1. ESC. SEC. RICARDO FLORES MAGON
CLAVE: 10DES0005S
ANTOLOGIA LITERARIA DE:
GERARDO DIEGO
Claudio Steve Morales Serrano
Gloria Isabel Moreno Ortega
María Fernanda Díaz Sosa
Perla Sifuentes Álvarez
3ER GRADO SECCION “F”, TURNO MATUTINO
CD. LERDO DGO. NOVIEMBRE/2016
2. Dedicatoria
Los compiladores de esta antología de obras de Gerardo Diego, agradecemos a
la maestra Karla Irlanda Rodríguez, por habernos orientado y dado su atención para
la realización de este proyecto, que gracias a ella esto fue posible.
De igual forma, se les agradece a todos los compiladores que contribuyeron
apoyando con el contenido para su estructuración y realización.
3. Índice
Dedicatoria Pág.2
Índice Pág.3
Prólogo Pag.4
Gerardo Diego Pag.5
1- Adiós a Pedro Salinas Pág.6
2- Amor Pág.7
3- Esperanza Pág.9
4- Otra casa aventada Pág.10
5- Ahogo Pág.11
6- No verte Pág.12
7- El Ciprés de Silos Pág.13
8- Sucesiva Pág.14
9- Revelación Pág.15
10- Nubes Pág.16
Epílogo Pág.18
4. Prólogo
En esta antología se hablará sobre varios temas de interés común, como es, el
amor hacia la naturaleza, diferentes formas de pensar, así como algo de romance.
El amor es uno de los grandes temas de la poesía de Gerardo Diego, su poesía
tradicional comprende poemas de corte tradicional y clasicista, donde recurre con
frecuencia al romance, a la décima y al soneto.
Redactadas por Gerardo Diego, un poeta y escritor español perteneciente a la
llamada Generación del 27 (nacido en Santander), habla sobre las revelaciones que
puede tener la sociedad actual (en sus tiempos), su forma de ver al mundo en torno
al amor y los cambios de forma de pensar. Es suyo el considerado por muchos el
mejor soneto de la literatura española, El ciprés de Silos, así como de otros poemas
importantes como Nocturno, Las tres hermanas o La despedida.
Los que ayudamos a compilar esta antología esperamos que disfrutes de ella,
invertimos mucho trabajo en realizarla para que sea del agrado.
5. Gerardo Diego
Gerardo Diego Cendoya. (Santander, 3 de octubre de 1896-Madrid, 8 de julio de
1987). Poeta español miembro de la Generación del 27.
Estudia Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licencia en la Universidad de
Madrid. En 1920 obtiene la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e imparte
clases como profesor de instituto en distintas ciudades españolas, como Soria,
Santander, Gijón o Madrid.
Su actividad literaria comienza a una edad muy temprana, publicando en 1918 su
primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés. Durante estos
primeros años colabora en distintas publicaciones, como la Revista Grial, la Revista
Castellana y diversas revistas vanguardistas - Grecia, Reflector o Cervantes. Su
primer libro de poesías, El romancero de la novia, ve la luz en 1920.
Durante su estancia en Gijón mantiene una gran actividad literaria, fundando las
revistas Carmen y Lola y manteniendo contactos con el resto de los integrantes de la
Generación del 27. Este grupo de poetas se da a conocer tras la publicación en
1932 de su antología Poesía española: 1915-1931.
Durante los años de posguerra Gerardo Diego continúa con su actividad poética
con obras como Ángeles de Compostela, Alondra de verdad o Romances.
Durante los siguientes años el poeta mantiene su intensa actividad, publicando
nuevos libros, viajando y recibiendo numerosos homenajes y premios. En 1962
obtiene el Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su
incursión en el teatro.
El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio
Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges.
6. ADIÓS A PEDRO SALINAS
El cielo se serena
Salinas cuando suena
Cantan los verbos en vacaciones
jaculatorias y conjugaciones
Yo seré tú serás él será
La imagen de ayer mañana volverá
La imagen duplica el presagio
¿Rezas cuando truena el trisagio?
El mundo se envenena
Salinas cuando no suena
La música más extremada
es el silencio de la boca amada
Amar amar y siempre amar
haber amado haber de amar
Y de la media de la abuela
caen las onzas oliendo a canela
El cielo se enrojece
Salinas cuando te mece
Era tu reino el del rubor
Tanta hermosura alrededor
Rosa y azul azul y rosa
Cuidado que no se te rompa
Y por tus ojos la borrasca
y la ventisca y el miedo a las hadas
El cielo se aceituna
Salinas cuando te acuna
¿No habéis visto en flor el olivo?
