Este artículo describe el proceso político de las elecciones municipales en Chile, cuyo desenlace fue octubre de 2008, y que representó una nueva victoria para la Concertación superando a otros pactos nacionales, aun cuando su victoria haya sido atenuada por el triunfo de la Alianza en un aspecto de la elección: votación nacional de alcaldes. Además, analiza y discute aspectos centrales y escasamente debatidos
del proceso local, como sistema electoral, voto y participación, formación
de pactos, contexto político y otras variables de igual o mayor importancia que los
resultados electorales: presidencialización política, nacionalización temática, partidización
y despartidización y diversas aristas de la competencia electoral que tendió
a perpetuar un municipalismo ausente de la agenda pública nacional.
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Roberto Lagos F. pp 47 - 72
Las elecciones municipales
en Chile, octubre 2008
Roberto Lagos F.1*
Universidad Autónoma de Chile
Chile
Resumen
Este artículo describe el proceso político de las elecciones municipales en Chile,
cuyo desenlace fue octubre de 2008, y que representó una nueva victoria para la
Concertación superando a otros pactos nacionales, aun cuando su victoria haya
sido atenuada por el triunfo de la Alianza en un aspecto de la elección: votación
nacional de alcaldes. Además, analiza y discute aspectos centrales y escasamente de-
batidos del proceso local, como sistema electoral, voto y participación, formación
de pactos, contexto político y otras variables de igual o mayor importancia que los
resultados electorales: presidencialización política, nacionalización temática, parti-
dización y despartidización y diversas aristas de la competencia electoral que tendió
a perpetuar un municipalismo ausente de la agenda pública nacional.
Palabras clave: Chile – Democracia – Elecciones – Partidos políticos – Muni-
cipios
Abstract
This article describes the political process of Chile’s municipal elections that
took place in October 2008, and resulted in a new victory of the “Concert-
ación” that defeated other national pacts, although its victory was moderated
because of the “Alianza’s” success in one aspect: the national elections for may-
ors. This article also analyses and deals with important aspects of the local
*1 Cientista Político de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigador del Instituto
Chileno de Estudios Municipales de la Universidad Autónoma de Chile
rlagos@ichem.cl
2. revista iberoamericana de estudios municipales
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process that have been barely discussed, such as electoral system, voting and
participation, pact formation, political scene and several other variables similar
to or even more important than the poll result: political presidentialisation, the-
matic nationalization, party and non-party membership, and various approaches
of the electoral contest that tended to perpetuate an absent municipalism from
the national public agenda.
Keywords: Chile - Democracy - Elections – Political Parties – Municipalities
Resumo
Este artigo descreve o proceso político das eleições municipais no Chile, cujo
resultado em outubro de 2008 e que representou uma nova vitória para a Co-
ligação à frente de outros pactos nacionais, ainda que sua vitória tenha sido
atenuada pelo triunfo da Aliança em um aspecto da eleição: votação nacional de
prefeitos. Além do mais, analisa e discute aspectos principais e pouco debatidos
do proceso local, como o sistema eleitoral, o voto e a participação, a formação
de pactos, o contexto político e outras variáveis de importância igual ou maior
que o resultado das eleições: política de presidencialização, temáticas de nacio-
nalização, partidarismo e partidária e diversas diferenças da competição eleito-
ral que tendeu a perpetuar uma municipal ausente da agenda pública nacional
Palavras chave: Chile – Democracia – Eleições – Partidos políticos - Municí-
pios
“El individuo que vota está bajo la absoluta obligación moral de te-
ner en cuenta el interés público, no su ventaja privada; y debe dar su
voto empleando lo mejor de su juicio, exactamente igual que lo haría
si él fuese el único votante y la elección entera dependiese de él”.
John Stuart Mill, Consideraciones sobre el gobierno representativo,
(Madrid: Alianza Editorial, 2003, p.217).
I. Introducción
El 26 de octubre de 2008 se llevó a cabo una nueva elección municipal en Chile,
la quinta contienda municipal luego del retorno a la democracia. En el presente
artículo se analizan las votaciones municipales, utilizando un modelo de análisis
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dinámico e integrado en un enfoque descriptivo del proceso electoral, toman-
do en consideración su historia previa, con aspectos macro y micro políticos,
los patrones de comportamiento electoral a nivel local, la campaña política, el
rendimiento de los partidos y de los pactos electorales; además, se analizan y
comparan las elecciones municipales hasta la fecha y preferentemente de 2004
y 2008, dado su sistema electoral afín. Finalmente se esbozan comentarios ge-
nerales sobre la política durante las elecciones y su posible impacto en la ad-
ministración y en el gobierno de los municipios chilenos por un nuevo período
electoral.
Las municipales representaron un nuevo triunfo para la Concertación
(oficialismo) en el resultado global de los comicios, imponiéndose con claridad
frente a otros pactos nacionales. Así y todo, su triunfo fue morigerado por la
victoria inédita de la Alianza (oposición) en la votación nacional de alcaldes,
logrando el 45,56% de los votos contra el 38,46%, asumiendo la titularidad de
140 alcaldías y ganando el control de comunas emblemáticas. En este escenario,
la Concertación volvió a predominar electoralmente y persistió en su condición
de coalición competitiva y exitosa a lo largo de toda la historia de las elecciones
desde el retorno a la democracia. No obstante, su superioridad electoral se vio
en entredicho debido a una significativa derrota en las votaciones de alcaldes,
siendo superada, por primera vez, por el pacto opositor.
