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asociación pro derechos humanos
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¿Es posible una memoria incluyente
de las víctimas en el ámbito local?
Experiencias y desafíos
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¿Es posible una memoria incluyente
de las víctimas en el ámbito local?
Experiencias y desafíos
El tiempo es ahora
Argituz es una Asociación Pro Derechos Humanos,
sin ánimo de lucro, cuya misión consiste en aspirar,
en el ámbito vasco, a una situación en la que todas
las personas disfruten de todos los derechos
humanos proclamados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos y en otras normas
internacionales de derechos humanos.
Animada por esta visión, la misión de Argituz
consiste en realizar labores de investigación y acción
centradas en impedir y poner fin a las
conculcaciones más graves contra el derecho a la
integridad física y mental, a la libertad de conciencia
y expresión y a no sufrir discriminación, en el
contexto de un trabajo de promoción de todos los
derechos humanos.
EL TIEMPO ES AHORA
¿ES POSIBLE UNA MEMORIA
INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS
EN EL ÁMBITO LOCAL?
Experiencias y desafíos
Coordinador de esta investigación:
Carlos Martin Beristain
Coordinador de la publicación:
Andrés Krakenberger
Entrevistas:
Sabino Ormazabal
Carlos Martin Beristain
Andrés Krakenberger
Revisión de textos:
Bertha Gaztelumendi
Xabier Urmeneta
Maquetación:
Iñaki Lekuona
By Asociación Pro Derechos Humanos ARGITUZ.
Is licensed under a Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada
3.0 Unported License.
1. IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS DE RECONOCIMIENTO Y SIMBÓLICAS PARA LAS VÍCTIMAS.
POSIBILIDADES Y LÍMITES
Sentido de los actos de reconocimiento
Reconocimiento de los perpetradores o grupos políticos
Participación de las víctimas
Contenido de los actos de reconocimiento
Papel de los medios de comunicación
Valor de las medidas simbólicas. Funciones
Papel preventivo de la memoria colectiva
2. LA EXPERIENCIA EN LA CAV EN EL ÁMBITO LOCAL: EVOLUCIÓN, PROBLEMAS Y DESAFÍOS
Evolución de las iniciativas locales de memoria de las víctimas
Diferentes experiencias y respuestas institucionales
Conflictos y dificultades en las iniciativas locales
Factores ligados a la violencia
Diferencias respecto al apoyo social
Consecuencias de la impunidad
Factores ligados a la posición política
Aspectos asociados a la comunicación: malentendidos, matices o pánicos morales
Memorias selectivas: impacto local e inserción social de las víctimas
Entre el pasado y el presente: el ejemplo de una memoria conflictiva. Arrigorriaga
Tensión y conflicto local: nuevas oportunidades de reconocimiento. Zizurkil
Una larga lucha para el reconocimiento. Santurtzi
3. ¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA MEMORIA INCLUYENTE?
¿Qué significa una memoria incluyente?
Miedo por amenazas y falta de un contexto positivo como obstáculo para la memoria
Importancia de la verdad en los casos no investigados
El concepto de víctima y el desafío de una memoria incluyente
Las formas de expresión de la memoria
Los nombres y la dificultad de una memoria incluyente
Procesos de reconocimiento y conflictos
Cambio de actitudes políticas
El tiempo
es ahora
PÁGINA08
PÁGINA16
PÁGINA45
¿Es posible una memoria incluyente
de las víctimas en el ámbito local?
Experiencias y desafíos
4. IMPLICACIONES PARA LAS PERSONAS E INSTITUCIONES INVOLUCRADAS EN
EXPERIENCIAS DE MEMORIA COLECTIVA
Generar relaciones de confianza
Riesgo de politización
Consulta y participación
Poner en cuestión la propia postura
Sensibilidad cruzada
Tomar posición frente al sufrimiento injusto
Legitimidad y construcción de la confianza
Testimonio de personas con legitimidad que cambian la visión del problema
Comprensión de los elementos que resultan confrontativos
Atender a las diferentes respuestas familiares
Evitar el uso político y generar conciencia para todos y todas
Equidad de trato no es igualar la victimización
Un discurso concreto e incluyente
Tener en cuenta los límites
El tiempo es ahora. Gestos que muestren voluntad de cambio
5. RECOMENDACIONES PARA LAS MEDIDAS SIMBÓLICAS Y DE RECONOCIMIENTO
Tener en cuenta la participación de las víctimas
Cuidado de los detalles e implicaciones
Cambiar la perspectiva
Peticiones de perdón o reconocimiento de responsabilidad
Coordinar iniciativas en el ámbito local
Proteger de agresiones a monumentos y lugares simbólicos
Situar en su medida y dar seguimiento a las acciones
Lugares de significado y proyección
Convocatorias generales: atender a la memoria incluyente
La memoria pensando en el futuro
PÁGINA66
PÁGINA83
E
ste testimonio entrecruza las memo-
rias de la violencia en Euskadi. El
padre de Inés fue asesinado cuando
tenía 38 años. Fue secuestrado des-
pués de presentar una denuncia en el
Juzgado de Bilbao por haber recibido una paliza
de la Policía en una de las manifestaciones pro-
amnistía de mayo de 1977. Durante su secuestro
fue obligado a beber aceite de ricino y coñac en
grandes cantidades por un grupo parapolicial de
extrema derecha, de los llamados en esa época
“incontrolados”. Murió al cabo de unos días y su
muerte se atribuyó oficialmente a problemas he-
páticos. La violencia política y el uso del terror,
en el caso del País Vasco, se enlazan en historias
como ésta. Vidas que fueron objeto de desprecio.
Muchas de las cuales no han tenido reconoci-
miento, o han sido juzgadas en función de quién
era la víctima o de quién era el perpetrador o de
si era o no cercana a una posición política, y no
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
6
“Si supieran lo doloroso que es
ver cómo les hacen homenajes
a otras víctimas…
¿Por qué a unas sí y a otras no?
Personalmente odio cualquier
tipo de violencia y creo que
todas las víctimas tienen
derecho a un reconocimiento.
Pero tiene que ser un
reconocimiento público, porque
a mí, que se publique en el BOE
no me sirve”.
Inés Núñez1
, hija de Francisco Javier Núñez Fernández
(muerto por “incontrolados”).
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
7
de la violación de derechos humanos de que fue-
ron objeto. Y, sin embargo, cada historia es única
y merece respeto.
El presente informe recoge un análisis de las
posibilidades de construcción de una memoria in-
cluyente de las víctimas del terrorismo y la vio-
lencia de motivación política, es decir de graves
violaciones de derechos humanos, como conse-
cuencia de la violencia, en el País Vasco.
El informe consta de tres partes. En una pri-
mera se incluye una revisión de la experiencia in-
ternacional en los actos de reconocimiento de
responsabilidad y medidas simbólicas de memo-
ria colectiva sobre las víctimas de violaciones de
derechos humanos. En la segunda se analizan al-
gunas de las experiencias llevadas a cabo en la
CAV2
, los problemas, incidencias, dificultades y
reflexiones de numerosos protagonistas de estas
acciones de memoria en el ámbito local. Se ana-
lizan algunos casos especialmente problemáticos
y los desafíos que han producido en la historia
reciente. Por otra parte se recogen algunos tes-
timonios3
de diferentes víctimas de ETA, GAL o
agentes del Estado, haciendo énfasis en los as-
pectos relacionados con la posibilidad de una me-
moria incluyente. La tercera parte trata de los
aprendizajes y desafíos de dicha memoria en el
caso vasco. Se trata de establecer algunos crite-
rios que tengan en cuenta tanto la relación con
las víctimas, como los procesos de trabajo en el
ámbito local y los desafíos para que dicha memo-
ria incluyente se convierta en un mecanismo de
reconocimiento y de prevención de la violencia
en el presente y en el futuro.
Muchos de estos temas están sujetos a la po-
larización social, y a las posiciones políticas que
determinan formas de situarse frente a estos
desafíos o experiencias. Se reacciona según
quién sea quien hable y no según lo que se dice.
Se justifican unos hechos por el objetivo político
o se ponen baremos al dolor según de quién se
trate. En otros casos se minimiza la experiencia
de unas víctimas mientras se reivindican otras.
Todas estas cuestiones nos tocan en el ámbito
personal y, de una u otra manera, a toda la so-
ciedad, generando posiciones, debates y silencios
que forman parte de nuestra historia reciente,
mostrando el impacto en el tejido social que ha
tenido la violencia de ETA, pero también la vio-
lencia de grupos de extrema derecha o de agen-
tes del Estado en diferentes épocas.
Para poder hacer un análisis de los desafíos que
plantea esta memoria en el ámbito local se hicie-
ron entrevistas con diferentes víctimas y actores
de distintas sensibilidades políticas, y se analiza-
ron algunos casos emblemáticos que han sido
fuente de conflicto o debate público. Todo ello de
forma parcial, dada la dificultad de hablar de
estas cuestiones y a que dichas entrevistas se
dieron cuando aún se mostraba un escenario de
violencia y exclusión política, y el fin de la violen-
cia de ETA era aún incierto. El texto trata de
abordar un tema que muchas de las personas en-
trevistadas consideran difícil y que es frecuente
fuente de conflicto.
En un contexto de fin de la violencia de ETA y
de una normalización política que permita ejercer
los derechos a la participación política y una vida
sin amenazas ni miedo, el reconocimiento de la
responsabilidad y la memoria son algunos de los
pasos pendientes para una reconstrucción de las
relaciones fracturadas por la violencia.
__________________________________
1 Cuando murió su padre, Inés Núñez contaba tan sólo con 3 años
de edad. “Yo he crecido –relata– pensando que mi padre murió de
una enfermedad hepática, hasta que a los 18 años mi madre me
contó la verdad. Ella no quería que yo creciera con odio. A mí el
shock y la rabia me vinieron entonces. Yo crecí sin padre, pero las
consecuencias más duras fueron para mi madre, que tuvo que
sacarnos adelante y con miedo de que si abría la boca nos podía
pasar algo”.
2 Comunidad Autónoma del País Vasco o Comunidad Autónoma
Vasca.
3 Estos testimonios fueron recogidos con anterioridad al 20/10/2011,
día en que ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada.
1. IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS
DE RECONOCIMIENTO Y
SIMBÓLICAS PARA LAS
VÍCTIMAS.
POSIBILIDADES Y LÍMITES
¿De qué hablamos cuando decimos reconocimien-
to o memoria? ¿Qué papel pueden cumplir estas
acciones en el contexto de reconstrucción social de
relaciones fracturadas por la violencia, exclusión
social o marginación de las víctimas?
En los últimos 15 años, pero también anterior-
mente, se han llevado a cabo numerosas acciones
de memoria. Muchas de ellas en el ámbito local, res-
pecto a las víctimas más cercanas. En este apartado
se resumen algunas reflexiones e investigaciones
sobre las medidas de reconocimiento a las víctimas
y medidas simbólicas de memoria colectiva.
Sentido de los actos de reconocimiento
Los actos de reconocimiento público de responsa-
bilidad forman parte de las medidas simbólicas de
reparación moral en los casos de violaciones de
derechos humanos. Están orientados a dar satis-
facción y dignificar a las víctimas promoviendo un
reconocimiento público de responsabilidad, ya sea
por haber ocasionado directamente las violacio-
nes, o por no haber protegido a las víctimas. Como
parte de su sentido, estos actos deben incluir tam-
bién una petición de disculpas a las víctimas, un
reconocimiento a su dignidad como personas y
una crítica a las violaciones.
Los actos de reconocimiento son medidas muy
sensibles, dado que tienen un fuerte componente
simbólico para reconocer la injusticia de los hechos
y la dignidad de las víctimas, y porque suponen
compromisos públicos en la prevención de las vio-
laciones. También podrían significar un hito que
marque nuevas tendencias en la relación con las
instituciones, el Estado o entre los miembros de la
sociedad o las diferentes sensibilidades políticas.
La necesidad de reconocimiento público se basa
en que los hechos han tenido una causa social y
política, y con frecuencia se ha ignorado –cuando
no se ha denigrado- a las víctimas mediante una
justificación política. En ausencia de un marco de
reconocimiento social, muchas víctimas ven cues-
tionada su propia experiencia.
Desde el punto de vista del sentido, los actos pú-
blicos de reconocimiento, a pesar de que no se re-
alicen de forma espontánea sino inducidos por una
coyuntura o una ley, son especialmente significa-
tivos en cuanto a la coherencia del trato de las ins-
tituciones hacia las víctimas. La obligación debería
conllevar, al menos, una declaración expresa de
responsabilidad y un compromiso sobre el trato a
las víctimas hacia el futuro. Para las personas que
han vivido marginadas o perseguidas durante
años, estos actos constituyen un lugar simbólico;
tal vez es el único momento en que se siente im-
portante para las instituciones y, ojalá, bien tra-
tada por ellas.
Si bien en este informe se habla de la memoria
local, en los actos de carácter más general el re-
conocimiento también ofrece un sentido de repa-
ración moral para personas que se vieron
afectadas por las mismas violaciones. En esos
casos, el reconocimiento llega a adquirir una rele-
vancia más colectiva, como en el caso de las víc-
timas de ETA y los tres actos públicos hechos por
el Gobierno vasco en las tres capitales de la CAV
(22 de abril de 2007 en el Euskalduna de Bilbao;
18 de mayo de 2008 en el Kursaal de Donostia, y
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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29 de noviembre de 2009 en el Teatro Principal de
Gasteiz), sin que eso limite la realización de nue-
vos reconocimientos que sean oportunos, espe-
cialmente en el ámbito local.
El cumplimiento de la medida tiene sentido por
sí mismo, pero también responde a un conjunto
de otras, orientadas a la reparación, y debe ser co-
herente con ellas. A pesar de ello su realización
práctica genera frecuentemente numerosas dificul-
tades y ambivalencia sobre cuál es el grado de
compromiso o sinceridad en el reconocimiento.
El acto de reconocimiento puede cumplir una
función psicológica relevante superando una situa-
ción de agravio y olvido, facilitando que el pasado
traumático se integre al presente. Como otras re-
paraciones simbólicas, los actos de reconocimiento
adquieren múltiples significados para las víctimas
y sus familiares, y puede activar la comunicación
sobre los hechos a través del diálogo sobre el sen-
tido del acto, la discusión de cómo van a participar
en el mismo, etcétera. En algunas ocasiones, eso
obliga a enfrentar problemas que quedaron en-
quistados en la familia por largo tiempo, como el
manejo de la información con familiares o las ver-
siones sobre los hechos, entre otros, por lo que di-
chas acciones deben hacerse de forma cuidadosa.
En los actos con un carácter comunitario o local,
el significado puede ser diferente para los diversos
interlocutores. Por ejemplo, entre algunas víctimas
más politizadas el acto puede suponer una reivin-
dicación de una historia grupal que ha sido negada,
para otras la importancia es que sea un reconoci-
miento personal y un precedente histórico.
Reconocimiento de los perpetradores o
grupos políticos
En general, en la mayor parte de los países del
mundo, los responsables de abusos o violaciones
de derechos humanos no suelen reconocer su res-
ponsabilidad ni la dignidad de las víctimas. Habi-
tualmente, sus reacciones se orientan a atribuir a
las circunstancias la responsabilidad de los hechos,
a negarlos -o a negar también su participación- y
a dar una versión tópica o distante de lo sucedido.
El no reconocimiento de los perpetradores
cuestiona el sentido del reconocimiento y genera
ambivalencia emocional. Cuando el agravio es-
tuvo centrado en una determinada persona, en
ocasiones las víctimas quieren que quien agravió
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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La necesidad de
reconocimiento público se
basa en que los hechos han
tenido una causa social y
política, y con frecuencia se
ha ignorado -cuando no se
ha denigrado- a las
víctimas mediante una
justificación política. En
ausencia de un marco de
reconocimiento social,
muchas víctimas ven
cuestionada su propia
experiencia.
sea quien reconozca su responsabilidad. Evaluar
y tener en cuenta su perspectiva es parte del
proceso de reparación, conjugando la sensibili-
dad de las víctimas con el significado del recono-
cimiento para que adquiera relevancia para el
conjunto del país.
En otros casos las víctimas prefieren no tener
un contacto personal pero, en todo caso, se ne-
cesitaría un reconocimiento de la responsabilidad
y asumir ese pasado traumático por parte, en
este caso de ETA o de la izquierda abertzale de
otra manera, y, por parte del Estado y de los par-
tidos que apoyaron prácticas ilegales como la
guerra sucia en los años 80 o despreciaron las
denuncias de tortura. En el caso de las violacio-
nes de derechos humanos cometidas por agentes
del Estado o por grupos de extrema derecha que
actuaron con connivencia del mismo, la asunción
de responsabilidad por parte del gobierno o au-
toridades actuales contribuiría a manifestar una
ruptura con ese pasado de violaciones que ha
sido negado.
En esos casos se necesitan liderazgos que asu-
man la responsabilidad, teniendo en cuenta que:
1) el significado simbólico del nivel de quien hace
el reconocimiento se corresponda con la gravedad
de los hechos; 2) la expresión de ruptura con las
violaciones del pasado se interpreten como el
compromiso de todo un sector político o del propio
Estado en otros casos; 3) la coherencia de dicho
reconocimiento con pasos claros y que marquen
un cambio de actitud o voluntad política.
Participación de las víctimas
La participación de las víctimas es un criterio bá-
sico de estas acciones de memoria. El manejo de
las expectativas de las víctimas acerca del tipo de
acto, su participación, etc., es importante para
evaluar las distintas posibilidades y evitar la frus-
tración, especialmente porque hablamos de actos
que deberían tener un carácter dignificante.
Este tipo de actos genera incertidumbre en las
víctimas sobre quién participará, su desarrollo, el
grado de idoneidad del mismo, etc. Cuando no ha
habido posibilidad de preparación conjunta y de
tomar en cuenta la perspectiva de las víctimas,
tiende a disminuir el grado de satisfacción y ade-
cuación de estas acciones. Los actos que han te-
nido un carácter más reparador, desde la
perspectiva de las propias víctimas y familiares,
han sido los que han facilitado su participación y
se han cuidado durante todo el proceso.
Frecuentemente, el acto de reconocimiento es a
la vez de efervescencia emocional, un momento
de ambivalencia y de cierta vulnerabilidad. Es
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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Frecuentemente, el acto
de reconocimiento es a la
vez de efervescencia
emocional, un momento de
ambivalencia y de cierta
vulnerabilidad. Es decir, es
una oportunidad para dar
sentido, pero también es
una ocasión en que se
puede mostrar fragilidad.
decir, es una oportunidad para dar sentido, pero
también es una ocasión en que se puede mostrar
fragilidad. El reconocimiento puede proporcionar
mucha satisfacción pero también dudas sobre el
grado de compromiso real en la prevención.
La participación debería ser, por tanto, un indi-
cador de calidad de estos actos. La participación
previa en el diseño, fechas y otros detalles tam-
bién permite que se integren otras personas que
tienen mucho sentido para los familiares. En algu-
nas ocasiones esta presencia de compañeros y
compañeras, familiares o amigos es la fuente cen-
tral de satisfacción, o da sentido al acto desde una
perspectiva de reconocimiento y memoria, incluso
en un contexto crítico por la actitud de las autori-
dades.
Contenido de los actos de reconocimiento
El hecho de pedir perdón, de hacerlo de forma pú-
blica y de hacer igualmente pública la disposición
de reparar en algo el daño causado es algo que en
experiencias de otros países siempre ha sido un
ingrediente fundamental en este tipo de actos. El
énfasis en el contenido es muy frecuente en las
expresiones de las víctimas. Los detalles sobre el
tipo de mensaje, cómo se expresa el reconoci-
miento, la forma explícita de la asunción de res-
ponsabilidad y la petición de perdón son elementos
de enorme sensibilidad, con un gran significado
comunicativo. El reconocimiento sin aceptar clara-
mente la responsabilidad en los hechos, y sin
hacer una crítica moral, deslegitima frecuente-
mente el sentido del acto y genera insatisfacción
de las víctimas.
En resumen, el contenido, incluyendo el compor-
tamiento de las personas participantes y la decla-
ración expresa de reconocimiento son aspectos
relevantes del acto. Pero la forma en cómo se lleva
a cabo es tan importante como el propio conte-
nido. Los detalles del reconocimiento pueden ser
favorables y positivos, pero también pueden dis-
torsionar fácilmente el sentido del acto. La toma
de la palabra, la posición en que se encuentran las
víctimas con respecto al conjunto de otros colecti-
vos o personalidades presentes, por ejemplo, tie-
nen un significado simbólico y dan un sentido u
otro a la acción.
Papel de los medios de comunicación
La difusión es parte del reconocimiento público.
Las víctimas y familiares que han tenido actos de
reconocimiento en otros países valoran muy posi-
tivamente la repercusión en los medios de comu-
nicación, ya que es vista como un indicador de su
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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La participación debería
ser un indicador de calidad
de estos actos. La
participación previa en el
diseño, fechas y otros
detalles también permite
que se integren otras
personas que tienen mucho
sentido para los familiares.
impacto de cara a la sociedad, especialmente
cuando se han dado hechos estigmatizantes.
La presencia de los medios de comunicación se
considera clave en los actos donde los familiares
quieren dar la mayor publicidad al caso. Sin em-
bargo, en otros casos la publicidad puede ser con-
siderada como negativa, especialmente cuando la
información sobre las víctimas no es tratada de
forma respetuosa o se da una fuerte polarización
social.
Valor de las medidas simbólicas
Las medidas simbólicas se centran no sólo en el
conocimiento de los hechos, sino en el reconoci-
miento de su importancia y de la de las propias
víctimas. Los lugares simbólicos, lugares de me-
moria y rituales forman parte de las medidas de
reparación al permitir mantener un recuerdo de las
víctimas y sus aspiraciones. De la misma manera
que los actos de reconocimiento, tales símbolos
son más efectivos cuando responden al sentir de
los sobrevivientes y son socialmente relevantes.
Pueden, incluso, tener un beneficio más extenso,
como iconos que mantengan para la sociedad las
lecciones del pasado, como parte de la memoria
colectiva.
Para los familiares, estas medidas simbólicas re-
presentan una imagen o expresan en abstracto la
memoria de sus seres queridos. También repre-
sentan algo acerca de los que dan u otorgan las
reparaciones; por ejemplo, una forma de admitir
la responsabilidad, de cuidado hacia los ciudada-
nos y ciudadanas o de compensación moral por las
pérdidas. Sin embargo, el valor de la medida sim-
bólica está asociado a un proceso personal o co-
lectivo. Es decir, la existencia de determinadas
calles con nombres de las víctimas o la construc-
ción de monumentos puede ser muy relevante
para unas o accesorio para otras, especialmente
cuando son acciones unidireccionales, desprovis-
tas de relación con el proceso personal o colectivo
de afrontar el daño y el sufrimiento.
La experiencia en muchos países ha mostrado
que, si las víctimas forman parte del proceso de
creación de significado y simbolismo de un objeto
como un memorial y si el símbolo se relaciona per-
sonalmente con ellas y su sufrimiento, es mucho
más probable que aumente su valor.
