El documento discute el papel de un asesor político. Explica que un buen asesor debe comprender bien a la sociedad y transmitir la necesidad de identificarse con las necesidades de la gente en lugar de enfocarse en la proyección personal. También argumenta que un asesor debe ser contratado por su juicio y no por prejuicios ideológicos. Finalmente, sostiene que la política asesorada debe aspirar a la excelencia democrática y centrarse en investigación, neurociencia y nuevas disciplinas para ser más útil para los votantes
3. La anécdota explica muy bien, a
mi juicio, cuál debe ser el trabajo
de un asesor o asesora
profesional: comprender bien a
la sociedad a la que se quiere
representar o dirigir.
Y trasladar a la candidatura, y a
su entorno, la necesidad de una
estrategia orientada a la
identificación (con los demás,
sus necesidades y sus estados de
ánimo), y no, necesariamente, a
la proyección (propia).
5. La afinidad ideológica, o la
complicidad afectiva, no ayudan
a crear un marco profiláctico de
profesionalidad
6. El asesor/a es alguien a quien deberían contratar por su
juicio, no por su prejuicio o apriorismo ideológico o
personal
El asesor/a es alguien a quien deberían
contratar por su juicio, no por su prejuicio o
apriorismo ideológico o personal
8. El trabajo de la
asesoría política es
tan antiguo como el
del liderazgo
9. «Las promesas de un candidato
siempre son vitales para una
campaña, sin promesas la
campaña electoral se vuelve
vacía e inocua. El votante debe
sentir que, al votar por ti, tiene
la esperanza de recibir alguna
recompensa».
Quinto Tulio Cicerón
Marco Tulio Cicerón
12. La política bien asesorada debe
aspirar a la excelencia democrática
(y meritocrática)
13. Una nueva cultura de la
asesoría política más
humilde, discreta y
centrada en el trabajo
colectivo, la investigación,
y las nuevas disciplinas que
van desde la neurociencia,
el Big Data político,
el visual thinking,
el activismo digital o
las campañas ciudadanas