1. UNA INESINA
ES HUELLA A IMITAR
Dicen que uno siempre
vuelve a los lugares
donde amó la vida; que el
lugar más bonito del
mundo está donde
encuentras a las personas
que quieres y te quieren.
Que en la vida somos
aves de paso, pero soy
2. feliz de haberme alojado
en el seno de este nido.
Son doce los años que me
sirvieron para poder salir y
abrir las alas; doce años
en los cuales me formaron
para ser una mujer de luz,
para luchar por mis
sueños, para predicar el
Evangelio.
3. Recuerdo que ingresé con
apenas cuatro años y más
de diez inquietudes, es
claro, todos sabemos
cómo es un pequeño a
esa edad, moría por
descubrir la magia de las
letras y poder descifrar
alguna palabra, éstas me
llevarían a leer cuentos ¿y
por qué no? Me ayudarían
4. a años más tarde poder
escribirlos.
Tiempo después entendí
que no existía un amor
más bonito y una entrega
más sacrificada que la de
nuestra madre, la Virgen
María. Una mujer sencilla,
siempre dispuesta a
cumplir las cosas de
Nuestro Creador; y le
5. cantaba y oraba, para que
cuide a mi familia, aún lo
recuerdo como si fuese
ayer. Sí, oraba, porque
me enseñaron que ese
era el vínculo más
cercano que podía tener
con El Señor en mi
pequeñez. Fue entonces,
cuando mi corazón
inesino empezaba a
6. formarse; ya había dado
el primer paso, me sentía
una hija de Dios.
Me vi aferrada a Él desde
entonces, y aprendí a
alabarle, con el gozo de
todo buen cristiano, con la
alegría de mi infancia. No
puedo negar que se me
escapa una sonrisa cada
7. vez que observo a los
pequeños de ahora y el
gran amor que alojan en
sus corazoncitos por
aquel que nos dio el
milagro de la vida; esa es
una forma de predicar, de
dar a conocer su mensaje
al mundo. Y lo entendí: la
fe vive de obras, y una fe
8. sin obras es una fe
muerta.
Ya algo más grande y
madura, puedo reflexionar
acerca de lo que
realmente es ser una
inesina de corazón, no
solo se trata del tiempo
que pueda haber
transcurrido en este hogar
9. del saber. Se trata
también, del sentimiento
de orgullo que
experimentas cuando
entonas el himno de la
institución; es poder
entusiasmarte y sonreír
cuando se obtienen
nuevos logros y se
construyen nuevas metas.
Es tener el camino de la
10. santidad como ejemplo de
vida. Consiste en vivir
diariamente con el
carisma de los Dominicos;
es encontrarte con
alguien de tu institución y
sentirte en familia. Ser
inesina, es ser una mujer
emprendedora, aguerrida,
dispuesta a ser ejemplo a
seguir y hacer de la vida
11. ordinaria
extraordinariamente bien.
Porque quien tiene a Dios
en su vida poco se
equivoca, y el anhelo de
santidad es querer
parecernos a Él en su
pensar, sentir, su actuar.
Ofrecer nuestros actos a
Dios y motivar a los otros.
12. La formación teológica va
de la mano con la
formación misionera, y ser
inesina, implica ser una
joven dominica; es
además tener sed de
Dios, y poder hacer lío,
pero un lío de fe. Y sí, aquí
me inculcaron los tres
pilares de los dominicos:
comunidad, oración y
13. estudio. Gracias a ellos,
hoy me siento preparada
para volar y tomar
diferentes destinos; siento
que mis padres me dieron
el segundo mejor regalo al
traerme hasta aquí,
porque se estudia para
triunfar, y el éxito solo se
logra cuando uno
encuentra la felicidad.
14. Quiero terminar
resaltando que debemos
ser jóvenes con, por y
para Cristo. Porque una
dominica inesina, siempre
defiende la verdad, y no
hay amor más verdadero
que aquel que da la vida
por sus amigos. Sí, Santa
Inés es para mí el lugar
más bonito del mundo.
15. Hoy el polluelo que
conoció este hogar hace
más de una década ha
logrado extender las alas
para viajar hacia un nuevo
horizonte. Pero las
experiencias vividas
jamás se olvidan.
Este 2016 es un año
extraordinario, se
16. cumplen 800 años desde
que los Dominicos
iniciaron su labor de
predicación en el mundo,
“Hablando con Dios y de
Dios” Santo Domingo de
Guzmán, nos dejó un
legado de virtudes dignas
de imitar. Además, ésta,
nuestra Alma Mater
celebra 50 años
17. educando a la niñez y
juventud guadalupana,
siempre con entrega y
disciplina.
Finalmente, como alumna
de la promoción, quiero
agradecer por la
formación en valores y las
virtudes que sembraron
en cada una de nosotras,
18. porque gracias a ustedes
hermanas, maestros,
personal y compañeras,
crecimos como perlas
divinas en manos de
Nuestro Dios. Haré mi
mejor esfuerzo por ser
testimonio que irradie el
verdadero significado de
nuestro carisma. Me
siento orgullosa de haber
19. crecido en esta
institución, de formar
parte de la familia de las
Dominicas de la
Inmaculada Concepción,
y hoy quiero decir
firmemente que estoy
orgullosa de ser Inesina
de corazón.
-Fátima Peña Cerna.