1. Las decepciones
Tarde o temprano las tendremos.
Empezaron cuando niño, esperabas, esperabas y cuando sucedió no era lo que querías.
Te hicieron creer que el Ratón Perez era quien se llevaba tu diente y dejaba un regalo.
Que Papa Noel, que la cigüeña. Conforme crecías y madurabas, entendías más.
Esas son las situaciones de la niñez ya superadas.
Qué pasa cuando tenemos serias decepciones en nuestra vida adulta.
La amiga de toda la vida te roba a tú enamorado, la primera decepción en el amor, las
promesas no cumplidas, etc., podríamos seguir enumerando decepciones que han pasado.
Lo que debemos hacer es aprender de lo que la vida no enseña, para madurar y crecer
entendamos que la vida es un conjunto de varias cosas, buenas, regulares o malas.
Las decepciones nos enseñan, ¿duelen? Sí. Está en ti la fortaleza de obtener experiencia
positiva de ello.
Lo importante es que sepamos salir adelante, y no miremos al pasado con tristeza si no más
bien vivamos el hoy con lo que tenemos y disfrutamos, porque no sabremos si mañana lo
tendremos o si estaremos presente para disfrutarlo.