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45 VALLADOLID 2010 NÚMERO 45
45-PORTADA_Portada-boletin-44 10/10/11 18:43 Página 1
En 1909, poco antes de procederse al
derribo del viejo edificio de la Universidad
de Valladolid, el arquitecto Teodosio Torres
López levantó un plano de la planta baja del
conjunto, resultando hoy inexplicable que
no se atendiera la confección de plantas altas
ni de secciones. Hasta el presente ésta es la
única información localizada sobre la distri-
bución del suelo y situación de los espacios
que constituyeron el primitivo recinto uni-
versitario.
A tan parcial documentación planimétrica
hay que añadir las fotografías que por enton-
ces se obtuvieron de parte de la fachada y
antigua portada, de los interiores de la cáte-
dra de Cánones, capilla y biblioteca, así
como de las crujías y exteriores de sus claus-
tros, lo que permite hacerse una idea del as-
pecto que ofrecían1. También se tomaron en
aquella ocasión, por parte de «Foto Sport»,
otras dos imágenes del interior del salón de
grados universitarios, las cuales sólo se han
tenido en cuenta como meras ilustraciones2.
Aunque nunca se lamentará bastante la pér-
dida gratuita de aquel edificio, con el que hoy
la Universidad, como otras españolas y euro-
peas de su tiempo, podría vanagloriarse del
escenario de su espléndido pasado, disponer
de un marco con solera para sus actos acadé-
micos y haber dado ejemplo paradigmático a
la ciudad para la conservación de su patrimo-
nio, la obstinada investigación sobre el mis-
mo puede, sin embargo, seguir aportando uti-
lísima información documental o gráfica que
NUEVAS IMÁGENES DEL EDIFICIOY CONTENIDO
HISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID*
Jesús Urrea y María Aranda
Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa)
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
RESUMEN: El derribo en 1909 del antiguo edificio universitario aumenta el interés que supone el hallazgo de docu-
mentos gráficos anteriores al mismo como los que ahora se aportan. Ellos, junto con la recreación mediante el
dibujo de sus espacios y funciones, mitigan la pérdida. El incendio del edificio que en 1915 sustituyó al anterior
ocasionó la destrucción de gran parte de su patrimonio histórico en 1939 y originó en el mismo alteraciones sig-
nificativas que ahora se precisan.
PALABRAS CLAVE: Universidad. Patrimonio. Valladolid. Barroco. Arquitectura. Fotografía.
NEW IMAGES OF THE HISTORICAL BUILDING AND THE HISTORICAL CONTENT
OF THE UNIVERSITY OF VALLADOLID
ABSTRACT: The demolition of the University old building in 1909 increases the interest of previous graphic testi-
monies, as the ones that are now published. The loss of this building is mitigated thanks to the new photograp-
hies and to the recreation of its rooms and functions through plans. The building rebuilt in 1915 burned in 1939
causing the destruction of an important part of its historical patrimony and significant spatial alterations that are
now specified.
KEY WORDS: University. Patrimony. Valladolid. Baroque. Architecture. Photography.
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 69
ayude a completar la fraccionada imagen que
se tiene de todo el conjunto.
Con la publicación del libro de José Igna-
cio Sánchez Rivera, Aedificavit. Los edifi-
cios históricos de la Universidad de Valla-
dolid (Valladolid, 2007), se ha dado un paso
muy importante ya que, mediante técnicas
de restitución fotográfica por ordenador,
partiendo del material de este tipo con el que
hasta ese momento se contaba, se ha logrado
la reconstrucción virtual de gran parte del
edificio primitivo.
Quizá sea la ocasión de plantear la recrea-
ción de éste con el encargo de una buena
maqueta, a escala 1:150, similar a la que
mandó hacer la Diputación Provincial para
representar la Plaza de San Pablo y el pala-
cio real de Valladolid3. De ahí que cualquier
dibujo, fotografía o plano antiguo que con-
tribuya al fiel restablecimiento en el imagi-
nario colectivo de la memoria perdida de las
fábricas que integraron el recinto universita-
rio, será una pieza fundamental para lograr
su mejor comprensión.
En esa dirección va encaminado nuestro
interés por dar a conocer dos raras y, al
mismo tiempo, excelentes fotografías cuya
óptica amplía substancialmente la visión del
conjunto desaparecido. La primera se obtu-
vo desde el solar que ocupa el Colegio jesui-
ta de San José cuando éste se estaba levan-
tando, pudiéndose datar aproximadamente
entre 1882 y 18844.
Desde el ángulo en que se tomó la foto se
observa, en primer lugar, el basamento del
colegio y numerosas piedras labradas dis-
puestas para ser utilizadas; a continuación,
el antiguo Colegio de Santa Cruz, entonces
convertido en Museo Provincial de Pintura y
Escultura, con sus jardines delanteros; y, al
fondo, el palacio de los Marqueses de Valde-
gema5, en cuya fachada se puede leer el
anuncio: «EL ÁGUILA FÁBRICA DE LIENZOS
Y MANTELES», indicativo de que aún no se
habían instalado en el edificio las madres
carmelitas de la caridad, quienes inaugura-
ron su capilla en 1885. Pero, en esta ocasión,
interesa valorar lo que se aprecia en la parte
izquierda de la imagen, es decir, la acera de
la Plaza de Santa Cruz que desde la calle
Núñez de Arce continúa por la de Librería.
Aparte de contemplarse el estado exterior
que en ese momento ofrecían las casas situa-
das en aquel paraje, entre las cuales se pue-
den identificar la que en 1552 pertenecía al
chantre Antonio Romero y en el siglo XVIII
era propiedad de D. José Guzmán Enríquez
(media 17 x 36 varas=14,11 x 29,88 m.),
a continuación, la que en el siglo XV disfru-
taba la familia Carrillo Bernalt y se había
conocido como la «casa de las conchas»
(hoy edificio Rector Tejerina) y, por último,
la vivienda que en 1847 adquirió D. Francis-
co Solano Samaniego, vecino de Toro6; se
percibe con absoluta claridad la mole pétrea
de la capilla universitaria cuya altura sobre-
sale por encima del caserío colindante.
Es ésta una vista inédita del templo gra-
cias a la cual se pueden contemplar por
primera vez sus dimensiones y proporciones
reales, apreciándose el lienzo sur del edifi-
cio, el cerramiento de su testero recorrido
por molduras paralelas y reforzado en su
ángulo inferior por una cuña de piedra desti-
nada a evitar esconces vulnerables a la su-
ciedad, varios contrafuertes y una empinada
cubierta a cuatro aguas, con buhardas de
acceso a los tejados.
Más a la derecha se percibe el remate de
hierro del torreón del reloj, con su campana,
que se levantaba entre ambos claustros y,
próxima a él, otra torre, seguramente la del
observatorio astronómico y estación meteo-
rológica por el instrumental que se adivina7;
al fondo, se distingue la parte posterior de la
crestería de la fachada principal que da a la
plaza de Santa María. La panorámica está
dominada por la fábrica de la catedral con el
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
70 Jesús Urrea y María Aranda
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 70
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 71
Plaza de Santa Cruz. Al fondo el edificio de la antigua Universidad. 1882-1884.
Interior del claustro barroco de la Universidad. Hacia 1900.
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 71
primer cuerpo de su torre en proceso de cons-
trucción, mientras que por el otro extremo la
perspectiva se cierra con la torre del templo
de Nuestra Señora de la Antigua y, en la leja-
nía, la mole del convento de San Pablo.
La segunda fotografía, prácticamente iné-
dita para el fin que ahora interesa8, se obtuvo
desde el tejado de la crujía norte del claustro
del siglo XVIII, ubicada detrás de la fachada
principal del edificio universitario. Sin duda,
se trata de la imagen más espectacular cono-
cida hasta la fecha del interior del desapare-
cido recinto. Lo reúne todo: calidad y niti-
dez, amplitud de enfoque, novedad por lo
que descubre del edificio, interés sociológico
del acontecimiento reflejado, etc. No obstan-
te, y a pesar de los intentos realizados, ha
sido imposible averiguar la motivación del
acto multitudinario captado por el objetivo;
quizás un comienzo o final de curso al que se
agregaron numerosos curiosos atraídos por
la algarabía del festejo.
El gentío congregado en el interior del pa-
tio apenas permite ver el empedrado del mis-
mo; sólo deja espacio a una banda militar de
música compuesta por, al menos, treinta indi-
viduos, con su director al centro, lo que de-
muestra la importancia del suceso que les
convoca aunque no aparezcan autoridades
académicas. Entre el público masculino, ves-
tido con chaqueta y tocado con chistera,
bombín, sombrero de ala ancha, gorra o boi-
na, se aprecian varias mujeres cubiertas con
pañuelos y otras, más distinguidas, sin él. No
faltan tampoco mozos ataviados con blusón
ni pilluelos pugnando por destacar de la masa
reunida en tal ocasión, que tendría lugar antes
de 1909, en algún momento de primavera u
otoño según se deduce de los abrigos que vis-
te la agrupación militar y las ramas floridas
de los árboles que asoman por el fondo.
Desde el punto de vista arquitectónico, la
imagen descubre por primera vez una pano-
rámica del conjunto del claustro, todo él
acristalado, muestra su capacidad receptiva
y amplía la visión sobre algunos aspectos
desconocidos. Concretamente, a su izquier-
da, el exterior del pabellón que ocupaba la
biblioteca construida en 1844 por Francisco
Javier Berbén; en el centro, sobre el lienzo
sur del patio, el primer cuerpo, en ladrillo,
de la torre del reloj, ideada en 1858 por el
arquitecto Antonio Iturralde; y, al fondo, la
gran mole de la capilla vista por su muro
norte, apreciándose los contrafuertes y gár-
golas; en la lejanía, a la derecha, se divisa
la espadaña del antiguo templo de San
Ambrosio y la linterna del cimborrio del
colegio de Escoceses.
Aparte del valor que posee la contempla-
ción de la capilla, quizás sea de mayor inte-
rés lo que se advierte de la pared exterior de
la biblioteca, tratada con la misma ordena-
ción de huecos y similar decoración a la que
cerraba por el lado del patio el pabellón de la
fachada principal: arquerías ciegas alternan-
do con otras resueltas en claraboyas, sobre-
montadas por placados o cejas horizontales
en relieve, y una cornisilla de ladrillos esqui-
nados, todo ello originalmente enfoscado, a
juzgar por los desconchones del paramento.
Otra contribución novedosa, para el mejor
conocimiento del desaparecido edificio, se
basa en el intento de restaurar mediante
plantas y alzados los espacios correspon-
dientes al claustro del siglo XVIII y al inte-
rior de la fachada principal. Es una forma
de dar visibilidad a un conjunto perdido así
como otro recurso para comprender la fun-
cionalidad del mismo, a la espera de una
oportuna reproducción virtual de los espa-
cios destruidos.
Para enmarcar esta recreación, en la que
ha sido fundamental la utilización de las fo-
tografías conocidas y una de las que en este
trabajo se aporta, basta con recordar que en
1716 se comenzó a levantar la fachada dise-
ñada por el carmelita descalzo fray Pedro de
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
72 Jesús Urrea y María Aranda
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 72
la Visitación9. La obra se finalizó durante la
primavera de 1718, rematándose la entrada
al año siguiente. La decoración escultórica,
a cargo de la familia Tomé, prosiguió en
años sucesivos, al mismo tiempo que se
construía el claustro, que se estaba conclu-
yendo en 172410. Para nuestra reproducción,
imaginémonos que el edifico se puede reco-
rrer 185 años después, a punto precisamente
de desaparecer, más o menos en el momento
en que se hicieron las fotos utilizadas en este
proyecto.
Una vez atravesado el entonces angosto
zaguán se entraba en el corredor norte del
claustro. En su panda izquierda se abría la
entrada al Aula de Teología, llamada tam-
bién de Duns Scoto, que contaba con su cá-
tedra, asientos doctorales, bancos y mesas
para el alumnado, decorándose el techo en
1724 con pinturas sobre lienzo originales de
Ignacio de Prado (m. 1749). En la panda de-
recha se encontraba un Aula que, a mediados
del siglo XVIII, se utilizaba como sede de
las cátedras de Código, Prima de Filosofía,
Teología Moral y San Anselmo.
Alineado con el corredor oeste del claus-
tro se hallaba el vestíbulo de entrada a la es-
calera que, situada detrás de la monumental
fachada, daba acceso a la planta principal
del edificio. Su ingreso se decoró en 1724
con un remate de talla, policromado por Bo-
nifacio Quevedo Peti, quien además pintó
seis figuras de ciencias, en tanto que Ignacio
de Prado hizo otras dos «alegorías intelec-
tuales» y varios rótulos. La caja de la escale-
ra, que contaba con cuatro tiros o tramos de
peldaños desarrollados a partir de pilares en-
lazados por balaustradas, ocupaba casi un
tercio del paño derecho de la portada y su
interior se iluminaba mediante una de las
ventanas bajas de ésta y por su correspon-
diente balcón en la planta superior.
El rellano superior desembocaba en la en-
trada de una espaciosa Antesala, lugar de
espera y propicio para «cabildeos» donde se
disponían, desde 1728, diversos cajones para
guardar los trajes académicos de los claus-
trales y que en 1784 se sustituyeron por una
gran cajonería, mucho más práctica para la
conservación de togas, mucetas y birretes.
Franqueando un cancel de madera decorado
con el escudo de la Universidad con las
armas reales y papales, sostenido por dos
niños y pintado por José Pastrana, se entraba
en uno de los ámbitos más solemnes del
edificio: la Sala de Claustros.
