CapituloGeneralEucaristia
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El documento describe el XVII Capítulo General de una congregación religiosa. Se menciona que María, la Madre de la Iglesia y patrona de la congregación, los acompaña en sus búsquedas y discernimientos. Encienden un cirio para iluminar el camino capitular. Recuerdan haber recibido el don del Espíritu Santo como María Emilia y las primeras siete hermanas, quienes iniciaron este camino en 1896. Su misión es extender por el mundo los amores a Cristo presente en la Eucaristía y
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- 3. XVII Capítulo General Para introducirnos en este camino capitular sentimos a nuestro lado a María, Madre de la Iglesia, patrona de nuestra Congregación. Ella que acompañó los apóstoles en el cenáculo, está hoy con nosotras, en nuestras búsquedas y discernimientos, en nuestros trabajos, para que este tiempo sea de verdad un kairós, un tiempo de Dios para toda la Congregación.
- 12. XVII Capítulo General Encendemos el cirio pascual, la luz del Resucitado, para iluminar este camino capitular que vamos a empezar.
- 14. XVII Capítulo General Hemos recibido el don del Espíritu que fue infundido en María Emilia y las siete primeras hermanas. Iniciaron este camino en la Iglesia en este mismo lugar, un 25 de marzo de 1896.
- 15. XVII Capítulo General Su amor a Cristo presente en la Eucaristía, su identificación con Él en su misterio de anonadamiento, ha configurado nuestro ser. María Inmaculada es la Madre y Modelo de esta familia, es con su mismo sí con que el que queremos responder hoy las que llamadas a vivir este mismo don hemos sido selladas con el regalo de una vocación eucarística y misionera.
- 17. XVII Capítulo General Extender por el mundo estos dos amores es nuestra misión en la Iglesia.
- 19. La multiplicación de los panes (Mt 14, 13-21) Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: “Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos”. Pero Jesús les dijo: “No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”. Ellos respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados”. “Tráiganmelos aquí”, les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.