Este documento describe una eucaristía en honor a Santa Isabel de Hungría, patrona de la Tercera Orden Franciscana. La misa celebra la vida de Santa Isabel como una mujer devota que se dedicó a servir a los pobres siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís. La congregación ora por aquellos que sufren y pide fuerza para continuar el trabajo de anunciar el Evangelio a través de palabras y acciones como lo hicieron Santa Isabel y San Francisco.
1. EUCARISTÍA EN HONOR DE SANTA ISABEL DE HUNGRÍA
PATRONA DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA
EQUIPO DE FORMACIÓN
DE LA ZONA CASTELLANA DE SAN GREGORIO MAGNO
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
17 de noviembre de 2012
Festividad de Santa Isabel de Hungría
Día del Franciscano Seglar
2. MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy nos reunimos la comunidad cristiana de Villarrubia de los Ojos en general,
y más particularmente los Franciscanos Seglares de nuestro pueblo, para honrar la
memoria de Santa Isabel de Hungría, la Patrona de la Orden Franciscana Seglar.
Santa Isabel de Hungría fue una mujer de su tiempo y del nuestro: casada y con
hijos, con un profundo amor hacia su familia. Pero en ella se distinguió siempre su
profundo respeto hacia los más desvalidos y la caridad sin límite hacia los que menos
tenían.
Habiendo quedado viuda, decidió alejarse de la vida palaciega que hasta
entonces había llevado para entregarse en cuerpo y alma a los pobres, los preferidos del
Señor. Y lo hizo siguiendo las huellas de nuestro padre y fundador: San Francisco de
Asís. De los franciscanos cogió su forma de vida, su estilo sencillo y humilde, su
entrega generosa y abnegada hacia los demás.
A Santa Isabel de Hungría Jesús le diría como el Evangelio de hoy a cada uno de
nosotros: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”.
Reconozcamos hoy nosotros Franciscanos Seglares con nuestra patrona, la
jornada en la que celebramos el “Día del Franciscano Seglar”, que Cristo es el Rey de
las almas. Que la fe que nos dio y el evangelio que nos regala cada día nos den el
suficiente conocimiento de su poder y su bondad y que estemos convencidos de que
servirle en los hermanos es reinar con él.
Señor, hazme recapacitar cuando el egoísmo o la pereza me tienten a no poner
mis talentos al servicio de los más desfavorecidos. Así podré, como Santa Isabel de
Hungría, al estilo de Francisco de Asís, caminar contigo hasta la Jerusalén celestial.
3. ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Te pedimos por los pobres, por los marginados, por los excluidos de la sociedad,
para que, como Santa Isabel de Hungría, seamos capaces de ver en ellos el rostro
mismo de Cristo. Roguemos al Señor.
2. Por las personas que hoy en día están pasando por verdaderas penurias
económicas bien porque se encuentren en situaciones de desempleo, bien por
algún tipo de catástrofe, para que Dios les de la “perfecta alegría”, la fuerza y la
paciencia necesarias para que puedan afrontarlas y que pronto pase esta
situación. Roguemos al Señor.
3. Por nuestros enfermos, para que reciban el alivio y el consuelo que sólo Dios
puede proporcionarles, para que busquen en María, Salud de los enfermos, la
fortaleza de cuerpo y alma que necesitan y para que sientan que no están solos
en medio de sus sufrimientos. Roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros: los presentes y los ausentes, los miembros de nuestra
comunidad parroquial, para que sepamos, como Santa Isabel de Hungría,
acercarnos a la Eucaristía y ver en ella el banquete en el que Cristo mismo se nos
hace presente, y por los sacerdotes de nuestra parroquia, a los que Dios les ha
encomendad el cuidado de esta grey. Roguemos al Señor.
5. Por los Franciscanos Seglares del mundo, y en especial por los miembros de la
Fraternidad de Franciscanos Seglares de Villarrubia de los Ojos, para que a
ejemplo de su patrona, Santa Isabel de Hungría, salgamos por el mundo a
anunciar a todos los hombres la buena nueva, con palabras y con obras, haciendo
nuestro el ideal de vida de nuestro fundador, San Francisco: “pasar del
Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio”. Roguemos al Señor.
6. Por todos los difuntos de nuestra comunidad, y en especial de los que nadie se
acuerda, para que Dios haga brillar su rostro sobre ellos y les conceda el
descanso eterno. Roguemos al Señor.
4. MONICIÓN DE DESPEDIDA
Terminamos esta Eucaristía. Salgamos del templo a anunciar con nuestras
palabras y con nuestras obras lo que aquí hemos vivido. Salgamos a anunciar a todos los
hombres la Buena Nueva del Evangelio. Ésa es la tarea que Cristo nos encomienda a los
Franciscanos Seglares hoy, la tarea que encomienda a todos los cristianos.
Un día San Francisco se topó con un almendro y le dijo: “Hermano almendro,
háblame de Dios”. Y el almendro floreció.
Si las obras de la naturaleza nos hablan ya de Dios, que las nuestras nunca
desdigan que somos cristianos comprometidos con crear el Reino aquí y ahora.
Santa Isabel de Hungría, patrona de la Tercera Orden Franciscana, guíanos en el
camino cristiano de la vida.