Era éste el lugar de reunión del estamento
docente, donde se trataban y decidían los
asuntos relativos al gobierno de la Universi-
dad, y cumplía, además, una función repre-
sentativa al poderse acceder desde él a los
balcones que se abrían sobre la plaza de San-
ta María. Hay constancia de que la sala se
hallaba concluida en 1727 pero, como es
lógico, antes de procederse a su amuebla-
miento, se fabricarían las yeserías que ador-
naban la sala y, probablemente, las del salón
precedente y caja de la escalera.
El techo de la estancia era plano pero con-
taba con un cornisamento que se arqueaba
para acomodar paños curvos, decorados con
molduras de marcos muy quebrados, y lune-
tos ciegos repletos de vegetación, separados
entre sí por bandas cajeadas con ristras de
guirnaldas en su interior. Un remate de perfil
mixtilíneo, sobre todo en los paños laterales,
recogía el encamonado apeándose sobre
placas muy planas y silueteadas. Encima de
la puerta de ingreso se disponía un escudo
real11 y otros dos pontificios en el mismo
testero, seguramente bordados.
El espacio del cielo raso estaba ocupado
por tres grandes lienzos encastrados que, a
pesar de no haberse documentado, es muy
probable fuesen obra de Ignacio de Prado
que también pintó el del aula situada debajo
de este salón12. Las fotografías existentes del
interior de la sala permiten adivinar su estilo,
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 73
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 73
cercano al de Andrés de Amaya y conocedor
del de los pintores madrileños activos en el
tránsito al siglo XVIII. En el lienzo más pró-
ximo a la entrada, inscritas en un círculo que
simulaba marco de yeso, se representaban
las virtudes de la Justicia y la Prudencia. En
el lienzo central, con enmarcado mixtilíneo
y enjutas ornamentadas con escudos pontifi-
cios y reales y, en sus centros, angelitos sos-
teniendo cartelas con inscripciones, aparecía
la virtud de la Caridad. El último lienzo,
próximo a la cabecera de la sala, ofrecía la
representación de las virtudes de la Fortaleza
y la Templanza. Una programación de conte-
nido religioso/moral presidiendo la estancia
más solemne de la Casa del Saber.
Sobre los tres huecos de que disponía el
recinto para su iluminación (dos a la fachada
principal y otro al patio), así como en el
de su ingreso, se situaban unas galerías o
bastidores de madera dorada, rematadas por
escudos, para colgar cortinas de perfiles re-
cortados y con cenefas. Las paredes se tapi-
zaban mediante una colgadura de damasco
carmesí, sin duda, la que en 1738 se enco-
mendó al sastre Bernardo Mazariegos, la
cual medía 630 varas, y para la que el borda-
dor Manuel de Colomera trabajó en oro y
plata tres escudos, uno grande de las armas
Reales y dos medianos con las pontificias13.
El testero principal lo presidía, bajo un
dosel de terciopelo con alamares y flecos de
seda blanca que se extendían por todo el
frente, el retrato del monarca y, a medida
que se sucedían los reinados, el del titular
desplazaba al del difunto, que pasaba a ocu-
par su lugar sobre los muros laterales. Hay
noticia o constancia física de los retratos
dedicados a los soberanos Felipe V, Luis I
(ambos pintados por Antonio Palomino en
1724)14, Fernando VI y Bárbara de Braganza
(los dos de Mateo Díaz, 1757), Carlos IV
(de Ramón Canedo, 1789), Fernando VII15,
Isabel II (Blas González García-Valladolid,
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
74 Jesús Urrea y María Aranda
Pinturas del techo de la Sala de Claustros (montaje y
dibujo por M.ª Aranda).
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BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 75
Sala de Claustros. Cabecera. Hacia 1900.
Sala de Claustros. Entrada. Hacia 1900.
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 75
1861)16, Alfonso XII y M.ª Cristina Habs-
burgo Lorena (ambos originales de Blas
González García-Valladolid, 1881)17, así
como una fotografía de gran formato del
joven Alfonso XIII (de 1902).
Bancos de nogal, tapizados de terciopelo
carmesí, sencillos unos y con patas de dise-
ño salomónico otros, se alineaban lateral-
mente pegados a la pared. En la presidencia,
nueve sillones, ninguno más alto que otro,
acompañaban una mesa también forrada
de damasco carmesí sobre la que en los días
de claustro se dispondría la imprescindible
escribanía con su campanilla de avisos.
Para la recreación de todos estos espacios
merece la pena trascribir la descripción que
de los mismos se hizo algo más de 50 años
antes de su destrucción definitiva y que re-
fuerza la reconstrucción de los alzados que
aquí se aportan:
«Subida a la sala del claustro. Al principio de
la escalera hay una gran puerta de arco de
dos hojas cuya construcción es antigua pero
de mucho mérito y pintada al barniz de color
de nogal con filetes de color de caña, subidos
5 banzos de piedra de una pieza 7 pies de lar-
go por 3 de huella y en el primer descansillo
se encuentra otra puerta más pequeña pero
de construcción y pintura como la anterior
que da entrada a una habitación titulada del
Bedel, de 135 pies cuadrados, con las pare-
des pintadas de amarillo y un friso bastante
graciosos, el techo de lienzo en el que están
pintadas las armas de la Universidad y a los
cuatro extremos unos jarrones con su ramo
de flores. Cinco bancos amovibles que com-
ponen 30 pies, una mesa cuadrada de pino y
un armario nuevo de vara y media de alto
con puertas y cerradura que sirve para guar-
dar las llaves de las cátedras con los efectos
contenidos en esta habitación. Sigue la sun-
tuosa escalera para subir a la sala de claus-
tros que consta de de 36 banzos de piedra
igual a los cinco manifestados y de cinco
descansillos con baldosas de lo mismo; a los
costados un pasamanos pintado imitando
mármol con una cenefa de ramos calados y
el techo todo llenos de molduras de yeso. Di-
cha escalera desembarca en una antesala que
forma un polígono irregular con 4 grandes
columnas de orden dórico, las paredes dadas
de blanco con un graciosísimo friso de una
vara de alto; el techo como el de la escalera y
un balcón que da a la fachada del edificio.
Una gran puerta de dos hojas y una mampara
de lienzo pintada al barniz de color de leche
sirven p.ª la entrada de otra antesala de 675
pies de superficie, al rededor y distante un
pie de las paredes una cajonería con respaldo
de cinco pies de alto pintada al barniz de co-
lor de carmín y fileteada de blanco con una
estrella en cada respaldo sirve de sillería y en
ella se custodian los trajes de los Sres. Doc-
tores. Las paredes están pintadas de color de
caña y el techo de rosa con un florón en me-
dio. Recibe luces de un balcón como el de la
anterior. Otra mampara y puertas de cons-
trucción y pintura como las últimas dichas,
con una columna a cada lado de madera que
descansa en el pavimento y llegan hasta el
arco de la puerta, sobre las cuales hay dos
ángeles que sostienen las cintas figuradas de
madera pendientes de las armas de la Uni-
versidad colocadas encima de la mampara
sirven de transito a la sala del claustro. Este
es un gran rectángulo de 1600 pies superfi-
ciales, las paredes están cubiertas con colga-
duras de terciopelo encarnado con fleco de
seda blanco. Frente de la puerta está el asien-
to del Sr. Rector y sobre él un magnífico
dosel de terciopelo como el de las colgadu-
ras y debajo de este las armas nacionales y
de la Universidad bordadas de plata, el retra-
to de Isabel 2.ª de cuerpo entero y el de Fer-
nando VII de medio cuerpo con marcos do-
rados, en los dos costados, sobre las colga-
duras los retratos de los Reyes de la Dinastía
de Borbón con marcos como los anteriores.
En las paredes de los costados de la puerta
de entrada las armas nacionales y de la Uni-
versidad bordadas con hilo de plata. Al final
de las colgaduras circundando toda la sala 25
bancos amovibles de nogal con el asiento y
respaldo forrado de terciopelo encarnado.
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
76 Jesús Urrea y María Aranda
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Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 77
Alzados de la fachada, escalera y claustro de la Universidad en el siglo XVIII, según J. Urrea y M.ª Aranda
(dibujos por M.ª Aranda).
7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 77
Delante del asiento del Sr. Rector una mesa
con cubierta de terciopelo hasta el suelo del
mismo color con una franja de oro alrededor.
Sobre esta mesa se halla una escribanía de
plata, un relox de arena con la caja del mis-
mo metal y los Estatutos de la Universidad
elegantemente encuadernados. En medio de
la sala otra mesa de nogal con el tablero
forrado de paño y una silla de igual madera
con el asiento y respaldo forrado de badana
verde para el Sri.º. A un lado otra mesa
semejante a aquella para escribir las proposi-
ciones que quieran presentar los Sres. Doc-
tores. Tres grandes arañas de cristal penden
del techo en el que están pintadas con mucho
mérito las Virtudes Teologales y Cardinales
y una cornisa muy vistosa con molduras
de yeso forma con el marco de estas. El
pavimento cubierto con una estera fina de
colores y una hermosa alfombra de lana alre-
dedor de los bancos. Dos balcones como los
de las antesalas y una ventana grande que da
al patio sirven para las luces de esta sala»18.
Lo mismo podría decirse de la desapareci-
da Cátedra de Cánones, sin duda la más im-
portante de las diecisiete con las que contaba
el edificio universitario. Situados sus dos
accesos en la crujía norte del claustro antiguo,
su monumental estructura se convirtió en
punto de encuentro de las dos partes del viejo
edificio al integrarse parcialmente una de sus
paredes en la crujía sur del claustro nuevo.
La fotografía, tantas veces reproducida,
que obtuvo Páez poco antes de 1909, junto
con la pormenorizada descripción que se ha-
ce en el inventario de 26-I-1846, del que aún
se ha sacado muy poco partido, y donde se
la señala con los n.º 12 y 13, permiten la
recreación del interior de este espacio así
como del amueblamiento y decoración que
poseía en ese momento. El gran salón dispo-
nía de tres ventanales, dos en su muro
izquierdo y otro a los pies, que en 1781 se
agrandaron para aumentar la iluminación de
la estancia, momento que se aprovecharía
para renovar la cátedra que lo presidía, a car-
go del ensamblador José Álvaro, y sobre la
que se dispusieron dos lienzos pintados por
Ramón Canedo en 178319, mientras que a
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
78 Jesús Urrea y María Aranda
Aula de Cánones situada entre los dos claustros, según J. Urrea y M.ª Aranda (dibujos por M.ª Aranda).
0 1 3 5
7-J-Urrea_Maquetación 1 07/10/11 09:05 Página 78
Eustaquio Bahamonde le correspondería
fabricar toda la obra de carpintería de los
estrados, barandillas sillería, etc.20.
«Es un grandioso rectángulo de 2148 pies en
cuadro. Su entrada es por dos puertas de
igual construcción que las de la mayor parte
de las Cátedras. A la izquierda y elevada 8
pies del pavimento la gran Cátedra para el
profesor toda de nogal, apeada sobre una
buena ménsula. El respaldo de 7 pies de alto
por otros tantos de ancho y sobre este los re-
tratos de cuerpo entero del Papa Gregorio
12.º y D. Alfonso 10.º con marcos dorados
rematando en triángulo tres grandes bolas a
cada lado de la expresada Cátedra una esca-
linata de siete banzos con sus correspondien-
tes balaustradas de madera muy bien trabaja-
das. Al pie de la misma una silla de bancos
elevada tres pies y medio de la superficie en
un reclinatorio de columnas estriadas y su
correspondiente cornisamento de orden dóri-
co, con triglifos, modillones, etc. Otra silla
sirve para sentarse los graduandos (pues en
esta Cátedra se celebran los grados de Br. y
Licenciados en Jurisprudencia) tiene dos su-
bidas con 4 bancos cada una de 6 pies de lar-
go con 1 ½ de huella. Circundando todo el
local y elevados cuatro pies unos asientos de
nogal fijos con respaldo entrepañado de la
misma madera y dos columnas en cada en-
trepaño sobre las que descansan unas gracio-
sas bolas. A su frente una balaustrada de
igual materia con 19 columnas como las del
respaldo repartidas en toda la barandilla, de
modo que guardan simetría con aquellas,
pues rematan con bolas semejantes. Dichos
asientos tienen de largo 152 pies su subida es
por 4 escaleras colocadas en los cuatro ángu-
los. Debajo de la balaustrada cuatro bancos
de 160 pies sostenidos por 30 columnas que
descansan sobre el pavimento; en medio de
las dos puertas de entrada otra de 20 pies, to-
dos con respaldo como los primeros; además
ocho id. amovibles de 14 pies y siete de 11.
El techo es igual que el de las Cátedras n.º 3
y 4; recibe las luces de tres rejas ventanas de
150 pies de luz total. Como hemos manifes-
tado que en esta Cátedra se celebran los gra-
dos de Br. y Licenciado en Jurisprudencia, se
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Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 79
Interior del Paraninfo de la Universidad, hacia 1925.
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halla para el Sr. Rector una gran silla fija de
brazos y respaldo con las armas de la Uni-
versidad sobre este, colocada a la dra. del
gran púlpito (del que ya hemos hecho méri-
to) y dando principio a los bancos altos.
Caben 390 discípulos».
Como esta descripción asegura que la pin-
tura de su techo era igual a las que decora-
ban los cielos rasos de otras cátedras situ-
adas en el claustro nuevo (la 2: «un lienzo en
el que se hallan pinturas de objetos sagrados
y religiosos con un marco dorado alrede-
dor»; la 3, pinturas «de bastante mérito»; y
la 4, otras de «bastante gusto» representando
«los diferentes ramos que abraza la Medici-
na»), debían de haberse perdido por en-
tonces las que en 1666 se colocaron en
el techo del antiguo salón de claustros,
procedentes del túmulo que la Universidad
levantó con motivo de las honras fúnebres de
Felipe IV21, y como las inscripciones latinas
que tenían estas pinturas de la Cátedra de
Cánones carecían de sentido funerario, no es
posible aventurar la hipótesis de que pudier-
an provenir del expresado túmulo pese a
estar representado en el techo el escudo de
aquel monarca22.
