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1.1 Departamento de Cajamarca

     1.1.1     Breve Reseña Histórica

             Cajamarca milenaria, con una génesis de leyenda y trascendencia histórica; tiene hermosos
             valles para quienes tramontan sus frías montañas, y desde siempre bañada por rayos de sol,
             de luna y de lluvia, soleado día-cielo azulado y frío de noche-firmamento tachonado de
             estrellas, con la cruz del sur por desvelo de misterio. De tantas gramas y ortigas en sus valles,
             sus noches heladas y rayos con lluvia devino su nombre.

             Ocupada desde hace más de diez mil años por grupos trashumantes en la búsqueda de tierras
             fértiles y clima saludable, nos dejaron sus pinturas rupestres y restos líticos que han sido
             debidamente estudiados por Augusto Cardich, y su antigüedad corroborada por los fechados
             radiocarbónicos de hallazgos orgánicos en una cueva del Cumbe (1) (2).

             Estos primigenios habitantes que se establecieron en Cajamarca y otros en el resto del antiguo
             Perú, tras un largo proceso de milenios, se vieron obligados a buscar su propio
             desenvolvimiento, a encontrar la solución a sus problemas y a sus necesidades ahondando en
             sus raíces más profundas. Lograron dominar la áspera naturaleza uniendo esfuerzos y
             concibiendo métodos para superar la inclemencia del suelo. Como además dice María
             Rostworowski, el espíritu comunitario y organizativo que desarrollaron les permitió vencer las
             desventajas y las circunstancias adversas. Este recogimiento sobre sí mismos, fomentó y dio
             como fruto una fuerza creadora e innovadora accediendo así a la solución de sus angustiosos
             problemas. Nada era fácil para estos primeros habitantes emprendedores, si además sus
             tierras también se situaban por inhóspitas punas, fragosas quebradas y enmarañadas selvas.
             De esta manera fueron forjando gradual y paulatinamente una civilización muy peculiar, acorde
             a las circunstancias en que vivieron.

             En el Perú auroral de hace unos 2,000 años a.C. los moradores de estos valles interandinos ya
             eran protagonistas de una alta cultura, elementos natos de la Capaccuna en la génesis de la
             Cultura Andina( ). Las evidencias de esta temprana manifestación lo constituyen los
             yacimientos arqueológicos de Huacaloma (Período Huacaloma Temprano: 2,000-1,500 a.C.),
             Layzón y Cumbemayo; los dos primeros estudiados por la Expedición Científica Japonesa a la
             América Nuclear dirigida por el extinto Dr. Kazuo Terada (3), también Pacopampa en Chota
             (1,900 a.C.), la ciudad fortificada de kollor (Namora-Cajamarca), en el cerro la Pila del Inca en
             San Marcos, las célebres ruinas de Marka-Huamachuco, Kuntur Wasi (San Pablo), Huayurco el
             de la cerámica de piedra en Jaén, entre muchos otros poco estudiados como la presencia de la
             Chacana en los cerros Carambayoc y Shudal y el uso de tal instrumento en cuanto centro
             ceremonial se ha encontrado en estas tierras. Hallazgos que demuestran que, en Cajamarca
             existen las manifestaciones culturales de más antigüedad en el norte del Perú, y que entre
             otras cosas el hombre cajamarquino desarrolló una agricultura avanzada, arquitectura
             ceremonial, compleja organización social, política y un alto desarrollo artesanal. Con el tiempo
             y persistencia tesonera perduraron la Tradición Cajamarca en un lugar de prestigio, autóctona
             e ininterrumpida, amagando elementos foráneos a su entorno, no alteraron su esencia
             ancestral los Chavín, Wari-Tihuanaco, más bien intensificaron su influencia. De modo que en
             su mejor época, el de apogeo, ha sido nada difícil encontrar manifestaciones cajamarquinas a
             lo largo de los Andes (región interandina del Ecuador y básicamente el Callejón Huaylas y
             Conchucos, hasta Huari-Ayacucho), la costa norteña y los andes amazónicos (Civilización
             Chachapoyas) (4) (5).

             La Civilización Cajamarca, cuya etnia principal estaba constituida en el reino Cuismancu-
             Chuquimancu, funcionaba orgánicamente con un estilo de vida y personalidad forjadas a través
             de siglos, su cerámica singular fue imitada pero no igualada por otras civilizaciones, tenía el
             idioma culle como lengua autóctona, vestimenta y patrones de conducta propios que en su
             tiempo hasta los incas la supieron respetar, tenían al dios Catequil como divinidad principal.
             "Fue Catequil la personificación regional de una antigua divinidad panandina, la más
             importante de la sierra desde los tiempos precerámicos: el rayo. Es el personaje de los Dos
             Cetros de la Piedra de Chavín, y la figura principal de la Portada de Tihuanaco y demás
             representaciones similares. Era también Illapa de los incas y Libiac de los llacuaces. Catequil
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no era precisamente el rayo, sino la fuerza que lo producía".También, "el dios de los
chachapoyas vivía en el olimpo de los Caxamalcas" (6) (7) (8) (9). Agregar mapa de Lumbreras

En el siglo XV, durante el gobierno de Pachacútec, los Incas anexaron Cajamarca luego de
heroicas batallas de resistencia; en una de ellas perdió la vida el Gran Gusmango Cápac,
señor de los Cajamarcas. La administración incaica del reino conquistado fue muy sagaz y
respetaron en un principio las antiguas organizaciones étnicas y muchas de sus tradiciones;
bajo su hegemonía siguieron adorándose las antiguas divinidades de la región, pero sujetas a
la divinidad solar y los curacas mantuvieron su jerarquía con muchas responsabilidades. Los
descendientes del Gran Gusmango Cápac continuaron al mando de las huarangas
cajamarquinas, pero pronto se hizo necesaria una nueva demarcación y organización política;
la capital del reino situada en la provincia cajamarquina de Contumazá fue trasladada al punto
geográfico en donde queda la actual ciudad de Cajamarca. Los incas hicieron de Cajamarca
una de las poblaciones más importantes del Norte del Incario, un centro urbano de unos tres
mil vecinos y cabecera de "provincia". Era una urbe muy importante por ser un centro
manufacturero de finísimos tejidos en el Tawantinsuyo. Su importancia comercial se acrecentó
de manera extraordinaria, fue paso obligado para transitar al Ecuador por la ruta de Wiracocha
o Cápac Ñan, y hacia la costa o el Amazonas, su ubicación estratégica sirvió como bastión
para la conquista de los Chachapoyas y Chimú por Túpac Yupanqui. Pero, además de esto,
debemos señalar un acontecimiento importante: "De la época del establecimiento de los
cusqueños en Cajamarca, es el cacique Concacax, quien tuvo un hijo llamado Chuptongo, el
que siendo niño aún, fue llevado al Cuzco y educado en la corte imperial. Dada la minoría de
edad del príncipe Huayna Cápac el Inca Túpac Inca Yupanqui antes de morir nombró a
Chuptongo como tutor de su hijo y a la vez Gobernador del Imperio mientras el príncipe
heredero alcanzara la mayoría de edad. Un cajamarquino llegó a gobernar el Tawantinsuyo,
por su calidad y loables costumbres, con las cuales cobró gran fama y reputación en todo el
reino. Huayna Cápac lo va a respetar como su propio padre ya coronado Inca". Finalmente,
Caxamalca, Caxamarca o Cashamalca como escriben los cronistas españoles de la conquista,
era en los últimos años del imperio una "Ciudad, pueblo muy grande, cabeza de provincia".
(10) (11). Agregar mapa de Lumbreras y Carlos Milla

El 16 de noviembre de 1532, para Cajamarca fue una infausta fecha, "había servido de
escenario a los sucesos más trascendentales y definitivos, y así ha quedado en la Historia,
ostentando como sello imborrable y único blasón el hecho de haber servido de natural marco a
la española osadía y al dramático final de un imperio destruido en una sombría tarde". Sin
embargo, Cajamarca tiene una historia ingente, al margen de hechos fortuitos. (12) (13)

"Producida la invasión hispánica, a diferencia de los parajes, hasta entonces transitados por los
peninsulares, Cajamarca fue el primer establecimiento andino que, en términos occidentales
del siglo XVI, respondía al concepto de ciudad. Los españoles no tuvieron que fundar una
ciudad, la ciudad de Cajamarca ya existía. En ésta encontraron una plaza y sus calles, diversos
edificios civiles y religiosos y una población numerosa. "Después de 60 años de conquista,
Cajamarca seguía siendo un pueblo indígena, pues entonces habitaban aquí más de 5,000
indios y sólo se contaban 14 ó 15 vecinos españoles", así lo encontró el ahora Santo Toribio de
Mogrovejo en 1593.

Después de la captura de Atahualpa los españoles se fueron estableciendo paulatinamente.
Hombres, animales y plantas rápidamente se aclimataron y por circunstancias favorables
prosperaron a corto plazo. La fertilidad de las tierras y la buena disposición de los naturales
constituyeron atractivos suficientes para radicar en definitiva, era una provincia de ensueño y,
como anota Pedro Cieza de Léon, en 1547, "en ella se da trigo como en Sicilia y se crían
muchos ganados y abundancia de maíz...". En 1549 los franciscanos bautizarían al pueblo con
el nombre de San Antonio de Caxamarca. A principios del siglo XVII Cajamarca ingresa a una
etapa de notable acrecentamiento económico y demográfico. Así, el año de 1619, en razón de
sus notables progresos, es elevada justamente a la categoría de Villa y, poco después, "logra
renombre de rica y bien poblada, con características urbanas claramente sobresalientes". Su
opulencia era por demás de mucha fama, en ese entonces se exportaba grandes cantidades
de ganado, por decenas de miles; era ingente la producción agropecuaria en la región, en sus

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obrajes se producían finas y vistosas telas, de vicuña y llama, entre otras; tapicería tan buena
como en Flandes. Por lo que, en 1802, obtiene la categoría de Ciudad.

