El documento trata sobre la morfología urbana y el espacio urbano. Explica que la forma de los edificios y calles de una zona urbana están relacionadas con las funciones de esa zona, y que se pueden identificar al menos tres categorías definidoras: centro, barrio y periferia. También habla sobre elementos del espacio urbano como las calles, plazas, y hitos urbanos. Finalmente, discute sobre las amenazas al patrimonio urbano y cultural en las ciudades, y la importancia de conservar este
Arte textil: Tejidos artesanos en la frontera hispano-lusa
9 arquitectura tangible e intangible
1. MORFOLOGÍA URBANA
LA CONSONANCIA DE LAS
FORMAS ARQUITECTÓNICAS
EN EL ESPACIO URBANO.
Variables tangibles e intangibles
ARQ. MONICA RECUPITO
Morfologías integradas entre piedra, viento y oleaje
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2. Podemos decir, que la forma y trazado de los edificios y calles de una zona
urbana están en relación con las funciones que se desarrollan en ella,
imprimiéndole una morfología especial. La morfología de una zona en la que
predomina la función o uso residencial (barrio de viviendas), se diferencia
notablemente de la morfología que percibimos en una zona donde predomina
la actividad comercial o industrial. Cabe aclarar que hay zonas donde no se
percibe el predominio de un uso sino que conviven diversas actividades
(vivienda, con talleres, depósitos o servicios) y que esa mixtura precisamente,
es la que aporta una morfología particular a la zona.
En algunas aglomeraciones urbanas o ciudades no se produce un corte
abrupto entre área urbana y rural. El área “periurbana” constituye una franja
donde conviven actividades propias de ambas áreas (productivas intensivas
como criaderos, grandes equipamientos al servicio de la residencia, etc.) y con
una densidad de ocupación intermedia (tejido muy disperso) con
predominancia del vacío sobre el lleno.
TRAZA: Es la conformación dada por calles y manzanas. Llamarla red vial
seria técnicamente adecuado, si se tratara el aspecto funcional de la
circulación y nos desentendiéramos de los islotes urbanos que configura. La
traza, diseño básico de la ciudad tradicional que es suma de calles y casas,
sigue siendo el esqueleto o la estructura formal en la que las partes se
organizan como un todo. Como todos los ítems de la morfología urbana, la
traza está en estrecha relación con el proceso de crecimiento
APARIENCIA: Aparte de toda caracterización formal, más o menos directa,
existe una nota tipificante del paisaje urbano que se basa en la evidencia
visual: es lo que llamamos la “apariencia urbana”. Es el resultado de aspectos
tangibles, tales como el tipo de edificación, su uso, su posición en la estructura
–especialmente en relación al núcleo central-; así como también de una serie
de imponderables que van unidos a aquéllos, como la gradual presencia o
ausencia de elementos naturales –especialmente plantas y árboles- la
atmósfera vivencial que define la población peatonal, el ritmo de actividad
callejera, la clase de tránsito automotor, etc. Así no hay duda de que se pueden
identificar al menos 3 categorías definitorias: centro, barrio y periferia, las que
se pueden comprobar en cualquier aglomeración dentro de la región que
estudiamos, con características sumamente análogas.
EL ESPACIO / EL ESPACIO URBANO
El espacio es algo más que una realidad física y tridimensional. En tiempos
diferentes y en diferentes contextos, se tratan diversas “clases” de espacio y es
importante enunciar, sin ser exhaustivos y desde el punto de vista del diseño,
algunos significados sobre el espacio. Nos vamos a referir al espacio humano,
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3. ya que el no-humano no requiere de diseño. Podemos distinguir entre espacio
diseñado y no diseñado, siendo el primero el que responde al menos a algunas
reglas de organización. La mayor parte de las acciones del hombre encierran
un aspecto espacial, en el sentido de que los objetos a los que está dirigida la
acción están distribuidos según relaciones tales como: interior y exterior, lejos y
cerca, separado y unido, continuo o discontinuo.
Krier considera espacio urbano a “…todo tipo de espacio intermedio entre
edificios, tanto si se trata de áreas urbanas como rurales. La definición
geométrica de este espacio depende de la diversa disposición de las fachadas
de las casas. Sólo a través de una lectura de sus características geométricas y
cualidades estéticas accedemos a la consciencia experimental del espacio
exterior en tanto que espacio urbano”.
