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BAJAR AL ENCUENTRO DE DIOS 

Benjamin Gonzalez Buelta, 5.].
Suplementos N° 42 -k 43 'I, 44 -I' 

Diciembre 1995 

PUBLICACION DE LA COMUNIDAD MUNDIAL DE VIDA CRISTIANA 

C.P.6139-(Borgo S.Spirito 8)-00195 Roma-ITALlA 

Ediciones inglesa, francesa, espanola 

Directora: Roswitha Cooper
BAJAR AL ENCUENTRO DE DIOS 

Vida de oraci6n entre los pobres 

Benjamin Gonzalez Buelta, SJ.
Agradecemos a la Editorial SAL TERRAE el poder imprimir y ofrecer
esta obra para provecho de nuestros subscriptores a PROGRESSIO
PR6LOGO ......... 

I. 	 La panibola del oprimido
II.
III. 	 Una experienda unificadora.
IV. 	 El camino de la vida de orad6n
L La orad6n contemplativa
2. La orad6n de discemimiento .l
3. La contemplad6n en la acci6n
4. La celebrad6n comunitaria
V.	 El dinamismo de la vida de oraci6n
VI. 	 Una sintesis viva
VII. Sacramento privilegiado del encuentro con Dios .
VIII El escandalo de «la came mortal» .
IX. 	 Pedagogia de la vida de orad6n
INDICE
.
Rasgos de la experienda de Dios entre los oprimidos
. .
.
. . .
..
.
. . . .. . . . . . .
. .
1
5
3
19
27
27
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. . 49
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85
89
93
97
PROLOGO 

Poner este pequeno libro en las manos de las Comunidades
de Vida Cristiana, es una alegria. . .
Estas paginas tambien nacieron en medio de cristianos que han
comprendido que la comunidad es una dimension esendal de nuestra vi-.
dacristiana. La fe en Jesus nos cqnvoca y nos une para llegar juntos ala
plenitud de la vida. En este encuentro comunitario, la diferencia, la ori­
ginalidad de cada persona, se fortalece y se afirma como expresion de
un rasgo nuevo del Dios que nunca se repite en su creatividad infinita.
Nos fortalecemos uniendonos, no impohiendonos de manera indiVidua­
lista en competenda con los demas. Pedro, Juan, Tomas, l'iIiria... Cada
uno guarda su nombre propio; y lohace crecer, pero uno allado del
otro, nunca a costa del otro.
En segundo lugar, esta experiencia nace en comunidades pobres,
entre los excluidos de este mundo, los que sobran, los que son percibi­
dos como una amenaza que viene a romper nuestras sintesis teologicasj
nuestra tranquilidad y nuestros recursos. Cuando los marginados escu­
charon la palabra de Dios, fueron recuperando todo el sentido de su
dignidad ante un Dios que los hablaba de tu a tu, en el Jesus donde la
Palabra se hizo came y fue creciendo en una geografia marginal, y hablo
en el dialecto sospechoso de la confusa Galilea. AI empezar a decir ellos
su palabra, tambien la Palabra se fue haciendo came hoy en esta nueva
encarnacion, en existencias heridas y descalificadas.
Nuestro acercamiento al pobre, ya no es solo el del que lleva
una palabra, una ensenanza, una ayuda..., sino de manera mas profun­
da, el del que quiere contemplar la presencia viva de Dios entre los que
estan «fuera» (Lc 2,7), para unirnos a el, en su obra liberadora de todo
mal e injusticia.
1
No t6dostenemos la posibilidadde aeereamos'a los po­
bres de una manera directay permanenk.Pero todospodemos ir erc­
ciendo poco a pocoensensibilidad para conocersus problemas y cola­
borar segun nuestra capacidad en la ereaci6n de un mundo mas solida­
rio. Si nos acercamos al pobre de esta manera, nosotros mismos seremos
beneficiados, pues en este encuentro tambien nos acercaremos mas a
Dios, que se identifica sorprendentemente con los pobres y pequefios.
Finalmente; estas paginasestari escritas dentro de la espir#uali­
dad ignaciana. Este carisma vivo, que recibimos eonstantemente de
Dios, nos prepara de una manera especial para ·acercamos a la realidad
tan compleja, al mundo real con' todos sus desafios. En los Ejercicios
'Espirituales contemplamos.a Jesus, Rey etemo, anunciando lallegada
del Reino en medio de plazas y caminos. Por el mismo centro de la rea­
lidad, brota la.vida nueva.
Las Comunidades de Vida Cristiana, al ir hoy en el seguimiento
de Jesus,t?mblen anunciansufe en elDios de la vida etlllledio de las
sombras de la increencia., y luchan porIa justicia del Reino en una tierra
donde la miseria ha alcanzado niveles atetradores.
La experiencia que recogen estas paginas ha nacido "abajo", y
"fuera", donde estanlos pobres. Es peqllefia como un granO de'mostaza
(Me 4,30-32). Pero puedecrecer sila sembramos en una tierra acogedo­
ra. Nos puede ayudara crear unaestructura espiritual para "bajar ~ en­
cuentro de Dios", hasta la humanidad hundida donde Dios se manifies­
ta hoy con la fuerza liberadora desu Reino.'
Benjamin Gonzalez Buelta, S.].
2
I. 

La parabola del oprimido 

3
En los campos de la Republica Dominicana crece una hierba
, que 19S campesinos llaman «junquillo». Tiene media docena
de hojas alargadas.;,Pordebajo de la tierra se van extendiendo sus rakes.
en todaslas direcciones, detal manera que, cuando se arranca una plan­
ta, a los pocos dias nace otra allado. Es imposib1e eliminarla.
Un ilia vi echar una capade asfalto en el patio de una casa para
acabar con todo el junquillo. Pero, algunos dias despues, unas hojas pe­
quenas emp~zaronasacarslls,cabezas verdes a traves del asfaltonegro.
~Como unas hojas tan fragiles pueden atravesar un asfalto tan
duro? ~Como se incubaen el misterio de la tierra .esta vida tan fuerte?
, Cuanqo nos insertamos entre los hombres oprimidos por es­
tructtiras duras como el asfalto, no solo encontramos la muerte, sino
tambien una red de vida, deresistencia, de organizacion, de solidaridad,
que la. opresion no ha podido eliminar. .
Caminamos haciael encuentrp de los oprimidos,e inseparable­
mente caminamos,cori los mismospasos, hacia el encuentro con Dios
oprimido bajo el asfwto, Dios crea inagotablemente vida y libertad en el
secretode esta tierr~fecundahasta que llegue la hora y brote la justicia.
4
II 

Rasgos de la experiencia 

de Dios entre los oprimidos
Galileos, c'que haceis ahi, plantados, mirando al delo?
(Heh. 1,11).
Tened entre vosotros la misma aetitud del Mesias Jesus:
El, a pesar de su condidon divina, no se a/erro a su eaie­
goda de Dios; al eontrario, se despojo de su rango y tomo
la eondicion de esclavo, haczendose uno de tantos...
(Flp. 2,5J).
Frecuentemente hablamos de «subir» al encuentro de Dios.
Sin embargo, Pablo habla de «bajar» hasta el esdavo Jesus.
.Cuando la Iglesia latinoamericana haempezado a mirar hacia
abajo, el imperio nos esta invadiendo con sectas que nos invitan a mirar
hacia arriba. «Pobres de America Latina, !AUe haceis aU mirando a fa tie­
rra llena de problemas?, mirad hacia el delo limpio donde Dios estd y de
donde nos llegara la uniea salvadon». Son los nuevos «angeles» con un
mensaje contrario al que se les dio a los apostoles en el monte de la as­
cension.
5
Ante cualquier intento de estancarnos mirando alcie10 con una
nostalgia paralizante, somosinvitados a mirar 1a tierra y el futuro donde
Dios se va manifestando. Los disdpulos fueron devueltos a Jerusalen
donde mataron aJesus, y donde elios noer~ mas que un pequeno grupo
amenazado. Fueron devueltos a 1a historia,donde tenian que construir el
Reino desde su pequenez, en seguimientodeJesu~, hasta que E1 vo1viese.
Jesus surgi6 abajo, broto desde el fondo de 1a sociedad. La cue­
va de Belen, su acento de campesino'galileo, las carceles del Sanedrin y
de Pilato estabanabajo. De esa existencia brot6 el futuro radicalmente
nuevo.
«Cuando decimos que Jesus subi6 a 10 alto, ese 'subi6' supone
que habfa 'bajado' antes a 10 profundo de 1a tierra» (Ef 4,9). Jesus se
, movi6 con predileccion entre los marginados de 1a tierra, invit6 a cami­
nar a los paralizados por el mundo dela sinagoga, y sus amiios mas cer­
canos sentian como El todo el peso sodal y religioso que pesaba sobre
el pueblo desde arriba.
. Cuando fue «uno de tantos», experiment6 a Dios como Padre
de bondad y cercanfa. Comprob6 con alegrfa como el Padre revelaba su
proyecto a los sendllos y 10 ocultaba a los sabios y entendidos (Lc
10,21). Ese ocultamiento y esa revelaci6n Ie llevaron a dar gracias con'
una gran exclamad6n. En su descenso se fue entregando ala obra del
Padre que se Ie revelaba y 10 llamaba desde la cruz.
Los dioses idolatricos de este mundo estan arriba, y buscan
adoradores, seguidores ciegos de sus ideas, adictos consumidores de sus
productos, seducidos fanaticos de su espectaculo, mana de obra barata
de sus residencias delujo, multiplicadores sumisos de su capital.
El Senor de 1a historia no pesa desde arriba. Aunque sea con la
.fragilidad de las primeras comunidades en el mundo del imperio roma­
no, los cristiahos experimentan que algo nuevo nace. Asf han pasadode
ser esclavos a ser martires, testigos dela liberad6n de Dios. Paraencon­
trarnos hoy con Dios tenemos que mirar hada abajo, y dirigir hacia alli
nuestros pasos y nuestros compromisos.
6
Dios muere fuera de la ciudad
]dsus, para consagrar al pueblo con su propia sangre, mu­
rio /uera. de las murallas. Salgamos, pues, a encontrarlo
/uera del campamento, cargados con suhumilladon, que
aquf no tenemos ciudad permanente, andamos enbusca
. de la /utura (Reb 13,12-14).
La carta a los hebreos nos invita a sallr fuera de la ciudfj.d, don­
de Jesus fue asesinado, para encontrarlo. Hay que buscar fj. una 'persona
que no tenla sitio dentro de lasociedad, segun los dirigentes de este
mundo, para encontrarnos con Dios.
La vida religiosa sali6 primero hacia los desiertos geogriificos,
lejos de la corrupci6n ciudadana. Mas tarde, sali6 hacia los desiertosd~
monasterios y conventos. Alli solos frente aDios, enfrentados al comba­
te espiritual, iluminados en su despojo por la cercania de Dios, eran un
grito de absoluto paratodo el pueblo.
La vida religiosa ha salldo hoy al desierto de la marginalidaden
los barrios y en los campos. Alii estan los que la sociedad ha'excluido,
~eres de «categorfa inferior», como material de relleno sobre los que se
construye el «progreso». En este encuentro uno queda reducido al si­
lencio, y empieza a mirar de manera'nueva la ciudad, la Iglesia, la pala­
bra de Dios y la propia historia personal. En este silencio empieza un
combate interior con la complicidad personal, y una lucha contra los
demonios exteriores encarnados en leyes, instituciones y personas.
En la marginalidad comprendemos que no tenemos «ciudad
permanente» en todo el verdadero sentido de la palabra. Cuando un
de;salojo urbanoenfila sus maquinarias modernas, para echar los pobres
todavia mas lejos, contra las casas.de maderil vieja, en pocas horas todo
queda reducido.a un mont6n de basura que se,limpia para «sanear» la
ciudad. Junto con las casas, arrasan las organizaciones. populares, las
amistades, las pequefias seguridades construidas lentamente;entrela mi­
seria, yel camino corto a un trabajo mal pagado que permite sobrevivir.
7
Jesus encontro al Padre en el desierto yla soledad de la crea­
cion, pero tambien en la marginalidad, que es el desierto de la historia.
Los evangelistas nos presentan con frecuencia a Jesus orando en el
monte, 1ejos de sus disdpulos. Pero tambien se encuentra con el Padre
que Ie llama Hijo predilecto (Lc 3,22), cuando se bautiza solidariamente
con un pueblo pobre y pecador. .
La vida religiosa ha salido fuera de la ciudad, cargada con la hu-'
millacion de los marginados, mirada con sospecha. Ahf seencuentra
con un pueblo ajusticiado, pero que construye «la ciudad futura» de la
libertad y la justicia. Aldejar su propio campamento ysalir al desierto
de lahistoriase encuentra con Dios y con el pueblo que hansido echa­
dos fuera.
8
Claustrose imagenes del Dios oprimido
Vuestro cuerpo es un templo del Espiritu Santo (lCor 6) 19)
La vida religiosa hacreado espacios de silencio y de arte para
ayudar·a la contemplacion. Recordambs claustros trabajados durante
afios, con grandes. baldosas de piedra en el suelo, columnas esbeltas,
rostros de angeles en los capiteles. Los signos de la fe salian al paso del
corttemplativo en nichos y paredes.
En la marginalidad encontramos callejones estrechos e irregula­
res, donde se descompone la basura hasta la proxima lluvia que 10 lim­
pie todo.· Avanzamos entre ranchos construidos con madera vieja, re­
mendados con los desechos de la sociedad de consumo, cartones y plas­
ticos con etiquetas comerciales. Vivencon amenazas permanentes de
derrumbes, inundacione~ y desalojos. En estos callejones sin intimidad
familiar juegan los niiios, se enfrentan las discusiones y se celebran las
fiestas. De aquf huyen los jovenes arriesgando la vida en embarcaciones
ilegales y fragiles hacia pafses vecinos, en evasiones de droga, 0 en ideo­
logfas y grupos hacia suei'ios imposibles. Aqul se tejen tambien las soli­
daridades y la fortaleza ante la vida de los que sobreviven. Tambien en
esta tierra, brotan las comunidades cristianas capaces de comprometer­
s~ y cantar su esperanza. Estos son nuestros claustros. Cada persona es
templo de Dios.
Pero siempre Ie fue facil al hombre enmudecer las estatuas con
flares y luces. Los rostro.s que encontramos aqui son mas desafiantes
para el contemplativo que las imagene~,.y los hombres consumidos son
mas cuestionadores que las estatuas yacentes de los sepulcros. Los an­
geles de los capiteles.son mudos ante estos ninos que te siguen con la
mirada. Esta,es la imagen del Dios vivo. A veces es una palabra que
candena y denuncia como una espada de dos filos (Heb 4,12) en el gri­
to de los pobres, y a veces es bondad y cercania en sucompromiso por
el Reino.
9
·Dia a rua, la mirada contemplativa va sacando ala luz, con mas
hondura que el cincel, el rostro de Dios en esta realidad dura como la
piedra. Lentamente, las personas y los nombres sevuelven transparep­
tes y podemos percihir la <<igloria de nios en el hombre». En el silencio
contemplativo esperamos que en medio de la noche brillen los signos de
la vida nueva. Con el trabajo apost6lico van naciendo las comunidades y
organizaciones al servicio del Reino.
Las personas y los callejones se hanido transformando en un es~
pacio de comunicaci6n coriel Dios vivo, hmcho mas fuerte que cual­
quier daustro 0 estatua:Dios estaaqui'comprometido, es e1 resucitado
de la muerte,. una presencia imposible de ap~gar, un misterio Pascual
que se reve1a libre e imprevisible.
10
Enloshuesos secos delpueblo
El Espiritu £el Senor·me 'llevodejandome en un valle to­
do lleno de huesos... iPodran revivir estoshuesos? Nues­
tros huesos estancaldnados, nuestra esperanza se ha des­
.vanecido, estamos perdidos. Yo voya abrir sus sepulcros...
ylos voy a llevar a fa tierra de Israel... In/undire mi Espi­
ritu entre vosotr05 para que revivals ... (Ez 37,1-14)
El pueblo exiliado en Babilonia vive una situaci6n tan dura que
es comp~rado a un valle Ileno de huesos secos y calcinados.
Antes que Ezequiel, otros profetas hablaron un lenguaje parecido.
A los opresores del pueblo les dice Miqueas: «Arrancais fa piel del cuerpo,
fa carne de los huesos, os com,hs fa carne de mipueblo ... » (Miq 2,3).
Nuestros barriosmarginados estan siendo reduddos, tambien, a
huesos secos. La situaci6n actual deteriora cada vez mas la situad6n del
pueblo. El hambre crece, las medicinas son inalcanzables, las enferme­
dades se hacen cr6nicas, y los trabajos son escasos, duros y mal paga­
dos. Los ranchos tambien se van convirtiendo en sepwcros de un pue­
blo que pierde su esperanza y dice: «Nuestros huesos estan calcinados,
nuestr~ esperanza se ha desvanecido, estamos perdidos». (Ez 37,11).
El profeta anuncia el proyecto d~ Dios al pueblo. Abrira los se­
pulcros, los sacara de lossepulcros, les infundira su espfritu para que
revivan, y losestablecera en su tierra. A traves de este proceso de libera­
ci6n,«sabran que el Senor 10 dice y 10 hace». El pueblo se encontrara
con el Dios de la historia al experimentar en su propia carne lanueva
vida y la libertad.
Esta experiencia la vive tambien Jesus. En la aceptaci6n de su
mensaje de liberaci6n, las manossecas recobran vida, y los CUerpos pa­
raHzados cargan con su camilla. Los ignorantes enmudecidos del pueblo
empiezan a hablar y a ensefiar a los sabios. Jesus va congregando en tor­
no a su persona, en una comunidad, los inruviduos dispersos, naciendo
un pueblo nuevo.
11
La vida religiosa ha optado por entrar en este pueblo y partici­
par de alguna manera de esta situaci6n de muerte. No es la carcel ecle­
sial de las experiencias misricas de San Juan de la Cruz·0 de Ignacio de
Loyola. Ni la carcel del imperio Romano que apresa a Pablo. Es 1a car­
cel de un pueblo entero preso entre barrotes y cerrojos econ6micos,
ideo16gicos, militares, politicos, dificiles de abrir como puertas de se­
pulcros bien custodiadas y selladas (Mt 27,26), donde se consume esa
«mulritud inmensa» (Ez 37;10). Pero eli esta situaci6n de muerte, tam­
bien hacemos la experienciadel Dios de la historia que revive los hom­
bres reducidds a los huesos, los congrega en comunidades y los hace sa­
lir caminando hacia un futuro de justicia. La vida religiosa se hace tesri­
go de esta intervencion de Dios, y se transforma en un signo mas lumi­
noso de la plenitud escato16gica.
12
La locura que nos hace fibres,
Cuando Dios mostr6 su saber, el mundo no reconoci6 a
Dios a traves del saber; por eso Dios tuvo a bien salvar a
los que creen por la locura que predicamos. (1 Cor 1;21)
Lacreaci6n, con su belleza fascinante, con su fecundidad inago~
table, con los misterios que desafian a los cientfficos de todas las epocas,
es una palabra del amar creador de Dios.Por eso siempre ha sido un
camino natural hacia el encuentro con Dios.
Pero al mirar la creaci6n desde abajo, aparece herida por alam­
bradas que son expresi6n de rapilia. Los planes urbanisticos con sus de­
corados no pueden ocultar la mise'ria que se extiende incontenible, que
trepa par los cerros bordeando las grandes ciudades, surge casi repenti­
namente en la cercania de las autopistas y lanza sus hijos a las calles co~
merdales. Ya no se puede contemplar la belleza sin escuchar el dolor de
la herida. Los pajaros comen y las flores se visten de bellos colares. Pero
el hombre, que es mas que pajaros y flores, ~por que no come, ni se vis­
te, ni se mueve libre? Hay que buscar el Reino de Dios y su justicia para
curar la herida (Mt 6,33). '
En la creaci6n, Dios aparece rodeado'de brillo y con manto de
estrellas, y es El quien pregunta al hombre: «r!Has mandado en tu vida a
la manana 0 has senalado su puesto a la aurora?» (Tob, 38,12). Pero ante
la herida de la creaci6n, ante la prosperidad del malvado y el sufrimien­
to del pobre, es el hombre quien pregunta aDios: «r!Por que.siguen vi­
vos los malvados y al envejecer se hacen mas ricos?» (Tob, 21,7).
Jesus aparece, en'el comienzo de su misi6n, como una manifes­
taci6n de la fuerza creadora y liberadora de Dios a traves de los mlla­
gros y del entusiasmo del pueblo. Pero en la Ultima parte de su vida van
desapareciendo los signos prodigioso$ del Reino, y su vida se va hun­
diendo en una fidelidad oseura 'y mal comprendida por todos. La cruz
fue desconcierto para los discipulos,escandalo para los judtos y necedad
para los paganos.
13
Pero la locura de Dios,es sabia y, sit debilidad, mas poderosa que
los hombres (1 Cor 1,25). La creaci6n va viviendo su liberaci6n en me­
dio de dolores de parto (Rom 8,22). La contemplaci6n de la creaci6n'se
realiza en este proceso de alumbramiento en el que Dios mismo esta
comprometido hasta la cruz de Jesus. '
El pueblo no' s610 contempla la belleza de la tierra, y la trabaja
paraproducir los ali:mentos, sino que tambien abre surcos en la historia'
donde sembrar el futuro dela comuni6n y la justicia. Al vivir el pueblo,
como nuevo servidor crucificado en seguimiento deJesus, quiere liberar
la tierra para que realmente, el agua que elPadre envia para todos, lle­
gue a lastierras pobres y pequefias lomismo que alas grandes.
La experiencia del Dios creador yliberadorse unen de tal ma­
nera,que no se pueden separarni en el trabajo ni en la contemplaci6n.
En una tierra,esclava, crear es liberar. Si no, -todos los descubrimientos
de la vida humana son robados, en su mismo surgir, para acumular ri­
queza y bienestar por un lado, frustraci6n yopresi6n por otro. .
14
Como la pequena comunidad de Corinto, compuesta de gente
sencilla (1 Cot 1,26), solo en la «locura de la cruz») se puede encoritrar
el sentido de un compromiso por una liberacion que se pierde en el ho­
riz:onte.
La Pascua que resucita el cuho
Retirad de mi presenCia el, barullo de los cantos) que jluya
como agua el derecho) y la justida como arroyo perenne.
(Amos 5)23-24)
No os olvidiis de la solidaridad y de hacer el bi,en) que ta­
les sacriJiCios son los que agradan aDios». (Rch. 13)16)
Los ritos establecidos llegan a las celebraciones liturgicas en la
pagina correspondiente de los libros, con la seguridad de los dias del
calendario y de las estaciones. Los podemos esperar en ellugar estable­
cido y a lahora precisa sin temor de que falten a la cita.
Pero la vida viaja de manera diferente. Aqui abajo es impredeci­
ble, se mueve en un equilibrio precario y estalla de manera repentina
con tormentas de violencia acumulada por la opresion. Otras veces se.
estanca en una monotonia apaleada y sin salida.
Pero tambien es sorprendente la profundidad de la fe y la forta­
leza de la bondad. No hay peligro de que esta vida'quede presa dentro
de la palabra de Dios, pero SI es posible que no quepa dentro de cere­
monias y exegesis nuestras. La palabra de Dios fue vida antes de ser pa­
Iabra escrita. Fue palabra eficaz, que nQ regres6 a Dios antes de empa­
par la tierra y realizar su encargo (Is 53,11).
Cuando la palabra de Dios yia vida sacramental que nos ha
trasmitido la Iglesia se encuentran con el Espiritu vivo en estos cuerpos
que son$U templo, su fuerza y su gemido(Rm 8,26), .entonces nace una
liturgia viva:
15
He visto las celebraciones mas alegres entre las comunidades
mas pobres. No eran una evasi6n. En sus palabras y oraciones habra la
lucidez de los profetas, y en 'sus cuerpos resucitados se podfan tocar las
huellas de los clavos que el compromiso por la vida y por el Reino dej6
en sus manos y en sus pies.
No eran celebraciones rfgidas por la costumbre, ni ciencia, ni
una inversi6n segura ante Dios por su exacto cumplimiento. Ellengua~
je, los cantos, los gestos, la exegesis, han nacido enesta tierra, y tienen
su col~rido, su sabidurfa y su sab~r.
La vida religiosa baj6 a reconciliarse con su hermano que tenia
una queja contra ella (Mt 5,24). Confes6 que habfa malgastado sus dias
en tierras lejanas. El pueblo Ie'abri6 su casa, supascua dolorosa y su
fiesta. En esta acogida al perd6n y a la pascua de los pobres, nos hemos
encontrado con Dios que camina en medio de su pueblo! y que esta en
el centro de la celebraci6n enjugando toda lagrima (Apoc 21,3-5).
16
Encuentro con Dios que camina con el pueblo
Sefior caminaba delante de ellos, de dia en una colum­
na de nube, para guiarlosj de noche, en una columna de
fuego para alumbrarlosj asi podian caminar dia y noche.
(Ex 13,21)
Con los mismos pasos con los que nos acercamos al pueblo po­
bre para comprometernos con el, tambien nos acercamos a Dios para
encontrarlo y caminar con E1. Este encuentro no depende s610 de noso­
tros para responder a Dios que nos llama, sino tambien del pueblo que
nos acoge y nos admite a su intimidad. La inserci6n es un regalo.de
Dios que llama y del pueblo que acoge. Este encuentro marca nuestra
persona para toda Ia vida. Nuestra identidad religiosa no se diluye, se
define de manera nueva. Este proceso empieza con la llamada de Dios
para salir hacia el margen. .
Pero llegar hasta el fondo del pueblo supone un largo camino.
~C6mo avanzar en medio de ese laberinto de simbolos, de lenguaje, de
falsas entradas, como trincheras que impiden llegar hasta el fondo .de su
realidad? Tal vez, tambien les impiden a ellos salir hacia la comuni6n.
Porque en el fondo hay corrientes de vida, de solidaridad, de comu­
ni6n, que vienen caminando por las venas del puebiodesde lejos. Es un
caudal fuerte que ha sido engrosado a 10 largo de los siglos en-cada can­
to y cada lucha.
Toda esta realidad llega hasta nosotros como el pan caliente de
cada jornada, como un mana que hay que recibirlo cada dia, enla medi­
da justa en que se nos reparte. En 10 que tiene de luz, empieza a cami­
nar dentro denosotros como fuego ardiente que a veces ilumina y a ve­
ces quema. A traves del fuego, Iograremos separar en nosotros el metal
de Ia escoria y ser boca de Dios (Jer 15,19). La comunidad religiosa va
naciendo lentamente como un signo de comuni6n y de esperanza.
Moises ayud6 a que el pueblo se dejase conducir por el Dios
que iba delante hasta el Sinai, la alianza y la tierra prometida. Pero el
17
pueblo llevo dentro de SI a Moisesa traves deun desierto que no se
puede atravesar solo.
Jesus formo y condujo la comunidad de disdpulos hasta las
fronteras dela pasion y dela muerte. Pero el grupo de disdpulos dio a
Jesus el calor de la amistad, y ayudo a hacer crelble el anuncio de un
Reino que crea comunidad, y que no se puede anunciar en solitario. Y
todo el pueblo Ie dio a Jesus una historia., una raza, una lerigua. Le per­
mitioser verdaderamente uno de nosotros, «uno de ,tantos» (Filp 2,7).
En este camino con Dios,Y con el pueblo, en algUn momento
podemos quedar como descoyuntados entre dos solidaridades que pa­
receri alejarse. «Senor, iPor que maltratas a este pueblo? iPor qulme has
enviado?» (Ex 5,32). Pero en otras ocasiones vivimos en comunion festi­
va en Iii celebracion y en el trabajo, en medio del pueblo, para avanzar .
dentro de el hacia la tierra nueva, y hacia la plenitud del encuentro con
el Dios nuestro que «va delante». .
18
III 