Esto de sus riquezas era realidad y no un halago: En 1615 Antonio Vásquez de Espinoza al
referirse a la apariencia general, como a los rasgos característicos de la Villa, la va a
denominar "CAJAMARCA LA GRANDE DEL PERU" y a su ver "el mayor pueblo de Indios que
hay en todo el reino del Pirú". Don Andrés García de Zurita, obispo de Trujillo en 1651, también
se maravilla del lugar, calificándolo de verdadero paraíso: "Al llegar a este pueblo, decía,
descubrí desde un alto la población más vistosa que visto en el Perú, donde he visto muchas.
Es un paraíso todo él, por eso lo eligió el Inca Atahualpa para su corte, donde está su palacio
real. La tierra es tan fértil que se siembra todos los años y no se cansa; es abundantísima de
todo género de semillas y en su contorno hay crías de todo ganado y saca por todo este
Reyno. El temple es de una primavera y el invierno más apacible, por que no hay hielos, es el
lugar más agradable para la vida humana". Don Antonio León, Obispo de Trujillo en 1678
reafirma lo dicho por García Zurita. Otra observación importante, es la del padre García de la
Concepción en 1723, quien escribe afirmativamente "es una gran Villa, que aunque no
presuma competencias con las ciudades de Lima, Cuzco o la Villa de Potosí, tiene mucho de
exceso a las restantes poblaciones de aquel reino del Perú, sus riquezas naturales y adelantos
urbanos, la bondad de sus aguas termales".

"Esta etapa de prosperidad alcanzada en Cajamarca merced a los progresos de la industria
agropecuaria, y a los numerosos obrajes de la comarca que, durante más de una centuria,
constituyeron sus más saneadas y abundantes fuentes de riqueza, no será, lamentablemente,
de duración indefinida. Hacia el año 1772 Cajamarca asiste al inesperado descubrimiento del
yacimiento argentífero de Hualgayoc, y, por raro contraste, su economía va a sufrir un cambio
que, a la postre, significaría el más rudo y desastroso impacto. El agricultor deslumbrado por la
posibilidad del rápido enriquecimiento que prometía la explotación del rico yacimiento
argentífero, abandonó sus campos de cultivo y su tradicional trabajo de obrajes y ganados,
creando un nuevo estilo de vida regida por las exigencias económicas de la aleatoria
extracción mineral", Humboldt en 1802 apreció la población dedicada al laboreo de las minas
en 4,000 personas. Las subsistencias escasearon y rápidamente subieron de precio, si antes
se fabricaban tejidos en exceso ahora de Lima se importaba ropa de Castilla y grandes
cantidades de vino y aguardiente. "Hualgayoc siguió siendo el centro de la codicia y la pasión
humanas; allí se hicieron y perdieron las más grandes fortunas cajamarquinas, y cuando pasó
la fiebre colectiva al agotarse la plata de sus ricos veneros, no quedó sino el recuerdo
alucinado de tantas riquezas y el rastro de los hombres en el apellido indeleble, que hasta hoy
subsiste, de tantos ambiciosos aventureros que, desde remotos confines, llegaron entonces a
Cajamarca. La cédula real del 19 de diciembre de 1802 que erige la ciudad, es el broche que
cierra, finalmente, la más importante etapa histórica de Cajamarca".

Pero la vida continúa, y Cajamarca afamada siempre estuvo presente en el importante
concierto nacional, tal como lo atestiguan los testimonios de distinguidos viajeros como Cosme
Bueno (1778), Cosmógrafo Mayor del Reino; José Ignacio de Lecuanda (1794), Geógrafo y
Ministro Principal de la Real Hacienda de Trujillo, sobrino del ínclito Obispo D. Baltazar Jaime
Martínez de Compañón; Alejandro Von Humboldt (1802), William Bennet Stevenson (1812),
Henry Lister Maw (1827), Antonio Raymondi (1854), Charles Wiener (1876), Ernest Middendorf
(1895)(14). Estos insignes visitantes no hicieron más que refrendar lo que la Civilización
Cajamarca había conseguido a través del tiempo, aún después de la conquista por los Incas y
posteriormente con la llegada de los peninsulares, Cajamarca era hermosa y sigue siéndolo,
sus parajes de ensueño; y ante la ignominia de los españoles que cometían execrables
acciones de lesa humanidad, el espíritu de nobleza del cajamarquino esperaba su Inkarri. En el
levantamiento de Túpac Amaru, Cajamarca hizo eco y también se sublevó (15)

En el lapso de oscuridad para Cajamarca y América, del particular dominio español, de terror y
genocidio, el espíritu heroico y las egregias virtudes del pueblo cajamarquino no fueron
melladas, no se logró menoscabo en lo íntimo del ideal, siempre de buenas maneras, pacíficos,
grandes de ingenio, talentosos, muy trabajadores, astutos y precavidos, mujeres además
hermosas, amorosas y primorosas; "conducta habilidosa del cajamarquino que representa
mucho más de lo que dice en su inocente apariencia de consonancia verbal; ha sido siempre
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adverso a todo tipo de cambios, nacido y criado en un ambiente siempre apacible, ha preferido
la seguridad de lo conocido y nunca se ha dejado seducir por las intranquilizadoras mutaciones
que perturban aquella estabilidad intrascendente y estéril que siempre le ha sido tan grata";
algunos han creído ver el éxito debido al color de la piel y a la posible imitación española, pero
este desliz antropológico nosotros creemos que no es así, merecido en desarrollarse con
mayor amplitud. Finalmente, "no les falta talento para igualarse a los de otros lugares, pues
algunos han salido de su región para otras, han hecho grandes fortunas y logrado el primer
lugar en todas carreras", fenómeno que se repite en nuestros días con suma frecuencia. Claro,
a Lecuanda, en 1790, le faltó decir que esos hijos de Cajamarca, cuando se van y logran éxito
en la vida, jamás se acuerdan de su tierra para nada. Antaño debió suceder igual que hogaño,
refiere don Horacio Villanueva Urteaga. Nostalgia, paciencia y virtud.

De la época colonial sólo queda el legado de nuestros artífices expuestos en las iglesias de
estilo barroco, en el Perú son únicas sus fachadas (la iglesia de Santa Catalina, después
Catedral de Cajamarca, la iglesia de San Francisco, el conjunto monumental de Belén,
conjunto monumental de La Recoleta),y, los frontis de algunas casonas antiguas. "Más un
sinnúmero de eclesiásticos, de quienes el reputado pedagogo e historiador español don
Sebastián Lorente en el ejercicio de Inspector general de estudios informó desde Cajamarca a
junio 14 de 1856: 'El natural despejo de sus hijos, los sabios que bajo el Gobierno colonial
salieron de sus conventos para brillar en Europa, y los talentos distinguidos que en los últimos
años germinaron en sus aulas y el Colegio, a pesar de ser escasísimos los elementos de
cultura justifican la más plena confianza en el provenir de este establecimiento'; un buen ejmplo
lo constituye, por sus pergaminos, Fray Francisco Javier Vásquez (San Miguel de Pallaques)
fue predicador de su Majestad en España y más tarde procurador en Roma, de gran influencia
en la Corte pontificia bajo los Papas Clemente XIII y XIV". Con el advenimiento de la
República, algunos cajamarquinos siguieron siendo grandes personajes en asuntos de los
santos oficios. (16)

De los obrajes y los antiguos latifundios, oprobios del pasado, no quedan más que los ingratos
recuerdos en el pueblo. (17) (18)

Hasta que llegaron las voces de libertad y sonó el clarín.

La historia de Hispano-América no se habría realizado, ciertamente, si no hubiese contado con
una generación heroica, sensible a la emoción de su época, con capacidad y voluntad para
actuar en estos pueblos una verdadera revolución. Así es, aún cuando el mismo José Carlos
Mariátegui dijera que "la revolución de la independencia sudamericana, fuera inspirada y
movida, de modo demasiado evidente, por los intereses de la población criolla y aún de la
española, mucho más que por los intereses de la población indígena". Pero ningún acucioso
intelectual puede negar que esta nueva generación de gentes en el Perú eran con quienes se
estaba haciendo la nueva historia. Los conductores, los caudillos, los ideólogos de esta
revolución no lucharon si no por libertad y consiguieron liberarnos de la nefasta dominación de
la corona española. Cajamarca no iba a ser la excepción en esta gesta.

En los albores de la Independencia Nacional, Cajamarca fue el escenario de relevantes hechos
muy significativos. Este pueblo juró su independencia (08 de enero de 1821) seis meses antes
que San Martín lo hiciera en Lima. Preclaros cajamarquinos se ofrendaron con valentía y arrojo
en tan noble y digno acontecimiento: José Santos Figueroa, Juan Sánchez Silva, José María
Egúsquiza y Aristizábal, entre otros Cajamarquinos precursores y activos participantes en la
Independencia Nacional. Cajamarquinos fueron los soldados de la heroica "Columna Peruana"
y bajo las órdenes del General La Mar, combatieron en Ayacucho y los integrantes de la
columna de Honor y Vengadores de Cajamarca que se inmolaron en San Pablo(19),
consiguiendo una de las pocas victorias en la funesta Guerra del Pacífico en 1879.

