Según la doctrina de la Iglesia Católica, todos los hombres heredan el pecado original a través de los primeros hombres y ángeles caídos debido a la unidad del género humano. Este pecado original se considera una culpa personal de cada hombre, aunque este proceso es un misterio que no podemos comprender completamente. La Iglesia enseña que esta culpa se elimina mediante el bautismo, incluso en recién nacidos.