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Atención y envejecimiento
Wendy A. Rogers
"l I (11 I 890, William James decía, "Todos sabemos qué es la atención"
I ., I ''50, p. 403). Sin embargo, quizá algunos nos identificamos más
-incllo de lo que se lamentaba un estudiante de doctorado en mi semi-
• Nadie parece saber qué es la atención" (estudiante anónimo de
I luí luí,ido, 1996). Parte de la confusión puede deberse a que la atención
nii (iinstructo multidimensional. Así, aunque proclamara que todos
s lo que es. James (1950) aportó una definición bastante amplia
i|i I 1 1 i i i r c p t o :
Aii-iuión: es la toma de posesión por parte de la mente, de manera clara
i ' IV 1(1.1, de uno de entre los que parecen varios objetos o líneas de pensa-
lili simultáneamente posibles. La focalización y concentración de la con-
' ii 111 l a son parte de su esencia. Implica marginación de algunos aspectos
I I poder manejar eficazmente otros y es una condición que encuentra su
i i | t i i r s l ( ) más real en el estado confuso, vago y de dispersión que en francés
iliiiDiiiinn distracción (pp. 403-404).
• (iii'.idcremos los siguientes ejemplos:
I i K i l i i i a está preparando la cena de Acción de Gracias para su familia. Son
11 ( i i . i l i o de la tarde y todos empiezan a llegar. Está muy ocupada. Todo ha
ili 1 '(Mr a punto. Tiene que acordarse de revolver la salsa con frecuencia, con-
i c i l i i los pasteles en el horno y acabar de triturar las patatas y de aliñar el
I. i n (le l:is verduras. Además y a la vez, Carolina ha de vigilar a sus nietos
60 Atención y envejecimiento
que insisten en "ayudar" en la cocina, pero que corren el peligro de quemar-
se o de que alguien les pise mientras juegan por el suelo.
Alicia conduce hacia la consulta de su nuevo médico en la ciudad. Como
vive en el campo, no está acostumbrada al tráfico. Para empeorar las cosas, no
está familiarizada con el recorrido. Por suerte, lleva años conduciendo y está
acostumbrada a su viejo coche. Sin embargo, Alicia ha de prestar atención al
tráfico para garantizar una conducción segura, mirar las señales de las calles
intentando encontrar la que busca, comprobar de vez en cuando la dirección e
instrucciones que lleva anotadas para asegurarse de que va por buen camino y
repasa las preguntas que quiere acordarse de hacer al médico cuando llegue.
Tanto Carolina como Alicia están llevando a cabo tareas que requieren
atención. Carolina está dividiendo su atención entre sus muchas tareas,
focalizándola alternativamente sobre los distintos platos que está coci-
nando, combiandola entre las personas que hay en la cocina, etc. A l g u -
nos aspectos de la tarea de Alicia no precisan atención porque es una con-
ductora experta (por ejemplo, mover el volante, cambiar de marcha). Sin
embargo, también está dividiendo su atención entre la tarea de conducir
con seguridad y buscar información en el entorno. Además la está cam-
biando periódicamente entre la calle y las instrucciones escritas. Sus recur-
sos de atención pueden estar algo limitados, porque acude a un médico
nuevo y quiere asegurarse de que recordará hacerle algunas preguntas, así
que las repite mentalmente a la vez que conduce.
Estos ejemplos ilustran la complejidad del término atención. Dadas las
muchas actividades y procesos que implica, ¿cómo habría entonces que
definirla? Los psicólogos han llegado a la conclusión de que existen "varie-
dades de atención" (por ejemplo, Parasuraman y Davies, 1984); es decir,
la atención es un constructo que representa diferentes procesos. Así, hay
que especificar a qué aspecto de la atención estamos haciendo referencia
cuando hablamos de este concepto. Se habla de atención selectiva, aten
ción focalizada, atención sostenida y atención dividida. También es impor
tante darse cuenta de que muchas tareas precisan atención inicialmente,
cuando se está aprendiendo cómo llevarlas a cabo, pero con la práctica se
van haciendo menos demandantes (v.g., más automáticas). También dis-
cutiremos esta transición desde la realización de una tarea que exige aten
ción a su realización automática.
Además de concretar el tipo de atención a que nos referimos, tenemos
que considerar la edad de la persona. Supongamos, por ejemplo, que Caro
lina y Alicia tienen 70 años. ¿Qué implicaciones tendría esto para su cap.i
cidad para seleccionar, dividir, cambiar, mantener y centrar la atención? M;ís
aún, ¿es distinta la transición desde la demanda de atención al automatis
mo en los adultos mayores? Comentaremos el impacto del envejecimicniu
sobre cada uno de los procesos de atención que vamos a ir revisando.
Atención y envejecimiento 61
Variedades de atención
tención selectiva
La atención... de entre todas las sensaciones producidas, elige algunas que
son dignas de interés y suprime el resto (James, 1950, p. 285).
Una de las principales funciones de la atención es permitirnos seleccio-
ar parte de la información para su procesamiento. L a atención selectiva
niplica filtrar la información estimular. E l ejemplo clásico de atención selec-
tiva fue denominado por Cherry (1953) "problema de la fiesta o del party".
Imagínese una fiesta (o cualquier otra reunión en un salón concurrido, en
que se producen varias conversaciones simultáneamente), ¿cómo logramos
(leader selectivamente a la conversación que estamos manteniendo?
La atención selectiva ha sido estudiada en el laboratorio mediante tareas
búsqueda visual en que habitualmente los participantes tienen que bus-
determinados elementos (por ejemplo, palabras, letras, dibujos) entre
II conjunto de objetos distractores. Por ejemplo, la persona tendría que
astrear listas de letras buscando una concreta; así, atendería selectiva-
cnte a la letra de interés, mientras filtra las distractoras. Cuanto mayor
II el parecido entre las letras distractoras y la buscada, más difícil resul-
ta la tarea (por ejemplo, como muestra la figura 4 . 1 , buscar la letra O
tre un conjunto de letras Q es más difícil que entre un grupo de letras
), L a atención selectiva se ve afectada por la facilidad con que la infor-
«ción buscada puede distinguirse de la información del resto de los estí-
lilos del entorno. Imagine que intenta encontrar a su hermana entre un
upo de personas. L a tarea resultaría más sencilla si ella midiera 1,80 m
CNtuviera con un grupo de niños de cuatro años, o si tuviera el pelo cas-
flo y estuviera en una sala llena de rubias. L a s claves también facilitan
T T T T T Q Q Q Q Q
T T T T T . Q Q Q Q Q
T T T T T Q Q Q Q Q
T T T T T Q Q Q Q Q
T T T T T Q Q Q Q Q
T T T T T Q O Q Q Q
T T T O T Q Q Q Q Q
T T T T T Q Q Q Q Q
r» 4 . 1 . Ljemplo de estímulos empleados en una tarea de búsqueda visual
Intente en encontrar la letra O en ambas muestras. Observe que es mucho más
("MIonrrar la letra O entre las T que entre las Q.
62 Atención y envejecimiento
la atención selectiva: si le digo que su hermana está en la sala, a la izquier-
da, la localizaría más rápidamente.
Los paradigmas de búsqueda visual han sido profusamente empleados
en la investigación de las diferencias asociadas a la edad en atención selec-
tiva. Plude y Doussard-Roosevelt (1989) demostraron que el rendimien-
to en la prueba de búsqueda de conjunciones, que precisa atención, refle-
ja diferencias estables relacionadas con la edad. E n esta tarea, hay que
buscar dos o más rasgos simultáneamente; por ejemplo, suponga que está
buscando una rosquilla cubierta de chocolate en una cesta que también
contiene rosquillas cubiertas de fresa. Esta búsqueda no implica una con-
junción de rasgos, porque el único elemento que hay que distinguir es el
color (marrón o rosa). Sin embargo, si está buscando un croissant cubier-
to de chocolate en una cesta que contiene croissants cubiertos de fresa y
rosquillas cubiertas de chocolate, la tarea implica una conjunción de dos
rasgos, el color (marrón o rosa) y la forma (croissant o rosquilla).
Plude y Doussard-Roosevelt (1989) demostraron que en las tareas de
búsqueda de conjunciones (por ejemplo, encuentre una X roja en un campo
de X verdes y O rojas), la tasa de respuesta de los adultos más jóvenes era
superior a la de los mayores. Así, las tareas que requieren selección de la
información sobre la base de dos o más rasgos mostrarán un declive rela-
cionado con la edad.
Las diferencias en atención selectiva relacionadas con la edad se reducen
cuando las personas mayores tienen experiencia previa con las informa-
ciones buscada y distractora. Clancy y Hoyer (1994) investigaron la capa-
cidad de técnicos médicos de edad madura (rango: de 40 a 68 años; media:
47,4 años) para interpretar placas de rayos X . Esta es una tarea de bús-
queda visual en que los técnicos tienen que rastrear las placas intentando
identificar patrones indicadores de peligro (por ejemplo, tumores). Los téc-
nicos de más edad llevan a cabo esta tarea habitualmente con el mismo ren-
dimiento que los más jóvenes. Resulta interesante que Clancy y Hoyer tam-
bién examinaran la ejecución en una tarea novedosa de búsqueda de letras,
para concluir que sus participantes de más edad la llevaban a cabo signifi-
cativamente peor que los más jóvenes. Parece, por tanto, que la capacitlad
para atender selectivamente sólo se conserva en tareas familiares.
Otro método para mejorar la selección de la información es prescnin
claves. Por ejemplo, Madden (1983) comparó la utilización de clavi". • >
•
una tarea de búsqueda y encontró que los adultos mayores realmenr
beneficiaban más de éstas que los jóvenes. E n esta tarea, usar una cl.n.
para minimizar los requisitos de búsqueda planteados redujo sustam i il
mente las diferencias asociadas a la edad en el rendimiento. E n térniuh >
generales, todos los participantes se benefician por igual de la presen^ > >
de claves (Hartley, 1992; Madden y Plude, 1993). Sin embargo, u.d i i •
hay que desentrañar los detalles de los efectos de la presentación iK . 1 •
Atención y envejecimiento 63
» ya que el curso temporal, el grado de validez de la clave y otros fac-
res podrían tener distintos efectos en función de la edad.
Como caso extremo, las claves podrían convertir una tarea de atención
cctiva en otra de atención focalizada, reduciendo así las diferencias rela-
oiiadas con la edad, como veremos en la siguiente sección.
tención focalizada
Un objeto principal entra entonces en el foco de la conciencia, los demás son
suprimidos temporalmente (James, 1950, p. 405).
I'n una tarea de atención focalizada, la persona sabe dónde va a apare-
I el objetivo, pero también está presente información distractora. Ima-
ne intentar ver una película en un cine concurrido: la localización de la
I iiiialla no varía, pero habría que filtrar muchos distractores. L a atención
I " ilizada implica concentración; es decir, un procesamiento intenso de la
IMI niación procedente de una fuente concreta. Para comparar la atención
i tiva con la focalizada, imagine que ha ido a comprar palomitas y ahora
I buscando a su pareja. L a localización del objetivo es desconocida y
idrá que rastrear a través de un campo visual complejo para encontrar-
Intentará ignorar información irrelevante y seleccionar tan sólo aque-
pcrtinente, lo cual hace de ella una tarea de atención selectiva.
