1. La enseñanza estratégica
La enseñanza estratégica es un enfoque educativo que, por medio del establecimiento de
guías o directrices generales, orienta la práctica docente para que se alcancen las metas
de aprendizaje.
Uno de los componentes centrales de la enseñanza estratégica es la toma de decisiones
por parte del docente en circunstancias específicas con miras a obtener los mejores
resultados. Estas decisiones, que deben tomarse de forma consciente, intencional,
controlada y sustentada, abarcan todos los elementos que intervienen en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, tales como:
La naturaleza de la disciplina y el tipo de contenidos que se deben aprender
El contexto del estudiante y la escuela, así como los recursos con los que se
cuenta
Las estrategias didácticas que favorecen el logro de las metas de aprendizaje
El trabajo que debe realizarse en el aula y fuera de ella
La forma en que debe organizarse el trabajo
Los recursos de información que deben emplearse
Los aspectos que se considerarán para determinar si se lograron las metas de
aprendizaje (evidencias, criterios, instrumentos, etc.)
El tipo de apoyo que requiere el estudiante para llevar a cabo las tareas que se
planteen
Otra característica fundamental de este enfoque es que, a partir del modelado, la
experiencia, la ejercitación y la metacognición, el estudiante aprende a pensar y actuar
estratégicamente frente al aprendizaje. Dicho de otro modo, el estudiante aprende a
aprender.
La enseñanza estratégica se deriva de la psicología cognitiva, en particular de las
propuestas teóricas del cognoscitivismo, el constructivismo, la autorregulación y la
concepción de aprendizaje estratégico. Los rasgos que distinguen a este tipo de enseñanza
de otras propuestas educativas son los siguientes:
Es indicativa y orientativa, mas no prescriptiva. Esto significa que se ofrecen
ciertas pautas, pero es el docente quien toma las decisiones con base en su
conocimiento y experiencia.
Es flexible, puede aplicarse en cualquier modalidad (presencial, semipresencial o
no presencial), pero además permite transitar entre todas ellas permitiendo la
continuidad curricular.
Es genérica, por lo que puede aplicarse en varios ámbitos, pero también
particularizarse y ajustarse a cualquier nivel educativo y disciplina. El método se
puede enriquecer con las técnicas didácticas de las disciplinas específicas en las
que se use.
Es situacional, ya que se adapta a la situación y al nivel de desarrollo del
estudiante. En otras palabras, la enseñanza se adecua a las necesidades del
grupo/alumno.
2. Es contextualizada, ya que busca que el conocimiento que se genere sea parte y
producto de la actividad del alumno en el contexto y la cultura en que éste se
encuentre inmerso.
Es metódica, ya que implica el diseño, la puesta en marcha y la evaluación de las
acciones.
Tiene un enfoque de metacurrículum: además del aprendizaje de los contenidos
disciplinares, se centra en la enseñanza de estrategias cognitivas y metacognitivas
y de competencias para la vida (macrocompetencias).
Adopta una perspectiva de infusión continua: el modelado, la puesta en práctica y
la ejercitación de las distintas estrategias, así como la interrogación metacognitiva,
se usan en el aula de forma cotidiana, permanente e integrada con los contenidos
de la disciplina.
Es activa y lúdica, ya que promueve un ambiente en el que, además de aprender
haciendo, los estudiantes interactúen, disfruten y se diviertan mediante del juego.
