SlideShare uma empresa Scribd logo
1 de 18
Baixar para ler offline
EL
ULTIMO
  APA
MICHAEL TRAVIS

    EL
ULTIMO
  APA
Título original: L’ultimo papa




Primera edición: 2012



© 2009 Edizioni Piemme Spa 20145 Milano - Via Tiziano, 32
www.edizpiemme.it
© traducción: M.P.V., 2012
© de esta edición: Bóveda, 2012
Avda. San Francisco Javier 22
41018 Sevilla
Teléfono 95 465 23 11. Telefax 95 465 62 54
www.editorialboveda.com
ISBN: 978-84-939398-9-2
Depósito legal: M-XXXXXX-2012
Impresión: Dédalo Offset, S. L.
Impreso en España-Printed in Spain



Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece
penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios,
para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte,
una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada
en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
Índice



Capítulo I .............................................................. 	   9
Capítulo II ............................................................. 	 19
Capítulo III ........................................................... 	 27
Capítulo IV ........................................................... 	 35
Capítulo V ............................................................. 	 43
Capítulo VI ........................................................... 	 51
Capítulo VII .......................................................... 	 57
Capítulo VIII . ....................................................... 	 65
Capítulo IX ........................................................... 	 73
Capítulo X ............................................................. 	 79
Capítulo XI ........................................................... 	 89
Capítulo XII .......................................................... 	 97
Capítulo XIII ........................................................ 	 105
Capítulo XIV . ....................................................... 	 113
Capítulo XV .......................................................... 	 123
Capítulo XVI . ....................................................... 	 133
Capítulo XVII ....................................................... 	 141
Capítulo XVIII . .................................................... 	 147
Capítulo XIX ........................................................ 	 155
Capítulo XX .......................................................... 	 163
Capítulo XXI ........................................................ 	 171
Capítulo XXII ....................................................... 	 181
Capítulo XXIII ..................................................... 	 193
Capítulo XXIV . .................................................... 	 203
Capítulo XXV ....................................................... 	 219
Capítulo XXVI . .................................................... 	 231
Capítulo XXVII .................................................... 	 245
Capítulo XXVIII . ................................................. 	 253
Capítulo XXIX ..................................................... 	 263
Capítulo XXX ....................................................... 	 269
Capítulo XXXI ..................................................... 	 275
Capítulo XXXII .................................................... 	 289
Capítulo XXXIII .................................................. 	 297
Capítulo XXXIV . ................................................. 	 305
Capítulo XXXV .................................................... 	 313
Capítulo XXXVI . ................................................. 	 319
Capítulo XXXVII ................................................. 	 327
Capítulo XXXVIII . .............................................. 	 335
Capítulo XXXIX .................................................. 	 343
Capítulo XL .......................................................... 	 351
Capítulo XLI ......................................................... 	 359
Capítulo XLII ....................................................... 	 367
Capítulo XLIII ...................................................... 	 375
Capítulo XLIV ...................................................... 	 383
Capítulo XLV ........................................................ 	 389
Capítulo XLVI . ..................................................... 	 399
Capítulo XLVII ..................................................... 	 407
Capítulo XLVIII . .................................................. 	 415
CAPÍTULO I




–E            STAS SON MIS DECISIONES.    ESPERO QUE TODO SE
               concluya de la forma más rápida y discreta posi-
               ble. ¿Alguna objeción?
      El hombre, vestido con un traje oscuro quizás demasiado
ajustado para su cuerpo robusto, se dio la media vuelta. Pare-
cía que contemplaba con la máxima concentración el panora-
ma a través del cristal de la ventana.
      —¿Está completamente seguro que éste sea el mejor ca-
mino a seguir? —preguntó su interlocutor, un individuo con
un físico claramente más delgado y atlético. El rostro anguloso,
con unos rasgos muy corrientes, quedaba iluminado gracias a
sus dos ojos clarísimos.
      —Este asunto sigue coleando desde hace ya mucho tiem-
po. Estamos a punto de un resultado crucial en nuestro pro-
yecto. No podemos correr el riesgo de que todos nuestros es-
fuerzos se evaporen por un exceso de prudencia. La cuestión
tiene que quedar resuelta. E inmediatamente.
      El hombre delgado se peinó su pelo rubio, con un gesto
que era habitual cuando tenía que hacer frente a algún argu-
mento importante.

                               9
MICHAEL TRAVIS




       —No sería mejor esperar la vuelta…
       —¡No tenemos tiempo! —le interrumpió el hombre ves-
tido de oscuro, con una mirada llena de ira en los ojos peque-
ños y hundidos—. ¡Mañana puede ser demasiado tarde! Estoy
harto de sus dudas, Gabor, y sobre todo de su tendencia a apla-
zar las decisiones delicadas. He consultado al consejo: todos se
han declarado de acuerdo conmigo.
       —Ha obtenido la mayoría por un solo voto. El consejo
está dividido, lo sabe mejor que yo. Un motivo más para no
tomar decisiones apresuradas.
       —¡Su actitud está degenerando en una insubordinación
clara! No desafíe mi paciencia.
       —Él no estará en absoluto contento cuando sepa cómo
ha decidido proceder. ¿Se da cuenta?
       —Él está en otra parte, en este momento. Sabe muy bien
que no podemos preguntar su opinión, Gabor. En su ausencia,
estoy plenamente legitimado a asumir cualquier decisión necesa-
ria para el buen éxito del proyecto. Cuando vuelva no le quedará
otra cosa que aceptar el hecho consumado. ¿De qué se preocupa
entonces? El problema tiene que resolverse en el menor tiempo
posible. ¿Qué me responde? ¿Tiene intención de acatar las ór-
denes?
       —Obedeceré, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Cuan-
do regrese le informaré de esta discusión y del obstinado rechazo
a tomar en consideración una solución alternativa.
       —Haga como quiera. Lo único que me interesa es que dé
las órdenes necesarias para concluir la operación en los tiem-
pos y en los modos que he indicado. Pero sepa que no todo
termina aquí. Comentaré en el consejo su comportamiento in-
descriptible. Tendrá sus consecuencias.
       —Las consecuencias que comenta no me preocupan. Lo
que me preocupa es la posible recaída de su decisión. Acciones

                               10
EL ÚLTIMO PAPA




como la que sugiere están supeditadas a una serie de variables
difíciles de prever. Dios no quiera que algo salga mal, porque
en ese caso nos encontraremos en una situación mucho más
complicada, que llevará necesariamente a otras decisiones
apresuradas. Tengo una cierta experiencia en este tipo de cosas
y sé reconocer el momento en que todo está colgado de un hilo
muy sutil.
       —El único hilo sutil es aquel en el que está colgada mi
paciencia. No tengo intención de seguir discutiendo. Exijo que
mis órdenes sean ejecutadas al pie de la letra. Nuestra conver-
sación ha terminado, Gabor. Puede marcharse.