Sí no sí no azar del subjuntivo
¿Nunca visteis el otoño del ciervo
no habéis sabido deshojar un verbo?
Llega diciembre y llora el roble
y el cocotero de Puertopobre
El mundo se espanta
Salinas cuando no canta
Cantan los verbos en la escuela
Redondo está el cielo a toda vela
¿Pedro Salinas Serrano? Falta
Y los niños de pronto se callan
Unos en otros buscan amparo
Todo más claro mucho más claro
7. El cielo quiere quererme
Salinas cuando te duerme.
AMOR
Era el mes que aplicaba sus teorías
cada vez que un amor nacía en torno
cediendo dócil peso y calorías
cuando por caridad ya para adorno
en beneficio de esos amadores
que hurtan siempre relámpagos y flores
Ella llevaba por vestido combo
un proyecto de arcángel en relieve
Del hombro al pie su línea exacta un
rombo
que a armonizar con el clavel se atreve
A su paso en dos lunas o en dos frutos
se abrían los espacios absolutos
Amor amor obesidad hermana
soplo de fuelle hasta abombar las horas
y encontrarse al salir una mañana
que Dios es Dios sin colaboradoras
y que es azul la mano del grumete
amor de seis a siete
Así con la mirada en lo improviso
barajando en la mano a las remotas
iba el galán lacrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura
Y vedla aquí equipando en jabón tierno
globos que nunca han visto las
espumas
vedla extrayendo de su propio invierno
la nieve en tiras la pasión en sumas
y en margaritas que pacerá el chivo
su porvenir listado en subjuntivo
Desde el plano sincero del diedro
que se queja al girar su arista viva
contempla el amador nivel de cedro
la amada que en su hipótesis estriba
y acariciando el lomo del instante
disuelve sus dos manos en menguante
«A ti la bella entre las iniciales
la más genuina en tinta verde impresa
a ti imposible y lenta cuando sales
tangente cuando el céfiro regresa
a ti envío mi amada caravana
larga como el amor por la mañana
Si tus piernas que vencen los compases
silencioso el resorte de sus grados
8. si más difícil que los cuatro ases
telegrama en tu estela de venados
mis geometrías y mi sed desdeñas
no olvides canjear mis contraseñas
Luna en el horno tibio de aburridas
bien inflada de un gas que silba apenas
contempla mis rodillas doloridas
así no estallen tus mejillas llenas
contempla y dime si hay otro infortunio
comparable al desdén y al plenilunio
Y tú inicial del más esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un
camello
del viento que en tus pechos desaltera
Y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis
Yo extraeré para ti la presuntuosa
raíz de la columna vespertina
Yo en fiel teorema de volumen rosa
te expondré el caso de la mandolina
Yo peces te traeré (entre crisantemos)
tan diminutos que los dos lloremos
Para ti el fruto de dos suaves nalgas
que al abrirse dan paso a una moneda
Para ti el arrebato de las algas
y el alhelí de sálvese el que pueda
y los gusanos de pasar el rato
príncipes del azar en campeonato
Príncipes del azar Así el tecleo
en ritmo y luz de mecanografía
hace olvidar tu nombre y mi deseo
tu nombre que una estrella ama y enfría
Príncipes del azar gusanos leves
para pasar el rato entre las nieves
Pero tú voladora no te obstines
Para cantar de ti dame tu huella
La cruzaré de cuerdas de violines
y he de esperar que el sol se ponga en
ella
Yo inscribiré en tu rombo mi programa
conocido del mar desde que ama»
Y resumiendo el amador su dicho
recogió los suspiros redondeles
y abandonado al humo del capricho
se dejó resbalar por dos rieles
Una sesión de circo se iniciaba
en la constelación decimoctava.
9. ESPERANZA
¿Quién dijo que se agotan la curva el
oro el deseo
el legítimo sonido de la luna sobre el
mármol
y el perfecto plisado de los élitros
del cine cuando ejerce su tierno
protectorado?
Registrad mi bolsillo
Encontraréis en él plumas en virtud de
pájaro
migas en busca de pan dioses
apolillados
palabras de amor eterno sin
carta de aterrizaje
y la escondida senda de las olas.
10. OTRA CASA AVENTADA
También aquí me han aventado la casa.
¿No me dejaréis una siquiera
de aquellas pocas de mis nacimientos
para que alguien pueda, al fin, vivirme,
renacerme,
después que yo me muera?
¿Cómo saber dónde se nace
al amor, a la vida?