Con el paso del tiempo y de manera gradual, los nuevos cajamarquinos acrisolados en nuevos
ideales fueron apareciendo en la arena nacional, en sus diferentes manifestaciones manuales
o intelectuales, brillantes visionarios en la vida republicana trabajados durante la época
colonial, difícil de enumerar a todos por falta de espacio en el presente trabajo; pero que
podemos remitirnos a dos magníficos trabajos; de don Tristán Ravines, su famoso Diccionario
                                                                                                4
Histórico y Biográfico de Cajamarca, en sus páginas consigna 522 personalidades (20); y del
Obispo de Cajamarca, José Dammert Bellido, su obra "La generación brillante egresada del
Colegio Central de Artes y Ciencias de Cajamarca" (21)

Monseñor Dammert, refiere al afamado escritor Francisco García Calderón, quien escribiera:
"hay poblaciones grises y tristes, sin la vivacidad de la costa; refiriéndose en ellas a
Cajamarca, más la fecundidad intelectual de esas regiones se manifiesta por los hombres que
ellas envían a la capital para convertirse, tal vez, en maestros de la política". De que mejor
manera se pudiera ilustrar la trayectoria de los cuatro hermanos Gálvez Egúsquiza: don José,
héroe del Dos de Mayo y símbolo de dignidad (22) (23), don Pedro maestro, parlamentario,
ministro, diplomático, don Juan Miguel, primer prefecto del nuevo Departamento de Cajamarca
y ministro, y don Manuel María jurisconsulto, magistrado, parlamentario, maestro; el
parlamentario, maestro y magistrado don José Silva Santisteban; el parlamentario y
revolucionario don Toribio Casanova; el senador y firmatario del Tratado de Ancón don Mariano
Castro Zaldívar; y el sacrificado general Miguel Iglesias -alumno de José Gálvez-, emergen en
la vida política peruana. Esta generación se había formado a la luz de los ejemplos de
abnegación sacrificio de los forjadores de la independencia, los precursores José Santos
Figueroa y Juan Sánchez Silva, que sufrieron prisiones y persecuciones en Lima, de los
combatientes en Pichincha -"esos pobres reclutas de las sierras de Cajamarca..., llevados por
su patriotismo a las alturas mayores de los Andes (que) mientras llegaba Sucre a Pichincha,
sostuvieron solos, por más de media hora el ataque de los realistas"- apunta el acucioso
historiador Leguía y Martínez, en Junín y ayacucho en el segundo sitio del Callao, y que
responden a los nombres ilustres de Francisco Gálvez Paz, los Bonifaz, José María Egúsquiza,
Juan Basilio Cortegana, Manuel Aristizábal entre otros y que varios fueron después laboriosos
funcionarios.

Estos prohombres, conductores de juventudes, radicales liberales, abrazaron una causa noble
digna y justa, la libertad para Cajamarca, el Perú y América. Grandes soñadores y como
soñadores, tenían ideales. Los ideales son eternos. Hombres que tuvieron maestros, de
quienes todavía la historia cajamarquina no se ha ocupado y a quienes mucho se les debe, "a
pesar de los escasísimos recursos pudieron moldear la inteligencia de esa brillante generación.
La queja de la falta de medios no excusa, pues en contra se tiene el preclaro ejemplo de esos
abnegados y eficientes profesores en quienes se cumplió la frase evangélica: 'por sus frutos
los conoceréis".

La independencia política no alteró el "status" socio-económico de los indígenas, pues a ellos
les estaba vedado el acceso a las profesiones liberales, el colegio, comercio, sacerdocio y la
práctica de algunas artesanías. Constituían la clase social más numerosa y el soporte del
aparato productivo. Las escuelas de Primera Letras, Escuelas Pías y beaterios continuaron en
funciones. Algunos agentes educativos de la etapa anterior siguieron superviviendo, entre ellos
la Iglesia que seguirá desempeñando un papel preponderante. La Constitución de 1823
declaraba que la Instrucción Pública era una necesidad común y al amparo de aquella. En
1825 se crea el "Colegio de Patriotas de Cajamarca", cuyos objetivos se orientaban a la
enseñanza de las ciencias exactas y naturales, pero finalmente, cierra por falta de rentas. El 8
de septiembre de 1831 se realizó la ceremonia de instalación y funcionamiento del "Colegio
Central de ciencias y Artes de Cajamarca", por gestión del Dr. Juan Antonio Torres, diputado
por Cajamarca.

El Colegio Central de Ciencias y Artes de Cajamarca, bajo la luminosa guía de su Rector y cura
de Santa Catalina (actual Catedral), don Juan Pío de Burga, tuvo carácter universitario en sus
primeros decenios, con el rango de Colegio Mayor: se dictaron cátedras de filosofía, teología y
derecho. Don Juan Pío de Burga, fue el forjador y formador de la generación más brillante de
Cajamarca. De ella saldría también, el prohombre de la Independencia de Cajamarca en 1854,
el Dr. don Toribio Casanova López. Por promover esta gesta es clausurada hasta que
posteriormente, en 1856 tal Colegio tomaría el nombre de "San Ramón", que continúa siendo
la cuna de las mayores celebridades en Cajamarca (24)(25).

A la lista de abogados parlamentarios ministros y funcionarios de gobierno de la primera época
republicana obtienen posteriormente relieve nacional José Ascensión Urteaga (1844-1926),
                                                                                              5
periodista, maestro, parlamentario y polemista recio y fecundo, miembro de la Sociedad
Francesa de Historia Internacional; el lambayecano Germán Leguía y Martínez (1861-1928),
alumno y maestro juvenil en San Ramón, poeta, periodista, parlamentario, jurisconsulto y
magistrado, diplomático e historiados, figura polifacética que debe ser ejemplo para los
numerosísimos estudiantes no cajamarquinos de nuestra Universidad, por su diligente
laboriosidad, tenaz investigación y producción escrita, honesto a carta cabal; el talentoso
ingeniero de minas, don Fermín Málaga Santolalla, pionero de la minería nacional y
descubridor del Tungsteno en el Perú, autor de una "Monografía del Departamento de
Cajamarca", publicada en 1905, obra en su género ejemplar para su época; don Horacio H.
Urteaga(1876-1952) hijo de don José Ascensión, infatigable rastreador de documentos
históricos y editor de numerosos libros.

Por otro lado, a mucha vehemencia y obstinación y de manera natural e indiscutible,
Cajamarca se ha ganado vigorosa presencia en el parnaso de la literatura nacional, afirma Don
Luzmán Salas (26), quien descubrió en "El Volcán Termal", primer periódico cajamarquino
editado en 1847, una décima anónima, acaso la manifestación literaria más antigua por estos
lares, y a la vez informa de manera sucinta de 271 escritores desde tal fecha, y que, su
representatividad es apreciada a través de los más connotados poetas y escritores
cajamarquinos, dedicados también a la Filosofía y la Política, tales como: Julio Garrido
Malaver, Mario Florián, Mariano Iberico Rodríguez, Antenor Orrego, José Ascensión Urteaga,
Demetrio Quiroz Malca, Marco Antonio Corcuera, Anaximandro Vega, Fidel Zárate Plasencia,
Jorge Díaz Corcuera, Oscar Imaña, Alcides Spelucín, Armando Bazán, Nazario Chávez Aliaga,
entre otros. Una que otra historia de la literatura peruana consigna breves notas acerca de la
ilustre poetisa Doña Amalia Puga de Losada. Lumbreras para todas las épocas y
generaciones, con sensibilidad política y clarividencia histórica, amén de poesía. Quien pudiera
dudar de la sensibilidad poética y anticipación histórica en estos hombres de vanguardia plena
y amigos personales del gran vate universal don César Vallejo y seguidores de José Carlos
Mariátegui (27), llenos de emoción telúrica fueron tenaces luchadores por un mundo mejor.

Mención aparte merece el filósofo, literato y jurista, don Mariano Iberico Rodríguez
(1892-1974), Rector de la Universidad Mayor de San Marcos, la mentalidad más brillante y
delicada que ha producido Cajamarca en el siglo XX, para el Perú y el pensamiento
latinoamericano. Y por supuesto; Antonio Guillermo Urrelo Novoa (1899-1943), de quien el
historiador cajamarquino don Julio Sarmiento hace una remembranza (28): "La vida de Urrelo
es seductora por ejemplo de su moral individual. Ante los escándalos presentes con patente de
impunidad se levanta en la historia la figura de este cajamarquino, que nos devuelve el
optimismo y alienta la esperanza, porque seguros estamos que en muchos calará su ejemplar
vida y que motivados seguirán su huella", un jirón, un colegio y una universidad de esta ciudad,
llevan su nombre.

En la milicia destacan el comandante Julio C. Guerrero (1887-1976), el General FAP Armando
Revoredo Iglesias (1897-1978), el general José del Carmen Marín Arista(1898-1980), general
Zenón Noriega Agüero(Jesús-1900-1957) y el general Rafael Hoyos Rubio (1924-1981),
prematuramente desaparecido; todos ellos brillantes en sus carreras castrenses; entre los
políticos don Rafael Villanueva (1837-1931) "viejo y astuto" como lo calificó Víctor Andrés
Belaúnde, y el imponderable, pero sumamente inteligente y audaz, Eudocio Ravines
(1897-1979), quien dejó hermosas páginas acerca de niñez y adolescencia en Cajamarca y
Matara; Mario Alzamora Valdez (1909-1993), representante en el Parlamento por su población
natal, frente a esta pléyade ininterrumpida de intelectuales cajamarquinos y secundando viejas
aspiraciones que se remontan a la creación del Colegio Central de Artes y Ciencias, elaboró
junto a Carlos Malpica Silva Santisteban (chotano-1929-1993), un anteproyecto de Ley para la
creación de la Universidad Técnica de Cajamarca, justa brega que culminó con la
promulgación de la Ley Nº 14015, el 13 de febrero de 1962; Alfonso Barrantes Lingán
(sanmiguelino-1927-1999?), fue alcalde Lima; Javier Alva Orlandini (n.1927), fundador del
Partido Acción Popular en 1957; Genaro Ledesma Izquieta (n.1931) profesor, abogado, escritor
y político de izquierda (29) (30).

Las Ciencias Médicas que fueron cultivadas por Juan S. Losno (n.1891), abanderado en la
lucha contra la tuberculosis y Víctor Alzamora Castro (1913-1961) pionero de la Cardiología en
                                                                                              6
el Perú; y, José Santos Madalengoitia Rodríguez(1881-1952?)(31), cuentan hoy con la
prestancia de Róger Guerra García (n.1933), médico investigador, congresista y ex -Rector de
la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Eduardo Pretell Zárate que llegó a Ministro de
Salud, Oswaldo Zegarra Rojas actual Rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia,
Javier Cieza Yánez médico inventor, y tantos otros médicos que han ocupado importantes
cargos en los hospitales nacionales del Perú.

Investigadores de la historia patria y catedráticos en las Universidades de Cuzco, Huancayo,
Cajamarca y Lima son Horacio H. Urteaga López (1876-1952), Horacio Villanueva Urteaga
(n.1918), Fernando Silva Santisteban (n.1929), Waldemar Espinoza (n.1936), Juan Luis Alva
Plasencia, Julio Sarmiento Gutiérrez (n.1942) y Tristán Ravines Sánchez (n.1942); cultor de la
arqueología es Rogger Ravines Sánchez (n.1940).

