1. Desarrollo, crecimiento, la distribución
del ingreso y movilidad social: una discusión teórica
(Primera versión)
Elaborado por:
Beatriz Muriel Hernández
Osvaldo Nina Baltazar
Enero - 2003
1. Introducción
La conceptuación del desarrollo económico en la historia se suscita de múltiples
interpretaciones sobre las características e interrelaciones socio-económicas de los
individuos y la sociedad. En su comprensión esencial, sin embargo, el desarrollo debe
abarcar no solamente una mera valoración de aspectos cuantitativos, como ingresos o
gastos, sino también identificar las mejoras de las condiciones y calidad de vida, las que
muchas veces conllevan a apreciaciones particulares y subjetivas.
A pesar de las dificultades en la valuación de ciertos progresos cualitativos en los patrones
de vida, la literatura económica se ha preocupado históricamente por caracterizar, modelar,
definir y medir la mayor parte de ellos. Esto ha permitido concebir al desarrollo económico
más objetivamente, aunque en un contexto parcial, con los procesos (interrelacionados) de
reducción de pobreza, mejoras en el nivel y distribución del ingreso, y aceleración de la
expansión productiva. Sobre este contexto, se plantea la generación de un crecimiento
económico equitativo, para lo cual se hace necesario contar con un ámbito teórico
consistente, de forma a identificar fundamentadamente una agenda de políticas socio-
económicas.
El presente documento se divide en tres secciones. La primera corresponde a esta parte
introductoria. La segunda realiza inicialmente un breve análisis entre desarrollo y
crecimiento, para posteriormente discutir detalladamente los componentes fundamentales
del crecimiento así como los factores de medio ambiente. Finalmente, la tercera sección
presenta la relación del crecimiento con la distribución del ingreso, pobreza y movilidad
social.
2. Desarrollo y crecimiento económico
El crecimiento económico es concebido como parte primordial del desarrollo de un país,
no obstante, no lo describe en su totalidad. Es definido simplemente como el aumento
porcentual del producto per capita de largo plazo, medido a través de la producción bruta
2. A.2
interna o nacional, PIB o PNB. La sencillez en su interpretación ha permito su rápido
avance teórico, incluyendo temáticas intrínsecamente relacionadas con la calidad de vida
del individuo, como educación, salud, derechos individuales, entre otras. Así, la teoría del
crecimiento ha venido aproximándose cada vez más a la noción del concepto de desarrollo.
El crecimiento es esencialmente un fenómeno de oferta; caracterizado a través del proceso
productivo y sus transformaciones, los que son sintetizados en una función de producción
agregada. Bajo este contexto; son básicamente el capital físico, el trabajo (capital humano),
el progreso técnico y los recursos naturales sus componentes fundamentales. Otros factores
y/o políticas socio-económicas serán relevantes para expandir la producción de un país en
la medida que afecten, directa o indirecta, dichos componentes.
Si los fundamentos del crecimiento son esencialmente los factores de producción, entonces
qué papel juega las políticas destinadas a aumentar la demanda agregada. La teoría
macroeconómica señala que las medidas fiscales y monetarias expansionistas son limitadas
en este contexto. Bajo la corriente keynesiana, éstas afectan la economía solamente en el
corto plazo: con rigidecez en los precios de bienes y/o factores de producción, una mayor
demanda provoca inicialmente una expansión del producto. En el medio y largo plazo, sin
embargo, los precios aumentan desestimulando la demanda hasta que la producción retorne
a su nivel de largo plazo. Bajo el pensamiento clásico, los precios son flexibles, por lo que
cualquier política expansionista se reflejaría instantáneamente en un aumento en estos, sin
que la economía pase por un proceso de transición de corto plazo.
Las políticas que buscan modificar cualquier componente de la demanda agregada son
usualmente recomendadas para disminuir los ciclos económicos en períodos recesivos o
expansivos, y tienen el objetivo de suavizar la trayectoria del producto en el tiempo. Es
evidente, sin embargo, que ciertas medidas gubernamentales pueden impactar la oferta de
largo plazo, ya que afectan los fundamentos; tales son los casos de los gastos en tecnología
y educación y construcción de carreteras. Los desequilibrios macroeconómicos también
pueden distorsionar fuertemente las decisiones de los agentes económicos sobre el ahorro e
inversión.
A pesar de que la expansión del producto es un problema de oferta; la teoría moderna del
crecimiento económico plantea como el objetivo principal de un país la maximización del
bienestar de su sociedad, y sitúa al crecimiento como un medio para alcanzar tal propósito y
no como un fin en sí mismo.
El carácter normativo del bienestar dentro de la teoría económica es, no obstante,
controversial, principalmente por que debe tomar en cuenta a todos los individuos de una
sociedad. Las corrientes parten desde un extremo con Nozick, cuyo planteamiento sobre las
relaciones económicas se desenvuelve con un Estado mínimo, encargado únicamente de la
seguridad ciudadana. Sin embargo, aquí es posible mejorar la distribución del ingreso en el
sentido de Pareto cuando las preferencias de los individuos (representadas a través de una
función de utilidad) son interrelacionadas entre sí; y tomando en cuenta las valoraciones
individuales sobre el consumo de los distintos bienes y servicios. En el otro extremo, se
encuentra el principio igualitario, donde, y a pesar de las posibles heterogeneidades en las
selecciones individuales, se plantea la igualdad de satisfacción o utilidad; aquí también es
3. A.3
factible obtener mejoras en el sentido de Pareto (ver p.e. Atkinson y Stiglitz (1980) para
una discusión sobre el tema).
En su aplicación positiva, sin embargo, se supone que los individuos son idénticos; así, el
bienestar de una sociedad puede ser fácilmente modelado a partir de las preferencias de un
individuo (o familia) representativo. Dichas preferencias son determinadas para todos los
años de vida del individuo, a través de la sumatoria de las utilidades presente y futuras del
consumo per capita, ponderadas bajo la hipótesis de que existe una mayor satisfacción de
consumir hoy que mañana. En algunos casos, se incluye también la desutilidad que le
representa al individuo trabajar versus el beneficio de obtener ingresos laborales, conforme
el supuesto neoclásico. La preocupación de los padres por el bienestar de sus hijos es
usualmente incluida en la estructuración de la función objetivo, lo que da al problema una
perspectiva temporal infinita en la búsqueda por mejorar el bienestar socio-económico; es
decir, el ámbito de análisis no está sujeto solo al hoy o al mañana, sino al siempre.
