En este post me he sumergido en la pregunta para poder descubrir el universo de las conversaciones, de las comunicaciones con los otros seres humanos. ¿Te gustaría saber cómo logré dejar de pelear para comenzar a construir relaciones de confianza?. Sigue leyendo...
2. En sesión de coaching con uno de mis
clientes surgió esta exploración curiosa
de esta necesidad que tenemos los seres
humanos de tener la razón, o de que los
demás nos den la razón.
3. Como suelo hacer con mis clientes,
siempre dejo un espacio entre un cliente
y otro; una media horita, para quedarme
suspendida en la experiencia que acabo
de vivir con mi cliente.
4. Y es que; en cada conversación con mis
clientes surgen cosas tan poderosas, que
es maravilloso el darme este espacio
entre una cita y otra, para reflexionar.
5. Y hoy quiero explorar la pregunta:
¿Quién tiene la razón?
6. En un escenario de conversación cada una de las partes plantean
sus argumentos, muchas veces con el objetivo de que el
interlocutor pronuncie las palabras mágicas: “Sí, tienes razón”.
7. Y… ¿de dónde parte esta
necesidad de tener la razón?.
8. ¿Por qué es tan importante para
mi que me den la razón?
10. En una vida pasada (no hace muchos
años), yo era súper peleona.
Mis conversaciones giraban entorno a
imponer mi argumento a costa de lo que
fuera:
- Estrategias de
persuasión
- De manipulación
- De negociación
11. Y cuando ninguna de las anteriores me
funcionaba comenzaba a usar los gritos
en un canto desesperado por convencer
al otro de:
- ¡Yo estoy diciendo lo
que es!
- ¡Tú estás equivocado!
13. Si la otra persona no me daba la razón o no hacía
lo que yo quería, pasaba a la “lista negra”, cortaba
relaciones para siempre, y si sí me hallaba la
razón; sólo entonces, sí podía ser mi amigo.
14. Y; como te imaginarás también, el
balance final era que terminaba teniendo
muy pocos amigos.
15. Desde hace algún tiempo, he venido investigando el
tema de las comunicaciones: la comunicación asertiva,
el manejo de las conversaciones difíciles, etc.
16. Como resultado de estas investigaciones me di cuenta
que cuando mantenía mis relaciones desde la premisa
“yo tengo la razón”, el resultado era más de separación
que de unión.
17. En este proceso investigativo me comencé a apasionar
por los paradigmas: por esos anteojos que nos
ponemos para ver el mundo, y desde los cuales
observamos, analizamos e interpretamos “la realidad”.
19. … todos los argumentos eran válidos para él, pues lo
que veía con sus propios anteojos era Su Realidad.
Que yo tenía mis propios anteojos, desde los cuales
veía Mi Realidad.
20. Si tú ves el mundo desde tus propios
paradigmas, y yo veo el mundo desde los míos
propios, ¿Quién de los dos está viendo el
mundo como “realmente es”?
21. Y explorando esta pregunta, me di cuenta que cuando
en épocas antiguas intentaba que la otra persona me
diera la razón, lo que estaba haciendo era ponerle a la
fuerza mis anteojos con los que yo veía el mundo.
http://bit.ly/2fbreDH
Imagen tomada
de:
Anteojos, que no le
casaban a él, le quedaban
muy chicos, o muy chuecos
o muy grandes. Porque no
eran Sus Anteojos.
22. En la medida en que profundizo en mis sesiones de coaching con
mis clientes, una de las premisas que tomo en cuenta es el
proceso de rapport, que equivale a empáticamente meterme
profundamente en el mundo del cliente, ponerme Sus Anteojos,
para entender cómo está viendo el mundo.
23. Como esto ya me fluye de manera natural; el
ponerme los anteojos del otro me ha permitido; sin
darme cuenta, dejar de pelear.
24. Te lo digo de corazón, hace rato que no peleo. Bueno, una que
otra peleita chiquita sin importancia, pero pelear, pelear… ¡nop!.
Y esto no fue como: me levanté esta mañana y se me ocurrió que
ya no iba a pelear más.
Fue un proceso de transformación que se ha dado en mi de
manera profunda.
25. Si tengo una conversación con otro ser humano, sea mi
esposo, un cliente, un amigo, mis gatos; me he dado la
oportunidad de escucharlo profundamente, de ponerme
su anteojos y de buscar entender la manera como está
viendo el mundo.
¡No te imaginas lo poderoso que ha sido el
ejercicio!
26. Pues como, tengo durante la conversación los
anteojos de la otra persona, me asombro con la
curiosidad de un niño, de la manera como está
viendo el mundo.
27. Es como cuando te pones unos anteojos para ver en 3D, de esos
que te reparten en las taquillas de los cines. Y te metes en la
película; realmente te metes en la película, porque ves y sientes
todas las escenas de manera mucho más impactante.
28. Y así me ha pasado con mi experiencia de ponerme las
gafas 3D del mundo de la otra persona con la que estoy
conversando en cada momento.
29. Lo más hermoso de todo, es que he aprendido
montones. Mi interlocutor se siente cómodo en la
conversación, se siente genuinamente escuchado; y
como yo estoy frente a él con mente abierta, sin juicios,
sin el “quiero tener la razón” (porque ya dejó de tener
importancia para mi)…
…me sumerjo
profundamente en el
mundo de la otra persona,
y la relación que
construyes es infinitamente
enriquecedora para cada
una de las partes.
30. Y abandoné el paradigma del “quiero tener la razón”, y
ahora me dedico a tener conversaciones donde la
magia ocurre alrededor de escuchar genuinamente, sin
juicios, sin etiquetas, sin imponer argumentos.
31. Simplemente, tomando el mundo de la otra persona,
con la curiosidad del niño cuando descubre algo
nuevo.
32. Y ¿sabes algo?, ahora tengo muchos amigos y muchas
personas alrededor del mundo disfrutan conversar
conmigo.
33. Hoy entiendo que estamos conectados con los otros
seres humanos de manera profunda, y podemos
notarlo, en la medida en que abandonamos nuestros
propios paradigmas, y nos sumergimos con genuina
atención e interés en el mundo de la otra persona.
Y así es...
…como se construyen
relaciones de confianza.
34. ¿Te gustaría saber cómo puedes construir relaciones de
confianza?
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