       —Se ruega a los señores pasajeros que cierren las mesas,
se abrochen el cinturón, y pongan el respaldo en posición ver-
tical. Aterrizaremos en el aeropuerto de Nápoles dentro de
quince minutos aproximadamente...
       Konrad se despertó sobresaltado, gracias a la voz metáli-
ca que anunciaba el inmediato aterrizaje.
       El libro que se estaba esforzando en leer mientras el avión
sobrevolaba los Alpes se le había caído de la mano y se había
colado entre su asiento y el de al lado. Para recuperarlo tuvo
que girar la muñeca y alargar los dedos, intentando agarrar una
esquina de la cubierta de tapa dura entre el índice y el dedo
medio. Religio Medici de Sir Thomas Browne: una lectura de-
cididamente complicada para un viaje que había comenzado a
una hora para su gusto bastante avanzada al amanecer.
       Una vez que entró en posesión del volumen, no sin mu-
cho esfuerzo, ojeó fuera de la ventanilla.
       El cielo estaba sereno y luminoso, la visibilidad tan per-
fecta que transmitía la ilusión que se podía llevar la mirada más
allá del límite del mundo. El avión dio la vuelta, comenzando
la maniobra de acercamiento a la pista. La inclinación le permi-

                               11
MICHAEL TRAVIS




tió captar una espléndida vista del conjunto del golfo. El refle-
jo del sol sobre el mar, llano como una mesa, era tan intenso
que resultaba deslumbrante. Un bonito cambio respecto a los
diez grados del lluvioso mayo berlinés que había dejado a su
espalda.
      Retiró el equipaje rápidamente y sin grandes problemas,
circunstancia que lo dejó más bien asombrado. Había supuesto
la posibilidad de algún problema, además de la lentitud pro-
verbial típica de los aeropuertos italianos.
      Mucho menos estupendo fue el retraso del minibús hacia
el andén Beverello, sin lugar a dudas atrapado en el caótico
tráfico de mitad de la mañana. Aquello le permitía gozar del
atasco de forma anticipada, observando el río de coches que se
concentraban hasta bloquear el área situada delante de la ter-
minal.
      En otros tiempos no hubiera prestado atención a un con-
tratiempo parecido. Habría sido suficiente con saltar en uno de
los numerosos taxis que se encontraban delante de la acera.
      Pero aquellos tiempos habían pasado.
      ¡El presupuesto! ¡El presupuesto! Parecía que la voz na-
sal del director le retumbara todavía en los oídos. Necesitaba
respetar el presupuesto previsto, no pasarse con los extras, do-
cumentar cualquier salida con tickets y recibos. ¡Una letanía
agotadora!
      Así, pues, Konrad se puso a esperar pacientemente la lle-
gada del autobús, mientras los taxis pasaban delante de sus
ojos y llevaban de un lado para otro a los afortunados que po-
dían disponer de un margen de gasto superior.
      Pero, en realidad, a pesar de lo aburrido de la espera,
Konrad tenía más de un motivo para sentirse satisfecho. Para
conseguir obtener aquel encargo había trabajado junto al di-
rector de la revista, de la que era redactor, desde antes de las

                               12
EL ÚLTIMO PAPA




fiestas de Navidad, con feroz determinación. La respuesta po-
sitiva había llegado sólo un par de semanas antes, cuando Herr
Direktor se había finalmente decidido a conceder el tan suspi-
rado ascenso.
       Como era previsible, Konrad había tenido que aceptar
una serie más bien interminable de condiciones, algunas de las
cuales eran francamente humillantes. Pero el joven habría con-
seguido pactar hasta con el diablo en persona con tal de conse-
guir su propio sueño.
       Ahora, después de meses de nerviosismos, medias pro-
mesas e inesperados cambios, se encontraba por fin en Nápo-
les, con la maleta que contenía su ropa y sus efectos personales
apoyada contra la pierna derecha y el voluminoso bolso de piel
—lleno de libros y apuntes— colgado del hombro, en espera
de realizar el último salto que lo separaba de la meta.
       Eran las diez de la mañana, el barco hacia Ischia no par-
tiría antes de las doce y media. Tenía todo el tiempo para llegar
hasta el muelle para el embarque. Con un poco de suerte con-
seguiría incluso tomar uno de los famosos cafés espresso en al-
gún bar frente al muelle. Si al final no podía ser, paciencia.
Tendría toda una semana para saborear las especialidades de la
región.
       A pesar del trabajo que le quedaba por hacer, aquel viaje
italiano se podía considerar también una especie de vacacio-
nes, ¡y sólo Dios sabía cuánto había trabajado para ganárselas!
       El minibús llegó al muelle pasadas las doce. En teoría
habría tenido tiempo para tomar el famoso café. En la práctica,
la larga fila delante de la ventanilla convenció a Konrad de que
era mejor dejarlo para otro momento más favorable.
       Subió a bordo. El alíscafo se deslizaba sobre el mar cal-
mo como un inmenso insecto acuático, casi sin un sobresalto.
Decidió que valía la pena aprovechar el trayecto para dar un