Igualmente, el conocimiento del recinto
interior de la vieja Capilla universitaria se
puede ampliar ahora mediante otra fotogra-
fía obtenida poco antes de su derribo la cual
completa la visión que se tenía de este espa-
cio a través de la tantas veces reproducida de
Páez que en su caso dirigió el objetivo de la
cámara hacia el presbiterio. En cambio, esta
nueva de «Foto Sport» permite contemplar
el ámbito de los pies del templo, provisto de
una sencilla sillería de madera tallada, de
dos niveles, que se extendía toda alrededor,
con la silla presidencial en su centro, cobija-
da por dosel y timbrada con el escudo de la
Universidad, las rejas, barandillas y, final-
mente, el coro, en alto, con su barandilla de
balaustres pintados de blanco y sillería simi-
lar a la otra. Sin duda, su aspecto responde al
que adquirió el templo en 1879, cuando se
decoró de nuevo23.
El inventario de 1846 no registra en el edi-
ficio la existencia de ningún retrato, salvo
aquellos de los reyes que se recogen en la
Sala de Claustros, ni tampoco El Indicador
de Valladolid publicado en 1864 por Maria-
no González Moral cita retratos de rectores.
En cambio, en el inventario de 1872 apare-
cen mencionados en la Sala Rectoral cuatro
retratos de ex rectores aunque sin especificar
sus nombres, por lo que es lógico deducir
que entre ambas fechas se encargaron o reci-
bieron los de Blas Pardo Moneo (1839-
1842), Claudio Moyano Samaniego (1843;
1845-1846; y 1850), Manuel Cuesta y Cosío
(1850-1863)24, y Atanasio Pérez Cantala-
piedra (1863-1869), además de poder in-
cluirse el de Eugenio Alau y Comas (1870-
1872)25 en el caso de que no se hubiese
representado a alguno de los anteriores. En
1894 la lista de rectores retratados había cre-
cido hasta nueve al añadirse a los anteriores
los dedicados a José María Frías Xerez
(1872-1879), Manuel López Gómez (1879-
1893)26, José Nieto Álvarez (1893-1894) y
Andrés de La Orden y López (1869-1870
y 1894-1900)27.
Todos desaparecieron en el incendio que
se provocó en la madrugada del 5 de abril de
1939 en el edificio de la Universidad. En el
listado de objetos destruidos durante aquel
suceso se contabilizaron «veinticinco cua-
dros de rectores», sin especificar, los cuales
hasta entonces habían decorado el denomi-
nado Antedespacho rectoral. Si bien, esta-
mos convencidos de que tal número no in-
cluía exclusivamente retratos de rectores, ya
que desde el dedicado a Andrés de La Orden
y López (n.º 9 de la serie) hasta el momento
del trágico incendio no habían gobernado la
Universidad quince rectores sino nueve28.
De ahí que, dentro de ese número, haya que
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80 Jesús Urrea y María Aranda
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contabilizar otros que la relación de la catás-
trofe no especifica y de cuya existencia se
tiene constancia.
Si, por el momento, nada se sabe sobre la
autoría de los retratos de rectores, en cambio
aportamos una ilustración fotográfica que
permite conocer el formato de tres de ellos,
sospechando que todos serían similares. Se
trata de una instantánea tomada por el fotó-
grafo Cacho con motivo de la clausura por
el rector Calixto Valverde de un cursillo de
conferencias que la Confederación de profe-
sores particulares había organizado en mar-
zo de 192829. Aunque la calidad de la repro-
ducción no es muy buena, se puede apreciar
que el retrato central correspondía al del
rector Claudio Moyano Samaniego, si se
compara con el que de éste conserva la
Facultad de Medicina30, y, en el caso de que
la cabecera del salón universitario donde se
celebró aquel acto estuviese presidida por
los retratos de los primeros rectores, cabe
pensar que los otros dos que se ven en la
imagen fuesen los de Blas Pardo Moneo
y Manuel Cuesta y Cosío, respectivamente
n.º 1 y 3 de la serie.
El citado Indicador de Valladolid (1864)
señala, además, «un buen retrato al óleo de
S.M. la reina», diferente al que se hallaba
entonces en la Sala de Claustros, y que el
«recibimiento» del despacho de la primera
autoridad universitaria estaba adornado con
los retratos «de los Eminentísimos Señores
Cardenales, hijos de esta escuela, don Fr.
Juan de Torquemada, D. Francisco Gardoqui
y D. Manuel Joaquín Tarancón»31. Natural-
mente, el del primero sería una interpreta-
ción a partir del conocido grabado (1794) de
Juan Barcelón sobre dibujo del pintor José
Maea32; el del cardenal Gardoqui pudo tener
una doble procedencia: o bien se trataba de
una copia hecha por un artista local del retra-
to pintado por José Madrazo en Roma en
1816, a partir del grabado de Joachino Lepri
sobre dibujo de Francesco Giangiacomo, o
tal vez fuese uno de los dos, de medio cuer-
po, pintados por Madrazo para la familia del
cardenal33 y que ésta, residente en Vallado-
lid, regalase a la Universidad. En cuanto al
retrato del cardenal Tarancón, de la inscrip-
ción que tenía a su pie34 se deduce que se
pintó después de 1858 y estando aún vivo,
por lo que sería remitido desde Sevilla antes
de 186235.
Para finalizar, por ahora, este trabajo que-
remos formular algunas precisiones sobre el
nuevo edificio de la Universidad, que se
construyó a partir de 1910 por el arquitecto
Teodosio Torres y que merecería más aten-
ción de la que se le ha prestado. Juan Agapi-
to y Revilla apuntaba en 1915 que «en el
mismo sitio que ocupaba la vieja (Universi-
dad), se está construyendo hoy la nueva Uni-
versidad, que, de no surgir obstáculos impre-
vistos quedará pronto abierta al servicio…»,
y como las obras caminaban a buen ritmo
anunciaba que «en este edificio tendrá lugar
el V Congreso de las Ciencias» que, poco
antes, había sido convocado. En la sumaria
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Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 81
Retratos de Rectores en la cabecera del Salón de
Actos. (Destruidos), (foto El Norte de Castilla,
1928).
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descripción que hace en su Guía destacaba,
entre sus locales más importantes, en el piso
bajo: un paraninfo que medía 30 m. largo por
16 m. de ancho y 12 de alto36, cuya ubicación
exacta se había confundido en varias oca-
siones al no tenerse en cuenta el alcance de
las obras que se llevaron a cabo en el edificio
universitario después del incendio de 193937.
En realidad, el Paraninfo se hallaba situa-
do en el lienzo sur del segundo claustro,
dentro de los espacios que por entonces ocu-
paba la Facultad de Ciencias y haciendo
testera con la Torre del Observatorio Metere-
ológico la cual asomaba ya a la Plaza de
Santa Cruz. Proyectado por Teodosio Torres,
su muerte en 1914 debió provocar sino la
paralización de las obras tal vez algunos
cambios. Desde luego el monarca Alfonso
XIII no inauguró el nuevo edificio, como se
ha dicho, con motivo del Congreso de las
Ciencias. Las obras continuaron bajo la di-
rección del arquitecto Emilio Baeza Eguiluz,
es más, todavía en 1923 se convocaba con-
curso para el acomodamiento y decorado del
Paraninfo, aunque no sabemos el alcance
que tuvo éste38 si bien las fotografías exis-
tentes de su interior (de hacia 1925) per-
miten comprobar el estrecho parentesco que
poseía su recinto con la decoración, por
ejemplo, del Círculo de Recreo de la capital
vallisoletana, asimismo obra del propio
Baeza, o con el salón principal del Ayun-
tamiento.
El espectacular salón, al que se accedía
por dos de sus lados, se iluminaba mediante
cinco grandes ventanales, cerrados en medio
punto, con vidrieras de colores y en sus cen-
tros se leían los nombres de las diferentes
facultades universitarias. Por las paredes
se distribuían elementos arquitectónicos ne-
orrenacentistas que se concretaban en el
paño central del testero en una especie
de frontispicio, formado por columnas
pareadas sostenidas por grandes mensu-
lones. Su interior albergaba un monumental
escudo de la Universidad (cuartelado: 1.º y
4.º castillos y leones; 2.ª y 3.ª dos árboles,
uno más grande que otro, en cada uno) dis-
puesto entre dos ángeles trompeteros y el
lema SAPIENTIA EDIFICAVIT SIBI DOMVM;
por encima del entablamento y dentro de un
frontón semicircular, el escudo de España
con la corona real y el toisón. En la parte ba-
ja, una cartela decía: «ALFONSO XIII» y a
ambos lados, otras más grande con inscrip-
ciones: a la izquierda, «VITAM IMPENDERE
VERO» (consagrar la vida a la búsqueda de la
verdad); a la derecha, «FAMAM EXTENDERE
FACTIS/HOC VIRTUTIS OPUS» (por los he-
chos se extiende la Fama /Ésta es obra de la
virtud)39.
Las paredes laterales estaban recorridas,
en lo alto, por cuatro vanos ciegos dis-
puestos entre columnas, cerrados segura-
mente por vidrieras, sobre los que figuraban
inscripciones con los nombres de los reyes
protectores de la Universidad, que alterna-
ban en el muro de la entrada con óculos
ornados con guirnaldas. El techo era un cielo
raso decorado por moldurones que cajeaban
su espacio central.
Además, las fotografías permiten compro-
bar con claridad cómo la sillería que preside
su cabecera es la misma que en la actualidad
se encuentra instalada en la denominada
Aula Triste del Palacio de Santa Cruz40,
igual que su cátedra, entonces adosada a la
pared izquierda del recinto41. Sobre las rin-
coneras del testero se situaban dos grandes
yesos, vaciados de las esculturas conocidas
como la Venus de Milo y el Apoxiomeno42.
Por fortuna, el voraz incendio de 1939 no
ocasionó, como se ha dicho, la destrucción
del Paraninfo, estimándose tan sólo que los
desperfectos sufridos en los dos extremos de
su cubierta eran «fácilmente reparables».
Sin embargo, en la reconstrucción del edifi-
cio no se valoró este espacio y prefirió aban-
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donarse su uso, reconvirtiéndolo en almacén
primero y finalmente, subdividiéndolo, en
nuevas dependencias de la Facultad de Cien-
cias. En esta decisión influiría, en primer
lugar, su emplazamiento marginal con re-
specto a la recuperación del eje principal de
todo el edificio, que vuelve a gravitar en
torno a la fachada barroca del siglo XVIII;
y, en segundo, relacionado con el anterior
causante, la total destrucción de la escalera
principal que había levantado Teodosio Tor-
res «en el cuerpo de edificio intermedio, de
separación entre los dos patios, donde se
hallaban situados el Salón de Actos y la caja
de la escalera..., ésta con acceso directo des-
de la calle de La Librería».
Fue entonces cuando el arquitecto Cons-
tantino Candeira, encargado de la reconstruc-
ción del edificio, decidió cambiarla de ubica-
ción y para ello proyectó otro organismo de
acceso a la segunda planta a partir del vestí-
bulo de ingreso por la Plaza de la Universi-
dad. De dibujo completamente diferente a la
anterior, la nueva supuso la reducción espa-
cial del primer patio ya que en él se alojó la
voluminosa caja que la contiene43 facilitando
la iluminación del recinto interior gracias a la
apertura de grandes ventanales provistos de
vidrieras, aprovechándose en el central la
que, fechada en 1915, estuvo hasta ese mo-
mento instalada en la antigua escalera44.
Entonces se trasladó también, a la segunda
planta, el nuevo Paraninfo. Se ubicó parcial-
mente en el lugar que antes había ocupado la
caja de la escalera proyectada y construida
por Torres, completándolo, para darle más
capacidad, con otro ámbito utilizado hasta
entonces como aula; así se convirtió en un
espacio bisagra entre los dos claustros al-
tos45. Las crujías del primero, en sus dos
plantas, además de la escalera principal, se
decoraron con azulejería talaverana fabrica-
da por Ruiz de Luna (1944) y, presidiendo el
rellano en el que desembarcan las dos ram-
pas de la escalera, sobre la puerta que daba
acceso a la sala de profesores, antiguo salón
de claustros del edificio dieciochesco, se co-
locó un Crucifijo, copia en yeso del barroco
que se conserva en Madrid en el templo del
Caballero de Gracia, original de Juan Sán-
chez Barba, procedente del convento de los
Agonizantes46.
Con aquella catástrofe que dañó seriamen-
te el edificio proyectado en 1915 por Torres
se dio comienzo a una larga serie de inter-
venciones que parecen no tener fin y con
las que se ha transfigurado tanto el exterior
como su interior hasta el punto de hacerle
perder su fisonomía, su carácter y hasta sus
funciones originales.
NOTAS
* Este trabajo ha sido realizado en el seno del
MUVa (Museo de la Universidad de Valladolid) como
parte de un proyecto de investigación destinado a valorar
el marco en que se hallan sus dependencias expositivas.
1 Juan AGAPITOY REVILLA, «El edificio antiguo de la
Universidad de Valladolid», BSCE, 1910, pp. 389-392,
413-417 y 437-444; León CORRAL, El derribo de la
Universidad de Valladolid en 1909, Valladolid, 1918.
2 VV.AA., Historia de la Universidad de Valladolid,
II, Salamanca, 1989, figs. 141-142.
3 Jesús URREA, La plaza de San Pablo escenario de
la Corte, Valladolid, 2003.
4 Agradezco a la dirección del Colegio de San José
las facilidades brindadas para su reproducción.