II. Antecedentes: especificidad municipal
Las elecciones son un mecanismo pacífico de resolución de conflictos y de dis-
tribución del poder en una sociedad, otorgan gobierno, representación, legitimi-
dad, socialización política y otros aspectos claves. La elección municipal de 2008
constituyó la segunda oportunidad en que se utilizó el mecanismo de elección
diferenciada de alcaldes y concejales. Modificaciones destinadas a imprimirle al
proceso electoral mayor representatividad y legitimidad. Este hecho constitu-
ye una excelente oportunidad para observar e interpretar los resultados de la
contienda electoral sobre la base de un nuevo procedimiento de elección de
autoridades, teniendo como punto de comparación la elección de 2004, obser-
vando la participación electoral, el contexto político y la medición de fuerzas
de los bloques políticos tradicionales y emergentes. Al mismo tiempo, dada su
ubicación temporal, la elección municipal aparece como la antesala, como un
primer apronte de la medición del peso electoral de las coaliciones y partidos
para las elecciones políticas de 2009 (parlamentarias y presidenciales), y como
tal, se transforma en una radiografía del momento político y del poder de voto
de los diferentes cuadros políticos.
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Sistema electoral municipal
La Constitución de la República y la Ley 18.695 contienen los aspectos cen-
trales y las reglas del juego del sistema municipal chileno. Según lo anterior, la
administración local de cada comuna reside en una municipalidad, constituida
por el alcalde, como su autoridad máxima, quien integra el concejo municipal,
conformado este último, además, por un número variable de concejales (las co-
munas con menos de 70 mil electores eligen 6 concejales, entre 70 mil y 150 mil
electores eligen 8 concejales y sobre 150 mil electores eligen a 10 concejales).
El concejo es consultivo, resolutivo y fiscalizador. En la actualidad existen 346
comunas con 345 municipios (la Antártica elije a sus concejales dentro de la I.
Municipalidad de cabo de Hornos). La ley dispone que las autoridades municipa-
les sean elegidas por períodos de gobierno de cuatro años, con la posibilidad de
reelección. Los requisitos para ser alcalde o concejal se refieren a la ciudadanía
con derecho a sufragio, haber terminado su enseñanza media, tener residencia
en la región a la que corresponda la comuna respectiva por lo menos durante
los últimos dos años anteriores a la elección, con situación militar al día y no
estar inhabilitado por la ley1.
Según Lijphart (1995), el sistema electoral es el conjunto de métodos utili-
zados para traducir los votos de los ciudadanos en escaños o puestos de repre-
sentantes. A partir de las elecciones de 2004 se implementó la modificación de
uno de estos métodos al establecer la separación de la elección de alcaldes y de
concejales, de modo que el elector sufraga en listas separadas por ambos cargos
públicos. La elección de alcaldes es por mayoría simple sin umbral mínimo (no
hay segunda vuelta), en tanto, la elección de concejales es de acuerdo a una fór-
mula de representación proporcional, con cifra repartidora de D’Hont. Antes
de 2004 se argumentaban críticas al sistema electoral local debido a la distancia
del elector con su representante producto de la elección indirecta del alcalde,
había un mandato popular no explícito: en el fondo, el votante marcaba sus pre-
ferencias por concejales cuyo aspirante más votado resultaba elegido alcalde2;
cuestión que distorsionaba el proceso municipal, produciendo moderación de
los designios de los ciudadanos, haciéndolo poco transparente, originando “di-
sociación” entre representantes y representados.
Como lo han señalado Lijphart (1995), Nohlen (1998; 2006) y Cox (2006),
entre otros, no existe un best system, o sistema electoral ideal que satisfaga las
1 Véase Art. 121 y 125 de la Ley N° 18.695.
2 La complejidad del sistema electoral, entre 1992 y 2000, se observa en reglas que propendían
a distanciar el sistema municipal de los ciudadanos: se elegía al alcalde por diversos procedi-
mientos secuenciales como el concejal más votado de una lista que obtuviese al menos el 30%
de los votos, de lo contrario, el candidato con primera mayoría de la lista más votada, luego,
el que obtuviera primera mayoría de su propia lista, así hasta llegar a la posibilidad de que el
Tribunal Electoral eligiera en virtud de un sorteo.
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múltiples dimensiones del proceso de selección de candidatos en un régimen
democrático; aun así, desde 2004, los cambios introducidos al sistema electoral
han revertido sus inconvenientes iniciales: por un lado, la representatividad y la
legitimidad, ya que la utilización de un sistema mayoritario exclusivo para los
alcaldes le otorga un mayor nivel de personalización a su figura, preponderancia
y reconocimiento, acercando a los ciudadanos tanto a su representante como al
propio sistema municipal, logrando visibilidad y vínculos sociopolíticos que au-
mentan la legitimidad de esta autoridad comunal; por otro lado, la participación
político-partidaria exclusiva y la simplicidad, ya que la elección de concejales
permite observar el rendimiento de los partidos políticos y revalidar la figura del
concejal dentro del sistema municipal (aun cuando la propaganda haya evidencia-
do la escasa presencia del distintivo partidario o la formación política de origen
de los candidatos). En efecto, la municipal es para los partidos una oportunidad
de evaluación por parte de los ciudadanos: como garantía de gobernabilidad (los
titulares) o como garantía de cambio (los retadores). En resumen, elecciones
paralelas que permiten examinar la figura del alcalde (elección personalizada) y
el rendimiento de los partidos (elección ideológica).
