Este documento discute la educación moral en los niños desde varias perspectivas. Explica las etapas del desarrollo moral según Piaget y Freud, donde los niños pasan de un enfoque objetivo y absoluto de la moralidad a uno más relativista. También destaca la importancia de la formación de valores en el contexto familiar, donde los padres deben ser modelos a seguir y enseñar valores a través de sus acciones y relaciones diarias. Finalmente, presenta principios adventistas sobre la educación moral, enfatizando la responsabilidad de los pad

1. EDUCACION
MORAL EN LOS
NIÑOS
Psicología Infantil
PROFESOR:
Luis Arturo Ramón
Neptali Garcia Flores
2 – Diciembre – 2013

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INTRODUCCIÓN
La educación moral es un tema de enorme importancia en la educación de los niños, ya que
es la edad en la que principalmente se define el carácter y la personalidad que una persona
tendrá a lo largo de su vida. Los hogares, los colegios y la sociedad, juegan un papel
importante en este asunto. ¿Pero será eso lo único que necesita un niño para lograr formarse
en carácter adecuado para con el mismo y los demás?

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EL DESARROLLO MORAL DE LOS NIÑOS
La acción moral es aquella que está de acuerdo con los valores. Y aun cuando una
persona puede conducirse en forma moralmente correcta solo por temor al castigo, se
conviene generalmente en que la conducta moral implica un tipo especial de disposición,
que Freud llama “superyó” .
El estudio empírico de Piaget acerca del desarrollo moral de los niños es, en amplia medida
el de mayor influencia. Muchos estudios modernos siguen los procedimientos adoptados
por él y todos deben mucho a sus hallazgos.
Piaget: el desarrollo moral de los niños
Este Psicólogo conto a los niños cierto número de historias que se referían a chicos que,
con buenos o malos propósitos, robaban, hacían trampas o engañaban de alguna manera;
que dañaban la propiedad ajena, deliberada o accidentalmente, o que perseguían un fin
altruista. Posteriormente, hizo a los niños numerosas preguntas sobre las cuestiones morales
implicadas en estos relatos. Sus hallazgos indicaron que el concepto de justicia de los niños,
es decir, su concepto de las leyes morales y de los castigos a infligir a aquellos que las
desobedecen, se desarrollaba, como su concepción de las reglas de los juegos, en tres etapas
distintas.
Los niños de menos de siete años adoptan hacia las reglas morales la misma actitud
absolutista que hacia las reglas de os juegos. Para ellos, las leyes morales son algo fijo,
inmutable, determinado por una autoridad externa. Tienen que ser obedecida en otro
momento; el castigo por cada infracción a ellas debe ser severo, debe cobrarse ojo por ojo y

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diente por diente. Los niños también adoptan un punto de vista objetivo de la moralidad, es
decir, evalúan una acción en función de sus consecuencias físicas; y una afirmación, de
acuerdo con el grado en que se desvía la realidad objetiva. No juzgan en términos de las
intenciones de una persona. Si un niñito pequeño ve que el vestido de su madre se engancha
en el mantel, y arrastra con este los platos que están encima de la mesa, abrirá grandes ojos
ante la enormidad del “delito” y dirá: “Mamá es muy, muy mala”. Este punto de vista
objetivo de la moralidad queda también ilustrado por las respuestas de los niños al relato de
Piaget, acerca de un niño que, asustado por un perro, fue a su casa y mintió a la madre
diciendo que había visto un perro grande como una vaca. Para los niños, esto era
particularmente perverso, porque “nadie ha visto nunca un perro grande como una vaca”.
Piaget usa el término “realismo moral” para referirse al concepto de justicia encerrado en
las actitudes y en la conducta de los niños que se acaban de describir.
Freud: el desarrollo moral de los niños
Según Freud, el superyó se forma durante los primeros 5 años, aproximadamente, y su idea
del mismo concuerda con la descripción que hace Piaget acerca del inflexible “realismo
moral” de los niños pequeños.
En la época de la escuela primaria, ese superyó se “relaja”, como decía Freud. Los niños
comienzas ahora a liberarse de las severas y obstaculizan tés exigencias que se imponían
antes a sí mismos. Empiezan a mirar en ojos críticos a los adultos y, con la ayuda y el
apoyo de sus compañeros, comienzan a evaluar el universo moral en que viven. Así, cada
niño pasa por un periodo de experimentación y critica para adquirir, aproximadamente a los

