VIA AEREA PEDIATRICA Y SUS COMPLICACIONES

este documento lo descargue del internet y lo guarde esta muy interesante Dra Claudia verónica Bojorge médico Anestesiólogo General

VIA AEREA PEDIATRICA Y SUS COMPLICACIONES
Dr. Pablo M. Ingelmo*
*Médico principal. Servicio de Anestesiología. Hospital Nacional de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Ganaham
RESUMEN: El manejo de la vía aérea pediátrica normal, puede resultar sumamente complejo
si no se toma en cuenta que se trata de seres en pleno desarrollo. El hecho de que el niño no
es un adulto pequeño nunca es más cierto que al estudiar su vía aérea. En el presente trabajo
estudiaremos las características anatómicas y fisiológicas de la vía aérea pediátrica en
particular, comparándola con la del adulto. Revisaremos las causas y condiciones que pueden
generar dificultades en la intubación, y analizaremos los métodos de evaluación utilizados para
anticiparse a estas situaciones. Consideraremos en detalle las diferencias que existen en la
intubación del paciente pediátrico y el adulto y finalizaremos con una revisión de las
complicaciones más frecuentemente asociadas a la intubación endotraqueal.
Palabras claves: Anestesia pediátrica - Vía aérea - Anatomía - Fisiología -Complicaciones.
The pediatric airway and its complications
SUMMARY: The management of pediatric airway would be complex, if we don't consider that
they are in constant growth. The children aren't little adults, and this reality never is more true
than in the airway anatomy and physiology.
This paper reviews anatomic and physiologyc aspects of the pediatric airway, in comparison
with the adult. We look over the causes and conditions of difficult intubation, and the methods to
anticipate this situation.
Finally, we consider the most common complication in the manage of the pediatric airway.
Key words: Pediatric Anaesthesia - Airway - Anatomy - Physiology - Complications
Introducción
El manejo de la vía aérea pediátrica puede resultar
sumamente complejo si no se toma en cuenta que se trata de
un ser en desarrollo, y el hecho de que el niño no es un adulto
pequeño, nunca os más acertado que al estudiar a su vía aérea.
A diferencia del adulto, el niño es un organismo en
crecimiento, y la maduración estructural de su sistema
respiratorio continua desde la vida fetal durante toda la
infancia y finaliza al terminar la adolescencia.
En el presente trabajo estudiaremos las características
anatómicas y fisiológicas de la vía aérea pediátrica en
particular, comparándola con la del adulto. Revisaremos las
causa y condiciones que pueden generar dificultades en la
intubación, y analizaremos los métodos de evaluación
utilizados para anticiparse a estas situaciones.
Consideraremos en detalle las diferencias que existen en la
intubación del paciente pediátrico y el adulto y finalizaremos
con una revisión de las complicaciones más frecuentemente
asociadas a la intubación endotraqueal.
Consideraciones anatómicas
Para que la intubación traqueal en el niño sea inocua y
exitosa, es fundamental que el operador tenga conocimiento
de las variaciones normales en la anatomía producidas durante
su crecimiento y desarrollo.
Las mayores diferencias anatómicas de la vía aérea del
niño comparada con la del adulto se encuentran en: 1,2,3,4,5,6,7
Lengua - La lengua del niño es relativamente grande en
proporción a la cavidad oral que la contiene, por lo que puede
obstruir fácilmente la vía aérea, al ponerse en contacto con el
techo de la boca por efecto de la anestesia, en el neonato y en
el lactante. Por su tamaño y consistencia resulta más
dificultosa su manipulación con la rama del laringoscopio
durante la laringoscopia.
Posición de la laringe - Las estructuras laríngeas se
encuentran al nacer en posición cefálica en relación a la
columna cervical, si se las compara con las del adulto, y
descienden paulatinamente a medida que el niño se desarrolla.
Por ejemplo, el borde de la epiglotis se encuentra al nacer
a la altura del cuerpo de C1 y en el adulto en el borde inferior
de C3; la glotis del neonato se relaciona con la mitad del cuer-
po de C1 y en el adulto con el cuerpo de C5.
El mayor descenso de las estructuras de la vía aérea
superior ocurre entre el nacimiento y los tres años. Hasta la
pubertad no se producen mayores cambios, momento en que
por el crecimiento del cartílago tiroides se produce un nuevo
descenso de la glotis y el cartílago cricoide.
A pesar de lo que comúnmente se dice, las estructuras
laríngeas no son más anteriores que las del adulto, pero al ser
más rostrales en el cuello, la angulación entre la base de la
lengua y la glotis forman un ángulo muy agudo que dificulta
la visión de la glotis durante la laringoscopia, lo que puede
producir una intubación difícil.
Epiglotis - La epiglotis del niño es considerablemente
diferente a la del adulto, pues es relativamente más larga,
firme y angulada en forma de "U" o "V". Además la epiglotis
del niño forma un ángulo de 45 grados con la pared anterior
de la faringe, de manera que ocluye parcialmente la entrada
de la glotis, a diferencia de la del adulto que tiene un eje
paralelo a la luz de la tráquea y descansa sobre la base de la
lengua.
Esta posición en el niño se debe a que el hioides se
encuentra superpuesto al cartílago tiroides, deprimiendo la
base de la lengua. Con el crecimiento el hioides y el cartílago
tiroides se separan, y la epiglotis se vuelve más erecta.
Cuerdas Vocales - Las cuerdas vocales en el niño se
encuentran más cercanas por delante, debido a la gran
proporción de las mismas que conforma los procesos vocales
de los aritenoides (porción cartilaginosa de las cuerdas). Su
eje es oblicuo hacia abajo y adelante a diferencia de la del
adulto, donde el eje de la glotis es perpendicular a la tráquea.
Esto puede ocasionar dificultades en la intubación,
especialmente cuando se utiliza la vía nasal, ya que la punta
del tubo endotraqueal puede detenerse contra la comisura
anterior de las cuerdas.
Anillo Cricoideo: El cartílago cricoides está compuesto
por dos partes, una posterior o lámina, y una inferior o arco.
La lámina conforma la pared posterior de la laringe y el arco
o anillo la circunferencia inferior del mismo órgano. El anillo
es el único lugar donde la laringe se encuentra
completamente abarcada por una circunferencia cartilaginosa.
En el adulto, la porción más estrecha de la vía aérea es la
luz de la glotis, por lo que cuando el tubo endotraqueal la
atraviesa pasa libremente a la luz traqueal. En el niño la
porción más estrecha se encuentra a la altura del anillo
cricoideo, por lo que aún habiendo atravesado el tubo las
cuerdas vocales puede detenerse en la región subglótica. Esto
es debido a que la lámina cricoidea se encuentra inclinada
hacia atrás y arriba, con lo que la laringe pediátrica tiene la
forma de un embudo con base superior y vértice inferior.
Corno veremos, los tubos endotraqueales con manguito
pueden comprimir la mucosa traqueal y causar edema en la
región subglótica, produciendo gran aumento en la resistencia
al pasaje de aire durante la extubación.
La resistencia al flujo de aire es inversamente
proporcional a la cuarta potencia del radio para flujos
laminares y a la quinta potencia para flujos turbulentos.
La presencia de edema en la región subglótica
compromete mucho más al niño que al adulto, por ejemplo: si
el diámetro interno de la tráquea es de 4 mm y se produce
edema de 1 mm de espesor, el área de sección disminuye un
75% y la resistencia al pasaje de aire aumenta 16 veces. Si se
produce el mismo grado de edema en una vía aérea de 8 mm
de diámetro el área de sección disminuye un 44% y la
resistencia aumenta sólo en tres veces.
La angulación de las cuerdas vocales y la estrechez
subglótica desaparecen con el desarrollo de los cartílagos
crioide y tiroides, entre los 10 y 12 años, por lo que no es
recomendable utilizar tubos endotraqueales con manguito
inflable hasta esa edad.
Tráquea - La tráquea del niño se encuentra angulada
hacia atrás y abajo, comparada con la del adulto que es recta
hacia abajo. Esta es una de las razones por lo que la presión
cricoidea es más efectiva durante la intubación del paciente
pediátrico.
Su tamaño se correlaciona mejor con el peso que con la
edad, pero tiene una gran variación en niños menores de 6
Kg.
Fisiología de la vía aérea pediátrica
La epiglotis desvía los alimentos lateralmente hacia la
fosa piriforme, fuera de la zona de apertura de la glotis, y al
igual que la elevación de la laringe al tragar protegen a la vía
aérea de elementos extraños e irritantes.