Las personas necesitan sentirse reconocidas y
reconocerse ellas mismas en el proceso. Claro
está, las medidas simbólicas tienen tanto un valor
para los familiares de las víctimas como para la so-
ciedad en su conjunto, y pueden cumplir -en ese
sentido- funciones diferentes. La causa del daño
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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La presencia de los
medios de comunicación
puede ser considerada
como negativa,
especialmente cuando la
información sobre las
víctimas no es tratada de
forma respetuosa o se da
una fuerte polarización
social.
es social; por ello, sin el reconocimiento social del
sufrimiento, se corre el riesgo de que las víctimas
sigan aisladas en su mundo interior o continúen
enfrentando una respuesta social de ostracismo.
Las medidas simbólicas pueden contribuir en este
sentido (a través de memoriales, museos, parques
o celebración de aniversarios) y convertir una his-
toria de dolor en parte de una memoria colectiva.
En términos psicosociales, las representaciones
simbólicas (memoriales) de lo que ha sucedido,
especialmente cuando el símbolo es personalizado
(por ejemplo, si contiene el nombre del ser que-
rido) y es socialmente relevante, pueden servir
como un punto focal del proceso de duelo, un es-
pacio para canalizar las emociones de una forma
específica. Pueden ser puntos que marcan simbó-
licamente el paso hacia una nueva fase o una ca-
pacidad de manejar el pasado.
Sin embargo, el valor de las medidas simbólicas
en el proceso de recuperación no ocurre a través
del “objeto”, sino del proceso que se produce a tra-
vés del objeto (Hamber, 2011)4
. Es decir, tan im-
portante es el “qué” como el “cómo”. Por eso la
participación de las
personas afectadas es
esencial como ele-
mento reparador. Es
decir, los monumentos
u otras formas de repa-
ración simbólica son
más útiles cuando res-
ponden al proceso de
las víctimas, han po-
dido contar con su par-
ticipación en el diseño,
e incluyen algunas de
sus percepciones o as-
piraciones.
Las medidas simbóli-
cas suponen también,
por extensión, un reco-
nocimiento a otras per-
sonas. Estas medidas,
que pueden contribuir a convertir las formas de me-
moria de los familiares en referentes de memoria co-
lectiva, permiten generar además un nuevo espacio
en el tejido social para quienes fueron excluidos.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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Puntos focales
en relación al duelo
Reconocimiento de la sociedad
hacia las víctimas
Reconocimiento de la dignidad y el
valor de sus familiares
Memoria para las nuevas
generaciones
Marco social para la experiencia
individual o familiar
Crítica a los perpetradores o
reconocimiento de responsabilidades
En ocasiones, asociadas a rituales Espacio social simbólico
Funciones de las medidas simbólicas
Para los familiares y víctimas o afines Para la sociedad
__________________________________
4 Brandom Hamber (2011). Sociedades después de la violencia
política. Ed. Bellaterra, Barcelona.
Según los contextos sociales, hay medidas sim-
bólicas que se proyectan y otras que no tienen un
impacto histórico. El valor social depende del im-
pacto colectivo del hecho, y de la apropiación de la
medida simbólica por los familiares y distintos gru-
pos sociales o la sociedad. En este sentido, los me-
moriales pueden cumplir una función reparadora
cuando las víctimas encuentran en ellos un espacio
social y de recuerdo, y se convierten en lugares
vivos, que convocan actividades con sentido en la
defensa de los derechos humanos.
Para las víctimas, las fechas de conmemoración
son relevantes, porque muestran hitos en el pro-
ceso de asimilación y recuerdo de los hechos, que
deberían tratar de respetarse. Los aniversarios son
momentos importantes de la historia personal o
colectiva. Los procesos de duelo tienen en los ani-
versarios un momento clave de recuerdo que
puede favorecer una efervescencia emocional, en
la cual las medidas simbólicas adquieran un mayor
sentido o movilicen el acompañamiento o la soli-
daridad.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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Para las víctimas,
las fechas de conmemoración
son relevantes, porque muestran
hitos en el proceso de asimilación
y recuerdo de los hechos, que
deberían tratar de respetarse. Los
aniversarios son momentos
importantes de la historia personal o
colectiva. Los procesos de duelo tienen
en los aniversarios un momento clave
de recuerdo que puede favorecer una
efervescencia emocional, en la cual
las medidas simbólicas adquieran
un mayor sentido o movilicen el
acompañamiento o la
solidaridad.
Papel preventivo de la memoria colectiva
Las investigaciones sobre el papel de la memoria
colectiva y las medidas simbólicas en la recons-
trucción de sociedades fracturadas por la violencia
política o la guerra, señalan algunas características
que dichas medidas deberían tener para ser más
efectivas, teniendo en cuenta tanto la perspectiva
de las propias víctimas como un papel preventivo
de la memoria colectiva. En el siguiente cuadro se
incluyen algunas características que -según la in-
vestigación en psicología social- deberían incorpo-
rarse en estas medidas.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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15
El papel preventivo
de la memoria colectiva
1Los hechos deben ser recordados de forma
compartida y expresados en rituales y mo-
numentos. Recordar hechos negativos es do-
loroso y las conmemoraciones idealizadas
pueden ser muy distantes de la dura realidad
vivida por los afectados.
2Deben insertarse en el pasado y futuro del
grupo. Deben recordarse los hechos, pero
evitar que se reactiven las emociones de odio
y agresión. En la medida de lo posible, propo-
ner objetivos comunes como la defensa de los
derechos humanos.
3Explicar y aclarar lo ocurrido, cuando
pueda hacerse. Debe conseguirse un
acuerdo sobre los hechos básicos, aunque
haya diferentes significados.
4Extraer lecciones y conclusiones para el
presente.
5Darle un sentido y reconstruir lo ocurrido,
haciendo hincapié en los aspectos positi-
vos para la identidad social.
6Evitar la fijación en el pasado, la repetición
obsesiva y la estigmatización de los sobre-
vivientes como víctimas.
7La memoria constituye un juicio moral que
descalifica éticamente a los perpetradores.
Esta descalificación debe ser individualizada y
evitar atribuir culpas colectivas, por ejemplo a
toda una nación o grupo étnico.
Fuente: Páez, Pennebaker y Rimé (1996)5
__________________________________
5 Páez, D., Valencia, J., Pennebaker, J., Rimé, B. & Jodelet, D. (Eds)
(1997). Memoria Colectiva de Procesos Culturales y Políticos.
Lejona: Editorial de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
Unibertsitatea.
2. LA EXPERIENCIA EN LA CAV
EN EL ÁMBITO LOCAL:
EVOLUCIÓN, PROBLEMAS
Y DESAFÍOS
Desde hace décadas la lucha por la memoria ha for-
mado parte de la situación política del País Vasco.
Desde las movilizaciones sociales contra atentados
como el secuestro y asesinato de José María Ryan o
la muerte por torturas de Joxe Arregi en febrero de
1981, las respuestas colectivas de oposición a las
violaciones y abusos de derechos humanos cometi-
dos han sido frecuentes. Las movilizaciones alrede-
dor de secuestros y, especialmente, del asesinato
de Miguel Ángel Blanco, supusieron un nuevo con-
senso social en la expresión del rechazo a la violen-
cia de ETA. Por otra parte, los sectores cercanos a
la izquierda abertzale han seguido movilizándose en
torno a sus demandas de recuerdo a los muertos
por la Policía o a los presos, así como denunciando
las condiciones de vida en las cárceles y la situación
de sus familiares como consecuencia de la disper-
sión. Las formas de reconocimiento local comenza-
ron en gran medida como parte de esa dinámica.
Aunque durante décadas fueron prácticamente in-
existentes las formas de recuerdo para las víctimas
de ETA, algunos miembros de esa organización, en
diferentes épocas del fin del franquismo o la transi-
ción política, tuvieron nombres de calles en algunos
lugares. Asimismo, la movilización de ciertos secto-
res políticos conllevó otras formas de memoria local
no oficial. Sin embargo, dichos espacios también
han sido objeto de conflicto. Numerosos lugares de
recuerdo o monolitos han sido agredidos en diferen-
tes tiempos, incluyendo los que hacen referencia a
la memoria de las víctimas de ETA, el GAL o víctimas
del franquismo. Por otra parte, en los últimos años
se han llevado a cabo numerosos actos de recuerdo,
generalmente por parte de quienes se sienten polí-
ticamente cercanos a la víctima o en otros casos con
carácter institucional más amplio.
En ese apartado se examinan algunas de estas
evoluciones y experiencias, incluyendo una des-
cripción de estos conflictos por la memoria y las
formas en que se han tratado de afrontar y si han
generado respuestas más incluyentes o no, y cuá-
les han sido los obstáculos en estos procesos.
Evolución de las iniciativas locales de
memoria de las víctimas
Los inicios de las políticas de reconocimiento y
atención a las víctimas del terrorismo se dieron en
el País Vasco a iniciativa de algunos ayuntamien-
tos, como el de Donostia, entre otros. Si bien con
anterioridad hubo actos de recuerdo de diferentes
víctimas, especialmente en el plano local o a través
de organizaciones cercanas o grupos pacifistas, las
primeras iniciativas institucionales nacieron a partir
de la aprobación de la Ley de Víctimas del Terro-
rismo en 1999.
Como en otros casos cercanos, los primeros de-
bates públicos e incluso institucionales nacieron
de espacios como comisiones de derechos huma-
nos, que abordaban diferentes problemáticas y,
específicamente, el tema de la humanización de
las condiciones de reclusión de los presos de ETA,
junto con la problemática de las víctimas u otras
violaciones de derechos humanos.
Teníamos reuniones casi mensuales en el
ayuntamiento, en 1997, los familiares de
presos nos convocaban. Ahí se aprobaron
ayudas para los familiares que tenían que
viajar muy lejos a causa de la dispersión,
enviamos algunas cartas a presos del pue-
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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blo e hicimos visitas para observar sus con-
diciones. Era duro para mí estar ahí y tam-
bién lo era probablemente para ellos. Eso se
hizo durante dos años más o menos. Pero
luego vino el asesinato de Miguel Ángel
Blanco. Fue totalmente injusto escuchar al-
gunas de las opiniones que se dijeron. La
comisión se terminó allí. En 1999 hicimos
reuniones, luego se reiniciaron en 2003.
Baja la tensión. Hubo llamadas telefónicas
mutuas y se abrió una vía. María Ángeles
Lazkano6
, ex alcaldesa de Zizurkil.
Dicha situación también se dio en el contexto del
Estado español, donde los primeros debates sobre
el reconocimiento a las víctimas se dieron durante
la tregua de ETA del año 1998 y donde se estaba
empezando a hablar del acercamiento de presos a
las cárceles del País Vasco. En ese contexto se dio
la aprobación de la Ley de Atención a las Víctimas
del Terrorismo de 1999. En esos inicios, paradóji-
camente, era posible abordar las diferentes pro-
blemáticas de derechos humanos en un mismo
espacio aunque fuera en momentos y circunstan-
cias distintas. En el caso de la creación de la Co-
misión de Derechos Humanos en el Ayuntamiento
de Donostia, los problemas que se abordaban de-
pendían de las demandas existentes y, en este
sentido, la mayor parte de las veces eran asocia-
ciones como Senideak las que planteaban más rei-
vindicaciones, hasta que las asociaciones de
víctimas de ETA tomaron su espacio.
Esa Comisión Especial de Derechos Huma-
nos hablaba de las víctimas del terrorismo y
de la violencia, también de los presos de
ETA. Desde su inicio ha estado formada por
un representante de cada uno de los grupos
municipales del ayuntamiento. Se tratan
temas a propuesta de la presidencia o de los
representantes municipales y también a pe-
tición de asociaciones de San Sebastián. En
su origen fue un poco complicado, recibimos
sobre todo a Senideak que semanalmente o
quincenalmente nos solicitaba comparecer
fundamentalmente para el estudio de casos
concretos de presos. Y entramos en una di-
námica de enviar cartas a la Dirección de
Instituciones Penitenciarias, a las direccio-
nes de prisiones, a juzgados, etc., siempre
peticiones vinculadas a razones humanita-
rias, por ejemplo sobre el cumplimiento de
las tres cuartas partes de la condena, enfer-
medad de presos o de algún familiar cer-
cano. Posteriormente COVITE reclama su
espacio y solicita comparecer en varias oca-
siones para tratar temas vinculados a las
víctimas del terrorismo. Txuri Aranburu,
directora de Juventud, Educación, Coopera-
ción, Igualdad y Derechos Humanos del
Ayuntamiento de Donostia.
Posteriormente se creó un espacio para la partici-
pación de las víctimas, centrado en las víctimas de
ETA, que se llamó Foro de Víctimas del Terrorismo.
En esta ciudad se han hecho diferentes pro-
gramas de concienciación, actuaciones en
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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__________________________________
6 María Ángeles Lazkano Larrañaga dejó su puesto al frente del
consistorio de la localidad guipuzcoana de Zizurkil tras las
elecciones de mayo de 2011, puesto al que había accedido en las
listas de EAJ-PNV.
espacios públicos, gestos… básicamente en
relación con dos objetivos: acompañar y re-
conocer el dolor de las víctimas, fundamen-
talmente de ETA, y también concienciar
sobre la importancia de respetar los DDHH,
especialmente el de la vida de las personas
y el derecho a la diferencia. Odón Elorza7
,
ex alcalde de Donostia-San Sebastián.
Tanto para las víctimas entrevistadas que partici-
paron en él como para algunos de sus impulsores,
la experiencia de dicho Foro se muestra como muy
positiva, señalando que la actitud de las víctimas
y los mensajes que traducían eran positivos en
términos no solo de sus reivindicaciones sino de la
reconstrucción de la convivencia. A pesar de que
también algunas víctimas hacen valoraciones ne-
gativas sobre la voluntad política de algunos de los
impulsores, en general sus acciones han sido con-
sideradas como muy positivas.
En las distintas treguas escuchamos opinio-
nes diversas: pues si tienen que salir que
salgan, pero que no los pongan a vivir en
nuestro portal; otros que decían que no sal-
gan, que cumplan su pena completa… pero
no había, yo no sentía, un mensaje de re-
vanchismo, de odio. En este sentido, este
Foro ha sido ejemplar. Txuri Aranburu.
El inicio de los debates institucionales sobre las
víctimas estuvo marcado por el miedo, el senti-
miento de soledad y la percepción de adentrarse
en un espacio en donde los conflictos, los estere-
otipos y los prejuicios, pero también la enorme ne-
cesidad e importancia de hacerlo, marcaban la
situación y las dificultades de las personas involu-
cradas. Además, la falta de referentes previos su-
puso para esos ayuntamientos pioneros una au-
sencia de conocimiento de lo que se tenía y de lo
que se podía hacer.
A partir de ahí se pide que se revise el tema
de las víctimas; es cuando se empieza a
hablar de que San Sebastián es la ciudad
en la que más asesinatos ha habido y que
es necesario un acto de homenaje, recono-
cimiento y solidaridad colectivo. Hay una
serie de peticiones por parte de COVITE,
entre ellas la de colocar un monolito o una
escultura, y la necesidad de realizar actos
de solidaridad y de memoria; de ahí surge
el acuerdo plenario para la concesión de la
Medalla de Oro de la Ciudad a todas las víc-
timas del terrorismo y la violencia, además
de otros actos de acompañamiento, como
el acto de las velas del 23 de diciembre. Lo
fuimos haciendo como podíamos, ya que
todavía en ese tiempo no existía la DAVT
del Gobierno Vasco ni la de Madrid. Txuri
Aranburu.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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“En esta ciudad se
han hecho diferentes
programas básicamente
en relación con dos
objetivos: acompañar y
reconocer el dolor de las
víctimas,
fundamentalmente de
ETA, y también
concienciar sobre la
importancia de respetar
los DDHH.”
Durante ese tiempo las iniciativas de apoyo se
centraron más en las necesidades de atención
psicológica o de vivienda que en las de reco-
nocimiento público propiamente. Aunque
ambas eran formas de materialización de
dicho reconocimiento, visto en una perspec-
tiva más amplia. En dichas iniciativas estuvo
prácticamente ausente una atención a otras
víctimas de grupos de extrema derecha o de
agentes del Estado. Como señala una de las
personas involucradas en ese proceso, el
planteamiento tenía que ver más, de nuevo,
con el tema de la humanización de las condi-
ciones de los presos junto con la situación de
las víctimas de ETA. En el caso de Donostia,
el asesinato de una de las personas implica-
das en ese trabajo por parte de ETA tuvo un
enorme impacto en dichas acciones.
Además de ayuda psicológica, acompaña-
miento personalizado y algunos casos aisla-
dos relacionados con la vivienda, se trabajó
discretamente un programa de asistencia
psicológica en el que podían participar tanto
víctimas del terrorismo, como presos y es-
pecialmente familiares de presos. Empezó
con esta iniciativa Javier Gómez Elosegi,
funcionario de la cárcel de Martutene, antes
de que ETA lo matara. Ya en aquel momento
él pensaba que cuando los presos salieran
de la cárcel debería trabajarse el proceso de
adaptación a la sociedad, así como ayudar
en el sufrimiento añadido que llevan sus fa-
milias. Se trataba, mediante ese programa,
de conocer las necesidades para poder es-
tructurar un programa y adaptar las medi-
das necesarias. Txuri Aranburu.
a) Diferentes experiencias y respuestas
institucionales
El proceso para llevar a cabo dichos actos públicos
o lugares de memoria forma parte del resultado.
Es decir, dado que hablamos de impactos de la vio-
lencia, de memorias de agravios y sufrimientos, y
de una sociedad con diferentes niveles de sensibi-
lidad y polarización, la manera en cómo se abor-
dan estos actos de memoria es un aspecto clave.
Para los actores institucionales es importante ac-
tuar con claridad, coherencia y respeto, pero tam-
bién teniendo en cuenta cómo cada quién es visto
por diferentes actores sociales o políticos. Y el sig-
nificado que adquieren las acciones se da en un
contexto no sólo actual sino de actuaciones pasa-
das, o en una permanente evaluación de lo que se
dice o no se dice más globalmente.
Al principio se mostraron un poco reacios,
porque nunca se les había recordado y se
preguntaban el porqué de esta nueva situa-
ción. Tras hablar directamente con las fami-
lias, aceptaron la propuesta y el homenaje
consistió en descubrir una placa en el fron-
tón Santa Isabel, lugar en el que habían ma-
tado al policía Manuel Fuentes Pedreira el 20
de mayo de 1986 e invitar a las familias de
las víctimas de ETA a un acto que hicimos
en el salón de plenos del Ayuntamiento, ha-
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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7 Odón Elorza González ha sido alcalde del Consistorio donostiarra
desde 1991 hasta mayo de 2011 y en la actualidad es diputado del
PSE-EE en el Congreso del Estado español tras las elecciones del
20 de noviembre de 2011. Esta entrevista fue realizada el 22 de
diciembre de 2010.
ciéndoles un reconocimiento como víctimas
relacionadas con el pueblo, asesinadas en el
pueblo y que han estado olvidadas. De al-
guna manera reconociendo el olvido y pi-
diéndoles perdón, y, a la vez, prometiendo
que iban a ser reconocidas en lo sucesivo.
Alberto Ruiz de Azua8
, ex alcalde de Arri-
gorriaga.
Si bien los municipios de la CAV o de Navarra no
han desarrollado criterios comunes para llevar a
cabo estas acciones, las iniciativas locales se han
dado especialmente al impulso de políticas más
amplias provenientes especialmente de la Direc-
ción de Atención a las Víctimas del Terrorismo
(DAVT) del Gobierno Vasco. A partir de ello y, en
algunos casos mucho antes, como en el Ayunta-
miento de Donostia, se han dado iniciativas cuyos
resultados no siguen los estereotipos políticos
sobre actitudes y sensibilidades frente a las vícti-
mas. Es decir, han dependido más de la voluntad
personal de los responsables municipales o el
apoyo de la corporación que del partido político
que preside el ayuntamiento. Aunque no hay datos
oficiales, la DAVT señala que aproximadamente el
80% de los actos se han dado en el pasado por su
iniciativa y un 20% por iniciativa local directa-
mente.
Hay gente entre los alcaldes que tiene con-
ciencia de que hay que cuidar el proceso, in-
cluso que nos ha pedido hacer los contactos
para eso con víctimas de ETA. Depende del
ayuntamiento y de la persona más que de
las siglas. Maixabel Lasa. Dirección de
Atención a las Víctimas del Terrorismo del
Gobierno Vasco (DAVT).
En algunos casos considerados por la DAVT como
negativos, la respuesta no ha sido nunca directa-
mente el rechazo a las iniciativas, sino que se ha
mostrado como falta de interés. En otros casos el
rechazo se argumenta con que ya se hizo en una
ocasión. Por último, en algunos casos, los actos se
han hecho casi sin publicidad, cuando por ejemplo
el contexto local no se consideraba muy receptivo
o los familiares de víctimas tenían reticencia de su
posible utilización política o miedo. Sin embargo,
las expresiones de crítica o malestar pueden ser
parte del proceso y es algo que los responsables
institucionales tienen que manejar bien.
En un homenaje en Markina estuvo un con-
cejal de Aralar, que estaba en HB cuando los
hechos, y algunos familiares le dijeron que
“a buenas horas”, pero el concejal aguantó
bien la crítica y dijo que “el tiempo ayuda”.
Maixabel Lasa, directora de Atención a Víc-
timas del Terrorismo.
Estas acciones de memoria pueden ser también
lugares de encuentro y servir para conocer la si-
tuación o las actitudes de las víctimas. Pueden
proporcionar un conocimiento más real sobre las
víctimas, que alcanzan mayor protagonismo en
estos actos y menos mediatizado por los este-
reotipos o las imágenes que imponen los medios
de comunicación, los cuales transmiten en ge-
neral una idea de que todas las víctimas de ETA
tienen un reconocimiento o relevancia social que
no es real.
En general, las iniciativas de reconocimiento y
memoria de las víctimas de ETA, en los últimos 12
años, han dado lugar a un sentimiento negativo de
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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olvido y otro positivo de reconocimiento personal
en ese momento. Una minoría de víctimas de ETA
crítica esas iniciativas por no considerarlas sufi-
cientemente claras o críticas. Otras víctimas no
quieren saber nada de estas iniciativas porque
están inmersas en su propio proceso personal,
quieren olvidarse de ciertas cuestiones y las ini-
ciativas de memoria suponen para ellas volver a
aspectos dolorosos que quieren dejar atrás. Otra
parte no quiere involucrarse en las actividades
porque eso puede ser conflictivo en su medio local
o familiar, o tienen miedo de sentirse manipuladas
políticamente dado que en algunos lugares se ha
tratado de que prevalezca el sentido político sobre
el sentido genuino de reconocimiento del dolor y
la dignidad. Por último, otras consideran que con
los actos institucionales más amplios se cerró un
ciclo de reconocimientos y que hay que dimensio-
nar el sentido de éstos para las víctimas en el
plano local.