La calle y la plaza constituyen dos elementos básicos. Como espacios urbanos
representan en el exterior lo que los pasillos y habitaciones representan en el
interior de las casas: la calle equivale al pasillo en cuanto la función de circular
y distribuir y a la forma “contenida” o estrecha con una direccionalidad; la plaza
equivale a una habitación o al patio interno de la vivienda dado que la amplitud
de su forma invita a quedarse. En tanto la calle organiza y distribuye parcelas y
su forma predispone a transitar, tiene un carácter más utilitario que la plaza, la
cual cumple un rol más social, simbólico y estético y en muchos casos ha
perdido su papel de pulmón verde (o nunca lo ha tenido), evolucionando con
los hechos culturales e históricos que van dejando su impronta en la ciudad.
Refiriéndose a la importancia que tienen el contenido poético y la calidad
estética del espacio y del cuerpo de construcción, Krier manifiesta: “La
valoración estética de los tipos de espacio es independiente, tanto de
contenidos funcionales efímeros como de interpretaciones simbólicas o
socialhistóricas”.
IMAGEN PÚBLICA DE UNA CIUDAD SEGÚN KEVIN LYNCH:
ELEMENTOS DEL ESPACIO URBANO
La ciudad es una construcción en el espacio, pero se trata de una construcción
en gran escala, de una cosa que sólo se percibe en el curso de largos lapsos.
Todo ciudadano tiene largos vínculos con una u otra parte de su ciudad, y su
imagen está embebida de recuerdos y significados. Los elementos móviles de
una ciudad, y en especial las personas y sus actividades, son tan importantes
como las partes fijas. No somos tan sólo observadores de este espectáculo,
sino que también somos parte de él, y compartimos el escenario con los demás
participantes. Un trazado urbano es legible cuando el habitante puede formarse
una imagen ambiental clara y precisa del lugar donde se encuentra.
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4. Las imágenes ambientales fueron ampliamente estudiadas por Kevin Lynch. En
su investigación, se valía de ciertos elementos físicos para configurar esta
imagen ambiental y los clasificó en cinco tipos:
Recorridos – Nodos – Hitos – Bordes - Barrios o distritos
Los RECORRIDOS son uno de los elementos más significativos y están
constituidos por los canales para el movimiento: calles, avenidas, autopistas,
vías del ferrocarril. Sobre esta trama básica el habitante estructura su idea de
ciudad.
Los NODOS son puntos focales dentro de esta trama urbana básica, tales
como cruces de calles importantes, rotondas y plazas. Los platenses, que
tenemos una trama vial tan definida con avenidas cada seis cuadras y una
plaza en la intersección de cada par de avenidas y diagonales que salen de
ella, seguramente estructuramos nuestra imagen ambiental sobre la base de
recorridos y nodos.
Los HITOS URBANOS son puntos de referencia que utilizan la mayoría de las
personas para ubicarse en la trama urbana. Su diferencia principal con los
nodos es que normalmente no son recorribles. En nuestro país el hito más
conocido es el obelisco, que además de ser un elemento único, de
características insólitas dentro de la ciudad, se ve reforzado por estar
localizado en uno de los nodos de tránsito más importantes de Buenos Aires.
Pero no es necesario que sea un elemento tan especial, cualquier monumento
o cualquier edificio de características singulares, que tenga valores
reconocidos por la comunidad, puede constituirse en un hito
La memoria colectiva de un pasado más cívico puede recuperarse de nuevo si
se recurre a los símbolos tradicionales.
Aquí se hacen pocos intentos para estar a la altura de la esencia del
descontento urbano, y no hablemos ya del empobrecimiento y el deterioro de
las ciudades. Las invocaciones a la comunidad y al barrio como ideología son
irrelevantes ante el destino de las ciudades que hoy día se fragua.
La cultura juega un papel fundamental en las economías urbanas, a través de
los valores monetarios y no monetarios. La salvaguardia y promoción del
patrimonio cultural y las industrias creativas abiertas a grandes oportunidades
para las ciudades. En el mundo en desarrollo, se han convertido en un activo
clave para crear puestos de trabajo cualificados y llegar a las poblaciones
vulnerables, tanto en el sector formal e informal.
