13. Φαίνεταί μοι κῆνος ἴσος θέοισιν ἔμμεν᾽ ὤνηρ, ὄττις ἐνάντιός τοι ἰσδάνει καὶ πλάσιον ἆδυ φωνεί- σας ὐπακούει Me parece igual a los dioses el hombre aquel que frente a ti de sienta, y a tu lado absorto escucha mientras dulcemente hablas y seductora sonr í es. Lo que a m í el corazón en el pecho me arrebata; apenas te miro y entonces no puedo decir ya palabra. Al punto desfallece mi lengua y de pronto un sutil fuego me corre bajo la piel, por mis ojos nada veo, los o í dos me zumban, me invade un fr í o sudor y toda entera me estremezco, m á s que la hierba p á lida estoy, y apenas distante de la muerte me siento, infeliz.
14. Δ έδυκε μὲν ἀ σελάννα καὶ Πληίαδες· μέσαι δὲ νύκτες, παρὰ δ᾽ ἔρχετ᾽ ὤρα· γω δὲ μόνα κατεύδω. Se han sumergido la luna y las Pl é yades … es media noche; pasan las horas … y yo, duermo sola.
15. Ο]ἰ μὲν ἰππήων στρότον οἰ δὲ πέσδων οἰ δὲ νάων φαῖσ᾽ ἐπ[ὶ] γᾶν μέλαι[ν]αν ἔ]μμεναι κάλλιστον, ἔγω δὲ κῆν᾽ ὄτ- τω τις ἔραται· D icen unos que un ecuestre tropel, la infanter í a otros, y é sos, que una flota resulta lo m á s bello en la tierra oscura., pero yo digo que es lo que uno ama.
16. . D e nuevo, Eros que relaja los miembros me perturba. Subrepticio, incombatible, dulceamargo. Para ti, Atis, es odioso preocuparte por mí, y revoloteas hacia Andrómeda.
17. Ποικιλόθρον᾽ ἀθανάτ᾽ Ἀφρόδιτα, παῖ Δίος δολόπλοκε, λίσσομαί σε, μή μ᾽ ἄσαισι μηδ᾽ ὀνίαισι δάμνα, πότνια θῦμον· I nmortal Afrodita, la de trono pintado, hija de Zeus , tejedora de engaños, te lo ruego: no a mí, no me sometas a penas ni angustias el ánimo, diosa. Pero acude acá, si alguna vez en otro tiempo, al escuchar de lejos de mi voz la llamada, la has atendido y, dejando la áurea morada paterna, viniste, tras aprestar tu carro. Te conducían lindos tus veloces gorriones sobre la tierra oscura. Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo cruzaron el éter, y al instante llegaron. Y tú, oh feliz diosa, mostrando tu sonrisa en el rostro inmortal, me preguntabas qué de nuevo sufría y a qué de nuevo te invocaba, y qué con tanto empeño conseguir deseaba en mi alocado corazón. “ ¿A quién, esta vez voy a atraer, oh querida, a tu amor? ¿Quién ahora, ay Safo, te agravia? Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte; si regalos no aceptaba, ahora va a darlos, y si no te quería, en seguida va a amarte, aunque aún no lo sepa”. Acúdeme también ahora, y líbrame ya de mis terribles congojas, cúmpleme que logre cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra tú misma mi aliada.
18. ἶον τὸ γλυκύμαλον ἐρεύθεται ἄκρωι ἐπ᾽ ὔσδωι , ἄκρον ἐπ᾽ ἀκροτάτωι, λελάθοντο δὲ μαλοδρόπηες· οὐ μὰν ἐκλελάθοντ᾽, ἀλλ᾽ οὐκ ἐδύναντ᾽ ἐπίκεσθαι [. . . . . . . . . . . .] S ola, en alta rama, enrojece una dulce manzana, alto, en lo m á s alto, inadvertida a los recolectores. No, no inadvertida, es que no pudieron alcanzarla.
19. E ρος δ᾽ ἐτίναξέ < μοι > φρένας , ὠς ἄνεμος κὰτ ὄρος δρύσιν ἐμπέτων . Amor ha agitado mis entra ñ as como el hurac á n que sacude monte abajo las encinas.