Es importante hacer aquí un paréntesis para discutir la relevancia de la función objetivo
bajo el contexto de desarrollo económico, ya que se encuentra íntimamente relacionado con
la calidad de vida. El bienestar es expresado a través de la satisfacción que le genera al
individuo el consumo de bienes (alimentos, ropas, bienes inmuebles, etc.) y servicios
(educación, turismo, servicios básicos, etc.) bajo la premisa de que mayores niveles de
consumo causan mayor utilidad (aunque con tasas marginales decrecientes). Así,
problemáticas que hayan sido históricamente relacionadas con componentes subjetivos en
la conceptuación de desarrollo pueden ser analizadas utilizando el instrumental
metodológico de la teoría moderna del crecimiento, en la medida de que sea posible
cuantificarlos o modelarlos. Por ejemplo, si la violencia fuese un tópico importante en
términos de calidad de vida (como en algunos países), podría ser identificada como un
factor de desutilidad, cuya minimización se daría al costo de mayores derogaciones en
seguridad ciudadana.
La búsqueda por mejorar el bienestar de una sociedad se encuentra, sin embargo, limitada
por la disponibilidad de recursos; las selecciones intertemporaless óptimas conducen a un
sacrificio del consumo presente para alcanzar niveles de ahorro e inversión de forma a
generar mayor producción y renta posteriormente y, por lo tanto, gozar de niveles de
consumo futuro más elevados. Si se concibe a la economía bajo la responsabilidad de un
planeador central que asigna los recursos eficientemente al sector productivo y a la
población de forma a maximizar la función objetivo; entonces la restricción presupuestaria
será simplemente determinada igualando la oferta con la demanda agregada. Bajo este
contexto, siempre será posible encontrar la solución óptima para la sociedad (first best). Ya
en una economía descentralizada se podrá alcanzar el óptimo social cuando no existan
externalidades o imperfecciones el mercado de bienes y factores de producción.
Con base en los elementos discutidos anteriormente, la evolución de la teoría del
crecimiento económico se ha desenvuelto con la generación de varios estudios,
fundamentados microeconómicos y macroeconómicos, realizando análisis profundos sobre
cada uno de los componentes del crecimiento, aunque en algunos casos íntimamente
relacionados entre sí. Los modelos teóricos más relevantes en esta línea de investigación
son explicitados en las siguientes subsecciones.
4. A.4
2.1. Capital físico
La acumulación del capital físico, resultado de las inversiones, ha sido considerada desde
los primeros economistas clásicos como el motor del crecimiento económico. En la época,
se introdujo también la idea de los retornos marginales decrecientes; es decir, manteniendo
los restantes factores de producción fijos, trabajo y tierra, llegaría un nivel donde el
aumento de una unidad adicional de stock de capital conduciría cada vez a una menor
expansión del producto.
El modelo básico de crecimiento económico fue desenvuelto de forma independiente por
Roy Harrod e Evsey Domar, y fue especificado simplemente con los aspectos de oferta. El
aporte más importante fue la introducción del acelerador en conjunción con el
multiplicador. Ellos postularon que el aumento del producto per capita (dy) depende de la
razón capital-producto (k=k/y) supuesta constante en el tiempo, y del volumen de inversión
per capita (i), donde it = dkt cuando no existe depreciación del capital. Los autores estaban
preocupados en explicar como deberían ser las relaciones de equilibrio entre el producto, el
ahorro y la inversión, para obtener un crecimiento compatible con el pleno empleo (ver
Mikesell, 1968; y Sala-i-Martin, 1990a).
El problema del modelo, sin embargo, como señala Solow (1956), radica en que el
equilibrio no es estable, lo que implica que posiciones fuera de él pueden causar desempleo
o inflación prolongada. Para comprender esta observación, el modelo de Harrod-Domar
puede ser aproximado con una función de producción de tipo Leontief (con coeficientes
fijos), donde no es posible sustituir capital por trabajo o viceversa. Así, es factible tener
ciertas cantidades de factores redundantes (desempleadas) independientemente de los
movimientos de los precios de los bienes o factores, los que por excelencia limpian los
mercados.
Posteriormente, Solow (1956) y Swan (1956) desarrollaron un modelo de crecimiento de
largo plazo considerando la sustitutibilidad entre los factores a través de una función de
producción neoclásica. La dinámica de la economía es determinada a través de la ecuación
de evolución del stock de capital, dkt, establecida en ultima instancia por la proporción del
ingreso destinado al ahorro, sy, (dkt =syt – hkt, donde h es la tasa de crecimiento de la
fuerza laboral).
El modelo presenta dos resultados relevantes. El primero muestra que la economía se
mueve a su nivel de largo plazo (o estado estacionario) acelerando el crecimiento
inicialmente y siguiendo a una tasa decreciente en el tiempo hasta llegar al equilibrio. Esta
idea de convergencia es explicada por la participación cada vez menos productiva del
capital en el proceso de producción. Así, si los países cuentan con tecnologías y
propensiones al ahorro semejantes, aquellos que poseen inicialmente stocks de capital per
capita bajos tendrán tasas de retorno más altas (productividades marginales más elevadas)
y, por lo tanto, tasas de crecimiento mayores que otras economías que inicialmente gozaron
de capitales substanciales. De esta forma, los países pobres tenderían a igualarse a los ricos
5. A.5
en términos de ingreso per capita y “desarrollo económico” (Solow, 1956; véase también
Barro y Sala-i-Martin, 1995).
La premisa de convergencia, sin embargo, ha sido ampliamente cuestionada en la literatura
empírica actual: si ella se cumpliese, se esperaría entonces una relación inversa entre el
stock de capital per capita físico inicial y la tasa de crecimiento del producto per capita. No
obstante, los datos no apoyan la existencia de una correlación significativa entre las
variables (ver p.e. Barro, 1991). La mayor crítica es el tratamiento igualitario a los países,
pareciendo más adecuado pensar que las fuerzas de convergencia se aplican en un sentido
condicional, después de controlar por las asimetrías entre las economías. La diferencia más
importante introducida en los análisis empíricos es el stock de capital humano inicial, que
conduce a una versión modificada de la hipótesis: los países pobres crecen más rápido que
los ricos solamente cuando tienen un nivel lo suficientemente elevado de capital humano
inicial.
El segundo resultado importante es que, y debido también a los retornos marginales
decrecientes, la tasa de crecimiento del producto per capita de largo plazo es nula y el
producto agregado se incrementa a una tasa igual a la poblacional. Como se verá más
adelante este resultado ha sido ampliamente cuestionado empírica y teóricamente.
Fueron Cass (1965) y Koopmans (1965), sin embargo, los que introdujeron al modelismo
de crecimiento económico neoclásico el problema de optimización del consumidor
postulado por Ramsey (1928). Es decir, consideraron que la preocupación esencial de un
país es maximizar la función de bienestar social. La principal diferencia con el modelo de
Solow-Sawn radica en que ahora la tasa de ahorro está endógenamente determinada debido
a la inclusión de factores de demanda en el modelo; no obstante, las conclusiones
cualitativas explicitadas anteriormente son mantenidas (Cass, 1965; véase también Barro y
Sala-i-Martin, 1995).