Los recesos ventriculares o cuerdas falsas, con su
ubicación superior, actúan como valvas o compuertas
evitando el escape de aire del sistema respiratorio inferior. Su
cierre por contracción muscular aumenta en forma
proporcional a la presión por debajo de ellas, ofreciendo una
resistencia efectiva equivalente a 30 mmHg; lo que serviría
durante la producción de accesos de tos.8
Las cuerdas verdaderas funcionan como válvulas
unidireccionales evitando el flujo de aire hacia la tráquea y
los pulmones. Si bien ofrecen poca resistencia a las presiones
ejercidas desde el interior de la vía aérea, pueden ser
continentes aun con presiones de hasta 140 mmHg ejercidas
desde el exterior cerrándose más firmemente a medida que
aumenta la presión8
.
Esta situación debe ser conocida por el anestesiólogo
cuando al intentar vencer un espasmo laríngeo con presión
positiva, lo único que consigue es cerrarlas más firmemente,
y derivar el flujo de gas hacia una zona con menor
resistencia, el estómago.
La sensibilidad de la región supraglótica de la laringe es
proporcionada por el nervio laríngeo superior. Por debajo de
las cuerdas vocales la inervación sensitiva corresponde al
nervio laríngeo inferior o recurrente.
La mayor densidad de receptores se encuentra en la
entrada de la laringe, específicamente en la cara laríngea de la
epiglotis y las cuerdas vocales presentan menor cantidad de
terminales.
Existen receptores químicos en la epiglotis que estarían
relacionados con la producción de apnea prolongada,
habiéndose demostrado que la respuesta beneficiosa de la
inhalación del vapor de agua al crup y otras obstrucciones de
la vía aérea superior estaría mediada por ellos. El efecto
producido consiste en la disminución de la frecuencia
respiratoria con el concomitante aumento del volumen
corriente ven-tilatorio9
.
La inervación motora deriva del nervio laríngeo inferior
excepto el músculo cricoaritenoideo que la recibe del laringe
superior. El músculo interaritenoideo recibe inervación mo-
tora de ambos nervios recurrentes.
En todas las funciones laríngeas intervienen activamente
reflejos. Por un lado la función de protección es totalmente
mediada por ellos y es involuntaria. En la ventilación y la
fonación el inicio es voluntario pero su regulación es
involuntaria a través de reflejos.
El reflejo de cierre de la glotis es el más importante en la
protección de la laringe. Su función es el cierre de la glotis
durante la deglución,
En eI humano, a diferencia de los animales, para que el
reflejo sea iniciado se requiere la estimulación de ambos
laríngeos superiores, con lo que se produce la contracción de
los músculos aductores y el cierre de la vía aérea en tres
niveles en forma secuencia): receso aritenoepiglótico, cuerdas
falsas (ventrículos laríngeos) y cuerdas vocales verdaderas.10
De los tres niveles, las cuerdas vocales representan la más
eficiente barrera contra la aspiración, y su cierre continúa
después que desaparece el estímulo.
La maduración de este reflejo es paralelo al del resto del
sistema nervioso luego del nacimiento, y la disminución de la
latencia y aumento en duración se completan en los primeros
meses del desarrollo. Esto explicaría la relativa
susceptibilidad del neonato para sufrir aspiraciones con el
consiguiente daño pulmonar.
El espasmo de glotis es una respuesta exagerada del
reflejo de cierre de la glotis.
En presencia de hipoxia o hipercapnia el reflejo se
deprime, pues la recuperación postsináptica en estas
condiciones es más lenta que la presináptica con
enlentecimiento de la actividad neural y deterioro de la
función aductora. Es así que el espasmo de glotis aparece con
mayor frecuencia en pacientes bien ventilados, y cuando se
presenta el espasmo, las cuerdas se abren espontáneamente a
medida que aumentan la hipoxia y la hipercapnia.
De manera similar la apertura rítmica de la glotis previa al
descenso del diafragma, se ve favorecida cuando existe
obstrucción ventilatoria e hipercapnia y se enlentece en
presencia de hiperventilación e hipocapnia.8
La duración de la espiración regula la magnitud de la
relación inspiración - espiración (I:E). En este sentido la
laringe es la responsable del efecto valvular en la resistencia
ventilatoria, influenciando significativamente la fase espirato-
ria de la respiración.
La actividad cricoaritenoidea es gatillada por la presencia
de presión positiva en la vía aérea infraglótica, y continúa
mientras ésta persista, con una presión de disparo de
aproximadamente 30 cmH2O. Por ello a mayor presión en la
vía aérea, mayor efecto valvular.
La falta de coordinación entre tos esfuerzos ventilatorios
y la actividad sensitivo-motora de la orofaringe, junto con la
ubicación rostral de las estructuras laríngeas en el cuello
hacen que en el lactante la lengua descanse contra el techo de
la boca y exista obstrucción de la vía aérea a este nivel.
A medida que el niño madura adquiere coordinación, se
desarrolla la función oral y la laringe crece descendiendo en
el cuello, y el niño es capaz de respirar adecuadamente por la
boca. Esta maduración lleva tres a cinco meses, tiempo
durante el cual el niño es un respirador nasal exclusivo.11
La obstrucción de las fosas nasales en niños menores de
seis meses puede producir obstrucción respiratoria alta de
considerable magnitud como ocurre en la atresia de coanas en
el recién nacido.3
La inmadurez de las estructuras laringotráqueo-
bronquiales en el niño, por su naturaleza elástica, las hace
particularmente susceptibles a la compresión mecánica, el
estiramiento y la deformación por fuerzas y cambios de
presión externos e internos.
Se debe tener sumo cuidado en la colocación de los dedos
al sostener la máscara sobre la cara, o al extender el cuello
fraccionando de la mandíbula, pues puede obstruirse com-
pletamente la vía aérea de los lactantes y niños pequeños.2
Durante la inspiración existe normalmente un pequeño
grado de colapso dinámico de la tráquea extratorácica, y
tendencia a la dilatación de la porción intratorácica y de los
bronquios durante la inspiración.
La obstrucción de la vía aérea superior y extratorácica
(epiglotitis, laringotraqueobronquitis, cuerpo extraño, etc.)
produce mayor esfuerzo inspiratorio, con el consiguiente
aumento de la presión negativa intratorácica. El resultado es
un aumento de la tendencia al colapso dinámico de la tráquea
extratorácica por debajo del nivel de obstrucción, en especial
a nivel del ingreso a la cavidad torácica, con la aparición de
estridor.
Cuando existe obstrucción de la vía aérea baja (asma,
bronquiolitis, etc.), la tráquea intratorácica y los bronquios
pueden sufrir colapso dinámico debido al gran aumento de la
presión positiva extraluminal.
El colapso dinámico de la vía aérea del niño se hace
evidente cuando los pequeños lloran, intentan realizar
inspiraciones profundas y se agitan.
Por ello es muy importante que los niños con obstrucción
ventilatoria se encuentren calmos. Pero utilizar drogas
depresoras del sistema nervioso central, sin tener control
adecuado de la vía aérea, puede resultar en aumento de la
morbilidad y de la mortalidad pues se suprime el esfuerzo
voluntario de la respiración.2
Estos cambios en la anatomía funcional de la vía aérea
pediátrica nos permiten comprender que el estridor
inspiratorio es diagnóstico de obstrucción extratorácica (alta)
y el espiratorio caracteriza a las obstrucciones intratorácicas
(bajas).
El trabajo respiratorio por kilogramo de peso, salvo en el
prematuro, es similar a cualquier edad, pero el consumo de
oxígeno en el neonato es del doble (4-6 ml/kg/min) que en el
adulto (2-3 mg/kg/min).
Cualquier alteración de la vía aérea que aumente el
trabajo respiratorio (tubos endotraqueales largos y finos,
obstrucción de la luz del tubo, disminución del diámetro de la
vía aérea, etc.) o disminución en la performance de la
musculatura ventilatoria (relajantes musculares, anestésicos
halogenados, etc.) hacen que la relación aporte/demanda sea
deficitaria y explica la rápida desaturación arterial del
paciente pediátrico en estas situaciones.
El diafragma y los músculos intercostales del prematuro y
del recién nacido son pobres en miofibras tipo I (que
permiten los movimientos repetitivos sin fatiga), por lo que
cualquier condición que aumente el trabajo ventilatorio, pue-
de rápidamente generar fatiga muscular y llevar a la falla
respiratoria a estos pacientes.12
Evaluación previa
Si la vía aérea del niño es diferente a la del adulto en
muchos aspectos como vimos anteriormente, las precauciones
que se deben tomar antes de cada acto anestésico son
similares, siendo la valoración preoperatoria el mejor método
para predecir dificultades potenciales y evitar
complicaciones.13
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, es
recabar la mayor información posible sobre nuestro paciente,
investigando la presencia de signos y síntomas tales como:
- Infecciones respiratorias.
- Respiración nasal o ruidosa.
- Tos, características y tipo.
- Episodios de crup o estridor.
- Asma y/o uso de broncodilatadores.
- Atopía, alergia.
- Aspiración de cuerpos extraños.
- Intubaciones previas.
- Problemas con anestesias anteriores.
- Internaciones anteriores por problemas respiratorios.
- Requerimientos de oxigenoterapia.