TABLA 1: Características del sistema electoral municipal chileno
Componentes Características
Alcaldes Concejales
Principio de
Mayoritario Proporcional
representación
Voto único Voto único
Tipo de voto
en una papeleta en una papeleta
Forma de la Lista abierta Lista abierta
candidatura no bloqueada no bloqueada
Barrera legal No hay No hay
Fórmula proporcional
Fórmula de la media
Fórmula electoral
mayoritaria más elevada (Cifra
repartidora D`Hont)
Circunscripción Circunscripción Circunscripción
electoral uninominal plurinominal
Fuente: Elaboración propia en base a legislación electoral
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Estructura del voto municipal
Los estudios electorales demuestran las diferencias tanto en los patrones de
votación como en el comportamiento electoral de los procesos municipales,
parlamentarios y presidenciales. Se encuentran documentadas estas distincio-
nes y la naturaleza de los comicios, llegando a entenderlos como mediciones
particulares y específicas del proceso político con factores relevantes que con-
figuran un escenario único y casi irrepetible, por un lado, el tipo de elección y,
por otro, el clima político predominante que influye en la interpretación de sus
resultados.
López y Morales (2005) describieron los modelos explicativos clásicos sobre
conducta electoral y concluyeron la vigencia y capacidad explicativa de variables
de largo plazo como la «identificación partidaria» en elecciones presidenciales.
Según Mainwaring y Scully (1995), Chile posee uno de los sistemas de partidos más
institucionalizados de la región; Luna (2008) confirma estos hechos, además de
reseñar un bajo nivel de volatilidad de los partidos políticos en las diversas eleccio-
nes nacionales, incluyendo las municipales. En el mismo sentido, fundamenta las
transformaciones de los partidos en el plano local producto de la creciente per-
sonalización e individualización del poder de los alcaldes. Navia (2004) ha señalado
el congelamiento en el volumen del electorado desde 1988 a 2001, Altman (2004)
se ha referido a la orientación del voto femenino siguiendo un patrón de análisis
comunal, sustentando el hecho del conservadurismo de su voto y su tendencia
a favorecer a sus pares de género. Ortega (2003) indica que, hasta el año 2000,
se comprueba una alta estabilidad electoral a nivel agregado, pero un creciente
desinterés por la política, desconfianza en la democracia y apatía por los partidos
políticos. Un cuadro general que destaca las particularidades del sistema municipal
chileno y un visión más bien estática del electorado, con predominio de rasgos
personalistas en las elecciones locales, escasa volatilidad y movilidad electoral,
aspectos que la municipal de 2008 vuelve a confirmar.
Sabido es que la conducta electoral está definida por determinantes de
“largo plazo”, como la identificación partidaria, factores religiosos o de clase,
y factores de “corto plazo”, centrados en temas coyunturales que influyen en
el votante, como temas económicos, de comunicación política y de issue voting
(temas de campaña). Las elecciones parlamentarias y presidenciales tendrían
mayor sustento en los primeros, las municipales dado el carácter personalista,
localizado y de escaso tiempo de campaña, se identifican con factores de corto
plazo en la conducta del electorado (distinguiendo a su vez entre alcaldes y
concejales, los primeros con predominio de determinantes de corto plazo y los
segundos, más bien de largo plazo).
Hasta cierto punto, el voto por alcaldes se ha convertido en un voto por
atributos: honestidad, confianza, cercanía; reflejados en los estudios de opinión
pública. El ejercicio del poder del alcalde, evidentemente, crea lazos de proximi-
dad, de contacto ciudadano, de solución de problemas ante sucesos focalizados y
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concretos; a fin de cuentas, asumen una función de governance (ejercicio del buen
gobierno) con predominancia de lo «técnico-gerencial» en el sistema local y de lo
«emotivo» en su relación con la gente, encarnando un estilo de liderazgo basado
en la búsqueda de resultados. Reservando sus compromisos políticos para las
sesiones del concejo municipal y en otras negociaciones con actores regionales
y nacionales, donde emerge la línea política que representa o su ideología. En
las elecciones locales, como se verifica en 2008, predomina justamente ante el
votante la fortaleza del poder personalizado del alcalde, la capacidad de gestión
de los titulares o la diferenciación de los retadores en el “hacer mejor las cosas”,
dejando la primacía de los partidos para la elección de concejales, quienes, en gran
medida, han tendido durante las campañas a imitar el personalismo alcaldicio, al
punto de aparecer como un grupo homogéneo de gestores locales dispuestos a
realizar obras y a suscitar cambios en sus comunas.
En el caso de Chile, la movilización a las urnas para las municipales es
más bien despolitizada, lo que refrenda la tesis del personalismo local y de la
supremacía de la nacionalización temática (issues): seguridad, educación, salud,
empleo, asoman como las preocupaciones que la ciudadanía le endosa a las
autoridades comunales, no estando ciertamente en sus manos solucionarlas de
manera exclusiva. También espera que su alcalde sea honesto, cercano y resuel-
va sus problemas. Naturalmente se deduce que el voto local es principalmente
un voto conservador, clientelista y poco ideológico. Las categorías morales tie-
nen escaso peso, a lo sumo sobre condiciones de probidad que la gente tiende a
estimar. El gobierno local crea redes referidas, principalmente, a cuestiones de
aseo y recolección de basura, pavimento, áreas verdes, promoción del desarro-
llo comunitario, en consecuencia, a «funciones reproductivas»: administración
de prestaciones que se sustentan tanto más en la municipalidad que en el alcalde;
dicho en otras palabras, requieren preferentemente de un sistema organizativo
y funcional para entregar estos servicios a la comunidad, y menos de un líder
local que se enfoque en una «función transformadora». En este último supuesto
descansa la nacionalización temática, concepto a desarrollar en capítulos poste-
riores, pero que emerge y se asienta en el territorio comunal.
