1. El verdadero Cristiano
“pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a
Dios por ello” (1 Pedro 4:16). Entender esta palabra, es importante para todo
verdadero cristiano. Es que hay muchos cristianos, que temen decir que lo son. Le
temen a las burlas, al descredito, a la separación, que lo crean que está fuera de
orden, que no es la moda. Otros piensan que eso es para las personas mayores o
los ancianos. O que ser cristiano es de “débiles”, porque no se atreve a hacer las
cosas que se hace en el mundo (alcohol, drogas, sexo desmedido, rumbas, fiestas,
pachangas, desobediencia, amar el pecado, cigarrillo, chismes, murmuración,
cosas atrevidas, no temerle a la muerte sin tener a Cristo en sus corazones, entre
muchas otras cosas “buenas que ofrece la vida fácil”, “las cosas divertidas”, etc.).
Yo les puedo asegurar, que ser cristiano es de valientes. Por otra parte, al
reconocer que lo eres, el que se glorifica es a Dios. Estamos tomando su nombre y
eso a él lo enaltece.
Hay muchas personas que son cristianos y nadie sabe que lo son, pareciera
que fueran agentes secretos, y la persona trata que nadie se entere para que no
descubran su identidad. Esto es negar al ser que nos ha dado la vida y en el que
hemos creído, y esto es muy peligroso “Y a cualquiera que me niegue delante de
los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 10:33). Sería muy duro para una persona que dice “Soy cristiano”, y el día
que llegue a la presencia del Señor, él le diga “Yo no te conozco”.
Hay que tener claro, que aun para los que dicen ser cristianos, el único que
nos permite la entrada al Padre, es Cristo. La Palabra dice: “Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Entonces el cristiano debe estar claro. Se debe ser cristiano por completo y no a
medias, y lo más importante, que el mundo lo sepa. Jesús es el camino, y si se le
niega, o se le esconde, o en algunos sitios decimos que si lo somos y en otros no
nos interesa que lo sepan. El Señor no nos guiará por la senda verdadera y no se
llegará al Padre.
2. Los verdaderos cristianos deben cumplir con algunos requisitos, que los
identifica como tales, y que son reconocidos por las demás personas del mundo, y
dicen “esa persona es cristiana”, “esa persona es de Dios”, “ese es un hombre o
mujer es de Dios”. Pero, que quede claro, esto no es para personas adultas o
ancianas, es para todo ser humano.
¿Qué debe hacer el verdadero cristiano? Una de las cosas que debe tener
en mente un seguidor de Cristo, aparte de cumplir con los mandamientos que
describiremos más adelante, es, lograr llevar personas a los pies de Cristo, y luego
prepararlo para que él haga lo mismo con otras personas. Jesús fue claro después
que resucitó “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo
28:19). Aquí no dice, los que quieran, o los que tengan tiempo. Es un mandato,
“por tanto id”. Y ¿Cómo se preparan a las personas? El mismo Jesús lo explica
“enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20).
Y cuales son todas esas cosas, el verdadero cristiano lo sabe.
Todo esto no es difícil, ya que Jesús por medio de su Espíritu Santo nos
ayudará, y el que cree, todo lo puede “De cierto, de cierto os digo: El que en mí
cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará” (Juan
14:12). Toda persona debe ser enviada a ganar otras almas para el Señor, así lo
vemos en la Biblia “Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba
en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía” (Hechos 11:22).
Otro requisito es que la persona debe de tener una congregación donde asista “Y
se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los
discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26).
Deben ser obedientes y saber hacer el bien “Porque vuestra obediencia ha venido
a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios
para el bien, e ingenuos para el mal” (Romanos 16:19). Y las persona debe tener
claro, que no va a hablar de ella, sino de Jesús “pues por la experiencia de esta
ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de
Cristo” (2 Corintios 9:13).
Siempre se ha tenido a los cristianos como muy ingenuos, y débiles. Y que
cualquiera se puede aprovechar de ellos. Lo que destaca a los hijos de Dios es la
3. obediencia, que es muy diferente, y se debe tener discernimiento para no ser
engañados y eso viene del Espíritu Santo, “Nadie os engañe con palabras vanas,
porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia”
(Efesios 5:6). Y algunos se burlan por amar a las demás personas. Esto no es
debilidad, es un mandamiento “Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido,
amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1:22).
Ahora, es bueno recordar algunos de los mandamientos que debe tener
presente todo cristiano: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).
Esto es, no hay otro Dios. “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra”
(Éxodo 20:4). Esto incluye a los ángeles, hombre, mujer, animales, sean de
madera, yeso, metal, vidrio, etc. “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque
yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Éxodo 20:5).
Y aquí incluye, que a ellos no les pedirás nada, porque esto es inclinarte a ellos y
honrarlas. “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por
inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7). Esto es jurar en
su nombre, y no sacarse de la boca el nombre de Dios por cosas insignificantes.
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que
Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Porque estos fueron los padres que Dios te
dio, hayan sido buenos o malos contigo. Y Dios será el que los juzgue. “No
matarás” (Éxodo 20:13). Y es de entender, que también las palabras matan, y es
cuando salen maldiciones de nuestra boca hacia las demás personas. No solo con
armas. Y por esas palabras daremos cuenta. “No cometerás adulterio” (Éxodo
20:14). Ni fornicarás. “No hurtarás” (Éxodo 20:15). Lo ajeno tiene dueño. Dios te
puede suplir cualquier necesidad. “No hablarás contra tu prójimo falso
testimonio” (Éxodo 20:16). Las palabras se revierten y regresarán a ti. “No
codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo,
ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:17). Ya
que Dios es el dueño de todo, y él es el que sabe, que es lo mejor para ti. Y si tú lo
necesitas, de seguro te lo dará.
4. Otra cosa importante que debe saber todo cristiano, es que, nuestro
cuerpo es templo de Dios, y que, lo que existía en el tabernáculo que llegó hacer
Moisés, y en el mismo templo hecho por Salomón, ahora está en nosotros gracias
a Jesucristo. Ya que cuando él murió se rompió el velo que nos separaba de Dios.
Y así esta nuestro cuerpo como templo del Espíritu de Dios, “Ahora bien, aun el
primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. Porque el
tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo,
estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. Tras el segundo velo
estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, el cual tenía un
incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que
estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y
las tablas del pacto; y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el
propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle. Y así
dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes
continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el
sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los
pecados de ignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con esto
que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la
primera parte del tabernáculo estuviese en pie. Lo cual es símbolo para el tiempo
presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer
perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto” (Hebreos 9:1-9).
Que significa esto, el lugar Santo es nuestro interior, lo que todo el mundo ve y
tiene acceso. El lugar Santísimo es tu interior, el corazón, de donde sale el
incienso que le agrada a Dios, y el lugar donde entra el Sacerdote, que es Cristo
Jesús. Pero, de esta parte lo explicare en otra oportunidad con más detalle.
Para finalizar los dejo con este hermoso versículo “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios” (Juan 1:12). Si él no se ha negado como Padre. No te niegues tú como su
hijo. Decláralo. Amén.
Osmán Montero (Mayo 28 de 2010).