Cajamarca, de reconocimiento mundial, siempre ha sido cuna de grandes artistas, y también
plásticos: Mario Urteaga (1875-1957), José Sabogal (1888-1956), Camilo Blas-Alfonso
Sánchez Urteaga (1903-1985), Juan Villanueva -"Bagate" (1893-1969), Andrés Zevallos
(n.1916), René Marín (n.1939) y Miguel Ángel Díaz Dávila son los más representativos.
Bregando por la senda de la identidad integral con nuestro suelo, su humanidad y el tiempo,
reivindicaron lo autóctono, motejada en sus inicios como "indigenista". Este movimiento
peruano fecundado por nuestros ancestros precolombinos, se había amalgamado con aquel
profundo y extenso movimiento dado en llamar 'expresionismo', el que brotara después de la
Primera Guerra Mundial. Fueron los horrores de aquella hecatombe los que generaron honda
preocupación por el destino humano; fue un movimiento artístico y fenómeno sociológico a la
vez. Preocupación constante y sustancial al hombre, su destino ante la injusticia, el dolor, la
muerte y la miseria material y espiritual; si bien no excluye -ni mucho menos- la calidad que
debe acompañar a toda obra de arte, ella es apenas halo iridiscente sobre la lacerada
superficie o un volumen cargado de humanidad. La aparición del 'indigenismo' en el Perú, toma
para sí la preocupación por el hombre peruano, su medio y su lucha; cayó la semilla en una
tierra que la esperaba abierta y fértil; y, contra lo que muchos desearían, aún pervive. Está
renovándose al compás del tiempo, y perdura porque es una actitud de identidad, con justicia,
mucho amor, admiración y comprensión hacia lo valioso que ha creado y sigue creando el
hombre peruano, confundido con su paisaje y su ancestro. (32). En algún momento habrá
oportunidad de apreciar la obra de la nueva generación, como:

                                                 ***
Finalmente, el reto de continuar en esta prolongada Tradición Cajamarca, investigar más en las
raíces, y afrontar el porvenir con las destrezas e ingenio que esta tierra de bendición le ha
dado al Cajamarquino. Más aún cuando ahora, como hace 220 años, la actividad minera que
en 1772 trajo verdaderas desgracias para Cajamarca, ha vuelto como una de las plagas del
Apocalipsis (33)(34); se usa ahora en esta actividad ingente cantidad de cianuro, ácido
sulfúrico y otros compuestos para la explotación del oro, y de manera adicional plata y mercurio
entre otros elementos que se desconoce; por lo pronto tenemos como consecuencias:
mercurio desparramado en Choropampa con fatales consecuencias humanas y medio
ambientales, derrame de hidrocarburos en Tembladera; peces muertos en los ríos San Miguel,
Llaucano y Jequetepeque; Granja Porcón, Bambamarca y Purhuay, repetidos informes de
contaminación en los acuíferos que abastecen para el agua potable a la ciudad de Cajamarca
con altas cifras de arsénico, cianuro, fierro, cromo y metales pesados que hacen incompatible
la vida, presencia de mercurio en las tuberías de agua potable (35). Esta época de aparente
bonanza, efímera además, ya ocurrió con las minas de Hualgayoc, sólo que esta vez la afrenta
incluye la vida del hombre además de la destrucción del medio ambiente. Al final quedará
miseria como ya ocurrió tiempo atrás. De hecho, antes las inteligencias se encontraban
dispersas e inorgánicas en la campiña cajamarquina, ahora las preclaras inteligencias se
encuentran en la Universidad Nacional de Cajamarca, de ahí la mayúscula responsabilidad de
esta institución tutelar, que debe velar por la integridad física de su medio ambiente y sus
gentes, comprometido con el desarrollo físico y espiritual del cajamarquino, porque así está
estipulado en su Ley de creación. Ha llegado la hora y está convocada para ser el nuevo
paladín, "norte de la universidad peruana" reza su pregón, tenemos riqueza y juventud, por
cierto, la historia y la esperanza de un destino mejor para el Perú está en Cajamarca.

                                                                                              7
En esta hora crucial, para nuevos tiempos y con el espíritu de siempre, lo ha dicho el
                 historiador y maestro don Julio Sarmiento: ¡Qué falta hace un Toribio Casanova!


                                                      FIN

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Cardich, Augusto: Descubrimiento de un complejo pre-cerámico en Cajamarca, Perú. Notas del Museo de la
   Plata, Tomo XXI, Universidad Nacional de la Plata. 1991. pp39-51.

2. Mires O, Alfredo: Qayaqpuma. Nosotros los cajamarquinos: pintura rupestre. Tomo 1. Impresión Asociación
   Obispo Martínez Compañón. Cajamarca-Perú. 2001.

3. Terada Kazuo: El formativo en el valle de Cajamarca. Gaceta Arqueológica Andina, Vol. 1, Nº 4-5, Instituto
   Andino de Estudios Arqueológicos, Lima-Perú.1982. pp. 4-5.

4. Reichlen, Henry y Paule: Reconocimientos arqueológicos en la sierra de Cajamarca. Historia de Cajamarca
   I. Instituto Nacional de cultura, Cajamarca/ Corporación de Desarrollo de Cajamarca, Cajamarca. 1985.
   pp.29-54.

5. Vásquez Malca, José en Orcos, Cochas y Runas/Tejidos de conversación comunal en Cajamarca. Instituto
   de Estudios Agrarios Andinos Cajamarca-Universidad Nacional de Cajamarca. Lima, Perú. pp. 63-113.

6. Alva P, Juan Luis: Contumazá, historia política y educativa. Reino Cuismancu-Chuquimancu. Concytec.
   Lima-Perú. 198. pp.9-18.

7. Rostoworowski, María: Historia del Tahuantinsuyu. Instituto de Estudios Peruanos. IEP ediciones. Lima,
   Perú. 1988. p. 206.

8. Silva Santisteban, Fernando: Cajamarca, historia y paisaje. Minera Yanacocha / Antares, artes y letras.
   Lima, Perú. 2002. pp.43-44, 67.

9. Sarmiento, Julio; Ravines, Tristán: Cajamarca, historia y cultura. Instituto Andino de Artes Populares.
   Cajamarca, Perú. 1993. pp. 22-30, 43.

10. Lumbreras, Luis G: Visión arqueológica del Perú milenario. Editorial Milla Batres S.A. Lima,Perú.1990.
    p.224.

11. Scholten D'ebneth, María: La Ruta de Wiracocha, en Génesis de la cultura Andina de Carlos Milla Villena.
    Tercera Edición. Lima, Perú. 1992. p. 122.

12. Portal C, Manuel: Oro y Tragedia de los Incas. Asociación Impresiones y Publicaciones "Obispo Martínez
    Compañón". Cajamarca, Perú. 1992.

13. Espinoza S. Waldemar: La destrucción del imperio de los incas. Amaru Editores. 5ª Edición. Lima-Perú.
    1990.

14. Villanueva Urteaga, Horacio: Cajamarca: apuntes para su historia. Editorial Gracilazo, Cusco. 1975. pp. 2-4,
    185-201.

15. Contumazá por Fidel A. Zárate P. - Lima 1971, en Alva P, Juan Luis: Contumazá, historia política y
    educativa. Reino Cuismancu-Chuquimancu. Concytec. Lima-Perú. 198. p.22

16. Dammert, José: La generación brillante egresada del Colegio Central de Artes y Ciencias de Cajamarca.
    Impresiones MACS. Cajamarca-Perú. 1984.pp. 177-198.

17. Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Empresa Editora Amauta.
    Edición 69 en el mundo, Lima, Perú. 2001. p. 50.
                                                                                                              8
18. SINAMOS: Velasco, la voz de la revolución. Discursos del Presidente de la República General de División
    Juan Velasco Alvarado. 1968-1970. Lima Perú. 1972. pp. 42-55.

19. Sarmiento, Julio: La batalla de San Pablo, Cajamarca y "San Ramón" en la guerra del 79. Talleres Gráficos
    del Consejo Provincial de Cajamarca. Cajamarca-Perú. 1987

20. Ravines Tristán: Diccionario histórico y biográfico de Cajamarca. Editorial Los Pinos. Lima, Perú. 1999.

21. Dammert Bellido, José -Obispo de Cajamarca: La Generación brillante egresada del Colegio Central de
    Artes y Ciencias de Cajamarca. Impresiones MACS. Cajamarca-Perú. 1984.

22. Basadre, Jorge: Perú Problema y Posibilidad, 5ª Edición. Librería Studium Ediciones. Lima-Perú. 1987, pp 1.

23. Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Empresa Editora Amauta.
    Edición 69 en el mundo, Lima, Perú. 2001. p. 134.

24. Sarmiento, Julio: La educación en Cajamarca. Edición EDAC-CIED. Cajamarca-Perú. 1992)

25. Sarmiento, Julio: Casanova, maestro político. Impresiones Asociación "Obispo Martínez Compañón".
    Cajamarca - Perú. 1999.

26. Salas S, Luzmán: Poetas de Cajamarca. Imprenta Editorial Los andes. Cajamarca-Perú.1986.

27. Salas S, Luzmán: Vallejo y los Cajamarquinos. Asociación "Obispo Martínez Compañón" servicio editorial.
    Cajamarca-Perú. 1994.

28. Sarmiento, Julio: Tras las huellas de Urrelo. Impresiones Asociación Obispo Martínez Compañón.
    Cajamarca-Perú. 2000.

29. Ravines Tristán: Diccionario histórico y biográfico de Cajamarca. Editorial Los Pinos. Lima, Perú. 1999.

30. Ravines, Tristán; Alva Julio: Cajamarca, antología de lecturas. II. Biografías, biología, cultura general.
    Instituto Nacional de Cultura-Cajamarca. Impresiones Obispado Cajamarca. 1989.

31. Buse, Mónica: De oropeles y abandonos, ciudad de Cajamarca 1900-1950. Editorial Obispo Martínez
    Compañón. Cajamarca-Perú. 1999.

32. Zevallos, Andrés: Boceto biográfico del pintor Mario Urteaga. Instituto Nacional de Cultura-Cajamarca/
    Corporación Departamental de Desarrollo de Cajamarca. Lluvia Editores, Lima, 1985. pp. 76-78.

