El arte egipcio se desarrolló en estrecha relación con la religión y la monarquía. La civilización egipcia creó una arquitectura, escultura y pintura de gran belleza que representaba a los dioses y al faraón de forma estereotipada y simbólica. El aislamiento geográfico de Egipto limitó las influencias externas, dando como resultado un estilo artístico muy homogéneo enfocado en la precisión y perfección formal más que en la originalidad.