Una experienciaunificadora
Union de ntistica yprofecia
Las comunidades insertas entre los pobres son consdentes de la
injusticia de una manera vital. Constantemente entra por todos los sen­
tidos la miseria dentro de nosotros. No solo escuchamos el clamor del
pueblo. Hasta el. clamor de la sangre del pobre grita desde las piedras
de losedificios liljosos (Habacuc 2,11), construidos con sueldos misera­
bles. Nuestra mirada no,es la del turista, sino la del profeta.
Desde esta experiencia dolorosa ~acen las palabras duras «Co~
mo .unaespada de .dos filos» (Hb 4,12), queexigen «destruir y arran­
car» Ger 1,10) 10 que para muchos se llama progreso, orden, rendimien­
to. Esta palabra puede sonar como una subversion. Y cuando anuncia
la posibilidad y la necesidad de vivir de otra manera,el profeta es consi­
derado ingenuo, yes tratado como un payaso; Jeremias dini: «La pala~
bra de Dios se me.volvio escarnio yburIa constantes». O'er 20,8).
Pero si la profeda se aleja de la contemplacion, se muere. El
profeta no es mas que un servid6r de la palabra de Dios, que se encarna
en la ambiguedad de un· hombre, .y aSI nace ahora marcada por su len- .
guaje de campesino 0 de poeta. A veces, el profeta parece hundirse por '
el peso abrumador de los ataques que recibe, 0 por la amargura del
m~nsaje que gesta dentro de SI (Ap 10,10).
En otras ocasiones, consuela a un pueblo esclavizado (Is 40,1); y
es un pedagogo que ha descubierto la salvacion, que ha brotado en me­
di6 de la histdria eiilvita,al pueblo a contemplarla (1s43,18), 0 pinta la
vision de uh futuro libre que anima al pueblo a celebrar y a comprome­
terse arriesgandoseen l~travesla del desierto; (Is 49,14-26).
19
La dimension profetica se aHmenta de una experiencia contem­
p1ativa. E1 profeta se siente en una permanente referenda a Dios a
quien tiene que escuchar, yde quien recibe, enel momento oportuno, la
invitacion a contemp1ar 10 ineruto que gratuitarnente ofrece, el futuro
que se gesta en silendo donde nadie 10 ve, en el vientre maternal de la
historia 0 en el secretode la tierra.
/ Se Ie revela la exigenda de justicia en una dimension mas amplia
del arnor y de la salvacion,.en la gratuicladde la(;ntrega de Dios. No se
pueden eHminar los irijustos de la tierra como se sacude el mantel de
20
una.mesa Gob 38,13). Poreso tiene que alegrarse con Dios ante el peca­
dar que se arrepiente, yno tirarse a morir porque Dios no destruye al
m}uvado cuando y como~elle parece Gonas, 3,8).
La historia es misterio para el hombre. Los planes de Dios y sus
caminos para realizarlosestan tan leJos de nuestro corazon y nuestra
mente como el delo de la tierra (Is 55,9). La Ultima p~abra de Dios es
la sabiduria que nace del arnor, manifestada sOfprendentemente en esa
permanente parabola de la creadon que hay que contemplar como lIa­
mada al misterio en la fascinadon de 10 desconoddo, como compromi­
so permanente de Dios para una vida en abundanda, y como expresion
del perdon siempre ofreddo en el sol que sale cada manana sobre justos
y pecadores.
Diosdene su hora y su ritmo. En la contempladon hay que de­
jar que madure lentamente dentro de nosotros el futuro. La historia es
vista como un vientre maternal donde se gesta una nueva vida, hasta
que lIegueeldia delparto en medio de dolores y expectativas (Is 42,14).
Mas aila de toda evidencia, cuan.do la historia se derra con todo
el poder de los imperios contra comunidades pequeiias, como un oce.a­
no entero en tempestad contra una barca, es necesario dejar entrar den­
tro de nosotros, m~s alIa de nuestros miedos, la vision de la plenittid
con todos sus coloreS ysus cantos (Apoc 2 1).
Sin contempladon;. sin apertura aDios, y sin una relacion con
EI, que toca todas las dimensiones de nuestra persona, apostaremos por
Idolos mas 0 mehos eficaces, 0 nos consumiremos en el desgarrarniento
o la tristeza.
Per<,? sin profeda, sin compromiso para transformar la historia,
la contemplacion se pierde en un vado intimo, lejos del Dios de la his­
toria. En la expedencia de Dios entre los oprimidos, la profeda y la
contemplacion encuentran un terreno privilegiado para crecer alimen­
tanclose mutt;lamente formando un solo cuerpo.
21
Integraci6,n de Japersona en... ...
. Is experiencia de Diosen la historia
. Estamanera'de vivir la re1aci6n entre contemplaci6n YProfeda,
nospermite comprender mejor launi6n de otras dos dimensiones: la in­
tegraci6n en la historia Yla integraci6n personal.
Dios va realizando su proyecto de salvaci6n en fa historia,hasta
quee1 Reino llegue a su plenitud ~scatolagica incorporando nuestras ac­
cionesy pasiones treadoras.CEnl3:historia 10 encontramos. El va de1an­
te y llama. Si unO'Cluiere crecerell el encuentro con Dios, tiene que ser
en camino, porque. Dios n6sed~tiene. Pero Dios va delante como el
que sugiere,invita, ofrece.La historia esta en nuestras manos, peroDios
nospropoIie 10 que justamente nos respeta y nos creaa nosotros mis­
mos.Nuestro trabajo se une alohtar de Dios. Nuestra fragilidad, es la
debilidad de Dios entre nosotros.
E1 compromiso entre losoptimidos puede amenazar esta inte­
graci6n personal que Dios nos ofrece. No salopesan las privaciones en
lamanera de vivir. Eso es algo externo. Lo mas difkil de manejar es el
conjunto de dinamismos que tanta opresian desencadenan dentro de
nosotros, y que empiezan a correr como torrentes chocando contra
nuestros dmientos interiores. Pueden. distorsionamos, 0 pueden enca- .
minamos aun servicio degran entrega al Reino de Dios.
Nosotros ericont.tam~s hoy cristianos y religiosos que han traba­
do una personalida:dlibre y creadora, con la alegria y la paciencia (Mt
5,12) que Dios da en medio de las persecuciones. Estas personas y co­
munidades encuentran suconsistencia en rakes nuishondas que el· exi­
to facil a corto plazo,el estreno de una moda oafinidades psico16gicas e
ideo16gicas entre personas.
La persona nueva que va haciendose en este camino, se alimenta
tanto desde el trabajo como desde la contemplacian. Nace una «sabidu­
ria» queva creciendo y se va compartiendo entre todos.
Mas ade1ante, intentaremos describir con mas amplitud camo se
va viviendo este proceso de integraci6n personal en el encuentro con
Dios en la intimidad, y en e1 servicio activo a su Reino.
23
Encuentro de
la tradici6n orante
y de una inserci6n que ora
Las grandes dimensiones de la tradici6n 'orante de la Iglesia son
recogidas en la vida de oraci6n dentro del mundo de los pobres.
Buscamos aDios. Pero siguiendo aJesus, que es el camino, des­
cendemos con El hasta el fondo de la socieqad humana. Alii Jesus expe­
riment6 a Dios como Padre de bondad. Precisamente donde la socie­
dad pesa y parece destruir al hombre, nos ensefi6 a llamar a Dios, Padre
de bondad y cercania. Para buscar a Dios hay que despojarse de todo
no s6lo misticamente, sino hist6ricamenteen la medida de 10 posible, y
entregarse a El como el absoluto precisamente donde la opresi6n pare­
ce negar su presencia y su bondad..
El desierto esta abajo y fuerade la ciudad, donde el sistema ha
ido arrinconando los que considera hombres inferiores. En este exilio
queremos renacer como hombres nuevos, mas evangelicos, liberando­
nos por la distancia privilegiada de los valores mundanos, y por la cer­
cania de los pobres. Por sus heridas abiertas dejan entrar el Reino de
Dios en nuestra tierra.
No hay clausura de piedras y puertas, sino carcel de estructuras.
Detras de estas rejas nos encerramos con los pobres. No hay ningun
claustra que nos acerque a Dios con tanta certeza como los callejones y
los rostros de los pobres con los que Dios se identifica. En la trascen­
dencia de sus exigencias de amor y libertad, cantemplamas el Espiritu
de Dios que hace suyo el gemido de los pobres. En su bondad, pacien­
cia y esperanza activa en este «homo de fuego» (Jer 11,4), nos dejamos
ir purificando de nuestro propio egoismo. El pueblo agoniza en un gi­
gantesco «sepulcro». Pero en esta situaci6n hacemos una experiencia
Pascual de la muerte y resurrecti6n deJesus, centro de miestra vida
cristiana.
25
AI contemplar la bel1eza de.la creaci6n en medio de un mundo
posesivo, nos abrazamos a la locura de la cruz como modo concreto de
perderse porel Reino de Dios, expresi6nde laentrega formulada en
nuestros votos religiosos. Tanto dolor y tanta vida no caben en rituales
mednicamente repetidos. Hay que ser wlnerables a la insegurida,d de
esta pascua que viene a enriquecer con un sentido profundo la vida sa­
cramenta/de la Iglesia.
Caminamos con el pueblo de Dips sin diluir nuestra identidad
religiosa. Nuestros votos vividos en comunidad religiosa, son una senal
familiar y vulnerable del Reino de Dios, y de su presencia en medio de
nosotros.
26
IV 