Patrimonio urbano representa un activo social, cultural y económico y de
recursos que refleja la estratificación histórica dinámica de los valores que se
han desarrollado, interpretados y transmitidos por las generaciones sucesivas y
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5. una acumulación de tradiciones y experiencias reconocidas como tales en su
diversidad. Patrimonio urbano comprende elementos urbanos (morfología
urbana y la forma construida, espacios abiertos y verdes, infraestructura
urbana), elementos arquitectónicos (monumentos, edificios) y elementos
intangibles. La conservación del patrimonio urbano o conservación urbana se
refiere a los procesos de planificación urbana destinadas a preservar los
valores culturales, los activos y recursos a través de la conservación de la
integridad y autenticidad del patrimonio urbano, salvaguardando los activos
culturales intangibles a través de un enfoque participativo.
La crisis urbana exige renovados modelos de desarrollo urbano
• La globalización y un crecimiento urbano sin precedentes en las últimas
décadas establece nuevos retos para las ciudades para garantizar el acceso
equitativo a los puestos de trabajo y los servicios básicos - la vivienda, el
saneamiento, el transporte, fomentar la inclusión social y hacer frente a las
desigualdades. Modelos de urbanismo adoptados en las últimas décadas - en
particular sobre la base de la zonificación y transporte privado - han
demostrado sus límites y ha contribuido a la expansión urbana. Estos sistemas
no sostenibles no sólo profundizaron la vulnerabilidad de las ciudades y la
huella ambiental, sino que también contribuyó a deshumanizar a los entornos
urbanos en términos de escala o el sentido de pertenencia.
• Mientras que las ciudades como centros de migraciones se han enriquecido
por una población más diversa culturalmente, han surgido nuevos tipos de
desafíos para la cohesión social. La segregación social y espacial, se han
convertido en un tema clave en muchas ciudades del mundo. La función
histórica de las ciudades como crisoles y catalizadores para el diálogo
intercultural está ahora en peligro, ya que la riqueza generada por el
crecimiento urbano se distribuye de manera desigual.
Las amenazas a la cultura y el patrimonio urbano han aumentado en las
últimas décadas
• Las políticas de conservación del patrimonio urbano tienen un reto cada vez
mayor por las presiones urbanas. Mientras patrimonio urbano es la categoría
más representada en la Lista del Patrimonio Mundial, sitios urbanos se
enfrentan a problemas críticos de conservación (infraestructura no planificada,
desarrollos turísticos no controlados, la densificación urbana...) que impactan la
integridad física de los monumentos y la autenticidad de la trama urbana. Lo
que está en juego es preservar para las generaciones futuras, las identidades
de las ciudades, el testimonio físico de su historia polifacética y los valores
culturales que encarnan, y mantener su accesibilidad para todos.
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6. • El patrimonio cultural se dirige cada vez más, sobre todo en zonas de
conflicto o post-conflicto. Como plataformas visibles de la diversidad cultural,
las ciudades y sus instituciones culturales y monumentos históricos están bajo
amenaza de saqueo o destrucción intencional. Como marcadores centrales de
la identidad de las personas, las tradiciones y expresiones culturales son
objetivos primarios para la opresión y su prohibición constituye una forma de
guerra psicológica. Esos ataques a símbolos culturales pretenden debilitar los
cimientos de la cohesión social y amenazan la integridad de los pueblos y la
diversidad cultural. Por lo tanto, la protección de este patrimonio es una
recuperación de problema clave de seguridad y de patrimonio, en las
situaciones posteriores a los conflictos, se convierte en una fuente esencial de
la resiliencia de las comunidades locales. Procesos de construcción de paz
también incluyen la consideración de las múltiples interpretaciones del
patrimonio. La participación de todos los interesados y la promoción del diálogo
intercultural en relación con el patrimonio cultural es en este contexto de mayor
importancia.
