2. LAS DIMENSIONES BÁSICAS DE LA
MORAL SON CINCO:
• Reverencia
• Fidelidad
• Responsabilidad
• Veracidad
• Bondad
3. 1. REVERENCIA:
Es la madre de los valores pues nos
abre los ojos espirituales y nos
hace percibir los valores morales.
La reverencia la posee quien ve
mas allá de su horizonte subjetivo,
quien es libre de orgullo y
concupiscencia, quien no está
pendiente de lo que le satisface
sino quien se entrega sumisamente
a lo que es importante en sí mismo.
4. LAS DOS CLASES DE
IRREVERENCIA SON:
IRREVERENCIA POR ORGULLO:
• La irreverencia por orgullo nos hace prisioneros de nuestro propio
egoísmo, nos hace ciegos a los valores. Nos lleva a concentrarnos única
y repetidamente en nuestro prestigio y nuestra propia exaltación. De ahí
que la persona se muestre presuntuosa y superficial, es la que cree que
ya lo sabe todo y no se maravilla ante nada. Es el “inteligente” cuyo
orgullo lo nubla y lo vuelve un tonto.
IRREVERENCIA POR CONCUPISCENCIA.
• La irreverencia concupiscente es igualmente ciega de valores porque a
la persona sólo le interesa algo si es agradable, si le es útil, si le satisface.
Este tipo de persona es el que vive en la inmanencia, el que vive para
que el mundo sea ocasión de satisfacer sus apetitos, y nunca sale de si
misma por lo que le es imposible conocer la realidad.
5. LA PERSONA REVERENTE:
• La persona reverente está libre de egoísmo, orgullo y
concupiscencia.
• Deja a las cosas el espacio necesario para desplegarse,
comprende la dignidad y nobleza del ser como tal y el
valor de las cosas por el mero hecho de ser.
• No considera a los seres como un simple medio para
lograr objetivos egoístas, no utiliza ni es un dominador de
las cosas. Al contrario, su respuesta la valor del ser está
permeada por la disposición a reconocer algo superior
al arbitrio de su propio placer y de su propia voluntad:
está preparado para someterse y entregarse a los
valores, a abrir el corazón para poder contemplar en
todo su esplendor el misterio de la vida.
6. LA PERSONA REVERENTE:
• La reverencia, como actitud básica de la persona,
es el presupuesto del verdadero amor,
especialmente el amor al prójimo, porque sólo ella
nos abre los ojos al valor de las personas como
seres espirituales, pues sin ella no es posible ningún
amor.
• Sólo de la reverencia nace la voluntad de
garantizar a la persona amada el espacio
espiritual que necesita para expresarse libremente.
7. 2. LA FIDELIDAD:
• La fidelidad es la consistencia interna
de la persona, su unidad interior.
• Es posible sólo si nos adherimos
firme y constantemente a los valores y verdades descubiertos.
• No es solo ser leal, sino en su sentido latente,
ser constante en la fidelidad a los valores.
Esta latencia implica que los valores se quedan
permanentemente viviendo dentro de nosotros
y se reflejan en nuestras actitudes hacia el mundo.
• La fidelidad es una respuesta libre, plenamente consciente al
mundo de la verdad y los valores.
• Sin ella no existe personalidad moral.
• De ahí que su antítesis moral es la inconstancia.
8. TIPOS DE INCONSTANCIA:
• Hay dos tipos de personas inconstantes:
• Las personas superficiales: que por lo tanto
carecen de vida profunda y de firmeza
interior; personas interiormente muertas.
• Las segundas, son personas que han percibido
valores que no arraigaron y que han
desaparecido de sus vidas. Estas personas
quedan atrapadas por el momento presente,
todo lo que hubo en su interior no puede
hacerse valer, no son firmes a ningún valor y
sucumben ante la impresión momentánea,
por lo que se traicionan a si mismos y a los
demás.
9. LA FIDELIDAD SE PONE DE
MANIFIESTO EN LAS PRUEBAS:
• Sólo en la persona constante los valores no perderán nunca su
fuerza ni su encanto, ni dejará que caiga en el olvido la verdad
encontrada.
• La luz de los valores brillará incluso en los momentos mas difíciles,
puesto que afronta cada momento desde lo profundo de sí
misma. Mientras más fiel y constante es la persona, mas lo será de
acoger los valores morales.
• Esta constancia es un presupuesto general para el crecimiento
espiritual de la persona.
