Profesor de Lengua y Literatura. Secundaria em Biblioteca Escolar Juan Leiva
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Antología poética José Manuel García Gómez
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Educação
Material didáctico elaborado por Andrés Pulido, responsable de la biblioteca escolar Juan Leiva, para el encuentro literario con José Manuel García Gómez.
1. BREVÍSIMA
ANTOLOGÍA
POÉTICA
José Manuel García Gil
BECREA Juan Leiva
ENCUENTROS
LITERARIOS
Destemplanza
Enfermo
con un diccionario sobre las rodillas
buscando la definición
de garambaina, de húsar,
de martingala...
Enfermo y el olor
a vainilla de las páginas del atlas.
La tripa de los volcanes, la bandera
de un país remoto ondeando
deportivamente a las once de la mañana.
Enfermo y ya mi padre
coloca la mano en la frente de su hijo,
la fiebre sin prisas, pautada
por el pegajoso y denso diapasón del jarabe.
Enfermo y unas décimas
más tarde, la felicidad en casa y sin clases,
sanando de aquella enfermedad
Pero no de su destino.
Especie de paraíso
Tengo una biblioteca y una amante.
La biblioteca es alta y profunda
y la amante,
pequeñita, tímida, indocumentada.
Pero la enorme biblioteca tiene
todos los libros escritos
en una lengua que desconozco.
Y mi amante, a pesar de su simpleza,
maneja a la perfección
ese idioma extranjero.
Sin mis libros
Me sería imposible vivir.
Y también sin mi amante.
Ambos, estos libros míos
y este don suyo de lenguas,
me proporcionan sabiduría.
No puedo elegir.
Preferiría sin ellos, vivir sin mí.
Breve encuentro
No hemos vuelto a encontrar
a treinta y cinco años de distancia.
Y al verte puntual,
en la puerta convenida de unos grandes almacenes,
me pareció ver a tu madre,
echada en el umbral de tu casa
de Nicolás de Rivera, esperándote,
mientras a unos metros
te empeñabas en esconder tu boca
del asedio desbocado de la mía.
Nos hemos vuelto a reunir
y al ir a darnos un beso,
protocolario y tibio, en la mejilla,
como por arte de magia,
nuestros labios se han tropezado suavemente.
Dulce y malhadado destino.
Ha tenido que pasar por nosotros
el tercio de un siglo, el dolor,
la vida , la carne, todo
lo que nunca compartimos,
para que me tope con aquel beso
por el que porfié con catorce años.
2. BREVÍSIMA ANTOLOGÍA POÉTICA
1. El salón de los eclipses (Renacimiento, Sevilla,
2005)
El poemario, estructurado en tres partes (La
aventura, El eclipse y La noche) es un homenaje al séptimo
arte. En los dos siguientes poemas los recuerdos se hacen
presentes:
CINE EXIN
Como aquel cine de tu infancia
donde congelar la imagen, volver
de nuevo, una y otra vez, al beso
de la princesa,
avanzar hacia el inicio de cada historia,
suspender la horda de enanitos hambrientos,
la explosión de la trilita,
la caída del coyote
por el precipicio de tu alcoba.
No te dará la vida,
aunque mucho te empeñes,
semejante ocasión de detener,
de repetir la toma, el rito de retroceder
a cámara lenta o rápida,
de volver a protagonizar plano
por plano durante la proyección
alguna de esas imágenes
que aparecen y desaparecen.
Para poder ver
quince veces seguidas un fragmento
con la misma emoción del principio,
dábamos marcha atrás
sobre la pared a la película,
con la quimérica pretensión
de que igual sería posible
corregir el destino de nuestra vida.
lFLASH BACK
Es difícil para el que vive fuera del mundo,
no buscar a los suyos. MALRAUX
Un vehemente deseo de visitar mi casa,
después de tantos años, tan verdadera
de la infancia que no la recuerdo y está aquí,
detrás de la arboleda, recortada en medio
de interminables hileras de edificios
que bordean una maraña de calles,
brillantes por la seda de la lluvia.
no había vuelto a entrar. Vacía y en penumbra
permanece aún un ligero aroma a ollas sucias,
ese mismo olor monótono que humedece
mis ojos y me hace retroceder hacia la nada.
En la cocina, los muebles en el mismo lugar,
los mismos tarros de fideos, la mermelada
de naranja, la miel sólida, el almirez de bronce,
la luz del foco, la jaula bajo el trapo.
Quisiera desviar la mirada, pero algo
me obliga a no despegarla de aquel sitio.
Desde la penumbra del fondo me llega
enseguida la voz diáfana de mi madre.
¿Qué horas son éstas de llegar?
Hoy te toca a ti poner la mesa.
Afuera llueve y las calles brillan
convertidas en un hermosos cristal de cuarzo.
2. La belleza no está en el interior (Vandalia–
Fundación José Manuel Lara, Sevilla, 2016)
En La belleza no está en el interior, último libro del autor,
se lanza a explorar su cartografía más íntima. Sin ser una
poesía culturalista, se vale de una cita de Bob Dylan o en un
recuerdo de Carlos Edmundo de Ory. “Pero también aparece
aquel titular en el periódico que daba noticia del secuestro de
Aldo Moro, asociado para siempre a las canciones del primer
disco de Van Halen, recién descubierto. O un retrato de
Lewis Carroll, o un canto a Brigitte Bardot que es en realidad
una añoranza del padre junto al cual la descubrió, o ese beso
furtivo, casi accidental, perseguido durante toda su
adolescencia y conseguido al cabo de más de 30 años, se diría
que en otra vida. (Francisco Camero Sevilla, Maneras de
encontrarle sentido a la poesía, diariodecadiz.es).
Un hombre de letras
La verdadera vida no es reducible a la palabra
Habladas ni escritas, por nadie, nunca.
DON DELILLO
Punto omega
Escribir porque sí,
por ver si acaso, por verlas venir.
Escribir para acordarse, para recordarme,
no ya en ninguna batalla, en ninguna parte, en el cuerpo de /
nadie
hasta que solo el eco de un nombre
crezca en mí con la furia
con la que se destapa el agua de un torrente.
Escribir en la dirección opuesta a aciertas
/revelaciones,
tratar de no alcanzar la luz, de aproximar
a lo remoto lo cotidiano, de mezclar
el pasado con el presente y el futuro.
Escribir con dedos de plomo, saberlo todo
para decir nada acerca de la nada.
Escribir con cosas muertas.
Tomarlas y hacerlas caminar, hablar
sobre el papel y sobre el papel verlas reanimarse
como flores deshidratadas en el agua,
como peces agonizantes esperan
de alguien que los eche al mar.
Escribir para volver atrás,
para encender motores, soltar amarras,
ganar tiempo, remar en busca del nacimiento del río.
Escribir para escribirme yo,
para restablecerme
de la agotada y pestilente circunstancia humana,
como una medicina, para rescatar pedazos de mí
adheridos a ciertos suicidios, ciertas mujeres, ciertas
/ciudades,
a descascarados rostros malheridos.
Escribir para cambiar
el nombre de mi asesina, quitarle virtudes aburridas,
agregarle sabrosos defectos,
para crear algo que nunca nadie va a leer,
para ser otro en el acto impuro de estar escribiendo.
Para desaparecer ahora mismo.
Escribir y dejar la palabra.
A su aire. Dejarla hablar espontáneamente, sola,
como destrozar una almohada de plumas o hacer volar
una maleta de billetes que se desperdigan al viento
y ya nunca se pueden recuperar.
Para quedarme sin palabras, escribir.