El camin·o.de la vida de oraci6n 
t "
Sin un encuentro profundo y vivo con Dios en medio del com­
promiso, nuestro trabajo' es sal que pierde su sabor (Mt. 5,13), y nuestra
persona se desintegra. Nadie puede salir a este desierto de la historia, y
vivir los largos procesds del compromiso con los oprimidos sin encon­
trarse coil Dios, y poder decir como Job en medio de su descenso al
fondo del sufrimiento humano: «Senor, antes te conoda solo <;Ie oidas,
, ahora te han visto mis ojos» (Job, 42,5).J •
~Cuiil es el camino que recorremos para que nuestra persona se
vayahaciendo contemplativa? ~C6mo unirla·oraci6n yla vida, para que
nuestro compromiso sea eficaz, y nuestra persona llegue a su plenitud?, , . ' 1 - , " ~ i
L LA ORACION CONTEMPLATIVA
«Cuando quieras orm; entra en tu cuarto) echa la llave y
.rezale a tu Padre que estii en la .escondz'da». (Mt ~ 6)
Soy original y me acer~o aDios'
• Cada uno de nosotros necesitamos un encuentro personal con
Dios. El no se relaciona con nosotros, como un politico con una muche­
dumbre de seguidores, todos enfundados en el mismo color de su parti-
do, esperando la consigna de la campaiia. . .
Cada uno somos un ser original. Dios nos ha hecho linicos. No
somos copiasrep~tidas con un niimero distinto de serie para diferen­
ciamos de losdemas. Sobre cada uno'de nosotros Dios inclino su ros­
27
tro, y nos fue moldeando can manos de artista dociles a su corazon cre­
ador que nunca se repite. Desde el comienzo empezamos, a reflejar en­
tre los hombres una faceta nueva de Dios. Pero como no somos simple
obra conge1ada en e1lienzo, 0 trozo de vida fijado enla piedra, sino vi­
da creadora tambien, noso'tros podemos ser barro que se rebela contra
e1 alfarero (Is 45,9), 0 podemos aportar ala obra de Dios algo insustitui­
ble que solo yo puedo aportar.
• La marca de este nacimiento me acompafia siempre:Dios me va
formando en relacion y solo podre vivir en relaci6n. Separado, rodare
por los caminos y me sec'are como una rama cortada que arrastra el
viento que domina. Dios realiza su proyecto en la historia conmigo. Yo
realizo el proyecto de Dios y lIego a mi propiaplepitud creadora.'
• En esta re1acion nunca puedo decir: ya lIegue. Delante de mf se
abre un encuentro sin orillas. Dios no es solo un horizonte que esta fue­
ra de mt y me atrae. El se ha hechodentro de m! un surtjdor inagotable
de sugerencia, oferta, inspiracion:.. Asi yo avanzo al mismo tiempo ha­
cia el futuro de Dios en la historia en el trabajo creador, y avanzo tam­
bien hacia la hondura de una intimidad que me llama por nombre, des­
de e1 misterioso surgir de la vida que se me regala. Ni me paralizo en
una intimidad sin historia, ni me vado en una historia sin intimidad. En
esta relacion con Dios se abre un encuentro y un proyecto inagotables.
Yo tambien soy ya inagotable.
Llevando dentro de mi la solidaridad con los pobres, entro en .
mi aposento, cierro la puerta y me encuentro con Dios. Ahi experimen­
tare hasta llmites insospechados, la soledad dealguien que no tiene en
sus manos las llaves que abren la puerta del sentido y la plenitud, para
la que estoy hecho, y experimentare tambien, en medio de las rupturas
del caminante, la plenitud regalada que todo 10 unifica.
Ahi experimentare con una claridad sorprendente mi propia
identidad no delegable en manos de nadie, puesto que Dios mismo no
me absorbe, ni me hace guante de su mano. EI se acerca a mi soledad en
toda la cercania de miintimidad, pero tambien desde toda la distancia
de su trascendencia inalcanzable: Desde este encuentro me abre posibi­
28
lidades siempre nuevas como un "rio deagua viva que:mana desde t:l
mismo centro de mipersona. .
• En la oraci6n personal podemos distinguir vatias modalidades.
La oraci6n vocaLse hace con los labios y se expresa con la pala­
bra. Con oraciones propias 0 ajenas que me expresandelante de Dios,
tambien me hablan de Dios a mi. Cuando yo digo «Padre nuestro», no
solo expreso mi filiaci6n ante Dios, sino que Dios tambi61 expresa ante
mt su patemidad.
La meditaci6n estacentrada fundamentalmente en la mente: A
traves de pensamientos e imagenes yo voy comprendiendo mejor a
Dios, voy recibiendb una luz nueva, y oriento mi persona hacia ese pe­
dazode camino iluminado.
En la contemplaci6n. la afectividad se va impregnando por los '
sentimientos. Las palabras y los sentimientos se simplifican. La cercarita
. de la presencia de Dios ocupa el centro, y la voluntad se une y acoge la
voluntad de Dios.
Toda forma de oradon personal esta orie.ntada y camina hacia la
contemplacion, donde todapalabra, simbolo y pensamiento acaban por
apagarse ante la eercania luminosa de Dios. Esta eercania a veces es os­
cura. Pero tambien la noche acogida tiene su descanso. Por esta razon
hablare de contemplacion al intentar describir este itinerario de la rela­
cion personal con Dios.
EI cuerpo de la contemplacion
• La contemplaci6n es un encuentro
La oracion es un encuentro entre Dios y yo. Como todo eneuen­
tro entre personas necesita cultivarse en el tiempo disponible y elespacio
abierto. Poco a poco van naciendo las palabras, sentimientos, imagenes,
que expresan la reladon. Tambien se van haciendo los silencios de cali­
dad en los que la comunicacion se va haciendo mas alla de las palabras.
30
Todo encuentro se situa en la historia de una relacion,de tal ma­
nera que cada momento viene marcado por todo su pasado. Pero se
abre, sin embargo, a 10 impredecible y nuevo. No puedo preveer la ini­
ciativa de Dios. Tampoco conozco plenamente los diriilmismos que se
van incubando dentro de mt. Se avanza en la relacion desde una apertu­
ra sin condiciones ~Ja iniciativa de Dios, y a mi verdad honda y desnu­
da. No se trata de un encuentro que solo compromete algo de mt mis­
mo. Desde el centro de mi persona estoy orientado para un encuentro
inagotable. Soy buscador de un tu inagotable. Todos los demas encuen­
tros se quedan pequefios tarde 0 temprano.
Dios tampoco es acompafiante de un pedazo·de camino, y des­
pues, en una bifurcacion, se va. El es prindpio yfin. el horizonte de
estarelacion esta la plenitud escatologica.
La solidaridad ton los pobres es un espacio privilegiado para
acercarnos aDios desde la verdad que se revela sobre nosotros mismos
y sobre 1a accion de Dios. .
• Comunicaci6n con toda la persona
Nos encontramos para comunicarnos. Yo me expreso ante Dios,
y escucho a Dios que se expresa ante mL Yo llevo toda mi persona al
encuentro, y Dios me hab1a a toda mi persona. Yo pienso delante de
. Dios, y Ie expreso 10 que yeo claro y 10 que se me esconde, 10 que pre­
gunto y los elementos de tespuesta que ya se barajan en mis manos.
Me expreso ante Dios desde el corazon de mi persona, donde se
gestan los grandes afectos que impregnan el centro de mi vida. Inevita­
b1emente impulsaran mis pasos en la direccion que ellos marquen. De­
tras de mis hechos hay sentimientos que me sefialan el camino. Mis fan­
tasias sacan a la luz realidades hondas mas 0 menos disfrazadas. Tam­
bien me permiten trazar los grandes rasgos de las posibilidades nuevas
que surgen dentro de mi, y que me fascinan 0 me aterran.
E1 cuerpo no miente. Si aprendo a escucharlo, me dini muchas
verdades demi mismo. Pero ademas, puede transformarse entero en
una pa1abra hecha carne y gesto para expresar todo 10 que soy y 10 que
31
quiero; Elcuerpode Jesus se derrumb6 sobre la tierra en Getsemanf,
expresandosu angustia ante la muerte, y al mismo tiempo su abandono
y disponibilidad al proyecto del Padre.
Dios se expresa ante mt Jesus es la palabra definitiva e insupe­
rable. Cuando yo meacerco al evangelio, el Espiritu que esta dentro de
mi, la traduce en mensaje espedficamente para mi, en el contexto que
yo vivo. De~de cualquiersituacion me puedo acercar a la espera de que
me comunique un mensaje sin estrenar.
Dios nos habla ademas a traves de muchos santos y profetas.
Los signos de la historia nos revelan su compromiso. La creacion llega a
nuestros sentidos como una presencia fieI y permanente. Hoy nos habla
de una manera especial a traves de los descalificados de la tierra, que a
veces son un grito de dolor que nos llama, una realidad dura que nos
juzga, 0 una sabiduria y compromiso que nos salvan.
. La palabra nos llega de multiples maneras como una comunica­
cion total. Nose dirige solo al oido. Uega a todas las dimensiones de
nuestra persona, y se abre camino hasta el centro de mivida. La pode~
. mos ver, tocar, sentir, oir, saborear. Se mueve, hace camino, y dejapor
todas partes la huella de su paso. No la podemos encerrar nifijar en
nuestros escritos 0 nuestras mentes aunque sea clara como la luz del
mediodia. Puede·hacer alianza con nosotros, pero nunca sera esclava
nuestra. Es fiel, pero no respondera necesariamente a nuestras expecta~
tivas.. Es eficaz, pero nuestros cruculos no Ie obligan a seguir el ritmo
de nuestras estaciones y proyectos. Se dirige concretamente a mt en to­
da mi originalidad, pero en mi no cabe toda su verdad y su gracia. Es
familiar y transparente, pero viene enterrada en el barro de las realida­
des humanas.
Para poder escuchar aDios plenamente tengo que crecer en la
capaddad contemplativa de toda la vida, para dej~r1a resonar despues
en el silencio, y as! llegar hastaelcentro como palabra acogida por toda
la persona. «Hablamos de la palabra que es la vida»... «Lo que olmos} 10
que vieron nuestros ojos) to que contemplamos y patparon nuestras ma­
nos... os to anunciamos ahora» (1Juan 1,3).
32
. El credmiento en la manera de mirar la realidad es lento pues
los ojos estan coloreados pOl' todo 10 que somos. Con muchafacilidad
decimos «este es tu Dios» (Ex 32,4) a 10 que no es mas que oro brillante
que nos ciega y nosdetiene en medio del camino. POl' eso es necesario
reflexionar'sobre las resistencias que se presentan en esta comunicaci6n
con Dios.
• Las resistencias alencuentro
En toda relaci6n entre personas surgen resistencias. Todos tene­
mos nuestro territorio y 10 defendemos de cualquier extraiio que se
acerque. Dios, a veces, se aparece delante de nosotros como una amena­
za, comoextraiio, al que no deseamos ver porque queremos seguir vi­
viendo.. (Ex 20,19).
Somos como un castillo, con sus muralias, fosos, puentes levadi­
zos, puestos permanentes de vigilancia, pasadizos secretos... Nos cerra­
mos hermeticamente cuando alguienparece querer agredirnos, 0 ~bri­
mos pasadizos falsos que no llevan al centro de nuestra persona. Pero
no queremos dejar que salga el que experimentamos como'comuni6n y
cercania.
Nos cerramos cuando percibimos a Dios.como «pobre» que nos
desinstala, como mas fuene que nosotros y que puede dominarnos, mis­
tedo que exige avanzar lentamente en la comprensi6n de una realidad
que se nos tiene que revelar en su <<hora». Lo que escuchamos de otro,
s610 10 recibirnos .si estamos dispuestos ,a recibirlo, y 10 que acogemos
dentro de nosotros, 10 vamos organizando segun nuestra experiencia
pasada y nuestras expectativas ptesentes.
As! vemos a Moises luchando con Dios en aceptaci6n de su pro­
puestade ir a Egipto: No me van a creer; no se hablar, el fara6n no nos
dejara partir; envia a otro... Jonas se echara a morir y se indignara con­
tra Dios porque noactu6 como el pensaba (Jonas, 3,8). A veces nos sen­
timos en una etapa seguray tenemos miedo de pasar a otra nueva. Tam­
bien podemos esquivar el encuentro cuando sepultamos dentro de no­
sotros sentimientos llamados .«malos», y no los expresamos. En otras
ocasiones, andamos escapando de Dios porque nos parece que El s610
33
exige, cuando en re~idad somos nosotrosmismos los que nos pedimos
una perfeccion imposible.
Las resistencias tienen muchos nombres y sus smtomas son tan
variados como el miedo, la oscuridad, la sequedad, tentaciones, disper­
sion, aburrimiento... Entre los oprimidos, la contemplacion puede sen­
tirse como perdida de tiempo, como menos necesaria que las urgencias
del trabajo por un pueblo que vive en estado de emergencia, como im­
posible por los impactos de una realidad dura, que invade nuestra pro­
pia intimidad, como evasion hacia mundos que suavizan la realidad y
nos alejan de ella...
Pero el paso por las resistencias es inevitable, y el discemirlas,
necesario. Este pasar por las resistencias es, tambien, parte del camino
de oracion. A veces puede convertirse en una verdadera «lucha contra
la muerte», peroes la pascua hacia una nueva plenitud que llegani.
• La union en Ia gratuidad
A traves de este proceso vamos avanzando hacia una union· con
Dios mas honda. El Espiritu va entrando en mi persona como el agua
en la esponja (EE.EE. 335). AI hundirse la esponja en el agua, salen las
burbujas brillantes, seductoras y vadas hacia la superficie. El paso por
las resistendas, nos hunde cada vez mas en el misterio de Dios. Mucha
apaciencia vana se va de nuestra vida y deja espacio a una presencia de
Dios mas plena. Vamos dejando a·Dios ser Dios en nosotros. Pero Dios
no llega como un invasor que me anula y me hace servil. No es tampoco
, una fascinacion que me absorbe, ni es tampoco una exigenda de perfec"
cion que me tensa y me destruye.
Dios es comunion, una presencia en la que puedo ser plena­
mente yo mismo, al ser amado como soy. Me voy dando cuenta de to­
do 10 que soy porque me permite ser yo mismo. AI sentirme amado
~on toda mj realidad fragmentada, tambien yo me acepto como ser en
camino. No pretendo ser perfecto, enmascarando con engaiio y rigi­
dez mi verdad, sino que acojo e integro mi persona en ese abrazo que
me unifica desde dimensiones mas hondas que todas mis dispersiones
y rupturas.
34
La palabra adoracion puede expresar esta experiencia de comu­
nion, vivida como confianza y abandono en el Dios de la rustoria. «AI Se­
nor adorara.s y a eI solo serviras» (Mt 4,10). Es una adoracion que no me
une y me entrega solo en el ambiente ptotegido del silencio contemplati­
vo, sino en la: entrega al mundo donde se construye el Reino de Dios.
Solo aDios podemos entregarnos. No podemos adorar idolos
(proyectos, ideologias, personas ... ), porque se aduefian de m! y me es­
clavizan a cambio de una luz mediocre, de una eficacia «reconocida» de
corto alcance, 0 de una seguridad que pretende protegerme de los ries­
gos y oscuridades del camino para crear el futuro.
Enfrentado al «no saber» sobre Dios, sobre el futuro..., afirmo
un saber mas hondo: mi misterio personal y el de la historia estan asen­
tados en Dios, Padre de bondad, origen inagotable de posibilidades ine­
ditas. EI misterio ya no es simplemente oscuridad y sin sentido, sino
35
gestacion en 10 escondido y futuro sinestrenar; queamanecera a su
tiempo. EIReino deDibs esta sembrado en nuestra tierra, y a su tiempo
brotara y lIegara a la plenitud de la cosecha (Mc4,26-29).
, AI dejar aDios serDios con t6do su misterio, van callando en
m( palabras y proyectos, y seextiende un silendo agradecido. Tamblen
todos los «otros» encontraran am un espacio donde pueden seren toda
su originalidad, sin quererlos apresar enlo que tienen,de comunion, ni
quererlos rechazar en 10 que tienen de amenazante y diferente, y sin
, pretenderlos perfectos en 10 quetienen de disonantes. En 1a medida en
que yo dejo aDios ser Dios en el silenc;io contemplativo, dejo ser tam­
bien a los demas, y yo puedo ser yo plismo Ultimamente. '
La adoracion al Senor de'la historia es unaexperiencia de gra­
tuidad. Yo recibo algo que no puedo provocar ni exigir.EI don de Dios,
como el amor, el perdon, 1a amistad.... dimensiones fundamentales de 1a
vida, yo no las puedo exigir. En el silendo con~emp1ativo yo acojo la
cercanfa de Dios, y ofrezco mi entrega gratuita a Diosy su proyecto.
Desde aqui, regalare tambien 1a vida. Mas alla deactitudes de inver.sion
contabilizaba, de apuestas del que espera sacar una ganancia.... uno re­
gala la persona entera, y no solo pa1abras, tiempo, actividades... Dar
gratis 10 que gratis recibimos, se refiere a la personll entera. La adora­
cion Uega hasta los Ultimos rincones del corazon, donde no tenemos aCe
ceso por nuestra reflexion 0 rtuestra consciencia, y nos va liberando del
miedo y la codicia que no nos dejan rega1ar 1a vida con 10 que tiene de
confianza y de compartir festivo. .
En el fondo de 1a sociedad, en los sepulcros de la opresion, el mis­
terio de Dios y su proyecto pueden alcanzar una oscuridad estremecedo­
ra. Pot eso tambien aqui es mas necesaria esta experiencia de adoracion
en la que Dios es cada vez mas Dios en mf, yo soy cada vez mas yo mismo
en Dios, ya traves de mr, Dibs es cada vez mas en nuestro mundo.
J Pero tambien en el fondo de la opresion encontramos muchas
personas que van dando gratis todo"10 que tienen en un servido a la vi­
da y ai Reino. ~Como explicar su gratuidad y su alegrfa?,Mas alla de to~
da explicacion nos va lIegando desde estos pobres, en una sencillez dis"
creta,una gracia de contemplacion agradecida.
36
Contemplacion de un profeta
• El profeta Jeremias llega a la oraci6n con todo el peso de su
compromiso arrancando la injusticia y la idolatria, y edificando la justi­
cia y el derecho ar 20,7-13). Es un momento especialmente dificil. La
gente quiere delatarlo (20,10), y hasta los amigos de antes estan espian­
do un traspiesuyo para acabar con eL Se siente el payaso del pueblo.
Todos se burlan de el (20,1).
Se acentua la soledad profunda a la que 10 ha ido llevando su
misi6n. «Nome sente a disfrutar con los que se divertian.. Forzado por tu
mano, me sente solitario, porque me llenaste detu ira» (15,17). Con todo
el peso de su situaci6n original, sin evadirla ni dejarla a las puertas'"de la
oraci6n 0 detras de sus palabras y pensamientos, se acerca a Dios para
un encuentro de total sinceridad.
• Jeremias se encuentra desconcertado. Y asi se 10 expresa aDios.
Antes; «cuando recibia ·tus palabras, yo las devoraba, tu palabra era mi go­
zo y mi alegria intima» (15,16). .
Pero ahora, Jeremias expresa toda su angustia con un lenguaje
duro que parece rayar la blasfemia. Tu, «me sedujiste, me forzaste, me
violaste» (20,7). Se expresa con libertad absolutadelante de Dios, sin
dorar sus palabras, ni endulzar sus sentimientos. Y toma una decisi6n.
«No me acordare mas de E4 no hablare mas en su nombre» (20,9)..
Pero el Dios que sondea los corazones, no parece escandalizado
por la palabra de Jeremias que expresa 10 que realmente siente yya
Dios ha visto en su interior. Dios tambien se comunica con Jeremias, y Ie
hace sentir «un fuego encerrado en los huesos» (20,9). La palabra que
antes «cornia» Jeremias y Ie sabia bien, ahora la siente como un fuego
que no puede apagar. Timpien el autor del Apocalipsis (Apoc 10,9-11)
come ellibro de la palabra. Sabe dulce Como la miel en el paladar, pero
es amargo en las entrafias porque dentro del coraz6n se gesta la palabra
dura del profeta contra pueblos y nadones.
El fuego es la sefial de la presencia activa de Dios, percibida in­
eluso de manera corporaL El fuego quema y hace sufrir, pero tambien
37
da 1uz y calor. Desde 10 hondo de los hllesos brota un fuego que no 10
deja preSQ de su amargura y de su decision de renuncia a 1a misi6n. En
ese fuego se forjara una palabra nueva de.Dios en la bocadel profeta.
• Entre la dec~pcion de Jeremias y 1a presencia de Dio& se entabla
un verdadero combate. Jeremias hada esfuerzos para apagar ese fuego y
esa palabra que nada dentro de e1, pero no podia (20,9). Toda su perso­
na es resistencia al fuego. ~Es el miedo a una nueva decepcion? ~Es la
aversion a 1a dureza de su misi6n?
En otra situacion parecida Jeremias compara a Dios con un
«arroyo engafioso, de agua inconstante»: Pero Dios trata de despertar en
el una confianza mas honda que la anterior. «Si vuelves, te hare volver y
estar a mi servicio». Y este 10 purifkara .para que nazca de el una pala­
bra limpia, «sin escoria», y aSl pueda ser «boca» de Dios (Jer. 15,18-19).
• La amargura de la palabr~, y el fuego pegado a los huesos, son
el paso hacia una comunion mas honda con Dios, hacia una manera
nueva de experimentar la fidelidad mistetiosa y desconcertante de Dios.
«El Sefior estd conmigo» (Jer 20,10). Es un lenguaje de comunion. A tra­
ves de esta pascua nace una consistencia nueva en su vocaci6n de profe­
ta. Los enemigos «no me venceran» IJer 20,11). En otra ocasion pareci­
da se sennra como una «murallainexpugnable» y los enemigos no Ie
venceran (Jer 15,20-21)'
La situacion fuera, en la sociedad, no ha cambiado nada. Pero e1
ha sido transformado interiormente en el combate espidtual con Dios, y
ha ,nacido en el una comprension nueva del misterio de Dios. Existe co­
munion precisamente alli mismo donde el s6lo percibia engafio y desle­
altadpor parte de Dios. Por eso en la conclusion de este encuentro so­
mos invitados todos al canto y a la alabanza (Jer 20,13).
. Es una experiencia de comunion en medio del sufrimiento. No
s6lo en la beVeza, el orden y el exito se encuentra uno con Dios. Reco­
nocer y acoger su trascendencia, que no deja ninguna situaci6n cerrada,
en la contemplacion. que alaba y canta, es permitir que toda la persona
integre su dispersi6n interior y su hedda. De aquf nace un compromiso
nuevo y fuerte.
38
2. LA ORACION DE DISCERNIMIENTO
Portaos como gente hecha a la luz, donde florece toda
bondati honradez y sinceridati examinando lo que agrada
al Sefior. En vez deasociaros a las obras improductivas de
las tinieblas} denunciadlas. (Ejesios) 5}8-11)
Discernir en el gran teatro del mundo
• La contemplacion expresara su verdad en la entrega al proyecto
de Dios en la historia. Pero, (que hace Dios hoy de nuevo? (CuaI es mi
colaboracion «justa y precisa» ilIa novedad de Dios?
«Aquiestoy yo para realizar tu designio» (Reb. 10,9). En esta fra­
se se resume la actitud profunda de Jesus ante el Padre, y tambien la
disposicion de todo el que ora para discernir. Porque el discernimiento
no es ni un ejercicio de introspeccion, ni un actuar segun las expectati­
vas del pueblo 0 de nosotros. El discernimiento es una forma intensa de
orar en la que tratamos de descubrir eso que «el Padre sabe que nos
conviene» (Mt. 6,8), y que nosotros tenemos que descubrir.
• Tambien supone una re1acion intensa con el mundo donde Dios
construye su Reino, y tambien una relacion intensa con mi propia per­
sona, para distinguir entre todos los impulsos interiores, cuaIes son de
Dios, y cuaIes solo 10 parecen.
El discernimiento tiene tambien una dimension eclesial, para
poder confrontar con e1 cuerpo de la Iglesia, sobre todo con los herma­
nos que tienen el semcio de la autoridad, 10 que yo voy destubriendo
como voluntad de Dios.
• La cercanfa de los pobres es un lugar privilegiado para el discer­
nimiento. Podernos comparar la sociedad cotLun teatro. Todo el espec­
tacwo estapreparado paraser contemplado desde las butacas y desde
los palcos exclusivos, comodamente sentados, con una temperatura cli­
matizada, en la penumbra que hace mas deslumbrante la escena con sus
juegos de luces. El espectador es conducido a su asiento, y es condicio­
nado para ver el escenario desde alli, y para aprobar y aplaudir en me­
dio de otros espectadores iguales. Los que dirigen el espectaculo, tienen
39
sus azafatas sonrientes que te eond'ueen para que veas 10 que quieren,
desde donde quieren.
.Pero si uno entra por la puerta de servicio, en vez de dejarse
eonducir por la entrada principal, entonees uno'transgrede las reglas
del juego, y se eneuentra con un espeetaeulo muy diferente. Los rostros
de los artistas estan tensos medio de su representaci6n. Los obreros
se sienten hastiados de' presenciar siempre la misma representaci6n, y
deser los que preparan el espeetaeulo dela gente queesta sentada eort
eomodidad. Los deeorados vistos por detras son feos y falsos. Los vesti­
dos no brillan de la misma manera.
40
La sociedad se puede ver desde las butacas y palcos 0 desde la
puerta de servicio de este mundo, donde trabajan los que ni siquiera sa­
len al escenario, pero hacen posible el espectaculo. (Desde d6nde mira­
mos el gran teatro del mundo? Veremos cosas completamente distintas.
Un desalojo de un barrio marginado puede aparecer como un paso de
progreso si se mira desde los que planifican y dirigen, y como una, agre­
si6n si se mira desde los quepierden todo. Es clave saber bien d6nde
estamos situados para discernir, y curues son nuestras solidaridades.
. .
• Decir que desde los obreros del espectaculo, desde los pobres
del mundo puede nacer hoy salvaci6n para todos es una audacia y una
insensatez para muchos. Pero as! sucedi6 tambien cuando la novedad
cristiana entr6en este mundopor las puertas abiertas de los pobres en
1a manana de Pentecostes. Pedro les dijo a los judios: «Estos no estdn
borrachos... Se estd cumpliendo 10 que dljO el pro/eta Joel: En los ultimos
dias derramanf mi Espiritu sobre todo hombre,' pro/etizardn vuestros hi/os
e hi/as» (Hech 2,15-17).
• Pero en el fondo de la marginalidad, 10 nuevo nace abajo, abso­
lutamente imprevisible. Nace desde los que no tienen ni el saber de los
tecnicos, ni el poder de las autoridades, ni el dinero de los que contro­
Ian las ideas y mercados. Por eso, nace 10 nuevo como el que se escapa
de las planificaciones y proyectos. '
• Este descubritniento nos obliga a mirar de manera nueva. No se
puede mirar s6lo hacia arriba, ni a la propia intimidad «iluminada» en
la contemplaci6n. Es necesario mirar hacia abajo, y mirar desde abajo al
conjunto de la sociedad.
• Lo que nace abajo, 10 contemplamos, 10 acogemos y nos pone­
mos a su servicio, cuando descubrimos que es un paso del Reino de
Dios: Ayudamos a que se purifique de su ambigiiedad, y ayudamos a su
crecimientoy consistencia mas alia de 10 que nosotros podamos acom­
panarlo.
• Si somos puestos como «atalaya» por Dios para'ver la realidad y
denunciar «su pecado al malvado».., porque Dios quiere que «cambie de
conducta y vida» ,,(Ez 33,7-11), entonces la cercania del oprimido es un
puesto privilegiado.
41
EI proceso del discernimiento
• Una apertura generosa
El discernimiento es -el puente entre la contemplaci6n y la vida
activa donde se construye el Reino de Dios. Las actitudes basicas del
discernimiento se crean en la contemplaci6n. En primer lugar, es nece­
sario que la persona este «solamente» y «puramente» (EE.EE. 23)
orientadahacia Dios, que se constituye en el iinico polo que atrae y uni- ,
fica todo el,dinamismo de la persona.
En segundo lugar, es necesaria una disposici6n de generosidad,
de abrazar «10 que mas» contribuya a la realizaci6n del plan de Dios. No
se trata de buscar heroicidades, sino de hacer justamente 10 que Dios nos
pide, sin quedar presos de miedos 0 ser arrastrados por codicias oscuras.
Este aspecto 10 resume Pablo cuando dice que en la medida en que
nuestro arnor crece «mas y mas. en penetraci6n y en sensibilidad») pode­
mos «acertar con 10 mejor» para «gloria y alabanza de Dios» (Filp 1,9-11).
En la carta a los Romanos, despues de exponer el plan de salva­
ci6n de Dios para judios y paganos, exclama Pablo admirado: «iQue
abismo de riqueza) de sabidurfa y de conocimiento el de Dios!» (Rom
11,33). «El es origen) camino y meta del universo: a Ella gloria por los si­
glos) amen» (Rom 11,36). Este es el sentimiento admirado del que con­
templa el designio de Dios a 10 largo de los siglos. Esta contemplaci6n
despierta el amor y la entrega. «Por este carino de Dios) os exhorto) her­
manos) a que o/rezcais vuestra propia existencia como sacri/icio vivo) agra­
dable a Dios» (Rom 12,1).
Pablo reconoce que el designio de Dios es misterioso. «tf.Quien
conace la mente del Senor?tf.Quien es su consejero?» (11,34). Perc si uno
acoge el carillo de Dios, y «no se amolda al mundo este» (12,2), esdecir,
no vive e1 espectaculo desde los pakos de lujo, ni vive los valores de los
dirigentes de este mundo, entonces, al irnos «trans/ormando con la nue­
va mentalidad» (12,2) del Evangelio, podremos «distinguir 10 que es la
voluntad de Dios, 10 bueno) 10 conveniente) 10 per/ecto» (12,2).
As!, sin dejarnos apresar por el miedo, ill arrastrar por nuestras
fantasias, sino acogiendo 10 que Dios nos da «segiin la medida de fe que
42
Dios haya repartido a eada uno» (12,3) podremos oeupar nuestro pues­
to exaeto en el «euerpo» (12,4) que todos formamos, eada uno diferen­
te, con una funci6n original e insustituib1e.
• La consciencia de un espiritu vigilante
La vo1untad de Dios hay que buscarla. Es neeesario sameter a
prueba las inspiraciones «para ver si vienen de Dios» (1 Juan 4,1).
Aunque los eaminos de Dios distan tanto de los nuestros como
elcielo de la tierra (Is 55,9), sin embargo Dios nos va revelando su de­
signio en eada momento de la historia (Ef 1,9). A 10 largo de todo el
Nuevo Testamento somos invitados a <<vigilar» para no ser sorprendidos
por la llegada de Dios mientras «dormimos». Haeerse eonsciente de 10
que esta pasando en nuestro mundo y dentro de nuestra persona, es in~ ,
dispensable para distinguir ahfla obra del Padre.
• lQue es 10 nuevo que Dios hace hoy en la historia? Jesus re­
procha a los juruos el ser expertos en eonoeer los signos de la naturaleza
para saber si va allover 0 va a sallr el sol, pero son ineapaees de deseu­
brir los signos del Reino que E1 realiza delante de todo el pueblo
(Le 12,54}.
Hoy tambien hay signosde 10 nuevo que Dios haee surgir en
medio de 10 viejo. Jesus en todo inomento y de manera bien eoncreta,
sefial6 el momento y el aeontecimiento por donde estaba pasando el
Reino.de Dios. «Hoy se cumple este pasaje entre vosotros que me eseu­
chais» (Le 4,21), dijo en la sinagoga de Nazaret.
• lewil es la colaboracion justa y precisa que Dios me pide a
mt? Hay muehas personas que dietaminan 10 que hay que haeer. Ide6lo­
gos y teenicos tienen la tentaci6n de decidir por los demas. El pueblo
tambien tiene sus expeetativas, tealistas y evangelleas en algunos easos,
desmesuradas en otros. Y nosotros no podemos entrar en el juego de
responder a expeetativas que nosotros no podemos asumir pot la raz6n
que sea. AI responder a sus problemas, segun nuestras posibilidades,
podemos defraudarlos en sus expeetativas.
43
Situaciones de emergenda, .pueden desatar dentro de nosotros,
porddramatismp <;Ie los problemas, dinamismosque 110 respetan nuesc
tra realidad y nosllevan donde ellos quieren. Jesus defraud6 al puebloy
10 desconcert6 en ocasiones. A Pedro 10 llam6 Satanas porque queria
meter aJesus por el camino de loshombres y no por el del Padre.
Dios es el linico que me r<:speta absolutamente como soy,por­
que me conoce y me ama como soy, con toda mi realidad. Su voluntad
es una oferta de gracia para poder hacer 10 que me pide. A El s6lo ten­
go que responder. Su voluntad puede frustrar tanto mis propias expec­
tativas, como las.de los oprimi~os 0 las de los tecnicos.
• ~Que impulsos estan actuandodentro de mi,y a d6nde me De­
van? Dentro de m! se mueven una serie de impulsos '(pensamientos,
sentimientos, estadQs de animo...), que es necesario discemir, para sa­
ber cuales vienen de Dios y cumes vienen del «mal espiritu». En algu­
nas ocasiones es Hcil dist:inguirlos. En otras, entran dentro dt; nuestra
casa disfrazados con el vestido del «dngelde la luz» (2 Cor. 11,4). El
enemigo es padre dela «mentira y el engaiio» para «esclavizar y matar»
Gn 8,31-59).
Tengo que <<hacerme' consciente» de los dinamismos alojados ep
. mi cuerpo yen mi espiritu, para distinguir los que me oprimen y los que
me liberan, y as! comprometerme con la voluntad de Dios. Esto exige
no vivir desconectado de mi propio yo, tal vez llevado por corrientes
subtemineas que me arrastran donde no quiero ir. A traves de un «exa­
men» lucido y permanente de mi relacion con Diosen la oraci6n yen la
vida, ire estando cada vez mas en disposicion de decir com.o Jesus: «Mi
vida no me la quz"tan) soy yo quien la entrego» Gn 10,18), cuando llegue
la <<hora», y seglin elproyecto del Padre.
• La decision compromete mi libertad
AI hacemos conscientes, podemos asumir nuestra realidad per­
sonal y escoger el c:;amino. Aqui viene la «decision», expresion de nues­
tra libertad. Tiene una cara dolorosh: cu~ndo yo escojo un camino, me
corto de los otros: Tiene tambien una caraalegre: escojo 10 que yeo co­
mo voluntad de Dios, un camino qhe lleva a la vida. Existen «pequefias
44
decisiones»..Se van dando sin descanso, y casisin darnos enema. Vista
cadaunaaislada del proceso, parecen no tener gran trascendencia. Son
peque£ios giros al tim6n en medio de un viaje largo. Deben ser vistas
dentro de las «grandes decisiones», que son las que marcan el rumbo
de mi vida. Son pocas, pero decisivas. Dentro de estas decisiones gran­
des, las pequeiiasvan manteniendo fijo el rumbo, en media de todas