5 Para la historia de este edificio, cfr. Jesús URREA,
Arquitectura y Nobleza. Casas y palacios de Valladolid,
Valladolid, 1996, pp. 181-184.
6 Idem, pp. 194-196. La casa había pertenecido al
Cabildo catedralicio hasta la Desamortización. Luego la
adquirió D. Juan Olmos Rodon, que montó una fábrica
de cervezas. En 1850 era propiedad de D.ª Carlota Ceba-
llos López, viuda de D. Francisco Solano, vecino de
Toro. Cfr. AHPV, leg. 15.951, fol. 115.
7 M.ª José REDONDO CANTERA, «La modernización
de la Universidad de Valladolid en el siglo XIX a través
de su arquitectura. Proyectos y realizaciones (1841-
1909)», BSSA, 63, 1997, pp. 555-584.
8 Colección Juan Antonio Moreda (Valladolid). Ha
sido publicada por Joaquín DÍAZ, Valladolid hace 100
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años, Valladolid, 2008, p. 110; e Idem, Álbum de Valla-
dolid, Valladolid, 2010, p.20, fig. 23.
9 En 1701 proporciona los planos para la bóveda
de la iglesia conventual de Santa Clara de Salamanca
(Ángel RIESCO TERRERO, Datos para la historia del Real
Convento de Clarisas de Salamanca, 1977, p. 17). En
1702 redacta las condiciones para la reforma de la enfer-
mería del convento de San Francisco de Salamanca
(Jaime PINILLA, El arte de los monasterios y conventos
despoblados de la provincia de Salamanca, Salamanca
1978, p.41). En 1703 reconoce la ruina de la torre de
Santa María de Medina de Rioseco (Esteban GARCÍA
CHICO, Documentos para la historia del arte en Castilla.
Arquitectos, Valladolid, 1940, p.231). En 1709 fabrica la
sacristía del santuario de La Fuencisla de Segovia (José
Carlos BRASAS EGIDO, Guía de Segovia, León, 1980, p.
58) y en 1710 cubre la de la catedral de Segovia (Alfonso
CEBALLOS-ESCALERA y GILA, Alcaides, tesoreros y oficia-
les de los Reales Alcázares de Segovia, Valladolid, 1995).
En 22-II-1714 reconoce las obras de la catedral de Sala-
manca (Fernando CHUECA GOITIA, La catedral nueva de
Salamanca, Salamanca, 1951, p. 190). Trabaja en las car-
melitas de Peñaranda de Bracamonte (Antonio CASASE-
CA, Catálogo monumental del partido judicial de Peña-
randa de Bracamonte, Madrid, 1984, pp. 239, 241 y 243)
y en el convento de Carmelitas de Salamanca (R. ALMA-
JANO, «La capilla del Colegio de Oviedo, templo de la
ciencia y de la virtud», AEA, 75, 2002, pp. 387,401 y
405) y se le atribuye el convento de su orden en Budia
(José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ, Miguel, La Arquitectura
carmelitana, 1562-1800, Ávila, 1990. No es seguro que
fuese el mismo fray Pedro de la Visitación que supervisa
la obra de la iglesia conventual de San Hermenegildo de
Madrid entre 1730 y 1740 (Virginia TOVAR MARTIN,
«Una obra del arquitecto Pedro de Ribera: el Convento e
Iglesia de San Hermenegildo de Madrid», Anales del Ins-
tituto de Estudios Madrileños, XI, 1975, pp. 191-209).
10 M.ª José REDONDO CANTERA, «El edificio de la
Universidad durante los siglos XVII y XVIII», en
VV.AA. ob. cit., II, pp. 649-672. Idem, Una casa para
la Sabiduría. El edificio histórico de la Universidad de
Valladolid, Valladolid, 2003. Patricia ANDRÉS GONZÁLEZ,
Pintiana Sapientia. Iconografía de la fachada del edifi-
cio histórico de la Universidad de Valladolid, Valla-
dolid, 2006.
11 En 1934 presidía el aula del nuevo edificio en que
se celebró la clausura del V Congreso de Riegos, cfr.
Blanco y Negro, 7-X-1934 (foto Cacho).
12 Sobre este pintor cfr. Jesús URREA y Enrique
VALDIVIESO, «Aportaciones a la historia de la pintura va-
llisoletana», BSAA, 1971, pp 373-374; Jesús URREA, «La
pintura, la rejería y la platería en Valladolid en el siglo
XVIII», en VV.AA., Historia de Valladolid, V, Vallado-
lid, p. 354 y Fernando COLLAR DE CÁCERES, «Una serie
de Ignacio de Prado en Esquivias (Toledo)», BSAA, 61,
1995, pp. 429-432.
13 Costó 20.312 reales, cfr. Guadalupe RAMOS DE
CASTRO, «Joyas, marfiles y telas», en VV.AA., ob. cit.
1989, p. 794, sospecha que de esta colgadura sólo queda
un pequeño fragmento, el escudo de armas de la Univer-
sidad, enmarcado tras un cristal como frontalera de me-
sa en la sala de juntas del Palacio de Santa Cruz.
14 Sus marcos, ovalados, los doró Manuel de Barre-
da y Lombera. Se colgaron con «cordones de seda de
color de fuego», cfr. Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, Catá-
logo monumental. Monumentos civiles de la ciudad de
Valladolid, Valladolid, 1983, p. 129
15 En claustro celebrado el 24-V-1815 «se acordó
escribir a S.M. la competente carta de gracia pidiéndole
licencia para erigirle una estatua de mármol en esta Uni-
versidad con la correspondiente inscripción y suplicán-
dole se digne nombrar por general protector de ella y de
los estudios de Castilla la vieja que la están unidos e in-
corporados, al Serenísimo Sr. Ynfante Don Carlos…»,
cfr. AUV., Libro de claustros Generales (de 21-IX-1808
a 18-X-1817). La idea no prosperó.
16 José Carlos BRASAS EGIDO, La pintura del siglo
XIX en Valladolid, Valladolid, 1982, p. 58.
17 Casimiro González García-Valladolid (Vallado-
lid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900, pp. 392-
393) cita los retratos deFelipe V, Fernando VI, Carlos III,
Carlos IV, Fernando VII, Isabel II yAlfonso XII. En la sa-
la de claustros construida en 1915 se quemaron en 1939
los de Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y otro
más (probablemente el de Luis I, de Palomino), cfr. Ra-
quel GARCÍA GONZÁLEZ, «El incendio de la Universidad
de Valladolid en el año 1939» en VV.AA, ob. cit. II, 1989,
p. 699. Únicamente se conservan los retratos de Alfonso
XII y M.ª Cristina, ahora en el Palacio de Santa Cruz.
18 Archivo Histórico Universitario, leg. 2.919,
Inventarios.
19 Actualmente en el Decanato de la Facultad de
Derecho.
20 M.ª José REDONDO CANTERA, ob. cit., 1989, II,
pp. 652-653.
21 Idem, p. 658.
22 «PINTIANA SAPIENTIA ILLVSTRAT AC FOVET TOTVM
ORBEM».
23 Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Valla-
dolid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900,
pp. 391-393.El 6-IV-1909 se anuncia que en este recinto
se celebraría el día 12 del mismo mes la 1.ª Asamblea de
la Junta Reformista de la Enseñanza, cfr. ABC, 6-IV-1909.
24 José María de COSSÍO, «Noticia de don Manuel de
la Cuesta y sus versos», Boletín de la Biblioteca Menén-
dez Pelayo, 1931-1932, extra 2, pp. 446-537 (Apéndice
II: «Cartas de doña Concepción Arenal a Don Manuel de
la Cuesta», pp.. 502-505, son cinco cartas de Arenal a su
tío Manuel de la Cuesta, escritas en 1839-1840) y 1933,
pp. 59-62.
25 En 1868, desde el balcón del Ayuntamiento, rom-
pió el retrato de Isabel II, cfr. Ángel BELLOGÍN AGUASAL,
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84 Jesús Urrea y María Aranda
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«Historia contemporánea. La Gloriosa en Valladolid» en
La Revolución Liberal en Valladolid (1808-1874), Ed.
Rafael Serrano García, Valladolid, 1993, pp. 324-325.
26 En IX– 1893 se pagaron 37 pts. a «Blas G.ª Valla-
dolid por el Retrato del Rector», cfr. AUV, leg. 8.558.
27 Casimiro GONCÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Datos
para la historia biográfica de Valladolid, II, Valladolid,
1894, pp. 482-484.
28 Antonio Alonso Cortés (1900-1901 y 1902-
1906), Vicente Sagarra Lascuarin (1901-1902), Didio
González Ibarra (1906-1910), Nicolás de la Fuente Arri-
madas (1910-1916), Calixto Valverde Valverde (1916-
1928), J. M.ª González de Echávarri y Vivanco (1928-
1930 y 1936-1938), José Fernández González (1930-
1931), Andrés Torre Ruiz (1931-1934) e Isidoro de la
Villa Sanz (1934-1936).
29 El Norte de Castilla, 30-III-1928.
30 Fechado en 1918 y, seguramente, copia del desa-
parecido.
31 Mariano GONZÁLEZ MORAL, El indicador de Va-
lladolid, Valladolid, 1864, p. 65. En el Inventario de
1846 no se mencionan pero en el de 1872 se expresa que
en la Sala Rectoral había «dos (retratos) de cardenales
de la Santa Iglesia», con marcos dorados.
32 Catálogo de los dibujos de la Calcografía Nacio-
nal, Madrid, 2004, p. 123, n.º 108.
33 José Madrazo (1781-1859),Catálogo de Exposi-
ción a cargo de José Luis Díez, Santander-Madrid, 1998,
pp.268-271.
34 Al pie de su retrato se leía esta larga inscripción:
«Emmo. y Excmo. Sr. Doctor D. Manuel Tarancón y
Morón, Senador del Reino y Caballero Gran Cruz de la
Real y distinguida Orden española de Carlos III. Nació
en Cobarrubias, diócesis de Sigüenza, en 20 de Marzo
de 1782; Fue canónigo Doctoral de la Santa Iglesia de
Valladolid, Rector, Canciller Mayor y Catedrático de
término de Jurisprudencia de su Universidad. Presentado
para el obispado de Córdoba, fue preconizado en Roma
en 4 de Octubre de 1847 y trasladado a la Santa Iglesia
de Sevilla en el Consistorio celebrado en Bolonia en 3 de
Agosto de 1857. Creado cardenal en 15 de Marzo de
1858», cfr. Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID,
ob. cit., II, pp. 482-484.
35 En Córdoba fue retratado, de cuerpo entero, en el
interior de la mezquita-catedral, por Domingo Valdivie-
so Henarejos (1852). En Sevilla se conserva su retrato,
de cuerpo entero y sentado, en la Biblioteca del Palacio
Arzobispal, firmado por José María Romero. En la cate-
dral de Valladolid existe otro (2,33 x 1,96 m.), de cuerpo
entero y sin firma, cfr. Jesús URREA y Enrique VALDIVIE-
SO, «Catálogo de pinturas de la Catedral de Valladolid»,
BSAA, 1970, p.170, n.º 115; lo entregaron sus albaceas
testamentarios al Cabildo en 1864 «para que sea coloca-
do donde mejor parezca», cfr. ACV. Actas del Cabildo,
18-I y 27-II-1864. A la Universidad legó 784 volúmenes
de su biblioteca, cfr. Gaceta de Madrid, 15-IV-1864.
36 Guía de Valladolid, Valladolid, 1915, pp. 35-36.
El congreso lo inauguró Alfonso XIII en el Teatro
Calderón el 17-X-1915 (ABC, 21-VI y 9-X-1915) de-
spués se desplazó hasta el edificio de la Universidad
para visitar la Exposición de material científico prepara-
da por el congreso. La apertura del curso 1915-1916 se
había celebrado el 6-X-1915.
37 M.ª José REDONDO CANTERA (Una casa para
la Sabiduría. El edificio Histórico de la Universidad
de Valladolid, Valladolid, 2002, pp. 38-48 y 63-68) se
percata de la correcta ubicación del Paraninfo de
Torres/Baeza así como del cambio que se operó en la
localización y morfología de los accesos a la planta prin-
cipal del edificio.
38 BOE, 24-VII-1923 (R.O.1-VII-1923).
39 Virgilio, Eneida, lib. 10, 467.
40 Su testera tenía 16 asientos y, en el centro, el del
Rector; en los laterales: 11 a la derecha y 4 a la izquier-
da; todos ellos con respaldos, y 4 filas transversales de
asientos sin respaldo.
41 Se había especulado sobre la cronología y proce-
dencia de la sillería y cátedra (Jesús M.ª PARRADO DEL
OLMO, «Cátedra del Aula Triste del Colegio de Santa
Cruz», en Tradición y Futuro, Valladolid, 2002, pp.285-
286) sin tener en cuenta esta fotografía publicada en.
VV.AA, ob. cit., II, 1989, p.542 ni tampoco que en 28-II-
1938 se informó que, por necesidades de guerra, se ha-
bía desmontado «totalmente el Paraninfo, desarticulan-
do su mesa presidencial de extraordinarias dimensiones,
así como la sillería claustral que es de talla y se encon-
traba empotrada en los muros», cfr. Raquel GARCÍA
GONZÁLEZ, ob. cit., II, 1989, p. 696. Sin embargo M.ª Jo-
sé Redondo Cantera (ob. cit., 2002, p. 46) ya advierte
esta procedencia.
42 «En este salón (Paraninfo) se encuentran dos
grandes estatuas de escayola, de varias piezas, que fueron
montadas en el propio recinto, que son procedentes del
Museo de Reproducciones de Madrid y cuya suerte es
hoy desconocida para el Rectorado, aunque éste tenga
sospechas probables de su desplazamiento» (28-II-1938),
cfr. Raquel GARCÍA GONZÁLEZ, ob. cit.,II, 1989, p. 696.
