De desierto a zona rosa, es un reportaje en el que se busca recuperar la memoria histórica del parque de La Judea, en el municipio de El Santuario. Básicamente lo que se hace es una reconstrucción histórica a través de una serie de entrevistas realizadas a diferentes personas de rangos de edad muy diversos con el objetivo de mirar el proceso evolutivo de dicho parque, en vista de lo significativo que es para el mismo Municipio.
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De desierto a zona rosa
1. DE DESIERTO A ZONA ROSA
Por: Jimmy Aristizábal
El Santuario es un municipio ubicado a
63 km de la ciudad de Medellín, es
considerado la capital agrícola de
Colombia, durante muchos años ha
sufrido por grandes transformaciones y
por sus calles corre la serpiente
evolutiva, que deja a su paso una
cucharadita de novedad: la receta de la
mágica de un municipio revestidos por
los encantos bajo la luz de la noche.
Son los bares, las discotecas, los
lugares en que las penas de los
santuarianos se pierden entre los pasos
al bailar una canción y, las sonrisas
brotan como luces fugaces ayudando a
irradiar el pac-pac de las luces de esos
lugares.
Allí se va a dialogar, a escuchar música
o a lanzar las tristezas entre los pasos de
una salsa, un trac, un reggaetón o lo que sea, porque cada vez los nuevos
géneros se están imponiendo entre los jóvenes. Las discotecas están ubicadas en
la hoy zona rosa del municipio, a donde se puede llagar fácil, es sólo recordar una
letra del abecedario, la Y, desde el parque principal José María Córdova, sólo se
tienen que pasar por tres Y, al realizarlas se llega al parque de La Judea como se
le conoce popularmente.
Plazoleta de La Judea, lugar para sano esparcimiento
Bajo la luz del día este parque acoge a las almas solitarias que van respirar un
poquito de vida y a aliviar sus heridas, también acoge a otros que van a realizar
amenas charlas en la sala del pueblo. Hay espacio para quienes llevan a sus hijos
a jugar en la plazoleta, a rodar las pelotas, a correr en ruedas, a dar vueltas en
una bicicleta y a saltar de las escaleras.
Bajo la oscuridad de la noche con las luces de colores que salen de las discotecas
y que rebotan en las lentejuelas de los vestidos, la zona rosa de El Santuario abre
la esfera ilusoria a las mujeres y hombres que aspiran los aromas de las noches,
se consumen la música y sus pupilas saltan al encuentro de un amor, da espacio a
los fugases besos y a los estrepitosos gritos que claman que su vida no acabe.
2. Pero la hoy zona rosa como se le echar de ver a La Judea ha pasado por uno y
mil cambios para llegar a ser uno de los lugares más importantes y el que acoge
mayor número de personas los viernes, sábados y domingos. Fue un lugar que se
construyó poco a poco, y paso de ser algo sin importancia a convertirse en la zona
rosa de la capital agrícola de Colombia.
INVADIDOS POR LA SOLEDAD
Este se podría llamar el curso de la muerte porque el flujo de público era mínimo,
había escasos locales comerciales. La Judea era un barrio común, uno más,
incluso podía considerarse inferior a los
demás, pocas personas subían allá; las
que lo hacían era porque vivían por el
lugar. La población que optaba por tener
vivienda en la Judea era baja, las
propiedades que existían eran de
mezquino valor, lo que se hallaban eran
lotes para la siembra de productos
agrícolas.
Alrededor del “desierto” como lo llama
José Héctor Giraldo habían unas cuantas
casas, el convento de las monjas de
claustro, el cual siempre ha permanecido
allí, había un edificio habilitado para la
educación, se enseñaba primero y
segundo de bachillerato, eso fue
temporalmente. En el lugar había un
kiosco que permanecía sólo, y la cafetería
de Arturo Escobar.
Como en todo parque no faltaba el templo,
en este oratorio se encuentra la imagen de
Kiosco de la Judea
San Judas Tadeo y así se llama la iglesia.
Siempre ha sido considerado patrimonio histórico-religioso, y de vez en cuanto era
visitado por algún feligrés. Era un templo rustico; pero grande, con tres entradas
que se asemejan a las puertas del cielo, un largo pasillo que contiene la luz al final
del túnel y tantas bancas como pecadores en el mundo.
En ese tiempo en los pocos negocios de la plazoleta la música que se escuchaba
era guasca, popular y carrilera. Se oían autores como: Los Relicarios, Olimpo
3. Cárdenas, Alci Acosta, Las Hermanitas Calle, Elenita Vargas, Los Trovadores de
Cuyo entre otros.
Un tiempo sin precedentes, un momento de paz que no volverá, donde los
cantantes eran hombres sin pelos en la legua que gritaban a diestra y siniestra
una grosería y que con su canción identificaban la población campesina que en
ese entonces habitaba el municipio.