- Modelos de crecimiento endógenos
Fue Romer (1986) que, utilizando datos para Estados Unidos e Inglaterra, observó que las
productividades medias laborales son monotónicamente crecientes en el tiempo, al
contrario de lo que se esperaría teóricamente. Con información para once países de la
OECD, encontró también que existe una tendencia positiva en las tasas de crecimiento del
producto per capita en el tiempo. Esta evidencia empírica, junto a otras, llevó a cuestionar
fuertemente la postulación teórica de una tasa de crecimiento per cápita nula (o positiva
más exógena), conduciendo a la generación de nuevos estudios en la búsqueda de un
resultado más intuitivo.
Así, se desarrolló una clase de modelos que permitían una tasa de crecimiento per capita
positiva en el largo plazo generada de forma endógena al modelo; es decir, derivada del
proceso de maximización. Para que esto sea posible, la función de producción debe exhibir
retornos constantes de escala en los insumos acumulables, como el capital físico. En su
versión más simple, la función de producción se encuentra determinada como: Yt = AKt,
donde Y y K son el producto y capital agregados y A es una constante, (ver Sala-i-Martin,
1990a; Barro y Sala-i-Martin, 1995).
6. A.6
Dos aspectos relevantes merecen aquí ser discutidos. El primero cuestiona el supuesto de
que los rendimientos marginales del stock de capital son constantes. Sin embargo, el capital
puede ser concebido en un sentido más amplio, considerando también el capital humano y/o
público. El segundo se relaciona con el formato de la función de producción que resulta en
una productividad marginal y media del capital siempre constantes, lo que implica que no
existe la propiedad de convergencia. Sin embargo, la introducción de capital humano y/o
público prevé movimientos en la tasa de crecimiento debido a los desequilibrios en los
factores de producción acumulables. La existencia de costos de instalación adiciona a estos
desequilibrios la idea de convergencia discutida en los modelos neoclásicos.
- Inversión y ahorro externo
Cuando la economía es cerrada, la inversión es limitada por los niveles de ahorro interno.
Si el país es abierto, sin embargo, puede obtener beneficios a través del acceso al mercado
internacional de capitales, los que pueden financiar las inversiones y, por lo tanto, aumentar
la capacidad productiva más allá del nivel que seria posible internamente. Existen, sin
embargo, costos asociados a estos recursos que son expresados en pagos de servicio de
deuda (intereses y amortizaciones) cuando se trata de deuda externa, y dividendos en el
caso de inversión extranjera directa. El país debe ser entonces capaz de satisfacer
igualmente la demanda por inversión interna y las obligaciones externas.
Cuando el problema de endeudamiento pasa a ser discutido bajo un contexto de
optimización intertemporal, es posible llegar a una relación positiva entre deuda y
crecimiento económico (ver p.e. Bardhan, 1967; y Hamada, 1966). Sin embargo, los
recursos externos pueden estar limitados por restricciones de solvencia, liquidez y/o el
riesgo de repudiar la deuda, lo que lleva a menores posibilidades de expansión del producto
(ver p.e. Cooper e Sachs, 1985; Cohen e Sachs, 1986).
Empíricamente, sin embargo, se aprecia una relación negativa entre endeudamiento externo
y crecimiento económico. Muriel (1998) observa que dicha correlación es explicada
esencialmente por una participación relevante de créditos externos destinados a gastos
gubernamentales corrientes, los que pueden ser considerados como “no productivos.” Así,
los costos de la deuda estarían superando a sus beneficios, los que serian pagados con
mayores impuestos u otros ingresos, afectando así de forma negativa al crecimiento.
Por otro lado otra fuente de acumulación de capital son los flujos de capitales extranjeros,
especialmente aquellos que tienen la naturaleza de inversión directa extranjera (IED). La
evidencia empírica a mostrado que los efectos de la IED sobre el crecimiento son ambiguos
(Carkovic y Levine, 2002). Este resultado son por la falta de las condiciones para que las
ventajas de la IED se presentan en el país receptor. Estos factores son un alto nivel de
educación (Borensztein, De Gregorio, y Lee, 1998) y el nivel de desarrollo del mercado
financiero (Alfaro et al, 2002)
- Inversión y sistema financiero
7. A.7
Otro aspecto relevante discutido en la literatura son los efectos de la calidad y eficiencia de
los bancos, mutuales, etc., sobre el desempeño economía. Teóricamente, los servicios que
proveen los intermediarios financieros, movilizando ahorro, facilitando transacciones,
evaluando proyectos, etc., son esenciales como formas de innovación tecnológica para
facilitar las inversiones y la acumulación del capital (King y Levine, 1993).
Por otro lado, sistemas financieros más democráticos y competitivos, pueden reducir los
costos de las inversiones, así como crear mayores facilidades en la captación de recursos
para nuevas industrias.
2.2. Capital Humano
La acumulación del capital humano de una economía es concebida a partir de las mejoras
cualitativas y cuantitativas en salud y educación de su población. Índices adecuados de
nutrición, tasas de mortalidad infantil bajas y de esperanza de vida al nacer altas, entre
otros, reflejan poblaciones más sanas y, por lo tanto, más capaces de desempeñar tareas y
labores. Los años de escolaridad, la capacitación técnica, el entrenamiento, la adquisición
de conocimientos adicionales fuera de la escuela, el aprendizaje obtenido de la experiencia,
etc., son componentes esenciales que determinan las habilidades de los individuos en el
trabajo que desempeñan y en su mejor receptividad frente a nuevas tecnologías de
producción.
Como se mencionó anteriormente, el capital humano representa un insumo en el proceso de
producción de los bienes y servicios: los trabajadores bien nutridos, más saludables y
educados aportan mejor al desempeño económico de una sociedad. Ranis et al. (2000)
resumen los efectos del capital humano sobre el crecimiento en cuatro puntos: i) la salud y
la educación aumentan la productividad del individuo en el trabajo; ii) la educación
secundaria permite la adquisición de habilidades y mejora la capacidad empresarial; iii) la
educación universitaria permite el desarrollo de las ciencias, la selección y adaptación de
tecnologías de interés y el desarrollo de otras; iv) la instrucción secundaria y terciaria
genera elementos críticos en el desarrollo de las instituciones, el Gobierno y el sistema
financiero, entre otros.
Arrow (1962) estudió las implicaciones económicas del capital humano en lo que se conoce
como learning-by-doing. La adquisición de conocimiento es determinada a través del
aprendizaje; éste es el producto de la experiencia que se desenvuelve con la continua
búsqueda en la resolución de problemas. EL aprendizaje, sin embargo, aumenta el
desempeño en el proceso productivo solamente cuando se confronta con situaciones de
estimulo, ya que la repetición presenta retornos decrecientes. Dicho estimulo puede ser
producido con la acumulación de capital físico innovador. Como señala Lucas (1988), la
relevancia del learning-by-doing (así como otras formas de entrenamiento laboral) para el
capital humano es al menos tan significante como la educación escolar.
