El nacimiento de Venus, Sandro Botticelli (1484-1485)
Esta pintura mítica, tanto por la historia detrás como por
su proceso creativo. El cuadro fue pintado de acuerdo con
el método de témpera, que a pesar de los siglos que nos
separan de su creación conserva su belleza. Su
delicadeza es tal, que a primera vista pocos notan la
desproporción del cuello de la diosa emergiendo en el
mar. Para admirar esta obra de arte a detalle, la puedes
disfrutar en la Galería de los Uffizi en Florencia
Las meninas o La familia de Felipe IV, Diego Velázquez (1656)
Es una de las obras de arte más analizadas en el mundo del
arte. La obra gira en torno a la infanta Margarita de
Austria, rodeada por sus sirvientes, "las meninas", aunque
la pintura representa también otros personajes como el rey
Felipe IV y su esposa Mariana de Austria. Lo interesante del
cuadro es que está pintado a modo de reflejo y en ella, se
descubren muchos detalles que no se aprecian a primera
vista, por lo que puedes descubrirlas en el Museo del Prado
de Madrid.
El beso, Gustav Klimt (1908-1909)
Este cuadro es quizás el himno más hermoso para el
amor de la historia. Esto le valió ser comprado incluso
antes de ser completado por el Palacio Belvedere, por un
precio faraónico en ese momento, incluso si es mínimo en
comparación con el valor actual. La obra tiene un efecto
singular por la pintura dorada que se empleó y crea un
reflejo único en el resto de los colores. Déjate atrapar por
su belleza en la Galería del Palacio de Belvedere
Österreichische, en Austria.
La noche estrellada, Vincent van Gogh (1889)
En el MoMA en Nueva York, se encuentra esta obra de
arte que representa la vista desde la ventana de la
habitación del pintor durante su estancia en un asilo
psiquiátrico. La noche era una preocupación constante
para el artista que le escribió a su hermana: "A menudo,
me parece que la noche tiene aún más colores que el
día". La pintura se ha convertido en uno de los
emblemas del movimiento impresionista.