- Forma y característica en la emisión de los sonidos y
palabras.
- Posición en la que duerme o descansa.
- Juegos y actividades en la casa o la escuela.
Durante el examen físico debemos tener en cuenta que no
existe un factor anatómico que en forma individual pueda
predecir la posibilidad de encontrar dificultades durante la
intubación, siendo importante evaluar:
- Color de piel y mucosas.
- Frecuencia y tipo respiratorio.
- Presencia de tiraje, aleteo nasal o el uso de músculos
accesorios.
- Apertura bucal, tamaño de la boca y lengua.
- Conformación del paladar y la mandíbula.
- Características de los dientes.
- Ubicación de la laringe.
- Presencia de estridor o sibilancias.
- Distancia entre el mentón y el cartílago tiroides.
-Secreción nasal o en la vía aérea superior.
- Hipoventilación.
- Desaturación con aire ambiente.
- Extensión del cuello.
- Anomalías asociadas a malformaciones congénitas o
como parte de un cuadro sindrómico, etc.
Durante la evaluación pueden utilizarse distintos sistemas
de valoración, y cuantificación de dificultades en la
intubación, como el de Mallampatti, la distancia mente-
tiroidea, o sus combinaciones, que no serán abordados en este
trabajo, recomendando su estudio en recientes
actualizaciones.13,14,15
A pesar de que la evaluación preoperatoria de la vía aérea
pediátrica requiere usualmente sólo un relevamiento
cuidadoso de la historia clínica y del examen físico, en
aquellos pacientes en que se espera encontrar dificultades en
la intubación es de utilidad realizar estudios radiológicos
complementarios.
Las radiografías simples de la vía aérea superior
(cráneo, columna cervical y tórax) de frente y perfil suelen
ser suficientes para brindar información y evidencia del sitio
de obstrucción o de otras anomalías. La tomografía com-
putada o la resonancia nuclear magnética proveen
información más detallada, pero deben ser usadas con un
claro análisis de la relación costo-beneficio.6,16,17
Debemos resaltar que estos estudios deben reservarse para
aquellos pacientes con dificultad conocida o sospechada, no
para realizar en búsquedas rutinarias e indiscriminadas de pa-
cientes problema.
Intubación
Conocidas las diferencias anatómicas y funcionales de la
vía aérea pediátrica comparada con la del adulto, habiéndose
informado de la historia previa y del examen físico, y con los
estudios complementarios evaluados, podemos planificar la
intubación de nuestro paciente.
Previo a la inducción debemos decidir el tamaño del tubo
a utilizar, sus características, y la distancia máxima de
inserción del mismo; laringoscopios, mandriles, sondas,
pinzas y cualquier otro tipo de equipamiento que sea nece-
sario en caso de tener una intubación dificultosa no
sospechada.13
La selección de la medida del tubo debe hacerse en forma
particular en cada paciente. La única medida estandarizada
por los fabricantes es el diámetro interno. Por ello es común
utilizar cálculos relacionados con la edad del niño que
brindan una aproximación teórica a la medida requerida para
nuestro paciente en relación a la medida del diámetro
interno.2
Edad Diam. Int. (mm)
Prematuro 2,5
Recién nacido 3
6 meses – 1 año 3,5 – 4
1 a 2 años 4 – 5
Mayores de 2 años Edad (años) + 16 : 4
También puede ser útil utilizar como referencia para
estimar la medida del tubo, la comparación del mismo con el
tamaño del dedo meñique de nuestro paciente.
A pesar de los cálculos y las estimaciones previas puede
existir variación alrededor del promedio, por lo que es
recomendable tener siempre en el quirófano dos medidas
mayores y dos menores a la estimada para la edad del pacien-
te.
Luego de la intubación se debe tener en cuenta que la
medida correcta, en tubos sin manguito, es aquélla que
permite generar presiones positivas en la vía aérea de 20 a 30
cm/H2O con una mínima pérdida de gas alrededor del mismo
por debajo de 20 cm/H20.18
-19
Como hemos visto, en menores de 10 años, la región
subglótica es la más estrecha de la vía aérea, por lo que es
recomendable utilizar tubos sin manguito para evitar la
compresión de la mucosa y el edema postextubación. Además
los tubos sin manguito permiten utilizar medidas con mayor
diámetro interno disminuyendo la resistencia al flujo.
Cuando la intubación se lleva a cabo sin relajantes
musculares y el paciente tose o se produce laringoespasmo, es
difícil evaluar o evidenciar la pérdida de gas por fuera del
tubo, que se hace evidente al profundizar el plano anestésico.
Si se utiliza un tubo con manguito puede ser necesario
reinflarlo (con lo que debe tenerse sumo cuidado) y si se
utilizó uno sin manguito podemos vemos forzados a
cambiarlo.
Si se utiliza N2O en pacientes con tubos con manguito, es
importante reevaluar durante la anestesia su presión (que
permita una leve pérdida) pues este anestésico difunde hacia
el manguito pudiendo producir excesiva compresión de la
mucosa.2
El largo de la tráquea (de las cuerdas vocales a la carina)
es según las edades aproximadamente de:
Prematuro 8 cm
Neonato 10 cm
1 año 11 cm
1-3 años 12 cm
5 años 14 cm
10 años 16 cm
Entre los 3 meses y el año si la marca de 10 cm en el tubo
endotraqueal se encuentra a nivel de la encía, la punta del
tubo se encuentra encima por sobre la carina. En niños de 2
años 12 cm es una distancia adecuada, y en mayores de esa
edad la distancia correcta de introducción del tubo se puede
calcular mediante fórmulas basadas en el peso y la edad18
:
Edad (años) Peso (kilos)
+ 12 + 12
2 5
A pesar de los cálculos aproximados, luego de introducir
el tubo en la tráquea, se deben observar la expansión
simétrica de ambos hemitórax y auscultar la entrada de aire
en ambos vértices y axilas, para certificar la intubación y la
correcta posición del extremo distal del tubo. La misma
maniobra debe hacerse luego de cada cambio de posición de
la cabeza o del paciente, pues es muy común ver
intubaciones endobronquiales luego de que el paciente fue
puesto en posición quirúrgica. Esto se manifiesta con una
caída leve pero sostenida de la saturación de oxígeno (de 99-
100 a 95-93), por lo que cuando notamos una leve y
persistente disminución en la saturación de O2, no debemos
por reflejo aumentar la FiO2, sino por el contrario, investigar
si la entrada de gas es simétrica.
La posición de intubación, como la anatomía, difieren en
el niño si se lo compara con el adulto. Si se dibujan dos
líneas, una que pase por el borde inferior de los dientes (o la
encía) del maxilar y la otra entre la luz de la glotis y el
extremo distal de la úvula, se forma un ángulo llamado
"ángulo de intubación" que permite comparar distintas
posiciones de la cabeza y cuello y relacionarlas con los
planos de intubación.6
Luego de los 6 años y hasta la pubertad, (al igual que en
el adulto) si se coloca un almohadón bajo la cabeza (flexión)
y se extiende el cuello a partir de la flexión, se aplana el
ángulo de intubación alineándose los planos orales, laríngeo y
faríngeo; en lo que se conoce como "posición estandard" o
posición de olfateo.20
Esto es posible porque la laringe ya
descendió y hay más vértebras cervicales para extender por
debajo de ella.6
En menores de 4 años si se comparan los ángulos de
intubación con y sin almohadón bajo la cabeza del niño
(flexión) no se encuentra ninguna diferencia, con esta
maniobra. Esto se debe a que la laringe es cefálica en el
cuello y no hay suficientes articulaciones intervertebrales por
atrás (abajo) para flexionar.2,18,19,20
En estos niños es más útil presionar sobre la laringe,
haciéndola descender durante la maniobra de intubación, para
colocar la glotis en la línea de visión.
En menores de 6 meses y recién nacidos, es innecesario
levantar la cabeza pues ésta es proporcionalmente mayor que
el tronco, con lo que se cuenta con una flexión suficiente y
sólo basta con extender la cabeza en la articulación
atlantoccipital o colocar un realce en la espalda, o presionar
los hombros del paciente hacia la mesa de operaciones.2,3
Esta maniobra debe ser cuidadosa, pues si se extiende en
exceso se puede comprimir la traquea inmadura,
disminuyendo su luz y produciendo obstrucción al flujo
aéreo.2
Complicaciones asociadas a la
intubación
Las complicaciones con la vía aérea pediátrica asociadas a
la intubación pueden ser clasificadas en función del momento
en que se producen:21,22,23
- Durante la intubación
- Traumatismo de ojos, labios, dientes, encías, faringe,
laringe, etc.
- Epistaxis
- Fractura - luxación de columna cervical
- Perforación de faringe o esófago
- Enfisema mediastínico o subcutáneo, neumotórax
- Aspiración (sangre, dientes, contenido gástrico, etc.)