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once años, un superyó recientemente formado y menos estricto, que corresponde en gran
medida, a la idea del “relativismo moral” de Piaget.
Considerando que el desarrollo moral es un proceso lento, y que el mudo moral es complejo
para los niños, pueden esperarse faltas ocasionales. Hay, a veces, faltas en grupo como
cuando en la escuela, de improviso, se presentan muchos casos de fraude en los exámenes.
Puede haber hasta un repentino brote de delincuencia, como cuando se cometen pequeños
hurtos en un negocio local. Cuando suceden cosas semejantes, padres y maestros se sienten
sumamente alarmados, y con razón. Deben actuar con decisión, para eliminarlos, de modo
que los niños tomen conciencia de la estructura moral del mundo en el que viven. Con
frecuencia, esas faltas constituyen experimento a probar el universo moral; estos pueden
surgir de una inspiración individual, pero se hacen a menudo más audaces cuando se
realizan en grupo.
LA FORMACION EN VALORES EN EL CONTEXTO FAMILIAR
Los valores se aprenden en el contexto familiar
La educación en valores debe incidir en los procesos de formación cognitiva, afectiva y
moral de las niñas y los niños, y a ello debe contribuirse desde las relaciones y el
espacioorganizativos y vivenciales que se comparten en familia. De lo dicho también se
desprende la moral, y los valores, se aprenden en diferentes momentos y realidades, pues
fluyen de prácticas y mensajes que se perciben y experimentan a veces de forma activa y
consiente, y otras de forma quizá un tanto inconsciente. Madres y padres deben fortalecer la
acción consiente e intencional, y transformar el hacer inconsciente en objeto de reflexión.

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En el contexto socio familiar donde la responsabilidad humana no puede eludir el
acompañar los itinerarios vitales ya desde los primeros procesos de socialización ética,
procesos que permiten a niñas y niños ir aprendiendo lo que puede resultar bueno para la
convivencia y el propio yo. Se trata de un actuar educativo en relación que busca suscitar y
desarrollar en las niñas y los niños lascapacidades y los conocimientos que oran definiendo
su propio yo y las opciones de valor personales, al mismo tiempo que se va construyendo la
identidad colectiva, es decir, su ser social y las opciones de valor compartidas.
La organización de la vida familiar, y las formas de relación con el entorno, deben
constituirse en gais de aprendizaje, pues atravesó de ellas se pueden vivir y aprender
cotidianamente los valores que conformaran la identidad personal y la identidad colectiva.
La educación en valores supone ahondar un poco mas, salir del yo para clarificar y
comprender si la elección realizada constituye esencialmente la opción más justa en cada
circunstancia o situación. La decisión y el actuar reflexionado que piensa en el valor de
cada opción y acto deben estar presentes en los procesos formativos desde la infancia. Las
formas de vivir en familia, formas de vivir impregnadas por valores que orientan y dirigen
las opciones organizativas y relacionales, los tiempos y espacios compartidos, las rutinas de
día a día, las normas y los hábitos, no solo para las más y los más pequeños, sino para toda
la familia.
Debe haber un tiempo para explicar y razonar las normas familiares, mostrando su valor
para el propio yo y para la vida en familia.
Las conductas de las madres y padres, sus actitudes y su formas de hacer, así como las
orientaciones y normas que establecen, no solo deben tener la pretensión de ordenar el

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comportamiento de sus hijas e hijos, sino que deben educar moralmente, es decir, deben
estar orientadas por los valores que se quiere vayan percibiendo y aprendiendo. Dichos
valores se muestran como necesarios en la organización de la vida familiar, pero también
son guías de conducta en los diferentes contextos de vida, en los que los niños y las niñas
iránparticipando.
EDUCACIÓN MORAL BAJO LOS PRINCIPIOS ADVENTISTAS
Ninguna obra emprendida por los hombres requiere, mayor cuidado y habilidad que la
preparación y la educación debidas de los jóvenes y los niños. No hay influencias tan
potentes como las que nos rodean en nuestros primeros años de vida. . . . La naturaleza del
hombre es triple, y la educación recomendada por Salomón comprende el recto desarrollo
de las facultades físicas, intelectuales y morales. A fin de realizar debidamente esta obra,
los padres y los maestros deben comprender "cómo debe ser la manera de vivir del niño".
Esto comprende más que un conocimiento de los libros o el aprendizaje en la escuela.
Abarca la práctica de la temperancia, la bondad fraternal y la piedad; el cumplimiento de
nuestro deber hacia nosotros, nuestros prójimos y Dios.
Los que están a cargo de la propiedad de Dios en las almas y cuerpos formados a su imagen
deberían erigir barreras contra la complacencia sensual de este siglo, que está arruinando
física y moralmente la salud de miles. Si muchos de los crímenes de este tiempo se
rastrearan hasta encontrar su verdadera causa, se vería que son imputables a la ignorancia
de padres y madres, que son a este tema. La salud y la vida misma estarían siendo
sacrificadas a esta lamentable ignorancia.Si los padres mientras viven, ayudaran a sus hijos