I a localización la atención implica bloquear la entrada a fuentes de esti-
ul.ición externa. A veces estamos tan inmersos en una tarea que olvidá-
is díMide nos encontramos y permanecemos ajenos a lo que sucede a nues-
iilicdedor. Otras veces resulta más difícil centrar la atención sobre la
;• que tenemos entre manos. Variables tales como interés, motivación y
i)',a influyen sobre nuestra capacidad para enfocar con éxito la atención.
I .IS investigaciones sobre atención focalizada en personas mayores sugie-
i|iic esta capacidad permanece relativamente intacta, ya que son capaces
• entrar su atención tan bien como las más jóvenes, si está clara la infor-
II )n tiue constituye el objetivo. Por ejemplo, Wright y Elias (1979) demos-
Miii ijue los efectos de la información irrelevante distractora eran pareci-
t'ii personas de distintas edades. E n su tarea podía ignorarse la información
Irvaiitc, porque la pertinente siempre aparecía en el mismo lugar central.
OU'i) método de estudio consiste en presentar una situación en que la
"imación que constituye el objetivo pertenece a una categoría distinta
lie los distractores. Madden (1982) mostró que si los objetivos eran
N y los distractores eran números, los participantes de más edad cen-
,)ilii la atención en la información pertinente tan bien como los más
jfilics. Así, en el ejemplo K 4 V C S , tanto unos como otros encontraban
tiviimcnte sencillo centrarse en el número 4.
64 Atención y envejecimiento
También existe evidencia que sugiere que focalizar la atención es una
capacidad que se mantiene, incluso en personas con enfermedad de A l z -
heimer. Nebes y Brady (1989) emplearon claves de color en una tarea de
búsqueda y su uso benefició por igual a adultos jóvenes y mayores, con y
sin demencia de Alzheimer. Llegaron por ello a la conclusión de que la
capacidad para enfocar la atención permanece intacta en pacientes cuyo
diagnóstico era de probable enfermedad de Alzheimer.
E n una tarea de atención focalizada, o se conoce la localización del
objetivo o es fácilmente discriminable de los distractores. Los adultos de
más edad (incluso con enfermedad de Alzheimer) son capaces de llevar a
cabo esta prueba tan bien como los más jóvenes. S i n embargo, c o m o
comentamos anteriormente, si la tarea requiere selección de la informa-
ción, la localización del objetivo es desconocida, éste no es fácilmente dis-
criminable de los distractores, o la búsqueda precisa de una conjunción
de rasgos, es probable que los mayores muestren déficit en rendimiento
en comparación con los más jóvenes. Sin embargo, este declive puede
paliarse con la experiencia o mediante la presentación de claves.
Atención sostenida
No existe algo que pueda considerarse atención sostenida voluntariamente
durante más de unos pocos segundos... es la repetición de esfuerzos sucesi-
vos lo que devuelve el asunto a la mente (James, 1950, p. 420).
L a atención sostenida hace referencia a la propia capacidad para pro-
cesar activamente la información que llega a lo largo de un período de
tiempo. Podemos considerarla como focalizar la atención durante un inter
valo largo de tiempo. L a atención sostenida suele evaluarse en tareas de
vigilancia en las que un observador tiene que responder a señales infre
cuentes a lo largo de un período prolongado de tiempo (véase la revisión
de Parasuraman, 1984). Tareas, como la de los oficiales de un submarino
controlando la pantalla de radar a la búsqueda de destellos extraños, los
inspectores de las cadenas de montaje buscando productos defectuosos y
la madre que escucha el llanto del bebé son ejemplos reales de vigilancia.
E n el laboratorio, los primeros estudios de vigilancia emplearon la pruc
ba del reloj (por ejemplo, M a c k w o r t h , 1984). E n esta tarea, un observa
dor mira una manecilla que se mueve paso a paso sobre una esfera de rcloi
en blanco. Su tarea consiste en informar cada vez que la manecilla da un
paso doble. E l rendimiento en esta tarea empeora significativamente tran.
curridos apenas 30 minutos. Se supone que los observadores tienen dili
cultades para mantener la atención con una actividad estimular tan mím
m a . Por supuesto, si las consecuencias de perder una señal son temida..
Atención y envejecimiento 65
i | u i c i i lleva a cabo la tarea será más capaz de mantener la atención. E n
l l i ' M i | K ) de guerra, por ejemplo, es más probable que los técnicos de radar
1 i H i s i g a n mantener la atención durante períodos más prolongados; sin
I iiili.irgo, incluso bajo esas circunstancias desciende el rendimiento.
I .n una revisión reciente de las diferencias de edad en las tareas de vigi-
liiiu 1,1, Giambra (1993) concluyó que la evidencia era mixta: algunos estu-
illns encontraban diferencias por edades y otros, no. Sin embargo, es proba-
lije (|ue las tareas de vigilancia impliquen más que la mera atención sostenida
e el resto de los componentes de la tarea explique parte de las diferen-
1 re, .iH'ibuibles a la edad. Por ejemplo, Giambra sugiere que si el tiempo de
1 v j M i s i c i ó n del estímulo es tan breve que las personas mayores no pueden
ili leí larlo con seguridad, produciría-pérdidas del objetivo; sin embargo, éstas
iiM supondrían un índice de déficit en la atención sostenida per se.
I .is diferencias asociadas a la edad también son mayores en tareas que
ii qiiieien discriminaciones más sutiles entre objetivos y no-objetivos. Por
11' iiipli), Parasuraman y G i a m b r a (1991) pedían a los sujetos que distin-
l i n i n . u i un cuadrado de 17 milímetros (el objetivo) entre cuadrados de 20
iiuliineiros (los distractores). L a s personas de edad media (40 a 55 años)
.iyoics (70 a 80 años) evidenciaron más decrementos en la vigilancia
los jóvenes (19 a 2 7 años).
I II ii'sumen, a menudo las diferencias atribuibles a la edad pueden deber-
1 ..nos aspectos de la tarea (Giambra, 1993). Por ejemplo: (a) la discri-
l u i i i iliilidad del estímulo, ya que si los estímulos se distinguen fácilmente del
M i i d n de londo, las diferencias entre edades son mínimas; (b) la duración del
I iiiiiiilo, ya que si no se "pierden" los estímulos por ser demasiado breves,
I. lineen las diferencias de edad; y (c) la carga de la memoria operativa,
l<M)qiie las diferencias de edad también se reducen si son pocos los requisi-
• de mantenimiento activo de información en la memoria operativa. Así,
I I liilereiicias de edad no parecen deberse a la atención sostenida per se,
I "tíos aspectos de la tarea. De hecho, la capacidad para mantener la
i o n podría ser un factor invariable a lo largo de la vida. Sin embargo,
iMipnriaute tener presente que las tareas que precisan atención sostenida
Hi. luyen a menudo otros componentes, que quizá sí desciendan con la edad,
' n il se pondría de manifiesto en el rendimiento global.
Aii III ióii cambiante y atención dividida
unas cosas podemos atender a la vez?... La respuesta es, con dificul-
I id il Mliís de una, a menos que se trate de procesos habituales (James, 1950,
ri' - I O S , 409).
I iidios sobre atención dividida evalúan la capacidad para llevar a
ni I . lie una tarea simultáneamente. L a evidencia sugiere que, cuando
66 Atención y envejecimiento
se trata de tareas sencillas, los adultos mayores y jóvenes dividen la aten-
ción igualmente bien (por ejemplo, Somberg y Salthouse, 1982). Sin embar-
go, el rendimiento de los mayores empeora en tareas más complicadas
(por ejemplo, M c D o w d y C r a i k , 1988; Salthouse, Rogan y Priil, 1984).
Además de la complejidad, también es importante la práctica que, en el
caso de la ejecución simultánea de tareas, reduce la magnitud del declive
relacionado con la edad (por ejemplo, Rogers, Bertus y Gilbert, 1994).
Dividir y alternar la atención se consideran conjuntamente, porque es
difícil diferenciar entre la verdadera división de la atención y la alternan-
cia rápida entre tareas. Por ejemplo, considere leer el periódico y ver la
televisión. E n realidad, ¿se "divide" simultáneamente la atención limita-
da entre las dos tareas o se alterna entre ellas, atendiendo más a la televi-
sión cuando sucede algo interesante y volviendo al periódico durante los
anuncios? E n ambos casos, emplearemos el término atención dividida por
ser el más usado en la bibliografía, pero teniendo siempre presente que la
atención cambiante podría estar también implicada en ella.
¿Hay diferencias de edad en la atención dividida? Depende de la com-
plejidad de las tareas. L a evidencia sugiere que en tareas relativamente
sencillas, los adultos jóvenes y mayores dividen la atención igualmente
bien. Por ejemplo, Somberg y Salthouse (1982) presentaron una tarea de
identificación perceptiva, en que los participantes tenían que buscar cii
una pantalla, a la vez, una línea pequeña que salía de la letra X y una
línea pequeña que salía del signo -i- (véase figura 4.2). Los resultados indi-
caron que no había diferencias significativas entre los adultos mayores v
más jóvenes en cuanto a su habilidad para dividir la atención entre esii
dos tareas. Somberg y Salthouse replicaron estos resultados en un según
do experimento que evaluaba el rendimiento simultáneo en una tarea di
tiempo de reacción simple ("responda cuando oiga un tono") y una tan i
X + 5^
X + X
Figura 4.2. Ejemplo de los estímulos empleados en la tarea de identificu r
perceptual de Somberg y Salthouse (1982), que consiste en buscar rápidamch
una línea pequeña que sale de una X , a la vez que se busca una línea pi-i|iii •
que sale de un signo +.
Atención y envejecimiento 67
Hcieado repetitivo (meter secuencias de dígitos en un teclado). De
n, los adultos mayores dividieron la atención tan bien como los jóve-
iitre ambas tareas.
