2. Empecemos con algo objetivo y desapasionado: el de “La Red
Social” me parece un guión maravilloso, daría mis dos manos
por escribir así, sino fuera porque las necesitaría para poder
escribirlo. Suele destacarse el ingenio de Sorkin para los diálogos
ingeniosos y, a la vez, profundos, pero creo que en esta película
tiene especialmente mérito la estructura: lo maravillosamente
que fluye esta historia llena de saltos en el tiempo que, aunque
no lo parece, es, en el fondo, una película de abogados.
Lo es en, por lo menos, dos sentidos. Primero, porque son las
declaraciones de los diferentes personajes en reuniones
extrajudiciales las que conforman la estructura de la historia:
durante casi toda la película seguimos el testimonio de Eduardo
(y también el de los Winklevoss en su “subtrama”). Es una
especie de película de “juicios” muy hábilmente camuflada.
3. En segundo lugar, digo que esta es una película de
abogados porque parece haber sido escrita entre Sorkin y
un equipo de letrados. Escribir sobre hechos reales, sobre
personajes vivos (y muy ricos) puede suponer un montón
de problemas legales. Me da la impresión de que eludirlos
ha influido en muchas decisiones de guión.
La práctica habitual para intentar librarse de problemas
legales cuando se aborda un hecho real es comprar los
derechos para adaptar un libro sobre el asunto. El guión
debe ceñirse a los hechos que el autor ha investigado.
Será este autor quien deba hacer frente a cualquier
responsabilidad legal caso de que su investigación se
revele falsa. (Otra opción es esperar a que haya una
sentencia judicial sobre el caso y tomar la versión
“probada” como fuente principal para el guión).
4. Esto hicieron los productores de la película. Adquirieron los derechos de
“Multimillonario por accidente” de Ben Mezrich, quien, como decía más arriba,
tuvo como fuente principal a Eduardo Saverin, el cofundador de Facebook
finalmente “traicionado” por Zuckerberg. Mi tesis es que esto tiene que ver con…
La curiosa cuestión del punto de vista en “La Red Social”
No soy un gran experto sobre el asunto del punto de vista, pero incluso a mí me
llamó la atención cómo, pese a que Mark es el protagonista de la historia, el
guión adoptaba otros puntos de vista, especialmente en los momentos más
peliagudos, de hecho, alrededor de los dos puntos de giro de la historia: 1º no
asistimos a la decisión de Mark de crear Facebook tras escuchar la idea de los
Winklevoss (saldremos del cine sin idea clara sobre qué le llevó, en ese
momento, a tomar esa decisión o a qué se debieron, realmente, sus “largas” a
los Winklevoss) y 2º tampoco presenciamos los motivos por los que Zuckerberg
decide tender esa “trampa legal” a Eduardo. Evidentemente, el guionista aporta
información (tal vez demasiada, de esto hablaré más abajo) que nos puede
ayudar a llenar esos huecos, a imaginar esas escenas, pero los motivos reales
de la actuación de Zuckerberg en estas dos grandes decisiones siempre nos
resultarán misteriosos.
5. El desplazamiento del punto de vista a Eduardo es especialmente llamativo
en el último tercio de la película, cuando, realmente, los dos personajes se
separaron en, por lo menos, dos sentidos. Como es lógico, la primera
parte, la que se desarrolla principalmente en Harvard, en la que los dos
socios eran amigos y vivían muy cerca, no muestra esta “carencia”: el
relato de Eduardo nos da una información bastante completa (con esa
relevante excepción: no sabemos hasta qué punto “plagió y distrajo”
conscientemente a los Winklevoss y Cía.). De pronto, en cambio, cuando
Mark se muda a California, casi todo empezamos a verlo desde los ojos de
Eduardo.
Y, como ya comenté en el caso de “Buried”, suele ser mucho menos
interesante la víctima que el verdugo. Imagino que los motivos de esta
decisión de guión son legales. El inmenso talento del guionista, del director
y de todo el equipo hacen que, al menos en mi opinión, esta limitación (no
poder ficcionar escenas importantes sobre el personaje de Zuckerberg)
pase bastante inadvertida. Sorkin y Fincher hacen incluso de necesidad
virtud y convierten el hermetismo del protagonista en uno más de sus
actractivos. Eso sí, a algunos espectadores la incapacidad de conocer qué
mueve a Mark puede impedirles empatizar con él y, en consecuencia,
producirles la impresión de que la película es demasiado “fría”.