- Intubación bronquial
- Laringoespasmo
- Broncoespasmo
- Tos, mordedura del tubo
- Aumento de la presión intraocular
- Aumento de la presión intracraneal
- Hipertensión, taquiarritmias
- Hipotensión, bradiarritmias
- En el intraoperatorio
- Obstrucción del tubo
- Ruptura de la tráquea, enfisema, neumotórax
- Aspiración
- Lesión subglótica por el manguito
- Laceración de la mucosa y sangrado traqueal
- Intubación bronquial
- Extubación
- Durante la extubación
- Trauma de la glotis
- Dificultad para movilizar el tubo
- Aspiración
- Obstrucción ventilatoria
- Tos, mordedura del tubo
- Laringoespasmo
- Broncoespasmo
- Edema subglótico postextubación (ESPE)
La mayoría de ellas pueden ser previstas o evitadas con
una adecuada evaluación, planificación y preparación previa
para la intubación, y con una correcta técnica anestésica. Si la
intubación se presenta dificultosa o complicada, es imperioso
recurrir a técnicas alternativas y requerir la ayuda de otro
profesional antes de proseguir a riesgo de producir mayor
traumatismo o imposibilitar la entrada de a/re.13,14,15,19
Como vimos el espasmo laríngeo es la respuesta
exagerada del reflejo de cierre de glotis, por contracción de la
musculatura aductora de la glotis que producen obstrucción
respiratoria a nivel de las cuerdas vocales, con contracción
simultánea de la musculatura abdominal y torácica.
Puede producirse tanto en la intubación como en la
extubación y su incidencia global es de 8/1000 pacientes. En
niños menores de 9 años la frecuencia es tres veces mayor
que en cualquier otro grupo etario con una presentación que
alcanza a 17/1000 pacientes anestesiados.24
Las causas que con más frecuencia lo producen son:19,21
- Inadecuado plano anestésico
- Agentes anestésicos inhalatorios (Isofluorano en mayor
medida que Halotano y Enfluorano)
- Estimulación mecánica con sustancias endógenas como
saliva, vómito, sangre, secreciones, etc., o exógenas como el
agua presente en el circuito de ventilación, cal sodada, el
latingoscopio o la sonda de aspiración en contacto con
estructuras faríngeas o laríngeas.
- Reflejos, como la dilatación del esfínter anal, del canal
cervical, o la tracción de vísceras abdominales.
La incidencia de laringoespasmo aumenta hasta cinco
veces en presencia de infección respiratoria.25
El cierre de la glotis es secuencia!, y está relacionado con
la intensidad y duración del estímulo, y con la profundidad
del plano anestésico; pero una vez desencadenado el reflejo,
el cierre de la glotis se mantiene más tiempo de lo que dura la
estimulación.
El espasmo laríngeo puede ser parcial o completo.
Cuando es incompleto se asocia con estridor inspiratorio y se
resuelve retirando el estímulo, profundizando el plano
anestésico, adecuando la posición de la vía aérea superior, o
espontáneamente al deprimirse la actividad refleja por la
presencia de hipoxia o hipercapnia.21
Cuando es completo se puede requerir del uso de
relajantes musculares para su resolución dependiendo del
compromiso del paciente.19
En cualquier caso el mejor tratamiento del espasmo de
glotis se basa su prevención (evitar los elementos irritantes,
adecuado plano anestésico, relajación muscular y maniobras
de intubación suaves, correcta elección del momento de la
extubación etc.) y oxígeno en altas concentraciones.
El broncoespasmo es otra complicación muy común
asociada a la intubación y la extubación. Su incidencia global
es de 1,6/1000 pacientes anestesiados, y en niños menores de
9 años crece hasta 4/1OOO.26
Se desencadena por la estimulación laringotraqueal o por
la liberación de histamina muchas veces asociada a
medicación anestésica o a reacciones de hipersensibilidad.
La tráquea y la carina son las zonas más sensibles a la
estimulación, aunque con un estímulo de suficiente intensidad
sobre la laringe y la glotis también se puede producir bron-
coespasmo.18,l9,21
En cualquier caso, con independencia del estímulo, un
adecuado plano anestésico enlentece la conducción nerviosa
del reflejo y previene esta complicación cuando es producida
por un estímulo mecánico.
El diagnóstico debe descartar la presencia de obstrucción
mecánica (cuerpo extraño, secreciones, sangre, etc.) ante la
existencia de roncus y sibilancias con predominio espiratorio,
disminución en el volumen corriente, aumento de la presión
en la vía aérea o uso de la musculatura accesoria.
El término crup define a un grupo de entidades agudas
caracterizadas por tos ruidosa, metálica, de tono alto, etc. que
es signo de obstrucción respiratoria extratorácica.
En la clínica pediátrica y emergentología, se reconocen
dos entidades nosológicas diferentes con estas
características:27,28,29
- Crup espasmódico (asociado a una reacción alérgica
contra antígenos virales o como parte del espectro del asma).
- Laringotraqueobronquitis (crup viral producido por los
virus influenza, rinovirus y sinsicial respiratorio).
En el período postoperatorio, con un niño alerta y
estridor la causa más común de obstrucción extratorácica es
el edema subglótico postextubación. (ESPE).
Es una de las complicaciones relacionadas con la
intubación más severa y frecuente. La incidencia varía entre
las distintas series entre el 1 y el 6%.30,31
Como vimos, la región subglótica es la zona más estrecha
de la vía aérea pediátrica y una pequeña disminución en su
diámetro genera un gran aumento en la resistencia al flujo y
demanda un gran trabajo respiratorio.
Además la tráquea del niño sufre un colapso dinámico
durante la inspiración, que se acentúa con la presencia de
obstrucción subglótica extratorácica. En estas condiciones, el
ESPE, puede llevar al paciente a la falla ventilatoria.
Existen algunos factores que se relacionan con la aparición de
ESPE tales como:32
- Edad: es más frecuente en niños entre 1 y 3 años.
- Tamaño del tubo: con tubos que cierran completamente
la luz de la tráquea y no permite una pequeña pérdida de gas
a su alrededor.
- Cambios de posición de la cabeza con el paciente
intubado.
- Historia previa de crup, intubación o ESPE.
- Trisomía del par 21.
El curso clínico es muy variable e impredecible. Luego de
la extubación el estridor se hace evidente dentro de las 2 hs.
con su pico máximo de severidad entre las 4 y 6 hs. Sólo un
pequeño porcentaje desarrolla falla respiratoria luego del
tratamiento.32
Se debe hacer diagnóstico diferencial con:
- Lesión del recurrente
- Lesión de las cuerdas vocales
- Luxación traumática de los aritenoides
- Cuerpo extraño
- Edema de la vía aérea superior secundario a reacciones
de hipersensibilidad
Conclusiones
Hemos visto que la vía aérea pediátrica difiere
significativamente de la del adulto, y estas diferencias pueden
generar dificultades en la intubación si no se las tiene en
cuenta.
Además, como en el adulto, son muchos los factores que
pueden predisponer, y desencadenar una intubación difícil.
La evaluación preoperatoria, (con su registro en la historia
clínica), es la mejor protección tanto para el paciente como
para el anestesiólogo que tiene que abordar la vía aérea de un
niño.
La práctica suele ser la mejor escuela, pero en el caso del
manejo de la vía aérea del niño es fundamental conocer a
través del estudio detallado las diferencias existentes durante
su desarrollo.
Las complicaciones relacionadas con la intubación del
paciente pediátrico son en su mayoría predecibles o evitables,
y cuando se presentan, corregibles, siempre que se esperen y
se anticipen.
Como para la intubación de cualquier paciente valen las
siguientes premisas:
- Evalúe la historia clínica de su paciente, en especial los
reportes de intervenciones anteriores
- Realice un completo examen físico
- Si tiene dudas o le falta experiencia, pida ayuda antes,
nunca después.
- Recuerde que ninguna característica anatómica o
funcional por sí sola predice dificultades en la intubación.
Busque y descarte otras.
- Tenga preparado, y a su alcance (en el quirófano),
equipo adicional para resolver una posible complicación
- Si tiene dudas, saque el tubo. Ningún paciente muere
por estar mal intubado, sino por estar mal oxigenado.
- PRIMUN NON NOCERE.
