La generalización del uso del vehículo privado y la mejora de la red de comunicaciones y transportes han favorecido la expansión y complejización de las ciudades, así como la especialización funcional del espacio. Este proceso acarrea una serie de costes ecológicos y para la calidad de vida de las personas: contaminación (acústica y atmosférica), ocupación del suelo, consumo de energía, problemas de salud para los habitantes de las ciudades, contribución al calentamiento global...