensado no hubiera podido hacer una cosa
semejante. Primero por el implemento mismo. Segundo, porque en la pura
psicología humana es imposible reaccionar así de generoso, cuando “en la
noche en que Él era entregado” y en la víspera de su sacrificio, Él
instituye el sacramento de su presencia permanente.
Un hombre normal, vulgar y corriente, como cualquiera de nosotros, hasta
se llega a alegrar de que por fin concluye con su tarea y que finalmente va a
poder alejarse de aquellos que no ha tenido más remedio que soportar
durante treinta o tres años, en sus inconsistencias, cobardías, traiciones,
discusiones, pretensiones y murmuraciones interminables.
Cuando mucho, si es humanamente muy generoso, dará por bien pagados
con la ausencia temporal esos sinsabores que ha tenido que sufrir por ellos,
pero dirá: “Ya está bien; me alegro de que todo haya terminado; ahí se
quedan. Les perdono, pero celebro el perderles de vista aunque sea
por un momento”.
15. Y resulta que las cosas han sucedido de otra forma: Cristo lúcidamente se
queda en su libertad. Y, mirándolo objetivamente, no tanto porque Él
necesite nuestra compañía, que tan mal le fue durante su vida mortal, y
menos aún teniendo la compañía perfecta del Padre, sino porque los
hombres íbamos a necesitar de su compañía.
Se trata de la solución de su presencia real en la Eucaristía para todas esas
“horas bajas”, que todos los hombres registramos en la esfera o en el
embudo de nuestro reloj personal; es su presencia real para esos días
difíciles de nuestros calendarios.
Se trata de una lección de convivencia y una invitación para que nosotros
asumamos la convivencia. Porque si Cristo quiere compartir nuestras horas
hasta el fin de los siglos, también nosotros debemos convivir con nuestros
hermanos.
3.- PRESENCIA EN EL HERMANO: Al igual que Jesús se ha quedado
con nosotros para siempre en la Sagrada Eucaristía, con una presencia
personal y sustancial, Jesús nos ofrece una lección de convivencia que
nos debe proyectar hacia nuestros hermanos.
Porque la invitación de la Misión Continental no es otro sino el
reencontrarnos y el reencartarnos, el recomenzar, el de nuestra conversión
personal y el de nuestra conversión pastoral. Y es que la promesa del
Resucitado que asciende es también la de su presencia con nosotros hasta
el final de los tiempos: “y sepan que yo estaré con ustedes todos los
días hasta el fin del mundo”.
Y si Cristo quiere compartir nuestras horas hasta el fin de los siglos,
también nosotros debemos convivir con nuestros hermanos. Verdadera
presencia eucarística de Cristo que nos habla de muchos granos de trigo
para formar un solo pan, y nos repite la muda y elocuente lección de nuestra
unión a pesar de todas las diferencias, que nunca deben ser superiores a la
convivencia pacífica entre los cristianos. “Donde haya dos o tres reunidos
en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.” Y si son dos o tres mil, o
dos o tres millones, es igual.
La presencia eucarística de Cristo nos debe recordar también la otra
presencia suya bajo las “especies” humanas. Si tenemos fe para
traspasar los velos sacramentales y llegar hasta reconocer a Jesús,
debemos también un suplemento de fe suficientemente largo como para
descubrir a Cristo tras el velo humano de los hombres. Si tenemos
suficiente vista espiritual para ver a Cristo Cabeza en la Eucaristía, también
debemos tenerla para contemplar a Cristo Cuerpo Místico.
No se trata de una conmiseración “piadosa”, sino de la entraña misma de
la solidaridad de Cristo con la humanidad. “Saulo, ¿por qué me
persigues?”, le pregunta Jesús a san Pablo, antes de convertirse al
cristianismo, cuando perseguía a los cristianos. Y en la hora de la verdad,
cuando se nos juzgue definitivamente, Cristo aplicará este baremo
16. sorprendente: “lo que hicisteis con ellos, lo hicisteis conmigo.” Hay una
presencia de Jesús en los hombres que nunca meditaremos bastante.
4.- PRESENCIA DE SU GRACIA: Y entonces, este Cristo que no nos
abandona nos recuerda que Él está con nosotros también en nuestra vida
íntima para asistirnos y sostenernos en los momentos en que más
precisamos una manifestación de su clemencia.
Nosotros los cristianos profesamos nuestra fe en el misterio de la gracia,
por el cual nos adherimos a una verdad que todos hemos experimentado: la
gracia de Dios que sana, que eleva, que fortalece, que auxilia, que nos
ayuda en lo habitual, y que también en los momentos de mayor exigencia
está eficazmente presente para asistirnos…
Ya hemos asimilado la presencia en la Eucaristía y también la presencia en
las especies humanas,… es ahora el momento de referir la presencia de
Cristo para los momentos difíciles. En este contexto te quiero recordar aquel
pensamiento que aunque anónimo es aplicable a todos nosotros. ¡Tú lo
debes recordar!
Habla sobre un hombre que recibe el regalo de contemplar en el cielo su
vida representada en una serie de escenas, que quedan plasmadas en la
arena húmeda a través de aquellos dos pares de huellas, las de él y las del
Señor. Los dos pares de huellas aparecen en la alegría, en la vida, en el
nacimiento, en la fiesta, en los logros, en la graduación, cuando hay
ascensos laborales, en las promociones, en el amor, en el matrimonio...
Pero de pronto hay algo que le sobresalta: En la arena húmeda desaparece
un par de huellas, y sólo queda uno, y esto acontece en los momentos de
amargura, en la soledad, en la enfermedad, en el despido laboral, cuando
alguien muere, en el infortunio, en el encarcelamiento... Aquel hombre se
encuentra de pronto sumergido en el desconsuelo y le reclama a Jesús:
“Señor, tú me habías prometido que siempre estarías conmigo.
Pero noto con tristeza en la arena al caminar
Que no están los dos pares de huellas que se debieran notar?
Dime, ¿en dónde están las otras dos que indican tu compañía
Cuando la tormenta azota sin piedad la vida mía?
Y el Señor me contestó con ternura y compasión:
Escucha bien hijo mío, siempre te amé y te amaré
Y en tus horas de dolor siempre a tu lado estaré.
Pero si ves sólo dos huellas en la arena al caminar,
Y no ves las otras dos que se debieran notar.
Es que en tu hora afligida, cuando flaquean tus pasos
No Hay huella de tus pisadas porque te llevo en mis brazos.
5.- ¿Te has dado cuenta? Absolutamente en ningún momento de la vida
estamos solos. Cristo, el Buen Pastor, nos lleva sobre sus santos hombros
en los momentos de dificultad. Te quiero invitar para que te abandones en
Cristo, puesto que Cristo permanece siempre a nuestro lado, y Él es fiel.