las corrientes que chocan contra el barco y pretenden adueiiarse de su
destino.
Algunas decisiones, son «hacia fuera», implican el proyecto
apost6lico. Otras, son «hada dentro», y se quedan en 10 escondido. Las
dos son necesarias. Dentro de mi corren impulsos en todas las direcdo­
nes. Yo puedo escoger los pensamientosy sentimientos que me constru­
yen, y puedo canalizar las fuerzas destructoras.
. ,
A veces la situaci6n exterior no puede ser cambiada segu.n nues­
tro deseo, 0 Jimites interiores se pegan a nuestra personalidad como la
espina en la carne de Pablo, sin poder arrancarlos. Pero yo puedoen­
frentar esos litnites de manera destructora ocreadora. Pueclo vivir el
cautiverio desintegrandome,'0 escogiendo pensamientos y sentimientos
que no me hacen esclavo de mis limites, y que dentro de la carcel, van
madurando, en la oscuridad, una vida nueva que brotara a la luz cuan­
do llegue la hora.
• Una decision conflrmada
Mis decisiones s610 tienen todo su peso, cuando sonconfirma­
das por Dios como voluntad suya, porqu~.entran dentro de su proyecto.
Este Ultimo paso del discernimiento es muy importante, porque sana el
desgarr6n de toda decisi6n fuerte, y Ie da Ia consistencia que llega de Ia
paz interior que viene del Espiritu..Cuando Jesus se bautiz6 en medio
del pueblo, se comprometi6 con el Reinoinminente anunciado por Juan
el Bautista. Despues, en'medio de Ia oraci6n,.experiment61a cercania
del Padre que Ie llamaba Hijo muy querido, predilecto (Lc3,22) confir­
mandole as! en su decisi6n. /
Marcos situa la transfiguraci6n de Jesus, despues de tomar la
decisi6n de subir a Jerusalen para enfrentarse con las instituciones judi­
45
as, y ser testigo del Reino hasta la muerte' (Mc 9,2). Se apartaJesus del
camino que subfa aJerusalen, sube almonte, y allLtambien esconfirma~
do: «Este es mi Hijo a quien yo quiero} escuchadlo» (Mc 9,7). Jesus es
confirmado y fortalecido, y los disdpulos, que no entienden la opcion
de Jesus, son invitados a entraren el misterio de ese Caniino que termi­
na en la cruz y que a ellos les revuelve todas sus expectativas.
En la confirmaci6n se experimenta que de alguna manera Dios
hace «una alianza» conmigo, que yo escojo aquello para 10.que Dios me
ha escogido primero. Solo en estaexperiencia de encuentro se pueden
hacer las grandes opciones que comprometen radicalmente la vida.
El criterio interno de la confirmacion es la paz honda y lucida.
Cuando permanece en el tiempo, sobre todo despues delas grandes de­
cisiones, es una senal de que esa decision respeta mi realidad personal
como Dios la respeta. La autoridad edesial es el criterio externo de con­
flrmacion. Para que sea valido, se requiere que la autoridad vaya reaIi­
zando tambien un discernimiento evangelico, poniendo en el centro de
su intencion el serviciodel Reino de Dios, y acompanando en cercania
fraterna y cordial los pasos del que busca la confirmacion eclesial.
Por otro lado, nuestras decisiones nacen impregnadas por nues­
tra ambigiiedad personal. Dios las confirma, pero como paso en el ca­
min6,comolibertad abierta a nuevas y mas profundas purificaciones Ii­
beradoras. No somos vasijas absolutamente nuevas para acoger el vino
.nuevo del Reino. Esta constatacion nos hace humildes y abiertos, sin fa­
natismos ni rigideces. Nuestrapaz radica, de nuevo yprofundamente,
en este Dios que nos escoge como somos, caminantes haciendonos ha-
cia la plenitud.· .
Las opcionesque nacen nuevas entre los pobres, -casi siempre
encuentran la contradiccion de las instancias de poder que amenazan
. con su fuerza y su organization, y que infiltran nuestraintimidad con
los mil mecanismos de su pubIicidad seductora y mentirosa. De aqui la
. necesidad de estar fundamentados en la vigilancia y la fuerza de discer­
nimientos segiin el Espiritu. .
46
Una oracion de discernimiento de Jesus '
• 	 Jesus se ba emregado al Reino de Dios en el bautismo de
Juan.
Pero, 2a traves de que camino? 2Como situarse ante el pueblo
con sus expectativas de abundanci~, ante los sacerdotes que esperaban
que el Mestas se manifestaseen el Templo con un prodigio contunden­
te, y ante los movimientos armados de liberacion? '
En la soledad de la oracion y del desierto, Jesus es tentado, co­
malo sera despues en su vida apostolica, en el pueblo que 10 sigue por­
queles dio de comer (Tn 6,26), en los que Ie pidenprodigios para creer
(Me8,lD en los que quieten hacerlo rey (Tn 6,15) en Pedro, a quienJe"
sus llama explicitamente «Satanas» (Mc. 8,33), etc. Jesus no solo esta
plenamente tl;bierto a Dios Padre, sino tambien a la realidad del pueblo
con toda su mjseria, y tambien a las distintas corrientes que buscaban la
soludon a su manera.
• 	 El tentadat' Ie presenta aJesus diferentes posibilidades pa­
ra 1levar bacia delante el Reinl).
No quiere un mesianismo que reduzca el hombre a un consumi­
dor de pan. El hombre necesita tambien una palabra de Dios que Ie lla­
me por su nombre, Ie devuelva su dignidad de interlocutor de Dios,
ponga en pie toda su persona, 10 conduzca a asumir el mismo el trabajo
para hacer el pan y repartirlo para todos. El pueblo no es un eterno tu­
llido que espera en un rincon el regalo de un pedazo de pan. Es un
oprimido que puede crear y compartir.
Tampoco se tirara Jesus del templo, fasdnando con prodigios.
En vez de seducir a un pueblo con 10 maravilloso, prefiere un acerca­
miento de tu a tu, en las mismas plazas y caminos, en la limitacion y cer­
canla de los encuentros humanos en los que acercara a todos. Los pro­
digios los van a experimentar hombres marginales que acogen el Reino.
Caminaran los cojos y se curaran los leprosos como consecuencia de la
fe, y como expresion de la fuerza liberadora del Reino, que llega en la
cercania pobre y vulnerable de Jesus.
47
No buscani elpoderde la dominaci6n politica,;'. Preferinielca·
mino del servicio. Asi, paradesconcierto del pueblo y de sus disdpulos,
subira aJerusalen en fidelidad al Reino, sirviendo en la debilidad de un
hombre pobre atrapado por las fuerzas del poder. El camino de Jesus es
absolutamente nuevo. Ni reducir, ni seducir, ni dominar la libertad del
hombre. S610 servir.
AI tomar esta decision, Jesu~ escoge un camino que responde a
las verdaderas necesidadesdel pueblo, aunquecontradice en gran parte
sus expectativas. .
Jesus encaminani su vida segiln la profeda de Isaias, siendo el
verdadero servidor del pueblo y del Padre. Y Jesus es tentado porque
este camino atraviesa momentos deoscuridad en la historia al no poder
verificarse su eficacia. A medida que Jesus avanza hacia el fin de su vi­
da, sehunde en una soledad oscura como noche cerrada. Es el momen­
to en que sil fe se convierte en fidelidadal Padre mas alla de toda evi­
dencia. .
4. Pero dice el evangelistaMateo, que tomada la decisi6n, «10
dejo el diablo... Se acercaron unostittgeles y Ie sirvieron»{Mt 4,11). Ahi
quiere expresar la cercania de Dios confirmando ese camino de Jesus, y
toda la, armorua y la paz de su espiritu.
48
3. LA CONTEMPLACION EN LA ACCION
Mi Padre, hasta el presente sigue trabajando,· y yo tam­
bien trabajo... an 5} 1 7)
Un hijo no puede hacer nada de por sf; tiene que verlo ha­
cer al padre. Asi; cualquier cosa que estehaga tambien el
hijo la hace igual. Pues el padre quiere al hzjo} y le enseiia
todo 10 queel hace. an 5}19-20)
Crear con el padre
• AI encontrarnos con Dios en la intimidad contemplativa, no
quedamos sumergidos en un oceano de pasividad ni invadidos por la
nostalgia. En el encuentro somos re-creados. Dios es experimentado co­
mo el que nos libera en Ia comuni6n para ser capaCes de descubrir y
acoger 10 nuevo que realiza con nosotros en la historia.
• Dios no s6lo escucha el grito del oprimido por estructuras des­
de fuera y por tantos mec,anismos que han entrado ya dentro de su per-'
sona y 10 hacen carne y sangre oprimida tambien desde dentro. Dios
mismo grita en el pobre (Rm 8,26) y hace suyo nuestro grito..
• Estegritoes parecido al de la mujer en el parto. Isaias dice au­
dazmente de Dios: «Como parturienta grito, jadeo} resuello» (Is 42,14).
El fruto es la luz que ilumina los caminos nuevos de un pueblo ciego.
Ademas de la imagen del parto, para exp:t;esar la fuerza creadora
de Dios en la historia encontramos un,a imagen vegetal. La justicia de
Dios esta sembrada en la historia como la semilla en la tierra. Por eso
Dios ordena: «Abrase la tierra y brote la salvflci6n} y con ella germine la
justicia: yo, el Seii01; 10 he creado». (Is 45,8}.·· ,
Jesus mismo usara esta imagen: El Reino de Dios es como una
semilla enterrada. Brotara y llegara ala plenitud sin que.el hombre sepa
c6mo (Mc 4,27). Ijv1as atm, Jesus mismo se.ve como esa semilla enterra­
da en la tierra fertil de la historia, para dar fruto ern 12,24).
49
l­
• El Sefior de la historia nos invita a crear. con E1.·Pero no como
meros ejecutores de algo externo. Las ofertasde Dios nacen dentro de
nosotros, ponen en camino nuestra fantasia y nuestrasmanos, y salen a
la luzmarcadas por nueSWI propia huella.
• AI crear, nosotros mismos nos haeemos creadores, y sentimos
pasarla libertad yla justicia por nuestro propio cuerpo. AI mismo tiem­
po, nos sentimos mas comprometidos a seguir creando, pues algo nues­
tro va caminando en la historia.
• Todo proceso creador es pascuaL El parto es doloroso. La vida
nueva nace para ser ella misma, y a medida que crece se va alejando de
nosotros por su propio camino, de la misma manera que la planta se va
alejando, al crecer,de la semilla, que acaba por desaparecer en la tierra.
Entre los pobres, 10 nuevo nace amenazado por el monstruo de
la optesian con sus mil bocas abiertas (Apoc 12,4). El parto doloroso y
la tierra que se resquebraja para que nazca la planta nueva, son imagec
nes de dolor, pero tambiende vida nueva, que camina hilcia la plenitud
del Reino. '
• AI crear con Dios, hacemos una experiencia nueva. Dios sufre y
trabaja con nosotros y en nosotros para liberarnos. Cualquier calle es un
templo, ytodo paso puede ser ungesto de culto. «O/reced vuestra pro­
pia existenaa como un acto de culto» (Rm 12)1).
50
Vamos a explicitar el proceso de esta manera de encontrarnos
con Dios quellarnarnos contemplaci6n en la acci6n.
Los pasos de la contemplacion en la accion
• Entrar en elproyecto de Dios
La obra de Dios se concreta en proyectos de liberaci6n de todos
los hombres yde todo el hombre. En casos extremos, lospobres apare­
cen en el evangelio como personas a las que hay que acercarse para au­
xiliarlas, como hace el samaritano con el judio saqueado al borde del
camino.
Pero los marginados aparecen tambien, y mayoritariarnente,de
una manera diferente. A ellos, y a todoslos quese solidarizan con ellos,
se les revela su vocaci6n. No son los eternos mendigos esperando al
borde de los caminos de la historia la generosidad de los que saben, tie­
nen 0 pueden.En el serm6n de la montana, son invitados a crear el Rei­
no de Dios. .
A traves de la herida de su pobreza, que los desinstala de la si­
tuaci6n presente, dejan entrar el Reino de Dios en nuestro mundo. De
ellos «es» el Reino de Dios, en presente (Mt 5,3), pero la plenitud de la
justicia, de la paz, de la posesi6n de la tierra... sera futura, tal como se
afirma en las siguientes bienaventuranzas. Entre el presente y el futuro
se abre el espacio yel tiempo de su vocad6n creadora con Dios.
Es necesario crear una nueva relad6n con los hermanos. (Mt
5,21-48). Haciendo pie en la experienciadei amor a todos, incluso a los
enemigos (Mt 5,44-45), como el Padre que hace llover sobre buenos y
malos, es posible no entrar en la dincimica de la agresi6n, devolviendo
golpe por golpe (Mt 5,39), engaiio pormentira (5,37), insulto por ofen­
sa (Mt 5,22)... Dejando que el arnor creador del Padre entre aentro de
nosotros, es posible cortar la espiral de laagresi6n, y sin aliment:arla
mas, crear un nuevo dinamismo de vida.
,
Para que esto sea posible, no basta una manera formalista de re­
ladonarse con Dios en las pnicticas de piedad (Mt 6,1-18). No se pue­
51
den utilizar paraobtener .famadehombres piadosos, 0 para decirle a
Dios 10 que tiene quehaceri Dioses distinto.EsPadrede bondady de
cercania, que esta en 10 escondido, y desde 10 secreto del corazon ofrece
la vida del Reino a todo el que se acerca con apertura de pobre y con
confianza.
El que se encuentra con Dios asi,.puedetener una nueva rela­
cion con los bienes dela tierra (Mt 6,19-34). Ya no tendra por arno im­
placable la riqueza, que aqlbara haciendolo esclavo, eterno mendigo, si­
no que servira al Reino de Dios y su justicia, que trae consigo todo 10
que necesitamos para vivir con dignidad. .
Este es el don ofrecido. El que 10acoge, 10 concreta en obras y
proyectos, entra par esta puerta estrecha que desemboca en la vida, (Mt
7,13-14), da buenos/rutos (Mt 7,15-20), y no se detiene en el solo decir:
Senor, Senor (Mt 7,21-23). En:Ia opresion, esta puertaestrecha puede
presentarse verdaderamenteintransitable.'
AI que va construyendo con Dios 10 nuevo del Reino, se Ie va
asentando dentro una nueva consistencia, y se parece a la casa const:tui­
da sobre La roca (Mt 7,24-27). Contra el se desataran 10svientos y ciclo­
nes de los servidores del «dios dinero»" pero no se derrumbara. Mas
mill, conocera Ia alegria en medio de Ia persecucion (Mt 5,12).
A traves del compromiso de las comunidades, Dios va entrando
con una vida,nueva entre nosotros. En la historia, nosotros escondemos
el arnor discreto de Dios. Somos sa debilidad y su fuerza.
• Reconocer elp~o,de Dios
«Buscar yhallara Dios en .todas las casas» es 1a intencion del
contemplativo que vive un compromiso activo por el Reino, E1 «Dios es­
condido» (Is 45,15) del mundo puede ser buscado y hallado incluso en
los arnbientes mas secularizados y hostiles. '
Paraavanzaren esta revelacion, en primer Iugar tenemosque
comprometernosen 10 que ya hemos des'cubierto en el discernimiento
comoobra suya y colabotacion nuestra.
52
. En algunas ocasiones, nos damos cuenta de 10 que estamos vi­
viendo en el trabajo y el momento de la acci6n. Somos sorprendidos
por la rrianifestaci6nde Dios. No siempte aparecen estrelias sobre los
nmos recien nacidos en la pobreza, pero basta con quese haya detenido
sobre uno de elios..., para que nos detengamos ante cualquierotro para
tratar dedescubrir todo su misterio. Podemos recordar el ejemplo de
Jesus cuando regresan los discipulos de predicar. En esemismo momen­
to, todo se adara para El, y lieno de alegria, constata la forrpa como el
Padre va revelando su obra a la gente sencilla y se la oculta a los sabios
y entendidos. Exultando de alegria, ahi mismo, en medio de los disdpu­
los da gracias al Padre (Lc 10,21).
Frecuentemente, sera despues de la acci6n, cuando la miremos
en el «examen» del dia, 0 de un periodo de tiempo mas largo, cuando
veremos .con daridad la acci6n de Dios al remansarse las aguas. Iremos
percibiendo 10 que hay en el fondo del trabajo, de los encuentros. Y
constataremos como los disdpulos de Emaus: «iNo ardia nuestro cora­
zan mientras nos hablaba por el camino?» (Lc 24,32). Algunos hechos
s6lo revelaran toda s~ grandeza presentida, en la medida que los guar­
demos en nuestro coraz6n, como Maria (Lc 2,51).
No importa que los acoritecimientos traigan rostro de exito 0
fracaso. En medio de la eficacia del amor, de las personas comprometi­
das, de las asociaciones que crean espacios de comuni6n y obras de jus­
ticia, al compartir el pan con el hambriento..., entonces, «rotlJpera tu luz
como la aurora») y Dios dira: «Aqui estoy» (Is 58,8). Precisamente en
medh de la acci6n liberadora, «surgira tu luz en las tinieblas) tu oscuri­
dad se volvera mediodia» (Is 58,10). Es decir, en medio de la acci6n Dios
nos hara sentir su presencia huninosa. .
Pero tambien en la lentitud y oscuridad de los procesos de libe­
racion, de nuestro ir y venir por los caminos endurecidos y sabidos, no­
tam~s que Dios hace brotar algo nuevo (Is 43,18).
En la pobreza y la limitaci6n humana, en un detalie que pasa
desapercibido entre el esplendor y el brillo de los que hacen el especta­
culo a su manera, puede aparecer la grandeza de Dios en una viuda que
«da todo lo que tenia para vivir» (Lc 21.4). Pero hay que tener ojos con­
templativos como Jesus para reconocerlo.
53
Este reconocimiento tiene nombres propios. La'viuda, el extran­
jero, el dirigente sindical, el catequista, la casa en la que compartimos la
fe y la amistad, ocupan un lugar bien concreto en nuestro caminar por
los callejones de miseria, y nos salen al encuentro. Nos pueden derribar
en medio de nuestros dinamismos agresores y destructivos (Hch 9,4),
nos explican el sentido de las escrituras (Lc 24,7), 0 son «fantasmas» que
en la cercanfa se van revelando como rostros del Resucitado (Lc 24,37).
Cuando nos encontramos con estas personas, en las que hemos
retonocido la presencia activa de Dios, entonces nos llega un mensaje,
de ellos a nosotros. No es necesario estar pensando en Dios en ese mo­
mento. Dios es ya una presencia sentida en la que todo se ve. Aun ano­
nirnamente, nos van transmitiendo un sentido, una salvacion, que no sa­
bemos explicar como pueden llegar tan hondamente dentro de noso­
tros. No es necesario pensar. Basta encontramps,'trabajar, abrazar con
los poros abiertos del que quiere contemplar y recibir la presencia del
Resucitado.
54
• 'El ocultnmif!nto de Dios
Pero no siempre es Hcil descubrir laobra de Dios en las perso­
nas yen la historia. Job, en medio del sufrimiento, al descender desde
una situacion privilegiada hasta el fondo d~ la sociedad humana, se hace
sensible, como antes nuncaJo habia sido, a la opresion de sus compafie­
ros de miseria (Job 24,1-12). Los malvados mueven los linderos de las
tierras, roban, echan de los caminos a lospobres, y cogen en prenda de
sus prestamos abusivos a los hijos de lospobres para hacerlos esclavos.
Los rriiserables tienen que esconderse en Ia clandestini<1ad, comen re­
buscandodesperdicios y sobras, viven desnudos ante el frio, se pegan a
lasrdcas. porque no tienen casa, y producen alimentos para otros mien­
tras elIos pasan hambre.
Ante este espectaculo Dios parece no hacer nada. Se calla. Es el
silericio de Dios ante el sufrimiento de los justos. ~Que hace Dios? ~No
ve 10 que esta pasando? ~:ponde esta su eficacia?
Cuando el pueblo se haee consciente, se organiza, se compro­
mete, yempieza a caminar. Pero en muchas. ocasiones, la represion se
hace tambien mas organizada y mas fuerte que antes. Es la experienda
de losjudios en el desierto. Hambrientos, suefian en medio de las pena­
lidades nuevas, con la comida de esclavos que tenian en Egipto.Piensan
que han salido para morircalcinados, y que estaban mejor en Egipto.
Entonces se experimenta como los distintos grupos poderosos
han ido dandose la mano para crear un drculo de hierro, una muralla
perfectamente cerrada que no deja salida ninguna, un sistema social
opresor. El profeta Miqueas 10 expresacon gran fuerza hablando de la
sociedad de su tiempo. Los latifundistas apresan a los pobres y se reparte
sus tierras (2,4); las autoridades viven a costa del pueblo al que dejan en
los huesos (3,2); los profetas adivinUrt por'dinero(3,ll); los jueces juzgan
por sobomo y los sacerdotes predican a sueldo (3,11). Todos los grupos
influyentes han creadoun sistema que no permite salir hacia el futuro.
Es un pueblo entero elque grita desde la cruz como Jesus:
«Dios mio, iPorque me has abandonado?>J;Y ante este grito solo parecen
responder las burlas de los que estan bien protegidos por sus dioses.
55
Enestas situaciones, la posibiliqad de contemplar la obra de
Dios, pasa por una fidelidad que. se entrega, y por la padencia, hasta que
llegue la «hora» en la que podamos ¥er la cruz como un signa .de gloria
(Tn 12,28). Mientras tanto, como Jesus, sentimos la angustia (Tn 12,27)
ante el bautismode sangre que tenemos delante de los ojos. Pero la res­
puesta de Dios, ya esci sembrada en el silencio, en esa capacidad de fide­
lidad y de paciencia al proyecto de Dios que permanece en el pueblo.
56
aunque aquf pesen con fuerzalos mecanismos desintegradores de la
opresi6n.
Oraci6n de Jesus en elcoraz6nde la vida
El evangelio de Lucas (Lc 10,21-24) nos presenta una oraci6n
de Jesus en.medio de.su compromiso apost6lico.
«En aquel momento, con la alegria del Espiritu Santo, exclam6»
(Lc 10,21). Este «momento», es el regreso de los disdpulos de su mi­
si6n apost6lica. Anunciaron el Reino de Dios a la gente del pueblo, por
las aldeas y caminos, y «hasta los demonios se les sometiam>.
En medio de su proyecto, Jesus ha constatado que hay dos gru­
pos que se oponen al Reino. Por un lado, los estudiosos de la Escritura
y los hombres rellgiosos que se protegfan de la novedad del Reino den­
tro de su ciencia y de su pnktica religiosa. Por otro lado, los bien situa­
dos econ6micamente que se atrincheraban en sus riquezas.
Sin embargo, el Reino entra en este mundo a traves de «esa gen­
te sencilla»)porque el Padre se 10 revela y ellos 'acogen esa revelaci6n.
Ha sido necesario el trabajo apost6lico de Jesus y de sus disdpulos para
experimentarlo.
Jesus reconoce la obra del Padre, y lleno de alegcia Ie da las gra­
cias con una oraci611 nacida en esa situaci6n de trabajo apost6lico.
Laslimitaciones de los disdpulos no han desaparecido. Se mani­
festaran mas adelante con toda crudeza, y ocultardn el Reino mas que
revelarlo. Pero esas «vasijas de barto» se han hecho tratzsparentes para
Jesus. '
La entrega absoluta de Jesus ala voluntad del Padre, se encuen­
tra en medio del camino con estos signos orientadores. La acci6n apos~
t6Hca es el· punto donde la intenci6n de Jesus y la acci6n del Padre se
encuentran en una unidad sin fisuras. La acci6n no es para Jesus s610 el
lugar donde transmite todo 10 que sabe del Padre y del Reino, sino tam­
bien el lugar donde contempla laacci6n del Padre y donde se entrega
en gratuidad absoluta.
59
4. LA CELEBRACION COMUNITARIA
Haced 10 mzsmo en memoria mia. (Lc 22, 19)
. Expresaos con salmos, himnos y cdnticos inspirados, can­
tandoy tocando con toda el alma para el Senor y, porme­
dio de nuestro Senor Jesus el Mesias, dad gracias por todo
sin cesar aDios Padre. (E15, 19-20)
La comunidad esconvocada para celebrar
• ,En el compromiso por el Reino ha nacido la comunidad cristia­
na.·Una dimension fundamental de la vida comunitaria'es celebrar toda
nuestra vida en la fe. Yo he encontrado las celebr~dones mas alegres y
mas compartidas entre la miseria mas grande. ~Como es esto posible?
• Desde las primeras paginas del evangelio vemos. como la perso­
na de Jesus genera un proceso comunitario. Primerose encuentra con
personas concretas en una relacion de amistad (In 1,35-51). Despues se
acerca a su mundo de trabajo, «junto allago» (Mc 1,16) donde llama.a
Pedro, Andres, Santiago; Juan y Mateo.. Mas adelante sube a «un cerro»
. (Mc 3,13), desde donde se contemplaba la actividad del pueblo en el
trabajo y el comerdo junto allago. Hasta alli habra acudido una muche­
dumbre inmensa de toda Palestina cargada con sus sufrimientos, bus­
cando el alivio de Jesus (Mc 3,8-12). Ala vista.de toda esamuchedum­
bre, Jesus llama a doce disdpulos, los constituye como un grupo espe­
cial, «para estar con E1, y enviarlos apredicar». Finalmente, estacomuni­
dad de vida y de mision, se va a transformar en una comunidad de des­
tino. Jesus va a subir a Jerusalen, para anunciar el Reino. Le costara la
muerte. El disdpulo que se opone a este paso es «satands» (Mc8,33). EI
verdadero disdpulo carga su cruz yIe sigue (Mc 8,34).
Despues de la resurrecdon, los disdpulos redben el Espiritu y
crean la comunidad cristiana. Jesus no les habia dado muchas instruc­
ciones sobre los detalles de esa comunidad. EI Espiritu les ensefiaria co­
mo hacerlo, despertando en ellos una creatividad sin limites. En este die
narnismo del Espiritu se siruan ahora las comunidades cristianas.
~
61
• En la celebraci6nde la Ultima cenase concentrala obmdeJesus;
Losdoce disdpulos, como cabezas del pueblo nuevo, serelinen en la me­
sa junto a Jesus. Es una hora de soledad, incomprensi6ny fracaso, mien­
tras fuera se celebra la gran fiesta de la liberad6n del pueblQ judio. Pero
Jesus no queda absorbido por la angustia y por la muerte que se avecina.
Esa pequena mesa 'es un anuncio del gran banquete en la casa del Padre
al final de los tiempos (Lc 22,16). Con este gesto, Jesus no se deja apresar
por la situaci6n cerrada, y deja sembrada en el coraz6n de la historia una
esperanza que acompanara a sus seguidores a 10 largo de los siglos.
• Nosotros somos invitados a compartir el pan, en memoria de Je­
sus. As! nace la eucaristfaque es el prototipo de toda oraci6n comunita­
ria dentrode la Iglesia.La vida oprimida llega hasta nuestras eucaristias
en los cuerpos explotados, las ropas pobres y la incertidumbre ante el
ilia de manana. La palabra tieneel acento de los callejones y mercados,
no el de los libros ni las escuelas. Las oraciones hablan de amenazas de
desalojo, de hijos desapareddos, de despredos en los hospitales y ofid­
nas publicas. ,Que es 10 que se celebra entonces? ,C6mo es posible
cantar y festejar en esta situad6n? (Por que dejar que la alegria recorra
esos cuerposcondenados a la esclavitud, came de desalojos y mercanda
de traficantes? La celebrad6n, (no sera una huida de la realidad en el
sueiio religioso?
• Es verdad que dentro de la Iglesia la celebrad6n puede deterio­
rarse de alguna manera.A veces se reduce a un precepto quese paga
puntualmente como un impuesto. Entonces s6lo se encuentra un rito
frio ylegal, con aire de expedientecumplido.­
En otras ocasiones dene el brillo de las luces y las flores, los
abrazos y d entusiasmo alentado con palmas y consignas. Pero al estar
alejada de la realidad cotidiana, s610 deja un entusiasmo que se evapora
. pronto ante la dureza de la vida con todas sus exigencias.
Tambien puede estar dominada la celebraci6n por la urgencia
de denuncia y el trabajo. Entonces prevalece un tone de eficiencia. S610
hay espacio para la rililitanda y el esfueizo sacrificial, sin dejar lugar ala
misericordia y el agradecimiento.
62
• La verdadera celebraci6n deja entrar 1a p1enitud del Reino en
toda 1a crudeza del instante, y la comuni6n del Espiritu en las relaciones
resquebraiadas de los pecadores. Acoge, en el presente fugaz, toda la
historia de 1a salvaci6n en lossfrnbolos elaborados porgeneradones pa­
sadas a 10 largo de los siglos, y da cabida a los sfrnbolos recien nacidos
en el compromiso de 1a comunidad. Escucha con apertura la palabra
pronunciada por Dios en 'el pasado, y por la misma puerta deja entrar 1a
del hermano de hoy. Sabe acoger la presencia de Jesus en el pan y en el
vino, pero no olvida los salarios mal pagados de los campesinos que
produjeron el trigo de ese pan, ni las especulaciones de los mercados
que atraves6 hasta llegar al altar. Si festeja y canta no es para escapar de
la realidad, sino para alimentarse de esperanza y volver al combate por
la liberaci6n con el Senor de la historia: Celebra en comunidades de vi­
da, pero esta abierta atodas las demascomunidades eclesiales..
• La celebraci6n dela eucaristia es la orad6n comunitaria por ex­
celencia de la comunidad cristiana. Por eso nos vamos a fijar especial~
mente en ella, para iluminar desde aqui cualquier otra forma de orad6n
encomUn.
63
• J.4.comu"idaddeviilase reune
ELUhro de los Hechos{1,14) nos dice que, despues de la ascem
sion, los dis}'fpulos juntocpn algunas rtmjeres y Mariala madre de Je­
sus, «se dedit;abanalaor(u:i6n en comun». La comunidad cristiana em­
pieza a, crecer.ELgrupo de los creyentes que ya «tenfantodo encomun»
CHechos, 2A4), Y repartfan sus bienes segun las necesidades de cada
·uno, tambien «partfanel pan en las casas y comfan juntos alabandoa
Dios con alegrfa yde todo coraz6n» (2,46-47).
La comunidad que se reline para celebrar no es solo una comu­
nidad liturgica, pues previamente esta unida en la vida. Entre la PQhre­
zade los ranchos se tejeuna red de solidaridad por donde se intercaf11­
biantanto la,s pequefias ayudas economic,as, como la amisi:ad y los pro­
blemas. Enlas reuniones comunitarias esta solidaridad se organiza y se
hace mas fuerte yconsciente.
Las personas no son anonimas unas para las otras, no son ros~
tros sin nombre y sin rakes. Por eso al encontrarSe en ellocal de la cele­
bracion, son corrientes de vida las que se abtazan y se alegran. La co­
munidad acude ala celebracion con toda la densidadde la vida, si­
guiendo el mandatodeJesus: «Haced esto en memoria mfa» (Lc 22,19),
La comunidad de los disdpulos de Jesusse reun:io en tomo ala
mesa, llevando cada uno la historia de su relacioncon los demas, su ser­
vicioal Reino; pero tambien sus rivalidades por los primeros puestos, su
incomprension del camino oscurodel enfrentamiento de Jesus en Jeruc
salen ytoda su debilidad. .
La' comunidad convocada hoy es' tambienuna comunidad de
imperfectos con sus conflictos, miedos e incomprensiones. Es una co­
munidad de pecadores. Pero la comunidad como tal, tiene tambien su
pecado del que todQsparticipamos. Desde el comienzo de la eucaristfa
nos reconocemos necesitados del perdon de Dios, y dejamos que el per­
d6n entre dentro de nosotros y que corra como agua limpia entre todos
perdonandonos unos a otros.
64
La comunidad reunida es ya. un sacramento de la fuerza unuica"
dora del Reino quesupera todos los mecanismos disgregadores de laso"
ciedad, y todas' las tendencias oscuras que se esconden dentro'de nosoc
tros; y nos llevan a ehcerrarnos para defender la comodidad de nuestro
rinc6n.
• La pakibra viva se comparte
Despues de compartir el saludo festivo y el perd6n, ahora nos
sentamos alrededorde la mesa para compartir la palabra de Dios y la
nuestra. Lo que senos lee y nosotros escuchamos, no son reflexiones
mas 0 menos abstractas. La palabra de Dios, fue vida antes de ser pala­
bra. escrita. Si Dios '(lio un pedazo de tierra librea un pueblo esclavo, ese
pedazo de historiahumana ha quedado escrito para todas las generacio­
nes, porque esa es la manerade actuar de Dios, y asf conocemos aDios.
Nosotros estamos acostumbrados a oir torrentes de palabras.
Uilas no son mas que vibraciones en el aire, vadas. Otras vienen envuel­
tas en maquillaje seductor, 0 estan amasadas con fantasias, 0 -distorsio"
nadas por la propia fragilidad. Pero la palabra de Dios es vida, acci6n,
que una vez que sale de su boca no vuelve a EI vada, sin cumplir su en"
cargo. Pedro, al veftodo el torrente de vida que desencadenaba lapala­
bra de Jesus,Je did: «Tu tienes palabras de vida». Mas alin, Jesus mis"
mo;actuando, acercandose por los caminos, eS la Palabra de Dios. .
La palabra de Dios escuchada hoy en la comunidad tambien
crea un torrente de vida, y busca hacerse una existencia en la carne de
cada uno de nosotros. La palabra es la misma para todos, pero alllegar
a cada uno tiene un .acento y una musica que s6lo esa persona puede es­
cuchar en'su situaci6n concreta. Despues de lacelebraci6n, la palabra
saldra por los callejones en el cuerpo y el espiritu de cada cristiano.
En el dialogo comunitario y en las oraciones, expresamos 10 que
sentimos. Para construir la comunidad, necesitamos prestar toda la aten­
don a esta nueva encarnaci6n de la palabra en los hermanos. Puede ser
una luz, una denuncia, un gritode queja... La comunidad es una -tierra
acogedora donde se puede sembrar la palabra de cada uno; la palabra, di­
ferendada en cada existencia, tiene un linico ongen, y ese origen nos une.
65
com­
desde
de los
en los
el
gramatica
Yasl, .al
partirla {mica
palahra
.cada vida singu­
·lar, va·nadendo
la palabra de to­
da lacomuni­
dad. Enlas reu­
niones
grupos,
encuel1tros oca­
sionales,y prin-.
cipalmente en la
eucarisiia, se va
,elaborando
aporte de todos,
la palabra de la
comunidad. Es
una palabra que
expresa 10 que
Dios va hacien­
do nacer hoy en
medio de noso~
tros; y qlJe surge
marcada por el
lehguaje de la
marginalidad,
Con
incorrecta, como tatilbien en la predicaci6n de Jesus qued6 el acento de
un galileo que se hizo hombre en una cultura de pobreza.
El silencio en comtin es parte del compartir. Crece el sentido de
la escucha y de la asimilaci6n. Y se expresa el sentido de misterio que
tiene todo encuentro con Dios y con losderrias. .
En otras muchas reuniones comunitarias se comparte la palabra:
reuniones de equipo, asambleas familiares, encuentros informales, cele­
bradones de la religiosidad popular... jDios nos ha dado su palabra!
66
Bajar al encuentro de dios
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Bajar al encuentro de dios