Por otra parte, entre las víctimas de organiza-
ciones como el GAL, BVE y otros grupos de ex-
trema derecha y de víctimas de agentes del Estado
el olvido institucional se ha mantenido hasta hoy
en día, y es frecuente un sentimiento de agravio
en muchas de ellas. Además, hay que tener en
cuenta que en muchos de estos casos es evidente
la responsabilidad del Estado, ya sea de forma di-
recta o indirecta, en la falta de investigación e im-
punidad posterior.
La respuesta institucional en este caso fue
la ausencia de respuesta. Debido a que su
nombre no figura en ninguna lista de vícti-
mas del terrorismo, al no ser considerado
como tal por ser legalmente un presunto
caso de tortura, y no haber sentencia al res-
pecto, la familia ha dejado de tener recono-
cimiento. Tiempo después, la oficina de la
DAVT le entrevistó a mi madre. Encantado-
res, pero ningún paso concreto. La primera
vez en la que hubo algo institucional fue el
informe de DDHH de junio de 2008. Esto fue
para mí muy importante. Ahí estaba nuestra
historia que nunca se había reconocido. Ta-
mara Muruetagoiena9
, hija de Esteban
Muruetagoiena.
__________________________________
8 Alberto Ruiz de Azua Solozabal ha sido alcalde de la localidad
vizcaína de Arrigorriaga durante trece años, hasta el año 2011, en
las listas de EAJ-PNV. Esta entrevista fue realizada en el otoño de
2010.
9 Hija de Esteban Muruetagoiena Scola, médico, natural de
Ondarroa, que vivía y trabajaba en Oiartzun. Su padre murió el
29/03/1982 tras permanecer nueve días bajo la Ley Antiterrorista
en dependencias policiales de Madrid. Cuando sucedieron los
hechos, Tamara contaba con 7 años de edad. Al salir en libertad,
sin cargos, “había perdido el sentido de la realidad, del tiempo;
físicamente estaba destrozado, se le caía el pelo en la ducha y su
corazón no aguantó más. Murió a los tres días”, relata Tamara
Muruetagoiena en la entrevista realizada a comienzos de 2011.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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“La respuesta
institucional fue la ausencia
de respuesta. Debido a que
su nombre no figura en
ninguna lista de víctimas
del terrorismo, al no ser
considerado como tal por
ser legalmente un presunto
caso de tortura, y no haber
sentencia al respecto, la
familia ha dejado de tener
reconocimiento.”
En el barrio de Zaramaga de Gasteiz con-
tamos con un monolito y una plaza con el
nombre del 3 de Marzo. En una moción mu-
nicipal en 2001, en el contexto del 25 ani-
versario de los hechos, se solicitaban varios
puntos: que fuéramos declaradas víctimas
del terrorismo, que se realizaran unidades
didácticas con lo sucedido, exigencia al go-
bierno central, así como un reconocimiento
de los hechos y que se inaugurara oficial-
mente la plaza. Una enmienda del Grupo
Municipal Socialista que fue aprobada redujo
la iniciativa a que se produjera la inaugura-
ción oficial de dicha plaza únicamente. An-
doni Txasko, Norberto Mujika, Santiago
Durán, José Luis Martínez Ocio y Teo-
doro Vadiño, miembros de la Asociación de
Víctimas del 3 de Marzo10
.
En muchos de estos casos, las iniciativas de me-
moria se han hecho contando con poco o ningún
apoyo institucional, por iniciativas de asociaciones.
Por ejemplo en el caso del 3 de Marzo, se han
aprobado enmiendas a mociones como la relatada
en el testimonio anterior, pero ello ha sido consi-
derado insuficiente por la Asociación Víctimas del
3 de Marzo. En un contexto de discrepancias y
conflicto, la presencia del Ayuntamiento se limitó,
según los entrevistados, a mandar flores en la
fecha de inauguración de la plaza. En la actualidad
se trata de una plaza que está reconocida en el ca-
llejero. Otro camino distinto tuvo el monumento.
Desde un principio se trató de una iniciativa popu-
lar, en los primeros años casi de forma clandes-
tina. Las flores, el árbol y los sucesivos
monumentos que se colocaban fueron retirados
una y otra vez por la Policía. El actual monumento
se elaboró en Forjas Alavesas y fue colocado con
hormigón rápido para evitar su demolición. Tras el
décimo aniversario se colocó una placa en ese es-
pacio.
En algunos de estos casos se ha dado apoyo y
reconocimiento social por parte de grupos ideoló-
gicamente afines al caso, pero no de forma amplia
e institucional. En la muerte de Mikel Zabalza, fue
la izquierda abertzale la que realizó el reconoci-
miento durante aquellos años mediante homena-
jes y manifestaciones anuales. El Ayuntamiento de
Orbaizeta también tomó parte en los primeros
años.
El Ayuntamiento decidió denominar ‘plaza
de Mikel Zabalza’ en la localidad. También
se colocó una placa, con una poesía, a ini-
ciativa popular. Fue la izquierda abertzale
la que llevó el peso del reconocimiento me-
diante homenajes y manifestaciones anua-
les. El Ayuntamiento lo hizo durante 5 ó 7
años. Cuando estaba desaparecido hubo
gente que empezó a separarse de los actos
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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22
“Basta que sindicatos
de corte nacionalista
apoyen las medidas que
demandamos para que no
apoyen los otros, o que
digan que esos sindicatos
están instrumentalizando
el movimiento del 3 de
marzo. Con los partidos
pasa igual.”
por los gritos que se lanzaban. Lurdes Za-
balza Garate11
, hermana de Mikel Za-
balza.
Pero la experiencia de Zizurkil, donde se produje-
ron conflictos por dar a la plaza el nombre de Joxe
Arregi (miembro de ETA muerto como consecuen-
cia de la tortura) y por instalar un monolito a Jo-
selu Geresta (miembro de ETA fallecido en
extrañas circunstancias en la tregua de ETA de
1998), señala que, a pesar de que la solidaridad
de quien se siente más cercano políticamente es
frecuente en muchos de estos actos, debe evitarse
cualquier tipo de patrimonialización del dolor.
A HB se le caía el argumento de que quería-
mos ocultar los hechos con la primera mo-
ción que decretaba el retiro de los
reconocimientos cuando presentamos la se-
gunda, que expresaba un reconocimiento
más general a todas las víctimas y decía que
debían investigarse esos casos. Pero también
cuestionábamos la patrimonialización de
estas últimas víctimas (Arregi y Geresta) por
parte de la izquierda abertzale. Ana Olazi-
regi Sueskun, ex concejala y ex miembro
de la Comisión de Gobierno en Zizurkil.
Las víctimas del 3 de Marzo de 1976 en Gasteiz
también señalan cómo el contexto de politización
hace que no puedan contar con otros sectores de-
bido a las valoraciones sobre quién les apoya y las
diferencias entre partidos políticos o sindicatos por
otras razones y no por el caso como tal.
¿Qué por qué no se juntan todas las fuer-
zas en la demanda de reconocimiento?
Basta que sindicatos de corte nacionalista
apoyen las medidas que demandamos para
que no apoyen los otros, o que digan que
esos sindicatos están instrumentalizando el
movimiento del 3 de marzo. Con los parti-
dos pasa igual. Eso no acabará hasta que
no haya una predisposición de cambiar las
cosas. No se va al fondo de la cuestión,
sino que se mira primero quién apoya. Si
hubiera un reconocimiento, entonces podrí-
amos agrupar más apoyos como asocia-
ción. Hoy por hoy no podemos usurpar a
sindicatos nacionalistas la organización de
los eventos, cuando esos sindicatos y los
partidos nacionalistas siempre nos han
apoyado. El hecho de que exista la Asocia-
ción de Víctimas del 3 de Marzo favorece
que acudan a las movilizaciones personas
que no están necesariamente adscritas a
alguna opción sindical o política. Grupo de
trabajadores entrevistados de la asociación
Víctimas del 3-M de Gasteiz.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
23
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10 Son miembros de la Asociación Víctimas del 3 de Marzo,
asociación constituida con el objetivo de esclarecer la verdad de lo
acontecido en Gasteiz en aquellos sucesos de 1976. Andoni
Txasko sufrió traumatismo ocular; Norberto Mugika, una herida de
bala en un brazo; Santiago Durán, una lesión pulmonar que le
causó una minusvalía reconocida del 50%; Teodoro Vadillo, una
lesión ocular, por la que perdió la visión de un ojo, y múltiples
contusiones; y José Luis Martínez Ocio es hermano de una de las
cinco víctimas mortales causadas por disparos de la Policía.
11 Su hermano, Mikel Zabalza, natural de Orbaizeta, trabajaba como
conductor de autobuses en la Compañía de Tranvía de Donostia
cuando fue detenido por la Guardia Civil el 26/11/1985 y llevado al
cuartel de Intxaurrondo. El 15 de diciembre apareció sin vida
flotando en aguas del río Bidasoa.
Sin embargo, además de la importancia de la me-
moria y de los actos realizados, la valoración que
se hace desde la DAVT es que, en general, existe
un cierto desinterés o cansancio, sobre todo en re-
lación a la participación.
Hemos invertido mucha energía con resulta-
dos dispares. Es verdad que, en ocasiones, ha
resultado una experiencia frustrante. Hemos
empujado mucho, pero la participación ciuda-
dana ha sido escasa salvo excepciones. Inten-
tamos que los actos tengan cierta solemnidad,
se convoque a la red de organizaciones que
conforman la sociedad civil del pueblo, se des-
arrolle en horarios cómodos para la ciudada-
nía y en lugares adecuados. Maixabel Lasa,
directora de Atención a Víctimas del Terro-
rismo.
b) Conflictos y dificultades en las iniciativas
locales
En las iniciativas locales un problema frecuente es
que no sólo se convierte en noticia el reconoci-
miento, sino que muchas veces el conflicto gene-
rado a propósito de ese acto cobra mayor
relevancia. Los medios de comunicación sobrerre-
presentan las dificultades y se centran en las si-
tuaciones problemáticas, mientras que los casos
en los que el entendimiento local se ha dado no
suponen ninguna noticia. Todo ello contribuye a
que se invisibilicen las experiencias positivas y se
magnifiquen los problemas.
Algunas de las dificultades clave para el reconoci-
miento plural de las víctimas hasta ahora han sido:
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
24
Evitar la politización
de los actos
La politización de los
reconocimientos ha generado
dificultades en algunos sectores
sociales en todos estos años y,
especialmente, en las propias
familias y allegados. Dicha
politización, asociando los actos a
manifestaciones políticas o a
proclamas y expresiones de ciertos
partidos, ha provocado que
personas que antes apoyaban
estas iniciativas empezaran a
tomar distancia.
Si bien durante muchos años se ha
mantenido una solidaridad de
quienes se sentían unidos
políticamente a la víctima o al
significado de la agresión, los actos
realizados con una lógica
partidista, han generado también
divisiones en el interior de las
propias instituciones y una
sensibilidad social selectiva, que
debería cambiar para poder
conllevar una memoria incluyente.
La politización de la memoria corre
el riesgo de generar un sentimiento
de utilización del dolor de las
víctimas que no es admisible en
una lógica de la reparación y el
apoyo, independientemente de
quiénes sean los actores que las
lleven a cabo. Las víctimas no
deberían ser patrimonio político de
ningún partido.
1. Factores ligados a la violencia. La persisten-
cia de la violencia de ETA hasta 2011 y su gran
responsabilidad en cuanto al número de víctimas
mortales ha generado una preminencia del reco-
nocimiento de dichas víctimas. La falta de apoyo
social hasta mediados de la década de los 90 ha
impulsado el reconocimiento institucional como
parte de la política pública a partir de 2000. Ade-
más, visibilizar a las víctimas de ETA ha sido una
forma de tratar de deslegitimar el terrorismo y
prevenir la violencia. Pero, se ha minimizado a las
víctimas mortales ocasionadas por los grupos de
extrema derecha o agentes del Estado, que fueron
frecuentes hasta mediados de los años 80, al con-
siderarlas como “cosas del pasado”. Las conse-
cuencias de la impunidad y la negación que
siguieron sufriendo posteriormente es una evi-
dente muestra de discriminación y minusvalora-
ción. Tampoco se ha querido afrontar el grave
problema de los casos de tortura, el reconoci-
miento de dicha práctica y a sus víctimas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el
necesario clima social positivo para poder abordar
estas cuestiones había encontrado hasta 2011 un
gran obstáculo en el nivel de amenaza a represen-
tantes locales por parte de ETA.
Ahora debemos completar la labor que queda
pendiente con los que no han recibido la Me-
dalla de Oro de la Ciudad. No ha habido con-
diciones para el diálogo, fundamentalmente
por las expresiones del terrorismo de ETA. Era
un diálogo imposible aunque se mantuvieron
reuniones muy tensas con representantes de
familiares de presos en el marco de la Comi-
sión Especial de Derechos Humanos, que creé
en el Ayuntamiento en el año 96. Sin em-
bargo, parecen vislumbrarse cambios. Odón
Elorza, ex alcalde de Donostia.
2. Diferencias respecto el apoyo social. La
falta de reconocimiento a las víctimas de ETA en
épocas anteriores, en contraste con el apoyo que
tuvieron las víctimas de agentes del Estado (más
politizadas o cercanas a la IA) por su grupo de re-
ferencia, ha sido señalada por varios interlocutores
como uno de los criterios para priorizar a las vícti-
mas de ETA. Sin embargo, muchas de las víctimas
mortales de grupos de extrema derecha o agentes
del Estado no estaban vinculadas a la izquierda
abertzale, y tampoco tuvieron reconocimiento so-
cial ni han tenido apoyo institucional hasta ahora,
por parte de las autoridades. La falta de reconoci-
miento de los hechos y las dificultades para la in-
vestigación que se dieron en muchos casos siguen
siendo un obstáculo para su participación.
En Navarra nunca se ha hecho nada. (…) El
arzobispo que dijo que iba a venir a casa:
nunca lo hizo, ni celebró una misa. Pero
existe un agravio comparativo con el sufri-
miento, ya que algo después, en diciembre
de 1985, ante el atentado en Iruñea contra
Juan Atares, general de la Guardia Civil, el
arzobispo fue al tanatorio y celebró un fu-
neral. Demandamos el mismo trato. Lurdes
Zabalza, hermana de Mikel Zabalza.
3. Consecuencias de la impunidad. Las conse-
cuencias de la falta de investigación e impunidad
se dan especialmente en las víctimas de agentes
del Estado y de grupos de extrema derecha. Aun-
que haya también atentados de ETA no esclareci-
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dos, frente a ellos el Estado ha hecho todos los es-
fuerzos por investigarlos. La impunidad hace que
las víctimas no vean siquiera reconocidos los he-
chos. Su verdad se convierte en algo íntimo y re-
primido, cuando no cuestionado socialmente, y las
víctimas no cuentan con un marco social de su ex-
periencia.
La transición ha sido borrón y cuenta nueva.
Ahora volver a replantear esta situación es
difícil. Es difícil que reconozcan el sufri-
miento del otro. Se debiera reconocer que
todos hemos sufrido y perdido algo. El reco-
nocimiento es el previo a la reconciliación.
No puede haber convivencia pacífica mien-
tras no haya aceptación de lo sucedido. No
tenemos odio, sentimos rabia por la impu-
nidad, pero odio no. Queremos justicia y
aclarar la verdad. Asociación Víctimas 3 de
Marzo de Gasteiz.
Aunque la mayoría de estas víctimas no tienen
como objetivo una compensación económica,
siendo su objetivo el reconocimiento, la justicia y
la verdad, también sienten los agravios compara-
tivos frente a derechos que les corresponden. La
falta de investigación de los hechos hace que la
carga de la misma se ponga en las víctimas.
Por la vía de la Ley de Memoria Histórica para
casos como éstos se presta cierto apoyo eco-
nómico y hay unas medidas de reconoci-
miento. La norma foral sobre reconocimiento
permite que haya más reconocidos, pero los
peritajes que hay que realizar siempre son a
la baja, su coste lo han de afrontar los inte-
resados y no tienen en cuenta bajas labora-
les ni nada. Una de las personas heridas el
3-M todavía tiene una bala alojada detrás del
testículo y por ello le dieron 1.500 euros. En
los peritajes tú eres el que tienes que demos-
trar los hechos. Por eso demandamos peritos
u otros estudios neutrales. Las víctimas
siempre hemos tenido que impulsar o sufra-
gar toda iniciativa de investigación. Asocia-
ción Víctimas del 3 de Marzo.
Durante los primeros años de la transición la impu-
nidad empezaba desde que se iba a poner la denun-
cia en comisarías o juzgados. Así la investigación de
los hechos y la verdad de algunas víctimas choca
con toda serie de obstáculos en una primera instan-
cia, siendo el resultado final el silencio, la no inves-
tigación de lo sucedido, cuando no la tergiversación
de los hechos.
Junto con un compañero de despacho,
también abogado, me dirigí a la comisaría
de la Policía Armada de Getxo a poner la
denuncia. El policía que nos atendió,
medio dormido, colocó su arma sobre el
mostrador preguntando: “¿Era como
ésta?”, cuando le narraba los hechos y el
tipo de armas que portaban los agresores
que intentaron secuestrarme y dispararon
contra Carmen. Luego siguió interrogán-
dome: “¿Por qué cree que pasó?”. Res-
puesta: “Soy abogado laboralista, llevo
casos de trabajadores...” Y el policía, cada
vez más entusiasmado, apostilló: “¡Ah!
¡Presos! ¡Cárcel!... ¿También presos de
ETA?”... Hasta que salió otro policía y se
lo llevó. El nuevo nos dijo: “Firme aquí.
Fuera...”. Nos mandó de la comisaría. A
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los pocos días me dirigí al juzgado y rati-
fique la denuncia. Después... nadie llamó
para investigar nada. No recibí escrito al-
guno. No hubo ninguna notificación: ni ju-
dicial, ni policial, ni de ninguna autoridad
institucional. Pedro Ibarra Güell12
, cate-
drático jubilado de la EHU-UPV.
4. Factores ligados a la posición política. Es-
pecialmente en el caso de municipios con autori-
dades de partidos cercanos a Batasuna o sus
diferentes expresiones en estos años, se han dado
formas de reconocimiento público o medidas sim-
bólicas para algunas víctimas de agentes del Es-
tado o grupos como el GAL, se trataba de víctimas
afines políticamente o incluso miembros de ETA,
pero no se ha tenido sensibilidad para hacer lo
mismo con las víctimas de ETA. La falta de sensi-
bilidad frente a las víctimas es señalada por mu-
chas víctimas de ETA.
Hubo una manifestación muy numerosa,
pero al cabo de una semana la gente se ol-
vida. Y en esa situación de años de olvido
hemos vivido mucho tiempo. Rosa Ro-
dero13
, viuda de Joseba Goikoetxea, mando
de la Ertzaintza
Por otra parte, en otros municipios con autorida-
des de otros partidos, en general se ha dado reco-
nocimiento sólo a las víctimas de ETA.
Para poder comer juntos se necesita tener
al menos un plato. Si no tenemos ni plato,
entonces qué podemos hacer. Se necesitan
unos mínimos. Creo que eso es posible, pero
aún no los tenemos. No se prepara eso. No
se tiene en cuenta. Hay una desproporción
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12 Pedro Ibarra Güell fue abogado en el Juicio de Burgos de 1970 y
sufrió un intento de secuestro el 09/05/1975 por parte de un
comando de “incontrolados”, cuyos miembros, a cara descubierta,
accedieron a su domicilio en Leioa a las 04.00 de la madrugada al
grito de “¡Abran. Policía!”. Mientras el que luego sería un conocido
catedrático de la EHU-UPV era golpeado y empujado escaleras
abajo, su esposa, Carmen Oriol López-Montenegro, sufrió un
atentado. Al tratar de impedir que introdujeran a su marido en un
vehículo, uno de los agresores le disparó una ráfaga de metralleta,
del que salió ilesa al impactar las balas en la pared del portal a
pocos centímetros. A los dos días fue ametrallado el despacho
laboralista en el que trabajaba Ibarra en Bilbao y la familia sufrió
constantes amenazas de muerte telefónicas.
13 Su marido, Joseba Goikoetxea Asla, murió tras cuatro días de
coma por las heridas de dos disparos de bala el 22/11/1993,
atentado de ETA realizado en Bilbao delante de uno de sus tres
hijos. Era sargento y responsable de la unidad de Información de
la Ertzaintza desde 1986.
“La transición ha sido
borrón y cuenta nueva.
Ahora volver a replantear
esta situación es difícil. Es
difícil que reconozcan el
sufrimiento del otro. Se
debiera reconocer que
todos hemos sufrido y
perdido algo. El
reconocimiento es el previo
a la reconciliación. No
puede haber convivencia
pacífica mientras no haya
aceptación de lo sucedido.
pasa igual.”
muy grande sobre las políticas si piensas en
las víctimas. Así la gente cercana que dice:
una más. Y eso es una vergüenza. Creo que
la gente que tiene sensibilidad tiene que
hacer algo diferente. También en nuestro
lado hay gente que no es sensible, que trata
de decirte lo que tienes que hacer. Yo siento
el compromiso en mí misma y no voy a
dejar que eso pase. Axun Lasa14
, hermana
de Joxean Lasa.
No recogimos inicialmente la Medalla de
Alava que nos otorgaron las Juntas Gene-
rales con Ramón Rabanera al frente, por-
que pedíamos que el PP apoyara nuestro
reconocimiento como víctimas del terro-
rismo, y que rechazasen la no condena y
la falta de esclarecimiento de los hechos.
Siendo la concesión un orgullo, viniendo
como viene de la máxima institución ala-
vesa, no podíamos prestarnos a un acto
que pudiera interpretarse como una exo-
neración de Fraga y otros responsables de
los hechos, que nosotros entendíamos que
se encarnaban en la figura de Ramón Ra-
banera. Posteriormente la recogimos con
el PNV en el gobierno de la misma institu-
ción, toda vez que este grupo político
comparte nuestras demandas. Víctimas
del 3 de Marzo de Gasteiz.
5. Aspectos asociados a la comunicación:
malentendidos, matices o agravios. En nu-
merosas ocasiones la comunicación que se da
sobre esta problemática está sometida a diver-
sos filtros ideológicos, respuestas a través de
los medios de comunicación, o interpretaciones
sobre declaraciones, manifestaciones o diferen-
cias de opinión. También son importantes las
maneras de expresarse sobre aspectos que son
delicados y en los que conviene ser cuidadoso,
dado que es fácil malinterpretar, suponer una
intencionalidad diferente a la expresada o des-
calificar las diferencias de opinión o percepción,
lo que no ayuda a tener un análisis más objetivo
de la realidad. El uso genérico y superficial de
conceptos como el perdón o la reconciliación es
criticado por algunas víctimas.
Hay declaraciones que hacen daño a las víc-
timas, como que tenemos que perdonar. Se
necesita coherencia entre lo que se dice y lo
que se hace. Eso lo tuvimos con la persona
encargada en el ayuntamiento antes. Nos-
otros no tenemos que reconciliarnos con
nadie. Quien tiene que pedir perdón son los
perpetradores. Albino Machado. Miembro
de COVITE y del Foro Municipal de Víctimas
del Terrorismo de Donostia.