• La conservación del patrimonio urbano es promovido como una estrategia
clave para las ciudades. A medida que el número global de Patrimonio Mundial
de ciudades aumenta, se desarrollan y se experimentaron en muchas áreas
históricas, como los marcos de vivienda favorables a los pobres, el apoyo
basado microcréditos para actividades económicas o de mantenimiento de la
comunidad del patrimonio vernáculo prácticas innovadoras en la conservación
y gestión del patrimonio. Habilidades de alto nivel y empleos sostenibles se
desarrollan a través de marcos de creación de capacidad. Sistemas tributarios
basados en el patrimonio Turismo generan recursos locales y apoyar las
finanzas municipales. Se inician proyectos piloto para desarrollar módulos
vernáculas de eficiencia energética del patrimonio de viviendas o edificios
públicos, infraestructura urbana de ajuste a la medida para el drenaje y el
acceso al agua, o sistemas de transporte suaves en zonas históricas densos.
Estos ejemplos demuestran que el patrimonio urbano puede respetar al tiempo
que garantiza el acceso a los servicios urbanos. Programas multifuncionales de
rehabilitación de reutilización adaptativa se multiplican en las antiguas zonas
industriales para satisfacer las crecientes demandas de vivienda, mientras que
la valorización del patrimonio industrial. Marcos jurídicos específicos
desarrollados para la arquitectura y el control urbano en las áreas protegidas
ofrecen interesantes ejemplos de legislaciones urbanas a la medida, basada en
las realidades locales y diseñada con enfoques participativos.
El PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO juega un papel muy importante dentro de
la evolución de una ciudad. Pues este es considerado como un apoyo o
soporte para la memoria social. El patrimonio intangible, viene entendido
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7. cuando se construyen vínculos que una persona o grupo tienen con un
espacio específico, el cual es apreciado más allá de su valor de uso, pues
concentra sentidos vinculados a la emotividad, a la historia o a ciertos
elementos que se consideran propios y fundamentales para la representación
de valores y visiones que se tienen de la realidad.
El término memoria se refiere principalmente a la reconstrucción colectiva
del pasado, la memoria es social porque el recuerdo se construye en un
diálogo permanente con los otros, porque está delimitada por marcos sociales
que ubican a la experiencia vivida de manera individual o colectiva, como grupo
o como sociedad. (Hebbert, 2005)
El rescate de esa memoria materializada en la ciudad permitirá reconstruir el
pasado del grupo y enriquecer la experiencia urbana.
El valor de los vestigios arquitectonicos y urbanos de una ciudad no radica en
lo que esos restos son, sino en lo que significan, ya que constituyen
referentes de mundos intangibles que deben ser recuperados en el
presente. (Gross, 1990)
En esta perspectiva, la idea de apropiación significativa del territorio o, más
en general, del espacio, se conecta con la reflexión desarrollada en torno a la
noción de "lugar".
En suma, los espacios cobran sentido a partir de los significados que
les son adjudicados por sus ocupantes. La memoria es un proceso de
reconstrucción del pasado elaborado por actores sociales.
Los signos del espacio son interpretados por los sujetos que de manera
individual o colectiva se apropian de un lugar y hacen uso de éste;
identificándose con él. (Morales, 1993)
En este sentido el argumento histórico de la identidad (desde el punto de
vista patrimonial) se sustenta en la consideración de que las edificaciones
históricas, por encarnar los valores de las sociedades precedentes, son parte
sustancial de la identidad cultural; ya que su permanencia sirve de
testimonio y recordatorio que permite establecer enlaces entre distintas
generaciones, favoreciendo el sentimiento de pertenencia de sus moradores
actuales.
La identidad cultural o la morfológica implícita o explícitamente se asocia al
concepto de identidad social, y se refiere a la posibilidad de que la
arquitectura y la ciudad contribuyan a conformar en los individuos el saberse
miembros de un colectivo.
Esta pretensión social de la arquitectura considera que las edificaciones
históricas, por materializar valores de las sociedades precedentes o por su
carácter testimonial de acontecimientos artísticos e históricos, sirven a la
vinculación entre generaciones y establecen una continuidad que se
extiende más allá de las biografías individuales de sus habitantes actuales.