Los alcaldes ejercen una función menos de representación política y más de
gestión local; al mismo tiempo, los concejales, si bien tienden a imitar las fortalezas
del alcalde, son parte de un sistema propio donde predominan partidos, pactos y
subpactos que prefijan, en gran medida, su éxito electoral. Cuando en Chile se elige
un alcalde se obtiene un gerente de recursos locales, situación que ha sido apro-
vechada por aquellos candidatos que han usado estrategias en terreno, activismo
barrial (artístico, cultural, deportivo), de contacto con los vecinos (puerta a puerta),
que escuchan y conocen a la gente; quienes se alinean con las características de una
elección coyuntural, con hegemonía de los factores de corto plazo, lo que les garan-
tizó, a la postre, resultados exitosos. Sin embargo, la exageración de esos atributos
podría concebir problemas en el sistema político local, ya que el liderazgo alcaldicio
puede llegar a descomponer el equilibrio del microsistema político: primero, per-
8. revista iberoamericana de estudios municipales
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sonalizando el gobierno, segundo —derivado de lo anterior— restándole poder a
la burocracia o al sistema organizacional municipal, en otras palabras, fagocitando
a la organización y ejerciendo el poder de modo autárquico, tercero, opacando al
concejo municipal y su ineludible rol. La mantención de este fenómeno local puede
tener efectos más allá de lo previsto, por ejemplo, Díaz, Giannini, Luna y Núñez
(2006), han señalado que estos roles de personalización local pueden tornar más
volátiles y más segmentadas las bases de apoyo de los partidos políticos, socavando
el apego a éstos en las comunidades.
Participación electoral
La elección municipal de 2008 constató nuevamente la baja participación elec-
toral y remarcó el alejamiento de los ciudadanos respecto de los procesos po-
líticos. Lo cierto es que todas la cifras señalan un dramática caída en la partici-
pación, lo que se suma al estancamiento del padrón electoral y al predominio
del segmento adulto y adulto mayor frente a la participación juvenil en las vo-
taciones.
TABLA 2: Participación electoral municipal
Indicador 1: Indicador 2:
Población
Votos Nulos y Votos Votos
en edad de Inscritos Votantes
Año válidos blancos válidos/ válidos/
votar (PEV)
inscritos PEV
Número %
1992 8.855.288 7.840.008 7.043.827 6.410.906 632.921 81,77 72,40
1996 9.597.331 8.073.368 7.079.418 6.301.298 778.120 78,05 65,66
2000 10.302.358 8.089.363 7.089.886 6.515.574 574.312 80,05 63,24
2004 11.118.687 8.012.065 6.874.315 6.123.375 750.940 76,42 55,07
2008 11.965.990 8.110.265 6.354.085 5.569.999 784.086 68,67 46,55
Fuente: Elaboración propia con datos de INE y www.elecciones.gov.cl
La Tabla 2 refleja el descenso en el número de votantes para cada año de
elección municipal, también la baja en los votos válidamente emitidos, asimismo
el estancamiento en la proporción de inscritos frente a la población en edad de
votar (PEV), y adicionalmente, una caída impresionante en la relación existente
entre las variables que miden la participación electoral (Indicadores 1 y 2). En
primer lugar, el descenso de los votos emitidos en referencia a la población
inscrita en registros electorales —Indicador 1— refleja una baja de un 16%
en 5 elecciones (81,77%, en 1992, a un 68,67%, en 2008), revelando una clara
tendencia en todos los comicios electorales a nivel local. Aún más, si bien las
municipales, luego de las presidenciales, son las elecciones que mayor interés y
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movilización electoral generan, las cifras de los votos válidos por sobre la PEV
—Indicador 2— constatan una nueva baja, esta vez de un 25,8% en las 5 elec-
ciones (72,40%, en 1992, hasta un 46,55%, en 2008). Un cuadro preocupante
de desinterés por la política y que se profundiza al examinar la participación
juvenil: en 1992, el 29,9% de los inscritos eran jóvenes; en 1996, eran el 22,2%;
en 2000, eran el 16%; para el año 2004 eran el 8,9% y en 2008, tan sólo el 8% de
los votantes eran jóvenes. A lo que habría que agregar que, en 2004, el 85,79%
de los inscritos votaron; en 2008, sólo el 78,34%.
En suma, no sólo bajan los votantes, los inscritos y los votos válidos, refuerza
la baja participación el aumento de los votos nulos y blancos, subieron los absten-
cionistas (1.507.526 personas en 2008) y quienes no se registraron en los procesos
electorales, un fenómeno paralelo que debilita y fragmenta la legitimidad del sistema
político y del gobierno representativo, pudiendo generar perpetuación en los cargos
de los representantes debido al congelamiento del elector y ubica a Chile en una
situación problemática respecto a la participación electoral junto a otras democra-
cias occidentales.