II. nido se trata de situaciones más complicadas, la evidencia sugiere
• I rendimiento de los adultos mayores declina. M c D o w d y Craik (1988)
" i o n a los sujetos que estuvieran atentos a una lista de palabras pre-
III, 1 verbalmente, con el fin de detectar aquéllas relativas a seres vivos,
1 I vi'z que determinaban si unos caracteres que se presentaban visual-
iiio eran vocales, consonantes, dígito par o impar. A modo de ejemplo,
iril hubiera participado en el estudio, habría oído " l o b o " y visto la
1 ( ) . Tendría entonces que apretar una tecla para responder al hecho
|iH' un lobo es un ser vivo y la tecla pertinente para indicar que Q es
Olíante. Se presentan 12 palabras (una cada dos segundos) y los carac-
. visuales aparecen continuamente durante 24 segundos. C o m o podrá
l'.inar, la realización simultánea de estas dos tareas es bastante difícil y
I >()wd y Craik encontraron diferencias de edad. Los participantes mayo-
iMvieron muchas más dificultades que los jóvenes para simultanearlas,
lodo en comparación con el rendimiento en cada una de ellas por
i.iilo. l'.stos resultados sugieren que quizá las diferencias de edad en
mu dividida sólo se manifiesten en pruebas difíciles o complicadas,
eni.is de la complejidad, también es importante la práctica, que en
ui e la ejecución simultánea de las tareas, reduce la severidad del
ive I'n estudios en que no se han hallado diferencias de edad, se ha
íciii.ulo que los participantes tenían mucha práctica en las tareas,
rjempio, Barón y Mattila (1989) sometieron a los sujetos a 11.800
v i l ' , (le práctica en rastreo de memoria; Somberg y Salthouse (1982,
iineiito 1) presentaron 550 ensayos de práctica de identificación per-
Vii, Wickens, Braune y Stokes (1987) presentaron tres sesiones (3,5
ii) (le práctica en las pruebas (era difícil determinar el número exac-
i'Msayos); y Roger, Bertus y Gilbert (1994) dieron más de 9.000 ensa-
I' pi.Ktica a los participantes.
t el contrario, en aquellos estudios que encuentran diferencias de
n i larcas duales, se comprobó que había menos práctica. Por ejem-
M'. sujetos de Crossley y Hiscock (1992) recibieron 48 ensayos expe-
líales; los de Madden (1986) llevaron a cabo entre 240 y 280 ensa-
.1 Tons, lirouwer y van Wolffelaar (1988), los sujetos emplearon 26
los en la tarea (no se podía determinar la cantidad de ensayos); los
i l linvil y Craik (1988) utilizaron aproximadamente 9,5 minutos en
ÍPii tlfl experimento 1 y 9 minutos en el experimento 2; los de Salt-
Konan y Prill (1984) recibieron entre 100 y 300 ensayos; y los de
il (1986) tan sólo 180 ensayos de práctica. L o s resultados de las
(1(1,1 les sugieren que la práctica podría jugar un papel muy impor-
fii la determinación de las diferencias de edad en atención dividida.
68 Atención y envejecimiento
Para resumir, la división de la atención implica ejecutar dos o más tareas
al mismo tiempo. Las investigaciones sugieren que si éstas no suponen gran
carga para la memoria, los adultos de más edad dividen adecuadamente la
atención. Sin embargo, cuando se trata de tareas más complejas, surgen las
diferencias relacionadas con la edad. Otra pieza del rompecabezas es que la
práctica en tareas de atención dividida reduce las diferencias de edad.
Procesamiento automático
El hábito disminuye la atención consciente con que llevamos a cabo los actos
(James, 1950, p. 114).
Quizá James previera algunos de los cambios que se producen con la edad
cuando dijo: " S i los jóvenes se dieran cuenta de lo pronto que se converti-
rán en meros ovillos ambulantes de hábitos, harían más caso a su conduc-
ta mientras se encuentra en estado plástico" (James, 1950, p. 127).
Por el momento, podemos pensar en los hábitos como procesos auto-
máticos. Hasta ahora, hemos comentado tareas que precisan atención. Sin
embargo, un componente importante de la adquisición de habilidades es
la capacidad para "automatizar" los componentes de la tarea, de mane
ra que ya no precisen atención. Consideremos a los conductores novatos
que intentan mantener una conversación. Los intentos son intermitentes,
porque la falta de experiencia hace que tengan que centrar casi toda su
atención sobre la conducción, sobre todo en situaciones que requieran
cambios de marcha o giros. Sin embargo, conductores con más práctica
llevan a cabo estas actividades mientras charlan, oyen la radio o planifi
can el día. L a diferencia entre conductores novatos y expertos radica c u
la atención que tienen que prestar a los componentes de la tarea. C o n i
ponentes estables, como cambiar de marcha, se automatizan con la prát
tica. Sin embargo, incluso para los más expertos, toda la conducción n o
está automatizada y ello se pone de manifiesto en el cese de las demás acd
vidades cuando el tráfico es complicado o el entorno desconocido.
Existen varias características que definen si un proceso es controlad'i
o automático (Schneider, Dumais y Shiffrin, 1984). U n proceso autoni.i
tico se produce obligatoriamente cuando se presenta el estímulo especíh
co, elicitador que lo dispara, puede ocurrir sin atención y, una vez inici.i
do, continuará hasta la terminación, sin revelarse a la consciencia m
consumir recursos de atención. L a figura 4.3 plantea una demostración
de un proceso automático.
U n proceso controlado es intencional y está enfocado hacia la c o n s i
cución de un objetivo particular; está abierto a la conciencia y preci. i
recursos de atención. L a mayoría de las actividades cotidianas impiit.in
Atención y envejecimiento 69
('((((/,•) ¡>ciso: Escriba la siguiente frase tan rápido como pueda con su
caligrafía habitual.
( reo que esta tarea es una pérdida de tiempo y un ejercicio tonto.
»i, -.1111.1,lo: Para usted, escribir es un proceso automático, así que esta
tarea debiera ser muy fácil y probablemente escribirá la
frase muy rápidamente.
. un.tn paso: Escriba la misma frase de nuevo, P E R O esta vez no ponga
el punto sobre las íes ni la cruz en las tes.
( acó que esta tarea es una pérdida de tiempo y un ejercicio tonto.
|í, .lili,uto: Esta demostración ilustra cómo, para los escritores expertos,
poner los puntos sobre las íes y cruzar las tes es un proceso
automático difícil de inhibir, incluso cuando se intenta
expresamente. (Observe que probablemente ha conseguido
inhibir con éxito el proceso automático, pero habrá tardado
más que si le hubieran permitido llevarlo a cabo de forma
natural, automáticamente).
I t H i i i i i A A. Demostración de un proceso automático.
Mi) I I uniliinación de procesos automáticos y controlados. Este solo hecho
' • |iic ambos procesos constituyan áreas suficientemente importantes
I lidio en psicología experimental.
.li|iiisición de nuevos procesos automáticos
. n u l o los niños empiezan a aprender a leer, todos los aspectos del
. < Icquicren atención y esfuerzo. Tienen que aprender los rasgos de
. <dii I c i i . i , qué representa cada una, cómo se combinan para crear soni-
1 1(11 mar palabras, cómo se combinan éstas para construir frases y,
I I i i p i i c s l o , su significado. Para los lectores expertos, muchos de los
, .,ni|„,nenies de nivel inferior de la lectura están automatizados, lo cual
I I I (•(. ursos de atención para procesos superiores, como la compren-
I iJU'rge y Samuels, 1974). Esta automatización se produce median-
, . . iicaprolongada y consistente; por ejemplo, los rasgos / - e com-
riiMii p.ira formar la letra A , las letras G A T O se combinan para formar
I . |( d i l u . i i^alo y así sucesivamente.
I I i(l(inisición de nuevos procesos automáticos en los adultos mayores
, Il 1 investigado mediante tareas de búsqueda en que se controla, además
70 Atención y envejecimiento
de la experiencia previa, el tipo y la cantidad de práctica. Las pruebas de
búsqueda visual fueron previamente comentadas en la sección sobre Aten-
ción Selectiva. Si el elemento diana aparece de manera consistente (por ejem-
plo, la búsqueda siempre es de palabras pertenecientes a la categoría de ani-
males), los jóvenes automatizan la tarea (por ejemplo, Fisk y Schneider,
1983; Schneider y Shiffrin, 1977). Sin embargo, incluso tras mucha prácti-
ca prolongada y consistente, las tareas de búsqueda visual siguen precisan-
do la atención de los adultos mayores (por ejemplo, Fisk y Rogers, 1991).
Contrariamente a lo que sucede en tareas de búsqueda visual, las perso-
nas mayores sí automatizan las tareas de búsqueda en la memoria. Las tareas
de búsqueda visual se diferencian de las tareas de búsqueda de memoria en
lo siguiente. E n las primeras, se plantea un único elemento como diana que
hay que encontrar entre un muestrario de elementos múltiples (por ejem-
plo, encontrar la letra A en una lista de 50 letras). Pero la búsqueda en la
memoria consiste en presentar varios elementos como dianas potenciales y
plantear posteriormente la comparación con elementos individuales (por
ejemplo, las letras que constituyen la diana son A , B, G , O , P... el elemen-
to sonda es B... ¿hay emparejamiento?). Las tareas de búsqueda visual plan-
tean más demandas perceptivas, en tanto que las de búsqueda en la memo-
ria sitúan la demanda sobre ésta. Tras mucha práctica estable en pruebas
de búsqueda en la memoria, la ejecución llega a estar tan automatizada que
los participantes pueden buscar todos los elementos planteados como diana
simultáneamente con la misma facilidad que cada uno de ellos por separa-
do. Los estudios con personas mayores han indicado que, si bien precisan
de más práctica que los jóvenes, son capaces de automatizar las tareas de
búsqueda de memoria (por ejemplo, Fisk y Rogers, 1991).
Así, para responder a la pregunta de si hay diferencias de edad en el
desarrollo de nuevos procesos automáticos, tenemos que considerar el tipo
de tarea implicada. L o s procesos automáticos que requieren aprendizaje
perceptivo (por ejemplo, procesamiento visual rápido) manifiestan dife
rencias de edad. Sin embargo, las personas mayores automatizan los pro
cesos que dependen de la memoria, siempre que se les dé práctica sufi
cíente en la tarea (Fisk y Rogers, 1991).
Procesos automáticos adquiridos previamente
Es importante hacer una distinción entre el desarrollo de nuevos pro
cesos automáticos y el uso de los procesos previamente automatizados.
Existe evidencia que señala que los procesos automatizados durante l.i
juventud tienden a permanecer intactos en la vejez, lo cual es un factoi
muy importante para mantener el rendimiento a lo largo de la vida. Algu
nos componentes de las acciones cotidianas se realizan automáticamcnie
Atención y envejecimiento 71
perdiéramos estas capacidades automatizadas al envejecer, todas las
reas pasarían a demandar atención, lo cual dificultaría notablemente
i'sii'o funcionamiento.
I .1 retención de los componentes automatizados de la lectura ha sido
iicsla de manifiesto en la tarea de Stroop de colores y palabras. E n ella,
presenta a los lectores el nombre de un color escrito en tinta de color
T ejemplo, V E R D E escrito en rojo). L a tarea consiste en decir el color
r la tinta e ignorar la palabra (por ejemplo, decir " r o j o " ) . Sin embargo,
1 palabra V E R D E interfiere a los lectores experimentados porque la leen
Utomáticamente. E l efecto Stroop no se manifiesta en los lectores nova-
I y, de hecho, la interferencia aumenta a l hacerlo la experiencia lectora
use la revisión de M a c L e o d , 1991). L a interferencia se observa, a veces
"luso aumenta, en las personas mayores, lo cual sugiere que la activa-
automática de la palabra permanece estable a lo largo de la vida (por
|nnpl(), Dulaney y Rogers, 1994). Roger y Fisk (1991) comentan un man-
iimieiito parecido de un proceso automatizado en operaciones aritmé-
'«N; por ejemplo, la recuperación automática de cinco, cuando se pre-
"Mla l a operación 3 -h 2 =
líl ilenominado acceso léxico es otra manifestación de acceso auto-
Al ico a la información. " L é x i c o " significa relativo a las palabras y
t i ' f s o " hace referencia a recuperar la información de la m e m o r i a a
no plazo. Por ejemplo, si a usted le presentan la palabra "orangután",
fiimáticamente accederá a su representación en la memoria. L a evi-
IK la sugiere que este tipo de acceso léxico permanece estable a lo largo
Irt vida adulta (Light, 1992).