  • 1. BAJAR AL ENCUENTRO DE DIOS Benjamin Gonzalez Buelta, 5.]. Suplementos N° 42 -k 43 'I, 44 -I' Diciembre 1995 PUBLICACION DE LA COMUNIDAD MUNDIAL DE VIDA CRISTIANA C.P.6139-(Borgo S.Spirito 8)-00195 Roma-ITALlA Ediciones inglesa, francesa, espanola Directora: Roswitha Cooper
  • 2.
  • 3. BAJAR AL ENCUENTRO DE DIOS Vida de oraci6n entre los pobres Benjamin Gonzalez Buelta, SJ.
  • 4. Agradecemos a la Editorial SAL TERRAE el poder imprimir y ofrecer esta obra para provecho de nuestros subscriptores a PROGRESSIO
  • 5. PR6LOGO ......... I. La panibola del oprimido II. III. Una experienda unificadora. IV. El camino de la vida de orad6n L La orad6n contemplativa 2. La orad6n de discemimiento .l 3. La contemplad6n en la acci6n 4. La celebrad6n comunitaria V. El dinamismo de la vida de oraci6n VI. Una sintesis viva VII. Sacramento privilegiado del encuentro con Dios . VIII El escandalo de «la came mortal» . IX. Pedagogia de la vida de orad6n INDICE . Rasgos de la experienda de Dios entre los oprimidos . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . 1 5 3 19 27 27 39 . . 49 61 73 85 89 93 97
  • 6.
  • 7. PROLOGO Poner este pequeno libro en las manos de las Comunidades de Vida Cristiana, es una alegria. . . Estas paginas tambien nacieron en medio de cristianos que han comprendido que la comunidad es una dimension esendal de nuestra vi-. dacristiana. La fe en Jesus nos cqnvoca y nos une para llegar juntos ala plenitud de la vida. En este encuentro comunitario, la diferencia, la ori­ ginalidad de cada persona, se fortalece y se afirma como expresion de un rasgo nuevo del Dios que nunca se repite en su creatividad infinita. Nos fortalecemos uniendonos, no impohiendonos de manera indiVidua­ lista en competenda con los demas. Pedro, Juan, Tomas, l'iIiria... Cada uno guarda su nombre propio; y lohace crecer, pero uno allado del otro, nunca a costa del otro. En segundo lugar, esta experiencia nace en comunidades pobres, entre los excluidos de este mundo, los que sobran, los que son percibi­ dos como una amenaza que viene a romper nuestras sintesis teologicasj nuestra tranquilidad y nuestros recursos. Cuando los marginados escu­ charon la palabra de Dios, fueron recuperando todo el sentido de su dignidad ante un Dios que los hablaba de tu a tu, en el Jesus donde la Palabra se hizo came y fue creciendo en una geografia marginal, y hablo en el dialecto sospechoso de la confusa Galilea. AI empezar a decir ellos su palabra, tambien la Palabra se fue haciendo came hoy en esta nueva encarnacion, en existencias heridas y descalificadas. Nuestro acercamiento al pobre, ya no es solo el del que lleva una palabra, una ensenanza, una ayuda..., sino de manera mas profun­ da, el del que quiere contemplar la presencia viva de Dios entre los que estan «fuera» (Lc 2,7), para unirnos a el, en su obra liberadora de todo mal e injusticia. 1
  • 8. No t6dostenemos la posibilidadde aeereamos'a los po­ bres de una manera directay permanenk.Pero todospodemos ir erc­ ciendo poco a pocoensensibilidad para conocersus problemas y cola­ borar segun nuestra capacidad en la ereaci6n de un mundo mas solida­ rio. Si nos acercamos al pobre de esta manera, nosotros mismos seremos beneficiados, pues en este encuentro tambien nos acercaremos mas a Dios, que se identifica sorprendentemente con los pobres y pequefios. Finalmente; estas paginasestari escritas dentro de la espir#uali­ dad ignaciana. Este carisma vivo, que recibimos eonstantemente de Dios, nos prepara de una manera especial para ·acercamos a la realidad tan compleja, al mundo real con' todos sus desafios. En los Ejercicios 'Espirituales contemplamos.a Jesus, Rey etemo, anunciando lallegada del Reino en medio de plazas y caminos. Por el mismo centro de la rea­ lidad, brota la.vida nueva. Las Comunidades de Vida Cristiana, al ir hoy en el seguimiento de Jesus,t?mblen anunciansufe en elDios de la vida etlllledio de las sombras de la increencia., y luchan porIa justicia del Reino en una tierra donde la miseria ha alcanzado niveles atetradores. La experiencia que recogen estas paginas ha nacido "abajo", y "fuera", donde estanlos pobres. Es peqllefia como un granO de'mostaza (Me 4,30-32). Pero puedecrecer sila sembramos en una tierra acogedo­ ra. Nos puede ayudara crear unaestructura espiritual para "bajar ~ en­ cuentro de Dios", hasta la humanidad hundida donde Dios se manifies­ ta hoy con la fuerza liberadora desu Reino.' Benjamin Gonzalez Buelta, S.]. 2
  • 9. I. La parabola del oprimido 3
  • 10. En los campos de la Republica Dominicana crece una hierba , que 19S campesinos llaman «junquillo». Tiene media docena de hojas alargadas.;,Pordebajo de la tierra se van extendiendo sus rakes. en todaslas direcciones, detal manera que, cuando se arranca una plan­ ta, a los pocos dias nace otra allado. Es imposib1e eliminarla. Un ilia vi echar una capade asfalto en el patio de una casa para acabar con todo el junquillo. Pero, algunos dias despues, unas hojas pe­ quenas emp~zaronasacarslls,cabezas verdes a traves del asfaltonegro. ~Como unas hojas tan fragiles pueden atravesar un asfalto tan duro? ~Como se incubaen el misterio de la tierra .esta vida tan fuerte? , Cuanqo nos insertamos entre los hombres oprimidos por es­ tructtiras duras como el asfalto, no solo encontramos la muerte, sino tambien una red de vida, deresistencia, de organizacion, de solidaridad, que la. opresion no ha podido eliminar. . Caminamos haciael encuentrp de los oprimidos,e inseparable­ mente caminamos,cori los mismospasos, hacia el encuentro con Dios oprimido bajo el asfwto, Dios crea inagotablemente vida y libertad en el secretode esta tierr~fecundahasta que llegue la hora y brote la justicia. 4
  • 11. II Rasgos de la experiencia de Dios entre los oprimidos Galileos, c'que haceis ahi, plantados, mirando al delo? (Heh. 1,11). Tened entre vosotros la misma aetitud del Mesias Jesus: El, a pesar de su condidon divina, no se a/erro a su eaie­ goda de Dios; al eontrario, se despojo de su rango y tomo la eondicion de esclavo, haczendose uno de tantos... (Flp. 2,5J). Frecuentemente hablamos de «subir» al encuentro de Dios. Sin embargo, Pablo habla de «bajar» hasta el esdavo Jesus. .Cuando la Iglesia latinoamericana haempezado a mirar hacia abajo, el imperio nos esta invadiendo con sectas que nos invitan a mirar hacia arriba. «Pobres de America Latina, !AUe haceis aU mirando a fa tie­ rra llena de problemas?, mirad hacia el delo limpio donde Dios estd y de donde nos llegara la uniea salvadon». Son los nuevos «angeles» con un mensaje contrario al que se les dio a los apostoles en el monte de la as­ cension. 5
  • 12. Ante cualquier intento de estancarnos mirando alcie10 con una nostalgia paralizante, somosinvitados a mirar 1a tierra y el futuro donde Dios se va manifestando. Los disdpulos fueron devueltos a Jerusalen donde mataron aJesus, y donde elios noer~ mas que un pequeno grupo amenazado. Fueron devueltos a 1a historia,donde tenian que construir el Reino desde su pequenez, en seguimientodeJesu~, hasta que E1 vo1viese. Jesus surgi6 abajo, broto desde el fondo de 1a sociedad. La cue­ va de Belen, su acento de campesino'galileo, las carceles del Sanedrin y de Pilato estabanabajo. De esa existencia brot6 el futuro radicalmente nuevo. «Cuando decimos que Jesus subi6 a 10 alto, ese 'subi6' supone que habfa 'bajado' antes a 10 profundo de 1a tierra» (Ef 4,9). Jesus se , movi6 con predileccion entre los marginados de 1a tierra, invit6 a cami­ nar a los paralizados por el mundo dela sinagoga, y sus amiios mas cer­ canos sentian como El todo el peso sodal y religioso que pesaba sobre el pueblo desde arriba. . Cuando fue «uno de tantos», experiment6 a Dios como Padre de bondad y cercanfa. Comprob6 con alegrfa como el Padre revelaba su proyecto a los sendllos y 10 ocultaba a los sabios y entendidos (Lc 10,21). Ese ocultamiento y esa revelaci6n Ie llevaron a dar gracias con' una gran exclamad6n. En su descenso se fue entregando ala obra del Padre que se Ie revelaba y 10 llamaba desde la cruz. Los dioses idolatricos de este mundo estan arriba, y buscan adoradores, seguidores ciegos de sus ideas, adictos consumidores de sus productos, seducidos fanaticos de su espectaculo, mana de obra barata de sus residencias delujo, multiplicadores sumisos de su capital. El Senor de 1a historia no pesa desde arriba. Aunque sea con la .fragilidad de las primeras comunidades en el mundo del imperio roma­ no, los cristiahos experimentan que algo nuevo nace. Asf han pasadode ser esclavos a ser martires, testigos dela liberad6n de Dios. Paraencon­ trarnos hoy con Dios tenemos que mirar hada abajo, y dirigir hacia alli nuestros pasos y nuestros compromisos. 6
  • 13. Dios muere fuera de la ciudad ]dsus, para consagrar al pueblo con su propia sangre, mu­ rio /uera. de las murallas. Salgamos, pues, a encontrarlo /uera del campamento, cargados con suhumilladon, que aquf no tenemos ciudad permanente, andamos enbusca . de la /utura (Reb 13,12-14). La carta a los hebreos nos invita a sallr fuera de la ciudfj.d, don­ de Jesus fue asesinado, para encontrarlo. Hay que buscar fj. una 'persona que no tenla sitio dentro de lasociedad, segun los dirigentes de este mundo, para encontrarnos con Dios. La vida religiosa sali6 primero hacia los desiertos geogriificos, lejos de la corrupci6n ciudadana. Mas tarde, sali6 hacia los desiertosd~ monasterios y conventos. Alli solos frente aDios, enfrentados al comba­ te espiritual, iluminados en su despojo por la cercania de Dios, eran un grito de absoluto paratodo el pueblo. La vida religiosa ha salldo hoy al desierto de la marginalidaden los barrios y en los campos. Alii estan los que la sociedad ha'excluido, ~eres de «categorfa inferior», como material de relleno sobre los que se construye el «progreso». En este encuentro uno queda reducido al si­ lencio, y empieza a mirar de manera'nueva la ciudad, la Iglesia, la pala­ bra de Dios y la propia historia personal. En este silencio empieza un combate interior con la complicidad personal, y una lucha contra los demonios exteriores encarnados en leyes, instituciones y personas. En la marginalidad comprendemos que no tenemos «ciudad permanente» en todo el verdadero sentido de la palabra. Cuando un de;salojo urbanoenfila sus maquinarias modernas, para echar los pobres todavia mas lejos, contra las casas.de maderil vieja, en pocas horas todo queda reducido.a un mont6n de basura que se,limpia para «sanear» la ciudad. Junto con las casas, arrasan las organizaciones. populares, las amistades, las pequefias seguridades construidas lentamente;entrela mi­ seria, yel camino corto a un trabajo mal pagado que permite sobrevivir. 7
  • 14. Jesus encontro al Padre en el desierto yla soledad de la crea­ cion, pero tambien en la marginalidad, que es el desierto de la historia. Los evangelistas nos presentan con frecuencia a Jesus orando en el monte, 1ejos de sus disdpulos. Pero tambien se encuentra con el Padre que Ie llama Hijo predilecto (Lc 3,22), cuando se bautiza solidariamente con un pueblo pobre y pecador. . La vida religiosa ha salido fuera de la ciudad, cargada con la hu-' millacion de los marginados, mirada con sospecha. Ahf seencuentra con un pueblo ajusticiado, pero que construye «la ciudad futura» de la libertad y la justicia. Aldejar su propio campamento ysalir al desierto de lahistoriase encuentra con Dios y con el pueblo que hansido echa­ dos fuera. 8
  • 15. Claustrose imagenes del Dios oprimido Vuestro cuerpo es un templo del Espiritu Santo (lCor 6) 19) La vida religiosa hacreado espacios de silencio y de arte para ayudar·a la contemplacion. Recordambs claustros trabajados durante afios, con grandes. baldosas de piedra en el suelo, columnas esbeltas, rostros de angeles en los capiteles. Los signos de la fe salian al paso del corttemplativo en nichos y paredes. En la marginalidad encontramos callejones estrechos e irregula­ res, donde se descompone la basura hasta la proxima lluvia que 10 lim­ pie todo.· Avanzamos entre ranchos construidos con madera vieja, re­ mendados con los desechos de la sociedad de consumo, cartones y plas­ ticos con etiquetas comerciales. Vivencon amenazas permanentes de derrumbes, inundacione~ y desalojos. En estos callejones sin intimidad familiar juegan los niiios, se enfrentan las discusiones y se celebran las fiestas. De aquf huyen los jovenes arriesgando la vida en embarcaciones ilegales y fragiles hacia pafses vecinos, en evasiones de droga, 0 en ideo­ logfas y grupos hacia suei'ios imposibles. Aqul se tejen tambien las soli­ daridades y la fortaleza ante la vida de los que sobreviven. Tambien en esta tierra, brotan las comunidades cristianas capaces de comprometer­ s~ y cantar su esperanza. Estos son nuestros claustros. Cada persona es templo de Dios. Pero siempre Ie fue facil al hombre enmudecer las estatuas con flares y luces. Los rostro.s que encontramos aqui son mas desafiantes para el contemplativo que las imagene~,.y los hombres consumidos son mas cuestionadores que las estatuas yacentes de los sepulcros. Los an­ geles de los capiteles.son mudos ante estos ninos que te siguen con la mirada. Esta,es la imagen del Dios vivo. A veces es una palabra que candena y denuncia como una espada de dos filos (Heb 4,12) en el gri­ to de los pobres, y a veces es bondad y cercania en sucompromiso por el Reino. 9
  • 16. ·Dia a rua, la mirada contemplativa va sacando ala luz, con mas hondura que el cincel, el rostro de Dios en esta realidad dura como la piedra. Lentamente, las personas y los nombres sevuelven transparep­ tes y podemos percihir la <<igloria de nios en el hombre». En el silencio contemplativo esperamos que en medio de la noche brillen los signos de la vida nueva. Con el trabajo apost6lico van naciendo las comunidades y organizaciones al servicio del Reino. Las personas y los callejones se hanido transformando en un es~ pacio de comunicaci6n coriel Dios vivo, hmcho mas fuerte que cual­ quier daustro 0 estatua:Dios estaaqui'comprometido, es e1 resucitado de la muerte,. una presencia imposible de ap~gar, un misterio Pascual que se reve1a libre e imprevisible. 10
  • 17. Enloshuesos secos delpueblo El Espiritu £el Senor·me 'llevodejandome en un valle to­ do lleno de huesos... iPodran revivir estoshuesos? Nues­ tros huesos estancaldnados, nuestra esperanza se ha des­ .vanecido, estamos perdidos. Yo voya abrir sus sepulcros... ylos voy a llevar a fa tierra de Israel... In/undire mi Espi­ ritu entre vosotr05 para que revivals ... (Ez 37,1-14) El pueblo exiliado en Babilonia vive una situaci6n tan dura que es comp~rado a un valle Ileno de huesos secos y calcinados. Antes que Ezequiel, otros profetas hablaron un lenguaje parecido. A los opresores del pueblo les dice Miqueas: «Arrancais fa piel del cuerpo, fa carne de los huesos, os com,hs fa carne de mipueblo ... » (Miq 2,3). Nuestros barriosmarginados estan siendo reduddos, tambien, a huesos secos. La situaci6n actual deteriora cada vez mas la situad6n del pueblo. El hambre crece, las medicinas son inalcanzables, las enferme­ dades se hacen cr6nicas, y los trabajos son escasos, duros y mal paga­ dos. Los ranchos tambien se van convirtiendo en sepwcros de un pue­ blo que pierde su esperanza y dice: «Nuestros huesos estan calcinados, nuestr~ esperanza se ha desvanecido, estamos perdidos». (Ez 37,11). El profeta anuncia el proyecto d~ Dios al pueblo. Abrira los se­ pulcros, los sacara de lossepulcros, les infundira su espfritu para que revivan, y losestablecera en su tierra. A traves de este proceso de libera­ ci6n,«sabran que el Senor 10 dice y 10 hace». El pueblo se encontrara con el Dios de la historia al experimentar en su propia carne lanueva vida y la libertad. Esta experiencia la vive tambien Jesus. En la aceptaci6n de su mensaje de liberaci6n, las manossecas recobran vida, y los CUerpos pa­ raHzados cargan con su camilla. Los ignorantes enmudecidos del pueblo empiezan a hablar y a ensefiar a los sabios. Jesus va congregando en tor­ no a su persona, en una comunidad, los inruviduos dispersos, naciendo un pueblo nuevo. 11
  • 18. La vida religiosa ha optado por entrar en este pueblo y partici­ par de alguna manera de esta situaci6n de muerte. No es la carcel ecle­ sial de las experiencias misricas de San Juan de la Cruz·0 de Ignacio de Loyola. Ni la carcel del imperio Romano que apresa a Pablo. Es 1a car­ cel de un pueblo entero preso entre barrotes y cerrojos econ6micos, ideo16gicos, militares, politicos, dificiles de abrir como puertas de se­ pulcros bien custodiadas y selladas (Mt 27,26), donde se consume esa «mulritud inmensa» (Ez 37;10). Pero eli esta situaci6n de muerte, tam­ bien hacemos la experienciadel Dios de la historia que revive los hom­ bres reducidds a los huesos, los congrega en comunidades y los hace sa­ lir caminando hacia un futuro de justicia. La vida religiosa se hace tesri­ go de esta intervencion de Dios, y se transforma en un signo mas lumi­ noso de la plenitud escato16gica. 12
  • 19. La locura que nos hace fibres, Cuando Dios mostr6 su saber, el mundo no reconoci6 a Dios a traves del saber; por eso Dios tuvo a bien salvar a los que creen por la locura que predicamos. (1 Cor 1;21) Lacreaci6n, con su belleza fascinante, con su fecundidad inago~ table, con los misterios que desafian a los cientfficos de todas las epocas, es una palabra del amar creador de Dios.Por eso siempre ha sido un camino natural hacia el encuentro con Dios. Pero al mirar la creaci6n desde abajo, aparece herida por alam­ bradas que son expresi6n de rapilia. Los planes urbanisticos con sus de­ corados no pueden ocultar la mise'ria que se extiende incontenible, que trepa par los cerros bordeando las grandes ciudades, surge casi repenti­ namente en la cercania de las autopistas y lanza sus hijos a las calles co~ merdales. Ya no se puede contemplar la belleza sin escuchar el dolor de la herida. Los pajaros comen y las flores se visten de bellos colares. Pero el hombre, que es mas que pajaros y flores, ~por que no come, ni se vis­ te, ni se mueve libre? Hay que buscar el Reino de Dios y su justicia para curar la herida (Mt 6,33). ' En la creaci6n, Dios aparece rodeado'de brillo y con manto de estrellas, y es El quien pregunta al hombre: «r!Has mandado en tu vida a la manana 0 has senalado su puesto a la aurora?» (Tob, 38,12). Pero ante la herida de la creaci6n, ante la prosperidad del malvado y el sufrimien­ to del pobre, es el hombre quien pregunta aDios: «r!Por que.siguen vi­ vos los malvados y al envejecer se hacen mas ricos?» (Tob, 21,7). Jesus aparece, en'el comienzo de su misi6n, como una manifes­ taci6n de la fuerza creadora y liberadora de Dios a traves de los mlla­ gros y del entusiasmo del pueblo. Pero en la Ultima parte de su vida van desapareciendo los signos prodigioso$ del Reino, y su vida se va hun­ diendo en una fidelidad oseura 'y mal comprendida por todos. La cruz fue desconcierto para los discipulos,escandalo para los judtos y necedad para los paganos. 13
  • 20. Pero la locura de Dios,es sabia y, sit debilidad, mas poderosa que los hombres (1 Cor 1,25). La creaci6n va viviendo su liberaci6n en me­ dio de dolores de parto (Rom 8,22). La contemplaci6n de la creaci6n'se realiza en este proceso de alumbramiento en el que Dios mismo esta comprometido hasta la cruz de Jesus. ' El pueblo no' s610 contempla la belleza de la tierra, y la trabaja paraproducir los ali:mentos, sino que tambien abre surcos en la historia' donde sembrar el futuro dela comuni6n y la justicia. Al vivir el pueblo, como nuevo servidor crucificado en seguimiento deJesus, quiere liberar la tierra para que realmente, el agua que elPadre envia para todos, lle­ gue a lastierras pobres y pequefias lomismo que alas grandes. La experiencia del Dios creador yliberadorse unen de tal ma­ nera,que no se pueden separarni en el trabajo ni en la contemplaci6n. En una tierra,esclava, crear es liberar. Si no, -todos los descubrimientos de la vida humana son robados, en su mismo surgir, para acumular ri­ queza y bienestar por un lado, frustraci6n yopresi6n por otro. . 14
  • 21. Como la pequena comunidad de Corinto, compuesta de gente sencilla (1 Cot 1,26), solo en la «locura de la cruz») se puede encoritrar el sentido de un compromiso por una liberacion que se pierde en el ho­ riz:onte. La Pascua que resucita el cuho Retirad de mi presenCia el, barullo de los cantos) que jluya como agua el derecho) y la justida como arroyo perenne. (Amos 5)23-24) No os olvidiis de la solidaridad y de hacer el bi,en) que ta­ les sacriJiCios son los que agradan aDios». (Rch. 13)16) Los ritos establecidos llegan a las celebraciones liturgicas en la pagina correspondiente de los libros, con la seguridad de los dias del calendario y de las estaciones. Los podemos esperar en ellugar estable­ cido y a lahora precisa sin temor de que falten a la cita. Pero la vida viaja de manera diferente. Aqui abajo es impredeci­ ble, se mueve en un equilibrio precario y estalla de manera repentina con tormentas de violencia acumulada por la opresion. Otras veces se. estanca en una monotonia apaleada y sin salida. Pero tambien es sorprendente la profundidad de la fe y la forta­ leza de la bondad. No hay peligro de que esta vida'quede presa dentro de la palabra de Dios, pero SI es posible que no quepa dentro de cere­ monias y exegesis nuestras. La palabra de Dios fue vida antes de ser pa­ Iabra escrita. Fue palabra eficaz, que nQ regres6 a Dios antes de empa­ par la tierra y realizar su encargo (Is 53,11). Cuando la palabra de Dios yia vida sacramental que nos ha trasmitido la Iglesia se encuentran con el Espiritu vivo en estos cuerpos que son$U templo, su fuerza y su gemido(Rm 8,26), .entonces nace una liturgia viva: 15
  • 22. He visto las celebraciones mas alegres entre las comunidades mas pobres. No eran una evasi6n. En sus palabras y oraciones habra la lucidez de los profetas, y en 'sus cuerpos resucitados se podfan tocar las huellas de los clavos que el compromiso por la vida y por el Reino dej6 en sus manos y en sus pies. No eran celebraciones rfgidas por la costumbre, ni ciencia, ni una inversi6n segura ante Dios por su exacto cumplimiento. Ellengua~ je, los cantos, los gestos, la exegesis, han nacido enesta tierra, y tienen su col~rido, su sabidurfa y su sab~r. La vida religiosa baj6 a reconciliarse con su hermano que tenia una queja contra ella (Mt 5,24). Confes6 que habfa malgastado sus dias en tierras lejanas. El pueblo Ie'abri6 su casa, supascua dolorosa y su fiesta. En esta acogida al perd6n y a la pascua de los pobres, nos hemos encontrado con Dios que camina en medio de su pueblo! y que esta en el centro de la celebraci6n enjugando toda lagrima (Apoc 21,3-5). 16
  • 23. Encuentro con Dios que camina con el pueblo Sefior caminaba delante de ellos, de dia en una colum­ na de nube, para guiarlosj de noche, en una columna de fuego para alumbrarlosj asi podian caminar dia y noche. (Ex 13,21) Con los mismos pasos con los que nos acercamos al pueblo po­ bre para comprometernos con el, tambien nos acercamos a Dios para encontrarlo y caminar con E1. Este encuentro no depende s610 de noso­ tros para responder a Dios que nos llama, sino tambien del pueblo que nos acoge y nos admite a su intimidad. La inserci6n es un regalo.de Dios que llama y del pueblo que acoge. Este encuentro marca nuestra persona para toda Ia vida. Nuestra identidad religiosa no se diluye, se define de manera nueva. Este proceso empieza con la llamada de Dios para salir hacia el margen. . Pero llegar hasta el fondo del pueblo supone un largo camino. ~C6mo avanzar en medio de ese laberinto de simbolos, de lenguaje, de falsas entradas, como trincheras que impiden llegar hasta el fondo .de su realidad? Tal vez, tambien les impiden a ellos salir hacia la comuni6n. Porque en el fondo hay corrientes de vida, de solidaridad, de comu­ ni6n, que vienen caminando por las venas del puebiodesde lejos. Es un caudal fuerte que ha sido engrosado a 10 largo de los siglos en-cada can­ to y cada lucha. Toda esta realidad llega hasta nosotros como el pan caliente de cada jornada, como un mana que hay que recibirlo cada dia, enla medi­ da justa en que se nos reparte. En 10 que tiene de luz, empieza a cami­ nar dentro denosotros como fuego ardiente que a veces ilumina y a ve­ ces quema. A traves del fuego, Iograremos separar en nosotros el metal de Ia escoria y ser boca de Dios (Jer 15,19). La comunidad religiosa va naciendo lentamente como un signo de comuni6n y de esperanza. Moises ayud6 a que el pueblo se dejase conducir por el Dios que iba delante hasta el Sinai, la alianza y la tierra prometida. Pero el 17