Dinámica preelectoral de los pactos
La formación de coaliciones electorales siguió, en 2008, patrones tradicionales
de organización política en Chile. Como es sabido predominó el uti possidetis
(literalmente: como poseéis), es decir, “el que tiene mantiene”, una frase divul-
gada por los líderes partidarios, cuyo eje consistió en la nominación de candi-
datos privilegiados, tanto con opciones de ganar como de no alterar el sistema
de cupos adquiridos por cada partido a nivel territorial, prevaleciendo en esta
negociación los partidos que se sentían depositarios de los sillones alcaldicios
obtenidos en elecciones pasadas.
Ciertamente, el objetivo de los partidos en las elecciones municipales es
maximizar el número de votos (concejalías en primer lugar y luego en alcaldes), en
seguida, maximizar el número de representantes con dichos votos. La estrategia
en concejalías es más bien centrífuga y partidista, consiste en ampliar el radio de
acción en un alto número de candidatos buscando la mayor cantidad de votos y
capturar la mayor parte del segmento electoral. De este modo, compiten para
obtener el mayor número de comunas y el mayor número de votos en las comu-
nas con más inscritos de modo de mejorar su votación nacional. La estrategia
en alcaldes es centrípeta y coalicionista, radica en seleccionar a los candidatos
privilegiados en cada comuna, evitar la dispersión nominando al de mayor po-
tencial relativo y aumentar así las posibilidades de elegir directamente al alcalde
(elegibilidad). Compiten para obtener el mayor número de comunas, comunas
con más inscritos, el mayor número de comunas capitales regionales y comunas
con más población, con eso mejoran o equilibran su rendimiento electoral frente
a los otros pactos.
10. revista iberoamericana de estudios municipales
56 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
En las municipales de 2008 compitieron 7 pactos electorales. La primera
lista inscrita fue Por un Chile Limpio, el cual incluyó al Partido Regionalista de los
Independientes (PRI), al Partido Ecologista (PE) y a independientes, algunos ex
concertacionistas y miembros del partido en formación ChilePrimero (CH1). Esta
última colectividad, de escindidos del PPD, fue rechazada como partido por el
Servicio Electoral —al menos previo a las municipales—. De modo que los di-
rigentes del grupo apoyaron a independientes que adscribieran o simpatizaran
con la naciente colectividad y optaron por incluirse en este pacto. El PRI utilizó
el lema de campaña “Hola vecino”, con el cual intentaron marcar cercanía con la
gente, a la par de utilizar temas de transparencia y probidad, distanciándose de
los partidos tradicionales y revelando las omisiones de sus competidores en este
plano. Las apuestas preelectorales de los líderes del pacto eran conseguir una
votación cercana al 4% o 5%, pero su éxito electoral sobrepasó sus expectativas,
pues llegaron al 7% a nivel nacional en concejales.
La segunda lista fue el pacto La Fuerza del Norte, el cual incluyó al Partido
Fuerza País (PFP) y a independientes. Una coalición circunscrita a un número
limitado de comunas en la zona norte del país. Un pacto instrumental de escin-
didos de las grandes coaliciones dispuestos a competir en alcaldías y concejales.
Su votación llegó al 0,49% en concejales.
En 2008, el diseño de la Concertación fue radicalmente distinto a las elec-
ciones anteriores: hubo competencia interna en elección de concejales, no así en
alcaldes. Se inscribieron dos listas que tuvieron su génesis en el Partido Por la De-
mocracia (PPD) y el Partido radical (PR), quienes procuraron duplicar el número de
candidatos a concejales y con ello aumentar su votación. En 2004, la Concertación
llevó 2.121 candidatos y en 2008, con ambas listas, inscribieron a 4.105, bajo el
supuesto de capturar mayor electorado a su favor, aumentando la dispersión de
votos y buscando obtener preferencias superiores que sus contendores. En efecto,
la tercera lista inscrita fue la Concertación Democrática, que unió al Partido Demó-
crata Cristiano (PDC) y al Partido Socialista (PS), quienes en virtud del escenario
descrito, previeron una elección compleja y se centraron en evitar caídas drásticas,
básicamente a conservar el número de electos. El PDC intentó mantenerse como
partido mayoritario, cuestión que finalmente no ocurrió. Este pacto obtuvo el 27,9%
de las preferencias nacionales en concejalías.
La cuarta lista fue el Juntos Podemos Más, integrada por el Partido Comunista
de Chile (PC), el Partido Humanista (PH) e independientes. EL PH llevó 76 can-
didatos a alcalde y 575 a concejales, cifra superior a los 26 y a los 260 candidatos
respectivos en 2004, pero que nos les trajo éxito electoral. El PC intentó benefi-
ciarse con el pacto por omisión con la Concertación, el cual tuvo resultados dis-
pares. Junto a ello aspiraban a obtener un 10%, pero el pacto obtuvo un 9,08% de
la votación en concejales, resultado a primera vista mediocre, pues prácticamente
iguala lo obtenido en 2004.
La quinta coalición electoral fue la Alianza, conglomerado histórico de la
oposición política de centro derecha. Integró a Renovación Nacional (RN), a la
11. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
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Unión Demócrata Independiente (UDI) y a independientes. Propusieron una cam-
paña marcada por el tema de la “alternancia en el poder”, buscando exponer las
fallas del gobierno y mostrarse a sí mismos como el pacto del futuro. En ese senti-
do se intentó transmitir un mensaje positivo, especialmente RN, que manifestó el
anhelo de obtener la presidencia en 2009 y tendió a presidencializar la municipal
con miras a potenciar a su precandidato. En tanto, la UDI presentó 167 candidatos
a alcalde y 1.074 a concejales, enfatizando su opción de marcar los problemas del
oficialismo con temas de transporte, seguridad, gestión, etc. El pacto logró un
35,99% de la votación a concejalías.