En varias de las experiencias analizadas estos ma-
lentendidos o discrepancias han generado senti-
mientos de agravio y malestar que es importante
evitar. En ambientes donde se da la desconfianza
es fácil pasar de un malentendido a una descalifi-
cación, más aún cuando muchas de éstas sintoni-
zan con experiencias individuales o colectivas
anteriores. Si bien en ello no es ajena la intencio-
nalidad política o los intereses de diferentes acto-
res a la hora de representar una memoria de las
víctimas.
En algunos casos estas diferencias de sensibili-
dad han dejado fuera a algunas de las propias
víctimas que buscaban un espacio de reconoci-
miento. Más allá de las valoraciones de si se
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deben al sentir mayoritario o a las diferencias
políticas, estos ejemplos señalan la importancia
de la sensibilidad frente a las necesidades de las
víctimas independientemente del causante de
los hechos.
Tras el contacto que tuve con una asociación
de víctimas del terrorismo (AVT) les recordé
que en nuestra casa de Oiartzun habíamos
recibido avisos de bomba, en una ocasión
dos balas, y sufrimos el impuesto revolucio-
nario… pero esperé en vano su llamada de
vuelta. Tamara Muruetagoiena, hija de
Esteban Muruetagoiena.
El contacto de la ama con la persona res-
ponsable de una asociación en aquel mo-
mento no dio fruto. La posición nuestra era
la de que había que denunciar la ley antite-
rrorista y después de eso no hubo mayor
contacto. Lurdes Zabalza.
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14 Natural de Tolosa. Hermana de Joxean Lasa Arostegi que, junto a
Joxi Zabala Artano -ambos miembros de ETA- fueron
secuestrados el 15/10/1983, torturados y hechos desaparecer en
cal viva por el GAL en un paraje deshabitado de Alicante, y cuyos
cadáveres aparecieron por casualidad en 1985 con evidentes
signos de mutilación.
Reconocer las víctimas de ETA puede generar
cuestionamiento ideológico en sectores
cercanos ideológicamente.
Reconocer a las víctimas de agentes
del Estado puede hacer sentir que
se cuestiona la calidad de la democracia.
Esfuerzo por un reconocimiento plural
no debe ser balancear el dolor para justificar
una postura política.
Esfuerzo por reconocimiento plural
no puede dejar a unas víctimas como
subsidiarias o de menor valor.
Necesidad de reconocer
lo que se ha justificado o se ha evitado.
Necesidad de reconocer
lo que se ha negado o minimizado.
Dificultades para un reconocimiento plural de las víctimas
Víctimas de ETA Víctimas del GAL, BVE o agentes del Estado
Asistí, por primera vez, y muy a mi pesar, a
una reunión de víctimas; fui de oyente para
informarme. Lo pasé muy mal, porque no fue
una reunión normal, allí lo único que se decía
era ETA asesina… Yo lo que pretendía era no
renunciar a unos derechos, y que a quienes
les pertenecen esos derechos se les reco-
nozca como víctimas del terrorismo. Nuestro
caso encajaba en los términos que marcaba
esa ley. Todo fueron rechazos. Me decían que
nuestro caso no encaja y no se puede igualar.
Ante esto opté por acudir a los medios de co-
municación. Roberto Fernández Men-
txaka15
, hijo de Normi Mentxaka.
c) Memorias selectivas, reconocimiento y
conflicto
En el ámbito local se han dado hechos que han mar-
cado más la historia del lugar debido a diferentes fac-
tores: ya sea por el impacto en el contexto histórico
(como el secuestro y asesinato de Miguel Ángel
Blanco en Ermua en 1995 -aunque este hecho tuvo
un enorme impacto global también-,o la muerte
como consecuencia de torturas de Joxe Arregi en la
Dirección General de Seguridad de Madrid, en 1981),
por la distinta inserción local de la víctima (probable-
mente, no es igual el impacto local del asesinato de
un vecino que el de un guardia civil asesinado en un
atentado contra un vehículo que pasaba por el mu-
nicipio, por citar dos extremos), o por el nivel de mo-
vilización política asociada al caso (mayor en los
casos de víctimas reivindicadas por la izquierda
abertzale, o en lugares con un fuerte apoyo político
especialmente en los años 80 o en las víctimas de
ETA de los últimos años).
En varios de los casos consultados, representan-
tes del municipio no tenían conocimiento de todas
las víctimas que se habían dado en el pueblo o en
la zona, especialmente de los casos de miembros
de fuerzas de seguridad y de casos antiguos en el
tiempo. Eso muestra que hay memorias selectivas,
con menor arraigo local que se revelan en la rea-
lización de actos o lugares de memoria.
Hay que reconocer que se les ha tenido más
en la memoria a los de “un bando” que a los
“del otro”. Jonan Aranguren, ‘Iharra’ y José
Miguel Beñaran ‘Argala’ han estado en la
memoria del pueblo durante 30 años y el ta-
xista Monasterio y el policía nacional no es-
taban en la memoria de la mayoría de la
gente del pueblo. Ha habido familias de
guardias civiles que han tenido que mandar
los cadáveres sin ningún acto de recuerdo y
han estado siempre en el olvido, cuando los
militantes de ETA asesinados han estado
más reconocidos. Alberto Ruiz de Azua,
ex alcalde de Arrigorriaga.
Por ejemplo, en el caso de Zizurkil, Julián Galarza
fue asesinado por ETA al confundirlo con el alcalde
del pueblo, según reconoció ETA en un comuni-
cado asumiendo su “error”16
. Según los testigos
del pueblo, su compañera dejó Zizurkil y en el
pueblo no se ha conservado ninguna memoria
local de esa persona. En este caso el olvido se
debe más al ocultamiento o silencio sobre episo-
dios que se consideran conflictivos, y no a la
menor inserción social de la víctima.
Mucha gente no sabe que eso pasó, espe-
cialmente los menores de 30 años. Incluso,
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30
miembros de la izquierda abertzale se que-
daron sorprendidos cuando les dijimos que
había habido esta victima en el pueblo por-
que lo desconocían. Viven en el caserío de
la familia los hermanos del difunto Galarza;
mantienen relación con la alcaldesa, pero ni
votan ni participan en política, como si pu-
sieran una pantalla con todo lo que han vi-
vido, como que no hubiera pasado. No
hablan del atentado. Ana Olaziregi Sues-
kun, ex concejala de Zizurkil.
Por otra parte, el caso más conocido en el pueblo
fue la muerte por torturas de Joxe Arregi en 1981.
En su mayor recuerdo local incide en este caso la
inserción social de la víctima, dado que “se trataba
de un joven implicado en el ámbito de la cultura y
las danzas con los adolescentes, lo que generó un
enorme impacto local y una reacción de increduli-
dad”. Por otra parte, el tipo de hechos, como con-
secuencia del periodo de incomunicación y las bru-
tales torturas sufridas, llevaron a actos de fuerte
movilización social de rechazo en una semana es-
pecialmente dramática (asesinato por ETA del in-
geniero José María Ryan Estrada, de la central
nuclear de Lemoiz, una semana antes, o el golpe
de Estado del 23 F).
La hermana se desmayó. El féretro llegó a
la noche, en la recepción estaba todo el pue-
blo. La alcaldesa dimitió. Se hizo una recep-
ción del féretro, lo abrieron, ahí se vieron las
huellas del horror, la gente abrió la caja por-
que venía sellada y eso aumentó la rabia.
Aquello fue tremendo. Yo ni salía de casa
esos días. En la recepción participó toda la
gente del pueblo porque era un chico del
pueblo. María Ángeles Lazkano Larra-
ñaga, ex alcaldesa de Zizurkil.
El impacto colectivo de estos hechos puede verse
no sólo en la preeminencia de dicha memoria,
sino también en la manera en cómo los diferentes
sectores sociales se posicionaron frente al mismo
y la polarización respecto al apoyo al uso de la
violencia.
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15 Su madre, Normi Mentxaka Gonzalo, murió por disparos de varios
“incontrolados” el 09/07/1976 durante la fiesta popular del Día de
la Sardina en Santurtzi. Tras mucho pleitear en los juzgados, el
viudo y los tres hijos lograron que Normi fuera declarada víctima
del terrorismo en 2002.
16 12/02/1976. Julián Galarza Ayastui. Mecánico, de 37 años, se
había casado dos meses antes. En Zizurkil. ETAm dice que le
confunde con el alcalde franquista de la localidad. ETAm se
autocriticará “por el error”.
“Hay que reconocer que
se les ha tenido más en la
memoria a los de “un
bando” que a los “del
otro”. Jonan Aranguren,
‘Iharra’ y José Miguel
Beñaran ‘Argala’ han
estado en la memoria del
pueblo durante 30 años y
el taxista Monasterio y el
policía nacional no estaban
en la memoria de la
mayoría de la gente del
pueblo.”
A partir de ahí Zizurkil se partió en dos, em-
pezaron las diferencias insalvables. Los que
rechazaban la violencia más en general y los
que apoyaban más la opción política de Ba-
tasuna. María Ángeles Lazkano Larra-
ñaga, ex alcaldesa.
Similar percepción tiene Maribi Arregi Izagirre17
,
hermana de Joxe Arregi:
El pueblo de Zizurkil se rompió, tú de aquí y
tú de allá… el pueblo se quedó totalmente
partido. Luego las cosas volvieron a su
cauce, pero sí, nos quedamos muy señala-
dos. Y su ausencia. Una muerte siempre
deja una ausencia.18
c.1. Entre el pasado y el presente: el ejemplo
de una memoria conflictiva. Arrigorriaga
En numerosos lugares del País Vasco, pero también
más ampliamente en el Estado español, las prime-
ras corporaciones democráticas tomaron como
tarea clave de representación de una ruptura con el
pasado el cambio en la nomenclatura de calles o
plazas de conocida simbología franquista.
Por ejemplo, en el caso de Arrigorriaga que fue
escenario de un conflicto por la memoria en los úl-
timos años, la primera corporación electa, después
de la muerte de Franco estaba liderada por HB.
Uno de los puntos en el primer pleno en diciembre
de 1979 fue aprobar por unanimidad, con apoyo
del resto de concejales de PNV, del PSE y del PCE,
denominar a la plaza del Ayuntamiento, que era la
única que había en el pueblo, como Plaza Argala,
en honor a José Miguel Beñaran Ordeñana “Ar-
gala”, conocido miembro de ETA que murió asesi-
nado por el Batallón Vasco Español en diciembre
de 1978, y como tal considerado hoy como “víc-
tima del terrorismo”.
En el pleno del año 79, uno de los acuerdos,
fue modificar el nombre de algunas calles
del municipio. Me acuerdo que había una
calle que se llamaba General Mola y pasó a
llamarse calle de Hermenegildo Lekunberri,
que había sido un médico de Arrigorriaga.
Hubo algunos otros cambios y entre ellos la
Plaza España pasó a llamarse Plaza Argala.
En Abusu, la plaza pasó a llamarse Plaza
Iharra. Fue un pleno simbólico, y trataron
de quitar de las calles los nombres que po-
dían referirse al franquismo y al ejército, y
poner nombres que tenían más relación con
Arrigorriaga. Alberto Ruiz de Azua, ex al-
calde de Arrigorriaga.
El primero de estos actos de reconocimiento co-
lectivo se dio en Arrigorriaga en el contexto de la
discusión del plan de Paz y Convivencia del Lehen-
dakari en 2007/08. El caso de Arrigorriaga es pa-
radigmático de cómo el acto, dedicado a víctimas
que habían ocurrido en el pueblo o residían en él,
llevó a recordar atentados y personas fallecidas
que no estaban en la memoria colectiva del pue-
blo, al menos en la generación que había vivido los
hechos. Los responsables del ayuntamiento fueron
conscientes de cuántas y quiénes eran las víctimas
de la violencia de diferente signo en el momento
en que se empezaron a plantear un reconoci-
miento a las víctimas del terrorismo. Algo similar
a lo sucedido en otros lugares.
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A partir de ahí, yo creo que las familias se
sintieron reconfortadas y reconocidas. Nos
agradecieron el hecho19
y quedó la placa
puesta en recuerdo de estas dos víctimas:
un taxista y un policía nacional. Alberto
Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga.
El conflicto que surgió en Arrigorriaga tiene que
ver con el nombre dado a la plaza en 1979 y la de-
manda judicial interpuesta por la asociación Dig-
nidad y Justicia y la abogacía del Estado, para
quitar del callejero los nombres de Iharra y Argala.
A pesar de que el ayuntamiento alegó que el
acuerdo había sido tomado por unanimidad por
todos los partidos políticos que estaban en el
ayuntamiento, PNV, HB, PSE y PCE, el caso llegó
hasta la imputación del alcalde del pueblo, en ese
tiempo del PNV, en la Audiencia Nacional por apo-
logía del terrorismo y por desacato a la autoridad,
por no haber hecho caso a los requerimientos. A
pesar de que el caso se archivó como delito, el
proceso continuó en la vía contencioso administra-
tiva, señalando la ilegalidad de aquellos acuerdos,
por considerar que iban contra la ley.
A pesar de las diferentes valoraciones jurídicas
(un juicio perdido y otro ganado por el ayunta-
miento), la corporación decidió quitar los nombres
de Argala e Iharra20
del callejero después de la
aprobación en el año 2008 en el Parlamento Vasco,
de la Ley de Reconocimiento y Reparación a las
Víctimas del Terrorismo, que obliga a todas las ad-
ministraciones públicas a quitar de los callejeros
los nombres, que puedan herir la sensibilidad o ir
contra las memoria de las víctimas del terrorismo.
La decisión de la corporación fue no darles ningún
otro nombre a las plazas.
Hemos decidido no darles ningún otro nom-
bre a estas dos plazas, para respetar lo que
fue durante 30 años los nombres de Argala
e Iharra y para que la gente sepa que, du-
rante ese tiempo, esas plazas tuvieron esos
nombres. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde
de Arrigorriaga.
Un hecho que generó nuevos conflictos, tensión y
un enorme malestar en la localidad fue el asesi-
nato posterior de Eduardo Puelles, miembro de la
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17 Hermana de Joxe Arregi Izagirre, muerto por torturas en las
dependencias de la Dirección General de la Policía (DGS) en
Madrid el 13 de febrero de 1981. Joxe Arregi permaneció nueve
días incomunicado bajo la Ley Antiterrorista y falleció tras ser
trasladado en estado grave al hospital penitenciario de
Carabanchel. El Tribunal Supremo concluyó en 1989 que “las
quemaduras de segundo grado en las plantas de los pies fueron
causadas en el curso de la investigación policial” (El País,
04/10/1989). Nueve años después de los hechos, dos agentes
fueron condenados respectivamente a cuatro y tres meses de
arresto, así como a tres y dos años de suspensión de empleo y
sueldo.
18 Testimonio de Maribi Arregi en Informe sobre víctimas de
vulneraciones de Derechos Humanos derivadas de la violencia e
motivación política, junio de 2008, pp. 64 y 132).
19 En referencia al homenaje realizado el 18 de febrero de 2007.
20 Desde el ayuntamiento hemos sostenido que estaba sin
acreditarse que Argala fuera miembro de ETA, porque nunca
había sido encausado mientras vivió, en ningún proceso judicial, ni
condenado. De manera que en ninguna sentencia se le ha
reconocido como miembro de ETA. Otra cosa es que se le tiene
como uno de los miembros que participó en la Operación Ogro,
el atentado contra Carrero Blanco. Luego, hay escritos y
documentos grabados por el propio Argala, en el que se reconoce
como miembro de ETA. No había ninguna sentencia contra él,
aunque aparece en algunas sentencias recientes, una vez
fallecido, por el testimonio en algún juicio y se le menciona como
líder. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga.
Policía asesinado por ETA en 2009. Todo ello, según
el alcalde, trajo como consecuencia algunos conflic-
tos con algún miembro de la familia en relación con
la plaza que aún se llamaba Argala, una exaltación
mediática del problema personalizando la situación
y la mediación de algunas personas de confianza, in-
cluso líderes políticos, para tratar de rencauzar el
problema. Finalmente, la propuesta de que hubiera
un monumento con el nombre de Eduardo Puelles
en Arrigorriaga, sustituyendo con su nombre a la
Plaza Argala, fue trasladada a denominar con su
nombre otra nueva plaza en construcción.
Cuando te dicen que ha habido un atentado
en tu pueblo, se te encienden todas las alar-
mas, activas escenarios en los que nunca
deseas estar y muy complejos de gestionar.
Pero nos tocó gestionar todo esto, recién es-
trenado el gobierno López, con Ares de con-
sejero de Interior y, a partir de ahí, ha
pasado este año y medio muy complicado
por el atentado. Consensuamos entre los
partidos políticos, oficina de la DAVT e in-
cluso la familia Puelles, la posibilidad de dar
el nombre de Eduardo Puelles a una plaza
que estábamos urbanizando en Santa Isa-
bel, que es el barrio en el que había vivido
la familia, para recordarle, además de colo-
car un monolito en recuerdo de todas las
víctimas del terrorismo. Alberto Ruiz de
Azua, ex alcalde de Arrigorriaga.
En un primer momento, un acuerdo aprobado por
el Pleno del Ayuntamiento el 26 de enero de 2007,
con los votos de PNV, EA y EB, trató de organizar
un homenaje que abarcara a todas las víctimas de
la localidad, y ello incluía a Argala. Pero ello le-
vantó las críticas de PSE-EE y de PP, e impulsó al
delegado del Gobierno español en el País Vasco,
Paulino Luesma, a ordenar al abogado del Estado
la interposición de un recurso contencioso-admi-
nistrativo contra el acuerdo. Luesma calificó ese
intento de inclusión de Argala en el homenaje de
“equidistancia inadmisible”.21
Sin embargo, todo lo anterior había generado
nuevos conflictos con otra familia, la de Argala,
que finalmente transmitió de forma clara y rotunda
al ayuntamiento que no quería participar en nin-
gún acto público o institucional. Así las cosas,
Pablo Beñaran, hermano de Argala, escribió una
carta pública el 3 de febrero en la que definía la
iniciativa del Ayuntamiento de “marketing político,
hueco y para la foto”. En una entrevista posterior
realizada entre el entonces alcalde de la localidad
y los familiares de Argala, a petición de estos últi-
mos, se acordó dejar a José Miguel Beñaran “Ar-
gala”, fuera del homenaje municipal.
Este caso muestra algunos de los problemas
en los debates sobre la memoria de víctimas que
a su vez participaron en ETAm, ETApm o los
CCAA, y el carácter de éstos en diferentes mo-
mentos históricos.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
34
“Cuando te dicen que
ha habido un atentado en
tu pueblo, se te encienden
todas las alarmas, activas
escenarios en los que
nunca deseas estar y muy
complejos de gestionar.
Pero nos tocó gestionar
todo esto.”
Por otra parte, tengo la sensación, de que a
Argala se le estaba reconociendo como víc-
tima durante los últimos 30 años y se había
mantenido su memoria con el nombre de la
plaza, porque la plaza del pueblo, era la
plaza Argala. Alberto Ruiz de Azua, ex al-
calde de Arrigorriaga.
Según la información contrastada por diversas
fuentes, una parte de las discusiones tenían que
ver con el periodo en que dichas personas partici-
paron en ETA. Jonan Aranguren “Iharra”, que fue
abatido a tiros por la Guardia Civil en 1972 y cuyos
posibles delitos estarían legalmente cubiertos por
la amnistía de 1977, no generaba problemas, a di-
ferencia de José Miguel Beñaran “Argala”, a quien
mataron en 1978 participando en ETA un año des-
pués de la amnistía. Al margen de la relevancia o
no de dicho planteamiento, esto muestra una dis-
cusión colectiva más amplia que tiene que ver con
la propia historia del País Vasco, aún pendiente -y
que a su vez afecta a muchos sectores y políticos
que en diferentes momentos de la historia fueron
miembros de ETA- y con la manera en que se
asume esa historia en lo personal o en la dimen-
sión pública y colectiva.
En relación con las memorias locales y el marco
institucional de las mismas, se trata de buscar un
equilibrio entre las visiones muy localistas que
hagan énfasis en los hechos vividos en el pueblo
(por ejemplo, un lugar en el que sólo se dieron víc-
timas de ETA, u otro en donde sólo se dieron víc-
timas de otros grupos o agentes del Estado) sin
consideración respecto otros aspectos más gene-
rales. Por otra parte, otra de las dificultades es la
que marcan los liderazgos de los diferentes parti-
dos políticos que pueden no tener que ver con la
capacidad de diálogo y entendimiento local, lo que
puede llevar a un manejo impuesto desde arriba,
en lugar de estimular la participación y la recons-
trucción del tejido social desde lo local. Algunos de
estos desafíos son planteados por el ex alcalde de
Arrigorriaga, reflexionando sobre su propia expe-
riencia.
Una cosa es lo que tú harías como repre-
sentante de tu pueblo y viendo la sensibili-
dad que hay en Arrigorriaga, sin olvidar
que el acuerdo que se toma en Arrigorriaga
no solamente afecta a la gente de Arrigo-
rriaga, sino que puede afectar a otros pue-
blos o a tu territorio, a tu región. Hay que
tener visiones bastante más generales y
una perspectiva con bastante más altura de
miras que la propia de cada barrio y de
cada pueblo. Uno de nuestros mayores pe-
cados es estar mirándonos nuestro ombligo
y pensar que las decisiones que tomamos
solo nos afectan a nosotros. Si aquí hubié-
ramos mantenido el nombre de la plaza Ar-
gala, a lo mejor, el 90% de la población
hubiera estado de acuerdo y el otro 10%
no. Pero claro, ese porcentaje tampoco co-
rresponde a todo el territorio histórico. Al-
berto Ruiz de Azua, ex alcalde de
Arrigorriaga.
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
argituz febrero de 2012
35
__________________________________
21 ‘El Correo’, 15 de febrero de 2007.
c.2. Tensión y conflicto local: nuevas oportu-
nidades de reconocimiento. Zizurkil
El caso de Zizurkil es otro ejemplo de conflicto
de memorias, respecto a los monumentos en
memoria de Joxe Arregi, muerto a consecuencia
de torturas en 1981 y de José Luis Geresta22
,
miembro de ETA que apareció muerto en extra-
ñas circunstancias durante el periodo de la tre-
gua de esa organización en 1999. Según refieren
interlocutores locales, la decisión sobre la placa
y el monumento en memoria de Joxe Arregi se
llevó a cabo por parte del ayuntamiento, con
Herri Batasuna en la alcaldía. La hermana del di-
funto, Maribi Arregi, aclara que el monolito no se
puso porque lo pidiéramos nosotros23
. Años des-
pués se colocó en el mismo espacio la escultura
dedicada a Geresta.
Durante los primeros años el monumento dedicado
a Arregi se convirtió en parte del conflicto por la me-
moria, con la retirada por parte de la Guardia Civil del
monolito, momento en el que se puso su nombre a la
plaza en un ayuntamiento donde tenía mayoría Ba-
tasuna, pero también donde se mostraba una parte
de esa fractura y polarización en el pueblo.
