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Algunos apuntes mujeres, familia, historia, artesanas y campesinado en chile
1. Psicopedagogía
Asignatura Familia y Comunidad
Algunos apuntes sobre Mujeres, Familia, historia, artesanas y campesinado en Chile
Javier Novoa Ulloa1
Como dato inicial y con la intención de contextualizar los conceptos a discutir en la
presente sesión, así como con la finalidad de conectar los elementos de familia y productividad, es
necesario plantear que se denomina emprendedor o emprendedora a aquella persona que
identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha.
Algo de historia
Desde la aparición de las primeras sociedades humanas y la invención de la agricultura, se
desarrolló un sistema que comercializaban (en ese tiempo se utilizaba el trueque) los excedentes
de producción.
¿Dónde?
Aquí:
Y en Chile… ¿qué ocurría?
Ciertamente partir estableciendo que lo que hoy es nuestro territorio actual, en el período
prehispánico no tenía fronteras ni límites políticos absolutos, solo aquellas limitaciones naturales
(como ríos, montañas, archipiélagos, desiertos que –eventualmente- dividían una cultura de otra)
Nuestras etnias originarias practicaban sistemas económicos basados en la recolección, en
la caza y en la pesca…no acumulaban riquezas…
1
Profesor de Educación Básica. Docente IP-CFT Los Lagos
Título original: Algunos apuntes sobre emprendimiento Mujeres, historia, artesanas y campesinado en Chile.
Instituto Profesional AIEP, Módulo Taller de Emprendedores. San Fernando, 2014
2. Psicopedagogía
Asignatura Familia y Comunidad
Con el proceso de Conquista y Saqueo de América (algunos le llaman “Descubrimiento”) se
instala en nuestra tierra un sistema económico basado en la producción en haciendas y por ende
la acumulación de riquezas entre los conquistadores.
Estas haciendas funcionaban en base a un estructurado sistema productivo que era
ejecutado por miles de aborígenes que vivían y trabajaban en condiciones de esclavitud
(encomiendas)
Así también, durante el período que llamamos “La Colonia en Chile” (1598 – 1810),
algunas desestabilizaciones del sistema económico comercial provocó la eliminación de gran parte
de la mano de obra de las haciendas, que era ocupada por mestizos e indígenas de la época (bajo
pueblo)
A raíz de este aumento del “desempleo” se produjo –entre otras cosas- migración de los
hombres a otras partes del país, en busca del sustento, dejando, por consiguiente, a sus mujeres e
hijos (habitualmente mínimo 6) en la soledad y el desamparo.
El sustento era necesario, y así pusieron a trabajar sus capacidades a fin de
subsistir…artesanía, fabricación de pan y tortillas y la costura se convirtieron en sus
actividades…pero necesitaban “liberalizarse”
Para las mujeres del “bajo pueblo”, la maternidad no era una vía de liberación, sino todo lo
contrario. En parte, porque les era difícil “levantar familia”, y en parte, porque, no teniendo
familia propia y estando solas, sus hijos constituían una carga imposible de mantener y educar
adecuadamente, pues ellos estorbaban para la propia supervivencia de la madre.
La liberación de las mujeres de la época se intenta a través del “Trabajo productivo”, en
pareja con un compañero, que se intentó desde el período colonial hasta mediado del siglo XIX.
Esta vía fue recorrida por las mujeres, junto a sus parejas, configurando el campesinado
independiente (labradores y cosecheros, sobre todo) o el artesanado urbano (artesanos,
fabricantes, obreros)
“Hacia el año 1854 el 93,4% de los artesanos rurales eran mujeres, entre las que se podían
contar 85.084 hilanderas y tejedoras, además de 2.557 loceras (fabricación de loza) y un número
variable de talabarteras, silleteras, panaderas, lecheras, molineras, queseras y escoberas”2
El trabajo de las mujeres campesinas, asociado al de sus compañeros, produjo ciertos
excedentes que les permitió ahorrar e invertir, primero en ganado mayor y luego en forma de
retazos de tierra.
Al emparejamiento, debido a la pobreza, no se entraban bienes al matrimonio, pero el
desarrollo del trabajo productivo les permitía generar un patrimonio.