La forma más sencilla de incluir estas mejoras de capital humano en los modelos de
crecimiento económico es suponiendo una tasa de progreso técnico labor-augmenting
(Barro y Sala-i-Martin, 1995). Dicho modelo sustenta una tasa de crecimiento positiva en
8. A.8
el largo plazo igual a la tasa acumulación de conocimiento. El problema es, sin embargo,
que la forma de dicho progreso es determinada de una manera ad hoc y exógena.
El modelo Uzawa-Lucas introduce una forma alternativa de conocimiento en los modelos
de crecimiento. Aquí, los trabajadores acumulan capital humano; para esto, sacrifican el
consumo presente para educarse y capacitarse con el objetivo de adquirir mayores
habilidades productivas en el futuro y, por lo tanto, contar con un mayor ingreso. Así, en
términos agregados el nivel de conocimiento representa el stock medio del capital humano
que se acumula en el tiempo a partir de mayores inversiones, de forma semejante al capital
físico. En este caso también es posible obtener una tasa de crecimiento positiva sustentable
en el tiempo, ya que se trata de un modelo de crecimiento endógeno donde los retornos
marginales son constantes en los factores de producción acumulables (Lucas, 1988; ver
también Topel, 1999).
El capital humano, sin embargo, puede contribuir al proceso de producción también de
forma indirecta. Nelson y Phelps (1966) observan que los trabajadores cualificados, con
niveles de educación elevados, tienen mayor probabilidad de innovar nuevas tecnologías o
asimilaras y adoptarlas de otras economías produciendo innovaciones tecnológicas; es
decir, se hace relevante no solamente la acumulación del capital humano, sino su nivel.
Los esfuerzos en materia de investigación y desarrollo, R&D, también pueden tener una
mayor probabilidad de suceso en la medida de que los trabajadores envueltos en la
actividad sean más y mejor educados.
Finalmente, los mayores niveles de educación afectan sobre las decisiones de tener hijos:
con mayores niveles de instrucción, los costos de oportunidad de criar aumentan debido a la
mayor demanda en tiempo y dedicación. Así, los niveles de fertilidad tienden a disminuir;
provocando tasas más altas de ahorro per capita y, por lo tanto, de inversión. La menor tasa
de crecimiento de la población conducirá también a un mayor crecimiento económico vía
su impacto en el denominador (ver p.e. Barro, 1991; y Barro, 1997).
La causalidad del capital humano sobre el crecimiento, sin embargo, se genera también en
sentido contrario. Familias con ingresos más altos tendrán mayores recursos para mandar a
sus hijos a la escuela y mejores posibilidades de cuidar su salud y nivel de nutrición; así los
futuros trabajadores contarán con mayores habilidades productivas.
- Ciclos virtuosos, viciosos y e intermedios (lop-sided)
Ranis et al. (2000) señalan que una fuerte causalidad en ambos sentidos entre crecimiento y
capital humano pueden llevar a un ciclo virtuoso en el proceso de desarrollo: con altos
niveles de capital humano conduciendo a altas tasas de crecimiento económico que, en su
turno, promocionan la acumulación de capital humano. Contrariamente, sin embargo, la
economía puede encontrarse en un ciclo vicioso, cuando cuenta con un deficiente nivel de
desarrollo humano, lo que resulta en tasas de crecimiento bajas que generan pocos recursos
para la futura acumulación en capital humano.
El desempeño de un país puede también situarse en niveles intermedios; con fuerte
desarrollo humano y bajo crecimiento - que se genera, por ejemplo, cuando la tasa de
9. A.9
inversión en capital físico es baja -, o con bajos niveles de capital humano y altas tasa de
crecimiento - que se genera por el aprovechamiento de otros factores de producción.
Empíricamente, la primera posición intermedia tiene más éxito en llegar a un circulo
virtuoso; así se hace siempre imprescindible desplazar recursos a la salud y educación.
2.3. Progreso Técnico
Las ideas en torno al progreso técnico y crecimiento económico han sido propuestas desde
los primeros economistas clásicos. Adam Smith postulaba la relevancia de la división del
trabajo como un proceso de producción más eficiente: existiría una mayor destreza en el
trabajo con la especialización en actividades reducidas y, al mismo tiempo, una menor
pérdida de tiempo. Esto llevaría a un aumento de la productividad y, consecuentemente, del
ingreso. (ver Hagen, 1984).
Schumpeter observó que los cambios técnicos e institucionales son los factores importantes
del desarrollo económico. El autor postuló que una economía en un “flujo circular” (estado
estacionario) inicial se desarrolla cuando existe algún cambio tecnológico en el proceso
productivo (nuevas técnicas, mejoras organizacionales, etc.). La empresa sujeta al cambio
goza de lucros monopólicos por la innovación hasta ser imitada y alcanzada por sus
competidoras; en el proceso, la economía se mueve a un nuevo “flujo circular” (ver Taylor
y Arida, 1995).
Posteriormente, los economistas neoclásicos modelaron los avances tecnológicos en el
proceso productivo. El producto fue determinado como un factor de escala, creciente en el
tiempo, multiplicado por la función de producción neoclásica; dicho factor representa el
progreso técnico (neutro) y es implementado de forma exógeno al modelo. Con este
formato, la tasa de crecimiento económico es positiva e igual a la tasa de evolución
porcentual del progreso técnico (Solow, 1956; Barro y Sala-i-Martin, 1995).
A pesar del importante aporte en el modelismo de los avances tecnológicos, el supuesto de
exogeneidad fue ampliamente cuestionado en la literatura. Romer (1986) desarrolló un
modelo que permite determinar el progreso técnico de forma endógena. Supuso que una
empresa dada invierte en investigación tecnológica produciendo conocimientos; estos sin
embargo, no pueden ser mantenidos en sigilo y son esparcidos sobre otras firmas. De la
misma forma, recibe conocimientos de la economía, lo que le permite aumentar su
productividad. Así, los retornos marginales del conocimiento se tornan crecientes al ser
determinados de forma agregada, lo permite una tasa de crecimiento económico positivo en
el largo plazo.
Otra forma de tornar endógeno el progreso técnico es a través de los modelos de
Investigación y Desarrollo, R&D. Existe una heterogeneidad de modelos en esta línea, los
que permiten el ingreso de nuevos tipos de capital en el proceso productivo que son
diferentes por variedad y calidad; así como efectos de esparcimiento sobre el stock de
conocimiento agregado. También es posible encontrar modelos donde las firmas
desarrollan nuevas variedades o nuevas calidades en bienes intermedios o de consumo
(Sala-i-Martin,1990b). La intuición de los modelos se basa en que el progreso técnico es
10. A.10
determinado a partir del aumento de la mayor necesidad económica de expandir las
variedades o calidades de los productos, lo que requiere de invenciones, innovaciones o
adaptaciones de la forma de R&D.
