2. “Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas;
y a otros, pastores y maestros; a fin
de perfeccionar a los santos para
desempeñar su ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo”
(Efesios 4:11, 12)
3. Buscar la unidad:
La unidad del Espíritu. Efesios 4:1-3.
Cómo obtener la unidad:
Los siete “unos”. Efesios 4:4-6.
El dador de los dones. Efesios 4:7-10.
El propósito de los dones. Efesios 4:11-13.
El resultado de la unidad:
Crecimiento en Cristo. Efesios 4:14-16.
Una vez terminada la parte doctrinal (o teórica),
Pablo pasa a la parte práctica de su carta: cómo
aplicar en la vida del creyente y de la iglesia lo
aprendido hasta ahora.
Dado que Cristo ha derribado el muro de separación,
convirtiéndonos a todos en hermanos y hermanas
sin distinción étnica ni cultural, Efesios 4:1-16 nos
muestra cómo hacer realidad la unidad en la Iglesia.
5. Para conseguir “la unidad del Espíritu” (4:3), Pablo insta a los
Efesios a que “vivan de una manera digna del llamamiento
que han recibido” (4:1 NVI). ¿Cuál es esta manera?
Con humildad. Una virtud que
nos permite apreciar y servir a
los demás (Flp. 2:3)
Con mansedumbre. Tratándonos
con cortesía, consideración y
amabilidad (Gál. 6:1)
Con paciencia. Siendo capaces
de soportar la provocación o las
pruebas (4:2)
Con paz. Un vínculo (unión) que
se alcanza cuando cada
miembro de la iglesia desarrolla
las tres virtudes anteriores (4:3)
7. Unidad basada en lo que ya es UNO
El Espíritu
Santo (4:4)
Un
cuerpo
Un
Espíritu
Una
esperanza
El Hijo
(4:5)
Un
Señor
Una fe
Un
bautismo
El Padre
(4:6)
Un Dios
Debemos esforzarnos en conseguir la
unidad (4:3 NVI), cimentada en estos
siete “unos” que emanan del único Dios
(4:6). Por ejemplo, estamos unidos
cuando tenemos una sola fe, y no
varias doctrinas; adoramos a un solo
Señor y no a varios.
Que Dios esté “en todos”
no significa que todo sea
Dios (panteísmo), sino
que Dios habita en todos
a través de su Espíritu
(Jn. 14:17; 1Co. 3:16).
8. Usando una interpretación libre de Salmo 68:18,
Pablo presenta a Jesús descendiendo a la tierra
para pelear la batalla contra el pecado (4:9 NVI).
Aunque el Espíritu Santo es el que administra los
dones según su voluntad (1Co. 12:11), estos dones
nos son dados por “gracia conforme a la medida del
don de Cristo” (4:7). Esto implica que Jesús es, en
realidad, el dador de los dones.
Tras ser exaltado, Jesús dio dones a
los hombres (4:7-8). Estos dones
comenzaron a ser derramados en
Pentecostés (Hch. 2:33).
Una vez obtenida la victoria, cual
general triunfante, asciende al Cielo
para ser exaltado (4:10).
9. Pablo no menciona aquí los dones dados por Jesús, sino a
cuatro grupos de personas receptoras de esos dones
(4:11): (1) apóstoles; (2) profetas; (3) evangelistas; y
(4) pastores-maestros. ¿Qué tienen en común todos ellos?
Dios no nos ha dejado sin este don que, actualmente, se
manifiesta en la obra de Elena G. White.
En la iglesia del siglo XXI, el rol de “apóstoles” lo desempeñan los
pastores que administran a un nivel superior a la iglesia local
(Unión, División, …); los “evangelistas”, los pastores que se
dedican exclusivamente a la predicación; los “pastores-maestros”
son los que pastorean iglesias locales. ¿Y los profetas?
Son los dirigentes de la iglesia, los ministros que deben edificar
“el cuerpo de Cristo” (4:12). Ellos son los responsables de
conseguir y mantener la unidad (4:13).
Apóstoles Profetas
Evangelistas Pastores y
maestros
Elena G. White
11. ¿Qué peligros pueden alterar la unidad (4:14 NVI)?
La falta de
crecimiento
(“niños”)
La aceptación de
falsas enseñanzas
(“zarandeados […]
por todo viento
de enseñanza”)
Lobos espirituales
(“quienes
emplean
artimañas
engañosas”)
Para evitar estos peligros, debemos afianzarnos en la verdad con
amor, y esforzarnos en crecer en Cristo (4:15).
Aunque las personas citadas anteriormente
por Pablo son responsables de mantener la
unidad, todos y cada uno de los miembros
de iglesia tenemos nuestra parte que
realizar para alcanzar esa unidad (4:16).
12. “La unión de los creyentes con Cristo conducirá, como
resultado natural, a la unión entre ellos, la cual es la más
duradera que pueda haber en la tierra. Somos uno en Cristo,
así como Cristo es uno con el Padre”
E. G. W. (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pg. 45)
“Es el plan de Dios que haya unidad en la diversidad. Entre los
seguidores de Cristo debe existir la unión de los elementos
diversos, uno adaptado al otro, y cada uno debe hacer su obra
especial para Dios. Cada persona tiene su lugar en el
cumplimiento de un gran plan que lleva la estampa de la
imagen de Cristo”
E. G. W. (Nuestra elevada vocación, 12 de junio)