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VIA AEREA PEDIATRICA Y SUS COMPLICACIONES

  • 1. VIA AEREA PEDIATRICA Y SUS COMPLICACIONES Dr. Pablo M. Ingelmo* *Médico principal. Servicio de Anestesiología. Hospital Nacional de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Ganaham RESUMEN: El manejo de la vía aérea pediátrica normal, puede resultar sumamente complejo si no se toma en cuenta que se trata de seres en pleno desarrollo. El hecho de que el niño no es un adulto pequeño nunca es más cierto que al estudiar su vía aérea. En el presente trabajo estudiaremos las características anatómicas y fisiológicas de la vía aérea pediátrica en particular, comparándola con la del adulto. Revisaremos las causas y condiciones que pueden generar dificultades en la intubación, y analizaremos los métodos de evaluación utilizados para anticiparse a estas situaciones. Consideraremos en detalle las diferencias que existen en la intubación del paciente pediátrico y el adulto y finalizaremos con una revisión de las complicaciones más frecuentemente asociadas a la intubación endotraqueal. Palabras claves: Anestesia pediátrica - Vía aérea - Anatomía - Fisiología -Complicaciones. The pediatric airway and its complications SUMMARY: The management of pediatric airway would be complex, if we don't consider that they are in constant growth. The children aren't little adults, and this reality never is more true than in the airway anatomy and physiology. This paper reviews anatomic and physiologyc aspects of the pediatric airway, in comparison with the adult. We look over the causes and conditions of difficult intubation, and the methods to anticipate this situation. Finally, we consider the most common complication in the manage of the pediatric airway. Key words: Pediatric Anaesthesia - Airway - Anatomy - Physiology - Complications Introducción El manejo de la vía aérea pediátrica puede resultar sumamente complejo si no se toma en cuenta que se trata de un ser en desarrollo, y el hecho de que el niño no es un adulto pequeño, nunca os más acertado que al estudiar a su vía aérea. A diferencia del adulto, el niño es un organismo en crecimiento, y la maduración estructural de su sistema respiratorio continua desde la vida fetal durante toda la infancia y finaliza al terminar la adolescencia. En el presente trabajo estudiaremos las características anatómicas y fisiológicas de la vía aérea pediátrica en particular, comparándola con la del adulto. Revisaremos las causa y condiciones que pueden generar dificultades en la intubación, y analizaremos los métodos de evaluación utilizados para anticiparse a estas situaciones. Consideraremos en detalle las diferencias que existen en la intubación del paciente pediátrico y el adulto y finalizaremos con una revisión de las complicaciones más frecuentemente asociadas a la intubación endotraqueal. Consideraciones anatómicas Para que la intubación traqueal en el niño sea inocua y exitosa, es fundamental que el operador tenga conocimiento de las variaciones normales en la anatomía producidas durante su crecimiento y desarrollo. Las mayores diferencias anatómicas de la vía aérea del niño comparada con la del adulto se encuentran en: 1,2,3,4,5,6,7 Lengua - La lengua del niño es relativamente grande en proporción a la cavidad oral que la contiene, por lo que puede obstruir fácilmente la vía aérea, al ponerse en contacto con el techo de la boca por efecto de la anestesia, en el neonato y en el lactante. Por su tamaño y consistencia resulta más dificultosa su manipulación con la rama del laringoscopio durante la laringoscopia. Posición de la laringe - Las estructuras laríngeas se encuentran al nacer en posición cefálica en relación a la columna cervical, si se las compara con las del adulto, y descienden paulatinamente a medida que el niño se desarrolla. Por ejemplo, el borde de la epiglotis se encuentra al nacer a la altura del cuerpo de C1 y en el adulto en el borde inferior de C3; la glotis del neonato se relaciona con la mitad del cuer- po de C1 y en el adulto con el cuerpo de C5.
  • 2. El mayor descenso de las estructuras de la vía aérea superior ocurre entre el nacimiento y los tres años. Hasta la pubertad no se producen mayores cambios, momento en que por el crecimiento del cartílago tiroides se produce un nuevo descenso de la glotis y el cartílago cricoide. A pesar de lo que comúnmente se dice, las estructuras laríngeas no son más anteriores que las del adulto, pero al ser más rostrales en el cuello, la angulación entre la base de la lengua y la glotis forman un ángulo muy agudo que dificulta la visión de la glotis durante la laringoscopia, lo que puede producir una intubación difícil. Epiglotis - La epiglotis del niño es considerablemente diferente a la del adulto, pues es relativamente más larga, firme y angulada en forma de "U" o "V". Además la epiglotis del niño forma un ángulo de 45 grados con la pared anterior de la faringe, de manera que ocluye parcialmente la entrada de la glotis, a diferencia de la del adulto que tiene un eje paralelo a la luz de la tráquea y descansa sobre la base de la lengua. Esta posición en el niño se debe a que el hioides se encuentra superpuesto al cartílago tiroides, deprimiendo la base de la lengua. Con el crecimiento el hioides y el cartílago tiroides se separan, y la epiglotis se vuelve más erecta. Cuerdas Vocales - Las cuerdas vocales en el niño se encuentran más cercanas por delante, debido a la gran proporción de las mismas que conforma los procesos vocales de los aritenoides (porción cartilaginosa de las cuerdas). Su eje es oblicuo hacia abajo y adelante a diferencia de la del adulto, donde el eje de la glotis es perpendicular a la tráquea. Esto puede ocasionar dificultades en la intubación, especialmente cuando se utiliza la vía nasal, ya que la punta del tubo endotraqueal puede detenerse contra la comisura anterior de las cuerdas. Anillo Cricoideo: El cartílago cricoides está compuesto por dos partes, una posterior o lámina, y una inferior o arco. La lámina conforma la pared posterior de la laringe y el arco o anillo la circunferencia inferior del mismo órgano. El anillo es el único lugar donde la laringe se encuentra completamente abarcada por una circunferencia cartilaginosa. En el adulto, la porción más estrecha de la vía aérea es la luz de la glotis, por lo que cuando el tubo endotraqueal la atraviesa pasa libremente a la luz traqueal. En el niño la porción más estrecha se encuentra a la altura del anillo cricoideo, por lo que aún habiendo atravesado el tubo las cuerdas vocales puede detenerse en la región subglótica. Esto es debido a que la lámina cricoidea se encuentra inclinada hacia atrás y arriba, con lo que la laringe pediátrica tiene la forma de un embudo con base superior y vértice inferior. Corno veremos, los tubos endotraqueales con manguito pueden comprimir la mucosa traqueal y causar edema en la región subglótica, produciendo gran aumento en la resistencia al pasaje de aire durante la extubación. La resistencia al flujo de aire es inversamente proporcional a la cuarta potencia del radio para flujos laminares y a la quinta potencia para flujos turbulentos. La presencia de edema en la región subglótica compromete mucho más al niño que al adulto, por ejemplo: si el diámetro interno de la tráquea es de 4 mm y se produce edema de 1 mm de espesor, el área de sección disminuye un 75% y la resistencia al pasaje de aire aumenta 16 veces. Si se produce el mismo grado de edema en una vía aérea de 8 mm de diámetro el área de sección disminuye un 44% y la resistencia aumenta sólo en tres veces. La angulación de las cuerdas vocales y la estrechez subglótica desaparecen con el desarrollo de los cartílagos crioide y tiroides, entre los 10 y 12 años, por lo que no es recomendable utilizar tubos endotraqueales con manguito inflable hasta esa edad. Tráquea - La tráquea del niño se encuentra angulada hacia atrás y abajo, comparada con la del adulto que es recta hacia abajo. Esta es una de las razones por lo que la presión cricoidea es más efectiva durante la intubación del paciente pediátrico. Su tamaño se correlaciona mejor con el peso que con la edad, pero tiene una gran variación en niños menores de 6 Kg. Fisiología de la vía aérea pediátrica La epiglotis desvía los alimentos lateralmente hacia la fosa piriforme, fuera de la zona de apertura de la glotis, y al igual que la elevación de la laringe al tragar protegen a la vía aérea de elementos extraños e irritantes. Los recesos ventriculares o cuerdas falsas, con su ubicación superior, actúan como valvas o compuertas evitando el escape de aire del sistema respiratorio inferior. Su cierre por contracción muscular aumenta en forma proporcional a la presión por debajo de ellas, ofreciendo una resistencia efectiva equivalente a 30 mmHg; lo que serviría durante la producción de accesos de tos.8 Las cuerdas verdaderas funcionan como válvulas unidireccionales evitando el flujo de aire hacia la tráquea y los pulmones. Si bien ofrecen poca resistencia a las presiones ejercidas desde el interior de la vía aérea, pueden ser continentes aun con presiones de hasta 140 mmHg ejercidas desde el exterior cerrándose más firmemente a medida que aumenta la presión8 . Esta situación debe ser conocida por el anestesiólogo cuando al intentar vencer un espasmo laríngeo con presión positiva, lo único que consigue es cerrarlas más firmemente, y derivar el flujo de gas hacia una zona con menor resistencia, el estómago. La sensibilidad de la región supraglótica de la laringe es proporcionada por el nervio laríngeo superior. Por debajo de las cuerdas vocales la inervación sensitiva corresponde al nervio laríngeo inferior o recurrente. La mayor densidad de receptores se encuentra en la entrada de la laringe, específicamente en la cara laríngea de la epiglotis y las cuerdas vocales presentan menor cantidad de terminales. Existen receptores químicos en la epiglotis que estarían relacionados con la producción de apnea prolongada, habiéndose demostrado que la respuesta beneficiosa de la inhalación del vapor de agua al crup y otras obstrucciones de la vía aérea superior estaría mediada por ellos. El efecto producido consiste en la disminución de la frecuencia respiratoria con el concomitante aumento del volumen corriente ven-tilatorio9 .