El sexto pacto fue la Concertación Progresista, formada por el PPD y el
PR. Los primeros propusieron el eslogan “Marca la diferencia”, acentuando su
ideario progresista y desmarcándose de la concertación tradicional. Además,
incluyeron en su propaganda electoral a la Presidenta Bachelet, con el objetivo
de apropiarse de las características de cercanía y afectividad, diferenciándose en
esto del resto de los partidos del bloque oficialista y marcando su alineamiento
con el gobierno. El PR buscó innovar con mensajes que integraron chilenismo
tradicional y nuevas tecnologías, una fusión del espíritu y tradición radical y su
adaptación a la nueva sociedad. El pacto llevó 93 candidatos a alcaldías y 1.391 a
concejales, obteniendo un 17,34% de la votación nacional en concejales.
Finalmente, los independientes fuera de pacto lograron un 1,59% de la vota-
ción, cifra marginal que sustenta la naturaleza partidista de los comicios a conceja-
les y la opción preferente para los independientes de sumarse a las listas o de lo-
grar alianzas con los partidos grandes (“partidos ancla” interpactos), buscando la
elección desde dentro de una plantilla partidista. Esto último incentiva la utilidad
electoral por sobre las diferencias ideológicas y derriba la barrera de elegibilidad
de los independientes.
III. Contexto Previo: Política en varios frentes
La situación política estuvo marcada por condiciones y sucesos específicos que
influyeron de modo diverso en las elecciones municipales, los cuales deben ser
considerados en el análisis de los resultados del 26 de octubre.
Con más de seis meses previos a la elección se conoció uno de los casos de
mayor impacto comunicacional referido a corrupción e irregularidades en algunos
municipios, lo que produjo efectos inmediatos en las comunas de Recoleta y Hue-
churaba (dirigidos por alcaldes de la Alianza –UDI–), y efectos inesperados en Ñu-
ñoa, Colina, Buin, Macul o La Pintana (al mando de alcaldes de distintos partidos).
En los primeros, la Contraloría de la República publicó informes sobre anomalías
en contratos con empresas prestadoras de servicios y dobles contratos con fun-
cionarios municipales, entre otros temas. Antecedentes que sembraron dudas en
la gestión municipal y que evidenció, más allá de las responsabilidades políticas, un
frágil modelo de gestión municipal, un sistema de control interno débil y la ausencia
12. revista iberoamericana de estudios municipales
58 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
de la información requerida por el organismo contralor; lo que demostró nueva-
mente la complejidad de la administración local y sus restricciones para cumplir con
los requerimientos de control y con la rendición de cuentas frente al ciudadano. En
efecto, los municipios enfrentan un doble vínculo: una tendencia al inmovilismo de
acuerdo con las restricciones para aplicar innovación y creatividad a la gestión, y una
disposición a cometer faltas u obviar procedimientos para conseguirlos. Más allá
de determinar y concluir los casos de corrupción, este hecho perfiló como actor
relevante a la Contraloría, constituyéndola en un protagonista del proceso electoral
municipal, además de confirmar la precariedad específica y crónica del sistema mu-
nicipal. La difusión de fiscalizaciones se interpretó como una señal de transparencia,
contribuyendo a la información sobre el manejo de recursos públicos a nivel local y
fortaleciendo, eventualmente, la labor del votante, siendo capaz de alterar la agenda
pública y modificar la competencia política: alcaldes titulares dejaron la competencia
en 2008 (Recoleta) y otro renunció a su partido político en vistas del escaso apoyo
de su colectividad (Huechuraba); sin embargo, en términos generales, el impacto de
este tema en los votaciones fue prácticamente nulo.
Un lugar destacado durante el período preelectoral tuvo la irrupción de
medios digitales referidos a las elecciones: portales y páginas web promovieron
el debate virtual y cedieron espacios en la red a los candidatos con el propósito
de contribuir a la información y elección ciudadana3. Sin embargo, el uso de las
nuevas tecnologías en la política chilena sigue siendo pobre, de influencia par-
cial: sectores urbanos, segmento joven y adulto joven (población que, según los
datos electorales, no está orientada al voto), y subutilizado, sólo en la difusión
de ideas y voluntarios, mas no en la obtención de recursos ni mucho menos de
votos. Incluso, algunos estudios determinaron que uno de cada tres candidatos
usó estos medios y los contenidos se refirieron sólo a noticias o información
personal4. Por tanto, la influencia de la web 2.0 en la política, pese a ciertos
grupos de promoción, es de escaso impacto y está lejos de los avances en “de-
mocracia digital” de países como Estados Unidos.
Otro fenómeno de relevancia fue el pacto electoral por omisión entre el Par-
tido Comunista y la Concertación, un acuerdo instrumental para comunas claves
con mucho de ingeniería electoral. Se nominaron candidatos preferentes en comu-
nas específicas: en 8 a figuras del pacto Juntos Podemos omitiéndose la Concerta-
ción de postular, y en otras 17 se marginó el primer pacto a favor del oficialismo,
como una forma de mejorar el rendimiento electoral frente a la Alianza. Situación
3 Ejemplos fueron www.tueliges.cl de Función País Digital; www.porquienvotoyo.cl de Indepen-
dientes en Red y otros organismos, también: www.votocontrario.cl y aquellos relacionados
con medios de comunicación tradicionales: prensa escrita, radios y canales de televisión con
sitios en internet.