2.4. Recursos naturales
Históricamente, los recursos naturales han sido fundamentales para el crecimiento de los
países. Previo a la revolución industrial, la producción agrícola representaba la base
productiva de las economías. Posteriormente, el carbón y el hierro fueron utilizados para la
fabricación del acero, permitiendo la generación del transporte férreo; lo que facilitó el
desarrollo de países como Inglaterra, Alemania, Francia y Rusia. En las últimas décadas, el
petróleo ha permitido en crecimiento de algunos países como los árabes.
A pesar de que los recursos naturales contribuyen en la expansión del producto; la
evidencia empírica señala que los países abundantes en dichos recursos crecen menos.
Cuatro razones básicas han sido señaladas para explicar dicha relación. La primera
considera que los recursos naturales son asociados con grupos de poder que buscan extraer
la mayor renta de estos factores de producción, aprovechándose de las imperfecciones en
los mercados y de las estructuras impositivas. La segunda se relaciona con fallas políticas,
la abundancia de recursos puede crear un falso sentido de seguridad, mientras que los
países más pobres en tales recursos pueden percibir la necesidad de trabajar sobre su
organización económica y sus políticas (Gylfason, 2000).
La tercera considera que la explotación de dichos recursos demanda generalmente
trabajadores con poca calificación, en comparación con otros sectores económicos. Esto
desincentiva la acumulación de capital lo que incide negativamente a la expansión del
productos. La última razón se relaciona con el problema de Dutch disease; la explotación
masiva de algún recurso (como ocurrió con el gas natural en Holanda) tiende a rezagar la
producción en los otros sectores vía aumentos en los salarios y distorsiones en el tipo de
cambio (Gylfason, 2000).
El contra argumento a dichos resultados empíricos, sin embargo, observa que el periodo de
análisis es corto (20 años), considerando que el crecimiento es principalmente un fenómeno
de largo plazo. Tomando en cuenta un periodo mayor (1820-1989), Maloney (s.f.)
concluye que no existe una relación negativa entre recursos naturales y crecimiento
económico.
Más allá de los resultados empíricos, sin embargo, los países abundantes en recursos
naturales con suceso económico parecen haber adoptado explícita e implícitamente ciertas
políticas conjuntas. Muchas economías, por ejemplo, desarrollaron la industria y los
servicios gracias a la explotación de ciertos recursos naturales. Un segundo argumento es
que los países se preocuparon por desarrollar técnicas que permiten la explotación de los
recursos (como la agricultura) de forma más eficientemente y productiva.
11. A.11
2.5. Factores de medio ambiente
Como se señaló anteriormente, los factores de entorno o medio ambiente se encuentran
íntimamente relacionados con las condiciones productivas de las regiones, afectando
directamente o indirectamente a los componentes del crecimiento. Varios factores son
estudiados en la literatura bajo este contexto; sin embargo, aquí se explicitan simplemente
los más relevantes para el caso de Bolivia.
- Entorno macroeconómico
Un entorno macroeconómico estable es deseable y necesario para un crecimiento
económico sustentable. Permite una mayor certidumbre sobre el rumbo económico, lo que
incentiva las inversiones, tanto internas como extranjeras. Conduce, a menores distorsiones
en las trayectorias de las variables macroeconómicas, como ser: salarios reales, tasa de
intereses, tipo de cambio, etc., afectando positivamente el desempeño de la economía.
Facilita la aplicación de políticas que incentivan el desarrollo; ya sea porque los esfuerzos
públicos se reacomodan a la elaboración de medidas relacionadas con el crecimiento, o por
que es más probable contar con gastos gubernamentales que, como se verá más adelante,
pueden incidir directamente sobre el proceso productivo.
Ames et al. (2000) definen la estabilidad macroeconómica como “una situación donde las
relaciones económicas claves se encuentran en balance – como la demanda y la oferta, la
balanza de pagos, los ingresos y gastos fiscales y el ahorro y la inversión. Las relaciones,
sin embargo, no deben ir en un exacto balance; ya que ciertos niveles de déficit son
compatibles con la estabilidad económica en la medida de que sean financiados de una
manera sostenible.”
Existen dos fuentes relevantes de inestabilidad. La primera es el resultado de shocks
externos; por ejemplo, cambios drásticos en los precios internacionales que pueden
deteriorar fuertemente los términos de intercambio, cambios en las reglas de juego
crediticias (como sucedió en la crisis de deuda), desastres naturales (como el efecto del
niño), etc. (véase Ames et al. 2000). La segunda es el resultado de políticas económicas
inapropiadas que pueden conducir en un futuro a problemas de crisis de confianza u otros.
En general las dos fuentes de inestabilidad coinciden o son consecutivas; los problemas de
deuda de la primera mitad de la década de los 80s en Bolivia, por ejemplo, vinieron
acompañados de una serie de políticas inadecuadas que condujeron a la hiperinflación; las
crisis financieras que conducen a importantes fugas de capitales son el resultado muchas
veces de políticas fiscales y monetarias inapropiadas.
Dentro de la literatura económica, el indicador que mide por excelencia la inestabilidad
macroeconómica es la tasa de inflación. Altas tasas de inflación son generalmente
asociadas con una menor acumulación del capital físico, debido a la incertidumbre que
viene asociada con esta. La inflación puede ser también regresiva, distorsionando los
impuestos y desincentivando la expansión productiva.
12. A.12
En las apreciaciones de Fischer (1993), existen aún dos indicadores básicos de la política
macroeconómica. El déficit fiscal, que se encuentra también negativamente relacionado con
la acumulación de capital, por dos motivos: primero, por el efecto crowding out; segundo,
por que el déficit representa un indicador de perdida del control de las acciones del
Gobierno. El premio de del tipo de cambio en el mercado negro es considerado como una
variable proxy de las distorsiones del mercado del cambio, (aunque no mide
adecuadamente la insustentabilidad de un régimen cambiario) y es entendida como un
factor adverso al crecimiento.
- Contexto externo
El libre comercio ha sido defendido desde tiempos de Adam Smith. En su libro, “An
Inquiry in to the Nature and Causes of the Wealth of Nations,” formuló que el comercio
externo es provechoso para los países, ya que los excedentes de producción que no tienen
demanda interna pueden ser cambiados por otras mercancías necesarias; el libre comercio y
la competencia empresarial son requisitos indispensables para aumentar el crecimiento.
Una de las ventajas de las relaciones comerciales entre bienes y servicios radica en las
diferencias de los factores de producción en los países. Una primera idea de lo señalado es
postulada en el modelo de Ricardo: los países son más productivos en la producción de
ciertos bienes y menos productivos en otros; cuando las productividades relativas son
diferentes entre ellos, entonces la apertura permite aumentar la oferta de los bienes
producidos más eficientemente en cada país debido al aumento en el tamaño de mercado y
a las variaciones relativas de los precios. La segunda premisa es postulada en el modelo del
Heckscher-Ohlin-Samuelson, donde se supone que las dotaciones de los factores de
producción en los países son diferentes, la apertura permite entonces aprovechar el factor
relativamente más abundante y más barato, valiéndose de las ventajas comparativas. En los
dos casos, los términos de intercambio de modifican de forma que el bienestar económico
aumenta.