Tal fue el caso de Elena Contreras, campesina de la zona de Chillán, que, en 1820, escribió
en su testamento lo siguiente:
“…declaro que durante nuestro matrimonio con el dicho mi Manuel compramos 250 quadras de
tierra y en ella edificamos una casa y cosina de teja y dos medias aguas, la una con techo de paja y
la otra de teja…”
Archivo Notarial de Chillán, vol.2 (1820), 19 de febrero
El trabajo productivo “en pareja” podía tener como fruto una “liberación” como la que
sintió Elena Contreras después de construir su “casa y cosina de teja”. Pero esta “liberación” no
consistía sólo en el bienestar que producía la casa, sino, sobre todo, en la “capacidad” para
trabajar y actuar en función de “acumular” mayores bienes. Porque lo que hacía de ellas mujeres
libres era su iniciativa y capacidad (micro) empresarial, que podía ejercerse aún si el compañero,
por la razón que fuera, dejaba de existir.
2
“Peones, labradores, y proletarios”. Salazar Gabriel. Cuadro 19, p. 264
3. Psicopedagogía
Asignatura Familia y Comunidad
Durante los primeros años de la República, cargada de gobiernos conservadores (hasta
1861, al menos en términos nominales), la familia toma una condición central, pero (siempre hay
un pero) desde la perspectiva de la reproducción biológica. Se le entrega la condición de
aumentar la población “nacional”3
; la tarea es: “poblar la Patria”. Y vaya que las familias lo
lograron. De 1.103.036 habitantes4
(en 1835, año del primer censo) a 3.231.022 individuos que
habitaban el territorio chileno en 1907. Casi tres veces de aumento en un poco más de cuatro
décadas.
Sin duda, esta condición “reproductora” de la población, se asocia a los elementos
productivos. Si bien es cierto, en el siglo XIX, se mantuvo la lógica de productividad familiar, con
un fuerte acento en lo femenino, no es menos cierto que esto empezó a variar y se masculinizó
hasta casi el final del siglo XX.
Durante el siglo pasado la situación de la familia chilena se precarizó desde toda posible
perspectiva. Las primeras dos décadas se caracterizaron por un país que aún se encontraba
dividido producto de la Guerra Civil de 1891 que enfrentó a los “presidencialistas” con los
“parlamentaristas” y que culminó con el suicidio del Presidente Balmaceda. Esta división se hacía
más latentemente obvia producto de las condiciones económicas del “Bajo Pueblo”5
, que, a pesar
de la riqueza derivada de la producción salitrera principalmente, riqueza que solo alcanzaba a la
patronal, no lograban sobrevivir…vivir era una posibilidad alejada.
Desde la caída de Wall Street en el año 1929, la situación empeoró. Los alemanes
inventaron el salitre sintético (urea) y el ingreso de Chile se acabó repentina y violentamente. Se
comenzó a hablar de “La cuestión social” como elemento que intentaría hacerse cargo,
someramente, de los requerimientos más básicos de la familia de este primer tercio del siglo XX,
que hasta esa fecha –y probablemente hasta hoy- no eran concedidos como derechos elementales
3
Se establece lo “Nacional” desde la perspectiva del poder hegemónico (desde el Estado y las clases
dominantes), obviando que Chile –desde siempre- es un Estado Plurinacional. No obstante esta condición
amplia de la Plurinación, el propio Estado se ha encargado de destruirla con un discurso nacionalista radical.
Es factible establecer, a modo de ejemplo, que ya durante el gobierno del conservador José Joaquín Prieto
(1831 – 1836) se inició un proceso de “pacificación” de La Araucanía que implicó el casi exterminio del
pueblo mapuche a manos del ejército chileno. Ni hablar de las conductas gubernamentales desde el retorno
a la democracia hasta la fecha.
4
Fuente: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-31530.html
5
Concepto definido por Salazar, Gabriel en. Chile historia y "bajo pueblo". Proposiciones, Vol. 19. Santiago
de Chile: Ediciones SUR, julio, 1990. Obtenido desde: http://www.sitiosur.cl/r.php?id=193, pero que,
términos generales, es posible establecerle desde los primeros años de la Colonia y posicionado en la
estratificación social estructurada en grupos claramente diferenciados, acercándose bastante a los
estamentos, la movilidad social podía ocurrir sólo dentro del grupo y la permeabilidad era casi nula.