Nos marcó para toda la vida. Se nos metió
la rabia hasta dentro. Con la familia, a los
jóvenes por lo menos ya les hemos contado
lo que pasó. Maribi Arregi Izagirre, her-
mana de Joxe Arregi.24
Al año se puso un monolito por iniciativa
municipal, pero no por unanimidad. Tam-
bién se le dio su nombre a una plaza, co-
nocida hasta entonces por Pasus, dándose
la coincidencia de que Arregi había nacido
en ese solar de Pasus. El PNV se opuso y
el PSE ni siquiera asistió al pleno. Hubo
una especie de paralización del funciona-
miento normalizado de la vida municipal.
La Guardia Civil retiró el monolito, que
volvió a ser colocado. María Ángeles
Lazkano, ex alcaldesa y Ana Olaziregi, ex
concejala de Zizurkil.
Hay que tener en cuenta que los representantes
de ciertos partidos políticos tuvieron amenazas de
muerte en diferentes momentos como consecuen-
cia de ello.
En los 90 ser concejal del PNV era vivir bajo
mucha presión, yo veía fotos mías en las fa-
rolas, la matrícula de mi coche por todos los
sitios, me quemaron una chabola en el
monte y pedí ayuda a la DAVT por aquello.
Nos han amenazado por fiestas, en pancar-
tas, etcétera. María Ángeles Lazkano ex
alcaldesa de Zizurkil.
Hubo años que fue muy duro porque la
gente del pueblo te acusaba de que si les
pasaba algo a los presos era culpa tuya,
entre 1991 y 2008. Ahora es más fácil la po-
lítica, han pasado esos tiempos tan duros.
Ana Olaziregi, ex concejala de Zizurkil.
La decisión de quitar los dos nombres de las
plazas y los dos monolitos dedicados a ellos
se llevó a efecto tras un acuerdo adoptado el
14 de abril de 2008 por unanimidad (la candi-
datura de la izquierda abertzale había sido
anulada y excluida), en un pleno a puerta ce-
rrada y con la Ertzaintza protegiendo el Con-
sistorio. Votaron por la retirada de placas y
EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos.
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El tiempo es ahora

  • 1. giza eskubideen aldeko elkartea asociación pro derechos humanos pro human rights association association en faveur des droits humains ¿Es posible una memoria incluyente de las víctimas en el ámbito local? Experiencias y desafíos El tiempo es ahora gizaeskubideenaldekoelkartea asociaciónproderechoshumanos prohumanrightsassociation associationenfaveurdesdroitshumains Posiblealdaesparrulokalean biktimenoroimenbateratzailea? Esperientziaketaerronkak Oraindagaraia Eltiempoesahora Oraindagaraia CUBIERTAEUSK-CAST_Maquetación 1 04/05/12 13:18 Página 1
  • 2.
  • 3. giza eskubideen aldeko elkartea asociación pro derechos humanos pro human rights association association en faveur des droits humains ¿Es posible una memoria incluyente de las víctimas en el ámbito local? Experiencias y desafíos El tiempo es ahora
  • 4. Argituz es una Asociación Pro Derechos Humanos, sin ánimo de lucro, cuya misión consiste en aspirar, en el ámbito vasco, a una situación en la que todas las personas disfruten de todos los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otras normas internacionales de derechos humanos. Animada por esta visión, la misión de Argituz consiste en realizar labores de investigación y acción centradas en impedir y poner fin a las conculcaciones más graves contra el derecho a la integridad física y mental, a la libertad de conciencia y expresión y a no sufrir discriminación, en el contexto de un trabajo de promoción de todos los derechos humanos. EL TIEMPO ES AHORA ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos Coordinador de esta investigación: Carlos Martin Beristain Coordinador de la publicación: Andrés Krakenberger Entrevistas: Sabino Ormazabal Carlos Martin Beristain Andrés Krakenberger Revisión de textos: Bertha Gaztelumendi Xabier Urmeneta Maquetación: Iñaki Lekuona By Asociación Pro Derechos Humanos ARGITUZ. Is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
  • 5.
  • 6. 1. IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS DE RECONOCIMIENTO Y SIMBÓLICAS PARA LAS VÍCTIMAS. POSIBILIDADES Y LÍMITES Sentido de los actos de reconocimiento Reconocimiento de los perpetradores o grupos políticos Participación de las víctimas Contenido de los actos de reconocimiento Papel de los medios de comunicación Valor de las medidas simbólicas. Funciones Papel preventivo de la memoria colectiva 2. LA EXPERIENCIA EN LA CAV EN EL ÁMBITO LOCAL: EVOLUCIÓN, PROBLEMAS Y DESAFÍOS Evolución de las iniciativas locales de memoria de las víctimas Diferentes experiencias y respuestas institucionales Conflictos y dificultades en las iniciativas locales Factores ligados a la violencia Diferencias respecto al apoyo social Consecuencias de la impunidad Factores ligados a la posición política Aspectos asociados a la comunicación: malentendidos, matices o pánicos morales Memorias selectivas: impacto local e inserción social de las víctimas Entre el pasado y el presente: el ejemplo de una memoria conflictiva. Arrigorriaga Tensión y conflicto local: nuevas oportunidades de reconocimiento. Zizurkil Una larga lucha para el reconocimiento. Santurtzi 3. ¿ES POSIBLE CONSTRUIR UNA MEMORIA INCLUYENTE? ¿Qué significa una memoria incluyente? Miedo por amenazas y falta de un contexto positivo como obstáculo para la memoria Importancia de la verdad en los casos no investigados El concepto de víctima y el desafío de una memoria incluyente Las formas de expresión de la memoria Los nombres y la dificultad de una memoria incluyente Procesos de reconocimiento y conflictos Cambio de actitudes políticas El tiempo es ahora PÁGINA08 PÁGINA16 PÁGINA45
  • 7. ¿Es posible una memoria incluyente de las víctimas en el ámbito local? Experiencias y desafíos 4. IMPLICACIONES PARA LAS PERSONAS E INSTITUCIONES INVOLUCRADAS EN EXPERIENCIAS DE MEMORIA COLECTIVA Generar relaciones de confianza Riesgo de politización Consulta y participación Poner en cuestión la propia postura Sensibilidad cruzada Tomar posición frente al sufrimiento injusto Legitimidad y construcción de la confianza Testimonio de personas con legitimidad que cambian la visión del problema Comprensión de los elementos que resultan confrontativos Atender a las diferentes respuestas familiares Evitar el uso político y generar conciencia para todos y todas Equidad de trato no es igualar la victimización Un discurso concreto e incluyente Tener en cuenta los límites El tiempo es ahora. Gestos que muestren voluntad de cambio 5. RECOMENDACIONES PARA LAS MEDIDAS SIMBÓLICAS Y DE RECONOCIMIENTO Tener en cuenta la participación de las víctimas Cuidado de los detalles e implicaciones Cambiar la perspectiva Peticiones de perdón o reconocimiento de responsabilidad Coordinar iniciativas en el ámbito local Proteger de agresiones a monumentos y lugares simbólicos Situar en su medida y dar seguimiento a las acciones Lugares de significado y proyección Convocatorias generales: atender a la memoria incluyente La memoria pensando en el futuro PÁGINA66 PÁGINA83
  • 8. E ste testimonio entrecruza las memo- rias de la violencia en Euskadi. El padre de Inés fue asesinado cuando tenía 38 años. Fue secuestrado des- pués de presentar una denuncia en el Juzgado de Bilbao por haber recibido una paliza de la Policía en una de las manifestaciones pro- amnistía de mayo de 1977. Durante su secuestro fue obligado a beber aceite de ricino y coñac en grandes cantidades por un grupo parapolicial de extrema derecha, de los llamados en esa época “incontrolados”. Murió al cabo de unos días y su muerte se atribuyó oficialmente a problemas he- páticos. La violencia política y el uso del terror, en el caso del País Vasco, se enlazan en historias como ésta. Vidas que fueron objeto de desprecio. Muchas de las cuales no han tenido reconoci- miento, o han sido juzgadas en función de quién era la víctima o de quién era el perpetrador o de si era o no cercana a una posición política, y no EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 6 “Si supieran lo doloroso que es ver cómo les hacen homenajes a otras víctimas… ¿Por qué a unas sí y a otras no? Personalmente odio cualquier tipo de violencia y creo que todas las víctimas tienen derecho a un reconocimiento. Pero tiene que ser un reconocimiento público, porque a mí, que se publique en el BOE no me sirve”. Inés Núñez1 , hija de Francisco Javier Núñez Fernández (muerto por “incontrolados”).
  • 9. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 7 de la violación de derechos humanos de que fue- ron objeto. Y, sin embargo, cada historia es única y merece respeto. El presente informe recoge un análisis de las posibilidades de construcción de una memoria in- cluyente de las víctimas del terrorismo y la vio- lencia de motivación política, es decir de graves violaciones de derechos humanos, como conse- cuencia de la violencia, en el País Vasco. El informe consta de tres partes. En una pri- mera se incluye una revisión de la experiencia in- ternacional en los actos de reconocimiento de responsabilidad y medidas simbólicas de memo- ria colectiva sobre las víctimas de violaciones de derechos humanos. En la segunda se analizan al- gunas de las experiencias llevadas a cabo en la CAV2 , los problemas, incidencias, dificultades y reflexiones de numerosos protagonistas de estas acciones de memoria en el ámbito local. Se ana- lizan algunos casos especialmente problemáticos y los desafíos que han producido en la historia reciente. Por otra parte se recogen algunos tes- timonios3 de diferentes víctimas de ETA, GAL o agentes del Estado, haciendo énfasis en los as- pectos relacionados con la posibilidad de una me- moria incluyente. La tercera parte trata de los aprendizajes y desafíos de dicha memoria en el caso vasco. Se trata de establecer algunos crite- rios que tengan en cuenta tanto la relación con las víctimas, como los procesos de trabajo en el ámbito local y los desafíos para que dicha memo- ria incluyente se convierta en un mecanismo de reconocimiento y de prevención de la violencia en el presente y en el futuro. Muchos de estos temas están sujetos a la po- larización social, y a las posiciones políticas que determinan formas de situarse frente a estos desafíos o experiencias. Se reacciona según quién sea quien hable y no según lo que se dice. Se justifican unos hechos por el objetivo político o se ponen baremos al dolor según de quién se trate. En otros casos se minimiza la experiencia de unas víctimas mientras se reivindican otras. Todas estas cuestiones nos tocan en el ámbito personal y, de una u otra manera, a toda la so- ciedad, generando posiciones, debates y silencios que forman parte de nuestra historia reciente, mostrando el impacto en el tejido social que ha tenido la violencia de ETA, pero también la vio- lencia de grupos de extrema derecha o de agen- tes del Estado en diferentes épocas. Para poder hacer un análisis de los desafíos que plantea esta memoria en el ámbito local se hicie- ron entrevistas con diferentes víctimas y actores de distintas sensibilidades políticas, y se analiza- ron algunos casos emblemáticos que han sido fuente de conflicto o debate público. Todo ello de forma parcial, dada la dificultad de hablar de estas cuestiones y a que dichas entrevistas se dieron cuando aún se mostraba un escenario de violencia y exclusión política, y el fin de la violen- cia de ETA era aún incierto. El texto trata de abordar un tema que muchas de las personas en- trevistadas consideran difícil y que es frecuente fuente de conflicto. En un contexto de fin de la violencia de ETA y de una normalización política que permita ejercer los derechos a la participación política y una vida sin amenazas ni miedo, el reconocimiento de la responsabilidad y la memoria son algunos de los pasos pendientes para una reconstrucción de las relaciones fracturadas por la violencia. __________________________________ 1 Cuando murió su padre, Inés Núñez contaba tan sólo con 3 años de edad. “Yo he crecido –relata– pensando que mi padre murió de una enfermedad hepática, hasta que a los 18 años mi madre me contó la verdad. Ella no quería que yo creciera con odio. A mí el shock y la rabia me vinieron entonces. Yo crecí sin padre, pero las consecuencias más duras fueron para mi madre, que tuvo que sacarnos adelante y con miedo de que si abría la boca nos podía pasar algo”. 2 Comunidad Autónoma del País Vasco o Comunidad Autónoma Vasca. 3 Estos testimonios fueron recogidos con anterioridad al 20/10/2011, día en que ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada.
  • 10. 1. IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS DE RECONOCIMIENTO Y SIMBÓLICAS PARA LAS VÍCTIMAS. POSIBILIDADES Y LÍMITES ¿De qué hablamos cuando decimos reconocimien- to o memoria? ¿Qué papel pueden cumplir estas acciones en el contexto de reconstrucción social de relaciones fracturadas por la violencia, exclusión social o marginación de las víctimas? En los últimos 15 años, pero también anterior- mente, se han llevado a cabo numerosas acciones de memoria. Muchas de ellas en el ámbito local, res- pecto a las víctimas más cercanas. En este apartado se resumen algunas reflexiones e investigaciones sobre las medidas de reconocimiento a las víctimas y medidas simbólicas de memoria colectiva. Sentido de los actos de reconocimiento Los actos de reconocimiento público de responsa- bilidad forman parte de las medidas simbólicas de reparación moral en los casos de violaciones de derechos humanos. Están orientados a dar satis- facción y dignificar a las víctimas promoviendo un reconocimiento público de responsabilidad, ya sea por haber ocasionado directamente las violacio- nes, o por no haber protegido a las víctimas. Como parte de su sentido, estos actos deben incluir tam- bién una petición de disculpas a las víctimas, un reconocimiento a su dignidad como personas y una crítica a las violaciones. Los actos de reconocimiento son medidas muy sensibles, dado que tienen un fuerte componente simbólico para reconocer la injusticia de los hechos y la dignidad de las víctimas, y porque suponen compromisos públicos en la prevención de las vio- laciones. También podrían significar un hito que marque nuevas tendencias en la relación con las instituciones, el Estado o entre los miembros de la sociedad o las diferentes sensibilidades políticas. La necesidad de reconocimiento público se basa en que los hechos han tenido una causa social y política, y con frecuencia se ha ignorado –cuando no se ha denigrado- a las víctimas mediante una justificación política. En ausencia de un marco de reconocimiento social, muchas víctimas ven cues- tionada su propia experiencia. Desde el punto de vista del sentido, los actos pú- blicos de reconocimiento, a pesar de que no se re- alicen de forma espontánea sino inducidos por una coyuntura o una ley, son especialmente significa- tivos en cuanto a la coherencia del trato de las ins- tituciones hacia las víctimas. La obligación debería conllevar, al menos, una declaración expresa de responsabilidad y un compromiso sobre el trato a las víctimas hacia el futuro. Para las personas que han vivido marginadas o perseguidas durante años, estos actos constituyen un lugar simbólico; tal vez es el único momento en que se siente im- portante para las instituciones y, ojalá, bien tra- tada por ellas. Si bien en este informe se habla de la memoria local, en los actos de carácter más general el re- conocimiento también ofrece un sentido de repa- ración moral para personas que se vieron afectadas por las mismas violaciones. En esos casos, el reconocimiento llega a adquirir una rele- vancia más colectiva, como en el caso de las víc- timas de ETA y los tres actos públicos hechos por el Gobierno vasco en las tres capitales de la CAV (22 de abril de 2007 en el Euskalduna de Bilbao; 18 de mayo de 2008 en el Kursaal de Donostia, y EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 8
  • 11. 29 de noviembre de 2009 en el Teatro Principal de Gasteiz), sin que eso limite la realización de nue- vos reconocimientos que sean oportunos, espe- cialmente en el ámbito local. El cumplimiento de la medida tiene sentido por sí mismo, pero también responde a un conjunto de otras, orientadas a la reparación, y debe ser co- herente con ellas. A pesar de ello su realización práctica genera frecuentemente numerosas dificul- tades y ambivalencia sobre cuál es el grado de compromiso o sinceridad en el reconocimiento. El acto de reconocimiento puede cumplir una función psicológica relevante superando una situa- ción de agravio y olvido, facilitando que el pasado traumático se integre al presente. Como otras re- paraciones simbólicas, los actos de reconocimiento adquieren múltiples significados para las víctimas y sus familiares, y puede activar la comunicación sobre los hechos a través del diálogo sobre el sen- tido del acto, la discusión de cómo van a participar en el mismo, etcétera. En algunas ocasiones, eso obliga a enfrentar problemas que quedaron en- quistados en la familia por largo tiempo, como el manejo de la información con familiares o las ver- siones sobre los hechos, entre otros, por lo que di- chas acciones deben hacerse de forma cuidadosa. En los actos con un carácter comunitario o local, el significado puede ser diferente para los diversos interlocutores. Por ejemplo, entre algunas víctimas más politizadas el acto puede suponer una reivin- dicación de una historia grupal que ha sido negada, para otras la importancia es que sea un reconoci- miento personal y un precedente histórico. Reconocimiento de los perpetradores o grupos políticos En general, en la mayor parte de los países del mundo, los responsables de abusos o violaciones de derechos humanos no suelen reconocer su res- ponsabilidad ni la dignidad de las víctimas. Habi- tualmente, sus reacciones se orientan a atribuir a las circunstancias la responsabilidad de los hechos, a negarlos -o a negar también su participación- y a dar una versión tópica o distante de lo sucedido. El no reconocimiento de los perpetradores cuestiona el sentido del reconocimiento y genera ambivalencia emocional. Cuando el agravio es- tuvo centrado en una determinada persona, en ocasiones las víctimas quieren que quien agravió EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 9 La necesidad de reconocimiento público se basa en que los hechos han tenido una causa social y política, y con frecuencia se ha ignorado -cuando no se ha denigrado- a las víctimas mediante una justificación política. En ausencia de un marco de reconocimiento social, muchas víctimas ven cuestionada su propia experiencia.
  • 12. sea quien reconozca su responsabilidad. Evaluar y tener en cuenta su perspectiva es parte del proceso de reparación, conjugando la sensibili- dad de las víctimas con el significado del recono- cimiento para que adquiera relevancia para el conjunto del país. En otros casos las víctimas prefieren no tener un contacto personal pero, en todo caso, se ne- cesitaría un reconocimiento de la responsabilidad y asumir ese pasado traumático por parte, en este caso de ETA o de la izquierda abertzale de otra manera, y, por parte del Estado y de los par- tidos que apoyaron prácticas ilegales como la guerra sucia en los años 80 o despreciaron las denuncias de tortura. En el caso de las violacio- nes de derechos humanos cometidas por agentes del Estado o por grupos de extrema derecha que actuaron con connivencia del mismo, la asunción de responsabilidad por parte del gobierno o au- toridades actuales contribuiría a manifestar una ruptura con ese pasado de violaciones que ha sido negado. En esos casos se necesitan liderazgos que asu- man la responsabilidad, teniendo en cuenta que: 1) el significado simbólico del nivel de quien hace el reconocimiento se corresponda con la gravedad de los hechos; 2) la expresión de ruptura con las violaciones del pasado se interpreten como el compromiso de todo un sector político o del propio Estado en otros casos; 3) la coherencia de dicho reconocimiento con pasos claros y que marquen un cambio de actitud o voluntad política. Participación de las víctimas La participación de las víctimas es un criterio bá- sico de estas acciones de memoria. El manejo de las expectativas de las víctimas acerca del tipo de acto, su participación, etc., es importante para evaluar las distintas posibilidades y evitar la frus- tración, especialmente porque hablamos de actos que deberían tener un carácter dignificante. Este tipo de actos genera incertidumbre en las víctimas sobre quién participará, su desarrollo, el grado de idoneidad del mismo, etc. Cuando no ha habido posibilidad de preparación conjunta y de tomar en cuenta la perspectiva de las víctimas, tiende a disminuir el grado de satisfacción y ade- cuación de estas acciones. Los actos que han te- nido un carácter más reparador, desde la perspectiva de las propias víctimas y familiares, han sido los que han facilitado su participación y se han cuidado durante todo el proceso. Frecuentemente, el acto de reconocimiento es a la vez de efervescencia emocional, un momento de ambivalencia y de cierta vulnerabilidad. Es EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 10 Frecuentemente, el acto de reconocimiento es a la vez de efervescencia emocional, un momento de ambivalencia y de cierta vulnerabilidad. Es decir, es una oportunidad para dar sentido, pero también es una ocasión en que se puede mostrar fragilidad.
  • 13. decir, es una oportunidad para dar sentido, pero también es una ocasión en que se puede mostrar fragilidad. El reconocimiento puede proporcionar mucha satisfacción pero también dudas sobre el grado de compromiso real en la prevención. La participación debería ser, por tanto, un indi- cador de calidad de estos actos. La participación previa en el diseño, fechas y otros detalles tam- bién permite que se integren otras personas que tienen mucho sentido para los familiares. En algu- nas ocasiones esta presencia de compañeros y compañeras, familiares o amigos es la fuente cen- tral de satisfacción, o da sentido al acto desde una perspectiva de reconocimiento y memoria, incluso en un contexto crítico por la actitud de las autori- dades. Contenido de los actos de reconocimiento El hecho de pedir perdón, de hacerlo de forma pú- blica y de hacer igualmente pública la disposición de reparar en algo el daño causado es algo que en experiencias de otros países siempre ha sido un ingrediente fundamental en este tipo de actos. El énfasis en el contenido es muy frecuente en las expresiones de las víctimas. Los detalles sobre el tipo de mensaje, cómo se expresa el reconoci- miento, la forma explícita de la asunción de res- ponsabilidad y la petición de perdón son elementos de enorme sensibilidad, con un gran significado comunicativo. El reconocimiento sin aceptar clara- mente la responsabilidad en los hechos, y sin hacer una crítica moral, deslegitima frecuente- mente el sentido del acto y genera insatisfacción de las víctimas. En resumen, el contenido, incluyendo el compor- tamiento de las personas participantes y la decla- ración expresa de reconocimiento son aspectos relevantes del acto. Pero la forma en cómo se lleva a cabo es tan importante como el propio conte- nido. Los detalles del reconocimiento pueden ser favorables y positivos, pero también pueden dis- torsionar fácilmente el sentido del acto. La toma de la palabra, la posición en que se encuentran las víctimas con respecto al conjunto de otros colecti- vos o personalidades presentes, por ejemplo, tie- nen un significado simbólico y dan un sentido u otro a la acción. Papel de los medios de comunicación La difusión es parte del reconocimiento público. Las víctimas y familiares que han tenido actos de reconocimiento en otros países valoran muy posi- tivamente la repercusión en los medios de comu- nicación, ya que es vista como un indicador de su EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 11 La participación debería ser un indicador de calidad de estos actos. La participación previa en el diseño, fechas y otros detalles también permite que se integren otras personas que tienen mucho sentido para los familiares.