  • 24. pueblo llevo dentro de SI a Moisesa traves deun desierto que no se puede atravesar solo. Jesus formo y condujo la comunidad de disdpulos hasta las fronteras dela pasion y dela muerte. Pero el grupo de disdpulos dio a Jesus el calor de la amistad, y ayudo a hacer crelble el anuncio de un Reino que crea comunidad, y que no se puede anunciar en solitario. Y todo el pueblo Ie dio a Jesus una historia., una raza, una lerigua. Le per­ mitioser verdaderamente uno de nosotros, «uno de ,tantos» (Filp 2,7). En este camino con Dios,Y con el pueblo, en algUn momento podemos quedar como descoyuntados entre dos solidaridades que pa­ receri alejarse. «Senor, iPor que maltratas a este pueblo? iPor qulme has enviado?» (Ex 5,32). Pero en otras ocasiones vivimos en comunion festi­ va en Iii celebracion y en el trabajo, en medio del pueblo, para avanzar . dentro de el hacia la tierra nueva, y hacia la plenitud del encuentro con el Dios nuestro que «va delante». . 18
  • 25. III Una experienciaunificadora Union de ntistica yprofecia Las comunidades insertas entre los pobres son consdentes de la injusticia de una manera vital. Constantemente entra por todos los sen­ tidos la miseria dentro de nosotros. No solo escuchamos el clamor del pueblo. Hasta el. clamor de la sangre del pobre grita desde las piedras de losedificios liljosos (Habacuc 2,11), construidos con sueldos misera­ bles. Nuestra mirada no,es la del turista, sino la del profeta. Desde esta experiencia dolorosa ~acen las palabras duras «Co~ mo .unaespada de .dos filos» (Hb 4,12), queexigen «destruir y arran­ car» Ger 1,10) 10 que para muchos se llama progreso, orden, rendimien­ to. Esta palabra puede sonar como una subversion. Y cuando anuncia la posibilidad y la necesidad de vivir de otra manera,el profeta es consi­ derado ingenuo, yes tratado como un payaso; Jeremias dini: «La pala~ bra de Dios se me.volvio escarnio yburIa constantes». O'er 20,8). Pero si la profeda se aleja de la contemplacion, se muere. El profeta no es mas que un servid6r de la palabra de Dios, que se encarna en la ambiguedad de un· hombre, .y aSI nace ahora marcada por su len- . guaje de campesino 0 de poeta. A veces, el profeta parece hundirse por ' el peso abrumador de los ataques que recibe, 0 por la amargura del m~nsaje que gesta dentro de SI (Ap 10,10). En otras ocasiones, consuela a un pueblo esclavizado (Is 40,1); y es un pedagogo que ha descubierto la salvacion, que ha brotado en me­ di6 de la histdria eiilvita,al pueblo a contemplarla (1s43,18), 0 pinta la vision de uh futuro libre que anima al pueblo a celebrar y a comprome­ terse arriesgandoseen l~travesla del desierto; (Is 49,14-26). 19
  • 26. La dimension profetica se aHmenta de una experiencia contem­ p1ativa. E1 profeta se siente en una permanente referenda a Dios a quien tiene que escuchar, yde quien recibe, enel momento oportuno, la invitacion a contemp1ar 10 ineruto que gratuitarnente ofrece, el futuro que se gesta en silendo donde nadie 10 ve, en el vientre maternal de la historia 0 en el secretode la tierra. / Se Ie revela la exigenda de justicia en una dimension mas amplia del arnor y de la salvacion,.en la gratuicladde la(;ntrega de Dios. No se pueden eHminar los irijustos de la tierra como se sacude el mantel de 20
  • 27. una.mesa Gob 38,13). Poreso tiene que alegrarse con Dios ante el peca­ dar que se arrepiente, yno tirarse a morir porque Dios no destruye al m}uvado cuando y como~elle parece Gonas, 3,8). La historia es misterio para el hombre. Los planes de Dios y sus caminos para realizarlosestan tan leJos de nuestro corazon y nuestra mente como el delo de la tierra (Is 55,9). La Ultima p~abra de Dios es la sabiduria que nace del arnor, manifestada sOfprendentemente en esa permanente parabola de la creadon que hay que contemplar como lIa­ mada al misterio en la fascinadon de 10 desconoddo, como compromi­ so permanente de Dios para una vida en abundanda, y como expresion del perdon siempre ofreddo en el sol que sale cada manana sobre justos y pecadores. Diosdene su hora y su ritmo. En la contempladon hay que de­ jar que madure lentamente dentro de nosotros el futuro. La historia es vista como un vientre maternal donde se gesta una nueva vida, hasta que lIegueeldia delparto en medio de dolores y expectativas (Is 42,14). Mas aila de toda evidencia, cuan.do la historia se derra con todo el poder de los imperios contra comunidades pequeiias, como un oce.a­ no entero en tempestad contra una barca, es necesario dejar entrar den­ tro de nosotros, m~s alIa de nuestros miedos, la vision de la plenittid con todos sus coloreS ysus cantos (Apoc 2 1). Sin contempladon;. sin apertura aDios, y sin una relacion con EI, que toca todas las dimensiones de nuestra persona, apostaremos por Idolos mas 0 mehos eficaces, 0 nos consumiremos en el desgarrarniento o la tristeza. Per<,? sin profeda, sin compromiso para transformar la historia, la contemplacion se pierde en un vado intimo, lejos del Dios de la his­ toria. En la expedencia de Dios entre los oprimidos, la profeda y la contemplacion encuentran un terreno privilegiado para crecer alimen­ tanclose mutt;lamente formando un solo cuerpo. 21
  • 28.
  • 29. Integraci6,n de Japersona en... ... . Is experiencia de Diosen la historia . Estamanera'de vivir la re1aci6n entre contemplaci6n YProfeda, nospermite comprender mejor launi6n de otras dos dimensiones: la in­ tegraci6n en la historia Yla integraci6n personal. Dios va realizando su proyecto de salvaci6n en fa historia,hasta quee1 Reino llegue a su plenitud ~scatolagica incorporando nuestras ac­ cionesy pasiones treadoras.CEnl3:historia 10 encontramos. El va de1an­ te y llama. Si unO'Cluiere crecerell el encuentro con Dios, tiene que ser en camino, porque. Dios n6sed~tiene. Pero Dios va delante como el que sugiere,invita, ofrece.La historia esta en nuestras manos, peroDios nospropoIie 10 que justamente nos respeta y nos creaa nosotros mis­ mos.Nuestro trabajo se une alohtar de Dios. Nuestra fragilidad, es la debilidad de Dios entre nosotros. E1 compromiso entre losoptimidos puede amenazar esta inte­ graci6n personal que Dios nos ofrece. No salopesan las privaciones en lamanera de vivir. Eso es algo externo. Lo mas difkil de manejar es el conjunto de dinamismos que tanta opresian desencadenan dentro de nosotros, y que empiezan a correr como torrentes chocando contra nuestros dmientos interiores. Pueden. distorsionamos, 0 pueden enca- . minamos aun servicio degran entrega al Reino de Dios. Nosotros ericont.tam~s hoy cristianos y religiosos que han traba­ do una personalida:dlibre y creadora, con la alegria y la paciencia (Mt 5,12) que Dios da en medio de las persecuciones. Estas personas y co­ munidades encuentran suconsistencia en rakes nuishondas que el· exi­ to facil a corto plazo,el estreno de una moda oafinidades psico16gicas e ideo16gicas entre personas. La persona nueva que va haciendose en este camino, se alimenta tanto desde el trabajo como desde la contemplacian. Nace una «sabidu­ ria» queva creciendo y se va compartiendo entre todos. Mas ade1ante, intentaremos describir con mas amplitud camo se va viviendo este proceso de integraci6n personal en el encuentro con Dios en la intimidad, y en e1 servicio activo a su Reino. 23
  • 30.
  • 31. Encuentro de la tradici6n orante y de una inserci6n que ora Las grandes dimensiones de la tradici6n 'orante de la Iglesia son recogidas en la vida de oraci6n dentro del mundo de los pobres. Buscamos aDios. Pero siguiendo aJesus, que es el camino, des­ cendemos con El hasta el fondo de la socieqad humana. Alii Jesus expe­ riment6 a Dios como Padre de bondad. Precisamente donde la socie­ dad pesa y parece destruir al hombre, nos ensefi6 a llamar a Dios, Padre de bondad y cercania. Para buscar a Dios hay que despojarse de todo no s6lo misticamente, sino hist6ricamenteen la medida de 10 posible, y entregarse a El como el absoluto precisamente donde la opresi6n pare­ ce negar su presencia y su bondad.. El desierto esta abajo y fuerade la ciudad, donde el sistema ha ido arrinconando los que considera hombres inferiores. En este exilio queremos renacer como hombres nuevos, mas evangelicos, liberando­ nos por la distancia privilegiada de los valores mundanos, y por la cer­ cania de los pobres. Por sus heridas abiertas dejan entrar el Reino de Dios en nuestra tierra. No hay clausura de piedras y puertas, sino carcel de estructuras. Detras de estas rejas nos encerramos con los pobres. No hay ningun claustra que nos acerque a Dios con tanta certeza como los callejones y los rostros de los pobres con los que Dios se identifica. En la trascen­ dencia de sus exigencias de amor y libertad, cantemplamas el Espiritu de Dios que hace suyo el gemido de los pobres. En su bondad, pacien­ cia y esperanza activa en este «homo de fuego» (Jer 11,4), nos dejamos ir purificando de nuestro propio egoismo. El pueblo agoniza en un gi­ gantesco «sepulcro». Pero en esta situaci6n hacemos una experiencia Pascual de la muerte y resurrecti6n deJesus, centro de miestra vida cristiana. 25
  • 32. AI contemplar la bel1eza de.la creaci6n en medio de un mundo posesivo, nos abrazamos a la locura de la cruz como modo concreto de perderse porel Reino de Dios, expresi6nde laentrega formulada en nuestros votos religiosos. Tanto dolor y tanta vida no caben en rituales mednicamente repetidos. Hay que ser wlnerables a la insegurida,d de esta pascua que viene a enriquecer con un sentido profundo la vida sa­ cramenta/de la Iglesia. Caminamos con el pueblo de Dips sin diluir nuestra identidad religiosa. Nuestros votos vividos en comunidad religiosa, son una senal familiar y vulnerable del Reino de Dios, y de su presencia en medio de nosotros. 26
  • 33. IV El camin·o.de la vida de oraci6n t " Sin un encuentro profundo y vivo con Dios en medio del com­ promiso, nuestro trabajo' es sal que pierde su sabor (Mt. 5,13), y nuestra persona se desintegra. Nadie puede salir a este desierto de la historia, y vivir los largos procesds del compromiso con los oprimidos sin encon­ trarse coil Dios, y poder decir como Job en medio de su descenso al fondo del sufrimiento humano: «Senor, antes te conoda solo <;Ie oidas, , ahora te han visto mis ojos» (Job, 42,5).J • ~Cuiil es el camino que recorremos para que nuestra persona se vayahaciendo contemplativa? ~C6mo unirla·oraci6n yla vida, para que nuestro compromiso sea eficaz, y nuestra persona llegue a su plenitud?, , . ' 1 - , " ~ i L LA ORACION CONTEMPLATIVA «Cuando quieras orm; entra en tu cuarto) echa la llave y .rezale a tu Padre que estii en la .escondz'da». (Mt ~ 6) Soy original y me acer~o aDios' • Cada uno de nosotros necesitamos un encuentro personal con Dios. El no se relaciona con nosotros, como un politico con una muche­ dumbre de seguidores, todos enfundados en el mismo color de su parti- do, esperando la consigna de la campaiia. . . Cada uno somos un ser original. Dios nos ha hecho linicos. No somos copiasrep~tidas con un niimero distinto de serie para diferen­ ciamos de losdemas. Sobre cada uno'de nosotros Dios inclino su ros­ 27
  • 34. tro, y nos fue moldeando can manos de artista dociles a su corazon cre­ ador que nunca se repite. Desde el comienzo empezamos, a reflejar en­ tre los hombres una faceta nueva de Dios. Pero como no somos simple obra conge1ada en e1lienzo, 0 trozo de vida fijado enla piedra, sino vi­ da creadora tambien, noso'tros podemos ser barro que se rebela contra e1 alfarero (Is 45,9), 0 podemos aportar ala obra de Dios algo insustitui­ ble que solo yo puedo aportar. • La marca de este nacimiento me acompafia siempre:Dios me va formando en relacion y solo podre vivir en relaci6n. Separado, rodare por los caminos y me sec'are como una rama cortada que arrastra el viento que domina. Dios realiza su proyecto en la historia conmigo. Yo realizo el proyecto de Dios y lIego a mi propiaplepitud creadora.' • En esta re1acion nunca puedo decir: ya lIegue. Delante de mf se abre un encuentro sin orillas. Dios no es solo un horizonte que esta fue­ ra de mt y me atrae. El se ha hechodentro de m! un surtjdor inagotable de sugerencia, oferta, inspiracion:.. Asi yo avanzo al mismo tiempo ha­ cia el futuro de Dios en la historia en el trabajo creador, y avanzo tam­ bien hacia la hondura de una intimidad que me llama por nombre, des­ de e1 misterioso surgir de la vida que se me regala. Ni me paralizo en una intimidad sin historia, ni me vado en una historia sin intimidad. En esta relacion con Dios se abre un encuentro y un proyecto inagotables. Yo tambien soy ya inagotable. Llevando dentro de mi la solidaridad con los pobres, entro en . mi aposento, cierro la puerta y me encuentro con Dios. Ahi experimen­ tare hasta llmites insospechados, la soledad dealguien que no tiene en sus manos las llaves que abren la puerta del sentido y la plenitud, para la que estoy hecho, y experimentare tambien, en medio de las rupturas del caminante, la plenitud regalada que todo 10 unifica. Ahi experimentare con una claridad sorprendente mi propia identidad no delegable en manos de nadie, puesto que Dios mismo no me absorbe, ni me hace guante de su mano. EI se acerca a mi soledad en toda la cercania de miintimidad, pero tambien desde toda la distancia de su trascendencia inalcanzable: Desde este encuentro me abre posibi­ 28
  • 35.
  • 36. lidades siempre nuevas como un "rio deagua viva que:mana desde t:l mismo centro de mipersona. . • En la oraci6n personal podemos distinguir vatias modalidades. La oraci6n vocaLse hace con los labios y se expresa con la pala­ bra. Con oraciones propias 0 ajenas que me expresandelante de Dios, tambien me hablan de Dios a mi. Cuando yo digo «Padre nuestro», no solo expreso mi filiaci6n ante Dios, sino que Dios tambi61 expresa ante mt su patemidad. La meditaci6n estacentrada fundamentalmente en la mente: A traves de pensamientos e imagenes yo voy comprendiendo mejor a Dios, voy recibiendb una luz nueva, y oriento mi persona hacia ese pe­ dazode camino iluminado. En la contemplaci6n. la afectividad se va impregnando por los ' sentimientos. Las palabras y los sentimientos se simplifican. La cercarita . de la presencia de Dios ocupa el centro, y la voluntad se une y acoge la voluntad de Dios. Toda forma de oradon personal esta orie.ntada y camina hacia la contemplacion, donde todapalabra, simbolo y pensamiento acaban por apagarse ante la eercania luminosa de Dios. Esta eercania a veces es os­ cura. Pero tambien la noche acogida tiene su descanso. Por esta razon hablare de contemplacion al intentar describir este itinerario de la rela­ cion personal con Dios. EI cuerpo de la contemplacion • La contemplaci6n es un encuentro La oracion es un encuentro entre Dios y yo. Como todo eneuen­ tro entre personas necesita cultivarse en el tiempo disponible y elespacio abierto. Poco a poco van naciendo las palabras, sentimientos, imagenes, que expresan la reladon. Tambien se van haciendo los silencios de cali­ dad en los que la comunicacion se va haciendo mas alla de las palabras. 30
  • 37. Todo encuentro se situa en la historia de una relacion,de tal ma­ nera que cada momento viene marcado por todo su pasado. Pero se abre, sin embargo, a 10 impredecible y nuevo. No puedo preveer la ini­ ciativa de Dios. Tampoco conozco plenamente los diriilmismos que se van incubando dentro de mt. Se avanza en la relacion desde una apertu­ ra sin condiciones ~Ja iniciativa de Dios, y a mi verdad honda y desnu­ da. No se trata de un encuentro que solo compromete algo de mt mis­ mo. Desde el centro de mi persona estoy orientado para un encuentro inagotable. Soy buscador de un tu inagotable. Todos los demas encuen­ tros se quedan pequefios tarde 0 temprano. Dios tampoco es acompafiante de un pedazo·de camino, y des­ pues, en una bifurcacion, se va. El es prindpio yfin. el horizonte de estarelacion esta la plenitud escatologica. La solidaridad ton los pobres es un espacio privilegiado para acercarnos aDios desde la verdad que se revela sobre nosotros mismos y sobre 1a accion de Dios. . • Comunicaci6n con toda la persona Nos encontramos para comunicarnos. Yo me expreso ante Dios, y escucho a Dios que se expresa ante mL Yo llevo toda mi persona al encuentro, y Dios me hab1a a toda mi persona. Yo pienso delante de . Dios, y Ie expreso 10 que yeo claro y 10 que se me esconde, 10 que pre­ gunto y los elementos de tespuesta que ya se barajan en mis manos. Me expreso ante Dios desde el corazon de mi persona, donde se gestan los grandes afectos que impregnan el centro de mi vida. Inevita­ b1emente impulsaran mis pasos en la direccion que ellos marquen. De­ tras de mis hechos hay sentimientos que me sefialan el camino. Mis fan­ tasias sacan a la luz realidades hondas mas 0 menos disfrazadas. Tam­ bien me permiten trazar los grandes rasgos de las posibilidades nuevas que surgen dentro de mi, y que me fascinan 0 me aterran. E1 cuerpo no miente. Si aprendo a escucharlo, me dini muchas verdades demi mismo. Pero ademas, puede transformarse entero en una pa1abra hecha carne y gesto para expresar todo 10 que soy y 10 que 31
  • 38. quiero; Elcuerpode Jesus se derrumb6 sobre la tierra en Getsemanf, expresandosu angustia ante la muerte, y al mismo tiempo su abandono y disponibilidad al proyecto del Padre. Dios se expresa ante mt Jesus es la palabra definitiva e insupe­ rable. Cuando yo meacerco al evangelio, el Espiritu que esta dentro de mi, la traduce en mensaje espedficamente para mi, en el contexto que yo vivo. De~de cualquiersituacion me puedo acercar a la espera de que me comunique un mensaje sin estrenar. Dios nos habla ademas a traves de muchos santos y profetas. Los signos de la historia nos revelan su compromiso. La creacion llega a nuestros sentidos como una presencia fieI y permanente. Hoy nos habla de una manera especial a traves de los descalificados de la tierra, que a veces son un grito de dolor que nos llama, una realidad dura que nos juzga, 0 una sabiduria y compromiso que nos salvan. . La palabra nos llega de multiples maneras como una comunica­ cion total. Nose dirige solo al oido. Uega a todas las dimensiones de nuestra persona, y se abre camino hasta el centro de mivida. La pode~ . mos ver, tocar, sentir, oir, saborear. Se mueve, hace camino, y dejapor todas partes la huella de su paso. No la podemos encerrar nifijar en nuestros escritos 0 nuestras mentes aunque sea clara como la luz del mediodia. Puede·hacer alianza con nosotros, pero nunca sera esclava nuestra. Es fiel, pero no respondera necesariamente a nuestras expecta~ tivas.. Es eficaz, pero nuestros cruculos no Ie obligan a seguir el ritmo de nuestras estaciones y proyectos. Se dirige concretamente a mt en to­ da mi originalidad, pero en mi no cabe toda su verdad y su gracia. Es familiar y transparente, pero viene enterrada en el barro de las realida­ des humanas. Para poder escuchar aDios plenamente tengo que crecer en la capaddad contemplativa de toda la vida, para dej~r1a resonar despues en el silencio, y as! llegar hastaelcentro como palabra acogida por toda la persona. «Hablamos de la palabra que es la vida»... «Lo que olmos} 10 que vieron nuestros ojos) to que contemplamos y patparon nuestras ma­ nos... os to anunciamos ahora» (1Juan 1,3). 32
  • 39. . El credmiento en la manera de mirar la realidad es lento pues los ojos estan coloreados pOl' todo 10 que somos. Con muchafacilidad decimos «este es tu Dios» (Ex 32,4) a 10 que no es mas que oro brillante que nos ciega y nosdetiene en medio del camino. POl' eso es necesario reflexionar'sobre las resistencias que se presentan en esta comunicaci6n con Dios. • Las resistencias alencuentro En toda relaci6n entre personas surgen resistencias. Todos tene­ mos nuestro territorio y 10 defendemos de cualquier extraiio que se acerque. Dios, a veces, se aparece delante de nosotros como una amena­ za, comoextraiio, al que no deseamos ver porque queremos seguir vi­ viendo.. (Ex 20,19). Somos como un castillo, con sus muralias, fosos, puentes levadi­ zos, puestos permanentes de vigilancia, pasadizos secretos... Nos cerra­ mos hermeticamente cuando alguienparece querer agredirnos, 0 ~bri­ mos pasadizos falsos que no llevan al centro de nuestra persona. Pero no queremos dejar que salga el que experimentamos como'comuni6n y cercania. Nos cerramos cuando percibimos a Dios.como «pobre» que nos desinstala, como mas fuene que nosotros y que puede dominarnos, mis­ tedo que exige avanzar lentamente en la comprensi6n de una realidad que se nos tiene que revelar en su <<hora». Lo que escuchamos de otro, s610 10 recibirnos .si estamos dispuestos ,a recibirlo, y 10 que acogemos dentro de nosotros, 10 vamos organizando segun nuestra experiencia pasada y nuestras expectativas ptesentes. As! vemos a Moises luchando con Dios en aceptaci6n de su pro­ puestade ir a Egipto: No me van a creer; no se hablar, el fara6n no nos dejara partir; envia a otro... Jonas se echara a morir y se indignara con­ tra Dios porque noactu6 como el pensaba (Jonas, 3,8). A veces nos sen­ timos en una etapa seguray tenemos miedo de pasar a otra nueva. Tam­ bien podemos esquivar el encuentro cuando sepultamos dentro de no­ sotros sentimientos llamados .«malos», y no los expresamos. En otras ocasiones, andamos escapando de Dios porque nos parece que El s610 33
  • 40. exige, cuando en re~idad somos nosotrosmismos los que nos pedimos una perfeccion imposible. Las resistencias tienen muchos nombres y sus smtomas son tan variados como el miedo, la oscuridad, la sequedad, tentaciones, disper­ sion, aburrimiento... Entre los oprimidos, la contemplacion puede sen­ tirse como perdida de tiempo, como menos necesaria que las urgencias del trabajo por un pueblo que vive en estado de emergencia, como im­ posible por los impactos de una realidad dura, que invade nuestra pro­ pia intimidad, como evasion hacia mundos que suavizan la realidad y nos alejan de ella... Pero el paso por las resistencias es inevitable, y el discemirlas, necesario. Este pasar por las resistencias es, tambien, parte del camino de oracion. A veces puede convertirse en una verdadera «lucha contra la muerte», peroes la pascua hacia una nueva plenitud que llegani. • La union en Ia gratuidad A traves de este proceso vamos avanzando hacia una union· con Dios mas honda. El Espiritu va entrando en mi persona como el agua en la esponja (EE.EE. 335). AI hundirse la esponja en el agua, salen las burbujas brillantes, seductoras y vadas hacia la superficie. El paso por las resistendas, nos hunde cada vez mas en el misterio de Dios. Mucha apaciencia vana se va de nuestra vida y deja espacio a una presencia de Dios mas plena. Vamos dejando a·Dios ser Dios en nosotros. Pero Dios no llega como un invasor que me anula y me hace servil. No es tampoco , una fascinacion que me absorbe, ni es tampoco una exigenda de perfec" cion que me tensa y me destruye. Dios es comunion, una presencia en la que puedo ser plena­ mente yo mismo, al ser amado como soy. Me voy dando cuenta de to­ do 10 que soy porque me permite ser yo mismo. AI sentirme amado ~on toda mj realidad fragmentada, tambien yo me acepto como ser en camino. No pretendo ser perfecto, enmascarando con engaiio y rigi­ dez mi verdad, sino que acojo e integro mi persona en ese abrazo que me unifica desde dimensiones mas hondas que todas mis dispersiones y rupturas. 34
  • 41. La palabra adoracion puede expresar esta experiencia de comu­ nion, vivida como confianza y abandono en el Dios de la rustoria. «AI Se­ nor adorara.s y a eI solo serviras» (Mt 4,10). Es una adoracion que no me une y me entrega solo en el ambiente ptotegido del silencio contemplati­ vo, sino en la: entrega al mundo donde se construye el Reino de Dios. Solo aDios podemos entregarnos. No podemos adorar idolos (proyectos, ideologias, personas ... ), porque se aduefian de m! y me es­ clavizan a cambio de una luz mediocre, de una eficacia «reconocida» de corto alcance, 0 de una seguridad que pretende protegerme de los ries­ gos y oscuridades del camino para crear el futuro. Enfrentado al «no saber» sobre Dios, sobre el futuro..., afirmo un saber mas hondo: mi misterio personal y el de la historia estan asen­ tados en Dios, Padre de bondad, origen inagotable de posibilidades ine­ ditas. EI misterio ya no es simplemente oscuridad y sin sentido, sino 35