I'n lodos estos ejemplos existe evidencia de que tanto los adultos jóve-
I I onio los mayores muestran patrones parecidos de activación auto-
tica de la información bien aprendida. Estos resultados sugieren que
I procesos automatizados tempranamente permanecen estables en la
lili adulta.
I'ttta resumir, nuestro conocimiento acerca de las diferencias relacio-
'ti>i con la edad en los procesos automáticos plantea dos preguntas bási-
I, I'n primer lugar, ¿se mantiene la automatización de los procesos que
ndipiirió durante la juventud? L a respuesta parece ser sí. Este hallazgo
iileiu.idor, porque significa que podemos apoyarnos en los procesos
I MU.Il izados a lo largo de nuestras vidas, siempre que los hayamos desa-
Irtdo en la juventud. L a segunda pregunta es, ¿pueden adquirir las per-
rtN mayores procesos automáticos nuevos? Aquí, la respuesta es que
nide del tipo de tarea. Si se trata de tareas basadas en la memoria,
r á n automatizarlas satisfactoriamente, aunque tarden más en hacer-
Sin embargo, si implican aprendizaje perceptivo, como sucede en la
qiii'd.i visual, las personas mayores scontinúan dedicando atención a
r r i i , incluso después de miles de ensayos de práctica continuada.
72 Atención y envejecimiento
Una teoría general sobre las diferencias de atención
asociadas la edad
L a inhibición de m o v i m i e n t o s e ideas irrelevantes está siempre presente
(James, 1950, p. 4 4 5 ) .
L a atención implica a menudo selección de la información. E n uu.i
tarea de atención dividida, elegimos cómo distribuirla hasta el punto de
excluir la información procedente de algunos estímulos. De la misma
manera, en la atención focal y selectiva, procesamos más unos estímulos
que otros. E l proceso de selección puede facilitarse destacando la infor
mación crítica (por ejemplo, mediante claves o práctica estable) o por l,i
ausencia de énfasis sobre la información irrelevante. Así, la atención posee
dos facetas: la selección de parte de la información y la inhibición activ.i
de otra. Se ha propuesto que el proceso de inhibición es una fuente poten
cial de diferencias asociadas a la edad de edad en las tareas de atención
(por ejemplo, Hasher y Z a c k s , 1988).
Hasher y Z a c k s propusieron que, " A l g o central en el funcionamiento
eficiente... de la atención selectiva e intensa (focal)... son los mecanismos
inhibitorios que, cuando operan normalmente, sirven para limitar la enti.i
da a la memoria operativa" (p. 212). Estas autoras sugirieron también l.i
posibilidad de que los mecanismos inhibitorios sean menos eficientes en
las personas mayores.
Este descenso en el funcionamiento inhibitorio afectaría a la selección,
la focalización y la división de la atención. L a idea es que la información
irrelevante que no haya sido inhibida adecuadamente interferirá con el
procesamiento de la información relevante, con lo cual la inhibición ,
el corolario de la selección. A medida que vamos eligiendo la infonn.i
ción para un procesamiento más detallado, inhibimos la que es irrcle
vante o distractora. Si fuéramos completamente incapaces de hacer tvsin
último, no podríamos funcionar. A medida que usted lee este libro, podi 11
estar inhibiendo pensamientos irrelevantes: la radio en otra habitac
el hecho de que la silla sea incómoda, la sensación de hambre, la c a n i i
dad de estímulos visuales presentes en la sala y demás. Imagine que n . .
pudiera inhibir toda esa estimulación, ¡nunca conseguiría acabar de le. i
este capítulo! Aunque se trate de un ejemplo extremo, los adultos m n ^
res, podrían sufrir una reducción de su capacidad para inhibir infoim >
ción y esta "desinhibición" influiría en su rendimiento en atención y on -
tipos de tareas.
U n método para medir los procesos inhibitorios en el determinado elei
to de facilitación (priming) negativa. L a figura 4.4 presenta un ejemplo
del m i s m o . E n el ensayo 1 , los participantes tienen que responder .i l.i
Atención y envejecimiento 73
Ensayo 1 Ensayo 2
D M
V V M y
V M
I I l|emplo de un paradigma de facilitación (pnmm^) negativa (adapta-
Mi de Kramer y cois., 1994). Los participantes tienen que responder al
• .iiln .lyado en cada uno de los ensayos. Haber tenido que ignorar (inhi-
H 1 V durante el ensayo 1 debiera producir una respuesta más lenta a la
IMI.Hile el ensayo 2.
' I ' ' (('.llorar las V. E n el ensayo 2, tiene que responder a la letra V e
LIS M . E l tiefnpo de respuesta será mayor en el ensayo 2, porque
litrá ijue responder a un elemento recientemente inhibido. L a idea
I I g n o r a r el estímulo en el ensayo 1 ese estímulo es inhibido y por
iliar.i más difícil atenderlo en un futuro inmediato.
I, Stolzfus, Z a c k s y R y p m a (1991) encontraron que las perso-
'ires manifestaban una reducción de la inhibición en la prueba
'Lición negativa. (Obsérvese que el efecto se mide con respecto
M,M base, lo cual controla las diferencias globales en tiempos de
I I entre los adultos mayores y jóvenes). Sin embargo, en K r a -
niplirey, L a r i s h , L o g a n y Strayer (1994) la magnitud del efecto
'i.n ion negativa era igual en todas las edades. Los estudios de
1 c o i s , y los de K r a m e r y cois, utilizaron tareas diferentes de
H'ii negativa. U n modo de reconciliar las discrepancias entre los
los es proponer la existencia de múltiples sistemas inhibitorios,
M i i o s de los cuales manifestarán declives a lo largo de la vida
' V c o i s . , 1994; M a y , K a n e y Hasher, 1995).
poi tanto, controversia acerca de si las personas mayores tienen
les para inhibir inforinación. Algunos estudios han aportado evi-
' Livor de la desinhibición, en tanto que no lo han hecho otros.
I. se plantea el debate acerca de si lo que se produce es un decli-
d de la función inhibitoria o declives específicos en ciertos pro-
MJiitorios. Algo queda claro: la idea de la desinhibición al enveje-
cí uicslo un avance importante de la investigación sobre atención
MIO termino, podría contribuir a una teoría unificadora acerca de
>' iii i.is en atención asociada a la edad.
74 Atención y envejecimiento
Resumen de las diferencias asociadas a la edad en atención
Resulta claro que existen distintos tipos de atención y de diferencias
atribuibles a la edad. Los aspectos que permanecen intactos en personas
mayores son: atenciones selectiva, focal y dividida y la transición de los
procesos controlados a los automatizados. Los aspectos que sí manifies-
tan declive con la edad son: atenciones selectiva y dividida y la transición
de los procesos controlados a los automatizados. Algunos aspectos apa-
recen en ambas listas, lo cual pone de manifiesto la complejidad del asun-
to: al envejecer, ¿se reduce la atención.' Algunos tipos de atención dan
muestras de estos declives, otros no lo hacen, y otros sólo manifiestan
reducciones en determinados contextos. Sin embargo, nuestra revisión
sugiere que la investigación ha tenido éxito en lo que respecta a aportar
una base sólida de conocimiento acerca del locus y el tipo de diferencias
que se producen con la edad.
Directrices de la investigación futura sobre atención
Bases neurológicas de la atención
Los procesos cerebrales... que estén conectados... se mantendrán subexcita-
dos... la suma de estimulaciones preparará los centros motores (James, 1950,
pp. 433-434).
Toda impresión que llegue al sistema nervioso ha de propagarse de algún
modo. (James, 1950, pp. 457)
Y a en 1890, James entendió la importancia de proyectar los compor-
tamientos sobre procesos neurológicos y fisiológicos. L o s investigadores
han demostrado que hay distintas zonas del cerebro que controlan los
componentes del procesamiento de la atención. Por ejemplo, Posner y
Petersen (1990) propusieron un sistema cerebral posterior que mediaría
la atención para localizaciones espaciales, en tanto que otro sistema ante-
rior mediaría en la atención a las operaciones cognitivas. Llegar a saber
si los cambios evolutivos en la estructura o en los procesos cerebrales son
distintos para estos dos sistemas, ayudaría a entender las diferencias de
edad en atención. E n la actualidad, son varias las técnicas disponibles
para la investigación de estos aspectos. L a actividad cerebral es evaluada
mediante el uso de electroencefalogramas ( E E G ) , tomografía por emisión
de positrones ( P E T ) e imágenes por resonancia magnética ( M R I ) . Esta
fusión de técnicas neurológicas y medidas cognitivas se denomina neu-
ropsicología y es un ámbito muy prometedor para la compresión de los
Atención y envejecimiento 75
l'íiinbios que se producen al envejecer Por ejemplo, estos métodos per-
inilMÍan determinar si las personas mayores son menos capaces de inhi-
IHI nilormación que haya estado previamente activada y que ya no sea
|iniincnte para la tarea.
plicaciones prácticas
A medida que vamos conociendo más acerca de las diferencias de
pdiiil cu atención, podemos emplear esa información para comprender
mejorar el f u n c i o n a m i e n t o fuera del l a b o r a t o r i o . Por ejemplo, los
VCStigadores intentan saber qué diferencias individuales en atención
un predictoras de una conducción segura. U n a de ellas es el campo
l«iial que puede procesarse en una sola m i r a d a rápida, denominado
i,/(///'o de visión útil. Éste varía en función de la duración, la excentri-
lilad y lo destacado que sea el elemento empleado como diana. Sin
ihaigo, el campo de visión útil es más que una simple medida de la
"Ion; contiene también un componente relacionado con las demandas
P mención que compitan simultáneamente (Ball y Owsley, 1991). Exis-
fti diferencias individuales al respecto y las personas mayores tienden
ccr un campo de visión útil menor. De hecho, Ball y Owsley (1991)
marón que su sola evaluación podría explicar el 1 3 % de la varian-
llc (odos los accidentes de tráfico en una muestra de conductores
yorcs y el 2 1 % de la v a r i a n z a de los accidentes en las cruzes para
trt misma muestra. Así, las diferencias individuales en el campo de
ilion Util están relacionadas con las diferencias que también se obser-
en ios accidentes de circulación. U n resultado alentador es que la
licción del campo visual puede mejorar hasta en un 1 3 3 % después
liiii sólo cinco días de entrenamiento (Ball, Beard, Roenker, Miller y
l«Ks, 1988).