  • 3. La inervación motora deriva del nervio laríngeo inferior excepto el músculo cricoaritenoideo que la recibe del laringe superior. El músculo interaritenoideo recibe inervación mo- tora de ambos nervios recurrentes. En todas las funciones laríngeas intervienen activamente reflejos. Por un lado la función de protección es totalmente mediada por ellos y es involuntaria. En la ventilación y la fonación el inicio es voluntario pero su regulación es involuntaria a través de reflejos. El reflejo de cierre de la glotis es el más importante en la protección de la laringe. Su función es el cierre de la glotis durante la deglución, En eI humano, a diferencia de los animales, para que el reflejo sea iniciado se requiere la estimulación de ambos laríngeos superiores, con lo que se produce la contracción de los músculos aductores y el cierre de la vía aérea en tres niveles en forma secuencia): receso aritenoepiglótico, cuerdas falsas (ventrículos laríngeos) y cuerdas vocales verdaderas.10 De los tres niveles, las cuerdas vocales representan la más eficiente barrera contra la aspiración, y su cierre continúa después que desaparece el estímulo. La maduración de este reflejo es paralelo al del resto del sistema nervioso luego del nacimiento, y la disminución de la latencia y aumento en duración se completan en los primeros meses del desarrollo. Esto explicaría la relativa susceptibilidad del neonato para sufrir aspiraciones con el consiguiente daño pulmonar. El espasmo de glotis es una respuesta exagerada del reflejo de cierre de la glotis. En presencia de hipoxia o hipercapnia el reflejo se deprime, pues la recuperación postsináptica en estas condiciones es más lenta que la presináptica con enlentecimiento de la actividad neural y deterioro de la función aductora. Es así que el espasmo de glotis aparece con mayor frecuencia en pacientes bien ventilados, y cuando se presenta el espasmo, las cuerdas se abren espontáneamente a medida que aumentan la hipoxia y la hipercapnia. De manera similar la apertura rítmica de la glotis previa al descenso del diafragma, se ve favorecida cuando existe obstrucción ventilatoria e hipercapnia y se enlentece en presencia de hiperventilación e hipocapnia.8 La duración de la espiración regula la magnitud de la relación inspiración - espiración (I:E). En este sentido la laringe es la responsable del efecto valvular en la resistencia ventilatoria, influenciando significativamente la fase espirato- ria de la respiración. La actividad cricoaritenoidea es gatillada por la presencia de presión positiva en la vía aérea infraglótica, y continúa mientras ésta persista, con una presión de disparo de aproximadamente 30 cmH2O. Por ello a mayor presión en la vía aérea, mayor efecto valvular. La falta de coordinación entre tos esfuerzos ventilatorios y la actividad sensitivo-motora de la orofaringe, junto con la ubicación rostral de las estructuras laríngeas en el cuello hacen que en el lactante la lengua descanse contra el techo de la boca y exista obstrucción de la vía aérea a este nivel. A medida que el niño madura adquiere coordinación, se desarrolla la función oral y la laringe crece descendiendo en el cuello, y el niño es capaz de respirar adecuadamente por la boca. Esta maduración lleva tres a cinco meses, tiempo durante el cual el niño es un respirador nasal exclusivo.11 La obstrucción de las fosas nasales en niños menores de seis meses puede producir obstrucción respiratoria alta de considerable magnitud como ocurre en la atresia de coanas en el recién nacido.3 La inmadurez de las estructuras laringotráqueo- bronquiales en el niño, por su naturaleza elástica, las hace particularmente susceptibles a la compresión mecánica, el estiramiento y la deformación por fuerzas y cambios de presión externos e internos. Se debe tener sumo cuidado en la colocación de los dedos al sostener la máscara sobre la cara, o al extender el cuello fraccionando de la mandíbula, pues puede obstruirse com- pletamente la vía aérea de los lactantes y niños pequeños.2 Durante la inspiración existe normalmente un pequeño grado de colapso dinámico de la tráquea extratorácica, y tendencia a la dilatación de la porción intratorácica y de los bronquios durante la inspiración. La obstrucción de la vía aérea superior y extratorácica (epiglotitis, laringotraqueobronquitis, cuerpo extraño, etc.) produce mayor esfuerzo inspiratorio, con el consiguiente aumento de la presión negativa intratorácica. El resultado es un aumento de la tendencia al colapso dinámico de la tráquea extratorácica por debajo del nivel de obstrucción, en especial a nivel del ingreso a la cavidad torácica, con la aparición de estridor. Cuando existe obstrucción de la vía aérea baja (asma, bronquiolitis, etc.), la tráquea intratorácica y los bronquios pueden sufrir colapso dinámico debido al gran aumento de la presión positiva extraluminal. El colapso dinámico de la vía aérea del niño se hace evidente cuando los pequeños lloran, intentan realizar inspiraciones profundas y se agitan. Por ello es muy importante que los niños con obstrucción ventilatoria se encuentren calmos. Pero utilizar drogas depresoras del sistema nervioso central, sin tener control adecuado de la vía aérea, puede resultar en aumento de la morbilidad y de la mortalidad pues se suprime el esfuerzo voluntario de la respiración.2 Estos cambios en la anatomía funcional de la vía aérea pediátrica nos permiten comprender que el estridor inspiratorio es diagnóstico de obstrucción extratorácica (alta) y el espiratorio caracteriza a las obstrucciones intratorácicas (bajas). El trabajo respiratorio por kilogramo de peso, salvo en el prematuro, es similar a cualquier edad, pero el consumo de oxígeno en el neonato es del doble (4-6 ml/kg/min) que en el adulto (2-3 mg/kg/min). Cualquier alteración de la vía aérea que aumente el trabajo respiratorio (tubos endotraqueales largos y finos, obstrucción de la luz del tubo, disminución del diámetro de la vía aérea, etc.) o disminución en la performance de la musculatura ventilatoria (relajantes musculares, anestésicos halogenados, etc.) hacen que la relación aporte/demanda sea deficitaria y explica la rápida desaturación arterial del paciente pediátrico en estas situaciones. El diafragma y los músculos intercostales del prematuro y del recién nacido son pobres en miofibras tipo I (que
  • 4. permiten los movimientos repetitivos sin fatiga), por lo que cualquier condición que aumente el trabajo ventilatorio, pue- de rápidamente generar fatiga muscular y llevar a la falla respiratoria a estos pacientes.12 Evaluación previa Si la vía aérea del niño es diferente a la del adulto en muchos aspectos como vimos anteriormente, las precauciones que se deben tomar antes de cada acto anestésico son similares, siendo la valoración preoperatoria el mejor método para predecir dificultades potenciales y evitar complicaciones.13 Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, es recabar la mayor información posible sobre nuestro paciente, investigando la presencia de signos y síntomas tales como: - Infecciones respiratorias. - Respiración nasal o ruidosa. - Tos, características y tipo. - Episodios de crup o estridor. - Asma y/o uso de broncodilatadores. - Atopía, alergia. - Aspiración de cuerpos extraños. - Intubaciones previas. - Problemas con anestesias anteriores. - Internaciones anteriores por problemas respiratorios. - Requerimientos de oxigenoterapia. - Forma y característica en la emisión de los sonidos y palabras. - Posición en la que duerme o descansa. - Juegos y actividades en la casa o la escuela. Durante el examen físico debemos tener en cuenta que no existe un factor anatómico que en forma individual pueda predecir la posibilidad de encontrar dificultades durante la intubación, siendo importante evaluar: - Color de piel y mucosas. - Frecuencia y tipo respiratorio. - Presencia de tiraje, aleteo nasal o el uso de músculos accesorios. - Apertura bucal, tamaño de la boca y lengua. - Conformación del paladar y la mandíbula. - Características de los dientes. - Ubicación de la laringe. - Presencia de estridor o sibilancias. - Distancia entre el mentón y el cartílago tiroides. -Secreción nasal o en la vía aérea superior. - Hipoventilación. - Desaturación con aire ambiente. - Extensión del cuello. - Anomalías asociadas a malformaciones congénitas o como parte de un cuadro sindrómico, etc. Durante la evaluación pueden utilizarse distintos sistemas de valoración, y cuantificación de dificultades en la intubación, como el de Mallampatti, la distancia mente- tiroidea, o sus combinaciones, que no serán abordados en este trabajo, recomendando su estudio en recientes actualizaciones.13,14,15 A pesar de que la evaluación preoperatoria de la vía aérea pediátrica requiere usualmente sólo un relevamiento cuidadoso de la historia