                               13
MICHAEL TRAVIS




vistazo a los apuntes, de forma que pudiera organizar los si-
guientes días.
       Una planificación es el mayor secreto del éxito. Esto le ha-
bía enseñado el jefe de redacción que se había ocupado de su
formación cuando había sido contratado en la revista. Y sus con-
sejos se habían revelado siempre válidos.
       Si bien es verdad que no era fácil concentrarse. Un nutri-
do grupo de turistas españoles, que había tomado asiento en su
misma fila, parecía intencionado en matar el tiempo entre char-
las, risas y una interminable serie de fotografías. La mayor par-
te de ellos eran bastante mayores, algunos caminaban con difi-
cultad. Tenían que haber hecho un largo y fatigoso viaje para
llegar a tomar la nave, pero aquello no les impedía moverse
continuamente entre las filas de los asientos, amontonarse en
los pasillos estrechos y posar por turnos para hacerse las foto-
grafías.
       En aquella confusión, Konrad tuvo que abandonar casi
enseguida cualquier esperanza de poder trabajar. Con un sus-
piro guardó los apuntes y las libretas dentro de la amplia carte-
ra de cuero, y se resignó a dejarlo todo para primera hora de la
tarde. Faltaba menos de una hora para llegar, por lo que acogió
con un filosófico fatalismo aquel inconveniente, que en otras
circunstancias le habría provocado una cierta irritación. Por
otro lado, Ischia era célebre desde la antigüedad por sus aguas
curativas, por lo que era lógico que el alíscafo se encontrara
lleno de ancianos atraídos por los numerosos establecimientos
termales esparcidos por toda la isla y en perfecto funciona-
miento. Se prometió, asimismo, experimentar sus beneficios.
       Una vez desembarcado se puso a la cola de una variada
comitiva que se dirigía hacia la parada del autobús, a pocas de-
cenas de metros del atraque. Compró el billete y subió al auto-
bús que debía llevarlo a Casamicciola.

                                14
EL ÚLTIMO PAPA




      Su destino final, el hotel Termas de Tiberio, se encontra-
ba a sólo unos pocos centenares de metros del centro del país
y de la parada del autobús. Konrad decidió que un breve pa-
seo podría sentarle bien después de las largas horas de inmo-
vilidad. Pero, por breve que fuera, la carretera costera —que
daba la vuelta alrededor de un pequeño promontorio— se en-
contraba completamente expuesta al sol. Cuando finalmente
llegó delante del mostrador de recepción, se encontraba suda-
do y deseaba únicamente ducharse y cambiarse de ropa.
      —Herr Polidori… —dijo el recepcionista, dirigiéndose
al alemán después de haberle entregado la llave de la habita-
ción.
      —No es necesario que hable en alemán —le interrumpió
Konrad—. Entiendo bien vuestro idioma.
      —Señor Polidori —retomó el jovencito—, hay una per-
sona que le está esperando en el saloncito verde.
      Konrad suspiró. Por lo que parecía, la tan soñada ducha
tendría que esperar.

       Era joven, no más mayor que una muchacha. Llevaba za-
patillas de deporte negras con los cordones atados, pantalones
de uniforme de corte militar, de aquellos con bolsillos laterales,
y una camiseta negra, desteñida y al menos tres tallas más gran-
de. Su cabeza estaba cubierta con una melena muy rizada. Era
delgada, pero no demasiado. Los brazos al descubierto, delga-
dos y bien formados, transmitían una sensación de fuerza.
       Junto al sillón, un bolso de nilón lleno de bolsillos y crema-
lleras permitió a Konrad entender quién era aquella joven inmer-
sa en la lectura de una revista ilustrada. Herr Direktor, en la óp-
tica de contener los gastos, en lugar de ponerle de ayudante al
típico Karl Otto, su fotógrafo de confianza, había considerado
más conveniente dirigirse a una agencia de Nápoles para que

                                 15
MICHAEL TRAVIS




enviara a Ischia a uno de sus profesionales. Aquello le permitía
ahorrar tanto en el viaje como en los gastos por el traslado.
      El respeto del presupuesto.
      Al escuchar los pasos que se acercaban, la joven abando-
nó la lectura y analizó el rostro sudado de Konrad, con un bri-
llo de desconfianza en los ojos oscuros y profundos que no
consiguió del todo desenmascarar.
      —¿El doctor Polidori? —preguntó con voz baja y ronca.
      Konrad tardó un poco en entender. Luego recordó la cos-
tumbre italiana de anteponer al apellido de la persona con la que
se habla el título profesional, ya fuese verdadero o presunto: in-
geniero Fulano, profesor Mengano, comendador Zutano…
      —Ja… sí, soy Konrad Polidori. Y usted…
      —Senese, Clara Senese, de la Global Photo Service. Me
han enviado para que realice el servicio de su revista.
      —Sí, sí, el director me ha advertido que encontraría a un
fotógrafo esperándome. Con mucho placer.
      El apretón de Clara se reveló fuerte y seco, tal y como lo
había imaginado.
      —Bien, Polidori, ¿cómo procedemos?
      —Perdone, ¿en qué sentido?
      —En relación con el trabajo… el servicio. ¿Qué es lo que
tengo que hacer exactamente?
      —Pues no sé… acabo de llegar. No he tenido todavía
tiempo ni de dar un vistazo a la sala de las conferencias. Si ten-
go que ser sincero, necesitaría pasar por el cuarto para duchar-
me y cambiarme…
      —Ah, sí, sí, claro, claro… ¿Has comido?
      Clara había pasado del «doctor» al «tú».
      —No, a decir verdad, no. Sólo un bocadillo a media ma-
ñana, en el avión. Y ya sabes cómo son los bocadillos en los
aviones, en particular si son low cost.

                               16
EL ÚLTIMO PAPA




       —Bien —dijo la joven, levantándose del sillón—. Sube a
la sala, dúchate y luego nos vemos delante de la recepción. Di-
gamos… en un cuarto de hora. Te llevo a un local que está aquí
cerca.
       —A esta hora habrán cerrado ya la cocina.
       —No, no, con la temporada turística no cierran hasta me-
dia tarde. La gente que vuelve de las termas a menudo va a to-
mar algo. Podremos hablar del servicio delante de un plato de
pasta.
       Konrad parpadeó varias veces, desorientado por aquel
tono imperativo. Consiguió únicamente tartamudear un con-
fundido asentimiento.