43 Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, La Universidad de
Valladolid. Historia y patrimonio, Valladolid, 1980, pp.
122-123. José Carlos BRASAS EGIDO, ob. cit. p. 684.
Francisco Javier de la PLAZA SANTIAGO, «Edificios desde
1940», en VV.AA. ob. cit. II, 1989, p. 743.
44 El resto de las vidrieras, firmadas «Tejeiro. Bil-
bao», se fabricaron en 1940 y, por consiguiente, no pro-
ceden, como se ha dicho, del antiguo Paraninfo.
45 Hoy se conoce con el nombre de aula «Cayetano
Mergelina».
46 Se adquirió junto con una Inmaculada, en yeso
(ahora en el Colegio mayor de Santa Cruz), copia de un
original atribuido a Luisa Roldán que se conserva en
el convento de las Trinitarias de Madrid. Cfr. AUV.
Papeles. 1943.
BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788
Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 85
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Universidad Valladolid antiguas imágenes

  • 1. 45 VALLADOLID 2010 NÚMERO 45 45-PORTADA_Portada-boletin-44 10/10/11 18:43 Página 1
  • 2. En 1909, poco antes de procederse al derribo del viejo edificio de la Universidad de Valladolid, el arquitecto Teodosio Torres López levantó un plano de la planta baja del conjunto, resultando hoy inexplicable que no se atendiera la confección de plantas altas ni de secciones. Hasta el presente ésta es la única información localizada sobre la distri- bución del suelo y situación de los espacios que constituyeron el primitivo recinto uni- versitario. A tan parcial documentación planimétrica hay que añadir las fotografías que por enton- ces se obtuvieron de parte de la fachada y antigua portada, de los interiores de la cáte- dra de Cánones, capilla y biblioteca, así como de las crujías y exteriores de sus claus- tros, lo que permite hacerse una idea del as- pecto que ofrecían1. También se tomaron en aquella ocasión, por parte de «Foto Sport», otras dos imágenes del interior del salón de grados universitarios, las cuales sólo se han tenido en cuenta como meras ilustraciones2. Aunque nunca se lamentará bastante la pér- dida gratuita de aquel edificio, con el que hoy la Universidad, como otras españolas y euro- peas de su tiempo, podría vanagloriarse del escenario de su espléndido pasado, disponer de un marco con solera para sus actos acadé- micos y haber dado ejemplo paradigmático a la ciudad para la conservación de su patrimo- nio, la obstinada investigación sobre el mis- mo puede, sin embargo, seguir aportando uti- lísima información documental o gráfica que NUEVAS IMÁGENES DEL EDIFICIOY CONTENIDO HISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID* Jesús Urrea y María Aranda Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa) BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 RESUMEN: El derribo en 1909 del antiguo edificio universitario aumenta el interés que supone el hallazgo de docu- mentos gráficos anteriores al mismo como los que ahora se aportan. Ellos, junto con la recreación mediante el dibujo de sus espacios y funciones, mitigan la pérdida. El incendio del edificio que en 1915 sustituyó al anterior ocasionó la destrucción de gran parte de su patrimonio histórico en 1939 y originó en el mismo alteraciones sig- nificativas que ahora se precisan. PALABRAS CLAVE: Universidad. Patrimonio. Valladolid. Barroco. Arquitectura. Fotografía. NEW IMAGES OF THE HISTORICAL BUILDING AND THE HISTORICAL CONTENT OF THE UNIVERSITY OF VALLADOLID ABSTRACT: The demolition of the University old building in 1909 increases the interest of previous graphic testi- monies, as the ones that are now published. The loss of this building is mitigated thanks to the new photograp- hies and to the recreation of its rooms and functions through plans. The building rebuilt in 1915 burned in 1939 causing the destruction of an important part of its historical patrimony and significant spatial alterations that are now specified. KEY WORDS: University. Patrimony. Valladolid. Baroque. Architecture. Photography. 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 69
  • 3. ayude a completar la fraccionada imagen que se tiene de todo el conjunto. Con la publicación del libro de José Igna- cio Sánchez Rivera, Aedificavit. Los edifi- cios históricos de la Universidad de Valla- dolid (Valladolid, 2007), se ha dado un paso muy importante ya que, mediante técnicas de restitución fotográfica por ordenador, partiendo del material de este tipo con el que hasta ese momento se contaba, se ha logrado la reconstrucción virtual de gran parte del edificio primitivo. Quizá sea la ocasión de plantear la recrea- ción de éste con el encargo de una buena maqueta, a escala 1:150, similar a la que mandó hacer la Diputación Provincial para representar la Plaza de San Pablo y el pala- cio real de Valladolid3. De ahí que cualquier dibujo, fotografía o plano antiguo que con- tribuya al fiel restablecimiento en el imagi- nario colectivo de la memoria perdida de las fábricas que integraron el recinto universita- rio, será una pieza fundamental para lograr su mejor comprensión. En esa dirección va encaminado nuestro interés por dar a conocer dos raras y, al mismo tiempo, excelentes fotografías cuya óptica amplía substancialmente la visión del conjunto desaparecido. La primera se obtu- vo desde el solar que ocupa el Colegio jesui- ta de San José cuando éste se estaba levan- tando, pudiéndose datar aproximadamente entre 1882 y 18844. Desde el ángulo en que se tomó la foto se observa, en primer lugar, el basamento del colegio y numerosas piedras labradas dis- puestas para ser utilizadas; a continuación, el antiguo Colegio de Santa Cruz, entonces convertido en Museo Provincial de Pintura y Escultura, con sus jardines delanteros; y, al fondo, el palacio de los Marqueses de Valde- gema5, en cuya fachada se puede leer el anuncio: «EL ÁGUILA FÁBRICA DE LIENZOS Y MANTELES», indicativo de que aún no se habían instalado en el edificio las madres carmelitas de la caridad, quienes inaugura- ron su capilla en 1885. Pero, en esta ocasión, interesa valorar lo que se aprecia en la parte izquierda de la imagen, es decir, la acera de la Plaza de Santa Cruz que desde la calle Núñez de Arce continúa por la de Librería. Aparte de contemplarse el estado exterior que en ese momento ofrecían las casas situa- das en aquel paraje, entre las cuales se pue- den identificar la que en 1552 pertenecía al chantre Antonio Romero y en el siglo XVIII era propiedad de D. José Guzmán Enríquez (media 17 x 36 varas=14,11 x 29,88 m.), a continuación, la que en el siglo XV disfru- taba la familia Carrillo Bernalt y se había conocido como la «casa de las conchas» (hoy edificio Rector Tejerina) y, por último, la vivienda que en 1847 adquirió D. Francis- co Solano Samaniego, vecino de Toro6; se percibe con absoluta claridad la mole pétrea de la capilla universitaria cuya altura sobre- sale por encima del caserío colindante. Es ésta una vista inédita del templo gra- cias a la cual se pueden contemplar por primera vez sus dimensiones y proporciones reales, apreciándose el lienzo sur del edifi- cio, el cerramiento de su testero recorrido por molduras paralelas y reforzado en su ángulo inferior por una cuña de piedra desti- nada a evitar esconces vulnerables a la su- ciedad, varios contrafuertes y una empinada cubierta a cuatro aguas, con buhardas de acceso a los tejados. Más a la derecha se percibe el remate de hierro del torreón del reloj, con su campana, que se levantaba entre ambos claustros y, próxima a él, otra torre, seguramente la del observatorio astronómico y estación meteo- rológica por el instrumental que se adivina7; al fondo, se distingue la parte posterior de la crestería de la fachada principal que da a la plaza de Santa María. La panorámica está dominada por la fábrica de la catedral con el BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 70 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 70
  • 4. BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 71 Plaza de Santa Cruz. Al fondo el edificio de la antigua Universidad. 1882-1884. Interior del claustro barroco de la Universidad. Hacia 1900. 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 71
  • 5. primer cuerpo de su torre en proceso de cons- trucción, mientras que por el otro extremo la perspectiva se cierra con la torre del templo de Nuestra Señora de la Antigua y, en la leja- nía, la mole del convento de San Pablo. La segunda fotografía, prácticamente iné- dita para el fin que ahora interesa8, se obtuvo desde el tejado de la crujía norte del claustro del siglo XVIII, ubicada detrás de la fachada principal del edificio universitario. Sin duda, se trata de la imagen más espectacular cono- cida hasta la fecha del interior del desapare- cido recinto. Lo reúne todo: calidad y niti- dez, amplitud de enfoque, novedad por lo que descubre del edificio, interés sociológico del acontecimiento reflejado, etc. No obstan- te, y a pesar de los intentos realizados, ha sido imposible averiguar la motivación del acto multitudinario captado por el objetivo; quizás un comienzo o final de curso al que se agregaron numerosos curiosos atraídos por la algarabía del festejo. El gentío congregado en el interior del pa- tio apenas permite ver el empedrado del mis- mo; sólo deja espacio a una banda militar de música compuesta por, al menos, treinta indi- viduos, con su director al centro, lo que de- muestra la importancia del suceso que les convoca aunque no aparezcan autoridades académicas. Entre el público masculino, ves- tido con chaqueta y tocado con chistera, bombín, sombrero de ala ancha, gorra o boi- na, se aprecian varias mujeres cubiertas con pañuelos y otras, más distinguidas, sin él. No faltan tampoco mozos ataviados con blusón ni pilluelos pugnando por destacar de la masa reunida en tal ocasión, que tendría lugar antes de 1909, en algún momento de primavera u otoño según se deduce de los abrigos que vis- te la agrupación militar y las ramas floridas de los árboles que asoman por el fondo. Desde el punto de vista arquitectónico, la imagen descubre por primera vez una pano- rámica del conjunto del claustro, todo él acristalado, muestra su capacidad receptiva y amplía la visión sobre algunos aspectos desconocidos. Concretamente, a su izquier- da, el exterior del pabellón que ocupaba la biblioteca construida en 1844 por Francisco Javier Berbén; en el centro, sobre el lienzo sur del patio, el primer cuerpo, en ladrillo, de la torre del reloj, ideada en 1858 por el arquitecto Antonio Iturralde; y, al fondo, la gran mole de la capilla vista por su muro norte, apreciándose los contrafuertes y gár- golas; en la lejanía, a la derecha, se divisa la espadaña del antiguo templo de San Ambrosio y la linterna del cimborrio del colegio de Escoceses. Aparte del valor que posee la contempla- ción de la capilla, quizás sea de mayor inte- rés lo que se advierte de la pared exterior de la biblioteca, tratada con la misma ordena- ción de huecos y similar decoración a la que cerraba por el lado del patio el pabellón de la fachada principal: arquerías ciegas alternan- do con otras resueltas en claraboyas, sobre- montadas por placados o cejas horizontales en relieve, y una cornisilla de ladrillos esqui- nados, todo ello originalmente enfoscado, a juzgar por los desconchones del paramento. Otra contribución novedosa, para el mejor conocimiento del desaparecido edificio, se basa en el intento de restaurar mediante plantas y alzados los espacios correspon- dientes al claustro del siglo XVIII y al inte- rior de la fachada principal. Es una forma de dar visibilidad a un conjunto perdido así como otro recurso para comprender la fun- cionalidad del mismo, a la espera de una oportuna reproducción virtual de los espa- cios destruidos. Para enmarcar esta recreación, en la que ha sido fundamental la utilización de las fo- tografías conocidas y una de las que en este trabajo se aporta, basta con recordar que en 1716 se comenzó a levantar la fachada dise- ñada por el carmelita descalzo fray Pedro de BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 72 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 72