En segundo lugar, cuando la producción está sujeta mercados de bienes imperfectos y
economías de escala (es decir, los costos medios son decrecientes en el producto), los
países aún iguales pueden beneficiarse del comercio por los siguientes motivos. Primero, la
mayor competencia induce a las firmas a bajar los precios y producir más. Segundo, los
países pueden concentrarse en la producción de algunos bienes provocando una ganancia en
términos de escala lo que puede llevas a una caída en los precios (con mercados
contestables). Tercero, la tendencia a la competencia internacional reduce el número de
firmas provocando mayores ganancias en términos de escala. Finalmente, el comercio
aumenta el bienestar debido a que los consumidores se benefician por la mayor variedad de
productos (Helpman y Krugman, 1985).
Adicionalmente a la mejora del bienestar, la teoría postula que los mayores flujos
comerciales afectan positivamente a la tasa de crecimiento a través de las transformaciones
tecnológicas; ya que se tiene acceso a insumos importados que traen nuevos conocimientos
(ver p.e. Harrison, 1996). El comercio también a permitido que en algunos países la
industria manufacturera se desarrolle vía promoción de exportaciones.
13. A.13
A pesar de que el libre comercio es positivo para la economía, existen algunas razones
teóricas para creer que las políticas comerciales activas pueden, algunas veces, mejorar el
desempeño económico. Primero, muchos países desarrollados (como Alemania, Francia y
Estados Unidos principalmente) han utilizado restricciones comerciales en la búsqueda de
desarrollar sus propias industrias. Estas políticas fueron seguidas por muchos países en
desarrollo en los últimos cincuenta años (aproximadamente), con la idea de expandir la
producción de manufacturas de forma a abastecer el mercado nacional, creando una
sustitución de importaciones.
El principal argumento de la sustitución de importaciones es de la industria naciente: donde
los países presentan una ventaja comparativa potencial en la producción de ciertos bienes,
mas que no pueden competir inicialmente con las ya establecidas en otras economías. Así
los Gobiernos, deberían apoyar temporalmente las nuevas industrias, hasta que puedan
enfrentarse a la competencia internacional. La sustitución de importaciones no constituye
un objetivo en si mismo, sino un media para alcanzar un desarrollo económico (Krugman y
Obstfeld, 2001).
Otro argumento a favor de las restricciones comerciales se basa en los problemas de
economía dual, donde existe un sector moderno (industrial) y otro tradicional (agricultura),
siendo la productividad del trabajador mucho mayor en el primer sector que en el segundo
y, por lo tanto, los niveles saláriales. Así, las restricciones incentivarían la industria
moderna haciendo posible transferir trabajo del sector menos al más productivo, mejorando
los niveles de ingreso medio e incentivando el crecimiento económico.
- Políticas Públicas
El sector público influencia el desempeño de una economía a través de dos canales.
Primero, el Gobierno interviene en el desarrollo de un país a través de las inversiones y de
los gastos públicos: las inversiones en infraestructura están estrechamente relacionadas con
el desempeño del sector privado; los gastos en educación, salud y otras áreas sociales hacen
con que el capital humano sea más productivo. Existen también ciertas políticas públicas
que pueden ser consideradas inductoras del desarrollo, algunos ejemplos son: los incentivos
al ahorro y a la acumulación del capital doméstico; las promociones de los sectores
económicos más rentables con mayores ventajas comparativas; las reglas claras y atractivas
para las inversiones domésticas y extranjeras; los sistemas de defensa nacional; y las
promociones al mejoramiento de las instituciones financieras.
Por otro lado, el Gobierno precisa de recetas para ejecutar los diversos proyectos. Las
fuentes de recursos pueden ser internas – a través de impuestos o crédito interno – y / o
externas – a través de deuda externa. Los impuestos disminuyen los niveles de consumo e
inversión óptimos, y pueden distorsionar la evolución de la economía en el tiempo,
dependiendo de las características tributarias. Un nivel de stock de deuda elevado puede ser
también un factor de desequilibrio macroeconómico, provocando una caída en el
crecimiento.
En el modelismo teórico, la relación de las actividades teóricas con la expansión del
producto ha sido extensamente estudiada en los modelos de crecimiento (ver p.e. Arrow y
14. A.14
Kurz, 1970; Aschauer, 1989; Barro, 1989; y Barro, 1990). En algunos casos, el capital
público (o alternativamente el flujo de servicios públicos) es incluido directamente en la
función de producción como un nuevo factor, que complementar a los insumos privados
debido a que mejora las productividades marginales del trabajo y del capital privado. En
otros casos, se supone que el nuevo factor de producción incide directamente sobre el
parámetro tecnológico incluido en la función de producción.
3. Crecimiento Económico, Distribución, Pobreza y Movilidad: Crecimiento con
equidad
El concepto de desarrollo aun está siendo un tópico de discusión y tiene varias
implicaciones filosóficas. Como la preocupación es el bienestar económico de las personas,
que tiene muchas dimensiones. En esta sección se concentrará sobre cuadro dimensiones
del bienestar económico: ingreso per cápita, distribución del ingreso, pobreza y movilidad
social.
3.1. Distribución del Ingreso
Los primeros trabajos teóricos en formalizar la relación crecimiento económico y
distribución del ingreso fueron los modelos de crecimiento post-keynesianos de Kaldor
(1956) y Pasinetti (1962). Estos trabajos, con base en las concepciones del crecimiento
desarrollado por Harrod (1939) y Domar (1946), analizan el papel que juega la distribución
del ingreso en el crecimiento económico en el largo plazo. Mediante la llamada “ecuación
distributiva fundamental”, ellos muestran que los cambios de la participación de los
beneficios en el ingreso, que dependen de las propensiones al ahorro de los trabajadores y
de los capitalistas y la tasa de inversión, afectarán la distribución del ingreso (Aguilera,
1998).
La primera aportación neoclásica sobre esta relación fue analizado por Stiglitz (1969) con
base al modelo desarrollado de Solow. Este modelo muestra el efecto del crecimiento
económico sobre la distribución del ingreso, donde la diferencia en la tasa de acumulación
de riqueza, que son diferentes entre individuos, explicarían el grado de la dispersión, cuanto
sea mayor a la unidad mayor será la desigualdad. El modelo de Adelman y Morris (1973)
cambia la causalidad de la relación, ellos argumentan que la desigualdad del ingreso afecta
al crecimiento económico.
Una de las más difundidas hipótesis respecto a la relación crecimiento – distribución, es la
de Kuznets (1956). La hipótesis atribuyo que la desigualdad en la distribución del ingreso
tiene un comportamiento intertemporal descrito por una “U” invertida, incrementándose en
las partes tempranas del desarrollo económico, estabilizándose luego y mejorando en etapas
posteriores. De acuerdo a Bruno, Ravallion & Squire (1995) existen varios estudios que han
corroborado los resultados obtenidos por Kuznets, pero también han sido objeto de críticas,
especialmente al utilizar datos de corte transversal y no series temporales en la evidencia
empírica.