                              17
Extracto El último papa.

Mais conteúdo relacionado

Mais procurados

Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristán
Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristánVivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristán
Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristánCEIP TIERRA DE PINARES
 
Necesito poco y lo poco que necesito
Necesito poco y lo poco que necesitoNecesito poco y lo poco que necesito
Necesito poco y lo poco que necesitoAtramgo
 
Para leerlo tres veces al dia por 30 dias
Para leerlo tres veces al dia por 30 diasPara leerlo tres veces al dia por 30 dias
Para leerlo tres veces al dia por 30 diasrocapio1987
 
El OtoñO De La Vida
El OtoñO De La VidaEl OtoñO De La Vida
El OtoñO De La Vidaguestdbeaec
 
Augusto monterroso uno de cada tres
Augusto monterroso   uno de cada tresAugusto monterroso   uno de cada tres
Augusto monterroso uno de cada tresFredy Balcona
 

Mais procurados (14)

El OtoñO De La Vida 37
El OtoñO De La Vida 37El OtoñO De La Vida 37
El OtoñO De La Vida 37
 
Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristán
Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristánVivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristán
Vivir en el_corazon_y_desde_el_corazon_-_olga_sacristán
 
Necesito poco y lo poco que necesito
Necesito poco y lo poco que necesitoNecesito poco y lo poco que necesito
Necesito poco y lo poco que necesito
 
Para leerlo tres veces al dia por 30 dias
Para leerlo tres veces al dia por 30 diasPara leerlo tres veces al dia por 30 dias
Para leerlo tres veces al dia por 30 dias
 
Humildad
HumildadHumildad
Humildad
 
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZEL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2
 
+El Otono De La Vida
+El Otono De La Vida+El Otono De La Vida
+El Otono De La Vida
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2
 
Ramelotonodelavida
RamelotonodelavidaRamelotonodelavida
Ramelotonodelavida
 
El OtoñO De La Vida
El OtoñO De La VidaEl OtoñO De La Vida
El OtoñO De La Vida
 
Augusto monterroso uno de cada tres
Augusto monterroso   uno de cada tresAugusto monterroso   uno de cada tres
Augusto monterroso uno de cada tres
 
Así Habló Zaratustra
Así Habló ZaratustraAsí Habló Zaratustra
Así Habló Zaratustra
 

Destaque (20)

Historia pedro picapiedra
Historia pedro picapiedraHistoria pedro picapiedra
Historia pedro picapiedra
 
Seminario 12
Seminario 12Seminario 12
Seminario 12
 
Q
QQ
Q
 
Sorteo i. lista participantes
Sorteo i. lista participantesSorteo i. lista participantes
Sorteo i. lista participantes
 
Colegio de estudios científicos y tecnológicos del estado de méxico
Colegio de estudios científicos y tecnológicos del estado de méxicoColegio de estudios científicos y tecnológicos del estado de méxico
Colegio de estudios científicos y tecnológicos del estado de méxico
 
Lista provisional casi una novela
Lista provisional casi una novelaLista provisional casi una novela
Lista provisional casi una novela
 
Literatura medieval italiana
Literatura medieval italianaLiteratura medieval italiana
Literatura medieval italiana
 
Ficha retorno a paradise
Ficha retorno a paradiseFicha retorno a paradise
Ficha retorno a paradise
 
чнг
чнгчнг
чнг
 
Retorica
RetoricaRetorica
Retorica
 
Erudio denis kantarević 3.6.2014
Erudio   denis kantarević 3.6.2014Erudio   denis kantarević 3.6.2014
Erudio denis kantarević 3.6.2014
 
Lápices
LápicesLápices
Lápices
 
Presentatie q v ict-or
Presentatie q v ict-orPresentatie q v ict-or
Presentatie q v ict-or
 
Dioses aquiles y apolo
Dioses aquiles y apoloDioses aquiles y apolo
Dioses aquiles y apolo
 
Taller literario lengua castellana
Taller literario lengua castellanaTaller literario lengua castellana
Taller literario lengua castellana
 
Постът - пробуждането на душата
Постът - пробуждането на душатаПостът - пробуждането на душата
Постът - пробуждането на душата
 
Extracto tinieblas
Extracto tinieblasExtracto tinieblas
Extracto tinieblas
 
Velikden plazmayu
Velikden plazmayuVelikden plazmayu
Velikden plazmayu
 
Analiz Maturi
Analiz MaturiAnaliz Maturi
Analiz Maturi
 
146
146146
146
 

Semelhante a Extracto El último papa.

Capítulo primero de El Profesor inocente
Capítulo primero de El Profesor inocenteCapítulo primero de El Profesor inocente
Capítulo primero de El Profesor inocenteNombre Apellidos
 
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.Editorial Océano Chile
 
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques Philippe
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques PhilippeElogio de la pereza: El instante presente - Jacques Philippe
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques PhilippeEdwardCrumpp
 
A 24 Capitulo1 Sepha B17
A 24 Capitulo1 Sepha B17A 24 Capitulo1 Sepha B17
A 24 Capitulo1 Sepha B17guestc9dbeb
 
Un sendero hacia el atardecer
Un sendero hacia el atardecerUn sendero hacia el atardecer
Un sendero hacia el atardecerRodrigo Patton
 
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdf
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdfmachen-arthur-el-gran-dios-pan.pdf
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdfComputo7
 

Semelhante a Extracto El último papa. (8)

El hombre mas rico del mundo.pptx
El hombre mas rico del mundo.pptxEl hombre mas rico del mundo.pptx
El hombre mas rico del mundo.pptx
 
Capítulo primero de El Profesor inocente
Capítulo primero de El Profesor inocenteCapítulo primero de El Profesor inocente
Capítulo primero de El Profesor inocente
 
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.
Extracto de June Vagsto. Viaje a Ultramar.
 