  • 6. la Visitación9. La obra se finalizó durante la primavera de 1718, rematándose la entrada al año siguiente. La decoración escultórica, a cargo de la familia Tomé, prosiguió en años sucesivos, al mismo tiempo que se construía el claustro, que se estaba conclu- yendo en 172410. Para nuestra reproducción, imaginémonos que el edifico se puede reco- rrer 185 años después, a punto precisamente de desaparecer, más o menos en el momento en que se hicieron las fotos utilizadas en este proyecto. Una vez atravesado el entonces angosto zaguán se entraba en el corredor norte del claustro. En su panda izquierda se abría la entrada al Aula de Teología, llamada tam- bién de Duns Scoto, que contaba con su cá- tedra, asientos doctorales, bancos y mesas para el alumnado, decorándose el techo en 1724 con pinturas sobre lienzo originales de Ignacio de Prado (m. 1749). En la panda de- recha se encontraba un Aula que, a mediados del siglo XVIII, se utilizaba como sede de las cátedras de Código, Prima de Filosofía, Teología Moral y San Anselmo. Alineado con el corredor oeste del claus- tro se hallaba el vestíbulo de entrada a la es- calera que, situada detrás de la monumental fachada, daba acceso a la planta principal del edificio. Su ingreso se decoró en 1724 con un remate de talla, policromado por Bo- nifacio Quevedo Peti, quien además pintó seis figuras de ciencias, en tanto que Ignacio de Prado hizo otras dos «alegorías intelec- tuales» y varios rótulos. La caja de la escale- ra, que contaba con cuatro tiros o tramos de peldaños desarrollados a partir de pilares en- lazados por balaustradas, ocupaba casi un tercio del paño derecho de la portada y su interior se iluminaba mediante una de las ventanas bajas de ésta y por su correspon- diente balcón en la planta superior. El rellano superior desembocaba en la en- trada de una espaciosa Antesala, lugar de espera y propicio para «cabildeos» donde se disponían, desde 1728, diversos cajones para guardar los trajes académicos de los claus- trales y que en 1784 se sustituyeron por una gran cajonería, mucho más práctica para la conservación de togas, mucetas y birretes. Franqueando un cancel de madera decorado con el escudo de la Universidad con las armas reales y papales, sostenido por dos niños y pintado por José Pastrana, se entraba en uno de los ámbitos más solemnes del edificio: la Sala de Claustros. Era éste el lugar de reunión del estamento docente, donde se trataban y decidían los asuntos relativos al gobierno de la Universi- dad, y cumplía, además, una función repre- sentativa al poderse acceder desde él a los balcones que se abrían sobre la plaza de San- ta María. Hay constancia de que la sala se hallaba concluida en 1727 pero, como es lógico, antes de procederse a su amuebla- miento, se fabricarían las yeserías que ador- naban la sala y, probablemente, las del salón precedente y caja de la escalera. El techo de la estancia era plano pero con- taba con un cornisamento que se arqueaba para acomodar paños curvos, decorados con molduras de marcos muy quebrados, y lune- tos ciegos repletos de vegetación, separados entre sí por bandas cajeadas con ristras de guirnaldas en su interior. Un remate de perfil mixtilíneo, sobre todo en los paños laterales, recogía el encamonado apeándose sobre placas muy planas y silueteadas. Encima de la puerta de ingreso se disponía un escudo real11 y otros dos pontificios en el mismo testero, seguramente bordados. El espacio del cielo raso estaba ocupado por tres grandes lienzos encastrados que, a pesar de no haberse documentado, es muy probable fuesen obra de Ignacio de Prado que también pintó el del aula situada debajo de este salón12. Las fotografías existentes del interior de la sala permiten adivinar su estilo, BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 73 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 73
  • 7. cercano al de Andrés de Amaya y conocedor del de los pintores madrileños activos en el tránsito al siglo XVIII. En el lienzo más pró- ximo a la entrada, inscritas en un círculo que simulaba marco de yeso, se representaban las virtudes de la Justicia y la Prudencia. En el lienzo central, con enmarcado mixtilíneo y enjutas ornamentadas con escudos pontifi- cios y reales y, en sus centros, angelitos sos- teniendo cartelas con inscripciones, aparecía la virtud de la Caridad. El último lienzo, próximo a la cabecera de la sala, ofrecía la representación de las virtudes de la Fortaleza y la Templanza. Una programación de conte- nido religioso/moral presidiendo la estancia más solemne de la Casa del Saber. Sobre los tres huecos de que disponía el recinto para su iluminación (dos a la fachada principal y otro al patio), así como en el de su ingreso, se situaban unas galerías o bastidores de madera dorada, rematadas por escudos, para colgar cortinas de perfiles re- cortados y con cenefas. Las paredes se tapi- zaban mediante una colgadura de damasco carmesí, sin duda, la que en 1738 se enco- mendó al sastre Bernardo Mazariegos, la cual medía 630 varas, y para la que el borda- dor Manuel de Colomera trabajó en oro y plata tres escudos, uno grande de las armas Reales y dos medianos con las pontificias13. El testero principal lo presidía, bajo un dosel de terciopelo con alamares y flecos de seda blanca que se extendían por todo el frente, el retrato del monarca y, a medida que se sucedían los reinados, el del titular desplazaba al del difunto, que pasaba a ocu- par su lugar sobre los muros laterales. Hay noticia o constancia física de los retratos dedicados a los soberanos Felipe V, Luis I (ambos pintados por Antonio Palomino en 1724)14, Fernando VI y Bárbara de Braganza (los dos de Mateo Díaz, 1757), Carlos IV (de Ramón Canedo, 1789), Fernando VII15, Isabel II (Blas González García-Valladolid, BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 74 Jesús Urrea y María Aranda Pinturas del techo de la Sala de Claustros (montaje y dibujo por M.ª Aranda). 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 74
  • 8. BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 75 Sala de Claustros. Cabecera. Hacia 1900. Sala de Claustros. Entrada. Hacia 1900. 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 75
  • 9. 1861)16, Alfonso XII y M.ª Cristina Habs- burgo Lorena (ambos originales de Blas González García-Valladolid, 1881)17, así como una fotografía de gran formato del joven Alfonso XIII (de 1902). Bancos de nogal, tapizados de terciopelo carmesí, sencillos unos y con patas de dise- ño salomónico otros, se alineaban lateral- mente pegados a la pared. En la presidencia, nueve sillones, ninguno más alto que otro, acompañaban una mesa también forrada de damasco carmesí sobre la que en los días de claustro se dispondría la imprescindible escribanía con su campanilla de avisos. Para la recreación de todos estos espacios merece la pena trascribir la descripción que de los mismos se hizo algo más de 50 años antes de su destrucción definitiva y que re- fuerza la reconstrucción de los alzados que aquí se aportan: «Subida a la sala del claustro. Al principio de la escalera hay una gran puerta de arco de dos hojas cuya construcción es antigua pero de mucho mérito y pintada al barniz de color de nogal con filetes de color de caña, subidos 5 banzos de piedra de una pieza 7 pies de lar- go por 3 de huella y en el primer descansillo se encuentra otra puerta más pequeña pero de construcción y pintura como la anterior que da entrada a una habitación titulada del Bedel, de 135 pies cuadrados, con las pare- des pintadas de amarillo y un friso bastante graciosos, el techo de lienzo en el que están pintadas las armas de la Universidad y a los cuatro extremos unos jarrones con su ramo de flores. Cinco bancos amovibles que com- ponen 30 pies, una mesa cuadrada de pino y un armario nuevo de vara y media de alto con puertas y cerradura que sirve para guar- dar las llaves de las cátedras con los efectos contenidos en esta habitación. Sigue la sun- tuosa escalera para subir a la sala de claus- tros que consta de de 36 banzos de piedra igual a los cinco manifestados y de cinco descansillos con baldosas de lo mismo; a los costados un pasamanos pintado imitando mármol con una cenefa de ramos calados y el techo todo llenos de molduras de yeso. Di- cha escalera desembarca en una antesala que forma un polígono irregular con 4 grandes columnas de orden dórico, las paredes dadas de blanco con un graciosísimo friso de una vara de alto; el techo como el de la escalera y un balcón que da a la fachada del edificio. Una gran puerta de dos hojas y una mampara de lienzo pintada al barniz de color de leche sirven p.ª la entrada de otra antesala de 675 pies de superficie, al rededor y distante un pie de las paredes una cajonería con respaldo de cinco pies de alto pintada al barniz de co- lor de carmín y fileteada de blanco con una estrella en cada respaldo sirve de sillería y en ella se custodian los trajes de los Sres. Doc- tores. Las paredes están pintadas de color de caña y el techo de rosa con un florón en me- dio. Recibe luces de un balcón como el de la anterior. Otra mampara y puertas de cons- trucción y pintura como las últimas dichas, con una columna a cada lado de madera que descansa en el pavimento y llegan hasta el arco de la puerta, sobre las cuales hay dos ángeles que sostienen las cintas figuradas de madera pendientes de las armas de la Uni- versidad colocadas encima de la mampara sirven de transito a la sala del claustro. Este es un gran rectángulo de 1600 pies superfi- ciales, las paredes están cubiertas con colga- duras de terciopelo encarnado con fleco de seda blanco. Frente de la puerta está el asien- to del Sr. Rector y sobre él un magnífico dosel de terciopelo como el de las colgadu- ras y debajo de este las armas nacionales y de la Universidad bordadas de plata, el retra- to de Isabel 2.ª de cuerpo entero y el de Fer- nando VII de medio cuerpo con marcos do- rados, en los dos costados, sobre las colga- duras los retratos de los Reyes de la Dinastía de Borbón con marcos como los anteriores. En las paredes de los costados de la puerta de entrada las armas nacionales y de la Uni- versidad bordadas con hilo de plata. Al final de las colgaduras circundando toda la sala 25 bancos amovibles de nogal con el asiento y respaldo forrado de terciopelo encarnado. BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 76 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 76
  • 10. BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 77 Alzados de la fachada, escalera y claustro de la Universidad en el siglo XVIII, según J. Urrea y M.ª Aranda (dibujos por M.ª Aranda). 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 77
  • 11. Delante del asiento del Sr. Rector una mesa con cubierta de terciopelo hasta el suelo del mismo color con una franja de oro alrededor. Sobre esta mesa se halla una escribanía de plata, un relox de arena con la caja del mis- mo metal y los Estatutos de la Universidad elegantemente encuadernados. En medio de la sala otra mesa de nogal con el tablero forrado de paño y una silla de igual madera con el asiento y respaldo forrado de badana verde para el Sri.º. A un lado otra mesa semejante a aquella para escribir las proposi- ciones que quieran presentar los Sres. Doc- tores. Tres grandes arañas de cristal penden del techo en el que están pintadas con mucho mérito las Virtudes Teologales y Cardinales y una cornisa muy vistosa con molduras de yeso forma con el marco de estas. El pavimento cubierto con una estera fina de colores y una hermosa alfombra de lana alre- dedor de los bancos. Dos balcones como los de las antesalas y una ventana grande que da al patio sirven para las luces de esta sala»18. Lo mismo podría decirse de la desapareci- da Cátedra de Cánones, sin duda la más im- portante de las diecisiete con las que contaba el edificio universitario. Situados sus dos accesos en la crujía norte del claustro antiguo, su monumental estructura se convirtió en punto de encuentro de las dos partes del viejo edificio al integrarse parcialmente una de sus paredes en la crujía sur del claustro nuevo. La fotografía, tantas veces reproducida, que obtuvo Páez poco antes de 1909, junto con la pormenorizada descripción que se ha- ce en el inventario de 26-I-1846, del que aún se ha sacado muy poco partido, y donde se la señala con los n.º 12 y 13, permiten la recreación del interior de este espacio así como del amueblamiento y decoración que poseía en ese momento. El gran salón dispo- nía de tres ventanales, dos en su muro izquierdo y otro a los pies, que en 1781 se agrandaron para aumentar la iluminación de la estancia, momento que se aprovecharía para renovar la cátedra que lo presidía, a car- go del ensamblador José Álvaro, y sobre la que se dispusieron dos lienzos pintados por Ramón Canedo en 178319, mientras que a BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 78 Jesús Urrea y María Aranda Aula de Cánones situada entre los dos claustros, según J. Urrea y M.ª Aranda (dibujos por M.ª Aranda). 0 1 3 5 7-J-Urrea_Maquetación 1 07/10/11 09:05 Página 78
  • 12. Eustaquio Bahamonde le correspondería fabricar toda la obra de carpintería de los estrados, barandillas sillería, etc.20. «Es un grandioso rectángulo de 2148 pies en cuadro. Su entrada es por dos puertas de igual construcción que las de la mayor parte de las Cátedras. A la izquierda y elevada 8 pies del pavimento la gran Cátedra para el profesor toda de nogal, apeada sobre una buena ménsula. El respaldo de 7 pies de alto por otros tantos de ancho y sobre este los re- tratos de cuerpo entero del Papa Gregorio 12.º y D. Alfonso 10.º con marcos dorados rematando en triángulo tres grandes bolas a cada lado de la expresada Cátedra una esca- linata de siete banzos con sus correspondien- tes balaustradas de madera muy bien trabaja- das. Al pie de la misma una silla de bancos elevada tres pies y medio de la superficie en un reclinatorio de columnas estriadas y su correspondiente cornisamento de orden dóri- co, con triglifos, modillones, etc. Otra silla sirve para sentarse los graduandos (pues en esta Cátedra se celebran los grados de Br. y Licenciados en Jurisprudencia) tiene dos su- bidas con 4 bancos cada una de 6 pies de lar- go con 1 ½ de huella. Circundando todo el local y elevados cuatro pies unos asientos de nogal fijos con respaldo entrepañado de la misma madera y dos columnas en cada en- trepaño sobre las que descansan unas gracio- sas bolas. A su frente una balaustrada de igual materia con 19 columnas como las del respaldo repartidas en toda la barandilla, de modo que guardan simetría con aquellas, pues rematan con bolas semejantes. Dichos asientos tienen de largo 152 pies su subida es por 4 escaleras colocadas en los cuatro ángu- los. Debajo de la balaustrada cuatro bancos de 160 pies sostenidos por 30 columnas que descansan sobre el pavimento; en medio de las dos puertas de entrada otra de 20 pies, to- dos con respaldo como los primeros; además ocho id. amovibles de 14 pies y siete de 11. El techo es igual que el de las Cátedras n.º 3 y 4; recibe las luces de tres rejas ventanas de 150 pies de luz total. Como hemos manifes- tado que en esta Cátedra se celebran los gra- dos de Br. y Licenciado en Jurisprudencia, se BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 79 Interior del Paraninfo de la Universidad, hacia 1925. 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 79