15. A.15
Los trabajos de Anand & Kanbur (1993) y Deininger & Squire (1998) encontraron una
relación débil sobre la hipótesis de Kuznets. La explicación para resultado puede deberse a
los cambios que puede presentarse en la distribución del ingreso, el cual cambia a través del
tiempo (Bourguignon, 1995). Por otro lado, algunas investigaciones han soportado la
hipótesis de Kuznets, como son Oswag (1994), Ali (1998), Milanovic (1994) y Fishlow
(1995).
La hipótesis de Kuznets considera relacionando la distribución del ingreso con los niveles
del ingreso per cápita. En cambio, los trabajos sobre crecimiento del ingreso per cápita,
muestran que no existe una relación entra las tasas de crecimiento y desigualdad. Este
resultado es confirmado por los trabajos realizados por Bruno, Ravallion & Squire (1995).
Aunque, a nivel de países los resultados fueron variados (Stewart, 2000).
La literatura reciente ha respaldado la conclusión de Adelman y Morris (1973). Muchas
teorías se han construido dentro de este marco. Estas teorías pueden clasificarse dentro de
tres categorías: imperfecciones en el mercado de crédito, economía política, y entorno
social.
Los trabajos de Aghion y Bolton (1997) y Galor y Zeira (1993) apelan a la imperfección de
mercados financieros para explicar los efectos de la desigualdad del ingreso sobre el
crecimiento. Las imperfecciones de los mercados son importantes en un mundo donde
crecimiento es aumentado por la inversión en el capital del humano, esto implicaría que
muchos individuos pobres no tendrían los ingresos suficientes para invertir en la educación
y tener no acceso a pedir prestado financiarlo, dando lugar a tasas de crecimientos bajas.
Por otro lado, otros modelos tratan en lugar para construir un puente entre teorías del
crecimiento y teorías endógenos de la economía política. Una desigualdad más alta
implicaría, según el teorema del votante de mediana, una redistribución más fuerte por el
proceso electoral. La redistribución afectaría el ingreso neto de la inversión y presionaría el
crecimiento. (Alesina y Rodrik 1994; Bertola 1993; Perotti 1992; Persson y Tabellini
1994). Bénabou (1996) desarrolla un modelo para combinar las dos teorías previas. En
cambio, otros modelos enfocan en las consecuencias sociopolíticas de la desigualdad. La
desigualdad alta tendría los efectos que presionan en la inversión y el crecimiento porque
causaría la confusión política y la inestabilidad social. Una formalización de estos modelos
puede ser funda en el al de Asesina et al. (1996), Bellettini (1996), Benhabib y Rustichini
(1996).
Aunque un modelo que trabe estas tres variables aun no fueron formalizado, la base se
puede convocar como sigue: con tal de que el costo de la educación sea representado
principalmente por los ingresos renunciados para no trabajar, la sociedad no igualitaria es el
uno donde un porcentaje más ancho de las familias no puede invertir en capital humano se
ve en la educación. Por consiguiente, ellos invertirían en la cantidad de niños antes que la
calidad. Desde que el crecimiento proviene de principalmente la inversión en la capital
física y humana, la fecundidad alta se valora debido a la desigualdad alta dirigiría a menos
inversión en la capital humano y menos crecimiento. Becker y Barro (1988) y Becker,
Murphy y Tamura (1990) han colonizado la investigación en la teoría de la fecundidad y el
crecimiento. Además, Perotti (1996) sugiere que las decisiones de tasas en la fecundidad y
16. A.16
la educación podrían proporcionar el canal por lo cual la desigualdad negativamente
impactos en el crecimiento. Por otro lado, Deininger y Squire (1996) usaron también sus
datos para probar el eslabón de la desigualdad al crecimiento, y encontrar que el nivel de la
desigualdad inicial de ingresos no era un factor explicativo robusto del crecimiento, aunque
la desigualdad alta en la distribución de la tierra tuvo un efecto significativamente negativo
en el crecimiento futuro.
Los desarrollos más recientes de este hilo productivo de la literatura sugieren que las
comparaciones sociales, venida de la percepción de la sociedad de la desigualdad, dirigen a
tasas bajas de crecimiento, este efecto es más pertinente en economías ricas. Cualquier sea
el enfoque, el eslabón entre la desigualdad y el crecimiento se ha probado en estudios
locales que dieron resultados algo contrastantes. Mientras el coeficiente de la desigualdad a
menudo ha surgido negativo y significativo (Alesina Rodrik 1994; Clarke 1995; Perotti
1994 y 1996; Persson Tabellini 1994), el eslabón entre redistribución y crecimiento está
aun oscuro. Según modelos de mercado, la redistribución debe tener los efectos positivos
en el crecimiento (aumentaría la posibilidad para el pobre para invertir en la capital del
humano) mientras la teoría de Economía Política indica que las normas fuertemente
progresivas de redistribución presionarían el ingreso del capital , el crecimiento así
disminuiría. Algún hallazgo empírico de estudios un coeficiente positivo para la
redistribución mientras los otros muestran el coeficiente para ser negativo, así acentuando
la divergencia en la teoría. (Perotti 1994 y 1996, Persson Tabellini, 1994).
3.2. Pobreza
De acuerdo a la revisión de la literatura económica, se puede notar que se ha analizado
extensamente, teórica y empíricamente, la relación crecimiento y distribución con
resultados bastantes dispersos. En cambio, para la relación crecimiento – pobreza no se
tiene desarrollos teóricos que puedan definir su correlación, pero se cuenta con evidencias
empíricas que podrían insinuar la posible relación inversa entre ambas variables.
La relación entre crecimiento económico y pobreza tienen varios aspectos. En primer lugar
está la pregunta de si el crecimiento económico beneficia a los pobres y en qué medida. En
la abundante literatura sobre el tema la conclusión es que el crecimiento económico es el
determinante más importante de la reducción de pobreza, es decir, la pobreza no se reduce
si el crecimiento no ocurre, pues la pobreza tiende a variar en igual dirección que el ingreso
medio. Si esto es así, desde el punto de vista de la pobreza es importante analizar cuáles son
los determinantes del crecimiento económico sostenido (de largo plazo). Pero, si bien el
crecimiento económico es el motor de la reducción de la pobreza, el impacto sobre la
pobreza de un incremento dado del nivel de ingreso nacional dependerá de como el mayor
ingreso es distribuido a la población. El patrón o composición sectorial del crecimiento y
los patrones distributivos determinan el impacto sobre la pobreza del crecimiento
económico. La literatura económica enfatiza que el crecimiento económico es el más
importante prerrequisito para la reducción de la pobreza, habiendo encontrado una fuerte
asociación entre ingreso nacional per cápita e indicadores monetarios y no-monetarios de
17. A.17
pobreza (mortalidad infantil, mortalidad bajo 5 años, matricula secundaria, expectativa de
vida, entre otros).