1,11 conducción también precisa un cambio rápido de la atención de unas
ellas fuentes de información y existen diferencias individuales en esta
«i'iilad, sobre todo en conductores mayores c o n distintos tipos de
inicia (Parasuraman y Néstor, 1991). Estas diferencias en capacidad
rii aliernar la atención pueden emplearse para medir competencia en la
illicción (Proctor y V a n Z a n d t , 1994). L a s influencias del campo de
Irtii lilil y de la alternancia de la atención sobre la habilidad para con-
li constituyen tan sólo un par de ejemplos de cómo la comprensión de
dilcrciicias atribuibles al envejecimiento podría ayudar a entender las
inicias en tareas prácticas.

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Libro de Atención y envejecimiento 5.pdf

  • 1. 4 Atención y envejecimiento Wendy A. Rogers "l I (11 I 890, William James decía, "Todos sabemos qué es la atención" I ., I ''50, p. 403). Sin embargo, quizá algunos nos identificamos más -incllo de lo que se lamentaba un estudiante de doctorado en mi semi- • Nadie parece saber qué es la atención" (estudiante anónimo de I luí luí,ido, 1996). Parte de la confusión puede deberse a que la atención nii (iinstructo multidimensional. Así, aunque proclamara que todos s lo que es. James (1950) aportó una definición bastante amplia i|i I 1 1 i i i r c p t o : Aii-iuión: es la toma de posesión por parte de la mente, de manera clara i ' IV 1(1.1, de uno de entre los que parecen varios objetos o líneas de pensa- lili simultáneamente posibles. La focalización y concentración de la con- ' ii 111 l a son parte de su esencia. Implica marginación de algunos aspectos I I poder manejar eficazmente otros y es una condición que encuentra su i i | t i i r s l ( ) más real en el estado confuso, vago y de dispersión que en francés iliiiDiiiinn distracción (pp. 403-404). • (iii'.idcremos los siguientes ejemplos: I i K i l i i i a está preparando la cena de Acción de Gracias para su familia. Son 11 ( i i . i l i o de la tarde y todos empiezan a llegar. Está muy ocupada. Todo ha ili 1 '(Mr a punto. Tiene que acordarse de revolver la salsa con frecuencia, con- i c i l i i los pasteles en el horno y acabar de triturar las patatas y de aliñar el I. i n (le l:is verduras. Además y a la vez, Carolina ha de vigilar a sus nietos
  • 2. 60 Atención y envejecimiento que insisten en "ayudar" en la cocina, pero que corren el peligro de quemar- se o de que alguien les pise mientras juegan por el suelo. Alicia conduce hacia la consulta de su nuevo médico en la ciudad. Como vive en el campo, no está acostumbrada al tráfico. Para empeorar las cosas, no está familiarizada con el recorrido. Por suerte, lleva años conduciendo y está acostumbrada a su viejo coche. Sin embargo, Alicia ha de prestar atención al tráfico para garantizar una conducción segura, mirar las señales de las calles intentando encontrar la que busca, comprobar de vez en cuando la dirección e instrucciones que lleva anotadas para asegurarse de que va por buen camino y repasa las preguntas que quiere acordarse de hacer al médico cuando llegue. Tanto Carolina como Alicia están llevando a cabo tareas que requieren atención. Carolina está dividiendo su atención entre sus muchas tareas, focalizándola alternativamente sobre los distintos platos que está coci- nando, combiandola entre las personas que hay en la cocina, etc. A l g u - nos aspectos de la tarea de Alicia no precisan atención porque es una con- ductora experta (por ejemplo, mover el volante, cambiar de marcha). Sin embargo, también está dividiendo su atención entre la tarea de conducir con seguridad y buscar información en el entorno. Además la está cam- biando periódicamente entre la calle y las instrucciones escritas. Sus recur- sos de atención pueden estar algo limitados, porque acude a un médico nuevo y quiere asegurarse de que recordará hacerle algunas preguntas, así que las repite mentalmente a la vez que conduce. Estos ejemplos ilustran la complejidad del término atención. Dadas las muchas actividades y procesos que implica, ¿cómo habría entonces que definirla? Los psicólogos han llegado a la conclusión de que existen "varie- dades de atención" (por ejemplo, Parasuraman y Davies, 1984); es decir, la atención es un constructo que representa diferentes procesos. Así, hay que especificar a qué aspecto de la atención estamos haciendo referencia cuando hablamos de este concepto. Se habla de atención selectiva, aten ción focalizada, atención sostenida y atención dividida. También es impor tante darse cuenta de que muchas tareas precisan atención inicialmente, cuando se está aprendiendo cómo llevarlas a cabo, pero con la práctica se van haciendo menos demandantes (v.g., más automáticas). También dis- cutiremos esta transición desde la realización de una tarea que exige aten ción a su realización automática. Además de concretar el tipo de atención a que nos referimos, tenemos que considerar la edad de la persona. Supongamos, por ejemplo, que Caro lina y Alicia tienen 70 años. ¿Qué implicaciones tendría esto para su cap.i cidad para seleccionar, dividir, cambiar, mantener y centrar la atención? M;ís aún, ¿es distinta la transición desde la demanda de atención al automatis mo en los adultos mayores? Comentaremos el impacto del envejecimicniu sobre cada uno de los procesos de atención que vamos a ir revisando. Atención y envejecimiento 61 Variedades de atención tención selectiva La atención... de entre todas las sensaciones producidas, elige algunas que son dignas de interés y suprime el resto (James, 1950, p. 285). Una de las principales funciones de la atención es permitirnos seleccio- ar parte de la información para su procesamiento. L a atención selectiva niplica filtrar la información estimular. E l ejemplo clásico de atención selec- tiva fue denominado por Cherry (1953) "problema de la fiesta o del party". Imagínese una fiesta (o cualquier otra reunión en un salón concurrido, en que se producen varias conversaciones simultáneamente), ¿cómo logramos (leader selectivamente a la conversación que estamos manteniendo? La atención selectiva ha sido estudiada en el laboratorio mediante tareas búsqueda visual en que habitualmente los participantes tienen que bus- determinados elementos (por ejemplo, palabras, letras, dibujos) entre II conjunto de objetos distractores. Por ejemplo, la persona tendría que astrear listas de letras buscando una concreta; así, atendería selectiva- cnte a la letra de interés, mientras filtra las distractoras. Cuanto mayor II el parecido entre las letras distractoras y la buscada, más difícil resul- ta la tarea (por ejemplo, como muestra la figura 4 . 1 , buscar la letra O tre un conjunto de letras Q es más difícil que entre un grupo de letras ), L a atención selectiva se ve afectada por la facilidad con que la infor- «ción buscada puede distinguirse de la información del resto de los estí- lilos del entorno. Imagine que intenta encontrar a su hermana entre un upo de personas. L a tarea resultaría más sencilla si ella midiera 1,80 m CNtuviera con un grupo de niños de cuatro años, o si tuviera el pelo cas- flo y estuviera en una sala llena de rubias. L a s claves también facilitan T T T T T Q Q Q Q Q T T T T T . Q Q Q Q Q T T T T T Q Q Q Q Q T T T T T Q Q Q Q Q T T T T T Q Q Q Q Q T T T T T Q O Q Q Q T T T O T Q Q Q Q Q T T T T T Q Q Q Q Q r» 4 . 1 . Ljemplo de estímulos empleados en una tarea de búsqueda visual Intente en encontrar la letra O en ambas muestras. Observe que es mucho más ("MIonrrar la letra O entre las T que entre las Q.
  • 3. 62 Atención y envejecimiento la atención selectiva: si le digo que su hermana está en la sala, a la izquier- da, la localizaría más rápidamente. Los paradigmas de búsqueda visual han sido profusamente empleados en la investigación de las diferencias asociadas a la edad en atención selec- tiva. Plude y Doussard-Roosevelt (1989) demostraron que el rendimien- to en la prueba de búsqueda de conjunciones, que precisa atención, refle- ja diferencias estables relacionadas con la edad. E n esta tarea, hay que buscar dos o más rasgos simultáneamente; por ejemplo, suponga que está buscando una rosquilla cubierta de chocolate en una cesta que también contiene rosquillas cubiertas de fresa. Esta búsqueda no implica una con- junción de rasgos, porque el único elemento que hay que distinguir es el color (marrón o rosa). Sin embargo, si está buscando un croissant cubier- to de chocolate en una cesta que contiene croissants cubiertos de fresa y rosquillas cubiertas de chocolate, la tarea implica una conjunción de dos rasgos, el color (marrón o rosa) y la forma (croissant o rosquilla). Plude y Doussard-Roosevelt (1989) demostraron que en las tareas de búsqueda de conjunciones (por ejemplo, encuentre una X roja en un campo de X verdes y O rojas), la tasa de respuesta de los adultos más jóvenes era superior a la de los mayores. Así, las tareas que requieren selección de la información sobre la base de dos o más rasgos mostrarán un declive rela- cionado con la edad. Las diferencias en atención selectiva relacionadas con la edad se reducen cuando las personas mayores tienen experiencia previa con las informa- ciones buscada y distractora. Clancy y Hoyer (1994) investigaron la capa- cidad de técnicos médicos de edad madura (rango: de 40 a 68 años; media: 47,4 años) para interpretar placas de rayos X . Esta es una tarea de bús- queda visual en que los técnicos tienen que rastrear las placas intentando identificar patrones indicadores de peligro (por ejemplo, tumores). Los téc- nicos de más edad llevan a cabo esta tarea habitualmente con el mismo ren- dimiento que los más jóvenes. Resulta interesante que Clancy y Hoyer tam- bién examinaran la ejecución en una tarea novedosa de búsqueda de letras, para concluir que sus participantes de más edad la llevaban a cabo signifi- cativamente peor que los más jóvenes. Parece, por tanto, que la capacitlad para atender selectivamente sólo se conserva en tareas familiares. Otro método para mejorar la selección de la información es prescnin claves. Por ejemplo, Madden (1983) comparó la utilización de clavi". • > • una tarea de búsqueda y encontró que los adultos mayores realmenr beneficiaban más de éstas que los jóvenes. E n esta tarea, usar una cl.n. para minimizar los requisitos de búsqueda planteados redujo sustam i il mente las diferencias asociadas a la edad en el rendimiento. E n térniuh > generales, todos los participantes se benefician por igual de la presen^ > > de claves (Hartley, 1992; Madden y Plude, 1993). Sin embargo, u.d i i • hay que desentrañar los detalles de los efectos de la presentación iK . 1 • Atención y envejecimiento 63 » ya que el curso temporal, el grado de validez de la clave y otros fac- res podrían tener distintos efectos en función de la edad. Como caso extremo, las claves podrían convertir una tarea de atención cctiva en otra de atención focalizada, reduciendo así las diferencias rela- oiiadas con la edad, como veremos en la siguiente sección. tención focalizada Un objeto principal entra entonces en el foco de la conciencia, los demás son suprimidos temporalmente (James, 1950, p. 405). I'n una tarea de atención focalizada, la persona sabe dónde va a apare- I el objetivo, pero también está presente información distractora. Ima- ne intentar ver una película en un cine concurrido: la localización de la I iiiialla no varía, pero habría que filtrar muchos distractores. L a atención I " ilizada implica concentración; es decir, un procesamiento intenso de la IMI niación procedente de una fuente concreta. Para comparar la atención i tiva con la focalizada, imagine que ha ido a comprar palomitas y ahora I buscando a su pareja. L a localización del objetivo es desconocida y idrá que rastrear a través de un campo visual complejo para encontrar- Intentará ignorar información irrelevante y seleccionar tan sólo aque- pcrtinente, lo cual hace de ella una tarea de atención selectiva. I a localización la atención implica bloquear la entrada a fuentes de esti- ul.ición externa. A veces estamos tan inmersos en una tarea que olvidá- is díMide nos encontramos y permanecemos ajenos a lo que sucede a nues- iilicdedor. Otras veces resulta más difícil centrar la atención sobre la ;• que tenemos entre manos. Variables tales como interés, motivación y i)',a influyen sobre nuestra capacidad para enfocar con éxito la atención. I .IS investigaciones sobre atención focalizada en personas mayores sugie- i|iic esta capacidad permanece relativamente intacta, ya que son capaces • entrar su atención tan bien como las más jóvenes, si está clara la infor- II )n tiue constituye el objetivo. Por ejemplo, Wright y Elias (1979) demos- Miii ijue los efectos de la información irrelevante distractora eran pareci- t'ii personas de distintas edades. E n su tarea podía ignorarse la información Irvaiitc, porque la pertinente siempre aparecía en el mismo lugar central. OU'i) método de estudio consiste en presentar una situación en que la "imación que constituye el objetivo pertenece a una categoría distinta lie los distractores. Madden (1982) mostró que si los objetivos eran N y los distractores eran números, los participantes de más edad cen- ,)ilii la atención en la información pertinente tan bien como los más jfilics. Así, en el ejemplo K 4 V C S , tanto unos como otros encontraban tiviimcnte sencillo centrarse en el número 4.
