Puede ser un flujo caótico, ilógico, inarticulado, que usa la lengua de manera que represente lo más fielmente posible el curso de los propios pensamientos: sus desplazamientos, los saltos de un tema a otro, el fluir del tiempo psicológico.
El monólogo interior o corriente de la conciencia , relato en primera persona, recurso propio del siglo XX, no debe confundirse con el soliloquio , cuya técnica (narrativa o dramática) representa el contenido y psicología de un personaje, pero siempre en dirección a un lector o auditorio.
El soliloquio es un monólogo tradicional que supone siempre una hipotética audiencia, por lo tanto, debe ser más claro, lógico y razonado. El monólogo interior no se preocupa de ese detalle, simplemente reproduce lo que sucede en nuestra mente, sin preocuparse de ordenarlas, las muestra tal como fluyen en nuestra conciencia.