  • 14. impacto de cara a la sociedad, especialmente cuando se han dado hechos estigmatizantes. La presencia de los medios de comunicación se considera clave en los actos donde los familiares quieren dar la mayor publicidad al caso. Sin em- bargo, en otros casos la publicidad puede ser con- siderada como negativa, especialmente cuando la información sobre las víctimas no es tratada de forma respetuosa o se da una fuerte polarización social. Valor de las medidas simbólicas Las medidas simbólicas se centran no sólo en el conocimiento de los hechos, sino en el reconoci- miento de su importancia y de la de las propias víctimas. Los lugares simbólicos, lugares de me- moria y rituales forman parte de las medidas de reparación al permitir mantener un recuerdo de las víctimas y sus aspiraciones. De la misma manera que los actos de reconocimiento, tales símbolos son más efectivos cuando responden al sentir de los sobrevivientes y son socialmente relevantes. Pueden, incluso, tener un beneficio más extenso, como iconos que mantengan para la sociedad las lecciones del pasado, como parte de la memoria colectiva. Para los familiares, estas medidas simbólicas re- presentan una imagen o expresan en abstracto la memoria de sus seres queridos. También repre- sentan algo acerca de los que dan u otorgan las reparaciones; por ejemplo, una forma de admitir la responsabilidad, de cuidado hacia los ciudada- nos y ciudadanas o de compensación moral por las pérdidas. Sin embargo, el valor de la medida sim- bólica está asociado a un proceso personal o co- lectivo. Es decir, la existencia de determinadas calles con nombres de las víctimas o la construc- ción de monumentos puede ser muy relevante para unas o accesorio para otras, especialmente cuando son acciones unidireccionales, desprovis- tas de relación con el proceso personal o colectivo de afrontar el daño y el sufrimiento. La experiencia en muchos países ha mostrado que, si las víctimas forman parte del proceso de creación de significado y simbolismo de un objeto como un memorial y si el símbolo se relaciona per- sonalmente con ellas y su sufrimiento, es mucho más probable que aumente su valor. Las personas necesitan sentirse reconocidas y reconocerse ellas mismas en el proceso. Claro está, las medidas simbólicas tienen tanto un valor para los familiares de las víctimas como para la so- ciedad en su conjunto, y pueden cumplir -en ese sentido- funciones diferentes. La causa del daño EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 12 La presencia de los medios de comunicación puede ser considerada como negativa, especialmente cuando la información sobre las víctimas no es tratada de forma respetuosa o se da una fuerte polarización social.
  • 15. es social; por ello, sin el reconocimiento social del sufrimiento, se corre el riesgo de que las víctimas sigan aisladas en su mundo interior o continúen enfrentando una respuesta social de ostracismo. Las medidas simbólicas pueden contribuir en este sentido (a través de memoriales, museos, parques o celebración de aniversarios) y convertir una his- toria de dolor en parte de una memoria colectiva. En términos psicosociales, las representaciones simbólicas (memoriales) de lo que ha sucedido, especialmente cuando el símbolo es personalizado (por ejemplo, si contiene el nombre del ser que- rido) y es socialmente relevante, pueden servir como un punto focal del proceso de duelo, un es- pacio para canalizar las emociones de una forma específica. Pueden ser puntos que marcan simbó- licamente el paso hacia una nueva fase o una ca- pacidad de manejar el pasado. Sin embargo, el valor de las medidas simbólicas en el proceso de recuperación no ocurre a través del “objeto”, sino del proceso que se produce a tra- vés del objeto (Hamber, 2011)4 . Es decir, tan im- portante es el “qué” como el “cómo”. Por eso la participación de las personas afectadas es esencial como ele- mento reparador. Es decir, los monumentos u otras formas de repa- ración simbólica son más útiles cuando res- ponden al proceso de las víctimas, han po- dido contar con su par- ticipación en el diseño, e incluyen algunas de sus percepciones o as- piraciones. Las medidas simbóli- cas suponen también, por extensión, un reco- nocimiento a otras per- sonas. Estas medidas, que pueden contribuir a convertir las formas de me- moria de los familiares en referentes de memoria co- lectiva, permiten generar además un nuevo espacio en el tejido social para quienes fueron excluidos. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 13 Puntos focales en relación al duelo Reconocimiento de la sociedad hacia las víctimas Reconocimiento de la dignidad y el valor de sus familiares Memoria para las nuevas generaciones Marco social para la experiencia individual o familiar Crítica a los perpetradores o reconocimiento de responsabilidades En ocasiones, asociadas a rituales Espacio social simbólico Funciones de las medidas simbólicas Para los familiares y víctimas o afines Para la sociedad __________________________________ 4 Brandom Hamber (2011). Sociedades después de la violencia política. Ed. Bellaterra, Barcelona.
  • 16. Según los contextos sociales, hay medidas sim- bólicas que se proyectan y otras que no tienen un impacto histórico. El valor social depende del im- pacto colectivo del hecho, y de la apropiación de la medida simbólica por los familiares y distintos gru- pos sociales o la sociedad. En este sentido, los me- moriales pueden cumplir una función reparadora cuando las víctimas encuentran en ellos un espacio social y de recuerdo, y se convierten en lugares vivos, que convocan actividades con sentido en la defensa de los derechos humanos. Para las víctimas, las fechas de conmemoración son relevantes, porque muestran hitos en el pro- ceso de asimilación y recuerdo de los hechos, que deberían tratar de respetarse. Los aniversarios son momentos importantes de la historia personal o colectiva. Los procesos de duelo tienen en los ani- versarios un momento clave de recuerdo que puede favorecer una efervescencia emocional, en la cual las medidas simbólicas adquieran un mayor sentido o movilicen el acompañamiento o la soli- daridad. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 14 Para las víctimas, las fechas de conmemoración son relevantes, porque muestran hitos en el proceso de asimilación y recuerdo de los hechos, que deberían tratar de respetarse. Los aniversarios son momentos importantes de la historia personal o colectiva. Los procesos de duelo tienen en los aniversarios un momento clave de recuerdo que puede favorecer una efervescencia emocional, en la cual las medidas simbólicas adquieran un mayor sentido o movilicen el acompañamiento o la solidaridad.
  • 17. Papel preventivo de la memoria colectiva Las investigaciones sobre el papel de la memoria colectiva y las medidas simbólicas en la recons- trucción de sociedades fracturadas por la violencia política o la guerra, señalan algunas características que dichas medidas deberían tener para ser más efectivas, teniendo en cuenta tanto la perspectiva de las propias víctimas como un papel preventivo de la memoria colectiva. En el siguiente cuadro se incluyen algunas características que -según la in- vestigación en psicología social- deberían incorpo- rarse en estas medidas. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 15 El papel preventivo de la memoria colectiva 1Los hechos deben ser recordados de forma compartida y expresados en rituales y mo- numentos. Recordar hechos negativos es do- loroso y las conmemoraciones idealizadas pueden ser muy distantes de la dura realidad vivida por los afectados. 2Deben insertarse en el pasado y futuro del grupo. Deben recordarse los hechos, pero evitar que se reactiven las emociones de odio y agresión. En la medida de lo posible, propo- ner objetivos comunes como la defensa de los derechos humanos. 3Explicar y aclarar lo ocurrido, cuando pueda hacerse. Debe conseguirse un acuerdo sobre los hechos básicos, aunque haya diferentes significados. 4Extraer lecciones y conclusiones para el presente. 5Darle un sentido y reconstruir lo ocurrido, haciendo hincapié en los aspectos positi- vos para la identidad social. 6Evitar la fijación en el pasado, la repetición obsesiva y la estigmatización de los sobre- vivientes como víctimas. 7La memoria constituye un juicio moral que descalifica éticamente a los perpetradores. Esta descalificación debe ser individualizada y evitar atribuir culpas colectivas, por ejemplo a toda una nación o grupo étnico. Fuente: Páez, Pennebaker y Rimé (1996)5 __________________________________ 5 Páez, D., Valencia, J., Pennebaker, J., Rimé, B. & Jodelet, D. (Eds) (1997). Memoria Colectiva de Procesos Culturales y Políticos. Lejona: Editorial de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.
  • 18. 2. LA EXPERIENCIA EN LA CAV EN EL ÁMBITO LOCAL: EVOLUCIÓN, PROBLEMAS Y DESAFÍOS Desde hace décadas la lucha por la memoria ha for- mado parte de la situación política del País Vasco. Desde las movilizaciones sociales contra atentados como el secuestro y asesinato de José María Ryan o la muerte por torturas de Joxe Arregi en febrero de 1981, las respuestas colectivas de oposición a las violaciones y abusos de derechos humanos cometi- dos han sido frecuentes. Las movilizaciones alrede- dor de secuestros y, especialmente, del asesinato de Miguel Ángel Blanco, supusieron un nuevo con- senso social en la expresión del rechazo a la violen- cia de ETA. Por otra parte, los sectores cercanos a la izquierda abertzale han seguido movilizándose en torno a sus demandas de recuerdo a los muertos por la Policía o a los presos, así como denunciando las condiciones de vida en las cárceles y la situación de sus familiares como consecuencia de la disper- sión. Las formas de reconocimiento local comenza- ron en gran medida como parte de esa dinámica. Aunque durante décadas fueron prácticamente in- existentes las formas de recuerdo para las víctimas de ETA, algunos miembros de esa organización, en diferentes épocas del fin del franquismo o la transi- ción política, tuvieron nombres de calles en algunos lugares. Asimismo, la movilización de ciertos secto- res políticos conllevó otras formas de memoria local no oficial. Sin embargo, dichos espacios también han sido objeto de conflicto. Numerosos lugares de recuerdo o monolitos han sido agredidos en diferen- tes tiempos, incluyendo los que hacen referencia a la memoria de las víctimas de ETA, el GAL o víctimas del franquismo. Por otra parte, en los últimos años se han llevado a cabo numerosos actos de recuerdo, generalmente por parte de quienes se sienten polí- ticamente cercanos a la víctima o en otros casos con carácter institucional más amplio. En ese apartado se examinan algunas de estas evoluciones y experiencias, incluyendo una des- cripción de estos conflictos por la memoria y las formas en que se han tratado de afrontar y si han generado respuestas más incluyentes o no, y cuá- les han sido los obstáculos en estos procesos. Evolución de las iniciativas locales de memoria de las víctimas Los inicios de las políticas de reconocimiento y atención a las víctimas del terrorismo se dieron en el País Vasco a iniciativa de algunos ayuntamien- tos, como el de Donostia, entre otros. Si bien con anterioridad hubo actos de recuerdo de diferentes víctimas, especialmente en el plano local o a través de organizaciones cercanas o grupos pacifistas, las primeras iniciativas institucionales nacieron a partir de la aprobación de la Ley de Víctimas del Terro- rismo en 1999. Como en otros casos cercanos, los primeros de- bates públicos e incluso institucionales nacieron de espacios como comisiones de derechos huma- nos, que abordaban diferentes problemáticas y, específicamente, el tema de la humanización de las condiciones de reclusión de los presos de ETA, junto con la problemática de las víctimas u otras violaciones de derechos humanos. Teníamos reuniones casi mensuales en el ayuntamiento, en 1997, los familiares de presos nos convocaban. Ahí se aprobaron ayudas para los familiares que tenían que viajar muy lejos a causa de la dispersión, enviamos algunas cartas a presos del pue- EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 16
  • 19. blo e hicimos visitas para observar sus con- diciones. Era duro para mí estar ahí y tam- bién lo era probablemente para ellos. Eso se hizo durante dos años más o menos. Pero luego vino el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fue totalmente injusto escuchar al- gunas de las opiniones que se dijeron. La comisión se terminó allí. En 1999 hicimos reuniones, luego se reiniciaron en 2003. Baja la tensión. Hubo llamadas telefónicas mutuas y se abrió una vía. María Ángeles Lazkano6 , ex alcaldesa de Zizurkil. Dicha situación también se dio en el contexto del Estado español, donde los primeros debates sobre el reconocimiento a las víctimas se dieron durante la tregua de ETA del año 1998 y donde se estaba empezando a hablar del acercamiento de presos a las cárceles del País Vasco. En ese contexto se dio la aprobación de la Ley de Atención a las Víctimas del Terrorismo de 1999. En esos inicios, paradóji- camente, era posible abordar las diferentes pro- blemáticas de derechos humanos en un mismo espacio aunque fuera en momentos y circunstan- cias distintas. En el caso de la creación de la Co- misión de Derechos Humanos en el Ayuntamiento de Donostia, los problemas que se abordaban de- pendían de las demandas existentes y, en este sentido, la mayor parte de las veces eran asocia- ciones como Senideak las que planteaban más rei- vindicaciones, hasta que las asociaciones de víctimas de ETA tomaron su espacio. Esa Comisión Especial de Derechos Huma- nos hablaba de las víctimas del terrorismo y de la violencia, también de los presos de ETA. Desde su inicio ha estado formada por un representante de cada uno de los grupos municipales del ayuntamiento. Se tratan temas a propuesta de la presidencia o de los representantes municipales y también a pe- tición de asociaciones de San Sebastián. En su origen fue un poco complicado, recibimos sobre todo a Senideak que semanalmente o quincenalmente nos solicitaba comparecer fundamentalmente para el estudio de casos concretos de presos. Y entramos en una di- námica de enviar cartas a la Dirección de Instituciones Penitenciarias, a las direccio- nes de prisiones, a juzgados, etc., siempre peticiones vinculadas a razones humanita- rias, por ejemplo sobre el cumplimiento de las tres cuartas partes de la condena, enfer- medad de presos o de algún familiar cer- cano. Posteriormente COVITE reclama su espacio y solicita comparecer en varias oca- siones para tratar temas vinculados a las víctimas del terrorismo. Txuri Aranburu, directora de Juventud, Educación, Coopera- ción, Igualdad y Derechos Humanos del Ayuntamiento de Donostia. Posteriormente se creó un espacio para la partici- pación de las víctimas, centrado en las víctimas de ETA, que se llamó Foro de Víctimas del Terrorismo. En esta ciudad se han hecho diferentes pro- gramas de concienciación, actuaciones en EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 17 __________________________________ 6 María Ángeles Lazkano Larrañaga dejó su puesto al frente del consistorio de la localidad guipuzcoana de Zizurkil tras las elecciones de mayo de 2011, puesto al que había accedido en las listas de EAJ-PNV.
  • 20. espacios públicos, gestos… básicamente en relación con dos objetivos: acompañar y re- conocer el dolor de las víctimas, fundamen- talmente de ETA, y también concienciar sobre la importancia de respetar los DDHH, especialmente el de la vida de las personas y el derecho a la diferencia. Odón Elorza7 , ex alcalde de Donostia-San Sebastián. Tanto para las víctimas entrevistadas que partici- paron en él como para algunos de sus impulsores, la experiencia de dicho Foro se muestra como muy positiva, señalando que la actitud de las víctimas y los mensajes que traducían eran positivos en términos no solo de sus reivindicaciones sino de la reconstrucción de la convivencia. A pesar de que también algunas víctimas hacen valoraciones ne- gativas sobre la voluntad política de algunos de los impulsores, en general sus acciones han sido con- sideradas como muy positivas. En las distintas treguas escuchamos opinio- nes diversas: pues si tienen que salir que salgan, pero que no los pongan a vivir en nuestro portal; otros que decían que no sal- gan, que cumplan su pena completa… pero no había, yo no sentía, un mensaje de re- vanchismo, de odio. En este sentido, este Foro ha sido ejemplar. Txuri Aranburu. El inicio de los debates institucionales sobre las víctimas estuvo marcado por el miedo, el senti- miento de soledad y la percepción de adentrarse en un espacio en donde los conflictos, los estere- otipos y los prejuicios, pero también la enorme ne- cesidad e importancia de hacerlo, marcaban la situación y las dificultades de las personas involu- cradas. Además, la falta de referentes previos su- puso para esos ayuntamientos pioneros una au- sencia de conocimiento de lo que se tenía y de lo que se podía hacer. A partir de ahí se pide que se revise el tema de las víctimas; es cuando se empieza a hablar de que San Sebastián es la ciudad en la que más asesinatos ha habido y que es necesario un acto de homenaje, recono- cimiento y solidaridad colectivo. Hay una serie de peticiones por parte de COVITE, entre ellas la de colocar un monolito o una escultura, y la necesidad de realizar actos de solidaridad y de memoria; de ahí surge el acuerdo plenario para la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad a todas las víc- timas del terrorismo y la violencia, además de otros actos de acompañamiento, como el acto de las velas del 23 de diciembre. Lo fuimos haciendo como podíamos, ya que todavía en ese tiempo no existía la DAVT del Gobierno Vasco ni la de Madrid. Txuri Aranburu. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 18 “En esta ciudad se han hecho diferentes programas básicamente en relación con dos objetivos: acompañar y reconocer el dolor de las víctimas, fundamentalmente de ETA, y también concienciar sobre la importancia de respetar los DDHH.”
  • 21. Durante ese tiempo las iniciativas de apoyo se centraron más en las necesidades de atención psicológica o de vivienda que en las de reco- nocimiento público propiamente. Aunque ambas eran formas de materialización de dicho reconocimiento, visto en una perspec- tiva más amplia. En dichas iniciativas estuvo prácticamente ausente una atención a otras víctimas de grupos de extrema derecha o de agentes del Estado. Como señala una de las personas involucradas en ese proceso, el planteamiento tenía que ver más, de nuevo, con el tema de la humanización de las condi- ciones de los presos junto con la situación de las víctimas de ETA. En el caso de Donostia, el asesinato de una de las personas implica- das en ese trabajo por parte de ETA tuvo un enorme impacto en dichas acciones. Además de ayuda psicológica, acompaña- miento personalizado y algunos casos aisla- dos relacionados con la vivienda, se trabajó discretamente un programa de asistencia psicológica en el que podían participar tanto víctimas del terrorismo, como presos y es- pecialmente familiares de presos. Empezó con esta iniciativa Javier Gómez Elosegi, funcionario de la cárcel de Martutene, antes de que ETA lo matara. Ya en aquel momento él pensaba que cuando los presos salieran de la cárcel debería trabajarse el proceso de adaptación a la sociedad, así como ayudar en el sufrimiento añadido que llevan sus fa- milias. Se trataba, mediante ese programa, de conocer las necesidades para poder es- tructurar un programa y adaptar las medi- das necesarias. Txuri Aranburu. a) Diferentes experiencias y respuestas institucionales El proceso para llevar a cabo dichos actos públicos o lugares de memoria forma parte del resultado. Es decir, dado que hablamos de impactos de la vio- lencia, de memorias de agravios y sufrimientos, y de una sociedad con diferentes niveles de sensibi- lidad y polarización, la manera en cómo se abor- dan estos actos de memoria es un aspecto clave. Para los actores institucionales es importante ac- tuar con claridad, coherencia y respeto, pero tam- bién teniendo en cuenta cómo cada quién es visto por diferentes actores sociales o políticos. Y el sig- nificado que adquieren las acciones se da en un contexto no sólo actual sino de actuaciones pasa- das, o en una permanente evaluación de lo que se dice o no se dice más globalmente. Al principio se mostraron un poco reacios, porque nunca se les había recordado y se preguntaban el porqué de esta nueva situa- ción. Tras hablar directamente con las fami- lias, aceptaron la propuesta y el homenaje consistió en descubrir una placa en el fron- tón Santa Isabel, lugar en el que habían ma- tado al policía Manuel Fuentes Pedreira el 20 de mayo de 1986 e invitar a las familias de las víctimas de ETA a un acto que hicimos en el salón de plenos del Ayuntamiento, ha- EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 19 __________________________________ 7 Odón Elorza González ha sido alcalde del Consistorio donostiarra desde 1991 hasta mayo de 2011 y en la actualidad es diputado del PSE-EE en el Congreso del Estado español tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011. Esta entrevista fue realizada el 22 de diciembre de 2010.
  • 22. ciéndoles un reconocimiento como víctimas relacionadas con el pueblo, asesinadas en el pueblo y que han estado olvidadas. De al- guna manera reconociendo el olvido y pi- diéndoles perdón, y, a la vez, prometiendo que iban a ser reconocidas en lo sucesivo. Alberto Ruiz de Azua8 , ex alcalde de Arri- gorriaga. Si bien los municipios de la CAV o de Navarra no han desarrollado criterios comunes para llevar a cabo estas acciones, las iniciativas locales se han dado especialmente al impulso de políticas más amplias provenientes especialmente de la Direc- ción de Atención a las Víctimas del Terrorismo (DAVT) del Gobierno Vasco. A partir de ello y, en algunos casos mucho antes, como en el Ayunta- miento de Donostia, se han dado iniciativas cuyos resultados no siguen los estereotipos políticos sobre actitudes y sensibilidades frente a las vícti- mas. Es decir, han dependido más de la voluntad personal de los responsables municipales o el apoyo de la corporación que del partido político que preside el ayuntamiento. Aunque no hay datos oficiales, la DAVT señala que aproximadamente el 80% de los actos se han dado en el pasado por su iniciativa y un 20% por iniciativa local directa- mente. Hay gente entre los alcaldes que tiene con- ciencia de que hay que cuidar el proceso, in- cluso que nos ha pedido hacer los contactos para eso con víctimas de ETA. Depende del ayuntamiento y de la persona más que de las siglas. Maixabel Lasa. Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco (DAVT). En algunos casos considerados por la DAVT como negativos, la respuesta no ha sido nunca directa- mente el rechazo a las iniciativas, sino que se ha mostrado como falta de interés. En otros casos el rechazo se argumenta con que ya se hizo en una ocasión. Por último, en algunos casos, los actos se han hecho casi sin publicidad, cuando por ejemplo el contexto local no se consideraba muy receptivo o los familiares de víctimas tenían reticencia de su posible utilización política o miedo. Sin embargo, las expresiones de crítica o malestar pueden ser parte del proceso y es algo que los responsables institucionales tienen que manejar bien. En un homenaje en Markina estuvo un con- cejal de Aralar, que estaba en HB cuando los hechos, y algunos familiares le dijeron que “a buenas horas”, pero el concejal aguantó bien la crítica y dijo que “el tiempo ayuda”. Maixabel Lasa, directora de Atención a Víc- timas del Terrorismo. Estas acciones de memoria pueden ser también lugares de encuentro y servir para conocer la si- tuación o las actitudes de las víctimas. Pueden proporcionar un conocimiento más real sobre las víctimas, que alcanzan mayor protagonismo en estos actos y menos mediatizado por los este- reotipos o las imágenes que imponen los medios de comunicación, los cuales transmiten en ge- neral una idea de que todas las víctimas de ETA tienen un reconocimiento o relevancia social que no es real. En general, las iniciativas de reconocimiento y memoria de las víctimas de ETA, en los últimos 12 años, han dado lugar a un sentimiento negativo de EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 20
  • 23. olvido y otro positivo de reconocimiento personal en ese momento. Una minoría de víctimas de ETA crítica esas iniciativas por no considerarlas sufi- cientemente claras o críticas. Otras víctimas no quieren saber nada de estas iniciativas porque están inmersas en su propio proceso personal, quieren olvidarse de ciertas cuestiones y las ini- ciativas de memoria suponen para ellas volver a aspectos dolorosos que quieren dejar atrás. Otra parte no quiere involucrarse en las actividades porque eso puede ser conflictivo en su medio local o familiar, o tienen miedo de sentirse manipuladas políticamente dado que en algunos lugares se ha tratado de que prevalezca el sentido político sobre el sentido genuino de reconocimiento del dolor y la dignidad. Por último, otras consideran que con los actos institucionales más amplios se cerró un ciclo de reconocimientos y que hay que dimensio- nar el sentido de éstos para las víctimas en el plano local. Por otra parte, entre las víctimas de organiza- ciones como el GAL, BVE y otros grupos de ex- trema derecha y de víctimas de agentes del Estado el olvido institucional se ha mantenido hasta hoy en día, y es frecuente un sentimiento de agravio en muchas de ellas. Además, hay que tener en cuenta que en muchos de estos casos es evidente la responsabilidad del Estado, ya sea de forma di- recta o indirecta, en la falta de investigación e im- punidad posterior. La respuesta institucional en este caso fue la ausencia de respuesta. Debido a que su nombre no figura en ninguna lista de vícti- mas del terrorismo, al no ser considerado como tal por ser legalmente un presunto caso de tortura, y no haber sentencia al res- pecto, la familia ha dejado de tener recono- cimiento. Tiempo después, la oficina de la DAVT le entrevistó a mi madre. Encantado- res, pero ningún paso concreto. La primera vez en la que hubo algo institucional fue el informe de DDHH de junio de 2008. Esto fue para mí muy importante. Ahí estaba nuestra historia que nunca se había reconocido. Ta- mara Muruetagoiena9 , hija de Esteban Muruetagoiena. __________________________________ 8 Alberto Ruiz de Azua Solozabal ha sido alcalde de la localidad vizcaína de Arrigorriaga durante trece años, hasta el año 2011, en las listas de EAJ-PNV. Esta entrevista fue realizada en el otoño de 2010. 9 Hija de Esteban Muruetagoiena Scola, médico, natural de Ondarroa, que vivía y trabajaba en Oiartzun. Su padre murió el 29/03/1982 tras permanecer nueve días bajo la Ley Antiterrorista en dependencias policiales de Madrid. Cuando sucedieron los hechos, Tamara contaba con 7 años de edad. Al salir en libertad, sin cargos, “había perdido el sentido de la realidad, del tiempo; físicamente estaba destrozado, se le caía el pelo en la ducha y su corazón no aguantó más. Murió a los tres días”, relata Tamara Muruetagoiena en la entrevista realizada a comienzos de 2011. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 21 “La respuesta institucional fue la ausencia de respuesta. Debido a que su nombre no figura en ninguna lista de víctimas del terrorismo, al no ser considerado como tal por ser legalmente un presunto caso de tortura, y no haber sentencia al respecto, la familia ha dejado de tener reconocimiento.”