clínica y del examen físico, en aquellos pacientes en que se espera encontrar dificultades en la intubación es de utilidad realizar estudios radiológicos complementarios. Las radiografías simples de la vía aérea superior (cráneo, columna cervical y tórax) de frente y perfil suelen ser suficientes para brindar información y evidencia del sitio de obstrucción o de otras anomalías. La tomografía com- putada o la resonancia nuclear magnética proveen información más detallada, pero deben ser usadas con un claro análisis de la relación costo-beneficio.6,16,17 Debemos resaltar que estos estudios deben reservarse para aquellos pacientes con dificultad conocida o sospechada, no para realizar en búsquedas rutinarias e indiscriminadas de pa- cientes problema. Intubación Conocidas las diferencias anatómicas y funcionales de la vía aérea pediátrica comparada con la del adulto, habiéndose informado de la historia previa y del examen físico, y con los estudios complementarios evaluados, podemos planificar la intubación de nuestro paciente. Previo a la inducción debemos decidir el tamaño del tubo a utilizar, sus características, y la distancia máxima de inserción del mismo; laringoscopios, mandriles, sondas, pinzas y cualquier otro tipo de equipamiento que sea nece- sario en caso de tener una intubación dificultosa no sospechada.13 La selección de la medida del tubo debe hacerse en forma particular en cada paciente. La única medida estandarizada por los fabricantes es el diámetro interno. Por ello es común utilizar cálculos relacionados con la edad del niño que brindan una aproximación teórica a la medida requerida para nuestro paciente en relación a la medida del diámetro interno.2 Edad Diam. Int. (mm) Prematuro 2,5 Recién nacido 3 6 meses – 1 año 3,5 – 4 1 a 2 años 4 – 5 Mayores de 2 años Edad (años) + 16 : 4 También puede ser útil utilizar como referencia para estimar la medida del tubo, la comparación del mismo con el tamaño del dedo meñique de nuestro paciente. A pesar de los cálculos y las estimaciones previas puede existir variación alrededor del promedio, por lo que es recomendable tener siempre en el quirófano dos medidas mayores y dos menores a la estimada para la edad del pacien- te. Luego de la intubación se debe tener en cuenta que la medida correcta, en tubos sin manguito, es aquélla que permite generar presiones positivas en la vía aérea de 20 a 30 cm/H2O con una mínima pérdida de gas alrededor del mismo por debajo de 20 cm/H20.18 -19 Como hemos visto, en menores de 10 años, la región subglótica es la más estrecha de la vía aérea, por lo que es
  • 5. recomendable utilizar tubos sin manguito para evitar la compresión de la mucosa y el edema postextubación. Además los tubos sin manguito permiten utilizar medidas con mayor diámetro interno disminuyendo la resistencia al flujo. Cuando la intubación se lleva a cabo sin relajantes musculares y el paciente tose o se produce laringoespasmo, es difícil evaluar o evidenciar la pérdida de gas por fuera del tubo, que se hace evidente al profundizar el plano anestésico. Si se utiliza un tubo con manguito puede ser necesario reinflarlo (con lo que debe tenerse sumo cuidado) y si se utilizó uno sin manguito podemos vemos forzados a cambiarlo. Si se utiliza N2O en pacientes con tubos con manguito, es importante reevaluar durante la anestesia su presión (que permita una leve pérdida) pues este anestésico difunde hacia el manguito pudiendo producir excesiva compresión de la mucosa.2 El largo de la tráquea (de las cuerdas vocales a la carina) es según las edades aproximadamente de: Prematuro 8 cm Neonato 10 cm 1 año 11 cm 1-3 años 12 cm 5 años 14 cm 10 años 16 cm Entre los 3 meses y el año si la marca de 10 cm en el tubo endotraqueal se encuentra a nivel de la encía, la punta del tubo se encuentra encima por sobre la carina. En niños de 2 años 12 cm es una distancia adecuada, y en mayores de esa edad la distancia correcta de introducción del tubo se puede calcular mediante fórmulas basadas en el peso y la edad18 : Edad (años) Peso (kilos) + 12 + 12 2 5 A pesar de los cálculos aproximados, luego de introducir el tubo en la tráquea, se deben observar la expansión simétrica de ambos hemitórax y auscultar la entrada de aire en ambos vértices y axilas, para certificar la intubación y la correcta posición del extremo distal del tubo. La misma maniobra debe hacerse luego de cada cambio de posición de la cabeza o del paciente, pues es muy común ver intubaciones endobronquiales luego de que el paciente fue puesto en posición quirúrgica. Esto se manifiesta con una caída leve pero sostenida de la saturación de oxígeno (de 99- 100 a 95-93), por lo que cuando notamos una leve y persistente disminución en la saturación de O2, no debemos por reflejo aumentar la FiO2, sino por el contrario, investigar si la entrada de gas es simétrica. La posición de intubación, como la anatomía, difieren en el niño si se lo compara con el adulto. Si se dibujan dos líneas, una que pase por el borde inferior de los dientes (o la encía) del maxilar y la otra entre la luz de la glotis y el extremo distal de la úvula, se forma un ángulo llamado "ángulo de intubación" que permite comparar distintas posiciones de la cabeza y cuello y relacionarlas con los planos de intubación.6 Luego de los 6 años y hasta la pubertad, (al igual que en el adulto) si se coloca un almohadón bajo la cabeza (flexión) y se extiende el cuello a partir de la flexión, se aplana el ángulo de intubación alineándose los planos orales, laríngeo y faríngeo; en lo que se conoce como "posición estandard" o posición de olfateo.20 Esto es posible porque la laringe ya descendió y hay más vértebras cervicales para extender por debajo de ella.6 En menores de 4 años si se comparan los ángulos de intubación con y sin almohadón bajo la cabeza del niño (flexión) no se encuentra ninguna diferencia, con esta maniobra. Esto se debe a que la laringe es cefálica en el cuello y no hay suficientes articulaciones intervertebrales por atrás (abajo) para flexionar.2,18,19,20 En estos niños es más útil presionar sobre la laringe, haciéndola descender durante la maniobra de intubación, para colocar la glotis en la línea de visión. En menores de 6 meses y recién nacidos, es innecesario levantar la cabeza pues ésta es proporcionalmente mayor que el tronco, con lo que se cuenta con una flexión suficiente y sólo basta con extender la cabeza en la articulación atlantoccipital o colocar un realce en la espalda, o presionar los hombros del paciente hacia la mesa de operaciones.2,3 Esta maniobra debe ser cuidadosa, pues si se extiende en exceso se puede comprimir la traquea inmadura, disminuyendo su luz y produciendo obstrucción al flujo aéreo.2 Complicaciones asociadas a la intubación Las complicaciones con la vía aérea pediátrica asociadas a la intubación pueden ser clasificadas en función del momento en que se producen:21,22,23 - Durante la intubación - Traumatismo de ojos, labios, dientes, encías, faringe, laringe, etc. - Epistaxis - Fractura - luxación de columna cervical - Perforación de faringe o esófago - Enfisema mediastínico o subcutáneo, neumotórax - Aspiración (sangre, dientes, contenido gástrico, etc.) - Intubación bronquial - Laringoespasmo - Broncoespasmo - Tos, mordedura del tubo - Aumento de la presión intraocular - Aumento de la presión intracraneal - Hipertensión, taquiarritmias - Hipotensión, bradiarritmias - En el intraoperatorio - Obstrucción del tubo - Ruptura de la tráquea, enfisema, neumotórax - Aspiración - Lesión subglótica por el manguito - Laceración de la mucosa y sangrado traqueal