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a ayudarse a sí mismos, sería mejor que si les dejaran una gran suma de dinero al morir.
Los hijos a quienes se les permite confiar principalmente en sus propios esfuerzos llegan a
ser mejores hombres y mujeres y están mejor capacitados para la vida práctica que los hijos
que han dependido de la herencia de sus padres. Los hijos a quienes se enseña a depender
de sus propios recursos, generalmente aprecian sus facultades, aprovechan sus privilegios y
cultivan y dirigen sus aptitudes para cumplir un propósito en la vida. Frecuentemente
desarrollan caracteres en los que predominan el trabajo, la frugalidad y la dignidad moral,
características que constituyen el fundamento del éxito en la vida cristiana. Aquellos hijos
por quienes los padres hacen más, con frecuencia se sienten menos o Los padres reciben al
hijo como a un ser desvalido; no sabe nada y ha de enseñársele que ame a Dios, ha de ser
criado en la instrucción y admonición del Señor. Ha de ser conformado de acuerdo con el
modelo divino. Cuando los padres vean la importancia de la obra de educar a sus hijos,
cuando vean que implica intereses eternos, sentirán que deben dedicar su mejor tiempo y
pensamiento a esta obra (Signos of te Times, 16-3-1891).
Las lecciones aprendidas, los hábitos adquiridos durante los años de la infancia y de la
niñez, influyen en la formación del carácter y la dirección de la vida mucho más que todas
las instrucciones y que toda la educación de los años subsiguientes.
Los padres deben considerar esto. Deben comprender los principios que constituyen la base
del cuidado y de la educación de los hijos. Deben ser capaces de criarlos con buena salud
física, mental y moral (El Ministerio de Curación, pág. 294). Obligados hacia ellos
(Testimonies, tomo 3, págs. 122, 123).

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Habéis traído hijos al mundo sin que ellos tuvieran participación en el hecho de existir. Os
habéis hecho responsables en gran medida de su felicidad futura, su bienestar eterno. La
responsabilidad descansa sobre vosotros, ya sea que lo comprendáis o no, de preparar a
esos hijos para Dios: de velar con celoso cuidado la primera aproximación del astuto
enemigo y estar preparados para levantar una norma contra él. Edificad una fortaleza de
oración y fe en torno de vuestros hijos y ejerced en ella diligente vigilancia. No estáis
seguros un momento contra los ataques de Satanás. No tenéis tiempo para descansar de la
labor vigilante y ferviente. No debéis dormir un momento en vuestro puesto. Esta es una
contienda importantísima. Están implicadas consecuencias eternas. Se trata de vida o
muerte para vosotros y vuestra familia (Testimonies, tomo 2, págs. 397, 398).
"Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Padres, vuestra obra es ganar la
confianza de vuestros hijos y sembrar con amor la preciosa semilla. Haced vuestra obra con
contentamiento, sin quejaros nunca de las penalidades, del cuidado y del esfuerzo. Si
mediante esfuerzos pacientes, bondadosos y semejantes a los de Cristo podéis presentar un
alma perfecta en Cristo Jesús, vuestra vida no habrá sido en vano. Mantened vuestra propia
alma llena de esperanza y paciencia. No se vea el desánimo en vuestros rasgos o actitud.
Tenéis en vuestras manos la formación de un ser que, mediante la ayuda de Dios, podrá
trabajar en la viña del Maestro y ganará muchas almas para Jesús. Animad siempre a
vuestros hijos a que alcancen una elevada norma en todos sus hábitos y tendencias. Sed
pacientes con sus imperfecciones, así como Dios es paciente con vosotros en vuestras
imperfecciones, soportándoos, velando sobre vosotros, para que podáis dar fruto para su
gloria. Animad a vuestros hijos a fin de que se esfuercen en añadir a sus logros las virtudes

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que les faltan (Manuscrito 136, 1898).Padres y madres, sed razonables. Enseñad a vuestros
hijos que deben estar subordinados a la ley (Manuscrito 49, 1901).
“Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartara de él”.
Proverbios 22:6
CONCLUSIÓN
Plantar en la educación la semilla de la moralidad es de vital importancia en los pequeños,
teniendo la certeza de que segaran grandes resultados, siempre y cuando se haga un buen
trabajo, los niños necesitan que desde los primeros meses y años de vida, se les inculquen
valores por parte de los padres, empezando por que ellos tengan una moral que deje en
claro el ejemplo a los hijos.
Los libros que leí hablaban acerca de una moral adecuada, que se basaba en valores
universales, me gustó mucho, pero también leí libros que hablaban sobre cómo educar a un
niño moralmente con la ayuda de Dios, lo cual llamo mi atención de inmediato y, entiendo
que es de vital importancia educar a un niño bien moralmente, pero más el complemento de
la ley y los principios que Dios nos da mediante su palabra llega a haber un excelente
complemento. Entiendo que la educación moral comienza en el hogar y, posteriormente en
las escuelas, los maestros tienen la responsabilidad de hacer que los niños los desarrollen

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mediante un medio con más personas. Es importante que todo esto se tome en cuenta, ya
que es fundamental en la formación de un carácter, que se tendrá para toda la vida.
BIBLIOGRAFIAS
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Influencia del ambiente familiar en la formación del hábito de la mentira en el niño de
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Comportamiento moral. Niños.
Pinales Palao, Brenda Araceli.