  • 42. gestacion en 10 escondido y futuro sinestrenar; queamanecera a su tiempo. EIReino deDibs esta sembrado en nuestra tierra, y a su tiempo brotara y lIegara a la plenitud de la cosecha (Mc4,26-29). , AI dejar aDios serDios con t6do su misterio, van callando en m( palabras y proyectos, y seextiende un silendo agradecido. Tamblen todos los «otros» encontraran am un espacio donde pueden seren toda su originalidad, sin quererlos apresar enlo que tienen,de comunion, ni quererlos rechazar en 10 que tienen de amenazante y diferente, y sin , pretenderlos perfectos en 10 quetienen de disonantes. En 1a medida en que yo dejo aDios ser Dios en el silenc;io contemplativo, dejo ser tam­ bien a los demas, y yo puedo ser yo plismo Ultimamente. ' La adoracion al Senor de'la historia es unaexperiencia de gra­ tuidad. Yo recibo algo que no puedo provocar ni exigir.EI don de Dios, como el amor, el perdon, 1a amistad.... dimensiones fundamentales de 1a vida, yo no las puedo exigir. En el silendo con~emp1ativo yo acojo la cercanfa de Dios, y ofrezco mi entrega gratuita a Diosy su proyecto. Desde aqui, regalare tambien 1a vida. Mas alla deactitudes de inver.sion contabilizaba, de apuestas del que espera sacar una ganancia.... uno re­ gala la persona entera, y no solo pa1abras, tiempo, actividades... Dar gratis 10 que gratis recibimos, se refiere a la personll entera. La adora­ cion Uega hasta los Ultimos rincones del corazon, donde no tenemos aCe ceso por nuestra reflexion 0 rtuestra consciencia, y nos va liberando del miedo y la codicia que no nos dejan rega1ar 1a vida con 10 que tiene de confianza y de compartir festivo. . En el fondo de 1a sociedad, en los sepulcros de la opresion, el mis­ terio de Dios y su proyecto pueden alcanzar una oscuridad estremecedo­ ra. Pot eso tambien aqui es mas necesaria esta experiencia de adoracion en la que Dios es cada vez mas Dios en mf, yo soy cada vez mas yo mismo en Dios, ya traves de mr, Dibs es cada vez mas en nuestro mundo. J Pero tambien en el fondo de la opresion encontramos muchas personas que van dando gratis todo"10 que tienen en un servido a la vi­ da y ai Reino. ~Como explicar su gratuidad y su alegrfa?,Mas alla de to~ da explicacion nos va lIegando desde estos pobres, en una sencillez dis" creta,una gracia de contemplacion agradecida. 36
  • 43. Contemplacion de un profeta • El profeta Jeremias llega a la oraci6n con todo el peso de su compromiso arrancando la injusticia y la idolatria, y edificando la justi­ cia y el derecho ar 20,7-13). Es un momento especialmente dificil. La gente quiere delatarlo (20,10), y hasta los amigos de antes estan espian­ do un traspiesuyo para acabar con eL Se siente el payaso del pueblo. Todos se burlan de el (20,1). Se acentua la soledad profunda a la que 10 ha ido llevando su misi6n. «Nome sente a disfrutar con los que se divertian.. Forzado por tu mano, me sente solitario, porque me llenaste detu ira» (15,17). Con todo el peso de su situaci6n original, sin evadirla ni dejarla a las puertas'"de la oraci6n 0 detras de sus palabras y pensamientos, se acerca a Dios para un encuentro de total sinceridad. • Jeremias se encuentra desconcertado. Y asi se 10 expresa aDios. Antes; «cuando recibia ·tus palabras, yo las devoraba, tu palabra era mi go­ zo y mi alegria intima» (15,16). . Pero ahora, Jeremias expresa toda su angustia con un lenguaje duro que parece rayar la blasfemia. Tu, «me sedujiste, me forzaste, me violaste» (20,7). Se expresa con libertad absolutadelante de Dios, sin dorar sus palabras, ni endulzar sus sentimientos. Y toma una decisi6n. «No me acordare mas de E4 no hablare mas en su nombre» (20,9).. Pero el Dios que sondea los corazones, no parece escandalizado por la palabra de Jeremias que expresa 10 que realmente siente yya Dios ha visto en su interior. Dios tambien se comunica con Jeremias, y Ie hace sentir «un fuego encerrado en los huesos» (20,9). La palabra que antes «cornia» Jeremias y Ie sabia bien, ahora la siente como un fuego que no puede apagar. Timpien el autor del Apocalipsis (Apoc 10,9-11) come ellibro de la palabra. Sabe dulce Como la miel en el paladar, pero es amargo en las entrafias porque dentro del coraz6n se gesta la palabra dura del profeta contra pueblos y nadones. El fuego es la sefial de la presencia activa de Dios, percibida in­ eluso de manera corporaL El fuego quema y hace sufrir, pero tambien 37
  • 44. da 1uz y calor. Desde 10 hondo de los hllesos brota un fuego que no 10 deja preSQ de su amargura y de su decision de renuncia a 1a misi6n. En ese fuego se forjara una palabra nueva de.Dios en la bocadel profeta. • Entre la dec~pcion de Jeremias y 1a presencia de Dio& se entabla un verdadero combate. Jeremias hada esfuerzos para apagar ese fuego y esa palabra que nada dentro de e1, pero no podia (20,9). Toda su perso­ na es resistencia al fuego. ~Es el miedo a una nueva decepcion? ~Es la aversion a 1a dureza de su misi6n? En otra situacion parecida Jeremias compara a Dios con un «arroyo engafioso, de agua inconstante»: Pero Dios trata de despertar en el una confianza mas honda que la anterior. «Si vuelves, te hare volver y estar a mi servicio». Y este 10 purifkara .para que nazca de el una pala­ bra limpia, «sin escoria», y aSl pueda ser «boca» de Dios (Jer. 15,18-19). • La amargura de la palabr~, y el fuego pegado a los huesos, son el paso hacia una comunion mas honda con Dios, hacia una manera nueva de experimentar la fidelidad mistetiosa y desconcertante de Dios. «El Sefior estd conmigo» (Jer 20,10). Es un lenguaje de comunion. A tra­ ves de esta pascua nace una consistencia nueva en su vocaci6n de profe­ ta. Los enemigos «no me venceran» IJer 20,11). En otra ocasion pareci­ da se sennra como una «murallainexpugnable» y los enemigos no Ie venceran (Jer 15,20-21)' La situacion fuera, en la sociedad, no ha cambiado nada. Pero e1 ha sido transformado interiormente en el combate espidtual con Dios, y ha ,nacido en el una comprension nueva del misterio de Dios. Existe co­ munion precisamente alli mismo donde el s6lo percibia engafio y desle­ altadpor parte de Dios. Por eso en la conclusion de este encuentro so­ mos invitados todos al canto y a la alabanza (Jer 20,13). . Es una experiencia de comunion en medio del sufrimiento. No s6lo en la beVeza, el orden y el exito se encuentra uno con Dios. Reco­ nocer y acoger su trascendencia, que no deja ninguna situaci6n cerrada, en la contemplacion. que alaba y canta, es permitir que toda la persona integre su dispersi6n interior y su hedda. De aquf nace un compromiso nuevo y fuerte. 38
  • 45. 2. LA ORACION DE DISCERNIMIENTO Portaos como gente hecha a la luz, donde florece toda bondati honradez y sinceridati examinando lo que agrada al Sefior. En vez deasociaros a las obras improductivas de las tinieblas} denunciadlas. (Ejesios) 5}8-11) Discernir en el gran teatro del mundo • La contemplacion expresara su verdad en la entrega al proyecto de Dios en la historia. Pero, (que hace Dios hoy de nuevo? (CuaI es mi colaboracion «justa y precisa» ilIa novedad de Dios? «Aquiestoy yo para realizar tu designio» (Reb. 10,9). En esta fra­ se se resume la actitud profunda de Jesus ante el Padre, y tambien la disposicion de todo el que ora para discernir. Porque el discernimiento no es ni un ejercicio de introspeccion, ni un actuar segun las expectati­ vas del pueblo 0 de nosotros. El discernimiento es una forma intensa de orar en la que tratamos de descubrir eso que «el Padre sabe que nos conviene» (Mt. 6,8), y que nosotros tenemos que descubrir. • Tambien supone una re1acion intensa con el mundo donde Dios construye su Reino, y tambien una relacion intensa con mi propia per­ sona, para distinguir entre todos los impulsos interiores, cuaIes son de Dios, y cuaIes solo 10 parecen. El discernimiento tiene tambien una dimension eclesial, para poder confrontar con e1 cuerpo de la Iglesia, sobre todo con los herma­ nos que tienen el semcio de la autoridad, 10 que yo voy destubriendo como voluntad de Dios. • La cercanfa de los pobres es un lugar privilegiado para el discer­ nimiento. Podernos comparar la sociedad cotLun teatro. Todo el espec­ tacwo estapreparado paraser contemplado desde las butacas y desde los palcos exclusivos, comodamente sentados, con una temperatura cli­ matizada, en la penumbra que hace mas deslumbrante la escena con sus juegos de luces. El espectador es conducido a su asiento, y es condicio­ nado para ver el escenario desde alli, y para aprobar y aplaudir en me­ dio de otros espectadores iguales. Los que dirigen el espectaculo, tienen 39
  • 46. sus azafatas sonrientes que te eond'ueen para que veas 10 que quieren, desde donde quieren. .Pero si uno entra por la puerta de servicio, en vez de dejarse eonducir por la entrada principal, entonees uno'transgrede las reglas del juego, y se eneuentra con un espeetaeulo muy diferente. Los rostros de los artistas estan tensos medio de su representaci6n. Los obreros se sienten hastiados de' presenciar siempre la misma representaci6n, y deser los que preparan el espeetaeulo dela gente queesta sentada eort eomodidad. Los deeorados vistos por detras son feos y falsos. Los vesti­ dos no brillan de la misma manera. 40
  • 47. La sociedad se puede ver desde las butacas y palcos 0 desde la puerta de servicio de este mundo, donde trabajan los que ni siquiera sa­ len al escenario, pero hacen posible el espectaculo. (Desde d6nde mira­ mos el gran teatro del mundo? Veremos cosas completamente distintas. Un desalojo de un barrio marginado puede aparecer como un paso de progreso si se mira desde los que planifican y dirigen, y como una, agre­ si6n si se mira desde los quepierden todo. Es clave saber bien d6nde estamos situados para discernir, y curues son nuestras solidaridades. . . • Decir que desde los obreros del espectaculo, desde los pobres del mundo puede nacer hoy salvaci6n para todos es una audacia y una insensatez para muchos. Pero as! sucedi6 tambien cuando la novedad cristiana entr6en este mundopor las puertas abiertas de los pobres en 1a manana de Pentecostes. Pedro les dijo a los judios: «Estos no estdn borrachos... Se estd cumpliendo 10 que dljO el pro/eta Joel: En los ultimos dias derramanf mi Espiritu sobre todo hombre,' pro/etizardn vuestros hi/os e hi/as» (Hech 2,15-17). • Pero en el fondo de la marginalidad, 10 nuevo nace abajo, abso­ lutamente imprevisible. Nace desde los que no tienen ni el saber de los tecnicos, ni el poder de las autoridades, ni el dinero de los que contro­ Ian las ideas y mercados. Por eso, nace 10 nuevo como el que se escapa de las planificaciones y proyectos. ' • Este descubritniento nos obliga a mirar de manera nueva. No se puede mirar s6lo hacia arriba, ni a la propia intimidad «iluminada» en la contemplaci6n. Es necesario mirar hacia abajo, y mirar desde abajo al conjunto de la sociedad. • Lo que nace abajo, 10 contemplamos, 10 acogemos y nos pone­ mos a su servicio, cuando descubrimos que es un paso del Reino de Dios: Ayudamos a que se purifique de su ambigiiedad, y ayudamos a su crecimientoy consistencia mas alia de 10 que nosotros podamos acom­ panarlo. • Si somos puestos como «atalaya» por Dios para'ver la realidad y denunciar «su pecado al malvado».., porque Dios quiere que «cambie de conducta y vida» ,,(Ez 33,7-11), entonces la cercania del oprimido es un puesto privilegiado. 41
  • 48. EI proceso del discernimiento • Una apertura generosa El discernimiento es -el puente entre la contemplaci6n y la vida activa donde se construye el Reino de Dios. Las actitudes basicas del discernimiento se crean en la contemplaci6n. En primer lugar, es nece­ sario que la persona este «solamente» y «puramente» (EE.EE. 23) orientadahacia Dios, que se constituye en el iinico polo que atrae y uni- , fica todo el,dinamismo de la persona. En segundo lugar, es necesaria una disposici6n de generosidad, de abrazar «10 que mas» contribuya a la realizaci6n del plan de Dios. No se trata de buscar heroicidades, sino de hacer justamente 10 que Dios nos pide, sin quedar presos de miedos 0 ser arrastrados por codicias oscuras. Este aspecto 10 resume Pablo cuando dice que en la medida en que nuestro arnor crece «mas y mas. en penetraci6n y en sensibilidad») pode­ mos «acertar con 10 mejor» para «gloria y alabanza de Dios» (Filp 1,9-11). En la carta a los Romanos, despues de exponer el plan de salva­ ci6n de Dios para judios y paganos, exclama Pablo admirado: «iQue abismo de riqueza) de sabidurfa y de conocimiento el de Dios!» (Rom 11,33). «El es origen) camino y meta del universo: a Ella gloria por los si­ glos) amen» (Rom 11,36). Este es el sentimiento admirado del que con­ templa el designio de Dios a 10 largo de los siglos. Esta contemplaci6n despierta el amor y la entrega. «Por este carino de Dios) os exhorto) her­ manos) a que o/rezcais vuestra propia existencia como sacri/icio vivo) agra­ dable a Dios» (Rom 12,1). Pablo reconoce que el designio de Dios es misterioso. «tf.Quien conace la mente del Senor?tf.Quien es su consejero?» (11,34). Perc si uno acoge el carillo de Dios, y «no se amolda al mundo este» (12,2), esdecir, no vive e1 espectaculo desde los pakos de lujo, ni vive los valores de los dirigentes de este mundo, entonces, al irnos «trans/ormando con la nue­ va mentalidad» (12,2) del Evangelio, podremos «distinguir 10 que es la voluntad de Dios, 10 bueno) 10 conveniente) 10 per/ecto» (12,2). As!, sin dejarnos apresar por el miedo, ill arrastrar por nuestras fantasias, sino acogiendo 10 que Dios nos da «segiin la medida de fe que 42
  • 49. Dios haya repartido a eada uno» (12,3) podremos oeupar nuestro pues­ to exaeto en el «euerpo» (12,4) que todos formamos, eada uno diferen­ te, con una funci6n original e insustituib1e. • La consciencia de un espiritu vigilante La vo1untad de Dios hay que buscarla. Es neeesario sameter a prueba las inspiraciones «para ver si vienen de Dios» (1 Juan 4,1). Aunque los eaminos de Dios distan tanto de los nuestros como elcielo de la tierra (Is 55,9), sin embargo Dios nos va revelando su de­ signio en eada momento de la historia (Ef 1,9). A 10 largo de todo el Nuevo Testamento somos invitados a <<vigilar» para no ser sorprendidos por la llegada de Dios mientras «dormimos». Haeerse eonsciente de 10 que esta pasando en nuestro mundo y dentro de nuestra persona, es in~ , dispensable para distinguir ahfla obra del Padre. • lQue es 10 nuevo que Dios hace hoy en la historia? Jesus re­ procha a los juruos el ser expertos en eonoeer los signos de la naturaleza para saber si va allover 0 va a sallr el sol, pero son ineapaees de deseu­ brir los signos del Reino que E1 realiza delante de todo el pueblo (Le 12,54}. Hoy tambien hay signosde 10 nuevo que Dios haee surgir en medio de 10 viejo. Jesus en todo inomento y de manera bien eoncreta, sefial6 el momento y el aeontecimiento por donde estaba pasando el Reino.de Dios. «Hoy se cumple este pasaje entre vosotros que me eseu­ chais» (Le 4,21), dijo en la sinagoga de Nazaret. • lewil es la colaboracion justa y precisa que Dios me pide a mt? Hay muehas personas que dietaminan 10 que hay que haeer. Ide6lo­ gos y teenicos tienen la tentaci6n de decidir por los demas. El pueblo tambien tiene sus expeetativas, tealistas y evangelleas en algunos easos, desmesuradas en otros. Y nosotros no podemos entrar en el juego de responder a expeetativas que nosotros no podemos asumir pot la raz6n que sea. AI responder a sus problemas, segun nuestras posibilidades, podemos defraudarlos en sus expeetativas. 43
  • 50. Situaciones de emergenda, .pueden desatar dentro de nosotros, porddramatismp <;Ie los problemas, dinamismosque 110 respetan nuesc tra realidad y nosllevan donde ellos quieren. Jesus defraud6 al puebloy 10 desconcert6 en ocasiones. A Pedro 10 llam6 Satanas porque queria meter aJesus por el camino de loshombres y no por el del Padre. Dios es el linico que me r<:speta absolutamente como soy,por­ que me conoce y me ama como soy, con toda mi realidad. Su voluntad es una oferta de gracia para poder hacer 10 que me pide. A El s6lo ten­ go que responder. Su voluntad puede frustrar tanto mis propias expec­ tativas, como las.de los oprimi~os 0 las de los tecnicos. • ~Que impulsos estan actuandodentro de mi,y a d6nde me De­ van? Dentro de m! se mueven una serie de impulsos '(pensamientos, sentimientos, estadQs de animo...), que es necesario discemir, para sa­ ber cuales vienen de Dios y cumes vienen del «mal espiritu». En algu­ nas ocasiones es Hcil dist:inguirlos. En otras, entran dentro dt; nuestra casa disfrazados con el vestido del «dngelde la luz» (2 Cor. 11,4). El enemigo es padre dela «mentira y el engaiio» para «esclavizar y matar» Gn 8,31-59). Tengo que <<hacerme' consciente» de los dinamismos alojados ep . mi cuerpo yen mi espiritu, para distinguir los que me oprimen y los que me liberan, y as! comprometerme con la voluntad de Dios. Esto exige no vivir desconectado de mi propio yo, tal vez llevado por corrientes subtemineas que me arrastran donde no quiero ir. A traves de un «exa­ men» lucido y permanente de mi relacion con Diosen la oraci6n yen la vida, ire estando cada vez mas en disposicion de decir com.o Jesus: «Mi vida no me la quz"tan) soy yo quien la entrego» Gn 10,18), cuando llegue la <<hora», y seglin elproyecto del Padre. • La decision compromete mi libertad AI hacemos conscientes, podemos asumir nuestra realidad per­ sonal y escoger el c:;amino. Aqui viene la «decision», expresion de nues­ tra libertad. Tiene una cara dolorosh: cu~ndo yo escojo un camino, me corto de los otros: Tiene tambien una caraalegre: escojo 10 que yeo co­ mo voluntad de Dios, un camino qhe lleva a la vida. Existen «pequefias 44
  • 51. decisiones»..Se van dando sin descanso, y casisin darnos enema. Vista cadaunaaislada del proceso, parecen no tener gran trascendencia. Son peque£ios giros al tim6n en medio de un viaje largo. Deben ser vistas dentro de las «grandes decisiones», que son las que marcan el rumbo de mi vida. Son pocas, pero decisivas. Dentro de estas decisiones gran­ des, las pequeiiasvan manteniendo fijo el rumbo, en media de todas las corrientes que chocan contra el barco y pretenden adueiiarse de su destino. Algunas decisiones, son «hacia fuera», implican el proyecto apost6lico. Otras, son «hada dentro», y se quedan en 10 escondido. Las dos son necesarias. Dentro de mi corren impulsos en todas las direcdo­ nes. Yo puedo escoger los pensamientosy sentimientos que me constru­ yen, y puedo canalizar las fuerzas destructoras. . , A veces la situaci6n exterior no puede ser cambiada segu.n nues­ tro deseo, 0 Jimites interiores se pegan a nuestra personalidad como la espina en la carne de Pablo, sin poder arrancarlos. Pero yo puedoen­ frentar esos litnites de manera destructora ocreadora. Pueclo vivir el cautiverio desintegrandome,'0 escogiendo pensamientos y sentimientos que no me hacen esclavo de mis limites, y que dentro de la carcel, van madurando, en la oscuridad, una vida nueva que brotara a la luz cuan­ do llegue la hora. • Una decision conflrmada Mis decisiones s610 tienen todo su peso, cuando sonconfirma­ das por Dios como voluntad suya, porqu~.entran dentro de su proyecto. Este Ultimo paso del discernimiento es muy importante, porque sana el desgarr6n de toda decisi6n fuerte, y Ie da Ia consistencia que llega de Ia paz interior que viene del Espiritu..Cuando Jesus se bautiz6 en medio del pueblo, se comprometi6 con el Reinoinminente anunciado por Juan el Bautista. Despues, en'medio de Ia oraci6n,.experiment61a cercania del Padre que Ie llamaba Hijo muy querido, predilecto (Lc3,22) confir­ mandole as! en su decisi6n. / Marcos situa la transfiguraci6n de Jesus, despues de tomar la decisi6n de subir a Jerusalen para enfrentarse con las instituciones judi­ 45
  • 52. as, y ser testigo del Reino hasta la muerte' (Mc 9,2). Se apartaJesus del camino que subfa aJerusalen, sube almonte, y allLtambien esconfirma~ do: «Este es mi Hijo a quien yo quiero} escuchadlo» (Mc 9,7). Jesus es confirmado y fortalecido, y los disdpulos, que no entienden la opcion de Jesus, son invitados a entraren el misterio de ese Caniino que termi­ na en la cruz y que a ellos les revuelve todas sus expectativas. En la confirmaci6n se experimenta que de alguna manera Dios hace «una alianza» conmigo, que yo escojo aquello para 10.que Dios me ha escogido primero. Solo en estaexperiencia de encuentro se pueden hacer las grandes opciones que comprometen radicalmente la vida. El criterio interno de la confirmacion es la paz honda y lucida. Cuando permanece en el tiempo, sobre todo despues delas grandes de­ cisiones, es una senal de que esa decision respeta mi realidad personal como Dios la respeta. La autoridad edesial es el criterio externo de con­ flrmacion. Para que sea valido, se requiere que la autoridad vaya reaIi­ zando tambien un discernimiento evangelico, poniendo en el centro de su intencion el serviciodel Reino de Dios, y acompanando en cercania fraterna y cordial los pasos del que busca la confirmacion eclesial. Por otro lado, nuestras decisiones nacen impregnadas por nues­ tra ambigiiedad personal. Dios las confirma, pero como paso en el ca­ min6,comolibertad abierta a nuevas y mas profundas purificaciones Ii­ beradoras. No somos vasijas absolutamente nuevas para acoger el vino .nuevo del Reino. Esta constatacion nos hace humildes y abiertos, sin fa­ natismos ni rigideces. Nuestrapaz radica, de nuevo yprofundamente, en este Dios que nos escoge como somos, caminantes haciendonos ha- cia la plenitud.· . Las opcionesque nacen nuevas entre los pobres, -casi siempre encuentran la contradiccion de las instancias de poder que amenazan . con su fuerza y su organization, y que infiltran nuestraintimidad con los mil mecanismos de su pubIicidad seductora y mentirosa. De aqui la . necesidad de estar fundamentados en la vigilancia y la fuerza de discer­ nimientos segiin el Espiritu. . 46
  • 53. Una oracion de discernimiento de Jesus ' • Jesus se ba emregado al Reino de Dios en el bautismo de Juan. Pero, 2a traves de que camino? 2Como situarse ante el pueblo con sus expectativas de abundanci~, ante los sacerdotes que esperaban que el Mestas se manifestaseen el Templo con un prodigio contunden­ te, y ante los movimientos armados de liberacion? ' En la soledad de la oracion y del desierto, Jesus es tentado, co­ malo sera despues en su vida apostolica, en el pueblo que 10 sigue por­ queles dio de comer (Tn 6,26), en los que Ie pidenprodigios para creer (Me8,lD en los que quieten hacerlo rey (Tn 6,15) en Pedro, a quienJe" sus llama explicitamente «Satanas» (Mc. 8,33), etc. Jesus no solo esta plenamente tl;bierto a Dios Padre, sino tambien a la realidad del pueblo con toda su mjseria, y tambien a las distintas corrientes que buscaban la soludon a su manera. • El tentadat' Ie presenta aJesus diferentes posibilidades pa­ ra 1levar bacia delante el Reinl). No quiere un mesianismo que reduzca el hombre a un consumi­ dor de pan. El hombre necesita tambien una palabra de Dios que Ie lla­ me por su nombre, Ie devuelva su dignidad de interlocutor de Dios, ponga en pie toda su persona, 10 conduzca a asumir el mismo el trabajo para hacer el pan y repartirlo para todos. El pueblo no es un eterno tu­ llido que espera en un rincon el regalo de un pedazo de pan. Es un oprimido que puede crear y compartir. Tampoco se tirara Jesus del templo, fasdnando con prodigios. En vez de seducir a un pueblo con 10 maravilloso, prefiere un acerca­ miento de tu a tu, en las mismas plazas y caminos, en la limitacion y cer­ canla de los encuentros humanos en los que acercara a todos. Los pro­ digios los van a experimentar hombres marginales que acogen el Reino. Caminaran los cojos y se curaran los leprosos como consecuencia de la fe, y como expresion de la fuerza liberadora del Reino, que llega en la cercania pobre y vulnerable de Jesus. 47
  • 54. No buscani elpoderde la dominaci6n politica,;'. Preferinielca· mino del servicio. Asi, paradesconcierto del pueblo y de sus disdpulos, subira aJerusalen en fidelidad al Reino, sirviendo en la debilidad de un hombre pobre atrapado por las fuerzas del poder. El camino de Jesus es absolutamente nuevo. Ni reducir, ni seducir, ni dominar la libertad del hombre. S610 servir. AI tomar esta decision, Jesu~ escoge un camino que responde a las verdaderas necesidadesdel pueblo, aunquecontradice en gran parte sus expectativas. . Jesus encaminani su vida segiln la profeda de Isaias, siendo el verdadero servidor del pueblo y del Padre. Y Jesus es tentado porque este camino atraviesa momentos deoscuridad en la historia al no poder verificarse su eficacia. A medida que Jesus avanza hacia el fin de su vi­ da, sehunde en una soledad oscura como noche cerrada. Es el momen­ to en que sil fe se convierte en fidelidadal Padre mas alla de toda evi­ dencia. . 4. Pero dice el evangelistaMateo, que tomada la decisi6n, «10 dejo el diablo... Se acercaron unostittgeles y Ie sirvieron»{Mt 4,11). Ahi quiere expresar la cercania de Dios confirmando ese camino de Jesus, y toda la, armorua y la paz de su espiritu. 48