El parque de La Judea se encontraba lleno de árboles, era deshabitado. Como la
población joven de la época no tenía un sitio para encontrarse con los amigos o
para tropezar con una buna mujer con quien formar una familia, “la única opción
que teníamos era pararnos en las esquinas o en las puertas para poder conseguir
novios”, comenta Alba Giraldo.
LOS NOVIOS CAEN A LA PUERTA
No había un lugar entre los pobladores para su diversión, así que los hombres
tenían que pasar calle por calle observando a las mujeres que se paraban a la
puerta a esperar que su príncipe azul arribara a conquistar su espíritu. Las
señoritas en edad de casarse se paraban a mirar los muchachos pasar.
Alba una jovencita del pueblo se salía a la puerta o iba a la esquina y era en ese
momento cuando pescaba un admirador. “En el tiempo que estuve en la puerta me
cuadré con tres hombres” afirma Alba.
El primero fue Ramiro. Él paso un día por su barrio y al verla le pico el ojo se le
acercó, le habló, se quedaron dos horas conociéndose y él le manifestó que
quería seguir tratándola, ella asedió y con el pasar de los días y las visitas se
hicieron novios. El suspiro de un amor había llegado a la puerta, era su primer
amor. Llegaba se acercaba y sus rostros se iluminaban.
Esa muchachita se empezó a cansar del meloso hombre y termino con él, pero de
inmediato resultó otro amor, Luis Carlos, un hombre de Granada, y si del otro se
aburrió este corrió más rápido que el anterior, fue muy precipitado el cuadre y del
mismo modo el fin. La ilusión duro quince días. Alba necesitaba un compañero,
estaba en edad de casarse, esperaba y esperaba y a su puerta no llegaba el
hombre vestido de azul que se llevaría su corazón.
La soledad no se podía callar, ella necesitaba alguien más, alguien a quien querer.
Nuevamente Alba salió a la puerta y llegó un viernes llego el corazón tan
esperado, Uriel, el joven tomaba sus manos y le susurraba lindas palabras al oído.
Seguía con sus visitas a la puerta los viernes los sábados y los domingos.
Hablaban largas horas y ella se sentía muy cómoda. Sin embargo, con Uriel
4. tampoco se casó Alba; pero si fue uno de los que logro meterse dentro de su alma
y con el cual duro varios meses.
LA APARICIÓN DE LOCALES COMERCIALES
El kiosco aún seguía en el mismo lugar, ahora sí era frecuentado, las mesas y
sillas eran de sementó, había un piano. La plaza era plana, existían algunas
discotecas; pero, eran muy oscuras y como El Santuario siempre ha sido una
población tradicionalista, las mujeres no entraban a las discotecas porque según
sus padres no era apropiado, “la gente tenía otra opinión de las discotecas. Las
que entraban a las discotecas eran
personas muy loquitas”. Asegura
Aura Giraldo
Es por eso que las mujeres preferían
entrar a las heladerías donde podían
charlar con sus pretendientes hasta
las 9 de la noche, hora en la que
debían regresara a sus casas. La
heladería Clara Luna era una de las
más frecuentadas. Una de las
discotecas que había en ese
entonces era la discoteca de Manuel
Hoyos. Lentamente comenzaron a
llegar los locales comerciales y a
apoderarse del lugar, fue así como
también llego la peluquería de Noemí
“La Coneja”.
Esquina tras esquina se impusieron
las heladerías, y en las sombras del
desierto se posaban casas de familia,
una de las más recordadas la de la De izquierda a derecha: la casa de Edelmira, Fronteras,
señora Marta Ligia Duque. Entre los Kolors Bar, Disco Bar La Fiesta.
negocios los cafés y las heladerías, igualmente se coló la casa de eventos de
Edelmira en todo el parque de la Judea, allí las personas más pudientes
realizaban sus celebraciones y se volaban por un guarito a la cafetería de la
familia Escobar, que aún seguía en pie.
5. En ese entonces el ritmo de la guitarra y el acordeón enaltecían la música
romántica y los vallenatos, se oían las voces de Raúl Santi, Luzaida, José Luis
Perales, Fausto, El Binomio de Oro, Lisandro Mesa, Oto Serge y Diomedes
Díaz.
“Las mujeres del santuario siempre se han caracterizado por la elegancia, siempre
han tenido muy buen gusto al vestir” comenta Lucia Giraldo, es por eso que en los
80 siempre salían bien vestidas los domingos, además de ir a misa salían en la
noche a las heladerías y a finales de la década las mujeres empezaron a entrar a
discotecas y desaparecer en la oscuridad de la entrada.
