AMISHAV BIBLIA

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Juan 1
En el principio
(Introducción 1ª. parte)
Para escuchar el audio: https://m.soundcloud.com/amishav/40-juan-1-en-el-
principio?in=amishav/sets/instituto-b-blico-descubre
Para ver el video:
http://youtu.be/9XSXGXZ9kug?list=PLWD70me4azDLWmophEgwlvTj6HYAYhN58
Autor del comentario: José A. Sánchez Vilchis
Transcripción: Humberto Rendón Rojas
Jerusalén Israel, Enero 24 del 2015.
Juan 1.- 1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este
era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un
hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que
diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para
que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre,
venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo
no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio
testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí,
es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y
gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. 19 Este es el testimonio de Juan,
cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen:
¿Tú, quién eres? 20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. 21 Y le
preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió:
No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron.
¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto:
Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. 24 Y los que habían sido

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enviados eran de los fariseos. 25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas,
si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? 26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo
con agua; más en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. 27 Este es el
que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la
correa del calzado. 28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán,
donde Juan estaba bautizando. 29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo:
He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo
dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando
con agua. 32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del
cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a
bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que
permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34 Y yo le vi, y he dado
testimonio de que éste es el Hijo de Dios…
Estamos en la introducción de las letras rojas en el evangelio de Juan, ésta serie de estudio
donde vamos a analizar las enseñanzas de Yeshúa, sus dichos, todas las palabras que
salieron de su boca y que en algunas versiones de la biblia aparecen con letras rojas; así
que vamos a estar a lo largo de éste evangelio estudiando éstas palabras, haciendo énfasis
en las palabras de Yeshúa nada menos que en el lugar de los hechos.
Nos encontramos en el río Jordán y vamos a hacer una reflexión en ésta que es la primera
parte introductoria al evangelio de Juan, donde aquel verbo por quien todas las cosas
fueron hechas, descendió y habitó entre nosotros y vimos su gloria como del unigénito del
Padre lleno de gracia y de verdad.
Bendito seas padre por haberte dado a conocer a través de tu hijo en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de nuestros pecados, te ruego por éste estudio del día
de hoy que inicia ésta serie del evangelio de Juan que fue escrito conforme a su testimonio
para que creamos que él es el Mesías, tu Hijo y que creyendo tengamos vida en su
Nombre. ¡Muchas cosas fueron hechas! Dijo tu siervo Juan, muchas cosas fueron
enseñadas por tu hijo, tantas que si se escribiesen no cabrían en el mundo entero los libros
que habían de escribirse, pero éstas cosa se escribieron para que creamos que él es quien
dijo ser. Bendito seas Padre por éste privilegio, por ésta oportunidad de estudiar sus
palabras, te ruego que sea tu Espíritu quien las selle en nuestro corazón y que se cumpla el
propósito por el que tu siervo Yohanan, Juan, el discípulo amado escribió éstas palabras,
que muchos que escuchen crean que él es tu Hijo y creyendo tengan vida en su Nombre,
por los méritos de Yeshúa, amén.

