Salar Ataie
Se conoce como mundo árabe al conjunto
de países que hablan la lengua arábiga y
que conforman la Liga Árabe. En este
sentido, las naciones que conforman el
mundo árabe son: Egipto, Irak, Jordania,
Líbano, Arabia Saudita, Siria, Yemen, Libia,
Sudán, Marruecos, Túnez, Kuwait, Argelia,
Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Catar,
Omán, Mauritania, Somalia, Palestina,
Yibuti y Comoras.
Por ello es importante señalar, que la
valoración de la cultura árabe, aunque
tenga vínculos históricos con el Islam, es
exclusivamente lingüística, tanto que
muchos musulmanes no hablan árabe y un
grupo de árabes profesan otras religiones.
Bajo esta premisa:
El nacionalismo árabe procura la alianza de
prácticamente todo el mundo árabe como
una sola nación.
Salar Ataie
De tal forma, existen tres factores que
determinan si una persona puede ser
considerada árabe o no:
Políticos: si vive en un país miembro de la Liga
Árabe, definición que cubre a más de 300
millones de personas.
Lingüísticos: si el idioma materno es el árabe,
un concepto que abarca más de 200 millones
de personas.
Genealógicos: si tiene ascendencia de
originarios de la Península Arábiga.
Cuando fue fundada la Liga Árabe se
estableció que: “árabe es una persona que
hable árabe, viva en un país de lengua árabe, y
simpatice con las aspiraciones de los pueblos
árabes”.
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Se pueden distinguir dos grandes períodos
históricos de la cultura árabe, que sirvieron
la culturizar a Europa.
Preislámico
Esta etapa estuvo formada por los pueblos
semitas que emigraron de la Península
Arábiga, caracterizados por tener un idioma
parecido. Así, los babilonios, caldeos,
asirios, egipcios, arameos, fenicios,
nabateos, sabaneses, himaritas fueron la
base de la cultura árabe.
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Islámico
Durante este período aparece el islamismo, los pueblos de origen
semita se unen en torno a las prédicas de Mahoma, constituyendo
una civilización árabe musulmana. Con la muerte del predicador
Mahoma, empieza la expansión del islamismo y una serie de
disputas por el poder político-religioso.
En este sentido, los sucesores de Mahoma fueron sus discípulos,
llamados califas, que instauraron los siguientes califatos:
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Ortodoxo (632 -660 D.C.).
Fue el único califato elegido y reconocido
por los musulmanes suníes y chiíes.
Estuvo distinguido por cuatro califas: Abu
Beker, Omar, Otman y Alí, quienes
implantaron la Guerra Santa contra los
infieles. Conquistaron Palestina, Siria,
Armenia, Bizancio, Mesopotamia, Persia y
Egipto, y establecieron la capital en
Medina.
Omeya (660 – 750 D.C.).
Constituye el primer califato hereditario de
orientación musulmana sunita. Instauraron
la capital en Damasco, e iniciaron nuevas
conquistas como Beluchistán, Afganistán,
Turquestán, norte de África y España.
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Abasida (750 – 1242 D.C.)
Fue un califato impuesto por Abu
Abbas, luego de asesinar a la
familia de los Omeyas,
trasladando la capital a Bagdad y
posteriormente a El Cairo.
El islamismo se expandió hasta
las fronteras con la India, pero
una cantidad de vaivenes y
diferencias generaron su división
en tres califatos. De esta manera
la civilización árabe musulmana
quedó separada en: Califato de
Bagdad, Califato de Córdoba, y
Califato de El Cairo.