1. MI RELACIÓN CON VENEZUELA
Mi hermoso país ha estado envuelto en miles de vicisitudes sociales producto
de una descomposición terrorífica de valores a lo largo de los años que lo han
situado en uno de los territorios más peligrosos del mundo; la tasa de
criminalidad es lo suficientemente alta como para tocarnos, como para helarnos
la sangre y paralizarnos la vida. Tan alta, que no hay manera de protegernos
del hampa. Todos tenemos experiencias e historias aterradoras en carne
propia o ajena, cercana o lejana. En mi vida he tenido 3 experiencias directas
muy amargas con la delincuencia debido a que las tres ocasiones he sido
víctima de robo a mano armada con sustracción de mis efectos materiales.
Incluso los más protegidos y que están cerca del poder político, han sido
víctimas del hampa; la criminalidad nos ha tocado, nos ha mirado de cerca, nos
han hecho sufrir e incluso huir del país.
Es por eso que muchas veces decimos, ¿tiene sentido el seguir creyendo que
algún día todas estas calamidades que vivimos como venezolanos van a
cambiar? La respuesta no la sabemos, estamos enfermos de miedo como
sociedad. Estamos arrinconados, encerrados en nuestros “espacios seguros”,
pero la realidad siempre nos toca y llega a lo más recóndito de nuestro ser y
nos hace reflexionar emocional y racionalmente. El predominio de las
emociones influye directamente en nuestra salud, en el bienestar psicológico, la
creatividad, en la percepción e interpretación del mundo que nos rodea, en
nuestras cogniciones y en las estrategias que diseñemos para enfrentar las
diferentes situaciones de la vida.
No conseguir la medicina, no tener suficientes recursos económicos para
soportar los gastos que eso acarrea o para pagar a otra persona que nos
ayude con la difícil situación, hace que muchas familias se entristezcan en
extremo e incluso se agreden entre sus miembros sin saber conscientemente el
por qué de su intolerancia o de sus emociones. Este bello país hoy en día está
envuelto en una aguda problemática social incontrolable, recuerdo que de niño
cuando iba al supermercado con mis padres ambos docentes conseguíamos
todo en un solo lugar y teníamos calidad de vida, el dinero alcanzaba para
esparcimientos sin lujos pero éramos felices, ahora el poder adquisitivo se fue
al piso debido a la mala gestión y erróneas políticas de los gobernantes
actuales que poco a poco han ido en detrimento de nuestra vida.
Ya somos expertos en reducir gastos, hacer intercambios o trueques de
productos por otros. Son nuestras fortalezas o alicientes ante el dolor, la
perdida y la escasez. La mayoría de nosotros nos apoyamos en la familia, en
los amigos y en recuerdos de momentos positivos….
2. Una crisis es una situación que nos estresa y nos causa angustia, porque no la
podemos manejar adecuadamente, utilizando los métodos a los que estamos
acostumbrados y que nos han dado resultados positivos en el pasado.
Nuestra actitud es determinante, tanto en la manera de vivir la crisis, como en
los resultados que obtendremos al final.
Yo trato que mis pensamientos no alimenten mis inquietudes.
Algunos estudios confirman, que alrededor del 75% de las preocupaciones de
la gente, nunca suceden. Por eso trato de desviar todo lo negativo, pero
tampoco soy muy ligero para abordar las situaciones, sé que la situación del
país no es la mejor de todas, pero siempre hay una luz en la oscuridad que nos
dice avanza y no desmayes, ten fe y sigue adelante. Ya finalizando este año
2016, muy cargado de factores que han hecho mella en los bolsillos y en las
fuerzas físicas y psicológicas de todos nosotros, debemos tomar todas las
previsiones para enfrentar de la mejor manera este año que por todos lados
pinta también complicado.
Pero no todo es crisis, en nuestro país existen también muchas cosas
positivas: sus paisajes, aunque me falta por visitar algunos no pierdo la
esperanza de hacerlo. Pero por el alto costo de la vida lastimosamente las
oportunidades de hacerlo por ahora se ven reducidas, la crisis es en todos los
sectores por lo tanto el esparcimiento se ha vuelto un lujo. Puede que el
problema sea vivir en esta Venezuela donde tenemos que desarrollar
estrategias para sobrellevar el ambiente violento y la escasez, Hay gente que
ha optado por irse, a algunos les va bien y a otros no tan bien, han sufrido
muchas veces de xenofobia pero dentro de lo que cabe para los países que
emigran hay alimentos y seguridad por eso lo hacen.
Con todo el dolor puedo decir que mi país no está bien, muchas veces el enojo
la melancolía y el miedo pueden ser fuentes de motivación para reparar
injusticias, quien no ha querido ver a los del gobierno tras las rejas, yo creo que
todos, incluyéndome, el enojo que me da ver a mi país así como está me crea
una fuente de motivación descomunal de luchar más que nunca para que mis
hijos y mis nietos disfruten lo que yo pude disfrutar cuando éramos felices y no
lo sabíamos. Debemos siempre evitar que la angustia interfiera con nuestras
facultades racionales. Las preocupaciones y problemas
no deben interferir con el trato en la sociedad.
Cuando me refiero a los aspectos de mayor preocupación para nosotros los
venezolanos desfavorablemente siguen siendo: la violencia diaria y sus
consecuencias, los aspectos económicos (bajo salario, desempleo, inflación,
escasez de insumos básicos) y los conflictos políticos.
3. He visto por las redes sociales personas comiendo basura, conozco casos de
familias que no llevan sus hijos al colegio por no tener comida, hemos perdido
peso por la escasez de proteínas grasas y azucares, por eso mi relación
emocional con mi país es un panorama complejo que es difícil plasmarlo en un
informe de trabajo, traté de resumir de una manera concisa todas mis
emociones ante la peor crisis que atraviesa mi país, Venezuela.
Alberto mejías
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