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Vamos a dividir ésta introducción en tres partes, antes de que aparezcan las primeras
letras en rojo que están en el capítulo 1 versículo 38, hay una introducción en el evangelio
de Juan que es diferente al de los otros evangelios, de hecho el evangelio de Juan es muy
diferente ya que es un evangelio en el que Yeshúa habla muchas palabras en rojo, es un
evangelio muy abundante en enseñanzas, en palabras que trascienden incluso, la creación
que estamos viendo.
Es en el río Jordán donde Yeshúa inicia su ministerio, donde él es anunciado como el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y aquel verbo que se hizo carne, aquel
que era desde el principio como leímos en la primera parte de ésta introducción,
habitando en la eternidad, en la gloria, en el seno de su Padre se manifestó a nosotros y
ésta introducción como les decía la voy a dividir en tres secciones, la primera sección es:
en el capítulo 1 del versículo 1 al versículo 18 que nos habla básicamente de ésta palabra,
de ésta manifestación del Padre por quien todas las cosas fueron hechas.
Para una mayor explicación a cerca de éste tema de la deidad del verbo, de la palabra,
para eso ya se grabó un estudio que a todos los que estén interesados en entender desde
una perspectiva hebrea el concepto del hijo de Dios, del Hijo que habita en la eternidad
con Dios, les recomiendo estudiar en el nivel intermedio el comentario verso por verso del
evangelio de Juan y también el capítulo 1 de la carta a los hebreos:
http://www.descubrelabiblia.org/juan-verso-x-verso.html
http://www.descubrelabiblia.org/hebreos-verso-x-verso.html
Ahí van a tener más amplitud en canto a qué era lo que los hebreos, los judíos del tiempo
del apóstol Juan creían con respecto al Hijo de Dios, cuál era el concepto que ellos tenían y
ahí ahondamos en ése tema y de eso es básicamente de lo que tratan esto primeros
versículos en el capítulo 1 que nos van a dar la introducción a todo lo demás en éste
evangelio.
Estos primeros versículos trascienden incluso a Génesis capítulo 1 verso 1 en donde dice:
Génesis 1.- 1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra…
Así comienza la biblia, pero el evangelio de Juan dice:
Juan 1.- 1 En el principio era el Verbo,…

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Ya estaba desde antes el verbo, aquí Juan va más atrás de Génesis 1:1; en el principio ya
estaba la Palabra; Él es antes de todas las cosas y como dice aquí mismo, todas las cosas
por él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido fue hecho.
Así que si éste evangelio de Juan, es donde aquella palabra por cuyo poder fueron hechas
todas estas cosas se manifestó y en éste evangelio es donde más enseña, donde más
habla, donde hay más letras en rojo, ¿Ustedes qué piensan, valdrá la pena estudiar y hacer
un recorrido de éste evangelio? Éste evangelio es uno de los primeros escritos que se le
recomiendan a toda persona que por primera vez empieza a querer aprender acercarse de
Jesús en círculos cristianos, a mi me pasó que cuando quise conocer por primera vez
acerca de Jesús, la primera recomendación que recibí fue que leyera el evangelio de Juan,
el primer escrito de la biblia que yo hice fue del evangelio de Juan y aún en la actualidad
en diversas iglesias es lo que se recomienda, de hecho en campañas de evangelismo, son
trataditos o impresiones del evangelio de Juan en copias lo que se regalan, a todos
aquellos que se comprometían con Cristo se les entregaba copia del evangelio de Juan.
Así que éste evangelio de Juan es uno de los escritos más leídos en círculos cristianos y
estamos hablando de que los círculos cristianos en el mundo no son poca cosa, estamos
hablando de una tercera parte de la humanidad, alrededor de dos mil millones de seres
humanos han tenido algo de contacto con el evangelio de Juan.
Si éste evangelio es tan importante, una de las cosas que a mí me sorprende y me hacen
sentir muy pequeño y muy indigno es que yo no sé lo que Dios vio en mi para abrirme
todas las puertas y darme la posibilidad de ahora ya no solo leer éste evangelio sino
estudiarlo y compartirlo a través de videos, de internet, de audio etc. y con ustedes y con
éstos estudiantes que están aquí conmigo, de compartirlo nada menos que desde el lugar
de los hechos; ¿ustedes saben el impacto que puede tener estudiar éste evangelio donde
se llevó a cabo? Que puedas vivir la escritura y no solo imaginártela, sino vivirla, estar
analizando cada una de éstas enseñanzas y vivir éstos acontecimientos y poder hacer ésta
grabación y poder transmitirla libre y gratuitamente a todos, es algo que simplemente no
tengo palabras para expresar mi gratitud al respecto.
Lo curioso es que justamente cuando comienzo la grabación la cual me tiene sumamente
entusiasmado y con mucha alegría, es tener aquí a mi esposa y a mi hijo primogénito ya
que una de las principales razones por las que yo vine a Israel y es uno de mis más grandes
anhelos es porque yo le pedí a aquél que me salvó, que me diera la oportunidad de
recorrer ésta tierra abriendo la biblia en los lugares donde sucedieron y que me permitiera

