En condiciones normales existe un balance perfectamente controlado
El daño en el DNA ya sea heredado o somático, puede alterar dos tipos de genes. Por un lado, si los genes alterados son los proto-oncogenes, estos se activan y se convierten en oncogenes enviando señales que estimulan la proliferación de células. Los oncogenes evidencian una ganancia de funciones respecto a los proto-oncogenes.
El otro tipo de genes afectados es el de aquellos que normalmente inhiben la proliferación celular, cuya pérdida de función tiene carácter oncogénico, son los genes supresores de tumores o antioncogenes. A pesar de la sinonimia se guarda el concepto de gen supresor de tumores para aquellos cuya expresión resultaría en la inhibición del fenotipo tumorigénico, mientras que los antioncogenes son los que conducirían a la transformación maligna.