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques Philippe
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques PhilippeElogio de la pereza: El instante presente - Jacques Philippe
Elogio de la pereza: El instante presente - Jacques Philippe
 
A 24 Capitulo1 Sepha B17
A 24 Capitulo1 Sepha B17A 24 Capitulo1 Sepha B17
A 24 Capitulo1 Sepha B17
 
Un sendero hacia el atardecer
Un sendero hacia el atardecerUn sendero hacia el atardecer
Un sendero hacia el atardecer
 
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdf
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdfmachen-arthur-el-gran-dios-pan.pdf
machen-arthur-el-gran-dios-pan.pdf
 
10 cuentos-para-comunicarnos-mejor
10 cuentos-para-comunicarnos-mejor10 cuentos-para-comunicarnos-mejor
10 cuentos-para-comunicarnos-mejor
 

Mais de Hojas Mágicas

Ril Editores | Novedades mayo 2014
Ril Editores | Novedades mayo 2014Ril Editores | Novedades mayo 2014
Ril Editores | Novedades mayo 2014Hojas Mágicas
 
Ril editores presenta en abril
Ril editores presenta en abrilRil editores presenta en abril
Ril editores presenta en abrilHojas Mágicas
 
Ril Editores | Novedades Octubre 2013
Ril Editores | Novedades Octubre 2013Ril Editores | Novedades Octubre 2013
Ril Editores | Novedades Octubre 2013Hojas Mágicas
 
Novedades Editoriales Junio | RHM Chile
Novedades Editoriales Junio | RHM ChileNovedades Editoriales Junio | RHM Chile
Novedades Editoriales Junio | RHM ChileHojas Mágicas
 
Boletín Novedades Junio | Ril Editores
Boletín Novedades Junio | Ril EditoresBoletín Novedades Junio | Ril Editores
Boletín Novedades Junio | Ril EditoresHojas Mágicas
 
En tinta septiembre 2012
En tinta septiembre 2012En tinta septiembre 2012
En tinta septiembre 2012Hojas Mágicas
 
Catálogo En Tinta Agosto 2012
Catálogo En Tinta Agosto 2012Catálogo En Tinta Agosto 2012
Catálogo En Tinta Agosto 2012Hojas Mágicas
 
En tinta novedades Julio 2012
En tinta novedades Julio 2012En tinta novedades Julio 2012
En tinta novedades Julio 2012Hojas Mágicas
 
En tinta mayo junio 2012
En tinta mayo junio 2012 En tinta mayo junio 2012
En tinta mayo junio 2012 Hojas Mágicas
 
Boletín Marzo Abril Alfaguara
Boletín Marzo Abril AlfaguaraBoletín Marzo Abril Alfaguara
Boletín Marzo Abril AlfaguaraHojas Mágicas
 
Catálogo de novedades En tinta
Catálogo de novedades En tintaCatálogo de novedades En tinta
Catálogo de novedades En tintaHojas Mágicas
 
Primeras paginas de Memorias de un Exorcista
Primeras paginas de Memorias de un ExorcistaPrimeras paginas de Memorias de un Exorcista
Primeras paginas de Memorias de un ExorcistaHojas Mágicas
 
Primeras paginas de "Peligro oscuro"
Primeras paginas de "Peligro oscuro"Primeras paginas de "Peligro oscuro"
Primeras paginas de "Peligro oscuro"Hojas Mágicas
 
Primeras Páginas de "Correr o morir"
Primeras Páginas de "Correr o morir"Primeras Páginas de "Correr o morir"
Primeras Páginas de "Correr o morir"Hojas Mágicas
 
Primeras páginas "Días Eternos"
Primeras páginas "Días Eternos"Primeras páginas "Días Eternos"
Primeras páginas "Días Eternos"Hojas Mágicas
 
Extracto prueba de fuego
Extracto prueba de fuegoExtracto prueba de fuego
Extracto prueba de fuegoHojas Mágicas
 

Mais de Hojas Mágicas (20)

Ril Editores | Novedades mayo 2014
Ril Editores | Novedades mayo 2014Ril Editores | Novedades mayo 2014
Ril Editores | Novedades mayo 2014
 
Ril editores presenta en abril
Ril editores presenta en abrilRil editores presenta en abril
Ril editores presenta en abril
 
Bases concurso 2014
Bases concurso 2014Bases concurso 2014
Bases concurso 2014
 
Ril Editores | Novedades Octubre 2013
Ril Editores | Novedades Octubre 2013Ril Editores | Novedades Octubre 2013
Ril Editores | Novedades Octubre 2013
 
Novedades Editoriales Junio | RHM Chile
Novedades Editoriales Junio | RHM ChileNovedades Editoriales Junio | RHM Chile
Novedades Editoriales Junio | RHM Chile
 
Boletín Novedades Junio | Ril Editores
Boletín Novedades Junio | Ril EditoresBoletín Novedades Junio | Ril Editores
Boletín Novedades Junio | Ril Editores
 
En tinta septiembre 2012
En tinta septiembre 2012En tinta septiembre 2012
En tinta septiembre 2012
 
Catálogo En Tinta Agosto 2012
Catálogo En Tinta Agosto 2012Catálogo En Tinta Agosto 2012
Catálogo En Tinta Agosto 2012
 
En tinta novedades Julio 2012
En tinta novedades Julio 2012En tinta novedades Julio 2012
En tinta novedades Julio 2012
 
En tinta mayo junio 2012
En tinta mayo junio 2012 En tinta mayo junio 2012
En tinta mayo junio 2012
 
Boletín Marzo Abril Alfaguara
Boletín Marzo Abril AlfaguaraBoletín Marzo Abril Alfaguara
Boletín Marzo Abril Alfaguara
 
Catálogo de novedades En tinta
Catálogo de novedades En tintaCatálogo de novedades En tinta
Catálogo de novedades En tinta
 
Primeras paginas de Memorias de un Exorcista
Primeras paginas de Memorias de un ExorcistaPrimeras paginas de Memorias de un Exorcista
Primeras paginas de Memorias de un Exorcista
 
Primeras paginas de "Peligro oscuro"
Primeras paginas de "Peligro oscuro"Primeras paginas de "Peligro oscuro"
Primeras paginas de "Peligro oscuro"
 
Primeras Páginas de "Correr o morir"
Primeras Páginas de "Correr o morir"Primeras Páginas de "Correr o morir"
Primeras Páginas de "Correr o morir"
 
Primeras páginas "Días Eternos"
Primeras páginas "Días Eternos"Primeras páginas "Días Eternos"
Primeras páginas "Días Eternos"
 
Extracto martyn pig.
Extracto martyn pig.Extracto martyn pig.
Extracto martyn pig.
 