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compartírsela a mi primogénito Daniel y poder decirle que si cumplo con éste sueño y
espero que sí, poder decir que he cumplido una labor muy importante, no podría llegar al
extremo de decir que ahora sí ya me puedo morir porque ya le compartí esto a mi hijo
primogénito y ya, no podría decir eso, sin embargo sí voy a experimentar una gratitud que
es imposible expresar con palabras, puedo tener un destello de comprensión de lo que
sintió el rey David cuando le dijo a Dios: “Me sacaste del redil de las ovejas, yo era un
simple pastor y me sacaste de ahí para ser pastor sobre tu pueblo Israel…” Y así me siento,
siento que soy, José Antonio Sánchez Vilchis, soy un chilango de la capital de México de la
colonia Mixcoac, yo de joven me avergonzaba de decir que vivía en ésa colonia porque no
era distinguida. Pensar que el Señor me sacó de ahí, independientemente del nivel social o
del lugar que es lo de menos, me sacó de una vida sin propósito, de una juventud perdida
que iba directo mínimo a la tumba y si creemos lo que está escrito, a la condenación
eterna, directo a lo que dice en el capítulo 3: “El que en él cree no es condenado pero el
que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el testimonio del Hijo de
Dios…” Y para allá iba mi vida, en mi juventud me mofaba, me burlaba de Jesucristo, en
reuniones yo me hacía el chistoso contando chistes blasfemos de Jesús y el pensar que me
sedujo y me conquistó al manifestarme su amor y ahora me pone a habar de él con
gratitud, con amor, esto es algo que solamente a él se le pudo haber ocurrido, el que
hubiese escogido a un jovencito blasfemo, orgulloso, egoísta, irónico burlón de las cosas
de Dios, ateo, para traerme a éstos lugares y demostrarme que todo lo que yo decía en su
contra era producto únicamente de mi ignorancia, producto de no haber sido enseñado
en éstas cosas y al haberme traído aquí y demostrarme con hechos, con evidencias que lo
que él dijo es verdad, no tengo palabras para expresar mi gratitud.
Éste evangelio de Juan más que un comentario de los que ya he hecho de carácter
doctrinal, yo quisiera sean las palabras de Yeshúa quebrantándome, cautivándome,
seduciéndome y enamorándome y enamorando a muchas ovejas que él dijo que no eran
de éste redil, que estaban lejos, en otro lugar y que era necesario que él como el buen
pastor fuese en su búsqueda, y les iba a traer de vuelta y sería entonces un solo rebaño y
un solo pastor.
Es mi deseo que éste comentario en video, sea simplemente un testimonio de mi gratitud
por aquel verbo que habitó en su gloria indescriptible e inalcanzable y que se hizo
cercano, se hizo carne y que habitó entre nosotros y que vimos y estamos viendo y
palpando su gloria. Dios trajo a las personas a éste lugar que tenía que traer y lo van a ver
personas que estoy seguro que él en su misericordia quiere seducir y conquistar para
cumplir lo que anunció por boca de sus profetas y por boca del testimonio de Juan el