  • 6. - Intubación bronquial - Extubación - Durante la extubación - Trauma de la glotis - Dificultad para movilizar el tubo - Aspiración - Obstrucción ventilatoria - Tos, mordedura del tubo - Laringoespasmo - Broncoespasmo - Edema subglótico postextubación (ESPE) La mayoría de ellas pueden ser previstas o evitadas con una adecuada evaluación, planificación y preparación previa para la intubación, y con una correcta técnica anestésica. Si la intubación se presenta dificultosa o complicada, es imperioso recurrir a técnicas alternativas y requerir la ayuda de otro profesional antes de proseguir a riesgo de producir mayor traumatismo o imposibilitar la entrada de a/re.13,14,15,19 Como vimos el espasmo laríngeo es la respuesta exagerada del reflejo de cierre de glotis, por contracción de la musculatura aductora de la glotis que producen obstrucción respiratoria a nivel de las cuerdas vocales, con contracción simultánea de la musculatura abdominal y torácica. Puede producirse tanto en la intubación como en la extubación y su incidencia global es de 8/1000 pacientes. En niños menores de 9 años la frecuencia es tres veces mayor que en cualquier otro grupo etario con una presentación que alcanza a 17/1000 pacientes anestesiados.24 Las causas que con más frecuencia lo producen son:19,21 - Inadecuado plano anestésico - Agentes anestésicos inhalatorios (Isofluorano en mayor medida que Halotano y Enfluorano) - Estimulación mecánica con sustancias endógenas como saliva, vómito, sangre, secreciones, etc., o exógenas como el agua presente en el circuito de ventilación, cal sodada, el latingoscopio o la sonda de aspiración en contacto con estructuras faríngeas o laríngeas. - Reflejos, como la dilatación del esfínter anal, del canal cervical, o la tracción de vísceras abdominales. La incidencia de laringoespasmo aumenta hasta cinco veces en presencia de infección respiratoria.25 El cierre de la glotis es secuencia!, y está relacionado con la intensidad y duración del estímulo, y con la profundidad del plano anestésico; pero una vez desencadenado el reflejo, el cierre de la glotis se mantiene más tiempo de lo que dura la estimulación. El espasmo laríngeo puede ser parcial o completo. Cuando es incompleto se asocia con estridor inspiratorio y se resuelve retirando el estímulo, profundizando el plano anestésico, adecuando la posición de la vía aérea superior, o espontáneamente al deprimirse la actividad refleja por la presencia de hipoxia o hipercapnia.21 Cuando es completo se puede requerir del uso de relajantes musculares para su resolución dependiendo del compromiso del paciente.19 En cualquier caso el mejor tratamiento del espasmo de glotis se basa su prevención (evitar los elementos irritantes, adecuado plano anestésico, relajación muscular y maniobras de intubación suaves, correcta elección del momento de la extubación etc.) y oxígeno en altas concentraciones. El broncoespasmo es otra complicación muy común asociada a la intubación y la extubación. Su incidencia global es de 1,6/1000 pacientes anestesiados, y en niños menores de 9 años crece hasta 4/1OOO.26 Se desencadena por la estimulación laringotraqueal o por la liberación de histamina muchas veces asociada a medicación anestésica o a reacciones de hipersensibilidad. La tráquea y la carina son las zonas más sensibles a la estimulación, aunque con un estímulo de suficiente intensidad sobre la laringe y la glotis también se puede producir bron- coespasmo.18,l9,21 En cualquier caso, con independencia del estímulo, un adecuado plano anestésico enlentece la conducción nerviosa del reflejo y previene esta complicación cuando es producida por un estímulo mecánico. El diagnóstico debe descartar la presencia de obstrucción mecánica (cuerpo extraño, secreciones, sangre, etc.) ante la existencia de roncus y sibilancias con predominio espiratorio, disminución en el volumen corriente, aumento de la presión en la vía aérea o uso de la musculatura accesoria. El término crup define a un grupo de entidades agudas caracterizadas por tos ruidosa, metálica, de tono alto, etc. que es signo de obstrucción respiratoria extratorácica. En la clínica pediátrica y emergentología, se reconocen dos entidades nosológicas diferentes con estas características:27,28,29 - Crup espasmódico (asociado a una reacción alérgica contra antígenos virales o como parte del espectro del asma). - Laringotraqueobronquitis (crup viral producido por los virus influenza, rinovirus y sinsicial respiratorio). En el período postoperatorio, con un niño alerta y estridor la causa más común de obstrucción extratorácica es el edema subglótico postextubación. (ESPE). Es una de las complicaciones relacionadas con la intubación más severa y frecuente. La incidencia varía entre las distintas series entre el 1 y el 6%.30,31 Como vimos, la región subglótica es la zona más estrecha de la vía aérea pediátrica y una pequeña disminución en su diámetro genera un gran aumento en la resistencia al flujo y demanda un gran trabajo respiratorio. Además la tráquea del niño sufre un colapso dinámico durante la inspiración, que se acentúa con la presencia de obstrucción subglótica extratorácica. En estas condiciones, el ESPE, puede llevar al paciente a la falla ventilatoria. Existen algunos factores que se relacionan con la aparición de ESPE tales como:32 - Edad: es más frecuente en niños entre 1 y 3 años. - Tamaño del tubo: con tubos que cierran completamente la luz de la tráquea y no permite una pequeña pérdida de gas a su alrededor. - Cambios de posición de la cabeza con el paciente intubado. - Historia previa de crup, intubación o ESPE. - Trisomía del par 21.
  • 7. El curso clínico es muy variable e impredecible. Luego de la extubación el estridor se hace evidente dentro de las 2 hs. con su pico máximo de severidad entre las 4 y 6 hs. Sólo un pequeño porcentaje desarrolla falla respiratoria luego del tratamiento.32 Se debe hacer diagnóstico diferencial con: - Lesión del recurrente - Lesión de las cuerdas vocales - Luxación traumática de los aritenoides - Cuerpo extraño - Edema de la vía aérea superior secundario a reacciones de hipersensibilidad Conclusiones Hemos visto que la vía aérea pediátrica difiere significativamente de la del adulto, y estas diferencias pueden generar dificultades en la intubación si no se las tiene en cuenta. Además, como en el adulto, son muchos los factores que pueden predisponer, y desencadenar una intubación difícil. La evaluación preoperatoria, (con su registro en la historia clínica), es la mejor protección tanto para el paciente como para el anestesiólogo que tiene que abordar la vía aérea de un niño. La práctica suele ser la mejor escuela, pero en el caso del manejo de la vía aérea del niño es fundamental conocer a través del estudio detallado las diferencias existentes durante su desarrollo. Las complicaciones relacionadas con la intubación del paciente pediátrico son en su mayoría predecibles o evitables, y cuando se presentan, corregibles, siempre que se esperen y se anticipen. Como para la intubación de cualquier paciente valen las siguientes premisas: - Evalúe la historia clínica de su paciente, en especial los reportes de intervenciones anteriores - Realice un completo examen físico - Si tiene dudas o le falta experiencia, pida ayuda antes, nunca después. - Recuerde que ninguna característica anatómica o funcional por sí sola predice dificultades en la intubación. Busque y descarte otras. - Tenga preparado, y a su alcance (en el quirófano), equipo adicional para resolver una posible complicación - Si tiene dudas, saque el tubo. Ningún paciente muere por estar mal intubado, sino por estar mal oxigenado. - PRIMUN NON NOCERE. Bibliografía 1. Cote CJ. The child with airway obstruction. Refresher Course Lectures: X World Congress of Anesthesiology. La Haya, Holanda. (1992); B 204: Pag. 1-6. 2. Colé CJ, Todres D. The pediatric airway. En: Cote. Ryan. Todres. Goudsouzian. A practice of anaesthesia for intants and children. W.B Saunders Company. Filadelfia. Segunda edición. (1993): Pag. 55 - 80. 3. Cote CJ. How to manage the difficult pediatric airway. ASA Refresher Course Lectures. (1991); 262: Pag. 1-7. 4. Brown TCK. Anatomy and physiology. En: Brown TCF. Fisk GC. Anaesthesia for children. Blackwell Scientitic Publications. Oxford. Segunda edición. (1992): Pag. 1 -24. 5. Eckenhoff JE. Some anatomic consideralions of the infants larynx influencing endotracheal anaesthesia. Anaesthesiol. 1951, 12, 4: 401-410. 6. Westhorpe RN. The position of the larynx in children and its relationship to the ease of intu-bation. Anaesth. Intens. Care. 1987,15, 4: 384-388. 7. Neelakanta G. Pediatric airway anatomy and the difficult airway. Seminars in Anaesthesia. 1992,11, 4: 220-228. 8. Sasaki CT. Issacson G. Dynamic anatomy of the larynx. Problems in anaesth. 1988, 2, 2: 163-174. 9. Sasaki CT. The respiratory mechanism of aerosol inhalation in treatment of partial airway obstruction. Pediatrics 1977, 59: 689-694. 10. Fink BR. The etiology and treatment of laryngeal spasm. Anesthesiol. 1956, 17: 569- 577. 11. Miller MJ. Cario WA. Strohl KP. y col. Elfect of maturation on oral breathing in sleeping premature infants. J. Pediatr. 1986, 109: 515-519. 12. Epstein RA, Hyman Al. Ventilatory requirements of critically ill neonates. Anesthesiol. 1980, 53: 379-384. 13. Ingelmo PM. Podré intubar a este paciente...? Actas XXI Jom. Arg. Anest. Las Leñas. (1992), Pag. 221-229. 14. Cobley M., Vaughan RS. Recognition and mana-gement of airway problems. Br. J. Anaesth. 1992, 68: 90-97. 15. King TA., Adams AP. Failed tracheal intubation. Br J. Anaesth. 1990, 65: 400-414. 16. Horton WA, Fahy L y col. Disposition of cervical vertebrae, allanto axial joint, hyoid and mandible during S-ray laryngoscopy. Br. J. Anaesth. 1989, 63: 435-438. 17. White A, Kander PL. Anatomical factors in difficult direct laryngoscopy. Br. J. Anaesth. 1975, 47: 468-474. 18. Ho MD. The pediatric airway. En: Bell C, Hughes CW, Oh TH. The pediatric anaesthesia handbook. San Luis. Mosby year book. 1991, Pag. 129-153.