Practica de Evaluacion de tarea crisis de liderazgo
Infancia
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2. La gran vocación y dicha de la Iglesia es evangelizar (EN 14). Y toda evangelización consiste en llevar la Buena Nueva del Señor a toda la humanidad, y en este caso especialmente la de estos niños “los pequeños”
3. La primera infancia es una etapa de gran relevancia para el desarrollo de la persona porque en ella se asientan las bases de todo su desarrollo posterior, tanto en lo intelectual como en lo emocional, físico y social. La significación de esta etapa, y de lo que se haga en ella tiene, entonces, una importancia crucial para la vida del ser humano. En esta etapa están dadas múltiples condiciones para que niños y niñas comiencen a desarrollar su religiosidad y fe y, donde las personas que los rodean, pasan a ser un pilar fundamental.
4. 1. “ Todos sabemos que las primeras enseñanzas son las que marcan definitivamente la vida. Por esta razón, todo lo que hagamos por mejorar la catequesis, la liturgia, especialmente la Misa con niños, y la acogida de éstos en nuestra pastoral, es la mejor inversión que, por amor a ellos, podemos realizar.
5. “ La niñez hoy en día debe ser destinataria de una Acción Prioritaria de la Iglesia, de la familia y de las instituciones del estado, tanto por las posibilidades que ofrece como por la vulnerabilidad a la que se encuentra expuesta. Los niños son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo por su capacidad de aceptar con sencillez el mensaje evangélico. Jesús los acogió con especial ternura y presentó su capacidad de acoger el Evangelio como modelo para entrar en el Reino de Dios.” DA nº 438
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7. Educar en la fe es una experiencia de vida Es a través de las personas y de las cosas cotidianas de su vida que al niño le será más fácil descubrir a Dios. Educar religiosamente a un niño consiste en acercar a su corazón y a su mente la figura amorosa del Padre, del Creador Todopoderoso, del hijo de María, Jesucristo, Hombre y Dios al mismo tiempo y del Espíritu Santo presente y actuante en medio del mundo. También es enseñar a apreciar, valorar y agradecer la entrañable comunidad de la familia y de la Iglesia, las maravillas de nuestro cuerpo, el tesoro que son los amigos, las oportunidades del trabajo, y la recreación, los talentos propios y ajenos, los encantos sorprendentes de la naturaleza, porque todo esto, en definitiva, procede de Dios y son regalos suyos a la humanidad.