Cabría entender basados en teorías sociológicas recientes que el sentimiento
de pertenencia a un colectivo, precisa de otras condiciones, además de la
materialidad de las edificaciones. (Milian, 1997)
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8. Aunque sean simplemente vividos, los espacios tienen un impacto en sus
habitantes, por color, forma, ambiente y atmósfera.
El significado que cada habitante le da un espacio no es solamente por los
elementos con los que cuenta, sino que influyen de manera determinativa las
circunstancias personales, las experiencias vividas en cada espacio. Esto nos
dice que los espacios no se procesan como arquitectura o como ciudad,
sino se experimentan como sensaciones.
Del patrimonio edificado al patrimonio intangible.
El patrimonio es todo aquel aspecto del entorno que ayude al habitante a
identificarse con su propia comunidad, en el doble y profundo sentido de la
continuidad con una cultura común y construcción de esta cultura (Waisman,
1993).
El interés patrimonial vendrá determinado:
• Como fragmento perteneciente a la historia y, por tanto, portador de
información cultural (patrimonio histórico)
• Como realidad arquitectónica o urbana, en la que prima su marcada
impronta de implantación física y por tanto su apreciación formal (patrimonio
artístico)
• Como elemento emblemático, caracterizado por poseer un significado
ideológico (patrimonio monumental)
• Como eslabón temporal, en estrecha vinculación con la ciudadanía y el
entorno, el patrimonio como referencia temporal de una comunidad (patrimonio
cultural)
En la serie de debates entorno a lo que se considera patrimonio, podemos
encontrar dos criterios de clasificación y de actuación, basados en la valoración
que se haga de la arquitectura y la ciudad:
•Valor de consumo (cambio) Resultan prioritarios aquellos bienes que
presenten atractivos evidentes ya sea por su valor artístico relevante, o
simplemente por su originalidad, curiosidad o extravagancia; en donde la
presencia de la población, será evaluada conforme contribuya a reforzar la
imagen pintoresca o curiosa del lugar.
• Valor de uso. Consiste en la consolidación de la identidad cultural del grupo
social de una comunidad, donde el patrimonio arquitectónico y urbano adquirirá
valor en función de su capacidad como elemento de identificación y
apropiación del entorno por parte de ese grupo.
Entendiendo el patrimonio edificado (urbano, arquitectonico) como un valor
cultural constituido por 5 elementos principales:
1. Monumentos. Objetos creados como soportes de la memoria colectiva de
un lugar, por su valor histórico o ideológico.
2. Los tipos arquitectónicos. Representados por los distintos efectos de
identidad y capacidad de apropiación del medio. a) tipologías formales
(cualidades plásticas del entorno); b) tipologías funcionales (modo de
ocupación del espacio y permiten analizar el tipo de personas que habitan o
transitan en un espacio determinado)
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9. 3. Los espacios sociales (relación edificio con el entorno) Conjunto de
relaciones que permiten definir el carácter y la identidad de un lugar a partir del
estudio de los modos de vida social y el modo de uso de los espacios públicos.
4. La trama. Definida por la relación entre el espacio construido y el conjunto
de espacios no construidos (públicos, semi-públicos, privados), siendo esta
rama la que permite comprender al ciudadano de cada región la ubicación de
los volúmenes en el espacio, el carácter general de la estructura urbana y le
hace posible distinguir, a partir de sus variaciones el cambio de carácter de un
barrio o de un área cualquiera.
5. La escala. La capacidad de aprehensión del entorno urbano, los límites
mediante los cuales se mantiene comprensible el entorno, determinados por
los hábitos visuales y motrices de cada grupo humano, con su tipo de
desarrollo tecnológico y componentes culturales. (Humanes, 1994)
Los estudios que consideran el patrimonio edificado, incluyen generalmente
descripciones muy detalladas de la tipología y de la morfología general, así
como cada elemento de la edificacion (estético y formal), sus relaciones con el
medio geográfico, las técnicas económicas y los materiales empleados.
El patrimonio intangible, viene entendido cuando un lugar tiende a
establecer los vínculos que una persona o grupo tienen con un espacio
específico, el cual es apreciado más allá de su valor de uso, pues concentra
sentidos vinculados a la emotividad, a la historia o a ciertos elementos que se
consideran propios y fundamentales para la representación de valores y
visiones que se tienen de la realidad.
