2. CANTO DE ENTRADA
Espíritu santo, ven, ven,
Espíritu santo, ven, ven,
Espíritu santo, ven, ven
En el nombre del señor.
Acompáñame, ilumíname, toma mi vida.
Acompáñame, ilumíname,
¡Espíritu Santo ven!
Santifícame, transfórmame, Tú cada día.
Santifícame, transfórmame,
¡Espíritu Santo, ven!
3. CANTO DE ENTRADA.
Oh Señor, envía tu Espíritu
que renueve la faz de la tierra.
Oh Señor, que mi alma te bendiga,
oh Dios, tú eres grande;
vestido de esplendor y belleza...
ASPERSIÓN DEL AGUA.
Un solo Señor, una sola fe, un
solo bautismo
un solo Dios y Padre.
Llamados a guardar la unidad
del Espíritu
por el vínculo de la paz,
cantamos y proclamamos:
Un solo Señor, una sola fe, un
solo bautismo
Un solo Dios y Padre.
4. Llamados a formar un solo cuerpo
en un mismo Espíritu, cantamos y
proclamamos:
Un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo
Un solo Dios y Padre.
Llamados a compartir una misma
esperanza en Cristo, cantamos y
proclamamos:
Un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo
un solo Dios y Padre.
5. Gloria a Dios en el cielo y en la
tierra paz a los hombres que ama el
Señor…
7. Lectura del libro de los Hechos de los
apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban
todos reunidos en el mismo lugar. De
repente, un ruido del cielo, como de un
viento recio, resonó en toda la casa
donde se encontraban. Vieron aparecer
unas lenguas, como llamaradas, que se
repartían, posándose encima de cada
uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo
yempezaron a hablar en lenguas
8. extranjeras, cada uno en la lengua que el
Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén
judíos devotos de todas las naciones de
la tierra. Al oír el ruido, acudieron en
masa y quedaron desconcertados,
porque cada uno los oía hablar en su
propio idioma. Enormemente
sorprendidos, preguntaban: «¿No son
galileos todos esos que están hablando?
Entonces, ¿cómo es que cada uno los
oímos hablar en nuestra lengua nativa?
9. Entre nosotros hay partos, medos y
elamitas, otros vivimos en
Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el
Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia,
en Egipto o en la zona de Libia que
limita con Cirene; algunos somos
forasteros de Roma, otros judíos o
prosélitos; también hay cretenses y
árabes; y cada uno los oímos hablar de
las maravillas de Dios en nuestra
propia lengua
Palabra de Dios.»PALABRA DE DIOS
10. Salmo 103.
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la
faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío,
qué grande eres! Cuántas son tus
obras, Señor; la tierra está llena de tus
criaturas.
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la
faz de la tierra.
Les retiras el aliento, y expiran y
vuelven a ser polvo; envías tu aliento, y
los creas, y repueblas la faz de la tierra..
11. Gloria a Dios para
siempre, goce el
Señor con sus
obras. Que le sea
agradable mi
poema, y yo me
alegraré con el
Señor.
R. Envía tu
Espíritu, Señor,
y repuebla la faz
de la tierra.
12. Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a los Corintios
12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no
es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay
diversidad de dones, pero un mismo
Espíritu; hay diversidad de ministerios,
pero un mismo Señor; y hay diversidad de
funciones, pero un mismo Dios que obra
todo en todos. En cada uno se
13. manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene
muchos miembros, y todos los miembros del
cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo
cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y
libres, hemos sido bautizados en un mismo
Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos
hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.
14. SECUENCIA
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el
cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus
dones espléndido; luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo. Ven, dulce
huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en
las horas de fuego, gozo que enjuga las
lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y.
enriquécenos.
15. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por
dentro; mira el poder del pecado, cuando no
envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón
enfermo, lava las manchas, infunde calor de
vida en el hielo, doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus
siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al
esfuerzo su mérito; salva al que busca
salvarse y danos tu gozo eterno
17. Lectura del santo Evangelio según San
Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero
de la semana, estaban los discípulos en
una casa, con las puertas cerradas por
miedo a los judíos. Y en esto entró
Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz
a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y
el costado. Y los discípulos se llenaron
de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros.