• Supone un aprendizaje y un ejercicio en las situaciones de la vida
que dará por resultado una maduración y un esclarecimiento en
la jerarquización de los valores superiores.
• La reverencia y la verdadera fidelidad están estrechamente
relacionadas con la sensibilidad moral, que es también alma de la
actitud que hemos llamado “sentido de responsabilidad”.
10. 3. LA RESPONSABILIDAD:
Es tener consciencia, es reflexionar sobre nuestras
decisiones y ser plenamente conscientes de nuestros actos
y sus consecuencias, es tener pleno control de nosotros y
nuestro actuar. Es captar, no sólo el esplendor, la belleza
interior y la majestad de los valores, sino también la
soberanía que objetivamente ejercen sobre nosotros.
Nos hace conscientes de nuestra posición en el cosmos y
de nuestros deberes, que no somos dueños de nosotros
mismos ni jueces ni causa, sino que debemos rendir
cuentas a un ser superior.
La persona en su actitud básica en el sentido de
responsabilidad puede apreciar debidamente el impacto
de las exigencias del mundo de los valores.
Su antítesis moral es la inconsciencia.
11. IRRESPONSABILIDAD:
• La falta de sentido de responsabilidad le causa a la persona la pérdida
de su libertad interior, puesto que se deja llevar por los impulsos de su
naturaleza.
• Desconoce la capacidad de secundar o repudiar libremente sus
impulsos, sean o no conformes con el mundo de los valores.
• No utiliza esa libertad interior para sancionar o desechar puesto que
tiene dormida la prerrogativa específicamente moral de la persona
espiritual.
• La falta de responsabilidad hace despistada y atolondrada a la
persona, ésta carece de reverencia.
Esta persona se asusta cuando comprueba lo que ha hecho, puesto que
su falta no es el resultado de una mala intención sino de un amplio y
devastador desconocimiento de la importancia y seriedad de lo real.
12. 4. LA VERACIDAD:
No es únicamente “decir la verdad”,
es ser genuino y auténtico en todas
las acciones.
La persona veraz no necesita
aparentar, adornar, falsear, exagerar
y menos cambiar o esconder nada.
Es acorde con la realidad y no se
engaña a si mismo ni a nadie.
13. 4. LA VERACIDAD:
La persona veraz tiene una relación
“clásica” con el ser porque es genuina
y auténtica en todas sus actitudes y acciones.
No embellece ni adorna las experiencias que
verdaderamente ha tenido, no se retuerce para
mirarse a sí misma en lugar de mirar al objeto que le
pide una respuesta.
• Es genuina y honesta en el más alto sentido de la
palabra, y reconoce el carácter de cada
experiencia tal como es en realidad. Es humilde
pues toda fuente de inautenticidad y falsedad
proviene del orgullo.
•
•
•
•
14. LA FALSEDAD:
• La persona falsa carece de la actitud de
reverencia a los valores: Asume una posición de
dominio sobre los seres, los trata a su antojo como si
fueran una ilusión o un juguete de su capricho
arbitrario.
• Esta persona no sólo encarna un gran dis-valor
moral sino que está mutilada en toda su
personalidad, en toda su vida moral.
• Para él, todo el mundo es, hasta cierto punto, un
instrumento para sus propios fines.
15. 3 TIPOS DE FALSEDAD:
• La falsedad en una persona puede ser corregida:
• En el caso del que se engañe a sí mismo, por una
conversión de la voluntad, por la aceptación del
sacrificio, por la entrega incondicional al mundo de
los valores.
• El caso de quien miente a sabiendas, a pesar de ser
más reprendible que el caso del autoengaño, es de
mas fácil conversión, pues en el autoengañado el
mal ha tomado posesión a nivel psicológico mas
profundo: Vive en un mundo de ilusión.
16. 3 TIPOS DE FALSEDAD:
En el tercer caso, el de las personas sin autenticidad,
que se dividen en 3 casos:
• Las personas amaneradas o ficticias
• Las fácilmente sugestionables
• Las exageradas
La falta de autenticidad de estas personas es menos
mala que la del que se engaña a sí mismo, pero su
actitud falsa proviene del rechazo a entregarse a los
valores, de una actitud fundamental de orgullo.
17. 5. LA BONDAD:
La bondad es el verdadero núcleo de todo el reino de
los valores morales, pues no hay ninguno que
encarne mejor el mundo moral.