  • 4. 64 Atención y envejecimiento También existe evidencia que sugiere que focalizar la atención es una capacidad que se mantiene, incluso en personas con enfermedad de A l z - heimer. Nebes y Brady (1989) emplearon claves de color en una tarea de búsqueda y su uso benefició por igual a adultos jóvenes y mayores, con y sin demencia de Alzheimer. Llegaron por ello a la conclusión de que la capacidad para enfocar la atención permanece intacta en pacientes cuyo diagnóstico era de probable enfermedad de Alzheimer. E n una tarea de atención focalizada, o se conoce la localización del objetivo o es fácilmente discriminable de los distractores. Los adultos de más edad (incluso con enfermedad de Alzheimer) son capaces de llevar a cabo esta prueba tan bien como los más jóvenes. S i n embargo, c o m o comentamos anteriormente, si la tarea requiere selección de la informa- ción, la localización del objetivo es desconocida, éste no es fácilmente dis- criminable de los distractores, o la búsqueda precisa de una conjunción de rasgos, es probable que los mayores muestren déficit en rendimiento en comparación con los más jóvenes. Sin embargo, este declive puede paliarse con la experiencia o mediante la presentación de claves. Atención sostenida No existe algo que pueda considerarse atención sostenida voluntariamente durante más de unos pocos segundos... es la repetición de esfuerzos sucesi- vos lo que devuelve el asunto a la mente (James, 1950, p. 420). L a atención sostenida hace referencia a la propia capacidad para pro- cesar activamente la información que llega a lo largo de un período de tiempo. Podemos considerarla como focalizar la atención durante un inter valo largo de tiempo. L a atención sostenida suele evaluarse en tareas de vigilancia en las que un observador tiene que responder a señales infre cuentes a lo largo de un período prolongado de tiempo (véase la revisión de Parasuraman, 1984). Tareas, como la de los oficiales de un submarino controlando la pantalla de radar a la búsqueda de destellos extraños, los inspectores de las cadenas de montaje buscando productos defectuosos y la madre que escucha el llanto del bebé son ejemplos reales de vigilancia. E n el laboratorio, los primeros estudios de vigilancia emplearon la pruc ba del reloj (por ejemplo, M a c k w o r t h , 1984). E n esta tarea, un observa dor mira una manecilla que se mueve paso a paso sobre una esfera de rcloi en blanco. Su tarea consiste en informar cada vez que la manecilla da un paso doble. E l rendimiento en esta tarea empeora significativamente tran. curridos apenas 30 minutos. Se supone que los observadores tienen dili cultades para mantener la atención con una actividad estimular tan mím m a . Por supuesto, si las consecuencias de perder una señal son temida.. Atención y envejecimiento 65 i | u i c i i lleva a cabo la tarea será más capaz de mantener la atención. E n l l i ' M i | K ) de guerra, por ejemplo, es más probable que los técnicos de radar 1 i H i s i g a n mantener la atención durante períodos más prolongados; sin I iiili.irgo, incluso bajo esas circunstancias desciende el rendimiento. I .n una revisión reciente de las diferencias de edad en las tareas de vigi- liiiu 1,1, Giambra (1993) concluyó que la evidencia era mixta: algunos estu- illns encontraban diferencias por edades y otros, no. Sin embargo, es proba- lije (|ue las tareas de vigilancia impliquen más que la mera atención sostenida e el resto de los componentes de la tarea explique parte de las diferen- 1 re, .iH'ibuibles a la edad. Por ejemplo, Giambra sugiere que si el tiempo de 1 v j M i s i c i ó n del estímulo es tan breve que las personas mayores no pueden ili leí larlo con seguridad, produciría-pérdidas del objetivo; sin embargo, éstas iiM supondrían un índice de déficit en la atención sostenida per se. I .is diferencias asociadas a la edad también son mayores en tareas que ii qiiieien discriminaciones más sutiles entre objetivos y no-objetivos. Por 11' iiipli), Parasuraman y G i a m b r a (1991) pedían a los sujetos que distin- l i n i n . u i un cuadrado de 17 milímetros (el objetivo) entre cuadrados de 20 iiuliineiros (los distractores). L a s personas de edad media (40 a 55 años) .iyoics (70 a 80 años) evidenciaron más decrementos en la vigilancia los jóvenes (19 a 2 7 años). I II ii'sumen, a menudo las diferencias atribuibles a la edad pueden deber- 1 ..nos aspectos de la tarea (Giambra, 1993). Por ejemplo: (a) la discri- l u i i i iliilidad del estímulo, ya que si los estímulos se distinguen fácilmente del M i i d n de londo, las diferencias entre edades son mínimas; (b) la duración del I iiiiiiilo, ya que si no se "pierden" los estímulos por ser demasiado breves, I. lineen las diferencias de edad; y (c) la carga de la memoria operativa, l<M)qiie las diferencias de edad también se reducen si son pocos los requisi- • de mantenimiento activo de información en la memoria operativa. Así, I I liilereiicias de edad no parecen deberse a la atención sostenida per se, I "tíos aspectos de la tarea. De hecho, la capacidad para mantener la i o n podría ser un factor invariable a lo largo de la vida. Sin embargo, iMipnriaute tener presente que las tareas que precisan atención sostenida Hi. luyen a menudo otros componentes, que quizá sí desciendan con la edad, ' n il se pondría de manifiesto en el rendimiento global. Aii III ióii cambiante y atención dividida unas cosas podemos atender a la vez?... La respuesta es, con dificul- I id il Mliís de una, a menos que se trate de procesos habituales (James, 1950, ri' - I O S , 409). I iidios sobre atención dividida evalúan la capacidad para llevar a ni I . lie una tarea simultáneamente. L a evidencia sugiere que, cuando
  • 5. 66 Atención y envejecimiento se trata de tareas sencillas, los adultos mayores y jóvenes dividen la aten- ción igualmente bien (por ejemplo, Somberg y Salthouse, 1982). Sin embar- go, el rendimiento de los mayores empeora en tareas más complicadas (por ejemplo, M c D o w d y C r a i k , 1988; Salthouse, Rogan y Priil, 1984). Además de la complejidad, también es importante la práctica que, en el caso de la ejecución simultánea de tareas, reduce la magnitud del declive relacionado con la edad (por ejemplo, Rogers, Bertus y Gilbert, 1994). Dividir y alternar la atención se consideran conjuntamente, porque es difícil diferenciar entre la verdadera división de la atención y la alternan- cia rápida entre tareas. Por ejemplo, considere leer el periódico y ver la televisión. E n realidad, ¿se "divide" simultáneamente la atención limita- da entre las dos tareas o se alterna entre ellas, atendiendo más a la televi- sión cuando sucede algo interesante y volviendo al periódico durante los anuncios? E n ambos casos, emplearemos el término atención dividida por ser el más usado en la bibliografía, pero teniendo siempre presente que la atención cambiante podría estar también implicada en ella. ¿Hay diferencias de edad en la atención dividida? Depende de la com- plejidad de las tareas. L a evidencia sugiere que en tareas relativamente sencillas, los adultos jóvenes y mayores dividen la atención igualmente bien. Por ejemplo, Somberg y Salthouse (1982) presentaron una tarea de identificación perceptiva, en que los participantes tenían que buscar cii una pantalla, a la vez, una línea pequeña que salía de la letra X y una línea pequeña que salía del signo -i- (véase figura 4.2). Los resultados indi- caron que no había diferencias significativas entre los adultos mayores v más jóvenes en cuanto a su habilidad para dividir la atención entre esii dos tareas. Somberg y Salthouse replicaron estos resultados en un según do experimento que evaluaba el rendimiento simultáneo en una tarea di tiempo de reacción simple ("responda cuando oiga un tono") y una tan i X + 5^ X + X Figura 4.2. Ejemplo de los estímulos empleados en la tarea de identificu r perceptual de Somberg y Salthouse (1982), que consiste en buscar rápidamch una línea pequeña que sale de una X , a la vez que se busca una línea pi-i|iii • que sale de un signo +. Atención y envejecimiento 67 Hcieado repetitivo (meter secuencias de dígitos en un teclado). De n, los adultos mayores dividieron la atención tan bien como los jóve- iitre ambas tareas. II. nido se trata de situaciones más complicadas, la evidencia sugiere • I rendimiento de los adultos mayores declina. M c D o w d y Craik (1988) " i o n a los sujetos que estuvieran atentos a una lista de palabras pre- III, 1 verbalmente, con el fin de detectar aquéllas relativas a seres vivos, 1 I vi'z que determinaban si unos caracteres que se presentaban visual- iiio eran vocales, consonantes, dígito par o impar. A modo de ejemplo, iril hubiera participado en el estudio, habría oído " l o b o " y visto la 1 ( ) . Tendría entonces que apretar una tecla para responder al hecho |iH' un lobo es un ser vivo y la tecla pertinente para indicar que Q es Olíante. Se presentan 12 palabras (una cada dos segundos) y los carac- . visuales aparecen continuamente durante 24 segundos. C o m o podrá l'.inar, la realización simultánea de estas dos tareas es bastante difícil y I >()wd y Craik encontraron diferencias de edad. Los participantes mayo- iMvieron muchas más dificultades que los jóvenes para simultanearlas, lodo en comparación con el rendimiento en cada una de ellas por i.iilo. l'.stos resultados sugieren que quizá las diferencias de edad en mu dividida sólo se manifiesten en pruebas difíciles o complicadas, eni.is de la complejidad, también es importante la práctica, que en ui e la ejecución simultánea de las tareas, reduce la severidad del ive I'n estudios en que no se han hallado diferencias de edad, se ha íciii.ulo que los participantes tenían mucha práctica en las tareas, rjempio, Barón y Mattila (1989) sometieron a los sujetos a 11.800 v i l ' , (le práctica en rastreo de memoria; Somberg y Salthouse (1982, iineiito 1) presentaron 550 ensayos de práctica de identificación per- Vii, Wickens, Braune y Stokes (1987) presentaron tres sesiones (3,5 ii) (le práctica en las pruebas (era difícil determinar el número exac- i'Msayos); y Roger, Bertus y Gilbert (1994) dieron más de 9.000 ensa- I' pi.Ktica a los participantes. t el contrario, en aquellos estudios que encuentran diferencias de n i larcas duales, se comprobó que había menos práctica. Por ejem- M'. sujetos de Crossley y Hiscock (1992) recibieron 48 ensayos expe- líales; los de Madden (1986) llevaron a cabo entre 240 y 280 ensa- .1 Tons, lirouwer y van Wolffelaar (1988), los sujetos emplearon 26 los en la tarea (no se podía determinar la cantidad de ensayos); los i l linvil y Craik (1988) utilizaron aproximadamente 9,5 minutos en ÍPii tlfl experimento 1 y 9 minutos en el experimento 2; los de Salt- Konan y Prill (1984) recibieron entre 100 y 300 ensayos; y los de il (1986) tan sólo 180 ensayos de práctica. L o s resultados de las (1(1,1 les sugieren que la práctica podría jugar un papel muy impor- fii la determinación de las diferencias de edad en atención dividida.