Aceptación y conformismo aseguraban las características de una sociedad despreocupada de pensamientos
críticos. Los indígenas eran considerados “menores de edad relativos” y estaban sujetos al régimen de
encomienda. Desde la conquista sufren la drástica disminución de una etnia castigada por la guerra, las
enfermedades y los trabajos forzosos; además, su disminución se asocia directamente con el mestizaje.
Mientras tanto los esclavos negros, que nunca constituyeron un número importante, eran considerados
bienes y poseían escasos derechos civiles. El mestizo, a pesar de ser hombre libre, sufría el menosprecio de
los blancos y no tenían acceso a cargos públicos, al ejército o al sacerdocio. Constituyen el pueblo pobre y
sin educación con dificultades para insertarse socialmente y cuyos contenidos de vida muchas veces pasan
por la obediencia a las clases privilegiadas. Son la mano de obra agrícola y minera, inquilinos y peones,
desarrollan también trabajos esporádicos y muchos de ellos tienen tendencia al vicio y carecen de
expectativas. El bajo pueblo entonces conformaba el grupo mayoritario en la sociedad nacional y en éste se
fundían las razas blancas, indígena y negra reuniendo así a mestizos, zambos y mulatos.
4. Psicopedagogía
Asignatura Familia y Comunidad
(derecho a la alimentación, a la salud, a la vivienda, entre otros). La condición de la mayoría de las
familias de la época, era llena de dramatismo.
El paso de las décadas permitió el afianzamiento de los núcleos familiares proletarios6
en
torno a una precariedad que obnubilaba la razón y disfrazaba la realidad. La presencia y desarrollo
de cordones industriales en las principales ciudades del país (Santiago, Concepción, Valparaíso,
Antofagasta, entre otras) favoreció el modelo proletarizante. La cantidad de integrantes de un
núcleo familiar disminuyó de un promedio de 8 a un rango de 4 a 5 en la década de los ochenta del
siglo pasado. Pero faltaba el mundo rural. Este cambio en la ruralidad se produce a contar del año
1962 (con la promulgación de la primera ley reformista, durante el gobierno de Jorge Alessandri) y
hasta 1973 con un proceso llamado “Reforma Agraria”7
. El concepto era simple: “Quien explotaba
los recursos de producción agraria, debía ser su propietario” y el Estado expropió los grandes
fundos a las familias latifundistas, las parceló (dividió en porciones más pequeñas) y se las entregó
a las familias campesinas que las trabajaban. Esto acabó de sopetón en septiembre de 1973 con la
aparición de la dictadura cívico-militar encabezada por el General Augusto Pinochet. Una vez más
las familias más humildes del país se convertía en una figura de segundo orden.
Las modificaciones en las últimas cuatro décadas de la estructura social (desde la crisis
económica de 1978 que da origen a un período conocido genéricamente como posfordista), obliga
al ingreso masivo de las mujeres al mercado laboral (ciertamente precario y minimizado frente a
las condiciones del mundo laboral masculino). Este cambio modificó la estructura y funcionalidad
de la propia familia. La precarización del modelo neoliberal imperante desde la década de los
setentas en nuestro país –y gran parte del mundo-, obliga a medirnos con nuestros pares de
acuerdo a la capacidad de adquirir bienes materiales. Este fenómeno presiona aún más a la propia
familia (de todo estrato) a reconvertirse permanentemente con la simple finalidad, en primera
instancia, de sobrevivir, no solo desde los elementos básicos elementales (comida, vivienda, salud,
etc.) sino que desde la perspectiva de la supervivencia social y cultural.
La historia evolutiva de la familia chilena es compleja, dolorosamente compleja, pero está
en construcción.
6
Persona(s) que no dispone de medios propios de producción y vende su fuerza de trabajo a cambio de un
sueldo o salario. El concepto se acuña en la Revolución Industrial del siglo XIX producto de la descripción de
estos como clase social que desarrolla Karl Marx en “El Capital, Vol. I”, en septiembre de 1867 Así también,
en la antigua Roma se definía como proletario a aquella persona pobre que contribuía al Estado solo con su
prole.
7
Más información en: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3536.html