Esta relación que se manifiesta, adquiere su forma privilegiada en la figura
del patrimonio, y con ella se termina por denominar el producto de un proceso
particular de apropiación e identidad. (Candau, 2002)
Una primera aproximación a esta tensión, queda plasmada en las
controversias que genera la intervención de un lugar patrimonial en la ciudad,
producto de los procesos de transformación material (arquitectónica) de la
urbe, donde generalmente son las voces especializadas que mantienen un
vínculo disciplinario con aquel lugar las que manifiestan su descontento por
una posible intervención, encontrándose, por otra parte, la ausencia de las
voces de los habitantes del sector.
Esta ausencia, que en muchos casos es tildada de ignorancia o indiferencia,
es la entrada a un conjunto de preguntas que se acercan al problema de la
construcción de identidad en el contexto urbano y en especial en los centros
históricos.
Cabe aquí realizar una primera precisión, y es que la relación de los vínculos
simbólicos que un grupo mantiene con un espacio, que a su vez contribuye a
visibilizar rasgos de su identidad, ha sido construida voluntariamente como un
proceso de adhesión social respecto a un lugar. (Campos, 2004)
Generalmente, lo que se denomina el patrimonio de una ciudad, alude a un
conjunto de manifestaciones que deben ser resguardas, cuyo sentido se
supone idealmente compartido por todos los habitantes de la ciudad. Sin
embargo, en el contexto actual donde la noción de totalidad que puede manejar
un habitante de la ciudad está limitada por sus recorridos diarios, por ejemplo,
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10. esa noción total tiende a disolverse en una diversidad de experiencias parciales
e indirectas.
No obstante, el patrimonio de la ciudad perfectamente puede aludir a los
lugares donde cada habitante o grupos de ellos han depositado su
memoria. Sin embargo, en un modelo tradicional que aspira a la permanencia
y continuidad de los patrimonios, los lugares de la memoria construidos por los
propios habitantes, estarían sometidos a la transitoriedad propia de la vida en
la urbe.
Tanto los procesos de desterritorialización actual como el creciente abandono
de los espacios públicos, pone en jaque la posibilidad de que los sujetos logren
coordinar significaciones en torno a espacios que pueden vivenciar
colectivamente.
La casa, el barrio y la ciudad se convierten en el nicho en el cual se
desarrolla nuestra existencia. Estos espacios devienen el receptáculo de
nuestras vivencias más personales y de aquellas experiencias compartidas con
los otros en el interior de los distintos grupos sociales en los que nos
insertamos. Nosotros, como individuos y grupos, dejamos una huella en los
espacios en los que crecemos, tanto como éstos nos marcan de manera
inevitable.
El lugar nos da identidad por el significado que posee, por la vida social que
se ha producido en él a lo largo del tiempo. La estructura del lugar, sus iconos
más importantes, aseguran que persista la identidad en el tiempo. El
permanente “espejeo” entre los grupos y los espacios no es un proceso
estático, sino dinámico, pues la vida de los lugares va cambiando conforme
avanza la vida de los individuos y grupos que los habitan. Los individuos se
convierten en actores y espectadores de la historia del lugar. (De Alba, 2004)
Aquella cristalización de lugares de la memoria, está destinada a
defender el arraigo sobre un lugar y el depósito de sentidos que
proyectan la identidad hacia los otros, pero su magnitud debe comprenderse
en el marco de los procesos de transitoriedad y permanencia que caracterizan
a la ciudad. En torno a esto podría hipotetizarse que la escenificación de
memorias colectivas en tanto indicadores de cierta identidad, se constituye en
formas particulares de generación de patrimonios, donde lo fundamental no
sería el patrimonio en sí mismo, sino la singular estrategia de construcción de
éste.
En esta perspectiva, y al igual que en otros casos, lo que interesa del
patrimonio, sea oficial, general, particular o local, permanente o efímero, no es
la formalidad de su sustancia, sino la contribución que hace a la
construcción y visibilización de identidades. Por ello la forma en que los
habitantes de la ciudad edifican sus lugares de la memoria es sin duda
una vía de acceso privilegiada a la comprensión de los procesos
identitarios de orden colectivo.
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