  • 6. 68 Atención y envejecimiento Para resumir, la división de la atención implica ejecutar dos o más tareas al mismo tiempo. Las investigaciones sugieren que si éstas no suponen gran carga para la memoria, los adultos de más edad dividen adecuadamente la atención. Sin embargo, cuando se trata de tareas más complejas, surgen las diferencias relacionadas con la edad. Otra pieza del rompecabezas es que la práctica en tareas de atención dividida reduce las diferencias de edad. Procesamiento automático El hábito disminuye la atención consciente con que llevamos a cabo los actos (James, 1950, p. 114). Quizá James previera algunos de los cambios que se producen con la edad cuando dijo: " S i los jóvenes se dieran cuenta de lo pronto que se converti- rán en meros ovillos ambulantes de hábitos, harían más caso a su conduc- ta mientras se encuentra en estado plástico" (James, 1950, p. 127). Por el momento, podemos pensar en los hábitos como procesos auto- máticos. Hasta ahora, hemos comentado tareas que precisan atención. Sin embargo, un componente importante de la adquisición de habilidades es la capacidad para "automatizar" los componentes de la tarea, de mane ra que ya no precisen atención. Consideremos a los conductores novatos que intentan mantener una conversación. Los intentos son intermitentes, porque la falta de experiencia hace que tengan que centrar casi toda su atención sobre la conducción, sobre todo en situaciones que requieran cambios de marcha o giros. Sin embargo, conductores con más práctica llevan a cabo estas actividades mientras charlan, oyen la radio o planifi can el día. L a diferencia entre conductores novatos y expertos radica c u la atención que tienen que prestar a los componentes de la tarea. C o n i ponentes estables, como cambiar de marcha, se automatizan con la prát tica. Sin embargo, incluso para los más expertos, toda la conducción n o está automatizada y ello se pone de manifiesto en el cese de las demás acd vidades cuando el tráfico es complicado o el entorno desconocido. Existen varias características que definen si un proceso es controlad'i o automático (Schneider, Dumais y Shiffrin, 1984). U n proceso autoni.i tico se produce obligatoriamente cuando se presenta el estímulo especíh co, elicitador que lo dispara, puede ocurrir sin atención y, una vez inici.i do, continuará hasta la terminación, sin revelarse a la consciencia m consumir recursos de atención. L a figura 4.3 plantea una demostración de un proceso automático. U n proceso controlado es intencional y está enfocado hacia la c o n s i cución de un objetivo particular; está abierto a la conciencia y preci. i recursos de atención. L a mayoría de las actividades cotidianas impiit.in Atención y envejecimiento 69 ('((((/,•) ¡>ciso: Escriba la siguiente frase tan rápido como pueda con su caligrafía habitual. ( reo que esta tarea es una pérdida de tiempo y un ejercicio tonto. »i, -.1111.1,lo: Para usted, escribir es un proceso automático, así que esta tarea debiera ser muy fácil y probablemente escribirá la frase muy rápidamente. . un.tn paso: Escriba la misma frase de nuevo, P E R O esta vez no ponga el punto sobre las íes ni la cruz en las tes. ( acó que esta tarea es una pérdida de tiempo y un ejercicio tonto. |í, .lili,uto: Esta demostración ilustra cómo, para los escritores expertos, poner los puntos sobre las íes y cruzar las tes es un proceso automático difícil de inhibir, incluso cuando se intenta expresamente. (Observe que probablemente ha conseguido inhibir con éxito el proceso automático, pero habrá tardado más que si le hubieran permitido llevarlo a cabo de forma natural, automáticamente). I t H i i i i i A A. Demostración de un proceso automático. Mi) I I uniliinación de procesos automáticos y controlados. Este solo hecho ' • |iic ambos procesos constituyan áreas suficientemente importantes I lidio en psicología experimental. .li|iiisición de nuevos procesos automáticos . n u l o los niños empiezan a aprender a leer, todos los aspectos del . < Icquicren atención y esfuerzo. Tienen que aprender los rasgos de . <dii I c i i . i , qué representa cada una, cómo se combinan para crear soni- 1 1(11 mar palabras, cómo se combinan éstas para construir frases y, I I i i p i i c s l o , su significado. Para los lectores expertos, muchos de los , .,ni|„,nenies de nivel inferior de la lectura están automatizados, lo cual I I I (•(. ursos de atención para procesos superiores, como la compren- I iJU'rge y Samuels, 1974). Esta automatización se produce median- , . . iicaprolongada y consistente; por ejemplo, los rasgos / - e com- riiMii p.ira formar la letra A , las letras G A T O se combinan para formar I . |( d i l u . i i^alo y así sucesivamente. I I i(l(inisición de nuevos procesos automáticos en los adultos mayores , Il 1 investigado mediante tareas de búsqueda en que se controla, además
  • 7. 70 Atención y envejecimiento de la experiencia previa, el tipo y la cantidad de práctica. Las pruebas de búsqueda visual fueron previamente comentadas en la sección sobre Aten- ción Selectiva. Si el elemento diana aparece de manera consistente (por ejem- plo, la búsqueda siempre es de palabras pertenecientes a la categoría de ani- males), los jóvenes automatizan la tarea (por ejemplo, Fisk y Schneider, 1983; Schneider y Shiffrin, 1977). Sin embargo, incluso tras mucha prácti- ca prolongada y consistente, las tareas de búsqueda visual siguen precisan- do la atención de los adultos mayores (por ejemplo, Fisk y Rogers, 1991). Contrariamente a lo que sucede en tareas de búsqueda visual, las perso- nas mayores sí automatizan las tareas de búsqueda en la memoria. Las tareas de búsqueda visual se diferencian de las tareas de búsqueda de memoria en lo siguiente. E n las primeras, se plantea un único elemento como diana que hay que encontrar entre un muestrario de elementos múltiples (por ejem- plo, encontrar la letra A en una lista de 50 letras). Pero la búsqueda en la memoria consiste en presentar varios elementos como dianas potenciales y plantear posteriormente la comparación con elementos individuales (por ejemplo, las letras que constituyen la diana son A , B, G , O , P... el elemen- to sonda es B... ¿hay emparejamiento?). Las tareas de búsqueda visual plan- tean más demandas perceptivas, en tanto que las de búsqueda en la memo- ria sitúan la demanda sobre ésta. Tras mucha práctica estable en pruebas de búsqueda en la memoria, la ejecución llega a estar tan automatizada que los participantes pueden buscar todos los elementos planteados como diana simultáneamente con la misma facilidad que cada uno de ellos por separa- do. Los estudios con personas mayores han indicado que, si bien precisan de más práctica que los jóvenes, son capaces de automatizar las tareas de búsqueda de memoria (por ejemplo, Fisk y Rogers, 1991). Así, para responder a la pregunta de si hay diferencias de edad en el desarrollo de nuevos procesos automáticos, tenemos que considerar el tipo de tarea implicada. L o s procesos automáticos que requieren aprendizaje perceptivo (por ejemplo, procesamiento visual rápido) manifiestan dife rencias de edad. Sin embargo, las personas mayores automatizan los pro cesos que dependen de la memoria, siempre que se les dé práctica sufi cíente en la tarea (Fisk y Rogers, 1991). Procesos automáticos adquiridos previamente Es importante hacer una distinción entre el desarrollo de nuevos pro cesos automáticos y el uso de los procesos previamente automatizados. Existe evidencia que señala que los procesos automatizados durante l.i juventud tienden a permanecer intactos en la vejez, lo cual es un factoi muy importante para mantener el rendimiento a lo largo de la vida. Algu nos componentes de las acciones cotidianas se realizan automáticamcnie Atención y envejecimiento 71 perdiéramos estas capacidades automatizadas al envejecer, todas las reas pasarían a demandar atención, lo cual dificultaría notablemente i'sii'o funcionamiento. I .1 retención de los componentes automatizados de la lectura ha sido iicsla de manifiesto en la tarea de Stroop de colores y palabras. E n ella, presenta a los lectores el nombre de un color escrito en tinta de color T ejemplo, V E R D E escrito en rojo). L a tarea consiste en decir el color r la tinta e ignorar la palabra (por ejemplo, decir " r o j o " ) . Sin embargo, 1 palabra V E R D E interfiere a los lectores experimentados porque la leen Utomáticamente. E l efecto Stroop no se manifiesta en los lectores nova- I y, de hecho, la interferencia aumenta a l hacerlo la experiencia lectora use la revisión de M a c L e o d , 1991). L a interferencia se observa, a veces "luso aumenta, en las personas mayores, lo cual sugiere que la activa- automática de la palabra permanece estable a lo largo de la vida (por |nnpl(), Dulaney y Rogers, 1994). Roger y Fisk (1991) comentan un man- iimieiito parecido de un proceso automatizado en operaciones aritmé- '«N; por ejemplo, la recuperación automática de cinco, cuando se pre- "Mla l a operación 3 -h 2 = líl ilenominado acceso léxico es otra manifestación de acceso auto- Al ico a la información. " L é x i c o " significa relativo a las palabras y t i ' f s o " hace referencia a recuperar la información de la m e m o r i a a no plazo. Por ejemplo, si a usted le presentan la palabra "orangután", fiimáticamente accederá a su representación en la memoria. L a evi- IK la sugiere que este tipo de acceso léxico permanece estable a lo largo Irt vida adulta (Light, 1992). I'n lodos estos ejemplos existe evidencia de que tanto los adultos jóve- I I onio los mayores muestran patrones parecidos de activación auto- tica de la información bien aprendida. Estos resultados sugieren que I procesos automatizados tempranamente permanecen estables en la lili adulta. I'ttta resumir, nuestro conocimiento acerca de las diferencias relacio- 'ti>i con la edad en los procesos automáticos plantea dos preguntas bási- I, I'n primer lugar, ¿se mantiene la automatización de los procesos que ndipiirió durante la juventud? L a respuesta parece ser sí. Este hallazgo iileiu.idor, porque significa que podemos apoyarnos en los procesos I MU.Il izados a lo largo de nuestras vidas, siempre que los hayamos desa- Irtdo en la juventud. L a segunda pregunta es, ¿pueden adquirir las per- rtN mayores procesos automáticos nuevos? Aquí, la respuesta es que nide del tipo de tarea. Si se trata de tareas basadas en la memoria, r á n automatizarlas satisfactoriamente, aunque tarden más en hacer- Sin embargo, si implican aprendizaje perceptivo, como sucede en la qiii'd.i visual, las personas mayores scontinúan dedicando atención a r r i i , incluso después de miles de ensayos de práctica continuada.