6. Sin embargo, creo que la película, hasta donde puede, sí da ciertas
pistas sobre qué es lo que ocurre en la mente de su protagonista. Y,
coincidiendo con lo que escribía Jonás Trueba en su blog, eso es
precisamente lo que menos me gusta de esta película.
Como dice Ángela Armero en su post de este último viernes, aquí en
Bloguionistas, sobre su experiencia escribiendo “Alfonso, el príncipe
maldito”, “a la hora de contar las vidas de personajes que existieron en
realidad, hay que buscar relaciones entre hechos, causas y efectos;
puede que existieran, o puede que sean cosecha nuestra.”
Sorkin (y tal vez también Mezrich, no he leído el libro), al no tener
acceso a las causas reales que mueven a Zuckerberg (acceso que,
como dice en este post Ana Sanz Magallón, muy posiblemente ni
siquiera el propio Zuckerberg tenga), se decide por sugerir unas
cuantas posibles causas de su actuación. Dos de ellas están muy
presentes en la (por otra parte memorable) escena inicial.
7.
8. Breve resumen Mark Zuckerberg crea, con la ayuda de su amigo Eduardo, una red
social de inmenso éxito, en el camino, sin embargo, acaba perdiendo a su amigo y
quedándose solo.
Estructura (ojo, espoilers por todo)
Detonante: Mark es rechazado por su novia.
Primer acto: Resentido con su novia, Mark crea, con la ayuda de Eduardo, una
exitosa página con fotos de alumnas universitarias. Aunque la página le acarrea
sanciones y descrédito, también le permite ver una oportunidad de éxito. Y contactar
con los hermanos Winklevoss (y su socio Divya Narendra) que le proponen colaborar
un proyecto similar pero más elitista. Mark acepta.
Primer punto de giro: Tras escuchar la propuesta de los Winklevoss, Mark decide
crear su propia red social exclusiva: (The) Facebook. Eduardo se enrola en el
proyecto (minuto 28) Segundo acto: Mientras relega a los Winklevoss, Mark lanza su
propio proyecto, que les trae a él y a Eduardo un éxito inmediato. Los Winklevoss les
acusan de plagio. Por este y otros motivos, surgen las primeras diferencias entre los
dos amigos. La entrada en escena de Sean Parker, que cautiva a Mark, hace perder
influencia a Eduardo. Después de que Mark se traslade a California, el enfrentamiento
entre él y Eduardo llega a su cénit.
Segundo punto de giro: Eduardo congela las cuentas de Facebook poniendo en
peligro la supervivencia de la empresa (minuto 93)
9. Tercer acto: Gracias a la gestión de Sean, Facebook consigue
un inversor multimillonario. En la subsiguiente ampliación de
capital, Eduardo es víctima de un truco legal por parte de Mark
y Sean. Su participación en la empresa queda drásticamente
reducida. La amistad entre los dos ha acabado. Un acuerdo
extrajudicial resolverá el asunto, pero Mark queda más solo que
nunca.
Nota sobre estructura: al salir del cine, hubiera apostado por la
secuencia en la que Eduardo firma el contrato “tramposo”
como segundo punto de giro. Después, pensándolo un poco y
fijándome en el minuto de película en el que sucedía (tarde,
aproximadamente en el 100) me decido por el momento del
enfrentamiento entre Mark y Eduardo, la amenaza del primero
al segundo de que “se va a quedar por el camino” si no se
incorpora en cuerpo y alma a Facebook y la venganza de
Eduardo congelando las cuentas. Creo que es el
enfrentamiento decisivo, el que desencadena todo lo que
viene después. La firma del contrato es sólo una consecuencia
para un personaje “secundario”,
10. Protagonista
Mark Zuckerberg (*)
Antagonistas
Eduardo Saverin, hermanos Winklevoss, Divya Narendra, abogados, etc.
Objetivo del protagonista:
Sacar adelante una gran red social “que mole”
Aliados:
Eduardo Saverin, Sean Parker, otros trabajadores de FB, abogados, etc.
Obstáculos, reveses:
Demandas judiciales, obstáculos económicos, autoridades académicas,
problemas de comunicación (dificultad para relacionarse)