18. Como el Padre me ha enviado, así
también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre
ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu
Santo; a quienes les perdonéis los
pecados, les quedan perdonados; a
quienes se los retengáis, les quedan
retenidos.» PALABRA DEL SEÑOR
19. El Espíritu desciende sobre la comunidad
de los discípulos -"asiduos y unánimes en la
oración"-, reunida «con María, la madre de
Jesús» y con los once apóstoles.
Podemos decir, por tanto, que la Iglesia
comienza con la bajada del Espíritu Santo y
que el Espíritu Santo «entra» en una
comunidad que ora, que se mantiene unida
y cuyo centro son María y los apóstoles.
Homilía
20. Nuestra actitud no es sino una acción de
gracias por los dones recibidos de Dios por
medio del Espíritu Santo.
Dones que se expresan en la cotidianidad
de la misma vida, pero que, desde el
nacimiento de la Iglesia han sido
expresados con la perfección simbólica de
siete dones:
SABIDURIA ENTENDIMIENTO
CIENCIA
CONSEJO
FORTALEZA
TEMOR
DE DIOS
21. 1º DON DE SABIDURÍA: No es para que
sepamos muchísimo de muchas cosas; sino
para perfeccionar en nosotros ni más ni
menos que el amor, la caridad. Las almas
privilegiadas que de manera habitual han
recibido ese don han amado a Dios como no
tenemos ni idea; han aparecido ante el
mundo como unos loquitos que eran
capaces de hacer por Dios y por la gente
gestos heroicos.
22. 2º DON DE ENTENDIMIENTO:
Con él se entienden de manera admirable lo
más profundos misterios; por medio de ese
admirable don se ilumina nuestro
entendimiento y nos confiere una fuerza y
una eficacia santificadora, tal como la
necesita el evangelizador, el que se entrega
a la causa estupenda de dar a conocer al
mundo a Cristo el Señor, su Vida y su
Evangelio; al que deja su vida en los campos
de las Misiones.
23. 3º DON DE CIENCIA: Se trata de la
ciencia verdadera, de la que viene y va a
Dios en directo. Esta ciencia nos enseña “a
juzgar rectamente de las cosas creadas”. El
“hermano sol y la hermana luna” se las
inventó el corazón de San Francisco de
Asís con esta ciencia, que merece la vida
entera por conocerla y gustarla.
24. 4º DON DE CONSEJO: Ayuda mucho,
pero mucho, a esa virtud tan rara y muy
pocas veces tomada en cuenta que es la
prudencia, virtud casi desconocida y raras
veces empleada en nuestro vivir y en
nuestro actuar. Nuestras grandes
determinaciones en la vida están o deben
estar signadas por el don de Consejo, si es
que no queremos fracasar con nuestras
propias locuras o nuestros criterios
personales.
25. 5º DON DE PIEDAD: No es expresamente
para formar monaguillos piadosos –que
tampoco debe ser cosa fácil- sino que con
este don, el Espíritu nos hace descubrir a
Dios como Padre y quererle con todas
nuestras fuerzas; de paso nos estimula a
querer a nuestros hermanos, como Teresa
de Calcuta quería a los leprosos. Los dones
no tienen género. Son del Espíritu Santo y
basta.
26. 6º DON DE FORTALEZA: Se trata de una
fuerza del Espíritu Santo que resiste y
acomete según la necesidad del momento.
Él concede una fuerza y un valor increíble a
quienes asiste en los trances más difíciles de
la vida.
. Por algo la Iglesia creció con la sangre
de sus mártires. Pura fortaleza de Dios; don
bellísimo y absolutamente necesario en
nuestros tiempos.
27. 7º DON DE TEMOR A DIOS: Es un temor
pleno de amor. Un enamorado tiembla sólo
con pensar en que puede perder a su amor;
a la persona que es razón de su vida. Se trata
de un temor filial, el temor de Dios. San
Pablo lo sintió y debió temblar como la hoja
en el árbol. Temía que predicando a los
demás, él mismo pudiera ser borrado del
libro de la vida. muy digno de que lo
tomemos en cuenta y de pedírselo al Espíritu
Santo junto con los demás dones y regalos
que él nos hace.
