1. EL ESTUDIO YSUS
MÉTODOS
El estudio en la vida del
hombre:
El hombre, si bien desde que
nace y aún antes es
plenamente persona, tiene, por
otra parte, la misión de
`hacerse persona´, ya que los
atributos de la personalidad –
libertad, voluntad, inteligencia
y afectividad- pueden
desarrollarse. Dicho de otra
manera, el hombre en toda si
vida es un ser acabado pero al
mismo tiempo un proyecto.
La realización de ese proyecto
personal, el desarrollo pleno
de todas nuestras
posibilidades, es la razón
misma de la existencia
humana. Ni el que se
considera perfecto sin serlo, ni
quien pierde la esperanza de
ser mejor tienen razones para
vivir. Este afán de los
hombres de lograr ser más, se
traduce en algunos en grandes
ideales, en otros sólo en metas
mezquinas. Algunos buscan
tener más, otros ser muy
felices, otros quieren ser
héroes, otros santos.
El estudio es parte de esta
lucha del hombre por su
superación, Para el estudiante
el deseo de alcanzar la
sabiduría ha de ser, por lo
ilimitada, jamás podré avanzar
en el camino del
conocimiento. Pero no debo
desesperar, también este deseo
de aprender puede y debe ser
desarrollado.
Estudio y Método:
Como estudiante deseo
intensamente saber más. En la
tarea de aprender no escatimo
esfuerzos. Sin embargo, esta
saludable e indispensable
actitud de entrega al estudio
no debe conducir a
despilfarrar energías en
trabajos inútiles.
Estudiar metódicamente es
hacerlo de manera tal que
emplee el mínimo de esfuerzo
para obtener un determinado
resultado o, dicho de otra
manera, que con idéntica
cantidad de esfuerzo obtenga
el máximo resultado.
Cuando nos referimos a esta
“economía de esfuerzos” no
lo hacemos pensando en una
actitud “cómoda”, no
esperamos usar un mínimo
esfuerzo, sino por el contrario,
esperamos que nuestro
trabajo, intenso y constante,
no se desperdicie.
Son muchos los alumnos que
fracasan. Algunos lo hacen
por no poner esfuerzo, pero
Estudio.
Si yo soy de aquellos que
tienen dificultades para
estudiar, debo quitarme del
pensamiento por lo menos
momentáneamente la idea de
que nací con dificultades, que
soy tonto, que no podré
mejorar. Tales pensamientos
son verdaderamente
paralizantes y debo
rechazarlos.
Hagamos una apuesta por
nosotros mismos. Digamos
“apuesto a que mis
dificultades se deben a que no
sé estudiar” y agreguemos
“voy a aprender a estudiar,…
aunque me cueste”.
Las técnicas necesarias para
estudiar no son simples ni
sencillas. Requieren años de
ejercicio. Muchos descubren
que han aprendido a estudiar
recién cuando terminan una
carrera universitaria. El
estudio de “Metodología del
Estudio” busca acelerar ese
proceso para que descubramos
de qué manera debemos
aprender a estudiar, para que
comencemos a hacerlo de
inmediato. Aunque los hábitos
de estudio tardan años en
desarrollarse, saber con
claridad cómo se debe
estudiar ayuda de inmediato a
hacerlo mejor.
Saber hacerlo. Algunos
alumnos se sienten incómodos
al descubrir que no saben
estudiar. Otros se aferran a sus
actuales sistemas de estudio y
se niegan a cambiar. Algunos
dicen “si yo llegué hasta aquí
estudiando así, no tengo por
qué cambiar”. Tales opiniones
y sentimientos son muy
peligrosos. Veamos un
ejemplo: cuando los niños
pequeños comienzan a andar
en bicicleta se ayudan con
pequeñas rueditas que los
mantienen sin caerse aunque
no sepan hacer equilibrio.