  • 55. 3. LA CONTEMPLACION EN LA ACCION Mi Padre, hasta el presente sigue trabajando,· y yo tam­ bien trabajo... an 5} 1 7) Un hijo no puede hacer nada de por sf; tiene que verlo ha­ cer al padre. Asi; cualquier cosa que estehaga tambien el hijo la hace igual. Pues el padre quiere al hzjo} y le enseiia todo 10 queel hace. an 5}19-20) Crear con el padre • AI encontrarnos con Dios en la intimidad contemplativa, no quedamos sumergidos en un oceano de pasividad ni invadidos por la nostalgia. En el encuentro somos re-creados. Dios es experimentado co­ mo el que nos libera en Ia comuni6n para ser capaCes de descubrir y acoger 10 nuevo que realiza con nosotros en la historia. • Dios no s6lo escucha el grito del oprimido por estructuras des­ de fuera y por tantos mec,anismos que han entrado ya dentro de su per-' sona y 10 hacen carne y sangre oprimida tambien desde dentro. Dios mismo grita en el pobre (Rm 8,26) y hace suyo nuestro grito.. • Estegritoes parecido al de la mujer en el parto. Isaias dice au­ dazmente de Dios: «Como parturienta grito, jadeo} resuello» (Is 42,14). El fruto es la luz que ilumina los caminos nuevos de un pueblo ciego. Ademas de la imagen del parto, para exp:t;esar la fuerza creadora de Dios en la historia encontramos un,a imagen vegetal. La justicia de Dios esta sembrada en la historia como la semilla en la tierra. Por eso Dios ordena: «Abrase la tierra y brote la salvflci6n} y con ella germine la justicia: yo, el Seii01; 10 he creado». (Is 45,8}.·· , Jesus mismo usara esta imagen: El Reino de Dios es como una semilla enterrada. Brotara y llegara ala plenitud sin que.el hombre sepa c6mo (Mc 4,27). Ijv1as atm, Jesus mismo se.ve como esa semilla enterra­ da en la tierra fertil de la historia, para dar fruto ern 12,24). 49
  • 56. l­ • El Sefior de la historia nos invita a crear. con E1.·Pero no como meros ejecutores de algo externo. Las ofertasde Dios nacen dentro de nosotros, ponen en camino nuestra fantasia y nuestrasmanos, y salen a la luzmarcadas por nueSWI propia huella. • AI crear, nosotros mismos nos haeemos creadores, y sentimos pasarla libertad yla justicia por nuestro propio cuerpo. AI mismo tiem­ po, nos sentimos mas comprometidos a seguir creando, pues algo nues­ tro va caminando en la historia. • Todo proceso creador es pascuaL El parto es doloroso. La vida nueva nace para ser ella misma, y a medida que crece se va alejando de nosotros por su propio camino, de la misma manera que la planta se va alejando, al crecer,de la semilla, que acaba por desaparecer en la tierra. Entre los pobres, 10 nuevo nace amenazado por el monstruo de la optesian con sus mil bocas abiertas (Apoc 12,4). El parto doloroso y la tierra que se resquebraja para que nazca la planta nueva, son imagec nes de dolor, pero tambiende vida nueva, que camina hilcia la plenitud del Reino. ' • AI crear con Dios, hacemos una experiencia nueva. Dios sufre y trabaja con nosotros y en nosotros para liberarnos. Cualquier calle es un templo, ytodo paso puede ser ungesto de culto. «O/reced vuestra pro­ pia existenaa como un acto de culto» (Rm 12)1). 50
  • 57. Vamos a explicitar el proceso de esta manera de encontrarnos con Dios quellarnarnos contemplaci6n en la acci6n. Los pasos de la contemplacion en la accion • Entrar en elproyecto de Dios La obra de Dios se concreta en proyectos de liberaci6n de todos los hombres yde todo el hombre. En casos extremos, lospobres apare­ cen en el evangelio como personas a las que hay que acercarse para au­ xiliarlas, como hace el samaritano con el judio saqueado al borde del camino. Pero los marginados aparecen tambien, y mayoritariarnente,de una manera diferente. A ellos, y a todoslos quese solidarizan con ellos, se les revela su vocaci6n. No son los eternos mendigos esperando al borde de los caminos de la historia la generosidad de los que saben, tie­ nen 0 pueden.En el serm6n de la montana, son invitados a crear el Rei­ no de Dios. . A traves de la herida de su pobreza, que los desinstala de la si­ tuaci6n presente, dejan entrar el Reino de Dios en nuestro mundo. De ellos «es» el Reino de Dios, en presente (Mt 5,3), pero la plenitud de la justicia, de la paz, de la posesi6n de la tierra... sera futura, tal como se afirma en las siguientes bienaventuranzas. Entre el presente y el futuro se abre el espacio yel tiempo de su vocad6n creadora con Dios. Es necesario crear una nueva relad6n con los hermanos. (Mt 5,21-48). Haciendo pie en la experienciadei amor a todos, incluso a los enemigos (Mt 5,44-45), como el Padre que hace llover sobre buenos y malos, es posible no entrar en la dincimica de la agresi6n, devolviendo golpe por golpe (Mt 5,39), engaiio pormentira (5,37), insulto por ofen­ sa (Mt 5,22)... Dejando que el arnor creador del Padre entre aentro de nosotros, es posible cortar la espiral de laagresi6n, y sin aliment:arla mas, crear un nuevo dinamismo de vida. , Para que esto sea posible, no basta una manera formalista de re­ ladonarse con Dios en las pnicticas de piedad (Mt 6,1-18). No se pue­ 51
  • 58. den utilizar paraobtener .famadehombres piadosos, 0 para decirle a Dios 10 que tiene quehaceri Dioses distinto.EsPadrede bondady de cercania, que esta en 10 escondido, y desde 10 secreto del corazon ofrece la vida del Reino a todo el que se acerca con apertura de pobre y con confianza. El que se encuentra con Dios asi,.puedetener una nueva rela­ cion con los bienes dela tierra (Mt 6,19-34). Ya no tendra por arno im­ placable la riqueza, que aqlbara haciendolo esclavo, eterno mendigo, si­ no que servira al Reino de Dios y su justicia, que trae consigo todo 10 que necesitamos para vivir con dignidad. . Este es el don ofrecido. El que 10acoge, 10 concreta en obras y proyectos, entra par esta puerta estrecha que desemboca en la vida, (Mt 7,13-14), da buenos/rutos (Mt 7,15-20), y no se detiene en el solo decir: Senor, Senor (Mt 7,21-23). En:Ia opresion, esta puertaestrecha puede presentarse verdaderamenteintransitable.' AI que va construyendo con Dios 10 nuevo del Reino, se Ie va asentando dentro una nueva consistencia, y se parece a la casa const:tui­ da sobre La roca (Mt 7,24-27). Contra el se desataran 10svientos y ciclo­ nes de los servidores del «dios dinero»" pero no se derrumbara. Mas mill, conocera Ia alegria en medio de Ia persecucion (Mt 5,12). A traves del compromiso de las comunidades, Dios va entrando con una vida,nueva entre nosotros. En la historia, nosotros escondemos el arnor discreto de Dios. Somos sa debilidad y su fuerza. • Reconocer elp~o,de Dios «Buscar yhallara Dios en .todas las casas» es 1a intencion del contemplativo que vive un compromiso activo por el Reino, E1 «Dios es­ condido» (Is 45,15) del mundo puede ser buscado y hallado incluso en los arnbientes mas secularizados y hostiles. ' Paraavanzaren esta revelacion, en primer Iugar tenemosque comprometernosen 10 que ya hemos des'cubierto en el discernimiento comoobra suya y colabotacion nuestra. 52
  • 59. . En algunas ocasiones, nos damos cuenta de 10 que estamos vi­ viendo en el trabajo y el momento de la acci6n. Somos sorprendidos por la rrianifestaci6nde Dios. No siempte aparecen estrelias sobre los nmos recien nacidos en la pobreza, pero basta con quese haya detenido sobre uno de elios..., para que nos detengamos ante cualquierotro para tratar dedescubrir todo su misterio. Podemos recordar el ejemplo de Jesus cuando regresan los discipulos de predicar. En esemismo momen­ to, todo se adara para El, y lieno de alegria, constata la forrpa como el Padre va revelando su obra a la gente sencilla y se la oculta a los sabios y entendidos. Exultando de alegria, ahi mismo, en medio de los disdpu­ los da gracias al Padre (Lc 10,21). Frecuentemente, sera despues de la acci6n, cuando la miremos en el «examen» del dia, 0 de un periodo de tiempo mas largo, cuando veremos .con daridad la acci6n de Dios al remansarse las aguas. Iremos percibiendo 10 que hay en el fondo del trabajo, de los encuentros. Y constataremos como los disdpulos de Emaus: «iNo ardia nuestro cora­ zan mientras nos hablaba por el camino?» (Lc 24,32). Algunos hechos s6lo revelaran toda s~ grandeza presentida, en la medida que los guar­ demos en nuestro coraz6n, como Maria (Lc 2,51). No importa que los acoritecimientos traigan rostro de exito 0 fracaso. En medio de la eficacia del amor, de las personas comprometi­ das, de las asociaciones que crean espacios de comuni6n y obras de jus­ ticia, al compartir el pan con el hambriento..., entonces, «rotlJpera tu luz como la aurora») y Dios dira: «Aqui estoy» (Is 58,8). Precisamente en medh de la acci6n liberadora, «surgira tu luz en las tinieblas) tu oscuri­ dad se volvera mediodia» (Is 58,10). Es decir, en medio de la acci6n Dios nos hara sentir su presencia huninosa. . Pero tambien en la lentitud y oscuridad de los procesos de libe­ racion, de nuestro ir y venir por los caminos endurecidos y sabidos, no­ tam~s que Dios hace brotar algo nuevo (Is 43,18). En la pobreza y la limitaci6n humana, en un detalie que pasa desapercibido entre el esplendor y el brillo de los que hacen el especta­ culo a su manera, puede aparecer la grandeza de Dios en una viuda que «da todo lo que tenia para vivir» (Lc 21.4). Pero hay que tener ojos con­ templativos como Jesus para reconocerlo. 53
  • 60. Este reconocimiento tiene nombres propios. La'viuda, el extran­ jero, el dirigente sindical, el catequista, la casa en la que compartimos la fe y la amistad, ocupan un lugar bien concreto en nuestro caminar por los callejones de miseria, y nos salen al encuentro. Nos pueden derribar en medio de nuestros dinamismos agresores y destructivos (Hch 9,4), nos explican el sentido de las escrituras (Lc 24,7), 0 son «fantasmas» que en la cercanfa se van revelando como rostros del Resucitado (Lc 24,37). Cuando nos encontramos con estas personas, en las que hemos retonocido la presencia activa de Dios, entonces nos llega un mensaje, de ellos a nosotros. No es necesario estar pensando en Dios en ese mo­ mento. Dios es ya una presencia sentida en la que todo se ve. Aun ano­ nirnamente, nos van transmitiendo un sentido, una salvacion, que no sa­ bemos explicar como pueden llegar tan hondamente dentro de noso­ tros. No es necesario pensar. Basta encontramps,'trabajar, abrazar con los poros abiertos del que quiere contemplar y recibir la presencia del Resucitado. 54
  • 61. • 'El ocultnmif!nto de Dios Pero no siempre es Hcil descubrir laobra de Dios en las perso­ nas yen la historia. Job, en medio del sufrimiento, al descender desde una situacion privilegiada hasta el fondo d~ la sociedad humana, se hace sensible, como antes nuncaJo habia sido, a la opresion de sus compafie­ ros de miseria (Job 24,1-12). Los malvados mueven los linderos de las tierras, roban, echan de los caminos a lospobres, y cogen en prenda de sus prestamos abusivos a los hijos de lospobres para hacerlos esclavos. Los rriiserables tienen que esconderse en Ia clandestini<1ad, comen re­ buscandodesperdicios y sobras, viven desnudos ante el frio, se pegan a lasrdcas. porque no tienen casa, y producen alimentos para otros mien­ tras elIos pasan hambre. Ante este espectaculo Dios parece no hacer nada. Se calla. Es el silericio de Dios ante el sufrimiento de los justos. ~Que hace Dios? ~No ve 10 que esta pasando? ~:ponde esta su eficacia? Cuando el pueblo se haee consciente, se organiza, se compro­ mete, yempieza a caminar. Pero en muchas. ocasiones, la represion se hace tambien mas organizada y mas fuerte que antes. Es la experienda de losjudios en el desierto. Hambrientos, suefian en medio de las pena­ lidades nuevas, con la comida de esclavos que tenian en Egipto.Piensan que han salido para morircalcinados, y que estaban mejor en Egipto. Entonces se experimenta como los distintos grupos poderosos han ido dandose la mano para crear un drculo de hierro, una muralla perfectamente cerrada que no deja salida ninguna, un sistema social opresor. El profeta Miqueas 10 expresacon gran fuerza hablando de la sociedad de su tiempo. Los latifundistas apresan a los pobres y se reparte sus tierras (2,4); las autoridades viven a costa del pueblo al que dejan en los huesos (3,2); los profetas adivinUrt por'dinero(3,ll); los jueces juzgan por sobomo y los sacerdotes predican a sueldo (3,11). Todos los grupos influyentes han creadoun sistema que no permite salir hacia el futuro. Es un pueblo entero elque grita desde la cruz como Jesus: «Dios mio, iPorque me has abandonado?>J;Y ante este grito solo parecen responder las burlas de los que estan bien protegidos por sus dioses. 55
  • 62. Enestas situaciones, la posibiliqad de contemplar la obra de Dios, pasa por una fidelidad que. se entrega, y por la padencia, hasta que llegue la «hora» en la que podamos ¥er la cruz como un signa .de gloria (Tn 12,28). Mientras tanto, como Jesus, sentimos la angustia (Tn 12,27) ante el bautismode sangre que tenemos delante de los ojos. Pero la res­ puesta de Dios, ya esci sembrada en el silencio, en esa capacidad de fide­ lidad y de paciencia al proyecto de Dios que permanece en el pueblo. 56
  • 63. aunque aquf pesen con fuerzalos mecanismos desintegradores de la opresi6n. Oraci6n de Jesus en elcoraz6nde la vida El evangelio de Lucas (Lc 10,21-24) nos presenta una oraci6n de Jesus en.medio de.su compromiso apost6lico. «En aquel momento, con la alegria del Espiritu Santo, exclam6» (Lc 10,21). Este «momento», es el regreso de los disdpulos de su mi­ si6n apost6lica. Anunciaron el Reino de Dios a la gente del pueblo, por las aldeas y caminos, y «hasta los demonios se les sometiam>. En medio de su proyecto, Jesus ha constatado que hay dos gru­ pos que se oponen al Reino. Por un lado, los estudiosos de la Escritura y los hombres rellgiosos que se protegfan de la novedad del Reino den­ tro de su ciencia y de su pnktica religiosa. Por otro lado, los bien situa­ dos econ6micamente que se atrincheraban en sus riquezas. Sin embargo, el Reino entra en este mundo a traves de «esa gen­ te sencilla»)porque el Padre se 10 revela y ellos 'acogen esa revelaci6n. Ha sido necesario el trabajo apost6lico de Jesus y de sus disdpulos para experimentarlo. Jesus reconoce la obra del Padre, y lleno de alegcia Ie da las gra­ cias con una oraci611 nacida en esa situaci6n de trabajo apost6lico. Laslimitaciones de los disdpulos no han desaparecido. Se mani­ festaran mas adelante con toda crudeza, y ocultardn el Reino mas que revelarlo. Pero esas «vasijas de barto» se han hecho tratzsparentes para Jesus. ' La entrega absoluta de Jesus ala voluntad del Padre, se encuen­ tra en medio del camino con estos signos orientadores. La acci6n apos~ t6Hca es el· punto donde la intenci6n de Jesus y la acci6n del Padre se encuentran en una unidad sin fisuras. La acci6n no es para Jesus s610 el lugar donde transmite todo 10 que sabe del Padre y del Reino, sino tam­ bien el lugar donde contempla laacci6n del Padre y donde se entrega en gratuidad absoluta. 59
  • 64.
  • 65. 4. LA CELEBRACION COMUNITARIA Haced 10 mzsmo en memoria mia. (Lc 22, 19) . Expresaos con salmos, himnos y cdnticos inspirados, can­ tandoy tocando con toda el alma para el Senor y, porme­ dio de nuestro Senor Jesus el Mesias, dad gracias por todo sin cesar aDios Padre. (E15, 19-20) La comunidad esconvocada para celebrar • ,En el compromiso por el Reino ha nacido la comunidad cristia­ na.·Una dimension fundamental de la vida comunitaria'es celebrar toda nuestra vida en la fe. Yo he encontrado las celebr~dones mas alegres y mas compartidas entre la miseria mas grande. ~Como es esto posible? • Desde las primeras paginas del evangelio vemos. como la perso­ na de Jesus genera un proceso comunitario. Primerose encuentra con personas concretas en una relacion de amistad (In 1,35-51). Despues se acerca a su mundo de trabajo, «junto allago» (Mc 1,16) donde llama.a Pedro, Andres, Santiago; Juan y Mateo.. Mas adelante sube a «un cerro» . (Mc 3,13), desde donde se contemplaba la actividad del pueblo en el trabajo y el comerdo junto allago. Hasta alli habra acudido una muche­ dumbre inmensa de toda Palestina cargada con sus sufrimientos, bus­ cando el alivio de Jesus (Mc 3,8-12). Ala vista.de toda esamuchedum­ bre, Jesus llama a doce disdpulos, los constituye como un grupo espe­ cial, «para estar con E1, y enviarlos apredicar». Finalmente, estacomuni­ dad de vida y de mision, se va a transformar en una comunidad de des­ tino. Jesus va a subir a Jerusalen, para anunciar el Reino. Le costara la muerte. El disdpulo que se opone a este paso es «satands» (Mc8,33). EI verdadero disdpulo carga su cruz yIe sigue (Mc 8,34). Despues de la resurrecdon, los disdpulos redben el Espiritu y crean la comunidad cristiana. Jesus no les habia dado muchas instruc­ ciones sobre los detalles de esa comunidad. EI Espiritu les ensefiaria co­ mo hacerlo, despertando en ellos una creatividad sin limites. En este die narnismo del Espiritu se siruan ahora las comunidades cristianas. ~ 61
  • 66. • En la celebraci6nde la Ultima cenase concentrala obmdeJesus; Losdoce disdpulos, como cabezas del pueblo nuevo, serelinen en la me­ sa junto a Jesus. Es una hora de soledad, incomprensi6ny fracaso, mien­ tras fuera se celebra la gran fiesta de la liberad6n del pueblQ judio. Pero Jesus no queda absorbido por la angustia y por la muerte que se avecina. Esa pequena mesa 'es un anuncio del gran banquete en la casa del Padre al final de los tiempos (Lc 22,16). Con este gesto, Jesus no se deja apresar por la situaci6n cerrada, y deja sembrada en el coraz6n de la historia una esperanza que acompanara a sus seguidores a 10 largo de los siglos. • Nosotros somos invitados a compartir el pan, en memoria de Je­ sus. As! nace la eucaristfaque es el prototipo de toda oraci6n comunita­ ria dentrode la Iglesia.La vida oprimida llega hasta nuestras eucaristias en los cuerpos explotados, las ropas pobres y la incertidumbre ante el ilia de manana. La palabra tieneel acento de los callejones y mercados, no el de los libros ni las escuelas. Las oraciones hablan de amenazas de desalojo, de hijos desapareddos, de despredos en los hospitales y ofid­ nas publicas. ,Que es 10 que se celebra entonces? ,C6mo es posible cantar y festejar en esta situad6n? (Por que dejar que la alegria recorra esos cuerposcondenados a la esclavitud, came de desalojos y mercanda de traficantes? La celebrad6n, (no sera una huida de la realidad en el sueiio religioso? • Es verdad que dentro de la Iglesia la celebrad6n puede deterio­ rarse de alguna manera.A veces se reduce a un precepto quese paga puntualmente como un impuesto. Entonces s6lo se encuentra un rito frio ylegal, con aire de expedientecumplido.­ En otras ocasiones dene el brillo de las luces y las flores, los abrazos y d entusiasmo alentado con palmas y consignas. Pero al estar alejada de la realidad cotidiana, s610 deja un entusiasmo que se evapora . pronto ante la dureza de la vida con todas sus exigencias. Tambien puede estar dominada la celebraci6n por la urgencia de denuncia y el trabajo. Entonces prevalece un tone de eficiencia. S610 hay espacio para la rililitanda y el esfueizo sacrificial, sin dejar lugar ala misericordia y el agradecimiento. 62
  • 67. • La verdadera celebraci6n deja entrar 1a p1enitud del Reino en toda 1a crudeza del instante, y la comuni6n del Espiritu en las relaciones resquebraiadas de los pecadores. Acoge, en el presente fugaz, toda la historia de 1a salvaci6n en lossfrnbolos elaborados porgeneradones pa­ sadas a 10 largo de los siglos, y da cabida a los sfrnbolos recien nacidos en el compromiso de 1a comunidad. Escucha con apertura la palabra pronunciada por Dios en 'el pasado, y por la misma puerta deja entrar 1a del hermano de hoy. Sabe acoger la presencia de Jesus en el pan y en el vino, pero no olvida los salarios mal pagados de los campesinos que produjeron el trigo de ese pan, ni las especulaciones de los mercados que atraves6 hasta llegar al altar. Si festeja y canta no es para escapar de la realidad, sino para alimentarse de esperanza y volver al combate por la liberaci6n con el Senor de la historia: Celebra en comunidades de vi­ da, pero esta abierta atodas las demascomunidades eclesiales.. • La celebraci6n dela eucaristia es la orad6n comunitaria por ex­ celencia de la comunidad cristiana. Por eso nos vamos a fijar especial~ mente en ella, para iluminar desde aqui cualquier otra forma de orad6n encomUn. 63
  • 68. • J.4.comu"idaddeviilase reune ELUhro de los Hechos{1,14) nos dice que, despues de la ascem sion, los dis}'fpulos juntocpn algunas rtmjeres y Mariala madre de Je­ sus, «se dedit;abanalaor(u:i6n en comun». La comunidad cristiana em­ pieza a, crecer.ELgrupo de los creyentes que ya «tenfantodo encomun» CHechos, 2A4), Y repartfan sus bienes segun las necesidades de cada ·uno, tambien «partfanel pan en las casas y comfan juntos alabandoa Dios con alegrfa yde todo coraz6n» (2,46-47). La comunidad que se reline para celebrar no es solo una comu­ nidad liturgica, pues previamente esta unida en la vida. Entre la PQhre­ zade los ranchos se tejeuna red de solidaridad por donde se intercaf11­ biantanto la,s pequefias ayudas economic,as, como la amisi:ad y los pro­ blemas. Enlas reuniones comunitarias esta solidaridad se organiza y se hace mas fuerte yconsciente. Las personas no son anonimas unas para las otras, no son ros~ tros sin nombre y sin rakes. Por eso al encontrarSe en ellocal de la cele­ bracion, son corrientes de vida las que se abtazan y se alegran. La co­ munidad acude ala celebracion con toda la densidadde la vida, si­ guiendo el mandatodeJesus: «Haced esto en memoria mfa» (Lc 22,19), La comunidad de los disdpulos de Jesusse reun:io en tomo ala mesa, llevando cada uno la historia de su relacioncon los demas, su ser­ vicioal Reino; pero tambien sus rivalidades por los primeros puestos, su incomprension del camino oscurodel enfrentamiento de Jesus en Jeruc salen ytoda su debilidad. . La' comunidad convocada hoy es' tambienuna comunidad de imperfectos con sus conflictos, miedos e incomprensiones. Es una co­ munidad de pecadores. Pero la comunidad como tal, tiene tambien su pecado del que todQsparticipamos. Desde el comienzo de la eucaristfa nos reconocemos necesitados del perdon de Dios, y dejamos que el per­ d6n entre dentro de nosotros y que corra como agua limpia entre todos perdonandonos unos a otros. 64
  • 69. La comunidad reunida es ya. un sacramento de la fuerza unuica" dora del Reino quesupera todos los mecanismos disgregadores de laso" ciedad, y todas' las tendencias oscuras que se esconden dentro'de nosoc tros; y nos llevan a ehcerrarnos para defender la comodidad de nuestro rinc6n. • La pakibra viva se comparte Despues de compartir el saludo festivo y el perd6n, ahora nos sentamos alrededorde la mesa para compartir la palabra de Dios y la nuestra. Lo que senos lee y nosotros escuchamos, no son reflexiones mas 0 menos abstractas. La palabra de Dios, fue vida antes de ser pala­ bra. escrita. Si Dios '(lio un pedazo de tierra librea un pueblo esclavo, ese pedazo de historiahumana ha quedado escrito para todas las generacio­ nes, porque esa es la manerade actuar de Dios, y asf conocemos aDios. Nosotros estamos acostumbrados a oir torrentes de palabras. Uilas no son mas que vibraciones en el aire, vadas. Otras vienen envuel­ tas en maquillaje seductor, 0 estan amasadas con fantasias, 0 -distorsio" nadas por la propia fragilidad. Pero la palabra de Dios es vida, acci6n, que una vez que sale de su boca no vuelve a EI vada, sin cumplir su en" cargo. Pedro, al veftodo el torrente de vida que desencadenaba lapala­ bra de Jesus,Je did: «Tu tienes palabras de vida». Mas alin, Jesus mis" mo;actuando, acercandose por los caminos, eS la Palabra de Dios. . La palabra de Dios escuchada hoy en la comunidad tambien crea un torrente de vida, y busca hacerse una existencia en la carne de cada uno de nosotros. La palabra es la misma para todos, pero alllegar a cada uno tiene un .acento y una musica que s6lo esa persona puede es­ cuchar en'su situaci6n concreta. Despues de lacelebraci6n, la palabra saldra por los callejones en el cuerpo y el espiritu de cada cristiano. En el dialogo comunitario y en las oraciones, expresamos 10 que sentimos. Para construir la comunidad, necesitamos prestar toda la aten­ don a esta nueva encarnaci6n de la palabra en los hermanos. Puede ser una luz, una denuncia, un gritode queja... La comunidad es una -tierra acogedora donde se puede sembrar la palabra de cada uno; la palabra, di­ ferendada en cada existencia, tiene un linico ongen, y ese origen nos une. 65
  • 70. com­ desde de los en los el gramatica Yasl, .al partirla {mica palahra .cada vida singu­ ·lar, va·nadendo la palabra de to­ da lacomuni­ dad. Enlas reu­ niones grupos, encuel1tros oca­ sionales,y prin-. cipalmente en la eucarisiia, se va ,elaborando aporte de todos, la palabra de la comunidad. Es una palabra que expresa 10 que Dios va hacien­ do nacer hoy en medio de noso~ tros; y qlJe surge marcada por el lehguaje de la marginalidad, Con incorrecta, como tatilbien en la predicaci6n de Jesus qued6 el acento de un galileo que se hizo hombre en una cultura de pobreza. El silencio en comtin es parte del compartir. Crece el sentido de la escucha y de la asimilaci6n. Y se expresa el sentido de misterio que tiene todo encuentro con Dios y con losderrias. . En otras muchas reuniones comunitarias se comparte la palabra: reuniones de equipo, asambleas familiares, encuentros informales, cele­ bradones de la religiosidad popular... jDios nos ha dado su palabra! 66