  • 24. En el barrio de Zaramaga de Gasteiz con- tamos con un monolito y una plaza con el nombre del 3 de Marzo. En una moción mu- nicipal en 2001, en el contexto del 25 ani- versario de los hechos, se solicitaban varios puntos: que fuéramos declaradas víctimas del terrorismo, que se realizaran unidades didácticas con lo sucedido, exigencia al go- bierno central, así como un reconocimiento de los hechos y que se inaugurara oficial- mente la plaza. Una enmienda del Grupo Municipal Socialista que fue aprobada redujo la iniciativa a que se produjera la inaugura- ción oficial de dicha plaza únicamente. An- doni Txasko, Norberto Mujika, Santiago Durán, José Luis Martínez Ocio y Teo- doro Vadiño, miembros de la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo10 . En muchos de estos casos, las iniciativas de me- moria se han hecho contando con poco o ningún apoyo institucional, por iniciativas de asociaciones. Por ejemplo en el caso del 3 de Marzo, se han aprobado enmiendas a mociones como la relatada en el testimonio anterior, pero ello ha sido consi- derado insuficiente por la Asociación Víctimas del 3 de Marzo. En un contexto de discrepancias y conflicto, la presencia del Ayuntamiento se limitó, según los entrevistados, a mandar flores en la fecha de inauguración de la plaza. En la actualidad se trata de una plaza que está reconocida en el ca- llejero. Otro camino distinto tuvo el monumento. Desde un principio se trató de una iniciativa popu- lar, en los primeros años casi de forma clandes- tina. Las flores, el árbol y los sucesivos monumentos que se colocaban fueron retirados una y otra vez por la Policía. El actual monumento se elaboró en Forjas Alavesas y fue colocado con hormigón rápido para evitar su demolición. Tras el décimo aniversario se colocó una placa en ese es- pacio. En algunos de estos casos se ha dado apoyo y reconocimiento social por parte de grupos ideoló- gicamente afines al caso, pero no de forma amplia e institucional. En la muerte de Mikel Zabalza, fue la izquierda abertzale la que realizó el reconoci- miento durante aquellos años mediante homena- jes y manifestaciones anuales. El Ayuntamiento de Orbaizeta también tomó parte en los primeros años. El Ayuntamiento decidió denominar ‘plaza de Mikel Zabalza’ en la localidad. También se colocó una placa, con una poesía, a ini- ciativa popular. Fue la izquierda abertzale la que llevó el peso del reconocimiento me- diante homenajes y manifestaciones anua- les. El Ayuntamiento lo hizo durante 5 ó 7 años. Cuando estaba desaparecido hubo gente que empezó a separarse de los actos EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 22 “Basta que sindicatos de corte nacionalista apoyen las medidas que demandamos para que no apoyen los otros, o que digan que esos sindicatos están instrumentalizando el movimiento del 3 de marzo. Con los partidos pasa igual.”
  • 25. por los gritos que se lanzaban. Lurdes Za- balza Garate11 , hermana de Mikel Za- balza. Pero la experiencia de Zizurkil, donde se produje- ron conflictos por dar a la plaza el nombre de Joxe Arregi (miembro de ETA muerto como consecuen- cia de la tortura) y por instalar un monolito a Jo- selu Geresta (miembro de ETA fallecido en extrañas circunstancias en la tregua de ETA de 1998), señala que, a pesar de que la solidaridad de quien se siente más cercano políticamente es frecuente en muchos de estos actos, debe evitarse cualquier tipo de patrimonialización del dolor. A HB se le caía el argumento de que quería- mos ocultar los hechos con la primera mo- ción que decretaba el retiro de los reconocimientos cuando presentamos la se- gunda, que expresaba un reconocimiento más general a todas las víctimas y decía que debían investigarse esos casos. Pero también cuestionábamos la patrimonialización de estas últimas víctimas (Arregi y Geresta) por parte de la izquierda abertzale. Ana Olazi- regi Sueskun, ex concejala y ex miembro de la Comisión de Gobierno en Zizurkil. Las víctimas del 3 de Marzo de 1976 en Gasteiz también señalan cómo el contexto de politización hace que no puedan contar con otros sectores de- bido a las valoraciones sobre quién les apoya y las diferencias entre partidos políticos o sindicatos por otras razones y no por el caso como tal. ¿Qué por qué no se juntan todas las fuer- zas en la demanda de reconocimiento? Basta que sindicatos de corte nacionalista apoyen las medidas que demandamos para que no apoyen los otros, o que digan que esos sindicatos están instrumentalizando el movimiento del 3 de marzo. Con los parti- dos pasa igual. Eso no acabará hasta que no haya una predisposición de cambiar las cosas. No se va al fondo de la cuestión, sino que se mira primero quién apoya. Si hubiera un reconocimiento, entonces podrí- amos agrupar más apoyos como asocia- ción. Hoy por hoy no podemos usurpar a sindicatos nacionalistas la organización de los eventos, cuando esos sindicatos y los partidos nacionalistas siempre nos han apoyado. El hecho de que exista la Asocia- ción de Víctimas del 3 de Marzo favorece que acudan a las movilizaciones personas que no están necesariamente adscritas a alguna opción sindical o política. Grupo de trabajadores entrevistados de la asociación Víctimas del 3-M de Gasteiz. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 23 __________________________________ 10 Son miembros de la Asociación Víctimas del 3 de Marzo, asociación constituida con el objetivo de esclarecer la verdad de lo acontecido en Gasteiz en aquellos sucesos de 1976. Andoni Txasko sufrió traumatismo ocular; Norberto Mugika, una herida de bala en un brazo; Santiago Durán, una lesión pulmonar que le causó una minusvalía reconocida del 50%; Teodoro Vadillo, una lesión ocular, por la que perdió la visión de un ojo, y múltiples contusiones; y José Luis Martínez Ocio es hermano de una de las cinco víctimas mortales causadas por disparos de la Policía. 11 Su hermano, Mikel Zabalza, natural de Orbaizeta, trabajaba como conductor de autobuses en la Compañía de Tranvía de Donostia cuando fue detenido por la Guardia Civil el 26/11/1985 y llevado al cuartel de Intxaurrondo. El 15 de diciembre apareció sin vida flotando en aguas del río Bidasoa.
  • 26. Sin embargo, además de la importancia de la me- moria y de los actos realizados, la valoración que se hace desde la DAVT es que, en general, existe un cierto desinterés o cansancio, sobre todo en re- lación a la participación. Hemos invertido mucha energía con resulta- dos dispares. Es verdad que, en ocasiones, ha resultado una experiencia frustrante. Hemos empujado mucho, pero la participación ciuda- dana ha sido escasa salvo excepciones. Inten- tamos que los actos tengan cierta solemnidad, se convoque a la red de organizaciones que conforman la sociedad civil del pueblo, se des- arrolle en horarios cómodos para la ciudada- nía y en lugares adecuados. Maixabel Lasa, directora de Atención a Víctimas del Terro- rismo. b) Conflictos y dificultades en las iniciativas locales En las iniciativas locales un problema frecuente es que no sólo se convierte en noticia el reconoci- miento, sino que muchas veces el conflicto gene- rado a propósito de ese acto cobra mayor relevancia. Los medios de comunicación sobrerre- presentan las dificultades y se centran en las si- tuaciones problemáticas, mientras que los casos en los que el entendimiento local se ha dado no suponen ninguna noticia. Todo ello contribuye a que se invisibilicen las experiencias positivas y se magnifiquen los problemas. Algunas de las dificultades clave para el reconoci- miento plural de las víctimas hasta ahora han sido: EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 24 Evitar la politización de los actos La politización de los reconocimientos ha generado dificultades en algunos sectores sociales en todos estos años y, especialmente, en las propias familias y allegados. Dicha politización, asociando los actos a manifestaciones políticas o a proclamas y expresiones de ciertos partidos, ha provocado que personas que antes apoyaban estas iniciativas empezaran a tomar distancia. Si bien durante muchos años se ha mantenido una solidaridad de quienes se sentían unidos políticamente a la víctima o al significado de la agresión, los actos realizados con una lógica partidista, han generado también divisiones en el interior de las propias instituciones y una sensibilidad social selectiva, que debería cambiar para poder conllevar una memoria incluyente. La politización de la memoria corre el riesgo de generar un sentimiento de utilización del dolor de las víctimas que no es admisible en una lógica de la reparación y el apoyo, independientemente de quiénes sean los actores que las lleven a cabo. Las víctimas no deberían ser patrimonio político de ningún partido.
  • 27. 1. Factores ligados a la violencia. La persisten- cia de la violencia de ETA hasta 2011 y su gran responsabilidad en cuanto al número de víctimas mortales ha generado una preminencia del reco- nocimiento de dichas víctimas. La falta de apoyo social hasta mediados de la década de los 90 ha impulsado el reconocimiento institucional como parte de la política pública a partir de 2000. Ade- más, visibilizar a las víctimas de ETA ha sido una forma de tratar de deslegitimar el terrorismo y prevenir la violencia. Pero, se ha minimizado a las víctimas mortales ocasionadas por los grupos de extrema derecha o agentes del Estado, que fueron frecuentes hasta mediados de los años 80, al con- siderarlas como “cosas del pasado”. Las conse- cuencias de la impunidad y la negación que siguieron sufriendo posteriormente es una evi- dente muestra de discriminación y minusvalora- ción. Tampoco se ha querido afrontar el grave problema de los casos de tortura, el reconoci- miento de dicha práctica y a sus víctimas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el necesario clima social positivo para poder abordar estas cuestiones había encontrado hasta 2011 un gran obstáculo en el nivel de amenaza a represen- tantes locales por parte de ETA. Ahora debemos completar la labor que queda pendiente con los que no han recibido la Me- dalla de Oro de la Ciudad. No ha habido con- diciones para el diálogo, fundamentalmente por las expresiones del terrorismo de ETA. Era un diálogo imposible aunque se mantuvieron reuniones muy tensas con representantes de familiares de presos en el marco de la Comi- sión Especial de Derechos Humanos, que creé en el Ayuntamiento en el año 96. Sin em- bargo, parecen vislumbrarse cambios. Odón Elorza, ex alcalde de Donostia. 2. Diferencias respecto el apoyo social. La falta de reconocimiento a las víctimas de ETA en épocas anteriores, en contraste con el apoyo que tuvieron las víctimas de agentes del Estado (más politizadas o cercanas a la IA) por su grupo de re- ferencia, ha sido señalada por varios interlocutores como uno de los criterios para priorizar a las vícti- mas de ETA. Sin embargo, muchas de las víctimas mortales de grupos de extrema derecha o agentes del Estado no estaban vinculadas a la izquierda abertzale, y tampoco tuvieron reconocimiento so- cial ni han tenido apoyo institucional hasta ahora, por parte de las autoridades. La falta de reconoci- miento de los hechos y las dificultades para la in- vestigación que se dieron en muchos casos siguen siendo un obstáculo para su participación. En Navarra nunca se ha hecho nada. (…) El arzobispo que dijo que iba a venir a casa: nunca lo hizo, ni celebró una misa. Pero existe un agravio comparativo con el sufri- miento, ya que algo después, en diciembre de 1985, ante el atentado en Iruñea contra Juan Atares, general de la Guardia Civil, el arzobispo fue al tanatorio y celebró un fu- neral. Demandamos el mismo trato. Lurdes Zabalza, hermana de Mikel Zabalza. 3. Consecuencias de la impunidad. Las conse- cuencias de la falta de investigación e impunidad se dan especialmente en las víctimas de agentes del Estado y de grupos de extrema derecha. Aun- que haya también atentados de ETA no esclareci- EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 25
  • 28. dos, frente a ellos el Estado ha hecho todos los es- fuerzos por investigarlos. La impunidad hace que las víctimas no vean siquiera reconocidos los he- chos. Su verdad se convierte en algo íntimo y re- primido, cuando no cuestionado socialmente, y las víctimas no cuentan con un marco social de su ex- periencia. La transición ha sido borrón y cuenta nueva. Ahora volver a replantear esta situación es difícil. Es difícil que reconozcan el sufri- miento del otro. Se debiera reconocer que todos hemos sufrido y perdido algo. El reco- nocimiento es el previo a la reconciliación. No puede haber convivencia pacífica mien- tras no haya aceptación de lo sucedido. No tenemos odio, sentimos rabia por la impu- nidad, pero odio no. Queremos justicia y aclarar la verdad. Asociación Víctimas 3 de Marzo de Gasteiz. Aunque la mayoría de estas víctimas no tienen como objetivo una compensación económica, siendo su objetivo el reconocimiento, la justicia y la verdad, también sienten los agravios compara- tivos frente a derechos que les corresponden. La falta de investigación de los hechos hace que la carga de la misma se ponga en las víctimas. Por la vía de la Ley de Memoria Histórica para casos como éstos se presta cierto apoyo eco- nómico y hay unas medidas de reconoci- miento. La norma foral sobre reconocimiento permite que haya más reconocidos, pero los peritajes que hay que realizar siempre son a la baja, su coste lo han de afrontar los inte- resados y no tienen en cuenta bajas labora- les ni nada. Una de las personas heridas el 3-M todavía tiene una bala alojada detrás del testículo y por ello le dieron 1.500 euros. En los peritajes tú eres el que tienes que demos- trar los hechos. Por eso demandamos peritos u otros estudios neutrales. Las víctimas siempre hemos tenido que impulsar o sufra- gar toda iniciativa de investigación. Asocia- ción Víctimas del 3 de Marzo. Durante los primeros años de la transición la impu- nidad empezaba desde que se iba a poner la denun- cia en comisarías o juzgados. Así la investigación de los hechos y la verdad de algunas víctimas choca con toda serie de obstáculos en una primera instan- cia, siendo el resultado final el silencio, la no inves- tigación de lo sucedido, cuando no la tergiversación de los hechos. Junto con un compañero de despacho, también abogado, me dirigí a la comisaría de la Policía Armada de Getxo a poner la denuncia. El policía que nos atendió, medio dormido, colocó su arma sobre el mostrador preguntando: “¿Era como ésta?”, cuando le narraba los hechos y el tipo de armas que portaban los agresores que intentaron secuestrarme y dispararon contra Carmen. Luego siguió interrogán- dome: “¿Por qué cree que pasó?”. Res- puesta: “Soy abogado laboralista, llevo casos de trabajadores...” Y el policía, cada vez más entusiasmado, apostilló: “¡Ah! ¡Presos! ¡Cárcel!... ¿También presos de ETA?”... Hasta que salió otro policía y se lo llevó. El nuevo nos dijo: “Firme aquí. Fuera...”. Nos mandó de la comisaría. A EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 26
  • 29. los pocos días me dirigí al juzgado y rati- fique la denuncia. Después... nadie llamó para investigar nada. No recibí escrito al- guno. No hubo ninguna notificación: ni ju- dicial, ni policial, ni de ninguna autoridad institucional. Pedro Ibarra Güell12 , cate- drático jubilado de la EHU-UPV. 4. Factores ligados a la posición política. Es- pecialmente en el caso de municipios con autori- dades de partidos cercanos a Batasuna o sus diferentes expresiones en estos años, se han dado formas de reconocimiento público o medidas sim- bólicas para algunas víctimas de agentes del Es- tado o grupos como el GAL, se trataba de víctimas afines políticamente o incluso miembros de ETA, pero no se ha tenido sensibilidad para hacer lo mismo con las víctimas de ETA. La falta de sensi- bilidad frente a las víctimas es señalada por mu- chas víctimas de ETA. Hubo una manifestación muy numerosa, pero al cabo de una semana la gente se ol- vida. Y en esa situación de años de olvido hemos vivido mucho tiempo. Rosa Ro- dero13 , viuda de Joseba Goikoetxea, mando de la Ertzaintza Por otra parte, en otros municipios con autorida- des de otros partidos, en general se ha dado reco- nocimiento sólo a las víctimas de ETA. Para poder comer juntos se necesita tener al menos un plato. Si no tenemos ni plato, entonces qué podemos hacer. Se necesitan unos mínimos. Creo que eso es posible, pero aún no los tenemos. No se prepara eso. No se tiene en cuenta. Hay una desproporción EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 27 __________________________________ 12 Pedro Ibarra Güell fue abogado en el Juicio de Burgos de 1970 y sufrió un intento de secuestro el 09/05/1975 por parte de un comando de “incontrolados”, cuyos miembros, a cara descubierta, accedieron a su domicilio en Leioa a las 04.00 de la madrugada al grito de “¡Abran. Policía!”. Mientras el que luego sería un conocido catedrático de la EHU-UPV era golpeado y empujado escaleras abajo, su esposa, Carmen Oriol López-Montenegro, sufrió un atentado. Al tratar de impedir que introdujeran a su marido en un vehículo, uno de los agresores le disparó una ráfaga de metralleta, del que salió ilesa al impactar las balas en la pared del portal a pocos centímetros. A los dos días fue ametrallado el despacho laboralista en el que trabajaba Ibarra en Bilbao y la familia sufrió constantes amenazas de muerte telefónicas. 13 Su marido, Joseba Goikoetxea Asla, murió tras cuatro días de coma por las heridas de dos disparos de bala el 22/11/1993, atentado de ETA realizado en Bilbao delante de uno de sus tres hijos. Era sargento y responsable de la unidad de Información de la Ertzaintza desde 1986. “La transición ha sido borrón y cuenta nueva. Ahora volver a replantear esta situación es difícil. Es difícil que reconozcan el sufrimiento del otro. Se debiera reconocer que todos hemos sufrido y perdido algo. El reconocimiento es el previo a la reconciliación. No puede haber convivencia pacífica mientras no haya aceptación de lo sucedido. pasa igual.”
