Canasta básica en España. Platillos y oficios pptx
'BACKSTOP': EL PALO EN LA RUEDA DEL BREXIT
1. 1
‘BACKSTOP’: EL PALO EN LA RUEDA DEL BREXIT.
Manfred Nolte
El daño ya está hecho, aunque el desfile de políticos aturdidos apunta
directamente al abismo. Las empresas británicas se afanan en estocar productos,
explorando nuevas rutas de exportación con nuevos clientes potenciales. Los
banqueros abandonan a millares la City para dirigirse a otros centros financieros,
en Europa y fuera de ella. Los extranjeros residentes, si pueden, cancelan sus
contratos y regresan a sus países buscando la estabilidad amenazada. Los índices
económicos muestran retrocesos en prácticamente todos los frentes, destacando
la inversión en el sector automovilístico que se ha desplomado un 50% en 2018.
Se estima que la economía británica en su conjunto ha dejado de crecer un 2,3%
comparada con la evolución bajo un teórico voto de permanencia en 2016. Europa
hace lo mismo, consolidando cada día programas o líneas operacionales
existentes y adaptándolos a la contingencia de un Brexit sin acuerdo.
La semana pasada el Parlamento británico ha declarado no desear un Brexit duro,
pero conmina a Theresa May a volver sobre sus pasos, dinamitar sus propias
líneas rojas y reabrir el texto del convenio de salida, muy en particularmente en
lo que se refiere al ya famoso ‘backstop’, al establecimiento de fronteras físicas
entre la Republica de Irlanda e Irlanda del Norte. O sea, la fantasía de la búsqueda
del unicornio dorado. A 53 días de la fecha de abandono de la Unión Europea
(UE) fijada para el próximo 29 de marzo, el panorama se muestra cada vez más
sombrío y la alternativa de éxito -salida consensuada- cada vez más lejana.
La líder británica debe regresar el 14 de febrero a la Cámara londinense para
exponer los avances obtenidos en su pretendida renegociación, mientras la
división entre partidos y entre las facciones dura y moderada de los
conservadores no logra superarse en aras de una propuesta común. Lo dramático
del caso es que Theresa May se acerca a Bruselas con la objeción frontal al texto
del ‘backstop’ ya citado, pero carece de propuesta o alternativa alguna a la misma.
Las alternativas al backstop en Irlanda no se han encontrado en los 18 meses
2. 2
largos de negociación con Bruselas y siguen sin existir en la actualidad. Según el
ministro del Brexit se trata de “explorar caminos”. Explorar puede significar
semanas y la negativa a reabrir el acuerdo por parte del bloque europeo es más
firme que nunca.
Pero ¿en qué consiste y como se trenza el nudo gordiano que causa el repudio
frontal del Parlamento británico al acuerdo de Brexit? Veamos. Con un Brexit
pactado, el Reino Unido tiene reglamentado a partir del 29 de marzo un vasto
frente de acuerdos por un plazo de 2 años, recogidos en el documento de salida.
En lo comercial tendrá el estatus de miembro de una unión aduanera con la UE,
con libre circulación de bienes y servicios y un arancel común frente a terceros
países. No tendrá ascendiente alguno en el terreno regulatorio. Una vez
negociado durante el periodo transitorio un modelo definitivo de relaciones
bilaterales, se adoptará dicho nuevo marco de actuación. Pero, y esto es lo crítico,
de no acordar ambas partes un nuevo marco relacional, se mantendrá el esquema
de unión aduanera ‘sine die’ hasta consensuar un nuevo acuerdo. Estos términos
contractuales irritan profundamente a los parlamentarios británicos hasta el
punto de rechazar el acuerdo de salida pactado, por temor a quedar atrapados
permanentemente en las estructuras de la UE.
Ahora volvamos al ‘backstop’ o salvaguarda irlandesa. Se trata de una garantía
legal para evitar una frontera física entre las dos Irlandas, que entraría en vigor
si la UE y el Reino Unido llegan sin acuerdo al fin del periodo transitorio en
diciembre de 2020. En dicho caso, el Reino Unido seguiría formando parte de la
unión aduanera con la UE (después de 2020), mientras que Irlanda del Norte
gozaría de un estatuto en el mercado único, siéndole de aplicación la normativa
comunitaria. Ello significa que las mercancías entrantes en Irlanda del Norte,
incluidas las provenientes del Reino Unido, deberían ser controladas para
comprobar su adecuación a los estándares de la UE. Bajo estas condiciones se
mantendría abierta la frontera irlandesa.
Una gran mayoría de parlamentarios se oponen a que, con la salvaguarda, el
Reino Unido quede de alguna manera vinculado por tiempo indeterminado a la
normativa UE, al tiempo que se ven obligados a admitir en su territorio dos
regímenes comerciales distintos, extremo que pone en entredicho su soberanía.
Va cobrando cada vez más peso la tesis de que el Reino Unido pedirá una
moratoria a la fecha de activación del articulo 50. Pero la UE querrá saber con
qué propósito y a qué plazo. Luego, la posible aceptación requeriría la
unanimidad de los 27. No es fácil, porque además la prórroga podría solaparse
con las elecciones europeas de mayo.
NOTA: ¿Por qué tanto interés en evitar una frontera física entre las dos Irlandas?
La historia se remonta a 1918, momento en el que, en unas elecciones parlamentarias, que
tomaron forma de plebiscito por parte de los nacionalistas irlandeses, el bando independentista
obtuvo una mayoría aplastante en el sur católico de la isla, con poco más del 65% de los votos y al
norte de la isla, de mayoría protestante, los unionistas obtuvieron el 56%. Después de una guerra
3. 3
que se prolongó durante dos años, la isla quedó dividida en norte y sur, lo que ahora es la
República de Irlanda y la provincia-nación de Irlanda del norte. El nuevo Estado irlandés estuvo
negociando durante décadas el derecho a obtener una soberanía absoluta, lo que terminó con el
establecimiento oficial de una república plenamente independiente en 1949, que hoy tiene por
capital Dublín, con una Constitución en la que el Gobierno irlandés declara tener autoridad sobre
toda la isla, incluyendo el norte. Así surgió el movimiento terrorista IRA, cuyas acciones se
encaminaron a anexarse toda la isla, situación que provocó el surgimiento de grupos paramilitares
unionistas para defender el norte. La lucha se alargó durante 40 años y dejó cerca de 3.500
muertos en Reino Unido e Irlanda. Tras años de conversaciones se llegó al Acuerdo del Viernes
Santo firmado en 1998, que puso fin a la violencia. A partir de este texto, se confirmó el derecho
para irlandeses y norirlandeses de mantener ambas nacionalidades, que fue aceptado por ambos
gobiernos, Reino Unido y la República de Irlanda, sin una frontera que los separe. Bajo ese
contexto, la policía advirtió que cualquier nueva infraestructura a lo largo de la frontera podría
convertirse en un objetivo para la actividad paramilitar por parte de militantes disidentes que no
firmaron el acuerdo de paz y que aun hoy tienen miles de adictos. Adicionalmente a lo anterior,
la reintroducción de controles aduaneros impondría retrasos y otros costes comerciales que se
han evaluado en 3.000 millones de euros anuales.