Las infecciones y el trauma son capaces de causar daños tisulares y procesos inflamatorios, provocar alteraciones en el balance hidroelectrolítico, el metabolismo del nitrógeno, glucosa y lípidos, en las hormonas, la temperatura corporal y la inmunidad. A todos estos cambios sistémicos se les llama respuesta de fase aguda e incluye cambios en la concentración de los reactantes (proteínas) de fase aguda