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bautista que vino a anunciar que el Cordero de Dios, aquel que quita el pecado del mundo
venía a éste mundo.
Ésta introducción que dividiremos en tres secciones, primera sección, versículos del 1 al
18, ése verbo se hizo carne, vimos si gloria, aquel que es la Palabra, que es eterno, aquel
que habita en luz inaccesible se hizo cercano.
La segunda parte, el testimonio de Juan el Bautista, aquel mensajero que anunció el
profeta Isaías que vendría a cumplir todo el mensaje central del que hablaron los profetas:
Salvar a su pueblo de sus pecados, redimir al pueblo de Israel y no solo al pueblo de
Israel, porque también Isaías dijo: no solamente te bastó salvar a la descendencia de
Jacob, sino que Dios te puso por pendón, por estandarte, por bandera a las naciones…
Cuando iba a haber una batalla, los campamentos de los ejércitos se ponían frente a
frente y cada ejército tenía sus estandartes, tenían sus banderas, esas banderas tenían sus
insignias, símbolos del país que iba a combatir y en la antigüedad incluso tenían las
imágenes de sus dioses. En México por ejemplo cuando el cura Miguel Hidalgo proclama la
independencia, traía el estandarte de la virgen de Guadalupe, esto es algo así parecido.
Los ejércitos al combatir ponían sus estandartes como señal de que ése símbolo les diera
la fuerza, que la imagen de su dios les diera la fuerza para derrotar a sus enemigos y al
final el ejército que ganaba ponía su estandarte como diciendo que su dios ganó.
Ése es el tema del que está hablando Isaías, que iba a poner esa salvación como un
estandarte a las naciones y ese estandarte que en el contexto de los ejércitos y las guerras
es destrucción, en las escrituras nos hablan de que ése estandarte que Dios iba a poner
como Pendón, como estandarte para salvar a las naciones, su estandarte no iba a ser de
destrucción, sino que iba a ser un estandarte de salvación y de amor… Dice el libro de
Cantar de los cantares: “Me llevó a la cena del banquete y su estandarte sobre mi fue,
amor…”.
En ésta primera parte dice que a lo suyo vino y los suyos no le recibieron, más a todos los
que le recibieron, a los que creen en su Nombre les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios.
Algo que me apasiona de los versículos de Juan y que nos ayudan mucho a balancear todo
lo que hemos venido estudiando a cerca de la descendencia de Abraham que por
supuesto que es fundamental en el estudio de las escrituras, es saber que Dios va a
cumplir su promesa de traer descendencia a Abraham, de salvar a la descendencia de

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Abraham y traerla a ésta tierra, por supuesto que eso es innegable y es un testimonio de
las escrituras, sin embargo aquí también hay un texto que abre la puerta de salvación a
todas las naciones independientemente de cuál sea su genealogía y dice:
Juan 1.- 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne,…
Es decir, una persona que se hace discípulo de él, una persona que nace de Dios, una
persona que Dios adopta como hizo con su Hijo, dice que no es nacido de carne ni de
sangre, lo que quiere decir que no es voluntad de un ser humano, sino es voluntad de
Dios.
Si Dios te llama a través de éste escrito, si tú sientes el llamado de Dios mientras
estudiamos juntos éste evangelio, y si tú sientes en tu corazón un anhelo de seguirle, ten
por seguro, que quien te está engendrando y quien está engendrando en ti ése deseo de
seguirle, no eres tú mismo ni nadie más, no soy yo, no es un ser humano, es Dios.
Ni tú ni yo hemos de ser engendrados de carne ni de voluntad de sangre, ni de voluntad
de varón sino de Dios, todos nosotros solamente somos siervos y somos deudores y
estamos llamados a ir a proclamar éste mensaje de ir a sembrar la semilla, pero el que da
el crecimiento, el que hace que tu y yo nazcamos de nuevo es Nuestro Padre en los cielos.
Así que son tres secciones de ésta introducción, el verbo que se hizo carne, el testimonio
de Juan el bautista anunciando que viene el Cordero y del versículo 29 al 34 cuando ya lo
presenta, cuando ya anuncia Juan que Yeshúa es el que bautiza, el que sumerge con el
Espíritu Santo;
Juan 1.- 33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo:
Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza
con el Espíritu Santo. 34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios…
Estamos a la orilla del río Jordán, escuchando las palabras de aquel que creó el universo, si
pudiéramos mirar el tamaño de la tierra en comparación con el tamaño del sol, el tamaño
de la galaxia, el tamaño de la vía láctea, de todos los sistemas planetarios, en comparación
con el universo, ¿Qué es la tierra y cuál es su tamaño en comparación con el tamaño del
universo? Como un pequeñito grano de arena en un vasto universo… Dios es mucho, pero
mucho más grande de lo que ni siquiera alcanzamos a imaginar, no nos cabe en la mente