20. Ἦλθες, κά‹λ᾽› ἐπόησας, ἔγω δέ σ᾽ ἐμαιόμαν, ἂν δ᾽ ἔφλυξας ἔμαν φρένα καιομέναν πόθωι χαῖρε πόλλα . . ἰσάριθμά ‹τε› τῶι χρόνωι Viniste. Hiciste bien. Yo te estaba aguardando. Has prendido fuego a mi coraz ó n, que se abrasa de deseo.
21. ANACREONTE DE TEOS 8 (69 D) Almorc é pellizcando un poco una ligera torta, y apur é una jarra de vino. Ahora suavemente toco la seductora lira festejando a mi querida ni ñ a. 9 (17 D) Saltando de nuevo desde la roca de L é ucade en el blanco oleaje me sumerjo, ebrio de amor. 10 (52 D) Remonto ahora mi vuelo hacia el Olimpo con alas ligeras para quejarme de Eros. Pues no quiere el ni ñ o compartir su juventud conmigo 11 (34P) Eros, que al ver que mi barba encanece, entre brisas de sus alas de reflejos de oro me pasa de largo volando. 13 (44 D) Canosas ya tengo las sienes y blanquecina la cabeza, pas ó ya la juventud graciosa, y tengo los dientes viejos; del dulce vivir el tiempo que me queda ya no es mucho Por eso sollozo a menudo, estoy temeroso del T á rtaro. Pues es espantoso el abismo del Hades, y amargo el camino de bajada... Seguro adem á s que el que ha descendido no vuelve.
22. ALCEO 19 (90 D) Zeus hace llover, baja del cielo una enorme tormenta y est á n helados los cursos de las aguas... Desprecia la tormenta, aviva el fuego, sazona, sin escatimarlo, el vino dulce como miel, y luego reclina tus sienes sobre un blando coj í n. 20 (96 D) Bebamos. ¿ A qu é aguardar las candelas? Hay un dedo de d í a. Descuelga y trae las grandes copas pintadas, en seguida. Porque el vino lo dio a los humanos el hijo de S é mele y Zeus para olvido de penas. Escancia mezclando uno y dos cazos, y llena los vasos hasta el borde, y que una copa empuje a la otra...
28. SOLÓN Relación causal de los actos del hombre y sus consecuencias: De la nube proceden la nieve y el granizo; y el trueno del brillante relámpago nace: el estado perece a manos de los fuertes, y el pueblo, ignorante, se postra a los pies del tirano.
29. Sol ó n. Eleg í a a las Musas Famosas hijas de Mnem ó sine y Zeus Ol í mpico, Musas Pi é ridas, escuchadme cuando os invoco. Concededme la felicidad que otorgan los dioses bienaventurados y gozar siempre entre todos los hombres de una buena fama; ser muy dulce para los amigos, y amargo para los enemigos, que mi vista sea para unos objeto de respeto, para otros de temor. Si bien deseo tener riquezas, no quiero obtenerlas de manera injusta. M á s tarde, llega certero el castigo.
32. TEOGNIS ELEG Í AS (Eleg í as, Libro I, versos 27-82)* /.../ Como tu amigo que soy voy a darte los consejos que yo mismo, oh Cirno, de ni ñ o, recib í de los hombres de bien. Se prudente y no busques honores, é xitos ni riquezas mediante acciones deshonrosas ni injustas. Conv é ncete de ello; y no trates con hombres viles, sino est á siempre unido con los buenos; bebe y come con aquellos, re ú nete con aquellos y s é grato a aqu é llos cuyo poder í o es grande. De los buenos aprender á s cosas buenas; pero si te juntas con los malos, estropear á s incluso tu buen natural. Aprende esta m á xima y trata con los buenos, y alg ú n d í a dir á s que aconsejo bien a mis amigos
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53. Εγ ὼ δ ᾿ ἔ σοπτρον ε ἴ ην, ὅ πως ἀ ε ὶ βλέπ ῃ ς με· ἐ γ ὼ χιτ ὼ ν γενοίμην, ὅ πως ἀ ε ὶ φορ ῇ ς με· ¡ Ojala fuera yo espejo, para que siempre me miraras!, ¡ Yo en vestido me convertir í a, para que siempre me llevaras! Agua quiero ser para lavar tu piel, ¡ En ung ü ento, mujer, me tornar í a para yo ungirte! ¡ Hasta cinta de tu pecho, perla en tu cuello y sandalia llegar í a a ser! ¡ S ó lo a m í con tus pies p í same! ( Anacre ó ntica )