El trabajo de Dollar & Kraay (2000) encuentra evidencia robusta de que para 80 países y en
el curso de cuatro décadas, el ingreso de los pobres (medido como la proporción del ingreso
nacional del último quintil de ingresos), presenta relación uno a uno con el crecimiento del
ingreso nacional. En efecto, al considerar América Latina, el trabajo de Wodon (2000), para
el período 1986-96, muestra que el incremento del 1% en el ingreso per cápita disminuye
en 0,94% y 1,30% la incidencia de la pobreza y la extrema pobreza, respectivamente.
Además, comprobó que aumentos en la desigualdad incrementan la incidencia de la
pobreza, y que la brecha y la severidad de la pobreza son sensibles a cambios en la
desigualdad. Aunque, el estudio encuentra que el efecto de la desigualdad sobre el
crecimiento es estadísticamente nulo.
El impacto del crecimiento en el pobre depende de obviamente cómo los beneficios se
distribuyen a través de la población. Mirando la participación del ingreso y en el
crecimiento de grupos diferentes, Deininger y Squire (1998) investigaron cómo la
desigualdad inicial y los cambios contemporáneos en la desigualdad influyen en la
evolución de la pobreza. El pobre eran la mayoría del funda claramente sufrir de efectos de
reducir de crecimiento de la desigualdad, y para beneficiar también de las medidas que
estimulan el crecimiento.
Deininger y Squire argumentan que la desigualdad inicial perjudica a los pobres vía el
racionamiento en el crédito e la incapacidad para invertir. La desigualdad inicial baja es
doblemente benéfica para el pobre, desde que no sólo aumenta el crecimiento, pero también
su propio ingreso genera oportunidades. En la misma línea, Ravallion y Chen (1997)
encontraron también una relación muy fuerte entre crecimiento y reducción de la pobreza.
Ellos distribuyeron sus observaciones en cuatro cuadrantes, según la dirección de cambios
en el consumo y en la tasa de la pobreza. Virtualmente todas observaciones cayeron en los
cuadrantes donde la pobreza crece y el ingreso promedio cae o donde cae la pobreza y los
ingresos medios son crecientes.
La literatura encuentra que un crecimiento intensivo en capital, sustitutivo de importaciones
y con sesgo urbano no es óptimo desde el punto de vista del alivio a la pobreza, a diferencia
del crecimiento agrícola, con tecnologías intensivas en mano de obra. Existen razones en la
literatura y evidencia empírica que apoyan la idea de que alta desigualdad del ingreso no es
buena ni para reducción de la pobreza ni el crecimiento económico. No sólo la distribución
inicial del ingreso puede afectar de manera importante los prospectos de crecimiento y
alivio a la pobreza, sino que la pobreza persistente de una parte sustancial de la población
puede recortar los prospectos para el crecimiento sostenido.
Empíricamente, hay entonces una relación muy fuerte entre el crecimiento del ingreso per
cápita y la reducción de la pobreza, como los demuestran también los trabajos de Ravallion
(1993), Ravallion y Datt (1994) y Bell y Rich (1994). Sin embargo, mientras los ingresos
del más pobre son sensibles al crecimiento, esto puede esconder dinámica importante entre
el pobre. Por otro lado, el énfasis de considerar a los pobres como un grupo de homogéneo
puede llevar a sobreestimar los cambios dentro del bienestar.
18. A.18
3.3. Movilidad Social
Un factor que aun no está siendo considero cuando se discute las políticas de reducción de
la pobreza y el crecimiento con equidad es la movilidad social. Este componente es
importante para explicar la dinámica de la desigualdad del ingreso y la pobreza. De acuerdo
a la literatura económica, un individuo nace con dos tipos de ventajas: las ventajas innatas y
sociales. Estas ventajas aumentan las ganancias esperadas de un individuo, pero dependerá
de la distribución entre individuos, que no es independiente entre generaciones.
En el juego de asignar la habilidad intelectual, la madre naturaleza favorece a los
individuos con padres talentosos, se puede denominarlo como la herencia genética.
Semejantemente, la educación de uno proporciona un mecanismo poderoso para transferir
las ventajas sociales entre generaciones. Esto es la herencia social. Dentro de este marco,
Hasller y Rodríguez (1998), asumen en su trabajo que inteligencia individual muestra un
grado relativamente bajo de la correlación entre generaciones, mientras las ventajas sociales
que vienen con cierta educación son determinadas sumamente por la posición social de
padres. La movilidad social entonces dependerá de si el mecanismo social que clasifica
acentúa los rasgos y las habilidades determinados por ventajas innatas o por ventajas
sociales. Si la inteligencia es importante para una posición social del individuo, la
movilidad social será alta. Si la educación del individuo, determinado por sus padres, es
más importante, la movilidad social es alta.
En los últimos trabajos empíricos tratan de demostrar que mecanismos económicos
determinan la importancia relativa de las habilidades innatas y herencia social cuando a los
individuos se asignan los papeles económicos en la sociedad. Hasller y Rodríguez (1998)
demostraron que este mecanismo es afectado por crecimiento económico. Cuando el
crecimiento el alto, el ambiente económico cambia rápidamente, aquellos que tienen
mayores ventajas innatas y sociales podrán aprovechar las oportunidades que
proporcionan los cambios entre generaciones, pero caso contrario cuando el crecimiento es
bajo.
Así, una sociedad que asigna los individuos inteligentes e innovadores a posiciones donde
ellos producen externalidades grandes deben tener las tasas más grandes del crecimiento
que uno que coloca los individuos medianos en estas posiciones. Esto es el punto principal
en el trabajo de Murphy, Scheifer y Vishny, (1991), ellos muestran también la evidencia
empírica para la hipótesis que individuos talentosos son más importantes para el
crecimiento si ellos son ingenieros antes que abogados. Semejantemente, Baumol (1990)
usa la evidencia histórica para sostener la idea de que los aumentos del crecimiento serán
mayores si la sociedad logra dirigir el talento más empresarial al sector productivo antes
que alquilar a las actividades que buscan renta.
Los trabajos Galor y Zeira (1993) Bénabou (1996) tratan de relacionar el crecimiento con
la distribución social de la movilidad e ingresos ha enfocado en el efectos de las
imperfecciones de mercado de financiero en la acumulación de capita humano. En cambio,
19. A.19
Hassler y Rodríguez (1998) considera la clasificación en el mercado laboral para explicar la
mobilidad social, Galor y Tsiddon (1997) muestran que los cambios tecnológico influyen
el la movilidad intergeneracional. La evidencia empírica de la relación entre el crecimiento
y la movilidad social es escasa, pero parece consistente con la teoría. Eriksson y Goldthorpe
(1992) proporcionan evidencias empíricas que son consistentes con la sabiduría
convencional que hay un salto en la movilidad social intergeneracional en algún punto en el
desarrollo de economía.