33. Castañeda A. Doris: Contaminación del ambiente físico y social en Cajamarca. Fiat Lux/ Revista de la
    Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Cajamarca. Vol I Año 1 Número 1-Cajamarca.
    2001.pp. 87-90.

34. Deza, Nilton: Desaparición de la fauna de nuestros ríos por la actividad minera. Fiat Lux/ Revista de la
    Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Cajamarca. Vol I Año 1 Número 1-Cajamarca.
    2001.pp. 94-97.

35. Periódico El Observador Año 3 Nº 33,37 (2001); Año 4 Nº 34 (2001) ; Año: IV Nº 62 (2002). Cajamarca-
    Perú.




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Cajamarca.síntesis histórica

  • 1. 1.1 Departamento de Cajamarca 1.1.1 Breve Reseña Histórica Cajamarca milenaria, con una génesis de leyenda y trascendencia histórica; tiene hermosos valles para quienes tramontan sus frías montañas, y desde siempre bañada por rayos de sol, de luna y de lluvia, soleado día-cielo azulado y frío de noche-firmamento tachonado de estrellas, con la cruz del sur por desvelo de misterio. De tantas gramas y ortigas en sus valles, sus noches heladas y rayos con lluvia devino su nombre. Ocupada desde hace más de diez mil años por grupos trashumantes en la búsqueda de tierras fértiles y clima saludable, nos dejaron sus pinturas rupestres y restos líticos que han sido debidamente estudiados por Augusto Cardich, y su antigüedad corroborada por los fechados radiocarbónicos de hallazgos orgánicos en una cueva del Cumbe (1) (2). Estos primigenios habitantes que se establecieron en Cajamarca y otros en el resto del antiguo Perú, tras un largo proceso de milenios, se vieron obligados a buscar su propio desenvolvimiento, a encontrar la solución a sus problemas y a sus necesidades ahondando en sus raíces más profundas. Lograron dominar la áspera naturaleza uniendo esfuerzos y concibiendo métodos para superar la inclemencia del suelo. Como además dice María Rostworowski, el espíritu comunitario y organizativo que desarrollaron les permitió vencer las desventajas y las circunstancias adversas. Este recogimiento sobre sí mismos, fomentó y dio como fruto una fuerza creadora e innovadora accediendo así a la solución de sus angustiosos problemas. Nada era fácil para estos primeros habitantes emprendedores, si además sus tierras también se situaban por inhóspitas punas, fragosas quebradas y enmarañadas selvas. De esta manera fueron forjando gradual y paulatinamente una civilización muy peculiar, acorde a las circunstancias en que vivieron. En el Perú auroral de hace unos 2,000 años a.C. los moradores de estos valles interandinos ya eran protagonistas de una alta cultura, elementos natos de la Capaccuna en la génesis de la Cultura Andina( ). Las evidencias de esta temprana manifestación lo constituyen los yacimientos arqueológicos de Huacaloma (Período Huacaloma Temprano: 2,000-1,500 a.C.), Layzón y Cumbemayo; los dos primeros estudiados por la Expedición Científica Japonesa a la América Nuclear dirigida por el extinto Dr. Kazuo Terada (3), también Pacopampa en Chota (1,900 a.C.), la ciudad fortificada de kollor (Namora-Cajamarca), en el cerro la Pila del Inca en San Marcos, las célebres ruinas de Marka-Huamachuco, Kuntur Wasi (San Pablo), Huayurco el de la cerámica de piedra en Jaén, entre muchos otros poco estudiados como la presencia de la Chacana en los cerros Carambayoc y Shudal y el uso de tal instrumento en cuanto centro ceremonial se ha encontrado en estas tierras. Hallazgos que demuestran que, en Cajamarca existen las manifestaciones culturales de más antigüedad en el norte del Perú, y que entre otras cosas el hombre cajamarquino desarrolló una agricultura avanzada, arquitectura ceremonial, compleja organización social, política y un alto desarrollo artesanal. Con el tiempo y persistencia tesonera perduraron la Tradición Cajamarca en un lugar de prestigio, autóctona e ininterrumpida, amagando elementos foráneos a su entorno, no alteraron su esencia ancestral los Chavín, Wari-Tihuanaco, más bien intensificaron su influencia. De modo que en su mejor época, el de apogeo, ha sido nada difícil encontrar manifestaciones cajamarquinas a lo largo de los Andes (región interandina del Ecuador y básicamente el Callejón Huaylas y Conchucos, hasta Huari-Ayacucho), la costa norteña y los andes amazónicos (Civilización Chachapoyas) (4) (5). La Civilización Cajamarca, cuya etnia principal estaba constituida en el reino Cuismancu- Chuquimancu, funcionaba orgánicamente con un estilo de vida y personalidad forjadas a través de siglos, su cerámica singular fue imitada pero no igualada por otras civilizaciones, tenía el idioma culle como lengua autóctona, vestimenta y patrones de conducta propios que en su tiempo hasta los incas la supieron respetar, tenían al dios Catequil como divinidad principal. "Fue Catequil la personificación regional de una antigua divinidad panandina, la más importante de la sierra desde los tiempos precerámicos: el rayo. Es el personaje de los Dos Cetros de la Piedra de Chavín, y la figura principal de la Portada de Tihuanaco y demás representaciones similares. Era también Illapa de los incas y Libiac de los llacuaces. Catequil 1
  • 2. no era precisamente el rayo, sino la fuerza que lo producía".También, "el dios de los chachapoyas vivía en el olimpo de los Caxamalcas" (6) (7) (8) (9). Agregar mapa de Lumbreras En el siglo XV, durante el gobierno de Pachacútec, los Incas anexaron Cajamarca luego de heroicas batallas de resistencia; en una de ellas perdió la vida el Gran Gusmango Cápac, señor de los Cajamarcas. La administración incaica del reino conquistado fue muy sagaz y respetaron en un principio las antiguas organizaciones étnicas y muchas de sus tradiciones; bajo su hegemonía siguieron adorándose las antiguas divinidades de la región, pero sujetas a la divinidad solar y los curacas mantuvieron su jerarquía con muchas responsabilidades. Los descendientes del Gran Gusmango Cápac continuaron al mando de las huarangas cajamarquinas, pero pronto se hizo necesaria una nueva demarcación y organización política; la capital del reino situada en la provincia cajamarquina de Contumazá fue trasladada al punto geográfico en donde queda la actual ciudad de Cajamarca. Los incas hicieron de Cajamarca una de las poblaciones más importantes del Norte del Incario, un centro urbano de unos tres mil vecinos y cabecera de "provincia". Era una urbe muy importante por ser un centro manufacturero de finísimos tejidos en el Tawantinsuyo. Su importancia comercial se acrecentó de manera extraordinaria, fue paso obligado para transitar al Ecuador por la ruta de Wiracocha o Cápac Ñan, y hacia la costa o el Amazonas, su ubicación estratégica sirvió como bastión para la conquista de los Chachapoyas y Chimú por Túpac Yupanqui. Pero, además de esto, debemos señalar un acontecimiento importante: "De la época del establecimiento de los cusqueños en Cajamarca, es el cacique Concacax, quien tuvo un hijo llamado Chuptongo, el que siendo niño aún, fue llevado al Cuzco y educado en la corte imperial. Dada la minoría de edad del príncipe Huayna Cápac el Inca Túpac Inca Yupanqui antes de morir nombró a Chuptongo como tutor de su hijo y a la vez Gobernador del Imperio mientras el príncipe heredero alcanzara la mayoría de edad. Un cajamarquino llegó a gobernar el Tawantinsuyo, por su calidad y loables costumbres, con las cuales cobró gran fama y reputación en todo el reino. Huayna Cápac lo va a respetar como su propio padre ya coronado Inca". Finalmente, Caxamalca, Caxamarca o Cashamalca como escriben los cronistas españoles de la conquista, era en los últimos años del imperio una "Ciudad, pueblo muy grande, cabeza de provincia". (10) (11). Agregar mapa de Lumbreras y Carlos Milla El 16 de noviembre de 1532, para Cajamarca fue una infausta fecha, "había servido de escenario a los sucesos más trascendentales y definitivos, y así ha quedado en la Historia, ostentando como sello imborrable y único blasón el hecho de haber servido de natural marco a la española osadía y al dramático final de un imperio destruido en una sombría tarde". Sin embargo, Cajamarca tiene una historia ingente, al margen de hechos fortuitos. (12) (13) "Producida la invasión hispánica, a diferencia de los parajes, hasta entonces transitados por los peninsulares, Cajamarca fue el primer establecimiento andino que, en términos occidentales del siglo XVI, respondía al concepto de ciudad. Los españoles no tuvieron que fundar una ciudad, la ciudad de Cajamarca ya existía. En ésta encontraron una plaza y sus calles, diversos edificios civiles y religiosos y una población numerosa. "Después de 60 años de conquista, Cajamarca seguía siendo un pueblo indígena, pues entonces habitaban aquí más de 5,000 indios y sólo se contaban 14 ó 15 vecinos españoles", así lo encontró el ahora Santo Toribio de Mogrovejo en 1593. Después de la captura de Atahualpa los españoles se fueron estableciendo paulatinamente. Hombres, animales y plantas rápidamente se aclimataron y por circunstancias favorables prosperaron a corto plazo. La fertilidad de las tierras y la buena disposición de los naturales constituyeron atractivos suficientes para radicar en definitiva, era una provincia de ensueño y, como anota Pedro Cieza de Léon, en 1547, "en ella se da trigo como en Sicilia y se crían muchos ganados y abundancia de maíz...". En 1549 los franciscanos bautizarían al pueblo con el nombre de San Antonio de Caxamarca. A principios del siglo XVII Cajamarca ingresa a una etapa de notable acrecentamiento económico y demográfico. Así, el año de 1619, en razón de sus notables progresos, es elevada justamente a la categoría de Villa y, poco después, "logra renombre de rica y bien poblada, con características urbanas claramente sobresalientes". Su opulencia era por demás de mucha fama, en ese entonces se exportaba grandes cantidades de ganado, por decenas de miles; era ingente la producción agropecuaria en la región, en sus 2