  • 13. halla para el Sr. Rector una gran silla fija de brazos y respaldo con las armas de la Uni- versidad sobre este, colocada a la dra. del gran púlpito (del que ya hemos hecho méri- to) y dando principio a los bancos altos. Caben 390 discípulos». Como esta descripción asegura que la pin- tura de su techo era igual a las que decora- ban los cielos rasos de otras cátedras situ- adas en el claustro nuevo (la 2: «un lienzo en el que se hallan pinturas de objetos sagrados y religiosos con un marco dorado alrede- dor»; la 3, pinturas «de bastante mérito»; y la 4, otras de «bastante gusto» representando «los diferentes ramos que abraza la Medici- na»), debían de haberse perdido por en- tonces las que en 1666 se colocaron en el techo del antiguo salón de claustros, procedentes del túmulo que la Universidad levantó con motivo de las honras fúnebres de Felipe IV21, y como las inscripciones latinas que tenían estas pinturas de la Cátedra de Cánones carecían de sentido funerario, no es posible aventurar la hipótesis de que pudier- an provenir del expresado túmulo pese a estar representado en el techo el escudo de aquel monarca22. Igualmente, el conocimiento del recinto interior de la vieja Capilla universitaria se puede ampliar ahora mediante otra fotogra- fía obtenida poco antes de su derribo la cual completa la visión que se tenía de este espa- cio a través de la tantas veces reproducida de Páez que en su caso dirigió el objetivo de la cámara hacia el presbiterio. En cambio, esta nueva de «Foto Sport» permite contemplar el ámbito de los pies del templo, provisto de una sencilla sillería de madera tallada, de dos niveles, que se extendía toda alrededor, con la silla presidencial en su centro, cobija- da por dosel y timbrada con el escudo de la Universidad, las rejas, barandillas y, final- mente, el coro, en alto, con su barandilla de balaustres pintados de blanco y sillería simi- lar a la otra. Sin duda, su aspecto responde al que adquirió el templo en 1879, cuando se decoró de nuevo23. El inventario de 1846 no registra en el edi- ficio la existencia de ningún retrato, salvo aquellos de los reyes que se recogen en la Sala de Claustros, ni tampoco El Indicador de Valladolid publicado en 1864 por Maria- no González Moral cita retratos de rectores. En cambio, en el inventario de 1872 apare- cen mencionados en la Sala Rectoral cuatro retratos de ex rectores aunque sin especificar sus nombres, por lo que es lógico deducir que entre ambas fechas se encargaron o reci- bieron los de Blas Pardo Moneo (1839- 1842), Claudio Moyano Samaniego (1843; 1845-1846; y 1850), Manuel Cuesta y Cosío (1850-1863)24, y Atanasio Pérez Cantala- piedra (1863-1869), además de poder in- cluirse el de Eugenio Alau y Comas (1870- 1872)25 en el caso de que no se hubiese representado a alguno de los anteriores. En 1894 la lista de rectores retratados había cre- cido hasta nueve al añadirse a los anteriores los dedicados a José María Frías Xerez (1872-1879), Manuel López Gómez (1879- 1893)26, José Nieto Álvarez (1893-1894) y Andrés de La Orden y López (1869-1870 y 1894-1900)27. Todos desaparecieron en el incendio que se provocó en la madrugada del 5 de abril de 1939 en el edificio de la Universidad. En el listado de objetos destruidos durante aquel suceso se contabilizaron «veinticinco cua- dros de rectores», sin especificar, los cuales hasta entonces habían decorado el denomi- nado Antedespacho rectoral. Si bien, esta- mos convencidos de que tal número no in- cluía exclusivamente retratos de rectores, ya que desde el dedicado a Andrés de La Orden y López (n.º 9 de la serie) hasta el momento del trágico incendio no habían gobernado la Universidad quince rectores sino nueve28. De ahí que, dentro de ese número, haya que BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 80 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 80
  • 14. contabilizar otros que la relación de la catás- trofe no especifica y de cuya existencia se tiene constancia. Si, por el momento, nada se sabe sobre la autoría de los retratos de rectores, en cambio aportamos una ilustración fotográfica que permite conocer el formato de tres de ellos, sospechando que todos serían similares. Se trata de una instantánea tomada por el fotó- grafo Cacho con motivo de la clausura por el rector Calixto Valverde de un cursillo de conferencias que la Confederación de profe- sores particulares había organizado en mar- zo de 192829. Aunque la calidad de la repro- ducción no es muy buena, se puede apreciar que el retrato central correspondía al del rector Claudio Moyano Samaniego, si se compara con el que de éste conserva la Facultad de Medicina30, y, en el caso de que la cabecera del salón universitario donde se celebró aquel acto estuviese presidida por los retratos de los primeros rectores, cabe pensar que los otros dos que se ven en la imagen fuesen los de Blas Pardo Moneo y Manuel Cuesta y Cosío, respectivamente n.º 1 y 3 de la serie. El citado Indicador de Valladolid (1864) señala, además, «un buen retrato al óleo de S.M. la reina», diferente al que se hallaba entonces en la Sala de Claustros, y que el «recibimiento» del despacho de la primera autoridad universitaria estaba adornado con los retratos «de los Eminentísimos Señores Cardenales, hijos de esta escuela, don Fr. Juan de Torquemada, D. Francisco Gardoqui y D. Manuel Joaquín Tarancón»31. Natural- mente, el del primero sería una interpreta- ción a partir del conocido grabado (1794) de Juan Barcelón sobre dibujo del pintor José Maea32; el del cardenal Gardoqui pudo tener una doble procedencia: o bien se trataba de una copia hecha por un artista local del retra- to pintado por José Madrazo en Roma en 1816, a partir del grabado de Joachino Lepri sobre dibujo de Francesco Giangiacomo, o tal vez fuese uno de los dos, de medio cuer- po, pintados por Madrazo para la familia del cardenal33 y que ésta, residente en Vallado- lid, regalase a la Universidad. En cuanto al retrato del cardenal Tarancón, de la inscrip- ción que tenía a su pie34 se deduce que se pintó después de 1858 y estando aún vivo, por lo que sería remitido desde Sevilla antes de 186235. Para finalizar, por ahora, este trabajo que- remos formular algunas precisiones sobre el nuevo edificio de la Universidad, que se construyó a partir de 1910 por el arquitecto Teodosio Torres y que merecería más aten- ción de la que se le ha prestado. Juan Agapi- to y Revilla apuntaba en 1915 que «en el mismo sitio que ocupaba la vieja (Universi- dad), se está construyendo hoy la nueva Uni- versidad, que, de no surgir obstáculos impre- vistos quedará pronto abierta al servicio…», y como las obras caminaban a buen ritmo anunciaba que «en este edificio tendrá lugar el V Congreso de las Ciencias» que, poco antes, había sido convocado. En la sumaria BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 81 Retratos de Rectores en la cabecera del Salón de Actos. (Destruidos), (foto El Norte de Castilla, 1928). 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 81
  • 15. descripción que hace en su Guía destacaba, entre sus locales más importantes, en el piso bajo: un paraninfo que medía 30 m. largo por 16 m. de ancho y 12 de alto36, cuya ubicación exacta se había confundido en varias oca- siones al no tenerse en cuenta el alcance de las obras que se llevaron a cabo en el edificio universitario después del incendio de 193937. En realidad, el Paraninfo se hallaba situa- do en el lienzo sur del segundo claustro, dentro de los espacios que por entonces ocu- paba la Facultad de Ciencias y haciendo testera con la Torre del Observatorio Metere- ológico la cual asomaba ya a la Plaza de Santa Cruz. Proyectado por Teodosio Torres, su muerte en 1914 debió provocar sino la paralización de las obras tal vez algunos cambios. Desde luego el monarca Alfonso XIII no inauguró el nuevo edificio, como se ha dicho, con motivo del Congreso de las Ciencias. Las obras continuaron bajo la di- rección del arquitecto Emilio Baeza Eguiluz, es más, todavía en 1923 se convocaba con- curso para el acomodamiento y decorado del Paraninfo, aunque no sabemos el alcance que tuvo éste38 si bien las fotografías exis- tentes de su interior (de hacia 1925) per- miten comprobar el estrecho parentesco que poseía su recinto con la decoración, por ejemplo, del Círculo de Recreo de la capital vallisoletana, asimismo obra del propio Baeza, o con el salón principal del Ayun- tamiento. El espectacular salón, al que se accedía por dos de sus lados, se iluminaba mediante cinco grandes ventanales, cerrados en medio punto, con vidrieras de colores y en sus cen- tros se leían los nombres de las diferentes facultades universitarias. Por las paredes se distribuían elementos arquitectónicos ne- orrenacentistas que se concretaban en el paño central del testero en una especie de frontispicio, formado por columnas pareadas sostenidas por grandes mensu- lones. Su interior albergaba un monumental escudo de la Universidad (cuartelado: 1.º y 4.º castillos y leones; 2.ª y 3.ª dos árboles, uno más grande que otro, en cada uno) dis- puesto entre dos ángeles trompeteros y el lema SAPIENTIA EDIFICAVIT SIBI DOMVM; por encima del entablamento y dentro de un frontón semicircular, el escudo de España con la corona real y el toisón. En la parte ba- ja, una cartela decía: «ALFONSO XIII» y a ambos lados, otras más grande con inscrip- ciones: a la izquierda, «VITAM IMPENDERE VERO» (consagrar la vida a la búsqueda de la verdad); a la derecha, «FAMAM EXTENDERE FACTIS/HOC VIRTUTIS OPUS» (por los he- chos se extiende la Fama /Ésta es obra de la virtud)39. Las paredes laterales estaban recorridas, en lo alto, por cuatro vanos ciegos dis- puestos entre columnas, cerrados segura- mente por vidrieras, sobre los que figuraban inscripciones con los nombres de los reyes protectores de la Universidad, que alterna- ban en el muro de la entrada con óculos ornados con guirnaldas. El techo era un cielo raso decorado por moldurones que cajeaban su espacio central. Además, las fotografías permiten compro- bar con claridad cómo la sillería que preside su cabecera es la misma que en la actualidad se encuentra instalada en la denominada Aula Triste del Palacio de Santa Cruz40, igual que su cátedra, entonces adosada a la pared izquierda del recinto41. Sobre las rin- coneras del testero se situaban dos grandes yesos, vaciados de las esculturas conocidas como la Venus de Milo y el Apoxiomeno42. Por fortuna, el voraz incendio de 1939 no ocasionó, como se ha dicho, la destrucción del Paraninfo, estimándose tan sólo que los desperfectos sufridos en los dos extremos de su cubierta eran «fácilmente reparables». Sin embargo, en la reconstrucción del edifi- cio no se valoró este espacio y prefirió aban- BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 82 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 82
  • 16. donarse su uso, reconvirtiéndolo en almacén primero y finalmente, subdividiéndolo, en nuevas dependencias de la Facultad de Cien- cias. En esta decisión influiría, en primer lugar, su emplazamiento marginal con re- specto a la recuperación del eje principal de todo el edificio, que vuelve a gravitar en torno a la fachada barroca del siglo XVIII; y, en segundo, relacionado con el anterior causante, la total destrucción de la escalera principal que había levantado Teodosio Tor- res «en el cuerpo de edificio intermedio, de separación entre los dos patios, donde se hallaban situados el Salón de Actos y la caja de la escalera..., ésta con acceso directo des- de la calle de La Librería». Fue entonces cuando el arquitecto Cons- tantino Candeira, encargado de la reconstruc- ción del edificio, decidió cambiarla de ubica- ción y para ello proyectó otro organismo de acceso a la segunda planta a partir del vestí- bulo de ingreso por la Plaza de la Universi- dad. De dibujo completamente diferente a la anterior, la nueva supuso la reducción espa- cial del primer patio ya que en él se alojó la voluminosa caja que la contiene43 facilitando la iluminación del recinto interior gracias a la apertura de grandes ventanales provistos de vidrieras, aprovechándose en el central la que, fechada en 1915, estuvo hasta ese mo- mento instalada en la antigua escalera44. Entonces se trasladó también, a la segunda planta, el nuevo Paraninfo. Se ubicó parcial- mente en el lugar que antes había ocupado la caja de la escalera proyectada y construida por Torres, completándolo, para darle más capacidad, con otro ámbito utilizado hasta entonces como aula; así se convirtió en un espacio bisagra entre los dos claustros al- tos45. Las crujías del primero, en sus dos plantas, además de la escalera principal, se decoraron con azulejería talaverana fabrica- da por Ruiz de Luna (1944) y, presidiendo el rellano en el que desembarcan las dos ram- pas de la escalera, sobre la puerta que daba acceso a la sala de profesores, antiguo salón de claustros del edificio dieciochesco, se co- locó un Crucifijo, copia en yeso del barroco que se conserva en Madrid en el templo del Caballero de Gracia, original de Juan Sán- chez Barba, procedente del convento de los Agonizantes46. Con aquella catástrofe que dañó seriamen- te el edificio proyectado en 1915 por Torres se dio comienzo a una larga serie de inter- venciones que parecen no tener fin y con las que se ha transfigurado tanto el exterior como su interior hasta el punto de hacerle perder su fisonomía, su carácter y hasta sus funciones originales. NOTAS * Este trabajo ha sido realizado en el seno del MUVa (Museo de la Universidad de Valladolid) como parte de un proyecto de investigación destinado a valorar el marco en que se hallan sus dependencias expositivas. 1 Juan AGAPITOY REVILLA, «El edificio antiguo de la Universidad de Valladolid», BSCE, 1910, pp. 389-392, 413-417 y 437-444; León CORRAL, El derribo de la Universidad de Valladolid en 1909, Valladolid, 1918. 2 VV.AA., Historia de la Universidad de Valladolid, II, Salamanca, 1989, figs. 141-142. 3 Jesús URREA, La plaza de San Pablo escenario de la Corte, Valladolid, 2003. 4 Agradezco a la dirección del Colegio de San José las facilidades brindadas para su reproducción. 5 Para la historia de este edificio, cfr. Jesús URREA, Arquitectura y Nobleza. Casas y palacios de Valladolid, Valladolid, 1996, pp. 181-184. 6 Idem, pp. 194-196. La casa había pertenecido al Cabildo catedralicio hasta la Desamortización. Luego la adquirió D. Juan Olmos Rodon, que montó una fábrica de cervezas. En 1850 era propiedad de D.ª Carlota Ceba- llos López, viuda de D. Francisco Solano, vecino de Toro. Cfr. AHPV, leg. 15.951, fol. 115. 7 M.ª José REDONDO CANTERA, «La modernización de la Universidad de Valladolid en el siglo XIX a través de su arquitectura. Proyectos y realizaciones (1841- 1909)», BSSA, 63, 1997, pp. 555-584. 8 Colección Juan Antonio Moreda (Valladolid). Ha sido publicada por Joaquín DÍAZ, Valladolid hace 100 BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 83 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 83
