2. La noche más larga, su noche más larga, comenzó con el frenazo de un coche que cruzaba las calles a gran velocidad. No se levantó, no quería hacerlo. El día había sido duro y ese problema era para otro. Si hubiera estado en horas de servicio habría acudido enseguida, ya que las persecuciones eran uno de los motivos por los que aquel trabajo aun le parecía interesante, pero no era el caso. Sólo quería dormir.
3. Ni tan siquiera la luz de una farola, que entraba a traves de la persiana y golpeaba directamente en sus ojos, fue capaz de hacer que se desperezara del profundo sueño en el que había caido. Además aquel maldito coche se habia ido de allí tan rápido como había llegado. Todo parecía indicar que podría seguir durmiendo y eso fue lo que hizó.
4. De pronto sonó el telefono... ... y como quien alarga su brazo para golpear la cara de un idiota que se lo merece dejó caer su mano sobre él; con tanta fuerza y rabia que casi lo aplasta contra la mesita.
5. Al otro lado de la linea estaba su compañero, que con voz tranquila pero inquietante le pidió que se vieran cuanto antes para hablar de algo que había ocurrido.
6. Su compañero era cuanto menos peculiar. Solía vestir de traje y llevaba un sombrero que, a su parecer, le daba un toque sofisticado. Aquel hombre, de unos cuarenta años, vivía en su propio mundo y pensaba que la epoca de los ganster de los años veinte nunca habia terminado, y eso que hacia más de medio siglo de aquello, así que mantenía la estética de la época.
7. Para terminar de redondear la situación, su gato, que al contrario que los del resto de su especie era de vida diurna, tambien se habia despertado y parecia estar algo cabreado.Lanzó un par de maullidos sin mucha gana y tras bajar de encima del armario, que era donde solía dormir, se fue acercando lentamente hasta la cama.
8. Él, que no tenía muchas ganas de aguantar al felino intentó espantarlo, y el animal contestó con un rapido y profundo arañazo que hizo que una gota de sangre callera al suelo. Sobra decir que después de lo ocurrido con aquel coche, con el gato y con aquella llamada inoportuna sus ganas de dormir se habian esfumado
9. Volvió a mirar hacía la persiana y la luz de aquella farola seguia entrando por entre las rendijas. Sólo había dado un par de cabezadas y ya tenía que salir nuevamente, así que se sentia furioso.
10. Dejó todo como estaba, patas arriba como siempre, y, tras vestirse, salío de su casa; no sin antes desahorgarse con un estruendoso portazo. Bajó por las escaleras refunfuñando por él que para él estaba siendo el peor día de su vida... ...pero al llegar a la entrada del edificio cambió su cara de malestar por una sorpresa al ver que comenzaba a amanecer. Al parecer había dormido más horas de las que creía.
11. Tras aquella sorpresa se dirigió hasta su coche. El automovil era toda una reliquia que le había costado, a parte de casi todo su sueldo, unas deudas con cierta persona que no era demasiado benevolente a la hora de cobrarlas. Tras un rapido vistazo alrededor entró y se puso en camino. Habían quedado donde siempre, bajo las escaleras de la oficina. Si bien era un lugar bastante idoneo para que les vieran y les mandaran volver al trabajo de inmediato, tambien se trataba de una zona tranquila y alejada de los ruidos de la ciudad; un buen sitio para hablar de lo que fuera.
12. Nada más llegar al lugar encontró a su compañero de pie, fumando un enorme puro y apoyando su pie izquierdo sobre el primero de los escalones. -Espero que tengas una buena razón para esto- dijo el hombre mientras expulsaba una gran cantidad de humo por su boca. -¿Para qué?- preguntó él. -Mira, no voy a entrar en la tipica conversación de que nos conocemos desde hace tiempo y tal, pero esta vez no voy a dejar que te vayas. -Me estas asustando, ¿A que te refieres?
13. Mientras el hombre buscaba algo en el bolsillo interior de su chaqueta siguió hablando. -¿Recuerdas la temporada en la que nos estubimos entrenando en lucha con catanas? - Claro-contestó él- como olvidar lo torpe que eras hasta con una espada de madera. -Bueno, al final consguí ponerme a tu nivel. -Sabes que eso no es verdad- replicó con algo de soberbia. -¿Recuerdas que lo hicimos para poder estar mejor preparados ante ese cabronazo al que seguiamos? -Prefiero que no me hables de ese tipo. -Ese es el problemas, que nunca quieres hablar de “ese tipo”, de lo que te hizo y lo que le hizo ella. Por eso ahora estas así- dijo señalandole con su dedo desde la cabeza a los pies- ¿Cuanto hace que no duermes?.
14. El compañero sacó entonces una especie de cartulina de su chaqueta y tras mirarla unos segundos se la pasó boca abajo. Jamás pudo haber imaginado lo que encontraría al girar aquel trozo de cartulina.
15.
16. “¿Sabes quien es?”- Pregunto su compañero-. A lo que el contesto con una voz temblorosa y entrecortada, “cla-cla-claro”. Se puso pálido, como nunca antes se había puesto. No podía hablar, ni tan siquiera parpadear, y lo único que veia una y otra vez era aquella enorme herida en el cuello. Intentaba buscarle explicación , pero por muchas vueltas que le daba no encontraba un motivo coherente.
17. De pronto la imagen de un enorme ojo azul cubrió su mente.
18. Era como si no pudiera ver nada más, como si se hubiera quedado ciego y esa imagen fuera su única visión. Entonces se acordó de ella, y de sus ojos azules.
19. Recordó su risa, su forma de hablar y el olor de su pelo. Tambien lo frias que tenía siempre las manos y lo que le gustaba que le tocase la cara para notar aquel frio.
21. Oyó un frenazo, un portazo, a su gato maullar y notó unas manos frias en la cara.La persiana estaba cerrada y la luz de la farola entraba por las rendijas directa hacía sus ojos. -¡No voy a dejar que te vayas!- Gritó una voz conocida- ¡No voy a permitir que dejes ganar a ese tipo!
22. Distinguío su ventana, totalmente abierta, y la luz de la farola, con un color magenta, que entraba a traves de ella.
23. Sintió el frio suelo en su espalda y cuando quiso moverse su cuerpo no respondió. Miró de reojo a un lado y encontró su telefono tirado en el suelo, después miró al otro y vio su catana preferida tirada junto a él.
24. Las manos volvieron a posarse sobre su cara, pero él ya no pudo ver nada más..... FIN