2. • Dios nos creó para que disfrutáramos una vida
plena. Una existencia llena de dolor, angustia,
desesperanza, sensación permanente de culpa
no estaba en su mente cuando nos concibió a
usted y a mí. Si quisiéramos sintetizarlo,
podríamos decir que Dios nos creó para ser
felices. No obstante lo anterior, nuestro
Adversario espiritual—Satanás—está
empecinado desde el comienzo, en
destruirnos.
3. • No concibe que nosotros podamos vivenciar la
armonía en nuestro mundo interior. Si se lo
permitimos, nos ata y lleva a prisiones de las que
difícilmente podremos salir a menos que le abramos
las puertas al Señor Jesús. Él vino a libertarnos, romper
las cadenas, hacernos libres y darnos una vida de
excelencia en todos los órdenes. Si se lo permitimos, el
Señor Jesús sana nuestras heridas emocionales para
que disfrutemos esa existencia renovada. La decisión
está en nuestras manos. Es necesario que le abramos
las puertas del corazón al obrar de Jesucristo.
•
4. Dios nos ofrece lo mejor de la vida. Él no nos creó para vivir en la infelicidad y la
derrota, sino en victoria (Cf. 1 Juan 5:5); sin embargo es necesario que nos decidamos
por la libertad que nos da Cristo
5. • . Satanás tiene preparada una estrategia
contra toda persona para dominar, controlar y
destruir su vida en las dimensiones física y
espiritual (Juan 10:1; 10:10 a)
• 5.1. El pecado abre las puertas a la opresión y
la influencia demoníaca.
• 5.2. Hay áreas de nuestra vida en las que
Satanás establece ataduras para traer
dominio, control y destrucción.