4 Véase el informe “Uso de Herramientas Online en las Elecciones Municipales 2008”, Univer-
sidad Diego Portales y Empresa STORM, en 44 comunas con el 50% de la fuerza electoral del
país. Un análisis de contenido de web de candidatos, blogs y redes sociales.
13. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
59
Roberto Lagos F. pp 47 - 72
que generó dudas en el PDC, que siendo parte de las negociaciones, esbozó argu-
mentos ideológicos y de posicionamiento ante el electorado para no profundizar
el acuerdo. Durante la campaña se pretendió extender la negociación a otras co-
munas, precisamente donde candidatos DC experimentaban competencias reñidas
con sus oponentes de la Alianza, de modo de aumentar la “omisión” con el PC. Con
los resultados en mano, los dirigentes Concertacionistas alabaron este mecanismo
y propusieron su extensión para las parlamentarias, de acuerdo con las posibilidades
de sumar votos frente a la arremetida de la Alianza; no obstante, el efecto electoral
del pacto no fue concluyente5.
Sin embargo, un tema de máxima relevancia para el análisis politológico fue
la presentación de dos listas para concejales, lo que dividió, por primera vez, a
los partidos de la Concertación. Esto generó desconcierto en los ex presiden-
tes de la República, altos representantes del bloque y dirigentes DC. Las listas
Democrática y Progresista fueron interpretadas por algunos como un quiebre
en el pacto de gobierno, ya que, formalmente, los votos y la asignación de sillas
municipales se desagregan si se desconoce la unión oficial de los partidos que
integran el bloque, dejando al conglomerado original en una situación desmejo-
rada respecto de la Alianza y de su propia historia. Para otros, especialmente
para los promotores del acuerdo, representó una innovación electoral que le
permitiría a todos los partidos del oficialismo obtener más votos. Las dos listas
fueron asumidas sin unanimidad y con amplias resistencias, adoptadas como un
mecanismo de ingeniería electoral tipo “atrápalo todo” (Kirchheimer, 1980) y
opacó la opción de construir un nuevo ordenamiento partidario o un nuevo eje
progresista dentro del oficialismo, lo que le podría haber otorgado dinamismo
y proyección. Con todo, y a la luz de los resultados, las dos listas a concejales
instauraron un error político, primero, por una señal de división del conglome-
rado, y segundo, por la legitimación otorgada de modo gratuito a candidatos
que compitieron por fuera de ambas listas (aun siendo concertacionistas) y que
fueron a engrosar a independientes fuera de pacto o a listas como Por un Chile
Limpio. En un sentido algo más general, pero certero, se desdibujó una concer-
tación de partidos como modelo político y germinó una concertación como
acuerdo de tipo instrumental.
IV. Campaña municipal: ausencia de municipalismo
De hecho, y antes de analizar los resultados electorales, este trabajo sostiene
cuatro dimensiones de análisis que caracterizaron la campaña municipal, simples
5 Las 17 comunas con omisión del pacto de izquierda fueron: La Florida, Concepción, Copiapó,
Ñuñoa, Huechuraba, Melipilla, Quintero, La Cisterna, San Esteban, La Estrella, Peralillo, Qui-
rihue, Combarbalá, Curicó, Maipú, Osorno y Viña del Mar. Con omisión de la Concertación:
Pedro Aguirre Cerda, Los Vilos, Cañete, Limache, Diego de Almagro, Canela, Til Til y La Ligua.
14. revista iberoamericana de estudios municipales
60 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
y elocuentes: (1) siendo una elección local, la aparición de figuras nacionales
fue superlativa, (2) se visibilizaron issues o temas de campaña nacionales y se
relegaron los temas propiamente locales al punto de disiparlos, además (3) la
campaña se caracterizó por la hegemonía y autoridad estructural de los partidos
políticos durante el proceso, sin embargo, (4) éstos fueron gradualmente reple-
gados hasta ausentarse de la propaganda electoral y del discurso de los propios
candidatos-militantes, reflejando una evidente ambigüedad entre el discurso y la
práctica de la clase política.
Presidencialización y nacionalización
El efecto político de “presidencialización” se evidencia en el afán de los partidos
políticos por instalar a sus principales figuras en la contienda municipal e incluirlos
en la política local, posicionar a sus presidenciables frente al electorado comunal;
aun cuando el discurso político haya sido, precisamente y siempre, lo contrario.
Para ratificar aquello se observó la alta participación que tuvieron las cartas presi-
denciales de los partidos políticos acompañando a candidatos municipales, retra-
tándose en diversos medios comunicacionales (gigantografías, palomas, trípticos y
todo el material de publicidad política), generando vínculos y relaciones políticas
en una suerte de apadrinamiento, tratando de traspasar la popularidad nacional
de los principales líderes a ciertos candidatos locales. Este efecto político eviden-
cia, una vez más, la separación entre el discurso político y las prácticas políticas:
presidenciables manifestando no presidencializar la municipal6.
Así, esta movilización de las elites políticas dejó en evidencia un momento
político que fomentó la excesiva figuración de personajes nacionales, la disper-
sión de candidatos locales (dentro y fuera de partidos y pactos), la dificultad de
los partidos de presentar candidatos de consenso, la alta personalización de la
política municipal y un efecto anticipatorio de las presidenciales de 2009.