  • 17. años, Valladolid, 2008, p. 110; e Idem, Álbum de Valla- dolid, Valladolid, 2010, p.20, fig. 23. 9 En 1701 proporciona los planos para la bóveda de la iglesia conventual de Santa Clara de Salamanca (Ángel RIESCO TERRERO, Datos para la historia del Real Convento de Clarisas de Salamanca, 1977, p. 17). En 1702 redacta las condiciones para la reforma de la enfer- mería del convento de San Francisco de Salamanca (Jaime PINILLA, El arte de los monasterios y conventos despoblados de la provincia de Salamanca, Salamanca 1978, p.41). En 1703 reconoce la ruina de la torre de Santa María de Medina de Rioseco (Esteban GARCÍA CHICO, Documentos para la historia del arte en Castilla. Arquitectos, Valladolid, 1940, p.231). En 1709 fabrica la sacristía del santuario de La Fuencisla de Segovia (José Carlos BRASAS EGIDO, Guía de Segovia, León, 1980, p. 58) y en 1710 cubre la de la catedral de Segovia (Alfonso CEBALLOS-ESCALERA y GILA, Alcaides, tesoreros y oficia- les de los Reales Alcázares de Segovia, Valladolid, 1995). En 22-II-1714 reconoce las obras de la catedral de Sala- manca (Fernando CHUECA GOITIA, La catedral nueva de Salamanca, Salamanca, 1951, p. 190). Trabaja en las car- melitas de Peñaranda de Bracamonte (Antonio CASASE- CA, Catálogo monumental del partido judicial de Peña- randa de Bracamonte, Madrid, 1984, pp. 239, 241 y 243) y en el convento de Carmelitas de Salamanca (R. ALMA- JANO, «La capilla del Colegio de Oviedo, templo de la ciencia y de la virtud», AEA, 75, 2002, pp. 387,401 y 405) y se le atribuye el convento de su orden en Budia (José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ, Miguel, La Arquitectura carmelitana, 1562-1800, Ávila, 1990. No es seguro que fuese el mismo fray Pedro de la Visitación que supervisa la obra de la iglesia conventual de San Hermenegildo de Madrid entre 1730 y 1740 (Virginia TOVAR MARTIN, «Una obra del arquitecto Pedro de Ribera: el Convento e Iglesia de San Hermenegildo de Madrid», Anales del Ins- tituto de Estudios Madrileños, XI, 1975, pp. 191-209). 10 M.ª José REDONDO CANTERA, «El edificio de la Universidad durante los siglos XVII y XVIII», en VV.AA. ob. cit., II, pp. 649-672. Idem, Una casa para la Sabiduría. El edificio histórico de la Universidad de Valladolid, Valladolid, 2003. Patricia ANDRÉS GONZÁLEZ, Pintiana Sapientia. Iconografía de la fachada del edifi- cio histórico de la Universidad de Valladolid, Valla- dolid, 2006. 11 En 1934 presidía el aula del nuevo edificio en que se celebró la clausura del V Congreso de Riegos, cfr. Blanco y Negro, 7-X-1934 (foto Cacho). 12 Sobre este pintor cfr. Jesús URREA y Enrique VALDIVIESO, «Aportaciones a la historia de la pintura va- llisoletana», BSAA, 1971, pp 373-374; Jesús URREA, «La pintura, la rejería y la platería en Valladolid en el siglo XVIII», en VV.AA., Historia de Valladolid, V, Vallado- lid, p. 354 y Fernando COLLAR DE CÁCERES, «Una serie de Ignacio de Prado en Esquivias (Toledo)», BSAA, 61, 1995, pp. 429-432. 13 Costó 20.312 reales, cfr. Guadalupe RAMOS DE CASTRO, «Joyas, marfiles y telas», en VV.AA., ob. cit. 1989, p. 794, sospecha que de esta colgadura sólo queda un pequeño fragmento, el escudo de armas de la Univer- sidad, enmarcado tras un cristal como frontalera de me- sa en la sala de juntas del Palacio de Santa Cruz. 14 Sus marcos, ovalados, los doró Manuel de Barre- da y Lombera. Se colgaron con «cordones de seda de color de fuego», cfr. Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, Catá- logo monumental. Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid, Valladolid, 1983, p. 129 15 En claustro celebrado el 24-V-1815 «se acordó escribir a S.M. la competente carta de gracia pidiéndole licencia para erigirle una estatua de mármol en esta Uni- versidad con la correspondiente inscripción y suplicán- dole se digne nombrar por general protector de ella y de los estudios de Castilla la vieja que la están unidos e in- corporados, al Serenísimo Sr. Ynfante Don Carlos…», cfr. AUV., Libro de claustros Generales (de 21-IX-1808 a 18-X-1817). La idea no prosperó. 16 José Carlos BRASAS EGIDO, La pintura del siglo XIX en Valladolid, Valladolid, 1982, p. 58. 17 Casimiro González García-Valladolid (Vallado- lid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900, pp. 392- 393) cita los retratos deFelipe V, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II yAlfonso XII. En la sa- la de claustros construida en 1915 se quemaron en 1939 los de Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y otro más (probablemente el de Luis I, de Palomino), cfr. Ra- quel GARCÍA GONZÁLEZ, «El incendio de la Universidad de Valladolid en el año 1939» en VV.AA, ob. cit. II, 1989, p. 699. Únicamente se conservan los retratos de Alfonso XII y M.ª Cristina, ahora en el Palacio de Santa Cruz. 18 Archivo Histórico Universitario, leg. 2.919, Inventarios. 19 Actualmente en el Decanato de la Facultad de Derecho. 20 M.ª José REDONDO CANTERA, ob. cit., 1989, II, pp. 652-653. 21 Idem, p. 658. 22 «PINTIANA SAPIENTIA ILLVSTRAT AC FOVET TOTVM ORBEM». 23 Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Valla- dolid. Recuerdos y Grandezas, I, Valladolid, 1900, pp. 391-393.El 6-IV-1909 se anuncia que en este recinto se celebraría el día 12 del mismo mes la 1.ª Asamblea de la Junta Reformista de la Enseñanza, cfr. ABC, 6-IV-1909. 24 José María de COSSÍO, «Noticia de don Manuel de la Cuesta y sus versos», Boletín de la Biblioteca Menén- dez Pelayo, 1931-1932, extra 2, pp. 446-537 (Apéndice II: «Cartas de doña Concepción Arenal a Don Manuel de la Cuesta», pp.. 502-505, son cinco cartas de Arenal a su tío Manuel de la Cuesta, escritas en 1839-1840) y 1933, pp. 59-62. 25 En 1868, desde el balcón del Ayuntamiento, rom- pió el retrato de Isabel II, cfr. Ángel BELLOGÍN AGUASAL, BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 84 Jesús Urrea y María Aranda 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 84
  • 18. «Historia contemporánea. La Gloriosa en Valladolid» en La Revolución Liberal en Valladolid (1808-1874), Ed. Rafael Serrano García, Valladolid, 1993, pp. 324-325. 26 En IX– 1893 se pagaron 37 pts. a «Blas G.ª Valla- dolid por el Retrato del Rector», cfr. AUV, leg. 8.558. 27 Casimiro GONCÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Datos para la historia biográfica de Valladolid, II, Valladolid, 1894, pp. 482-484. 28 Antonio Alonso Cortés (1900-1901 y 1902- 1906), Vicente Sagarra Lascuarin (1901-1902), Didio González Ibarra (1906-1910), Nicolás de la Fuente Arri- madas (1910-1916), Calixto Valverde Valverde (1916- 1928), J. M.ª González de Echávarri y Vivanco (1928- 1930 y 1936-1938), José Fernández González (1930- 1931), Andrés Torre Ruiz (1931-1934) e Isidoro de la Villa Sanz (1934-1936). 29 El Norte de Castilla, 30-III-1928. 30 Fechado en 1918 y, seguramente, copia del desa- parecido. 31 Mariano GONZÁLEZ MORAL, El indicador de Va- lladolid, Valladolid, 1864, p. 65. En el Inventario de 1846 no se mencionan pero en el de 1872 se expresa que en la Sala Rectoral había «dos (retratos) de cardenales de la Santa Iglesia», con marcos dorados. 32 Catálogo de los dibujos de la Calcografía Nacio- nal, Madrid, 2004, p. 123, n.º 108. 33 José Madrazo (1781-1859),Catálogo de Exposi- ción a cargo de José Luis Díez, Santander-Madrid, 1998, pp.268-271. 34 Al pie de su retrato se leía esta larga inscripción: «Emmo. y Excmo. Sr. Doctor D. Manuel Tarancón y Morón, Senador del Reino y Caballero Gran Cruz de la Real y distinguida Orden española de Carlos III. Nació en Cobarrubias, diócesis de Sigüenza, en 20 de Marzo de 1782; Fue canónigo Doctoral de la Santa Iglesia de Valladolid, Rector, Canciller Mayor y Catedrático de término de Jurisprudencia de su Universidad. Presentado para el obispado de Córdoba, fue preconizado en Roma en 4 de Octubre de 1847 y trasladado a la Santa Iglesia de Sevilla en el Consistorio celebrado en Bolonia en 3 de Agosto de 1857. Creado cardenal en 15 de Marzo de 1858», cfr. Casimiro GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, ob. cit., II, pp. 482-484. 35 En Córdoba fue retratado, de cuerpo entero, en el interior de la mezquita-catedral, por Domingo Valdivie- so Henarejos (1852). En Sevilla se conserva su retrato, de cuerpo entero y sentado, en la Biblioteca del Palacio Arzobispal, firmado por José María Romero. En la cate- dral de Valladolid existe otro (2,33 x 1,96 m.), de cuerpo entero y sin firma, cfr. Jesús URREA y Enrique VALDIVIE- SO, «Catálogo de pinturas de la Catedral de Valladolid», BSAA, 1970, p.170, n.º 115; lo entregaron sus albaceas testamentarios al Cabildo en 1864 «para que sea coloca- do donde mejor parezca», cfr. ACV. Actas del Cabildo, 18-I y 27-II-1864. A la Universidad legó 784 volúmenes de su biblioteca, cfr. Gaceta de Madrid, 15-IV-1864. 36 Guía de Valladolid, Valladolid, 1915, pp. 35-36. El congreso lo inauguró Alfonso XIII en el Teatro Calderón el 17-X-1915 (ABC, 21-VI y 9-X-1915) de- spués se desplazó hasta el edificio de la Universidad para visitar la Exposición de material científico prepara- da por el congreso. La apertura del curso 1915-1916 se había celebrado el 6-X-1915. 37 M.ª José REDONDO CANTERA (Una casa para la Sabiduría. El edificio Histórico de la Universidad de Valladolid, Valladolid, 2002, pp. 38-48 y 63-68) se percata de la correcta ubicación del Paraninfo de Torres/Baeza así como del cambio que se operó en la localización y morfología de los accesos a la planta prin- cipal del edificio. 38 BOE, 24-VII-1923 (R.O.1-VII-1923). 39 Virgilio, Eneida, lib. 10, 467. 40 Su testera tenía 16 asientos y, en el centro, el del Rector; en los laterales: 11 a la derecha y 4 a la izquier- da; todos ellos con respaldos, y 4 filas transversales de asientos sin respaldo. 41 Se había especulado sobre la cronología y proce- dencia de la sillería y cátedra (Jesús M.ª PARRADO DEL OLMO, «Cátedra del Aula Triste del Colegio de Santa Cruz», en Tradición y Futuro, Valladolid, 2002, pp.285- 286) sin tener en cuenta esta fotografía publicada en. VV.AA, ob. cit., II, 1989, p.542 ni tampoco que en 28-II- 1938 se informó que, por necesidades de guerra, se ha- bía desmontado «totalmente el Paraninfo, desarticulan- do su mesa presidencial de extraordinarias dimensiones, así como la sillería claustral que es de talla y se encon- traba empotrada en los muros», cfr. Raquel GARCÍA GONZÁLEZ, ob. cit., II, 1989, p. 696. Sin embargo M.ª Jo- sé Redondo Cantera (ob. cit., 2002, p. 46) ya advierte esta procedencia. 42 «En este salón (Paraninfo) se encuentran dos grandes estatuas de escayola, de varias piezas, que fueron montadas en el propio recinto, que son procedentes del Museo de Reproducciones de Madrid y cuya suerte es hoy desconocida para el Rectorado, aunque éste tenga sospechas probables de su desplazamiento» (28-II-1938), cfr. Raquel GARCÍA GONZÁLEZ, ob. cit.,II, 1989, p. 696. 43 Juan José MARTÍN GONZÁLEZ, La Universidad de Valladolid. Historia y patrimonio, Valladolid, 1980, pp. 122-123. José Carlos BRASAS EGIDO, ob. cit. p. 684. Francisco Javier de la PLAZA SANTIAGO, «Edificios desde 1940», en VV.AA. ob. cit. II, 1989, p. 743. 44 El resto de las vidrieras, firmadas «Tejeiro. Bil- bao», se fabricaron en 1940 y, por consiguiente, no pro- ceden, como se ha dicho, del antiguo Paraninfo. 45 Hoy se conoce con el nombre de aula «Cayetano Mergelina». 46 Se adquirió junto con una Inmaculada, en yeso (ahora en el Colegio mayor de Santa Cruz), copia de un original atribuido a Luisa Roldán que se conserva en el convento de las Trinitarias de Madrid. Cfr. AUV. Papeles. 1943. BRAC, 45, 2010, pp. 69-85, ISSN: 1132-0788 Nuevas imágenes del edificio y contenido histórico de la Universidad de Valladolid 85 7-J-Urrea_Maquetación 1 06/10/11 14:44 Página 85