Como ya hemos dicho en otro lado, el término “Salsa”, en música, tiene dos
sentidos, uno genérico y otro específico.
LA SONORA MATANCERA
Por un lado designa a toda la música caribeña de raíces africanas y españolas
(proveniente, sobre todo, de Cuba y Puerto Rico) interpretada con formato de
gran orquesta. Por otro lado, designa a un estilo de hacer ese tipo de música
iniciado en la década de los 70 en Nueva York.
LA SONORA MATANCERA
Vistas las cosas de este modo, podemos decir que “la Salsa genérica” tiene con
“la Salsa específica” la misma relación que tiene el Blues con el Rock & Roll.
LA SONORA MATANCERA
Sea como sea, al tratar la historia de la Salsa, no podemos ignorar las raíces y
una orquesta como La Sonora Matancera es, sin duda laguna, un hito en la
historia del género.
LA SONORA MATANCERA
Hasta su disolución el 2001 debida a la muerte, a los 95 años, de don Rogelio
Martínez, su director, La Sonora Matancera fue considerada la agrupación de
música popular más antigua en actividad de todo el mundo.
LA SONORA MATANCERA
Probablemente habría que decir “agrupación de música popular
independiente”, no vinculada a ninguna institución, para no contar así tunas
universitarias o bandas municipales.
LA SONORA MATANCERA
La Sonora Matancera se formó en 1924 en la ciudad de Matanzas con el
nombre de Estudiantina Liberal y era, originalmente, un conjunto de cuerdas
para interpretar el Son Montuno, aunque ya incluía una trompeta y una
sección rítmica. Su primer director fue don Valentín Cané.
LA SONORA MATANCERA
La década de los 30 contemplara la maduración de su sonido, introduciéndose
el piano, cuyo primer intérprete fue Dámaso Pérez Prado, quien años más
tarde sería conocido como el Rey del Mambo y como “la foca”.
LA SONORA MATANCERA
No fue la única estrella que lanzaría la agrupación que ya era conocida
entonces como La Sonora Matancera o, simplemente, “La Sonora” (varias
veces usó otros nombres). Celia Cruz fue una de las grandes figuras que se
iniciaron con esta orquesta cuyos años dorados fueron, sin duda, los 40 y los
50.
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Guarachas, sones y boleros interpretados con cuidados arreglos y armonías y
virtuosos solos instrumentales y riff de sección de vientos hacían bailar a todo
el mundo en aquella legendaria Habana eternizada por Guillermo Cabrera
Infante en su novela Tres tristes tigres.
LA SONORA MATANCERA
En 1960 partieron con un contrato para México sin sospechar que, por
motivos políticos, nunca volverían a Cuba. El resto de su carrera se
desarrollaría entre México y los Estados Unidos.
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Recordar los nombres de todos los intérpretes que desfilaron por La Sonora
sería una tarea demasiado exhaustiva, así como recodar su discografía y
filmografía (participó en varias películas). Basta con recordar algunos de sus
grandes éxitos como El yerbero moderno, Sonaron los cañonazos, Noche de farra o Yo
soy el son cubano.
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Como ya dijimos, la muerte el 2001 en Nueva York del que fuera su segundo y
último director, don Rogelio Martínez, significó también el fin de “El decano
de los conjuntos cubanos” después de 77 años de hacer bailar al mundo.
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