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la dimensión del Creador del universo, ver el universo es una buena terapia para
quedarnos en éxtasis, abrumados por el tamaño del Dios que adoramos. Y si la tierra es
una partícula de polvo, ¿qué somos nosotros? Todos nuestros problemas, todos nuestros
sufrimientos, todas nuestras peleas, todos esos problemas caben en la tierra que es una
partícula de polvo, ¿entonces nosotros qué somos en ésa partícula de tierra? ahí están
todas nuestras aflicciones, todas nuestras pruebas; ¿cuánto dura nuestra vida
comparándola con la eternidad?
Al pensar a ése nivel macro, ahora piensa que ése Dios tan grande se dio a conocer y se
manifestó en éste lugar donde estamos transmitiendo éste mensaje.
En éste río Jordán, aquel que creó todas las cosas, recibió la comisión de bautizarte, de
sumergirte en la presencia divina, él es el que te sumerge en el Espíritu Santo, él es el que
te restaura la identidad que tu tuviste desde Génesis en donde dice que Dios creó al
hombre a su imagen conforme a su semejanza, pero desafortunadamente si continuamos
leyendo el relato de Génesis vemos que el hombre pecó, se apartó, el hombre transgredió
y ese destello de santidad, ése destello divino se opacó, sin embargo, Dios en su gran
amor con que nos amó aún estando muertos en delitos y pecados, envió a su Hijo al
mundo para que él te sumerja y te devuelva ésa imagen y te haga una vez más conforme
al Creador del universo, ¿Estas agradecido por eso? ¿Estás agradecido realmente porque
te escogió?
El profeta Jeremías dijo que vendrían días cuando el pueblo de Dios no solo iba a salir de
Egipto, sino que iba a salir de todas las naciones, que los iba a traer de todas las naciones y
por lo menos en éste estudio de hoy, esa profecía de jeremías en el capítulo 16 que es el
segundo éxodo, el éxodo más grande de la historia, yo quisiera que por lo menos a nivel
espiritual comenzara el día de hoy, ¿Qué te parece si hoy le pides de todo tu corazón que
te haga parte de ése segundo éxodo? Que les saque de toda clase de exilio, ya sea físico,
ya sea espiritual, emocional, toda lejanía, todo destierro, que les saque de ahí y les traiga
a la casa del Padre, que les traiga al redil del buen Pastor, que todo lo que vamos a
estudiar a lo largo de éste viaje de las letras rojas en el evangelio de Juan, cumplan el
propósito de traerte de vuelta al redil de las ovejas y que sea solo un rebaño y un solo
Pastor.
Bendito seas Padre por tanto amor Señor, por tanto amor derrochado, no hay una palabra
mejor para expresar tu amor, un amor derrochado, un amor generoso, un amor que dio y
que da todos los días, un amor que es misericordioso, un amor que todo lo sufre, todo lo
espera, todo lo cree, todo lo soporta; Padre te ruego que en ésta serie ya no sea la

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erudición, el conocimiento, los datos, la información, sino que sea la vivencia, la
experiencia, que sean tus palabras, las palabras del Verbo, de aquel que tú manifestaste
para hablarnos, para manifestar tu gloria, que sean sus palabras las que nos hagan ser
engendrados, no de carne, no de sangre, no de voluntad de varón, sino de voluntad tuya
Señor, que toda planta que tu no hayas plantado sea desarraigada de nuestra mente, de
nuestro corazón y que a lo largo de éste estudio Señor se aclare cuál es la esencia de ésa
Palabra que se hizo carne; ¿Cuál es la esencia de su amor Señor, qué es lo que vio tu siervo
Juan en él para estar dispuesto a dar su vida por él, para sufrir por él, para ser exiliado por
él, para terminar en la isla de Patmos teniendo esas visiones extraordinarias del
apocalipsis, ¿Qué es lo que él vio y experimentó? Permítenos sentir lo que él experimentó
Señor para que al final de éste estudio podamos llegar a la misma conclusión que él llegó,
que no cabrían en el mundo entero los libros que habrían de escribirse, que como dijo
también el rey Salomón, no hay límite para escribir tantos libros, es sin límite el
conocimiento, pero Padre, que lo que se escribió para que creamos, cumpla su propósito,
que tu palabra no regrese vacía y para que cumpliendo ese propósito y darnos vida, Señor
vivamos agradecidos por toda la eternidad, por tu gracia y por tu amor, por los méritos de
Yeshúa, amén.