Fiebre de incubación: por ella supe
que estabas otra vez naciendo.
Pero no me obliguéis a señalar:
aquí fue.
Ya que no me dejáis portal y nido,
respetad mi leyenda.
Imprecisión, polémica os pido.
11. AHOGO
Déjame hacer un árbol con tus trenzas.
Mañana me hallarán ahorcado
en el nudo celeste de tus venas.
Se va a casar la novia
del marinerito.
Haré una gran pajarita
con sus cartas cruzadas.
Y luego romperé
la luna de una pedrada.
Neurastenia, dice el doctor.
Gulliver
ha hundido todos sus navíos.
Codicilo: dejo a mi novia
un puñal y una carcajada.
NO VERTE
Un día y otro día y otro día.
No verte.
12. Poderte ver, saber que andas tan cerca,
que es probable el milagro de la suerte.
No verte.
Y el corazón y el cálculo y la brújula,
fracasando los tres. No hay quien te
acierte.
No verte.
Miércoles, jueves, viernes, no
encontrarte,
no respirar, no ser, no merecerte.
No verte.
Desesperadamente amar, amarte
y volver a nacer para quererte.
No verte.
Sí, nacer cada día. Todo es nuevo.
Nueva eres tú, mi vida, tú, mi muerte.
No verte.
Andar a tientas (y era mediodía)
con temor infinito de romperte.
No verte.
Oír tu voz, oler tu aroma, sueños,
ay, espejismos que el desierto invierte.
No verte.
Pensar que tú me huyes, me deseas,
querrías encontrarte en mí, perderte.
No verte.
Dos barcos en la mar, ciegas las velas.
¿Se besarán mañana sus estelas?
EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
13. devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
SUCESIVA
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
14. de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
REVELACIÓN
Era en Numancia, al tiempo que declina
la tarde del agosto augusto y lento,
Numancia del silencio y de la ruina,
15. alma de libertad, trono del viento.
La luz se hacía por momentos mina
de transparencia y desvanecimiento,
diafanidad de ausencia vespertina,
esperanza, esperanza del portento.
Súbito, ¿dónde?, un pájaro sin lira,
sin rama, sin atril, canta, delira,
flota en la cima de su fiebre aguda.
Vivo latir de Dios nos goteaba,
risa y charla de Dios, libre y desnuda.
Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba.
NUBES
Yo pastor de bulevares
desataba los bancos
16. y sentado en la orilla corriente del
paseo
dejaba divagar mis corderos escolares
Todo había cesado
Mi cuademo
única fronda del invierno
y el quiosco bien anclado entre la
espuma
Yo pensaba en los lechos sin rumbo
siempre frescos
para fumar mis versos y contar las
estrellas
Yo pensaba en mis nubes
olas tibias del cielo
que buscan domicilio sin abatir el vuelo
Yo pensaba en los pliegues de las
mañanas bellas
planchadas al revés que mi pañuelo
Pero para volar
es menester que el sol pendule
y que gire en la mano nuestra esfera
armilar
Todo es distinto ya
Mi corazón bailando equivoca a la
estrella
y es tal la fiebre y la electricidad
que alumbra incandescente la botella
Ni la torre silvestre
distribuye los vientos girando
lentamente
ni mis manos ordeñan las horas
recipientes
Hay que esperar el desfile
de las borrascas y las profecías
Hay que esperar que nazca de la luna
el pájaro mesías
Todo tiene que llegar
El oleaje del cine es igual que el del mar
Los días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas nunca vistas perfuman el
espacio
y el teléfono trae ecos de batalla
Las olas dan la vuelta al mundo
Ya no hay exploradores del polo y del
estrecho
y de una enfermedad desconocida
se mueren los turistas
la guía sobre el pecho
17. Las olas dan la vuelta al mundo
Yo me iría con ellas
Ellas todo lo han visto
No retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas desahuciadas y sandalias
de Cristo
Dejadme recostado eternamente
Yo fumaré mis versos y llevaré mis
nubes
por todos los caminos de la tierra y del
cielo
Y cuando vuelva el sol en su caballo
blanco
mi lecho equilibrado alzaré al cielo.
Epilogo
18. Esta antología literaria se hizo con el propósito de difundir las obras de uno de los
máximos representantes de su movimiento, Gerardo Diego, que fue la Generación
del 27 la cual se desarrolló en el siglo XX en la que se mostraba el panorama de
esos tiempos.
Gerardo Diego, quien fue miembro destacado de la Generación del 27, habló
sobre cómo interpretar la belleza femenina con la belleza natural, el amor y el
desamor.