La iglesia era la misma y ahora se frecuentaba más, en vista de que la devoción a
San Judas Tadeo se había incrementado, fue entonces, cuando las personas de la
población cogieron por costumbre subir todos los miércoles a Los Miércoles de
San Judas.
Al son del rocanrol la pinta no se hacía esperar los jeans chic, los sacos de satín,
los calentadores de piernas, los aretes grandes de metal, el pelo de neón, las
camisas largas de colores, los pantalones teñidos del arcoíris, los brazaletes de
plástico, los pantalones de paracaídas, el guante de Michael Jackson, Los lentes
Ray Ban, los overoles y las botas de Peter Pan.
EL NOVIO Y LA MEJOR AMIGA
A las 04:20p.m sonó el teléfono Alba fue a contestar y era su novio, él le decía que
ese sábado no podían salir, ella le respondió: “no hay problema mi vida”. Ella
estaba vestida como para salir y no se quiso quedar vestida y alborotada, tomo el
teléfono nuevamente, eran las 04:50p.m de la tarde y llamó a sus amigas para
salir con ellas.
Las miradas excitadas bajo la luz de la noche se encuentran en la Judea, se
pierden unas con otras, se buscan entre sí, con la esperanza de encontrar un
sueño. “La Mona” como llamaban sus amigas a Alba sospechaba de la fidelidad
de su novio Carlos, no podía comprobarlo aún; pero siempre mantuvo la sospecha
viva.
Carlos esa noche salió por su parte, se encontró con Lorena. Salieron juntos y
entraron a una heladería como para que nadie los viera, lo que él no sabía era que
“La Mona” ese día había salido con las amigas y una de ella, Oliva, le dijo que le
pareció ver a Carlos entrar a la heladería.
Ese sábado salieron Aura, “La Mona” y oliva, “La Mona” les dijo que entraran a la
heladería Aura no quiso dijo: “allá sólo entran los novios, que pena entrar
6. nosotras”. Oliva si quería acompañarla y para no quedar mal y bajar la el color rojo
de su cara fueron por Adriana y su novio, les pidieron el favor de entrar con ellas.
“La Mona” escogió en que mesa sentarse, después de pasar la mirada por todo el
lugar y fichar a su novio, escogió una mesa justo en frente, se sentaron y
comenzaron a pegar su ojo a los movimientos de él. Para su sorpresa la mujer que
lo acompañaba y que casi no lograba ver era Lorena su amiga. “En La Judea
siempre se ve de todo, desde años atrás ha habido peleas, siempre ha sido un
sitio caliente, incluso se han visto balaceras” testifica Alberto Giraldo.
A REY MUERTO REY PUESTO
A pasos acelerados el frenesí de los 90 alcanzó a convertir con su barita mágica el
lugar de los tugurios en el ritmo del camaleón que saltó a gran paso, puso uno y
luego otros, de heladería se pasaba a discoteca, de casa a discoteca, de tienda a
bar y así sucesivamente; nunca faltaba algo siempre que moría el rey de la fiesta
aparecía uno que suplía su lugar.
Está fue la época donde las pocas heladerías sucumbieron para darle paso a las
vivaces luces y los estrepitosos ruidos de las discotecas. La heladería Gloria cerró
sus puertas para abrir con gran júbilo la discoteca Camelot, primera discoteca que
incluyó a las personas haciendo un concurso para buscar su nombre.
La costumbre de cafeterías término por desaparecer, La Judea había pasado a
llenarse de heladerías y bares y posteriormente, dio en convertirse en el lugar que
se escogía para salir los fines de semana, los santuarianos tomaron por
costumbre este lugar y lo cazaron como su morada los días de descanso.
“A la discoteca de Edelmira, cosmos 2000, no se tenia la costumbre de entrar”
asegura Liliana Gómez, todavía algunas muchachitas no entraban a las
discotecas, aunque ya esta costumbre era muy común. En vista de que la
discoteca de Edelmira era la parte más concurrida, se creó un bar donde está
ubicado actualmente Fronteras, era la discoteca de Manual, en el intento de
hacerle competencia a cosmos, pero no fue fácil, La Cosmos como le conocía
tenía más fuerza que un tornado.
“Domingos y sábados uno dejaba la ropa más bonita para salir a La Judea”
añade Liliana Gómez. A quienes no les era permitido perderse entre la oscuridad
de una discoteca, de igual modo subían a La Judea, daban una vuelta y luego se
sentaban en el kiosco o en el atrio de la iglesia.
En 1995 se hizo la remodelación de la Judea, por el hecho que un lugar como este
se estaba convirtiendo en el epicentro de la población, se gestionó por parte de la
7. oficina de planeación, una renovación
del parque, en miras de mejorar el área
y brindar más espacios de sana
diversión. En esta regeneración se creó
un teatrino en el centro de la plaza y el
kiosco tumbó sus mesas de sementó y
adecuó unas mesas y sillas rojas.