  • 3. obrajes se producían finas y vistosas telas, de vicuña y llama, entre otras; tapicería tan buena como en Flandes. Por lo que, en 1802, obtiene la categoría de Ciudad. Esto de sus riquezas era realidad y no un halago: En 1615 Antonio Vásquez de Espinoza al referirse a la apariencia general, como a los rasgos característicos de la Villa, la va a denominar "CAJAMARCA LA GRANDE DEL PERU" y a su ver "el mayor pueblo de Indios que hay en todo el reino del Pirú". Don Andrés García de Zurita, obispo de Trujillo en 1651, también se maravilla del lugar, calificándolo de verdadero paraíso: "Al llegar a este pueblo, decía, descubrí desde un alto la población más vistosa que visto en el Perú, donde he visto muchas. Es un paraíso todo él, por eso lo eligió el Inca Atahualpa para su corte, donde está su palacio real. La tierra es tan fértil que se siembra todos los años y no se cansa; es abundantísima de todo género de semillas y en su contorno hay crías de todo ganado y saca por todo este Reyno. El temple es de una primavera y el invierno más apacible, por que no hay hielos, es el lugar más agradable para la vida humana". Don Antonio León, Obispo de Trujillo en 1678 reafirma lo dicho por García Zurita. Otra observación importante, es la del padre García de la Concepción en 1723, quien escribe afirmativamente "es una gran Villa, que aunque no presuma competencias con las ciudades de Lima, Cuzco o la Villa de Potosí, tiene mucho de exceso a las restantes poblaciones de aquel reino del Perú, sus riquezas naturales y adelantos urbanos, la bondad de sus aguas termales". "Esta etapa de prosperidad alcanzada en Cajamarca merced a los progresos de la industria agropecuaria, y a los numerosos obrajes de la comarca que, durante más de una centuria, constituyeron sus más saneadas y abundantes fuentes de riqueza, no será, lamentablemente, de duración indefinida. Hacia el año 1772 Cajamarca asiste al inesperado descubrimiento del yacimiento argentífero de Hualgayoc, y, por raro contraste, su economía va a sufrir un cambio que, a la postre, significaría el más rudo y desastroso impacto. El agricultor deslumbrado por la posibilidad del rápido enriquecimiento que prometía la explotación del rico yacimiento argentífero, abandonó sus campos de cultivo y su tradicional trabajo de obrajes y ganados, creando un nuevo estilo de vida regida por las exigencias económicas de la aleatoria extracción mineral", Humboldt en 1802 apreció la población dedicada al laboreo de las minas en 4,000 personas. Las subsistencias escasearon y rápidamente subieron de precio, si antes se fabricaban tejidos en exceso ahora de Lima se importaba ropa de Castilla y grandes cantidades de vino y aguardiente. "Hualgayoc siguió siendo el centro de la codicia y la pasión humanas; allí se hicieron y perdieron las más grandes fortunas cajamarquinas, y cuando pasó la fiebre colectiva al agotarse la plata de sus ricos veneros, no quedó sino el recuerdo alucinado de tantas riquezas y el rastro de los hombres en el apellido indeleble, que hasta hoy subsiste, de tantos ambiciosos aventureros que, desde remotos confines, llegaron entonces a Cajamarca. La cédula real del 19 de diciembre de 1802 que erige la ciudad, es el broche que cierra, finalmente, la más importante etapa histórica de Cajamarca". Pero la vida continúa, y Cajamarca afamada siempre estuvo presente en el importante concierto nacional, tal como lo atestiguan los testimonios de distinguidos viajeros como Cosme Bueno (1778), Cosmógrafo Mayor del Reino; José Ignacio de Lecuanda (1794), Geógrafo y Ministro Principal de la Real Hacienda de Trujillo, sobrino del ínclito Obispo D. Baltazar Jaime Martínez de Compañón; Alejandro Von Humboldt (1802), William Bennet Stevenson (1812), Henry Lister Maw (1827), Antonio Raymondi (1854), Charles Wiener (1876), Ernest Middendorf (1895)(14). Estos insignes visitantes no hicieron más que refrendar lo que la Civilización Cajamarca había conseguido a través del tiempo, aún después de la conquista por los Incas y posteriormente con la llegada de los peninsulares, Cajamarca era hermosa y sigue siéndolo, sus parajes de ensueño; y ante la ignominia de los españoles que cometían execrables acciones de lesa humanidad, el espíritu de nobleza del cajamarquino esperaba su Inkarri. En el levantamiento de Túpac Amaru, Cajamarca hizo eco y también se sublevó (15) En el lapso de oscuridad para Cajamarca y América, del particular dominio español, de terror y genocidio, el espíritu heroico y las egregias virtudes del pueblo cajamarquino no fueron melladas, no se logró menoscabo en lo íntimo del ideal, siempre de buenas maneras, pacíficos, grandes de ingenio, talentosos, muy trabajadores, astutos y precavidos, mujeres además hermosas, amorosas y primorosas; "conducta habilidosa del cajamarquino que representa mucho más de lo que dice en su inocente apariencia de consonancia verbal; ha sido siempre 3
  • 4. adverso a todo tipo de cambios, nacido y criado en un ambiente siempre apacible, ha preferido la seguridad de lo conocido y nunca se ha dejado seducir por las intranquilizadoras mutaciones que perturban aquella estabilidad intrascendente y estéril que siempre le ha sido tan grata"; algunos han creído ver el éxito debido al color de la piel y a la posible imitación española, pero este desliz antropológico nosotros creemos que no es así, merecido en desarrollarse con mayor amplitud. Finalmente, "no les falta talento para igualarse a los de otros lugares, pues algunos han salido de su región para otras, han hecho grandes fortunas y logrado el primer lugar en todas carreras", fenómeno que se repite en nuestros días con suma frecuencia. Claro, a Lecuanda, en 1790, le faltó decir que esos hijos de Cajamarca, cuando se van y logran éxito en la vida, jamás se acuerdan de su tierra para nada. Antaño debió suceder igual que hogaño, refiere don Horacio Villanueva Urteaga. Nostalgia, paciencia y virtud. De la época colonial sólo queda el legado de nuestros artífices expuestos en las iglesias de estilo barroco, en el Perú son únicas sus fachadas (la iglesia de Santa Catalina, después Catedral de Cajamarca, la iglesia de San Francisco, el conjunto monumental de Belén, conjunto monumental de La Recoleta),y, los frontis de algunas casonas antiguas. "Más un sinnúmero de eclesiásticos, de quienes el reputado pedagogo e historiador español don Sebastián Lorente en el ejercicio de Inspector general de estudios informó desde Cajamarca a junio 14 de 1856: 'El natural despejo de sus hijos, los sabios que bajo el Gobierno colonial salieron de sus conventos para brillar en Europa, y los talentos distinguidos que en los últimos años germinaron en sus aulas y el Colegio, a pesar de ser escasísimos los elementos de cultura justifican la más plena confianza en el provenir de este establecimiento'; un buen ejmplo lo constituye, por sus pergaminos, Fray Francisco Javier Vásquez (San Miguel de Pallaques) fue predicador de su Majestad en España y más tarde procurador en Roma, de gran influencia en la Corte pontificia bajo los Papas Clemente XIII y XIV". Con el advenimiento de la República, algunos cajamarquinos siguieron siendo grandes personajes en asuntos de los santos oficios. (16) De los obrajes y los antiguos latifundios, oprobios del pasado, no quedan más que los ingratos recuerdos en el pueblo. (17) (18) Hasta que llegaron las voces de libertad y sonó el clarín. La historia de Hispano-América no se habría realizado, ciertamente, si no hubiese contado con una generación heroica, sensible a la emoción de su época, con capacidad y voluntad para actuar en estos pueblos una verdadera revolución. Así es, aún cuando el mismo José Carlos Mariátegui dijera que "la revolución de la independencia sudamericana, fuera inspirada y movida, de modo demasiado evidente, por los intereses de la población criolla y aún de la española, mucho más que por los intereses de la población indígena". Pero ningún acucioso intelectual puede negar que esta nueva generación de gentes en el Perú eran con quienes se estaba haciendo la nueva historia. Los conductores, los caudillos, los ideólogos de esta revolución no lucharon si no por libertad y consiguieron liberarnos de la nefasta dominación de la corona española. Cajamarca no iba a ser la excepción en esta gesta. En los albores de la Independencia Nacional, Cajamarca fue el escenario de relevantes hechos muy significativos. Este pueblo juró su independencia (08 de enero de 1821) seis meses antes que San Martín lo hiciera en Lima. Preclaros cajamarquinos se ofrendaron con valentía y arrojo en tan noble y digno acontecimiento: José Santos Figueroa, Juan Sánchez Silva, José María Egúsquiza y Aristizábal, entre otros Cajamarquinos precursores y activos participantes en la Independencia Nacional. Cajamarquinos fueron los soldados de la heroica "Columna Peruana" y bajo las órdenes del General La Mar, combatieron en Ayacucho y los integrantes de la columna de Honor y Vengadores de Cajamarca que se inmolaron en San Pablo(19), consiguiendo una de las pocas victorias en la funesta Guerra del Pacífico en 1879. Con el paso del tiempo y de manera gradual, los nuevos cajamarquinos acrisolados en nuevos ideales fueron apareciendo en la arena nacional, en sus diferentes manifestaciones manuales o intelectuales, brillantes visionarios en la vida republicana trabajados durante la época colonial, difícil de enumerar a todos por falta de espacio en el presente trabajo; pero que podemos remitirnos a dos magníficos trabajos; de don Tristán Ravines, su famoso Diccionario 4