Es el bien, es lo bueno, la expresión más auténtica y
más adecuada del carácter general de la moralidad:
Constituye su centro y su fruto más sublime.
Si la reverencia, fidelidad, responsabilidad y
veracidad son presupuesto de la vida moral, la
bondad es su fruto y su culmen, la reina de las
virtudes.
18. ANTÍTESIS DE LA BONDAD:
• Los tres tipos de personas que encarnan la antítesis
específica de la bondad son:
• La persona malvada
• La persona de corazón duro
• La persona indiferente o fría
19. LA PERSONA MALVADA:
• Está dominada por el orgullo y es enemiga
declarada de los valores y está rebelada contra
ellos.
• Odia a Dios, la bondad, la belleza, la luz.
• Está llena de envidia y resentimiento, carece de
amabilidad y es hostil, quiere hacer daño, herir con
su odio, derrama veneno por todas partes.
• Una variante es la persona cruel que disfruta
haciendo sufrir a los demás.
20. LA PERSONA
DE CORAZÓN DURO:
• Es severa, insensible, nunca se mueve por la
compasión, es sorda a las peticiones, no tiene
consideración y ve a las otras personas como
piezas de ajedrez de sus planes.
• No tiene caridad y no tiene en cuenta que los
demás son seres espirituales, creaturas sensibles y
vulnerables, pues los ve como simples objetos, no
tiene concepto de solidaridad y sencillamente no
tiene respuesta ni a valores ni a antivalores.
• En ella encontramos la inferioridad del
superhombre embrutecido, que en lugar de perdón
por la injusticia sufrida, responderá con la venganza
implacable.
21. LA PERSONA
FRÍA O INDIFERENTE:
• Pasa por encima de los demás con una terrible falta
de comprensión, pues vive sólo para su comodidad
y disfrute.
• No tiene el corazón duro ni es hostil a los demás, ni
brutalmente duro, porque su corazón no es duro
sino frío y desconectado.
• Huye de lo repugnante, le molesta lo desagradable
e incómodo y busca lo agradable.
• Es incapaz de compartir los sentimientos de los
demás pues está ocupado en sí mismo; más aún
que egoísta es egocéntrico y todo le deja
indiferente.
22. LA PERSONA BONDADOSA:
• La bondad le confiere al hombre bueno una dignidad
intelectual especial, no es nunca estúpido ni corto de
intelecto aunque pudiera ser lento; el hombre bueno no
es el hombre inofensivo y blando que identificamos con el
“hombre bondadoso”, pues su actitud proviene de una
tendencia.
• La bondad por el contrario surge de una respuesta
consciente, una vigilia ardiente y no una lasitud inofensiva,
la bondad es fortaleza, no debilidad.
• La verdadera bondad es activa, no pasiva.
23. LA COMUNIÓN HUMANA
• En razón de su ser personal, el hombre está
destinado a entrar en comunión con otras personas
y se realiza plenamente en, y a través de la
comunión interpersonal.
• La comunión no es fusión pues eso
despersonalizaría al hombre.
• Las dos formas superiores de esta comunión son
el conocimiento y el amor.
• El drama de nuestra sociedad es el énfasis que
ponemos en los contactos sociales mientras
permanecemos en un aislamiento personal trágico.
24. LA COMUNIÓN HUMANA:
• La comunión humana se basa en la reverencia,
que es la madre de todas las relaciones
humanas.
• Por eso es que podemos estar separados de
quienes amamos pero esa reverencia es un
vínculo irrompible que nos une.
• Por el contrario podemos sentirnos
completamente solos en algún tipo de reunión
social, análogamente a como cuando
estamos en un elevador.
• En eso nos diferenciamos también de los
animales que están contentos con la mera
presencia física de otros, sin contacto espiritual.
25. LAS VIRTUDES
SOBRENATURALES:
• Las tres virtudes sobrenaturales son:
•Fe
•Esperanza
•Caridad (amor al
otro)
• Ellas nos proporcionan la clave para comprender el amor
humano.
26. FE, ESPERANZA Y CARIDAD:
La gran amenaza de la existencia humana es la
desesperación, pues tan pronto como uno
empieza a meditar en su propia naturaleza
temporal y finita, comprende que ésta conduce
a un callejón sin salida que acaba en la
desesperación, pues por mas bella que nos
pueda resultar la vida, parecemos condenados
a volver a la nada.