En tinta julio agosto
En tinta julio agostoEn tinta julio agosto
En tinta julio agosto
 
En tinta julio agosto
En tinta julio agostoEn tinta julio agosto
En tinta julio agosto
 
Extracto prueba de fuego
Extracto prueba de fuegoExtracto prueba de fuego
Extracto prueba de fuego
 

Extracto El último papa.

  • 1.
  • 2.
  • 4.
  • 5. MICHAEL TRAVIS EL ULTIMO APA
  • 6. Título original: L’ultimo papa Primera edición: 2012 © 2009 Edizioni Piemme Spa 20145 Milano - Via Tiziano, 32 www.edizpiemme.it © traducción: M.P.V., 2012 © de esta edición: Bóveda, 2012 Avda. San Francisco Javier 22 41018 Sevilla Teléfono 95 465 23 11. Telefax 95 465 62 54 www.editorialboveda.com ISBN: 978-84-939398-9-2 Depósito legal: M-XXXXXX-2012 Impresión: Dédalo Offset, S. L. Impreso en España-Printed in Spain Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
  • 7. Índice Capítulo I .............................................................. 9 Capítulo II ............................................................. 19 Capítulo III ........................................................... 27 Capítulo IV ........................................................... 35 Capítulo V ............................................................. 43 Capítulo VI ........................................................... 51 Capítulo VII .......................................................... 57 Capítulo VIII . ....................................................... 65 Capítulo IX ........................................................... 73 Capítulo X ............................................................. 79 Capítulo XI ........................................................... 89 Capítulo XII .......................................................... 97 Capítulo XIII ........................................................ 105 Capítulo XIV . ....................................................... 113 Capítulo XV .......................................................... 123 Capítulo XVI . ....................................................... 133 Capítulo XVII ....................................................... 141 Capítulo XVIII . .................................................... 147 Capítulo XIX ........................................................ 155 Capítulo XX .......................................................... 163
  • 8. Capítulo XXI ........................................................ 171 Capítulo XXII ....................................................... 181 Capítulo XXIII ..................................................... 193 Capítulo XXIV . .................................................... 203 Capítulo XXV ....................................................... 219 Capítulo XXVI . .................................................... 231 Capítulo XXVII .................................................... 245 Capítulo XXVIII . ................................................. 253 Capítulo XXIX ..................................................... 263 Capítulo XXX ....................................................... 269 Capítulo XXXI ..................................................... 275 Capítulo XXXII .................................................... 289 Capítulo XXXIII .................................................. 297 Capítulo XXXIV . ................................................. 305 Capítulo XXXV .................................................... 313 Capítulo XXXVI . ................................................. 319 Capítulo XXXVII ................................................. 327 Capítulo XXXVIII . .............................................. 335 Capítulo XXXIX .................................................. 343 Capítulo XL .......................................................... 351 Capítulo XLI ......................................................... 359 Capítulo XLII ....................................................... 367 Capítulo XLIII ...................................................... 375 Capítulo XLIV ...................................................... 383 Capítulo XLV ........................................................ 389 Capítulo XLVI . ..................................................... 399 Capítulo XLVII ..................................................... 407 Capítulo XLVIII . .................................................. 415
  • 9. CAPÍTULO I –E STAS SON MIS DECISIONES. ESPERO QUE TODO SE concluya de la forma más rápida y discreta posi- ble. ¿Alguna objeción? El hombre, vestido con un traje oscuro quizás demasiado ajustado para su cuerpo robusto, se dio la media vuelta. Pare- cía que contemplaba con la máxima concentración el panora- ma a través del cristal de la ventana. —¿Está completamente seguro que éste sea el mejor ca- mino a seguir? —preguntó su interlocutor, un individuo con un físico claramente más delgado y atlético. El rostro anguloso, con unos rasgos muy corrientes, quedaba iluminado gracias a sus dos ojos clarísimos. —Este asunto sigue coleando desde hace ya mucho tiem- po. Estamos a punto de un resultado crucial en nuestro pro- yecto. No podemos correr el riesgo de que todos nuestros es- fuerzos se evaporen por un exceso de prudencia. La cuestión tiene que quedar resuelta. E inmediatamente. El hombre delgado se peinó su pelo rubio, con un gesto que era habitual cuando tenía que hacer frente a algún argu- mento importante. 9
