Escocia votó para permanecer como parte del Reino Unido en el referéndum de independencia. Algunos escoceses residentes en Zaragoza, España se sintieron aliviados por el resultado, mientras que otros que apoyaban la independencia se sintieron tristes. Aunque el deseo de independencia no desaparecerá, Escocia seguirá siendo miembro del Reino Unido por ahora mientras se define un nuevo acuerdo sobre el reparto de competencias.
1. Aragón
DOMINGO
21 DE SEPTIEMBRE DEL 201420 Aragón
Alivio y tristeza repartidos
Varios escoceses residentes en Zaragoza han vivido con mucha expectación la consulta de su país H «Creo que a
la gente le entró miedo con el mensaje que lanzaron los bancos y las grandes compañías», indica uno de ellos
LAS REACCIONES AL REFERÉNDUM DE ESCOCIA
33Referendo8 Tras la consulta convocada en el país, Escocia seguirá formando parte del Reino Unido.
SERVICIO ESPECIAL
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«Supongo que llamas para feli-
citarme, ¿no?» Al otro lado del
teléfono, una aliviada Ann Mc-
Kenna, escocesa nacida en Glas-
gow y que lleva en Zaragoza 26
años, se recrea en el triunfo del
no a la independencia decidido
por su pueblo.
«Los amigos con los que he
hablado en las últimas horas
están viviendo el resultado co-
mo una gran celebración, co-
mo si fuera el 1 de enero con
las botellas de champagne»,
cuenta. A ese clima de alegría
se suma la periodista Rachel
Chaundler: «Me alegro mucho
por el resultado. Para mí tam-
bién supone un enorme alivio
y me siento orgullosa de ser es-
cocesa».
Como la risa va por barrios,
en otra parte de Zaragoza, el
también escocés Scott Gardiner
digiere su pena tras la derrota
del sí. Resultó imposible locali-
zarle durante todo el viernes.
De madrugada, y frente a su or-
denador portátil, unas cervezas
le ayudaron a pasar el trago de
los primeros resultados electo-
rales. «Me siento muy triste. No
voy a llorar. En cierto modo me
lo esperaba. Creo que a la gente
le entró miedo con el mensaje
que lanzaron los bancos y las
grandes compañías», explica.
Entre el sí y el no
Escocia decidía el pasado jue-
ves si ponía fin a 300 años de
pertenencia a la Union Jack.
Una elección a todo o nada
consensuada con Londres
cuando el triunfo del desapego
se veía como un imposible. La
campaña del partido naciona-
lista escocés a favor del sí, más
intensa y apasionada que la de
los unionistas, y las según va-
rios analistas poco fiables en-
cuestas por la ausencia de una
referencia similar y el retrai-
miento de los partidarios del
no, llegaron a dibujar un vuelco
en los resultados a solo unos
días de la consulta. «Ha sido un
sobresalto continuo estos últi-
mos diez días. La gente estaba
muy nerviosa porque veíamos
que el sí no paraba de crecer»,
explica Ann. El SÍ explotó los su-
puestos agravios cometidos por
el Gobierno conservador, muy
mal considerado en Escocia des-
de la huella dejada por Margaret
Thatcher. Primera ministra odia-
da por muchos quien, curiosa-
mente accedió al poder en 1979
después de que el partido nacio-
nalista escocés retirase su apoyo
a los laboristas. Luego, los esco-
ceses y laboristas Gordon Brown
y Tony Blair parece que tampoco
colmaron las aspiraciones nacio-
nalistas.
Sobre los motivos que hay de-
trás de este desapego, para la pe-
riodista «ha influido la crisis que
estamos viviendo en el Reino
Unido y en toda Europa. Existe
un gran desencanto por el con-
trol que llevan a cabo los ingle-
ses desde Westminster», analiza
Chaundler. Para McKenna, «el
partido nacionalista lleva toda la
vida, pero la crisis ha provocado
el desencanto de la gente con los
dos partidos políticos mayorita-
rios. Creo que ocurre algo simi-
lar en el resto de Europa, crecen
los partidos pequeños y los na-
cionalistas». Desde el deseo de
ruptura, Gardiner habla del mal-
trato de Londres y el escaso mie-
do de muchos: «Nuestro pueblo
tiene un deseo de tener más po-
der, estamos cansados de la dife-
rencia de trato de los ingleses y
ninguno de mis amigos escoce-
ses, treintañeros con pequeños
negocios, tenía miedo a la inde-
pendencia».
Más allá de los sentimientos,
existían muchas dudas sobre el
futuro económico de una Esco-
cia independiente. «Somos
muy pequeños para subsistir.
Tengo muchas dudas de que
nuestras reservas de petróleo
fueran suficientes. Antes Esco-
cia tenía industrias, industria
pesada muy importante. Ahora
no tenemos nada de eso. So-
mos un país de turismo, whis-
ky y petróleo. Con eso creo que
no podemos ser autosuficien-
tes», explica Ann. La reserva de
petróleo ha sido el principal ar-
gumento de los nacionalistas
para dibujar un futuro lleno de
sonrisas, pero para Chaundler,
«si el viernes me hubiera des-
pertado independizada del Rei-
no Unido, no me habría con-
vertido en accionista de ningu-
na petrolera».
En cambio, los expertos ex-
ponían un mar de dudas: ¿Se-
guiría Escocia en la libra?
¿Cuál habría sido la reacción
de la UE?
Las fuerzas
Pese al evidente riesgo de rup-
tura percibido en los días pre-
vios a la cita con las urnas por
lo apretado de las encuestas,
para Chaundler, Cameron hizo
lo correcto. «Es la democracia.
La fuerza del nacionalismo ha
pillado a todos por sorpresa.
Cuando se convocó el referén-
dum, un 75% de los votantes se
decantaban por el no», recuer-
da.
Chaundler busca en el fondo
de ese desapego: «En realidad
no sé si entiendo de qué se tra-
taba realmente esta votación.
Gordon Brown dijo en su cele-
brado discurso del otro día que
Escocia es una nación y lo se-
guiría siendo tanto si ganaba el
sí como el no. Que lo que se vo-
taba no era eso, sino si se
quería romper todo vínculo
con el sur. En el fondo votamos
por el orgullo escocés», refle-
xiona.
A ese orgullo apela Scott pa-
ra sostener que su pueblo no se
rendirá. «Esperemos que los
conservadores cumplan su pro-
mesa de hacer reformas. Pero
estoy convencido de que el de-
seo de ser independiente no
acabará aquí. Los escoceses te-
nemos demasiado orgullo y
volveremos a intentarlo».
Por el momento y mientras
se define el nuevo reparto de
competencias entre los territo-
rios del Reino Unido, Escocia
seguirá dentro de la Unión, lu-
ciendo orgullosa la falda esco-
cesa. Invento de un inglés. H
A. RILLO
ZARAGOZA
33Residentes8 Ann McKenna es escocesa y lleva 26 años en Zaragoza.
SERVICIO ESPECIAL
Ann McKenna: «Somos
un país de turismo,
whisky y petróleo. Con
eso no podemos ser
autosuficientes»
Scott, a favor del sí,
necesitó unas cervezas
para pasar el trago de
los primeros resultados
electorales