  • 5. Histórico y Biográfico de Cajamarca, en sus páginas consigna 522 personalidades (20); y del Obispo de Cajamarca, José Dammert Bellido, su obra "La generación brillante egresada del Colegio Central de Artes y Ciencias de Cajamarca" (21) Monseñor Dammert, refiere al afamado escritor Francisco García Calderón, quien escribiera: "hay poblaciones grises y tristes, sin la vivacidad de la costa; refiriéndose en ellas a Cajamarca, más la fecundidad intelectual de esas regiones se manifiesta por los hombres que ellas envían a la capital para convertirse, tal vez, en maestros de la política". De que mejor manera se pudiera ilustrar la trayectoria de los cuatro hermanos Gálvez Egúsquiza: don José, héroe del Dos de Mayo y símbolo de dignidad (22) (23), don Pedro maestro, parlamentario, ministro, diplomático, don Juan Miguel, primer prefecto del nuevo Departamento de Cajamarca y ministro, y don Manuel María jurisconsulto, magistrado, parlamentario, maestro; el parlamentario, maestro y magistrado don José Silva Santisteban; el parlamentario y revolucionario don Toribio Casanova; el senador y firmatario del Tratado de Ancón don Mariano Castro Zaldívar; y el sacrificado general Miguel Iglesias -alumno de José Gálvez-, emergen en la vida política peruana. Esta generación se había formado a la luz de los ejemplos de abnegación sacrificio de los forjadores de la independencia, los precursores José Santos Figueroa y Juan Sánchez Silva, que sufrieron prisiones y persecuciones en Lima, de los combatientes en Pichincha -"esos pobres reclutas de las sierras de Cajamarca..., llevados por su patriotismo a las alturas mayores de los Andes (que) mientras llegaba Sucre a Pichincha, sostuvieron solos, por más de media hora el ataque de los realistas"- apunta el acucioso historiador Leguía y Martínez, en Junín y ayacucho en el segundo sitio del Callao, y que responden a los nombres ilustres de Francisco Gálvez Paz, los Bonifaz, José María Egúsquiza, Juan Basilio Cortegana, Manuel Aristizábal entre otros y que varios fueron después laboriosos funcionarios. Estos prohombres, conductores de juventudes, radicales liberales, abrazaron una causa noble digna y justa, la libertad para Cajamarca, el Perú y América. Grandes soñadores y como soñadores, tenían ideales. Los ideales son eternos. Hombres que tuvieron maestros, de quienes todavía la historia cajamarquina no se ha ocupado y a quienes mucho se les debe, "a pesar de los escasísimos recursos pudieron moldear la inteligencia de esa brillante generación. La queja de la falta de medios no excusa, pues en contra se tiene el preclaro ejemplo de esos abnegados y eficientes profesores en quienes se cumplió la frase evangélica: 'por sus frutos los conoceréis". La independencia política no alteró el "status" socio-económico de los indígenas, pues a ellos les estaba vedado el acceso a las profesiones liberales, el colegio, comercio, sacerdocio y la práctica de algunas artesanías. Constituían la clase social más numerosa y el soporte del aparato productivo. Las escuelas de Primera Letras, Escuelas Pías y beaterios continuaron en funciones. Algunos agentes educativos de la etapa anterior siguieron superviviendo, entre ellos la Iglesia que seguirá desempeñando un papel preponderante. La Constitución de 1823 declaraba que la Instrucción Pública era una necesidad común y al amparo de aquella. En 1825 se crea el "Colegio de Patriotas de Cajamarca", cuyos objetivos se orientaban a la enseñanza de las ciencias exactas y naturales, pero finalmente, cierra por falta de rentas. El 8 de septiembre de 1831 se realizó la ceremonia de instalación y funcionamiento del "Colegio Central de ciencias y Artes de Cajamarca", por gestión del Dr. Juan Antonio Torres, diputado por Cajamarca. El Colegio Central de Ciencias y Artes de Cajamarca, bajo la luminosa guía de su Rector y cura de Santa Catalina (actual Catedral), don Juan Pío de Burga, tuvo carácter universitario en sus primeros decenios, con el rango de Colegio Mayor: se dictaron cátedras de filosofía, teología y derecho. Don Juan Pío de Burga, fue el forjador y formador de la generación más brillante de Cajamarca. De ella saldría también, el prohombre de la Independencia de Cajamarca en 1854, el Dr. don Toribio Casanova López. Por promover esta gesta es clausurada hasta que posteriormente, en 1856 tal Colegio tomaría el nombre de "San Ramón", que continúa siendo la cuna de las mayores celebridades en Cajamarca (24)(25). A la lista de abogados parlamentarios ministros y funcionarios de gobierno de la primera época republicana obtienen posteriormente relieve nacional José Ascensión Urteaga (1844-1926), 5
  • 6. periodista, maestro, parlamentario y polemista recio y fecundo, miembro de la Sociedad Francesa de Historia Internacional; el lambayecano Germán Leguía y Martínez (1861-1928), alumno y maestro juvenil en San Ramón, poeta, periodista, parlamentario, jurisconsulto y magistrado, diplomático e historiados, figura polifacética que debe ser ejemplo para los numerosísimos estudiantes no cajamarquinos de nuestra Universidad, por su diligente laboriosidad, tenaz investigación y producción escrita, honesto a carta cabal; el talentoso ingeniero de minas, don Fermín Málaga Santolalla, pionero de la minería nacional y descubridor del Tungsteno en el Perú, autor de una "Monografía del Departamento de Cajamarca", publicada en 1905, obra en su género ejemplar para su época; don Horacio H. Urteaga(1876-1952) hijo de don José Ascensión, infatigable rastreador de documentos históricos y editor de numerosos libros. Por otro lado, a mucha vehemencia y obstinación y de manera natural e indiscutible, Cajamarca se ha ganado vigorosa presencia en el parnaso de la literatura nacional, afirma Don Luzmán Salas (26), quien descubrió en "El Volcán Termal", primer periódico cajamarquino editado en 1847, una décima anónima, acaso la manifestación literaria más antigua por estos lares, y a la vez informa de manera sucinta de 271 escritores desde tal fecha, y que, su representatividad es apreciada a través de los más connotados poetas y escritores cajamarquinos, dedicados también a la Filosofía y la Política, tales como: Julio Garrido Malaver, Mario Florián, Mariano Iberico Rodríguez, Antenor Orrego, José Ascensión Urteaga, Demetrio Quiroz Malca, Marco Antonio Corcuera, Anaximandro Vega, Fidel Zárate Plasencia, Jorge Díaz Corcuera, Oscar Imaña, Alcides Spelucín, Armando Bazán, Nazario Chávez Aliaga, entre otros. Una que otra historia de la literatura peruana consigna breves notas acerca de la ilustre poetisa Doña Amalia Puga de Losada. Lumbreras para todas las épocas y generaciones, con sensibilidad política y clarividencia histórica, amén de poesía. Quien pudiera dudar de la sensibilidad poética y anticipación histórica en estos hombres de vanguardia plena y amigos personales del gran vate universal don César Vallejo y seguidores de José Carlos Mariátegui (27), llenos de emoción telúrica fueron tenaces luchadores por un mundo mejor. Mención aparte merece el filósofo, literato y jurista, don Mariano Iberico Rodríguez (1892-1974), Rector de la Universidad Mayor de San Marcos, la mentalidad más brillante y delicada que ha producido Cajamarca en el siglo XX, para el Perú y el pensamiento latinoamericano. Y por supuesto; Antonio Guillermo Urrelo Novoa (1899-1943), de quien el historiador cajamarquino don Julio Sarmiento hace una remembranza (28): "La vida de Urrelo es seductora por ejemplo de su moral individual. Ante los escándalos presentes con patente de impunidad se levanta en la historia la figura de este cajamarquino, que nos devuelve el optimismo y alienta la esperanza, porque seguros estamos que en muchos calará su ejemplar vida y que motivados seguirán su huella", un jirón, un colegio y una universidad de esta ciudad, llevan su nombre. En la milicia destacan el comandante Julio C. Guerrero (1887-1976), el General FAP Armando Revoredo Iglesias (1897-1978), el general José del Carmen Marín Arista(1898-1980), general Zenón Noriega Agüero(Jesús-1900-1957) y el general Rafael Hoyos Rubio (1924-1981), prematuramente desaparecido; todos ellos brillantes en sus carreras castrenses; entre los políticos don Rafael Villanueva (1837-1931) "viejo y astuto" como lo calificó Víctor Andrés Belaúnde, y el imponderable, pero sumamente inteligente y audaz, Eudocio Ravines (1897-1979), quien dejó hermosas páginas acerca de niñez y adolescencia en Cajamarca y Matara; Mario Alzamora Valdez (1909-1993), representante en el Parlamento por su población natal, frente a esta pléyade ininterrumpida de intelectuales cajamarquinos y secundando viejas aspiraciones que se remontan a la creación del Colegio Central de Artes y Ciencias, elaboró junto a Carlos Malpica Silva Santisteban (chotano-1929-1993), un anteproyecto de Ley para la creación de la Universidad Técnica de Cajamarca, justa brega que culminó con la promulgación de la Ley Nº 14015, el 13 de febrero de 1962; Alfonso Barrantes Lingán (sanmiguelino-1927-1999?), fue alcalde Lima; Javier Alva Orlandini (n.1927), fundador del Partido Acción Popular en 1957; Genaro Ledesma Izquieta (n.1931) profesor, abogado, escritor y político de izquierda (29) (30). Las Ciencias Médicas que fueron cultivadas por Juan S. Losno (n.1891), abanderado en la lucha contra la tuberculosis y Víctor Alzamora Castro (1913-1961) pionero de la Cardiología en 6