  • 10. MICHAEL TRAVIS —No sería mejor esperar la vuelta… —¡No tenemos tiempo! —le interrumpió el hombre ves- tido de oscuro, con una mirada llena de ira en los ojos peque- ños y hundidos—. ¡Mañana puede ser demasiado tarde! Estoy harto de sus dudas, Gabor, y sobre todo de su tendencia a apla- zar las decisiones delicadas. He consultado al consejo: todos se han declarado de acuerdo conmigo. —Ha obtenido la mayoría por un solo voto. El consejo está dividido, lo sabe mejor que yo. Un motivo más para no tomar decisiones apresuradas. —¡Su actitud está degenerando en una insubordinación clara! No desafíe mi paciencia. —Él no estará en absoluto contento cuando sepa cómo ha decidido proceder. ¿Se da cuenta? —Él está en otra parte, en este momento. Sabe muy bien que no podemos preguntar su opinión, Gabor. En su ausencia, estoy plenamente legitimado a asumir cualquier decisión necesa- ria para el buen éxito del proyecto. Cuando vuelva no le quedará otra cosa que aceptar el hecho consumado. ¿De qué se preocupa entonces? El problema tiene que resolverse en el menor tiempo posible. ¿Qué me responde? ¿Tiene intención de acatar las ór- denes? —Obedeceré, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Cuan- do regrese le informaré de esta discusión y del obstinado rechazo a tomar en consideración una solución alternativa. —Haga como quiera. Lo único que me interesa es que dé las órdenes necesarias para concluir la operación en los tiem- pos y en los modos que he indicado. Pero sepa que no todo termina aquí. Comentaré en el consejo su comportamiento in- descriptible. Tendrá sus consecuencias. —Las consecuencias que comenta no me preocupan. Lo que me preocupa es la posible recaída de su decisión. Acciones 10
  • 11. EL ÚLTIMO PAPA como la que sugiere están supeditadas a una serie de variables difíciles de prever. Dios no quiera que algo salga mal, porque en ese caso nos encontraremos en una situación mucho más complicada, que llevará necesariamente a otras decisiones apresuradas. Tengo una cierta experiencia en este tipo de cosas y sé reconocer el momento en que todo está colgado de un hilo muy sutil. —El único hilo sutil es aquel en el que está colgada mi paciencia. No tengo intención de seguir discutiendo. Exijo que mis órdenes sean ejecutadas al pie de la letra. Nuestra conver- sación ha terminado, Gabor. Puede marcharse. —Se ruega a los señores pasajeros que cierren las mesas, se abrochen el cinturón, y pongan el respaldo en posición ver- tical. Aterrizaremos en el aeropuerto de Nápoles dentro de quince minutos aproximadamente... Konrad se despertó sobresaltado, gracias a la voz metáli- ca que anunciaba el inmediato aterrizaje. El libro que se estaba esforzando en leer mientras el avión sobrevolaba los Alpes se le había caído de la mano y se había colado entre su asiento y el de al lado. Para recuperarlo tuvo que girar la muñeca y alargar los dedos, intentando agarrar una esquina de la cubierta de tapa dura entre el índice y el dedo medio. Religio Medici de Sir Thomas Browne: una lectura de- cididamente complicada para un viaje que había comenzado a una hora para su gusto bastante avanzada al amanecer. Una vez que entró en posesión del volumen, no sin mu- cho esfuerzo, ojeó fuera de la ventanilla. El cielo estaba sereno y luminoso, la visibilidad tan per- fecta que transmitía la ilusión que se podía llevar la mirada más allá del límite del mundo. El avión dio la vuelta, comenzando la maniobra de acercamiento a la pista. La inclinación le permi- 11
  • 12. MICHAEL TRAVIS tió captar una espléndida vista del conjunto del golfo. El refle- jo del sol sobre el mar, llano como una mesa, era tan intenso que resultaba deslumbrante. Un bonito cambio respecto a los diez grados del lluvioso mayo berlinés que había dejado a su espalda. Retiró el equipaje rápidamente y sin grandes problemas, circunstancia que lo dejó más bien asombrado. Había supuesto la posibilidad de algún problema, además de la lentitud pro- verbial típica de los aeropuertos italianos. Mucho menos estupendo fue el retraso del minibús hacia el andén Beverello, sin lugar a dudas atrapado en el caótico tráfico de mitad de la mañana. Aquello le permitía gozar del atasco de forma anticipada, observando el río de coches que se concentraban hasta bloquear el área situada delante de la ter- minal. En otros tiempos no hubiera prestado atención a un con- tratiempo parecido. Habría sido suficiente con saltar en uno de los numerosos taxis que se encontraban delante de la acera. Pero aquellos tiempos habían pasado. ¡El presupuesto! ¡El presupuesto! Parecía que la voz na- sal del director le retumbara todavía en los oídos. Necesitaba respetar el presupuesto previsto, no pasarse con los extras, do- cumentar cualquier salida con tickets y recibos. ¡Una letanía agotadora! Así, pues, Konrad se puso a esperar pacientemente la lle- gada del autobús, mientras los taxis pasaban delante de sus ojos y llevaban de un lado para otro a los afortunados que po- dían disponer de un margen de gasto superior. Pero, en realidad, a pesar de lo aburrido de la espera, Konrad tenía más de un motivo para sentirse satisfecho. Para conseguir obtener aquel encargo había trabajado junto al di- rector de la revista, de la que era redactor, desde antes de las 12
  • 13. EL ÚLTIMO PAPA fiestas de Navidad, con feroz determinación. La respuesta po- sitiva había llegado sólo un par de semanas antes, cuando Herr Direktor se había finalmente decidido a conceder el tan suspi- rado ascenso. Como era previsible, Konrad había tenido que aceptar una serie más bien interminable de condiciones, algunas de las cuales eran francamente humillantes. Pero el joven habría con- seguido pactar hasta con el diablo en persona con tal de conse- guir su propio sueño. Ahora, después de meses de nerviosismos, medias pro- mesas e inesperados cambios, se encontraba por fin en Nápo- les, con la maleta que contenía su ropa y sus efectos personales apoyada contra la pierna derecha y el voluminoso bolso de piel —lleno de libros y apuntes— colgado del hombro, en espera de realizar el último salto que lo separaba de la meta. Eran las diez de la mañana, el barco hacia Ischia no par- tiría antes de las doce y media. Tenía todo el tiempo para llegar hasta el muelle para el embarque. Con un poco de suerte con- seguiría incluso tomar uno de los famosos cafés espresso en al- gún bar frente al muelle. Si al final no podía ser, paciencia. Tendría toda una semana para saborear las especialidades de la región. A pesar del trabajo que le quedaba por hacer, aquel viaje italiano se podía considerar también una especie de vacacio- nes, ¡y sólo Dios sabía cuánto había trabajado para ganárselas! El minibús llegó al muelle pasadas las doce. En teoría habría tenido tiempo para tomar el famoso café. En la práctica, la larga fila delante de la ventanilla convenció a Konrad de que era mejor dejarlo para otro momento más favorable. Subió a bordo. El alíscafo se deslizaba sobre el mar cal- mo como un inmenso insecto acuático, casi sin un sobresalto. Decidió que valía la pena aprovechar el trayecto para dar un 13