LA
JUDEA
ESPLENDOR
Templo San Judas Tadeo
EN
TODO
SU
Y llego un ciclo sin precedentes y con él
la locura de una población llego a su
máximo esplendor, cayeron a montones
los ritmos, era difícil no dejarse
contagiar, al llegar la apertura del
recorrido por la zona rosa, la música, la
gente, los gritos, las luces y las calles
moviéndose al son del compás, hacen
que los que acababan de llegar se
integraran a la fiesta y se sintieran
como en casa.
La Judea es hoy la zona rosa, a su paso a lado y lado un bar o una discoteca,
cada una con su propio estilo, además hay algunos restaurantes, cafés y por
supuesto vendedores ambulantes.
La cafetería de los Escobares permanece intacta, en el mismo lugar, don Arturo
murió y su hijo don Domingo siguió con el negocio de la familia. El kiosco ha
pasado a mejorar sus mesas y sillas ahora son blancas y cómodas, se cuenta con
gran espacio, se tiene una pantalla gigante para ver los partidos y los videos de
algunas canciones y del pasado permanece una pintura de la arcaica cerámica de
El Santuario.
La peluquería de Noemí ya no está, paso a ser: primero la discoteca de Manuel y
ahora es el territorio para las personas con carteras grandes, Fronteras al lugar
que se va, sí se tiene con qué pagar la cuenta.
La Cosmos sigue en firme, ya sin su letrero, en este momento no es el sitio
preferido para fiestas como lo era antes, ya hay más competencia. De todas
formas es frecuentado, si no lo fuera Edelmira no hubiese tenido que adaptar la
sala de su casa como otro salón de fiestas. De la reina del carnaval doña Edelmira
no queda nada, se fue con Dios, pero dejó remplazo.
8. Las heladerías todas pasaron a discotecas o bares y todas también han tenido sus
cambios, Arizona la discoteca del milenio, la que abre el telón de La Judea,
cambio el nombre en el 2005, se llamó Krakatoa Bar, bajo la administración de
Camilo García, y por planes del mismo dueño se cerró. No fue por mucho tiempo,
porque luego llego Santiago para montar el hoy café bar Casa Blanca.
Hoy se llama Disco Bar La Fiesta una de las discotecas que más nombres ha
cambiado, en un mes puede llegar a cambiar dos veces su letrero, aunque
siempre juegan con sus viejos nombres: Tropical Mix, Disco Bar Calua, Arcángel,
La Kiss, toma uno en seguida lo guarda y al poco tiempo vuelve a conocerse así.
En seguida del bar al que no quieren entrar las jovencitas por miedo a perderse
entre lo mundano, Disco Bar La Fiesta, encontramos a Kolors Bar, administrado
por Mireya. Se caracteriza por sus sillas y mesas de color rosa y su larga barra.
Antes el sitio era San Bartolo, el lugar de los menores, y mucho antes fue Orange.
De la antigua tienda ubicada perfectamente en la esquina se pasó al bar que más
años lleva con su identidad, Morgan, un sitio pequeño, con unas cuantas mesas y
con una imagen muy particular, tiene el estilo de un barco, su interior es semejante
a estar dentro de un barco pequeño y por fuera su ancla y las cadenas le dan su
estilo.
La invencible Raíces es otra discoteca que nunca cambia su nombre, los niños
pupis la reconocen por el nombre y es imposible cambiarlo. Raíces siempre estuvo
al extremo derecho de la iglesia, hasta que ese lugar fue pedido para la comisaria
de familia, pasó entonces a ser vecina de Morgan, en un garaje que era usado
para vender comidas rápidas. El sábado 12 de junio cerró su reja, se cree que
para no volver.
De los que menos se conocen y los más misterios, Erotanatos el sitio de los
roqueritos, en donde la música es sólo rock, con espacio para Aerosmith, Panda,
Mana, Metálica y Green Day. Por otro parte Tijuana con sus puertas tan grandes y
a la vez tan impenetrables, de él no se conoce mucho y al son de los vallenatos
que identificaban su anterior nombre se goza con Miguel Morales, Andy Mesa,
Daniel Calderón, Peter Manjarres, silvestre Dangond.
La hilera de casas viejas a punto de caer se a convertido en el refugio de los
roqueros, roban energía de los faroles, de los cinco que hay en la línea, en y
escuchan a altos tonos Heavy Metal y Black Metal.
Porque hoy en día no hay un género único en la majestuosidad de la rumba, hoy
todo se vale, y entre los tantos árboles del parque, 8 Urapán, 4 Araucaria y 1
Chaquiro Pino, retumban los sonidos de una mescla sin igual de la más brava
9. fiesta y la peligrosa Judea después de los tragos de las 12:00 de la noche, donde
las peleas son el centro de atracción.