Esas rueditas pueden ser de
gran ayuda y utilidad a
determinada edad, pero llega
un momento en que es
necesario sacarlas si se desea
aprender a andar bien. Lo
mismo ocurre con ciertos
hábitos de estudio. Pudieron
servir en algún momento, pero
con el tiempo es necesario
desecharlos y reemplazarlos
por hábitos mejores. No cabe
duda de que el cambio puede
ser difícil, costoso y hasta
frustrante al comienzo (¿quién
no se cayó de la bicicleta
cuando sacó por primera vez
las rueditas?) pero no por eso
es menos necesario.
Decidámonos entonces a
adoptar una actitud abierta.
A partir de esta actitud es
mucho lo que podemos
avanzar y los resultados
pueden llegar a sorprendernos.
Concepto de estudio:
Cuando en este trabajo
hablamos de “estudio” nos
referimos a la totalidad de las
actividades que realiza el
alumno como tal. Comprende
entonces, sus hábitos de vida,
de qué manera utiliza su
tiempo, dónde estudia, qué
estudia, de qué manera, qué
hace en clase, de qué manera
enfrenta un examen, etc.
La palabra estudio se utiliza
con diferentes significados.
En sentido restringido
llamamos estudio a la
actividad de estar frente a un
libro leyendo y tratando de
aprender; en sentido amplio,
es todo lo que hace el
estudiante para aprender. Si
decimos “Juan estudia
medicina” no decimos
solamente que está frente a un
libro de Medicina, sino que va
a la Facultad, realiza trabajos
de laboratorio, asiste a clases
teóricas y prácticas, practica
en un hospital, etc. Es en este
segundo sentido, en sentido
amplio, que utilizamos la
palabra cuando hablamos de
2. menos, algo muy importante.
La sabiduría no lo es todo, ya
que un gran sabio puede ser
un hábil criminal; pero la
sabiduría es valiosa porque
utilizada para el bien ayuda al
desarrollo y a la realización
del género humano.
Si yo no encuentro placer en
la búsqueda de la sabiduría, si
no encuentro dentro de mí un
deseo irresistible de conocer
más y más, si no he logrado
despertar una curiosidad
hay otros que aunque ponen
esfuerzo no obtienen
resultados. Hay alumnos que
ven que tardan mucho para
estudiar y que sus resultados
son pobres. Generalmente
llegan a una conclusión
errónea: atribuyen, sin más,
tales fracasos a “falta de
capacidad” o, lo que es peor,
“escasa inteligencia”.
En la mayoría de los casos
son otras las causas. Muchas
veces el resultado
insatisfactorio se debe a la
ausencia de método, o a la
existencia de “vicios” de
Debo entonces aprender
primero de qué manera
estudiar, para practicar luego
a lo largo de toda la vida, esas
técnicas y erradicar vicios de
estudio que frenan mi avance.
Es muy común decir “nadie
nace sabiendo”. Cuando
empezamos una materia el
profesor comienza a explicarla
desde lo más elemental
porque supone que sus
alumnos no saben nada de
ella.
Lo mismo ocurre con el
estudio: “nadie nace sabiendo
estudiar”, de tal manera que
no tengo que avergonzarme
por no
Aceptemos juzgar y criticar
nuestro modo actual de
estudiar. Adoptemos una
actitud de humildad tal que
nos permita reconocer:
Que hay cosas que
hacemos mal.
Que hay cosas que
podemos hacer mejor.
Que la experiencia de
otros puede servirnos.
Que vale la pena
esforzarnos para cambiar
aquellos hábitos que estén
perjudicando nuestro
rendimiento.
“Metodología del Estudio”,
ya que nos interesa todo lo
que el estudiante hace para
saber más, e incluso aquellos
aspectos de su vida que
influyen para bien o para mal,
en su rendimiento, teniendo en
cuesta especialmente su
método (del lat. methŏdus, y
este del gr. μέθοδος –camino
o vía para alcanzar una meta o
fin-).