  • 14. MICHAEL TRAVIS vistazo a los apuntes, de forma que pudiera organizar los si- guientes días. Una planificación es el mayor secreto del éxito. Esto le ha- bía enseñado el jefe de redacción que se había ocupado de su formación cuando había sido contratado en la revista. Y sus con- sejos se habían revelado siempre válidos. Si bien es verdad que no era fácil concentrarse. Un nutri- do grupo de turistas españoles, que había tomado asiento en su misma fila, parecía intencionado en matar el tiempo entre char- las, risas y una interminable serie de fotografías. La mayor par- te de ellos eran bastante mayores, algunos caminaban con difi- cultad. Tenían que haber hecho un largo y fatigoso viaje para llegar a tomar la nave, pero aquello no les impedía moverse continuamente entre las filas de los asientos, amontonarse en los pasillos estrechos y posar por turnos para hacerse las foto- grafías. En aquella confusión, Konrad tuvo que abandonar casi enseguida cualquier esperanza de poder trabajar. Con un sus- piro guardó los apuntes y las libretas dentro de la amplia carte- ra de cuero, y se resignó a dejarlo todo para primera hora de la tarde. Faltaba menos de una hora para llegar, por lo que acogió con un filosófico fatalismo aquel inconveniente, que en otras circunstancias le habría provocado una cierta irritación. Por otro lado, Ischia era célebre desde la antigüedad por sus aguas curativas, por lo que era lógico que el alíscafo se encontrara lleno de ancianos atraídos por los numerosos establecimientos termales esparcidos por toda la isla y en perfecto funciona- miento. Se prometió, asimismo, experimentar sus beneficios. Una vez desembarcado se puso a la cola de una variada comitiva que se dirigía hacia la parada del autobús, a pocas de- cenas de metros del atraque. Compró el billete y subió al auto- bús que debía llevarlo a Casamicciola. 14
  • 15. EL ÚLTIMO PAPA Su destino final, el hotel Termas de Tiberio, se encontra- ba a sólo unos pocos centenares de metros del centro del país y de la parada del autobús. Konrad decidió que un breve pa- seo podría sentarle bien después de las largas horas de inmo- vilidad. Pero, por breve que fuera, la carretera costera —que daba la vuelta alrededor de un pequeño promontorio— se en- contraba completamente expuesta al sol. Cuando finalmente llegó delante del mostrador de recepción, se encontraba suda- do y deseaba únicamente ducharse y cambiarse de ropa. —Herr Polidori… —dijo el recepcionista, dirigiéndose al alemán después de haberle entregado la llave de la habita- ción. —No es necesario que hable en alemán —le interrumpió Konrad—. Entiendo bien vuestro idioma. —Señor Polidori —retomó el jovencito—, hay una per- sona que le está esperando en el saloncito verde. Konrad suspiró. Por lo que parecía, la tan soñada ducha tendría que esperar. Era joven, no más mayor que una muchacha. Llevaba za- patillas de deporte negras con los cordones atados, pantalones de uniforme de corte militar, de aquellos con bolsillos laterales, y una camiseta negra, desteñida y al menos tres tallas más gran- de. Su cabeza estaba cubierta con una melena muy rizada. Era delgada, pero no demasiado. Los brazos al descubierto, delga- dos y bien formados, transmitían una sensación de fuerza. Junto al sillón, un bolso de nilón lleno de bolsillos y crema- lleras permitió a Konrad entender quién era aquella joven inmer- sa en la lectura de una revista ilustrada. Herr Direktor, en la óp- tica de contener los gastos, en lugar de ponerle de ayudante al típico Karl Otto, su fotógrafo de confianza, había considerado más conveniente dirigirse a una agencia de Nápoles para que 15
  • 16. MICHAEL TRAVIS enviara a Ischia a uno de sus profesionales. Aquello le permitía ahorrar tanto en el viaje como en los gastos por el traslado. El respeto del presupuesto. Al escuchar los pasos que se acercaban, la joven abando- nó la lectura y analizó el rostro sudado de Konrad, con un bri- llo de desconfianza en los ojos oscuros y profundos que no consiguió del todo desenmascarar. —¿El doctor Polidori? —preguntó con voz baja y ronca. Konrad tardó un poco en entender. Luego recordó la cos- tumbre italiana de anteponer al apellido de la persona con la que se habla el título profesional, ya fuese verdadero o presunto: in- geniero Fulano, profesor Mengano, comendador Zutano… —Ja… sí, soy Konrad Polidori. Y usted… —Senese, Clara Senese, de la Global Photo Service. Me han enviado para que realice el servicio de su revista. —Sí, sí, el director me ha advertido que encontraría a un fotógrafo esperándome. Con mucho placer. El apretón de Clara se reveló fuerte y seco, tal y como lo había imaginado. —Bien, Polidori, ¿cómo procedemos? —Perdone, ¿en qué sentido? —En relación con el trabajo… el servicio. ¿Qué es lo que tengo que hacer exactamente? —Pues no sé… acabo de llegar. No he tenido todavía tiempo ni de dar un vistazo a la sala de las conferencias. Si ten- go que ser sincero, necesitaría pasar por el cuarto para duchar- me y cambiarme… —Ah, sí, sí, claro, claro… ¿Has comido? Clara había pasado del «doctor» al «tú». —No, a decir verdad, no. Sólo un bocadillo a media ma- ñana, en el avión. Y ya sabes cómo son los bocadillos en los aviones, en particular si son low cost. 16
  • 17. EL ÚLTIMO PAPA —Bien —dijo la joven, levantándose del sillón—. Sube a la sala, dúchate y luego nos vemos delante de la recepción. Di- gamos… en un cuarto de hora. Te llevo a un local que está aquí cerca. —A esta hora habrán cerrado ya la cocina. —No, no, con la temporada turística no cierran hasta me- dia tarde. La gente que vuelve de las termas a menudo va a to- mar algo. Podremos hablar del servicio delante de un plato de pasta. Konrad parpadeó varias veces, desorientado por aquel tono imperativo. Consiguió únicamente tartamudear un con- fundido asentimiento. 17