  • 30. muy grande sobre las políticas si piensas en las víctimas. Así la gente cercana que dice: una más. Y eso es una vergüenza. Creo que la gente que tiene sensibilidad tiene que hacer algo diferente. También en nuestro lado hay gente que no es sensible, que trata de decirte lo que tienes que hacer. Yo siento el compromiso en mí misma y no voy a dejar que eso pase. Axun Lasa14 , hermana de Joxean Lasa. No recogimos inicialmente la Medalla de Alava que nos otorgaron las Juntas Gene- rales con Ramón Rabanera al frente, por- que pedíamos que el PP apoyara nuestro reconocimiento como víctimas del terro- rismo, y que rechazasen la no condena y la falta de esclarecimiento de los hechos. Siendo la concesión un orgullo, viniendo como viene de la máxima institución ala- vesa, no podíamos prestarnos a un acto que pudiera interpretarse como una exo- neración de Fraga y otros responsables de los hechos, que nosotros entendíamos que se encarnaban en la figura de Ramón Ra- banera. Posteriormente la recogimos con el PNV en el gobierno de la misma institu- ción, toda vez que este grupo político comparte nuestras demandas. Víctimas del 3 de Marzo de Gasteiz. 5. Aspectos asociados a la comunicación: malentendidos, matices o agravios. En nu- merosas ocasiones la comunicación que se da sobre esta problemática está sometida a diver- sos filtros ideológicos, respuestas a través de los medios de comunicación, o interpretaciones sobre declaraciones, manifestaciones o diferen- cias de opinión. También son importantes las maneras de expresarse sobre aspectos que son delicados y en los que conviene ser cuidadoso, dado que es fácil malinterpretar, suponer una intencionalidad diferente a la expresada o des- calificar las diferencias de opinión o percepción, lo que no ayuda a tener un análisis más objetivo de la realidad. El uso genérico y superficial de conceptos como el perdón o la reconciliación es criticado por algunas víctimas. Hay declaraciones que hacen daño a las víc- timas, como que tenemos que perdonar. Se necesita coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Eso lo tuvimos con la persona encargada en el ayuntamiento antes. Nos- otros no tenemos que reconciliarnos con nadie. Quien tiene que pedir perdón son los perpetradores. Albino Machado. Miembro de COVITE y del Foro Municipal de Víctimas del Terrorismo de Donostia. En varias de las experiencias analizadas estos ma- lentendidos o discrepancias han generado senti- mientos de agravio y malestar que es importante evitar. En ambientes donde se da la desconfianza es fácil pasar de un malentendido a una descalifi- cación, más aún cuando muchas de éstas sintoni- zan con experiencias individuales o colectivas anteriores. Si bien en ello no es ajena la intencio- nalidad política o los intereses de diferentes acto- res a la hora de representar una memoria de las víctimas. En algunos casos estas diferencias de sensibili- dad han dejado fuera a algunas de las propias víctimas que buscaban un espacio de reconoci- miento. Más allá de las valoraciones de si se EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 28
  • 31. deben al sentir mayoritario o a las diferencias políticas, estos ejemplos señalan la importancia de la sensibilidad frente a las necesidades de las víctimas independientemente del causante de los hechos. Tras el contacto que tuve con una asociación de víctimas del terrorismo (AVT) les recordé que en nuestra casa de Oiartzun habíamos recibido avisos de bomba, en una ocasión dos balas, y sufrimos el impuesto revolucio- nario… pero esperé en vano su llamada de vuelta. Tamara Muruetagoiena, hija de Esteban Muruetagoiena. El contacto de la ama con la persona res- ponsable de una asociación en aquel mo- mento no dio fruto. La posición nuestra era la de que había que denunciar la ley antite- rrorista y después de eso no hubo mayor contacto. Lurdes Zabalza. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 29 __________________________________ 14 Natural de Tolosa. Hermana de Joxean Lasa Arostegi que, junto a Joxi Zabala Artano -ambos miembros de ETA- fueron secuestrados el 15/10/1983, torturados y hechos desaparecer en cal viva por el GAL en un paraje deshabitado de Alicante, y cuyos cadáveres aparecieron por casualidad en 1985 con evidentes signos de mutilación. Reconocer las víctimas de ETA puede generar cuestionamiento ideológico en sectores cercanos ideológicamente. Reconocer a las víctimas de agentes del Estado puede hacer sentir que se cuestiona la calidad de la democracia. Esfuerzo por un reconocimiento plural no debe ser balancear el dolor para justificar una postura política. Esfuerzo por reconocimiento plural no puede dejar a unas víctimas como subsidiarias o de menor valor. Necesidad de reconocer lo que se ha justificado o se ha evitado. Necesidad de reconocer lo que se ha negado o minimizado. Dificultades para un reconocimiento plural de las víctimas Víctimas de ETA Víctimas del GAL, BVE o agentes del Estado
  • 32. Asistí, por primera vez, y muy a mi pesar, a una reunión de víctimas; fui de oyente para informarme. Lo pasé muy mal, porque no fue una reunión normal, allí lo único que se decía era ETA asesina… Yo lo que pretendía era no renunciar a unos derechos, y que a quienes les pertenecen esos derechos se les reco- nozca como víctimas del terrorismo. Nuestro caso encajaba en los términos que marcaba esa ley. Todo fueron rechazos. Me decían que nuestro caso no encaja y no se puede igualar. Ante esto opté por acudir a los medios de co- municación. Roberto Fernández Men- txaka15 , hijo de Normi Mentxaka. c) Memorias selectivas, reconocimiento y conflicto En el ámbito local se han dado hechos que han mar- cado más la historia del lugar debido a diferentes fac- tores: ya sea por el impacto en el contexto histórico (como el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en Ermua en 1995 -aunque este hecho tuvo un enorme impacto global también-,o la muerte como consecuencia de torturas de Joxe Arregi en la Dirección General de Seguridad de Madrid, en 1981), por la distinta inserción local de la víctima (probable- mente, no es igual el impacto local del asesinato de un vecino que el de un guardia civil asesinado en un atentado contra un vehículo que pasaba por el mu- nicipio, por citar dos extremos), o por el nivel de mo- vilización política asociada al caso (mayor en los casos de víctimas reivindicadas por la izquierda abertzale, o en lugares con un fuerte apoyo político especialmente en los años 80 o en las víctimas de ETA de los últimos años). En varios de los casos consultados, representan- tes del municipio no tenían conocimiento de todas las víctimas que se habían dado en el pueblo o en la zona, especialmente de los casos de miembros de fuerzas de seguridad y de casos antiguos en el tiempo. Eso muestra que hay memorias selectivas, con menor arraigo local que se revelan en la rea- lización de actos o lugares de memoria. Hay que reconocer que se les ha tenido más en la memoria a los de “un bando” que a los “del otro”. Jonan Aranguren, ‘Iharra’ y José Miguel Beñaran ‘Argala’ han estado en la memoria del pueblo durante 30 años y el ta- xista Monasterio y el policía nacional no es- taban en la memoria de la mayoría de la gente del pueblo. Ha habido familias de guardias civiles que han tenido que mandar los cadáveres sin ningún acto de recuerdo y han estado siempre en el olvido, cuando los militantes de ETA asesinados han estado más reconocidos. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga. Por ejemplo, en el caso de Zizurkil, Julián Galarza fue asesinado por ETA al confundirlo con el alcalde del pueblo, según reconoció ETA en un comuni- cado asumiendo su “error”16 . Según los testigos del pueblo, su compañera dejó Zizurkil y en el pueblo no se ha conservado ninguna memoria local de esa persona. En este caso el olvido se debe más al ocultamiento o silencio sobre episo- dios que se consideran conflictivos, y no a la menor inserción social de la víctima. Mucha gente no sabe que eso pasó, espe- cialmente los menores de 30 años. Incluso, EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 30
  • 33. miembros de la izquierda abertzale se que- daron sorprendidos cuando les dijimos que había habido esta victima en el pueblo por- que lo desconocían. Viven en el caserío de la familia los hermanos del difunto Galarza; mantienen relación con la alcaldesa, pero ni votan ni participan en política, como si pu- sieran una pantalla con todo lo que han vi- vido, como que no hubiera pasado. No hablan del atentado. Ana Olaziregi Sues- kun, ex concejala de Zizurkil. Por otra parte, el caso más conocido en el pueblo fue la muerte por torturas de Joxe Arregi en 1981. En su mayor recuerdo local incide en este caso la inserción social de la víctima, dado que “se trataba de un joven implicado en el ámbito de la cultura y las danzas con los adolescentes, lo que generó un enorme impacto local y una reacción de increduli- dad”. Por otra parte, el tipo de hechos, como con- secuencia del periodo de incomunicación y las bru- tales torturas sufridas, llevaron a actos de fuerte movilización social de rechazo en una semana es- pecialmente dramática (asesinato por ETA del in- geniero José María Ryan Estrada, de la central nuclear de Lemoiz, una semana antes, o el golpe de Estado del 23 F). La hermana se desmayó. El féretro llegó a la noche, en la recepción estaba todo el pue- blo. La alcaldesa dimitió. Se hizo una recep- ción del féretro, lo abrieron, ahí se vieron las huellas del horror, la gente abrió la caja por- que venía sellada y eso aumentó la rabia. Aquello fue tremendo. Yo ni salía de casa esos días. En la recepción participó toda la gente del pueblo porque era un chico del pueblo. María Ángeles Lazkano Larra- ñaga, ex alcaldesa de Zizurkil. El impacto colectivo de estos hechos puede verse no sólo en la preeminencia de dicha memoria, sino también en la manera en cómo los diferentes sectores sociales se posicionaron frente al mismo y la polarización respecto al apoyo al uso de la violencia. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 31 __________________________________ 15 Su madre, Normi Mentxaka Gonzalo, murió por disparos de varios “incontrolados” el 09/07/1976 durante la fiesta popular del Día de la Sardina en Santurtzi. Tras mucho pleitear en los juzgados, el viudo y los tres hijos lograron que Normi fuera declarada víctima del terrorismo en 2002. 16 12/02/1976. Julián Galarza Ayastui. Mecánico, de 37 años, se había casado dos meses antes. En Zizurkil. ETAm dice que le confunde con el alcalde franquista de la localidad. ETAm se autocriticará “por el error”. “Hay que reconocer que se les ha tenido más en la memoria a los de “un bando” que a los “del otro”. Jonan Aranguren, ‘Iharra’ y José Miguel Beñaran ‘Argala’ han estado en la memoria del pueblo durante 30 años y el taxista Monasterio y el policía nacional no estaban en la memoria de la mayoría de la gente del pueblo.”
  • 34. A partir de ahí Zizurkil se partió en dos, em- pezaron las diferencias insalvables. Los que rechazaban la violencia más en general y los que apoyaban más la opción política de Ba- tasuna. María Ángeles Lazkano Larra- ñaga, ex alcaldesa. Similar percepción tiene Maribi Arregi Izagirre17 , hermana de Joxe Arregi: El pueblo de Zizurkil se rompió, tú de aquí y tú de allá… el pueblo se quedó totalmente partido. Luego las cosas volvieron a su cauce, pero sí, nos quedamos muy señala- dos. Y su ausencia. Una muerte siempre deja una ausencia.18 c.1. Entre el pasado y el presente: el ejemplo de una memoria conflictiva. Arrigorriaga En numerosos lugares del País Vasco, pero también más ampliamente en el Estado español, las prime- ras corporaciones democráticas tomaron como tarea clave de representación de una ruptura con el pasado el cambio en la nomenclatura de calles o plazas de conocida simbología franquista. Por ejemplo, en el caso de Arrigorriaga que fue escenario de un conflicto por la memoria en los úl- timos años, la primera corporación electa, después de la muerte de Franco estaba liderada por HB. Uno de los puntos en el primer pleno en diciembre de 1979 fue aprobar por unanimidad, con apoyo del resto de concejales de PNV, del PSE y del PCE, denominar a la plaza del Ayuntamiento, que era la única que había en el pueblo, como Plaza Argala, en honor a José Miguel Beñaran Ordeñana “Ar- gala”, conocido miembro de ETA que murió asesi- nado por el Batallón Vasco Español en diciembre de 1978, y como tal considerado hoy como “víc- tima del terrorismo”. En el pleno del año 79, uno de los acuerdos, fue modificar el nombre de algunas calles del municipio. Me acuerdo que había una calle que se llamaba General Mola y pasó a llamarse calle de Hermenegildo Lekunberri, que había sido un médico de Arrigorriaga. Hubo algunos otros cambios y entre ellos la Plaza España pasó a llamarse Plaza Argala. En Abusu, la plaza pasó a llamarse Plaza Iharra. Fue un pleno simbólico, y trataron de quitar de las calles los nombres que po- dían referirse al franquismo y al ejército, y poner nombres que tenían más relación con Arrigorriaga. Alberto Ruiz de Azua, ex al- calde de Arrigorriaga. El primero de estos actos de reconocimiento co- lectivo se dio en Arrigorriaga en el contexto de la discusión del plan de Paz y Convivencia del Lehen- dakari en 2007/08. El caso de Arrigorriaga es pa- radigmático de cómo el acto, dedicado a víctimas que habían ocurrido en el pueblo o residían en él, llevó a recordar atentados y personas fallecidas que no estaban en la memoria colectiva del pue- blo, al menos en la generación que había vivido los hechos. Los responsables del ayuntamiento fueron conscientes de cuántas y quiénes eran las víctimas de la violencia de diferente signo en el momento en que se empezaron a plantear un reconoci- miento a las víctimas del terrorismo. Algo similar a lo sucedido en otros lugares. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 32
  • 35. A partir de ahí, yo creo que las familias se sintieron reconfortadas y reconocidas. Nos agradecieron el hecho19 y quedó la placa puesta en recuerdo de estas dos víctimas: un taxista y un policía nacional. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga. El conflicto que surgió en Arrigorriaga tiene que ver con el nombre dado a la plaza en 1979 y la de- manda judicial interpuesta por la asociación Dig- nidad y Justicia y la abogacía del Estado, para quitar del callejero los nombres de Iharra y Argala. A pesar de que el ayuntamiento alegó que el acuerdo había sido tomado por unanimidad por todos los partidos políticos que estaban en el ayuntamiento, PNV, HB, PSE y PCE, el caso llegó hasta la imputación del alcalde del pueblo, en ese tiempo del PNV, en la Audiencia Nacional por apo- logía del terrorismo y por desacato a la autoridad, por no haber hecho caso a los requerimientos. A pesar de que el caso se archivó como delito, el proceso continuó en la vía contencioso administra- tiva, señalando la ilegalidad de aquellos acuerdos, por considerar que iban contra la ley. A pesar de las diferentes valoraciones jurídicas (un juicio perdido y otro ganado por el ayunta- miento), la corporación decidió quitar los nombres de Argala e Iharra20 del callejero después de la aprobación en el año 2008 en el Parlamento Vasco, de la Ley de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo, que obliga a todas las ad- ministraciones públicas a quitar de los callejeros los nombres, que puedan herir la sensibilidad o ir contra las memoria de las víctimas del terrorismo. La decisión de la corporación fue no darles ningún otro nombre a las plazas. Hemos decidido no darles ningún otro nom- bre a estas dos plazas, para respetar lo que fue durante 30 años los nombres de Argala e Iharra y para que la gente sepa que, du- rante ese tiempo, esas plazas tuvieron esos nombres. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga. Un hecho que generó nuevos conflictos, tensión y un enorme malestar en la localidad fue el asesi- nato posterior de Eduardo Puelles, miembro de la EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 33 __________________________________ 17 Hermana de Joxe Arregi Izagirre, muerto por torturas en las dependencias de la Dirección General de la Policía (DGS) en Madrid el 13 de febrero de 1981. Joxe Arregi permaneció nueve días incomunicado bajo la Ley Antiterrorista y falleció tras ser trasladado en estado grave al hospital penitenciario de Carabanchel. El Tribunal Supremo concluyó en 1989 que “las quemaduras de segundo grado en las plantas de los pies fueron causadas en el curso de la investigación policial” (El País, 04/10/1989). Nueve años después de los hechos, dos agentes fueron condenados respectivamente a cuatro y tres meses de arresto, así como a tres y dos años de suspensión de empleo y sueldo. 18 Testimonio de Maribi Arregi en Informe sobre víctimas de vulneraciones de Derechos Humanos derivadas de la violencia e motivación política, junio de 2008, pp. 64 y 132). 19 En referencia al homenaje realizado el 18 de febrero de 2007. 20 Desde el ayuntamiento hemos sostenido que estaba sin acreditarse que Argala fuera miembro de ETA, porque nunca había sido encausado mientras vivió, en ningún proceso judicial, ni condenado. De manera que en ninguna sentencia se le ha reconocido como miembro de ETA. Otra cosa es que se le tiene como uno de los miembros que participó en la Operación Ogro, el atentado contra Carrero Blanco. Luego, hay escritos y documentos grabados por el propio Argala, en el que se reconoce como miembro de ETA. No había ninguna sentencia contra él, aunque aparece en algunas sentencias recientes, una vez fallecido, por el testimonio en algún juicio y se le menciona como líder. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga.
  • 36. Policía asesinado por ETA en 2009. Todo ello, según el alcalde, trajo como consecuencia algunos conflic- tos con algún miembro de la familia en relación con la plaza que aún se llamaba Argala, una exaltación mediática del problema personalizando la situación y la mediación de algunas personas de confianza, in- cluso líderes políticos, para tratar de rencauzar el problema. Finalmente, la propuesta de que hubiera un monumento con el nombre de Eduardo Puelles en Arrigorriaga, sustituyendo con su nombre a la Plaza Argala, fue trasladada a denominar con su nombre otra nueva plaza en construcción. Cuando te dicen que ha habido un atentado en tu pueblo, se te encienden todas las alar- mas, activas escenarios en los que nunca deseas estar y muy complejos de gestionar. Pero nos tocó gestionar todo esto, recién es- trenado el gobierno López, con Ares de con- sejero de Interior y, a partir de ahí, ha pasado este año y medio muy complicado por el atentado. Consensuamos entre los partidos políticos, oficina de la DAVT e in- cluso la familia Puelles, la posibilidad de dar el nombre de Eduardo Puelles a una plaza que estábamos urbanizando en Santa Isa- bel, que es el barrio en el que había vivido la familia, para recordarle, además de colo- car un monolito en recuerdo de todas las víctimas del terrorismo. Alberto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga. En un primer momento, un acuerdo aprobado por el Pleno del Ayuntamiento el 26 de enero de 2007, con los votos de PNV, EA y EB, trató de organizar un homenaje que abarcara a todas las víctimas de la localidad, y ello incluía a Argala. Pero ello le- vantó las críticas de PSE-EE y de PP, e impulsó al delegado del Gobierno español en el País Vasco, Paulino Luesma, a ordenar al abogado del Estado la interposición de un recurso contencioso-admi- nistrativo contra el acuerdo. Luesma calificó ese intento de inclusión de Argala en el homenaje de “equidistancia inadmisible”.21 Sin embargo, todo lo anterior había generado nuevos conflictos con otra familia, la de Argala, que finalmente transmitió de forma clara y rotunda al ayuntamiento que no quería participar en nin- gún acto público o institucional. Así las cosas, Pablo Beñaran, hermano de Argala, escribió una carta pública el 3 de febrero en la que definía la iniciativa del Ayuntamiento de “marketing político, hueco y para la foto”. En una entrevista posterior realizada entre el entonces alcalde de la localidad y los familiares de Argala, a petición de estos últi- mos, se acordó dejar a José Miguel Beñaran “Ar- gala”, fuera del homenaje municipal. Este caso muestra algunos de los problemas en los debates sobre la memoria de víctimas que a su vez participaron en ETAm, ETApm o los CCAA, y el carácter de éstos en diferentes mo- mentos históricos. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 34 “Cuando te dicen que ha habido un atentado en tu pueblo, se te encienden todas las alarmas, activas escenarios en los que nunca deseas estar y muy complejos de gestionar. Pero nos tocó gestionar todo esto.”
  • 37. Por otra parte, tengo la sensación, de que a Argala se le estaba reconociendo como víc- tima durante los últimos 30 años y se había mantenido su memoria con el nombre de la plaza, porque la plaza del pueblo, era la plaza Argala. Alberto Ruiz de Azua, ex al- calde de Arrigorriaga. Según la información contrastada por diversas fuentes, una parte de las discusiones tenían que ver con el periodo en que dichas personas partici- paron en ETA. Jonan Aranguren “Iharra”, que fue abatido a tiros por la Guardia Civil en 1972 y cuyos posibles delitos estarían legalmente cubiertos por la amnistía de 1977, no generaba problemas, a di- ferencia de José Miguel Beñaran “Argala”, a quien mataron en 1978 participando en ETA un año des- pués de la amnistía. Al margen de la relevancia o no de dicho planteamiento, esto muestra una dis- cusión colectiva más amplia que tiene que ver con la propia historia del País Vasco, aún pendiente -y que a su vez afecta a muchos sectores y políticos que en diferentes momentos de la historia fueron miembros de ETA- y con la manera en que se asume esa historia en lo personal o en la dimen- sión pública y colectiva. En relación con las memorias locales y el marco institucional de las mismas, se trata de buscar un equilibrio entre las visiones muy localistas que hagan énfasis en los hechos vividos en el pueblo (por ejemplo, un lugar en el que sólo se dieron víc- timas de ETA, u otro en donde sólo se dieron víc- timas de otros grupos o agentes del Estado) sin consideración respecto otros aspectos más gene- rales. Por otra parte, otra de las dificultades es la que marcan los liderazgos de los diferentes parti- dos políticos que pueden no tener que ver con la capacidad de diálogo y entendimiento local, lo que puede llevar a un manejo impuesto desde arriba, en lugar de estimular la participación y la recons- trucción del tejido social desde lo local. Algunos de estos desafíos son planteados por el ex alcalde de Arrigorriaga, reflexionando sobre su propia expe- riencia. Una cosa es lo que tú harías como repre- sentante de tu pueblo y viendo la sensibili- dad que hay en Arrigorriaga, sin olvidar que el acuerdo que se toma en Arrigorriaga no solamente afecta a la gente de Arrigo- rriaga, sino que puede afectar a otros pue- blos o a tu territorio, a tu región. Hay que tener visiones bastante más generales y una perspectiva con bastante más altura de miras que la propia de cada barrio y de cada pueblo. Uno de nuestros mayores pe- cados es estar mirándonos nuestro ombligo y pensar que las decisiones que tomamos solo nos afectan a nosotros. Si aquí hubié- ramos mantenido el nombre de la plaza Ar- gala, a lo mejor, el 90% de la población hubiera estado de acuerdo y el otro 10% no. Pero claro, ese porcentaje tampoco co- rresponde a todo el territorio histórico. Al- berto Ruiz de Azua, ex alcalde de Arrigorriaga. EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 35 __________________________________ 21 ‘El Correo’, 15 de febrero de 2007.
  • 38. c.2. Tensión y conflicto local: nuevas oportu- nidades de reconocimiento. Zizurkil El caso de Zizurkil es otro ejemplo de conflicto de memorias, respecto a los monumentos en memoria de Joxe Arregi, muerto a consecuencia de torturas en 1981 y de José Luis Geresta22 , miembro de ETA que apareció muerto en extra- ñas circunstancias durante el periodo de la tre- gua de esa organización en 1999. Según refieren interlocutores locales, la decisión sobre la placa y el monumento en memoria de Joxe Arregi se llevó a cabo por parte del ayuntamiento, con Herri Batasuna en la alcaldía. La hermana del di- funto, Maribi Arregi, aclara que el monolito no se puso porque lo pidiéramos nosotros23 . Años des- pués se colocó en el mismo espacio la escultura dedicada a Geresta. Durante los primeros años el monumento dedicado a Arregi se convirtió en parte del conflicto por la me- moria, con la retirada por parte de la Guardia Civil del monolito, momento en el que se puso su nombre a la plaza en un ayuntamiento donde tenía mayoría Ba- tasuna, pero también donde se mostraba una parte de esa fractura y polarización en el pueblo. Nos marcó para toda la vida. Se nos metió la rabia hasta dentro. Con la familia, a los jóvenes por lo menos ya les hemos contado lo que pasó. Maribi Arregi Izagirre, her- mana de Joxe Arregi.24 Al año se puso un monolito por iniciativa municipal, pero no por unanimidad. Tam- bién se le dio su nombre a una plaza, co- nocida hasta entonces por Pasus, dándose la coincidencia de que Arregi había nacido en ese solar de Pasus. El PNV se opuso y el PSE ni siquiera asistió al pleno. Hubo una especie de paralización del funciona- miento normalizado de la vida municipal. La Guardia Civil retiró el monolito, que volvió a ser colocado. María Ángeles Lazkano, ex alcaldesa y Ana Olaziregi, ex concejala de Zizurkil. Hay que tener en cuenta que los representantes de ciertos partidos políticos tuvieron amenazas de muerte en diferentes momentos como consecuen- cia de ello. En los 90 ser concejal del PNV era vivir bajo mucha presión, yo veía fotos mías en las fa- rolas, la matrícula de mi coche por todos los sitios, me quemaron una chabola en el monte y pedí ayuda a la DAVT por aquello. Nos han amenazado por fiestas, en pancar- tas, etcétera. María Ángeles Lazkano ex alcaldesa de Zizurkil. Hubo años que fue muy duro porque la gente del pueblo te acusaba de que si les pasaba algo a los presos era culpa tuya, entre 1991 y 2008. Ahora es más fácil la po- lítica, han pasado esos tiempos tan duros. Ana Olaziregi, ex concejala de Zizurkil. La decisión de quitar los dos nombres de las plazas y los dos monolitos dedicados a ellos se llevó a efecto tras un acuerdo adoptado el 14 de abril de 2008 por unanimidad (la candi- datura de la izquierda abertzale había sido anulada y excluida), en un pleno a puerta ce- rrada y con la Ertzaintza protegiendo el Con- sistorio. Votaron por la retirada de placas y EL TIEMPO ES AHORA. ¿ES POSIBLE UNA MEMORIA INCLUYENTE DE LAS VÍCTIMAS EN EL ÁMBITO LOCAL? Experiencias y desafíos. argituz febrero de 2012 36