  • 7. el Perú; y, José Santos Madalengoitia Rodríguez(1881-1952?)(31), cuentan hoy con la prestancia de Róger Guerra García (n.1933), médico investigador, congresista y ex -Rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Eduardo Pretell Zárate que llegó a Ministro de Salud, Oswaldo Zegarra Rojas actual Rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Javier Cieza Yánez médico inventor, y tantos otros médicos que han ocupado importantes cargos en los hospitales nacionales del Perú. Investigadores de la historia patria y catedráticos en las Universidades de Cuzco, Huancayo, Cajamarca y Lima son Horacio H. Urteaga López (1876-1952), Horacio Villanueva Urteaga (n.1918), Fernando Silva Santisteban (n.1929), Waldemar Espinoza (n.1936), Juan Luis Alva Plasencia, Julio Sarmiento Gutiérrez (n.1942) y Tristán Ravines Sánchez (n.1942); cultor de la arqueología es Rogger Ravines Sánchez (n.1940). Cajamarca, de reconocimiento mundial, siempre ha sido cuna de grandes artistas, y también plásticos: Mario Urteaga (1875-1957), José Sabogal (1888-1956), Camilo Blas-Alfonso Sánchez Urteaga (1903-1985), Juan Villanueva -"Bagate" (1893-1969), Andrés Zevallos (n.1916), René Marín (n.1939) y Miguel Ángel Díaz Dávila son los más representativos. Bregando por la senda de la identidad integral con nuestro suelo, su humanidad y el tiempo, reivindicaron lo autóctono, motejada en sus inicios como "indigenista". Este movimiento peruano fecundado por nuestros ancestros precolombinos, se había amalgamado con aquel profundo y extenso movimiento dado en llamar 'expresionismo', el que brotara después de la Primera Guerra Mundial. Fueron los horrores de aquella hecatombe los que generaron honda preocupación por el destino humano; fue un movimiento artístico y fenómeno sociológico a la vez. Preocupación constante y sustancial al hombre, su destino ante la injusticia, el dolor, la muerte y la miseria material y espiritual; si bien no excluye -ni mucho menos- la calidad que debe acompañar a toda obra de arte, ella es apenas halo iridiscente sobre la lacerada superficie o un volumen cargado de humanidad. La aparición del 'indigenismo' en el Perú, toma para sí la preocupación por el hombre peruano, su medio y su lucha; cayó la semilla en una tierra que la esperaba abierta y fértil; y, contra lo que muchos desearían, aún pervive. Está renovándose al compás del tiempo, y perdura porque es una actitud de identidad, con justicia, mucho amor, admiración y comprensión hacia lo valioso que ha creado y sigue creando el hombre peruano, confundido con su paisaje y su ancestro. (32). En algún momento habrá oportunidad de apreciar la obra de la nueva generación, como: *** Finalmente, el reto de continuar en esta prolongada Tradición Cajamarca, investigar más en las raíces, y afrontar el porvenir con las destrezas e ingenio que esta tierra de bendición le ha dado al Cajamarquino. Más aún cuando ahora, como hace 220 años, la actividad minera que en 1772 trajo verdaderas desgracias para Cajamarca, ha vuelto como una de las plagas del Apocalipsis (33)(34); se usa ahora en esta actividad ingente cantidad de cianuro, ácido sulfúrico y otros compuestos para la explotación del oro, y de manera adicional plata y mercurio entre otros elementos que se desconoce; por lo pronto tenemos como consecuencias: mercurio desparramado en Choropampa con fatales consecuencias humanas y medio ambientales, derrame de hidrocarburos en Tembladera; peces muertos en los ríos San Miguel, Llaucano y Jequetepeque; Granja Porcón, Bambamarca y Purhuay, repetidos informes de contaminación en los acuíferos que abastecen para el agua potable a la ciudad de Cajamarca con altas cifras de arsénico, cianuro, fierro, cromo y metales pesados que hacen incompatible la vida, presencia de mercurio en las tuberías de agua potable (35). Esta época de aparente bonanza, efímera además, ya ocurrió con las minas de Hualgayoc, sólo que esta vez la afrenta incluye la vida del hombre además de la destrucción del medio ambiente. Al final quedará miseria como ya ocurrió tiempo atrás. De hecho, antes las inteligencias se encontraban dispersas e inorgánicas en la campiña cajamarquina, ahora las preclaras inteligencias se encuentran en la Universidad Nacional de Cajamarca, de ahí la mayúscula responsabilidad de esta institución tutelar, que debe velar por la integridad física de su medio ambiente y sus gentes, comprometido con el desarrollo físico y espiritual del cajamarquino, porque así está estipulado en su Ley de creación. Ha llegado la hora y está convocada para ser el nuevo paladín, "norte de la universidad peruana" reza su pregón, tenemos riqueza y juventud, por cierto, la historia y la esperanza de un destino mejor para el Perú está en Cajamarca. 7
  • 8. En esta hora crucial, para nuevos tiempos y con el espíritu de siempre, lo ha dicho el historiador y maestro don Julio Sarmiento: ¡Qué falta hace un Toribio Casanova! FIN REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1. Cardich, Augusto: Descubrimiento de un complejo pre-cerámico en Cajamarca, Perú. Notas del Museo de la Plata, Tomo XXI, Universidad Nacional de la Plata. 1991. pp39-51. 2. Mires O, Alfredo: Qayaqpuma. Nosotros los cajamarquinos: pintura rupestre. Tomo 1. Impresión Asociación Obispo Martínez Compañón. Cajamarca-Perú. 2001. 3. Terada Kazuo: El formativo en el valle de Cajamarca. Gaceta Arqueológica Andina, Vol. 1, Nº 4-5, Instituto Andino de Estudios Arqueológicos, Lima-Perú.1982. pp. 4-5. 4. Reichlen, Henry y Paule: Reconocimientos arqueológicos en la sierra de Cajamarca. Historia de Cajamarca I. Instituto Nacional de cultura, Cajamarca/ Corporación de Desarrollo de Cajamarca, Cajamarca. 1985. pp.29-54. 5. Vásquez Malca, José en Orcos, Cochas y Runas/Tejidos de conversación comunal en Cajamarca. Instituto de Estudios Agrarios Andinos Cajamarca-Universidad Nacional de Cajamarca. Lima, Perú. pp. 63-113. 6. Alva P, Juan Luis: Contumazá, historia política y educativa. Reino Cuismancu-Chuquimancu. Concytec. Lima-Perú. 198. pp.9-18. 7. Rostoworowski, María: Historia del Tahuantinsuyu. Instituto de Estudios Peruanos. IEP ediciones. Lima, Perú. 1988. p. 206. 8. Silva Santisteban, Fernando: Cajamarca, historia y paisaje. Minera Yanacocha / Antares, artes y letras. Lima, Perú. 2002. pp.43-44, 67. 9. Sarmiento, Julio; Ravines, Tristán: Cajamarca, historia y cultura. Instituto Andino de Artes Populares. Cajamarca, Perú. 1993. pp. 22-30, 43. 10. Lumbreras, Luis G: Visión arqueológica del Perú milenario. Editorial Milla Batres S.A. Lima,Perú.1990. p.224. 11. Scholten D'ebneth, María: La Ruta de Wiracocha, en Génesis de la cultura Andina de Carlos Milla Villena. Tercera Edición. Lima, Perú. 1992. p. 122. 12. Portal C, Manuel: Oro y Tragedia de los Incas. Asociación Impresiones y Publicaciones "Obispo Martínez Compañón". Cajamarca, Perú. 1992. 13. Espinoza S. Waldemar: La destrucción del imperio de los incas. Amaru Editores. 5ª Edición. Lima-Perú. 1990. 14. Villanueva Urteaga, Horacio: Cajamarca: apuntes para su historia. Editorial Gracilazo, Cusco. 1975. pp. 2-4, 185-201. 15. Contumazá por Fidel A. Zárate P. - Lima 1971, en Alva P, Juan Luis: Contumazá, historia política y educativa. Reino Cuismancu-Chuquimancu. Concytec. Lima-Perú. 198. p.22 16. Dammert, José: La generación brillante egresada del Colegio Central de Artes y Ciencias de Cajamarca. Impresiones MACS. Cajamarca-Perú. 1984.pp. 177-198. 17. Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Empresa Editora Amauta. Edición 69 en el mundo, Lima, Perú. 2001. p. 50. 8
  • 9. 18. SINAMOS: Velasco, la voz de la revolución. Discursos del Presidente de la República General de División Juan Velasco Alvarado. 1968-1970. Lima Perú. 1972. pp. 42-55. 19. Sarmiento, Julio: La batalla de San Pablo, Cajamarca y "San Ramón" en la guerra del 79. Talleres Gráficos del Consejo Provincial de Cajamarca. Cajamarca-Perú. 1987 20. Ravines Tristán: Diccionario histórico y biográfico de Cajamarca. Editorial Los Pinos. Lima, Perú. 1999. 21. Dammert Bellido, José -Obispo de Cajamarca: La Generación brillante egresada del Colegio Central de Artes y Ciencias de Cajamarca. Impresiones MACS. Cajamarca-Perú. 1984. 22. Basadre, Jorge: Perú Problema y Posibilidad, 5ª Edición. Librería Studium Ediciones. Lima-Perú. 1987, pp 1. 23. Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Empresa Editora Amauta. Edición 69 en el mundo, Lima, Perú. 2001. p. 134. 24. Sarmiento, Julio: La educación en Cajamarca. Edición EDAC-CIED. Cajamarca-Perú. 1992) 25. Sarmiento, Julio: Casanova, maestro político. Impresiones Asociación "Obispo Martínez Compañón". Cajamarca - Perú. 1999. 26. Salas S, Luzmán: Poetas de Cajamarca. Imprenta Editorial Los andes. Cajamarca-Perú.1986. 27. Salas S, Luzmán: Vallejo y los Cajamarquinos. Asociación "Obispo Martínez Compañón" servicio editorial. Cajamarca-Perú. 1994. 28. Sarmiento, Julio: Tras las huellas de Urrelo. Impresiones Asociación Obispo Martínez Compañón. Cajamarca-Perú. 2000. 29. Ravines Tristán: Diccionario histórico y biográfico de Cajamarca. Editorial Los Pinos. Lima, Perú. 1999. 30. Ravines, Tristán; Alva Julio: Cajamarca, antología de lecturas. II. Biografías, biología, cultura general. Instituto Nacional de Cultura-Cajamarca. Impresiones Obispado Cajamarca. 1989. 31. Buse, Mónica: De oropeles y abandonos, ciudad de Cajamarca 1900-1950. Editorial Obispo Martínez Compañón. Cajamarca-Perú. 1999. 32. Zevallos, Andrés: Boceto biográfico del pintor Mario Urteaga. Instituto Nacional de Cultura-Cajamarca/ Corporación Departamental de Desarrollo de Cajamarca. Lluvia Editores, Lima, 1985. pp. 76-78. 33. Castañeda A. Doris: Contaminación del ambiente físico y social en Cajamarca. Fiat Lux/ Revista de la Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Cajamarca. Vol I Año 1 Número 1-Cajamarca. 2001.pp. 87-90. 34. Deza, Nilton: Desaparición de la fauna de nuestros ríos por la actividad minera. Fiat Lux/ Revista de la Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Cajamarca. Vol I Año 1 Número 1-Cajamarca. 2001.pp. 94-97. 35. Periódico El Observador Año 3 Nº 33,37 (2001); Año 4 Nº 34 (2001) ; Año: IV Nº 62 (2002). Cajamarca- Perú. 9