28. Este pan y este vino es el don máximo
dado por Dios a la humanidad.
Agradecidos por su presencia real en
la Eucaristía, ofrecemos nuestro deseo
de experimentar, mediante su Cuerpo y
su Sangre, la divinización de lo humano
y la humanización de lo Divino: Dios
encarnado, muerto y resucitado,
presente por el Espíritu santo en la
comunidad cristiana.
OFRENDA DEL PAN Y DEL VINO
29. CANTO DE OFERTORIO
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer
oh mi Salvador;
el vino y el pan, el vino y el pan
de nuestro sudor.
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer con todo mi
ser: el vino y el pan, la tierra y el sol y mi corazón.
Hoy quiero cantar, hoy quiero cantar
de gozo y de paz.
Hoy quiero llorar, yo quiero saltar de felicidad.
Te vengo a ofrecer, te vengo a ofrecer
con todo mi ser: el vino y el pan, la tierra y el
sol y mi corazón.
31. COMUNIÓN.
•Ilumíname, Señor
Ilumíname, Señor con tu Espíritu.
Ilumíname, Señor con tu Espíritu.
Ilumíname, Señor con tu Espíritu.
Ilumíname, ilumíname, Señor.
Y DÉJAME SENTIR
EL FUEGO DE TU AMOR,
AQUÍ EN MI CORAZÓN, SEÑOR.
(bis)
32. 2.- Conviérteme, Señor con tu Espíritu.
Conviérteme, Señor con tu Espíritu.
Conviérteme, Señor con tu Espíritu.
Conviérteme, conviérteme, Señor.
3.- Transfórmame, Señor con tu Espíritu.
Transfórmame, Señor con tu Espíritu.
Transfórmame, Señor con tu Espíritu.
Transfórmame, Transfórmame, Señor.
4.- Inúndame, Señor con tu Espíritu.
Inúndame, Señor con tu Espíritu.
Inúndame, Señor con tu Espíritu.
Inúndame, Inúndame, Señor.
33. •Ven Espíritu Ven
//Ven Espíritu ven,
y lléname Señor
con tu preciosa unción.//
Purifícame y lávame,
renuévame, restáurame, Señor,
con tu poder.
Purifícame y lávame,
renuévame, restáurame, Señor,
te quiero conocer.
34. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, por dejarnos el Espíritu, el
mejor regalo que has dejado a tu Iglesia.
En esta vida tan agitada, necesitamos tregua
y descanso, alegría e ilusión. Necesitamos
purificar nuestras vidas, quemar lo viejo que
hay en nosotros y nacer cada día a una vida
nueva. Cambiar nuestra tibieza y desánimo
en entrega impulsiva y generosa.
Ven, Espíritu Santo, derrama tus dones
sobre nosotros, sobre nuestras
comunidades, sobre el mundo entero, para
35. que podamos seguir experimentando aquél
impulso renovador que transformó a los
discípulos el día de Pentecostés.
36. Tantas cosas en la vida nos ofrecen
plenitud, y no son más que mentiras que
desgastan la inquietud. Tú has llenado mi
existencia al quererme de verdad.
Yo quisiera Madre buena amarte más.
En silencio escuchabas la palabra de Jesús,
y la hacías pan de vida, meditando en tu
interior. La semilla que ha caído ya
germina y está en flor. Con el corazón en
fiesta cantaré.
37. Ave María, Ave María, Ave María, Ave
María.
Desde que yo era muy niño has estado junto
a mí, y guiado de tu mano aprendí a decir sí.
Al calor de la esperanza nunca se enfrió mi
fe, y en la noche más oscura fuiste luz.
No me dejes Madre mía, ven conmigo a
caminar, quiero compartir mi vida y crear
fraternidad. Muchas cosas en nosotros son el
fruto de tu amor. La plegaria más sencilla
cantaré.