  • 8. 72 Atención y envejecimiento Una teoría general sobre las diferencias de atención asociadas la edad L a inhibición de m o v i m i e n t o s e ideas irrelevantes está siempre presente (James, 1950, p. 4 4 5 ) . L a atención implica a menudo selección de la información. E n uu.i tarea de atención dividida, elegimos cómo distribuirla hasta el punto de excluir la información procedente de algunos estímulos. De la misma manera, en la atención focal y selectiva, procesamos más unos estímulos que otros. E l proceso de selección puede facilitarse destacando la infor mación crítica (por ejemplo, mediante claves o práctica estable) o por l,i ausencia de énfasis sobre la información irrelevante. Así, la atención posee dos facetas: la selección de parte de la información y la inhibición activ.i de otra. Se ha propuesto que el proceso de inhibición es una fuente poten cial de diferencias asociadas a la edad de edad en las tareas de atención (por ejemplo, Hasher y Z a c k s , 1988). Hasher y Z a c k s propusieron que, " A l g o central en el funcionamiento eficiente... de la atención selectiva e intensa (focal)... son los mecanismos inhibitorios que, cuando operan normalmente, sirven para limitar la enti.i da a la memoria operativa" (p. 212). Estas autoras sugirieron también l.i posibilidad de que los mecanismos inhibitorios sean menos eficientes en las personas mayores. Este descenso en el funcionamiento inhibitorio afectaría a la selección, la focalización y la división de la atención. L a idea es que la información irrelevante que no haya sido inhibida adecuadamente interferirá con el procesamiento de la información relevante, con lo cual la inhibición , el corolario de la selección. A medida que vamos eligiendo la infonn.i ción para un procesamiento más detallado, inhibimos la que es irrcle vante o distractora. Si fuéramos completamente incapaces de hacer tvsin último, no podríamos funcionar. A medida que usted lee este libro, podi 11 estar inhibiendo pensamientos irrelevantes: la radio en otra habitac el hecho de que la silla sea incómoda, la sensación de hambre, la c a n i i dad de estímulos visuales presentes en la sala y demás. Imagine que n . . pudiera inhibir toda esa estimulación, ¡nunca conseguiría acabar de le. i este capítulo! Aunque se trate de un ejemplo extremo, los adultos m n ^ res, podrían sufrir una reducción de su capacidad para inhibir infoim > ción y esta "desinhibición" influiría en su rendimiento en atención y on - tipos de tareas. U n método para medir los procesos inhibitorios en el determinado elei to de facilitación (priming) negativa. L a figura 4.4 presenta un ejemplo del m i s m o . E n el ensayo 1 , los participantes tienen que responder .i l.i Atención y envejecimiento 73 Ensayo 1 Ensayo 2 D M V V M y V M I I l|emplo de un paradigma de facilitación (pnmm^) negativa (adapta- Mi de Kramer y cois., 1994). Los participantes tienen que responder al • .iiln .lyado en cada uno de los ensayos. Haber tenido que ignorar (inhi- H 1 V durante el ensayo 1 debiera producir una respuesta más lenta a la IMI.Hile el ensayo 2. ' I ' ' (('.llorar las V. E n el ensayo 2, tiene que responder a la letra V e LIS M . E l tiefnpo de respuesta será mayor en el ensayo 2, porque litrá ijue responder a un elemento recientemente inhibido. L a idea I I g n o r a r el estímulo en el ensayo 1 ese estímulo es inhibido y por iliar.i más difícil atenderlo en un futuro inmediato. I, Stolzfus, Z a c k s y R y p m a (1991) encontraron que las perso- 'ires manifestaban una reducción de la inhibición en la prueba 'Lición negativa. (Obsérvese que el efecto se mide con respecto M,M base, lo cual controla las diferencias globales en tiempos de I I entre los adultos mayores y jóvenes). Sin embargo, en K r a - niplirey, L a r i s h , L o g a n y Strayer (1994) la magnitud del efecto 'i.n ion negativa era igual en todas las edades. Los estudios de 1 c o i s , y los de K r a m e r y cois, utilizaron tareas diferentes de H'ii negativa. U n modo de reconciliar las discrepancias entre los los es proponer la existencia de múltiples sistemas inhibitorios, M i i o s de los cuales manifestarán declives a lo largo de la vida ' V c o i s . , 1994; M a y , K a n e y Hasher, 1995). poi tanto, controversia acerca de si las personas mayores tienen les para inhibir inforinación. Algunos estudios han aportado evi- ' Livor de la desinhibición, en tanto que no lo han hecho otros. I. se plantea el debate acerca de si lo que se produce es un decli- d de la función inhibitoria o declives específicos en ciertos pro- MJiitorios. Algo queda claro: la idea de la desinhibición al enveje- cí uicslo un avance importante de la investigación sobre atención MIO termino, podría contribuir a una teoría unificadora acerca de >' iii i.is en atención asociada a la edad.
  • 9. 74 Atención y envejecimiento Resumen de las diferencias asociadas a la edad en atención Resulta claro que existen distintos tipos de atención y de diferencias atribuibles a la edad. Los aspectos que permanecen intactos en personas mayores son: atenciones selectiva, focal y dividida y la transición de los procesos controlados a los automatizados. Los aspectos que sí manifies- tan declive con la edad son: atenciones selectiva y dividida y la transición de los procesos controlados a los automatizados. Algunos aspectos apa- recen en ambas listas, lo cual pone de manifiesto la complejidad del asun- to: al envejecer, ¿se reduce la atención.' Algunos tipos de atención dan muestras de estos declives, otros no lo hacen, y otros sólo manifiestan reducciones en determinados contextos. Sin embargo, nuestra revisión sugiere que la investigación ha tenido éxito en lo que respecta a aportar una base sólida de conocimiento acerca del locus y el tipo de diferencias que se producen con la edad. Directrices de la investigación futura sobre atención Bases neurológicas de la atención Los procesos cerebrales... que estén conectados... se mantendrán subexcita- dos... la suma de estimulaciones preparará los centros motores (James, 1950, pp. 433-434). Toda impresión que llegue al sistema nervioso ha de propagarse de algún modo. (James, 1950, pp. 457) Y a en 1890, James entendió la importancia de proyectar los compor- tamientos sobre procesos neurológicos y fisiológicos. L o s investigadores han demostrado que hay distintas zonas del cerebro que controlan los componentes del procesamiento de la atención. Por ejemplo, Posner y Petersen (1990) propusieron un sistema cerebral posterior que mediaría la atención para localizaciones espaciales, en tanto que otro sistema ante- rior mediaría en la atención a las operaciones cognitivas. Llegar a saber si los cambios evolutivos en la estructura o en los procesos cerebrales son distintos para estos dos sistemas, ayudaría a entender las diferencias de edad en atención. E n la actualidad, son varias las técnicas disponibles para la investigación de estos aspectos. L a actividad cerebral es evaluada mediante el uso de electroencefalogramas ( E E G ) , tomografía por emisión de positrones ( P E T ) e imágenes por resonancia magnética ( M R I ) . Esta fusión de técnicas neurológicas y medidas cognitivas se denomina neu- ropsicología y es un ámbito muy prometedor para la compresión de los Atención y envejecimiento 75 l'íiinbios que se producen al envejecer Por ejemplo, estos métodos per- inilMÍan determinar si las personas mayores son menos capaces de inhi- IHI nilormación que haya estado previamente activada y que ya no sea |iniincnte para la tarea. plicaciones prácticas A medida que vamos conociendo más acerca de las diferencias de pdiiil cu atención, podemos emplear esa información para comprender mejorar el f u n c i o n a m i e n t o fuera del l a b o r a t o r i o . Por ejemplo, los VCStigadores intentan saber qué diferencias individuales en atención un predictoras de una conducción segura. U n a de ellas es el campo l«iial que puede procesarse en una sola m i r a d a rápida, denominado i,/(///'o de visión útil. Éste varía en función de la duración, la excentri- lilad y lo destacado que sea el elemento empleado como diana. Sin ihaigo, el campo de visión útil es más que una simple medida de la "Ion; contiene también un componente relacionado con las demandas P mención que compitan simultáneamente (Ball y Owsley, 1991). Exis- fti diferencias individuales al respecto y las personas mayores tienden ccr un campo de visión útil menor. De hecho, Ball y Owsley (1991) marón que su sola evaluación podría explicar el 1 3 % de la varian- llc (odos los accidentes de tráfico en una muestra de conductores yorcs y el 2 1 % de la v a r i a n z a de los accidentes en las cruzes para trt misma muestra. Así, las diferencias individuales en el campo de ilion Util están relacionadas con las diferencias que también se obser- en ios accidentes de circulación. U n resultado alentador es que la licción del campo visual puede mejorar hasta en un 1 3 3 % después liiii sólo cinco días de entrenamiento (Ball, Beard, Roenker, Miller y l«Ks, 1988). 1,11 conducción también precisa un cambio rápido de la atención de unas ellas fuentes de información y existen diferencias individuales en esta «i'iilad, sobre todo en conductores mayores c o n distintos tipos de inicia (Parasuraman y Néstor, 1991). Estas diferencias en capacidad rii aliernar la atención pueden emplearse para medir competencia en la illicción (Proctor y V a n Z a n d t , 1994). L a s influencias del campo de Irtii lilil y de la alternancia de la atención sobre la habilidad para con- li constituyen tan sólo un par de ejemplos de cómo la comprensión de dilcrciicias atribuibles al envejecimiento podría ayudar a entender las inicias en tareas prácticas.