27. FE, ESPERANZA Y CARIDAD:
• La forma mayor de desesperanza según Kierkegärd,
implica ser la persona plenamente consciente de su
desesperación. Ella sabe también que hay un remedio y
que puede ser ayudada a salir de su desesperación. A
pesar de ello, opta por seguir así en lugar de aceptar la
ayuda de otra persona.
“Nuestra espera está fundada sobre suelo firme; es una
respuesta a la realidad última que nos ha sido
comunicada en la revelación, brotada de la fe.
(Para los cristianos…), nuestro esperar está fundado en el
Dios vivo que se nos ha revelado en Cristo, pues en El brilla
la esperanza de nuestra resurrección y así, aunque nos
entristezca la certeza de morir, nos reconforta la promesa
de la futura inmortalidad”.(Søren Kierkegärd)
28. RESPUESTAS DE LA
AFECTIVIDAD:
Las respuestas afectivas al valor superiores, como por
ejemplo, el perdón, la alegría, el amor, la veneración, el
gozo espiritual, la simpatía, la contricción…. son respuestas
que salen del corazón.
Tienen que ver con lo más profundo del ser humano y
tienen todos los rasgos de la espiritualidad, a diferencia de
las respuestas a los valores inferiores.
De aquí que no sólo son espirituales la voluntad y el
intelecto sino también el corazón .
Son respuestas porque son dadas por una causa, por el
conocimiento de un objeto.
De este conocimiento deducimos que no es una mera
percepción sensorial sino que implica una relación
racional y significativa entre nuestra respuesta y el objeto
conocido por el entendimiento.
29. 3 SIGNOS DE LAS RESPUESTAS
DEL CORAZÓN O AFECTIVAS:
Su primer signo distintivo es que no son sólo un
“estímulo-respuesta” sino que pasan a través del
centro espiritual consciente de la persona.
Tienen carácter intencional porque no dependen de
un estado de ánimo o de un instinto, pero a pesar de
ser intencionales no dependen de la voluntad pues
no provienen de un deber moral, ni del intelecto pues
no se piensan, sino provienen del corazón (de la
afectividad).
(Ej.: El susto que causa un ruido es instinto vs. la alegría
que causa el perdón, es afectividad).
30. 3 SIGNOS DE LAS RESPUESTAS
DEL CORAZÓN O AFECTIVAS:
• El segundo signo distintivo es que tienen un carácter
de trascendencia que las distingue de los impulsos,
pues no es su finalidad satisfacer apetitos.
Trasciende no sólo cuando es un bien objetivo sino
cuando es importante en sí mismo.
• El tercer signo distintivo es que no necesitamos
haberlo experimentado antes. Es una respuesta
intrínseca, inmediata y “debida” en el sentido que
dependiendo de la acción, así será la respuesta
afectiva. (Ej.: La liberación de una persona
secuestrada, el fin de una guerra, la erradicación
de una enfermedad).
31. TIPOS DE RESPUESTAS
AFECTIVAS:
• Existen diferentes tipos de respuesta afectiva en
cuanto a profundidad y calidad y estas tienen una
correspondencia con la naturaleza y categoría de
valor del objeto. (Ej.: La recuperación de un familiar,
vs. La recuperación del compañero de cuarto del
familiar).
• Revela también un carácter racional el hecho que
esperamos que los demás “deben” tener esa
respuesta afectiva adecuada, y que si no se da, se
echa de menos.
32. REFLEXIONES PERSONALES
• Solo en la relación afectiva, en el encuentro con el
otro, en la caridad descubrimos la trascendencia.
• Mientras la fe y la esperanza nos acompañan en la
vida terrena, y dejarían de ser fe o esperanza al
momento de la muerte, mientras que el amor a los
demás, hombres o Dios, es trascendnete a esta
muerte y al mismo tiempo, es respuesta para la fe y
la esperanza. De allí que se tenga como la mayor y
más importante de las tres.
33. BIBLIOGRAFIA:
• Dietrich von Hildebrand; Alice von Hildebrand, (aut.)
•
Juan Aurelio Ansaldo Ruiz, (traducción)
•
Ediciones Palabra, S.A.
•
1ª ed., 1ª imp.(10/2003)
•
192 páginas; 21x13 cm
•
Idiomas: Español
•
ISBN: 8482397591 ISBN-13: 9788482397597
•
Encuadernación: Rústica
•
Colección: Biblioteca Palabra, 24
Presentación realizada por Gerardo Viau,
Guatemala 20/8/2013