El fenómeno de “nacionalización temática” se estableció porque los agentes
políticos se refirieron a issue voting de naturaleza macropolítica, pese a las condi-
ciones estructurales que limitan este tipo de elecciones. Aunque las municipales
se diferencian del resto de los comicios en cuanto a participación política (mayor
participación tienen las presidenciales) y en cuanto a los temas que tratan (gene-
ralmente temas cotidianos), durante 2008 las municipales versaron sobre temas
nacionales, ciertamente complejos y de nula exclusividad municipal. Constatando
6 El precandidato presidencial Sebastián Piñera (RN) realizó giras nacionales para apoyar a más
de cien candidatos de sus filas, independientes e incluso UDI. También Ricardo Lagos (PS-
PPD), José Miguel Insulza (PS), Eduardo Frei (DC), Soledad Alvear (DC) y Joaquín Lavín (UDI),
líderes con los mayores niveles de popularidad e intención de voto en 2008, realizaron faenas
electoralistas similares, se retrataron junto a candidatos preferidos, aparecieron en reuniones
y en actos de campaña en casi la totalidad de las comunas.
15. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
61
Roberto Lagos F. pp 47 - 72
de este modo la ausencia de discusión de las necesidades y problemas locales,
segregándolos a un lugar secundario, lo que afecta directamente al ciudadano en
las comunas del país. Los issues de campaña son aquellos elementos temáticos que
generan opinión, debate y posicionamiento de los principales actores públicos y
entregan información relevante sobre política a los votantes, quienes pueden con-
figurar su voto de acuerdo con la interpretación que realizan sobre la ideología o
la reputación de los candidatos. En la fase previa a la campaña y durante el período
de propaganda legal, los temas tratados por los principales candidatos mostraron
una escasa diferenciación. Naturalmente, sintonizaron con las preferencias de los
electores demostrando así su conocimiento de las preferencias del votante, de
hecho, la mayor parte de los sondeos electorales durante las municipales se-
ñalaron que las preocupaciones de la gente se referían a problemas públicos de
alcance nacional, como la educación, la salud, la seguridad pública y otros, en los
cuales poca o nula competencia tienen las autoridades comunales, siendo éstas
asistentes o colaboradoras de otras agencias. En ello recae esta sintonía de los
candidatos con los votantes, ya que se apropian de los contenidos que preocupan
a la mayor parte de la gente, aun cuando no sean atribuciones del cargo que aspi-
ran a ocupar, optimizando su rendimiento electoral7.
Del análisis anterior resulta crucial tener en cuenta que ambos fenómenos
pasan por alto la heterogeneidad comunal, aportando escaso debate al sistema mu-
nicipal chileno, demostrando que los candidatos locales, especialmente los alcaldes,
se enfocan menos en las particularidades (de suyo complejas, pero atinentes a lo
local) y más en las generalidades (simples discursivamente, atractivas comunicacio-
nalmente, rentables políticamente, pero atinentes a lo nacional). En suma, presiden-
cialización y nacionalización son dos caras de la misma moneda que contribuyeron
a distorsionar el sistema local, evidenciando el predominio de los bloques políticos
tradicionales que sostienen y potencian a sus candidatos nacionales, quienes gene-
ran, mantienen y debaten temas públicos alejados de lo local, aumentando la distan-
cia entre las elites y los ciudadanos, ya que estos últimos esperan de las autoridades
beneficios políticos y bienes públicos que los primeros no están en condiciones de
entregar dado el carácter atomizado del proceso político nacional.
Partidización y despartidización
Otro aspecto destacable del proceso político de 2008, fue la minimización de
los partidos políticos, tanto en los medios de comunicación que utilizaron los
candidatos con los electores, como en la disposición y reputación política de los
7 Los principales problemas a solucionar por un alcalde durante la campaña fueron: combate con-
tra la delincuencia, funcionamiento de los consultorios y la educación de la comuna, con mencio-
nes sobre el 45% de los consultados. Estudio Nacional de Opinión Pública, CEP, junio 2008.
16. revista iberoamericana de estudios municipales
62 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
postulantes. Una ausencia de partidos en la comunicación del candidato, pero
una presencia indiscutida de ellos en la definición de nominados y en el armado
de campaña. Una especie de contrasentido, una cara visible: la despartidización
en el proceso final de campaña, pero, una cara oculta: el imperio sin contrapeso
de los partidos en acciones previas. En este sentido, las colectividades políticas
que sustentan a los candidatos se desligan, anulando su efecto comprometedor
frente a la conquista de votos, pero conservan el poder indiscutido tras una
campaña municipal. De hecho, pese a su escaso apoyo ciudadano, siguen siendo
los grandes actores del proceso político chileno, puesto que crean los mensa-
jes de campaña, arman equipos, financian candidaturas, seleccionan, nominan y
socializan políticos, promueven la competencia formando pactos, subpactos y,
más tarde, se adjudican los votos. Este efecto político de repliegue o ausencia
de los partidos (despartidización) durante la campaña y al finalizar ésta, luego
de una partidización previa, demuestra la fragilidad del sistema de elecciones
locales y la creación de incentivos a los candidatos de alejarse de los grupos
que los pueden comprometer, erigiendo una especie de engaño-simulación a
los ciudadanos, ocultando información o siendo esquivos en proporcionársela.
La propaganda electoral ha demostrado la escasa información de los candidatos
respecto de los partidos o coalición política que los respaldan, lo que indica una
estrategia de desafección hacia la política partidista y hacia los políticos que los
nominaron, en un juego electoral del cual siendo parte, lo ocultan en su propa-
ganda y lo desvanecen en sus discursos, lo cual se suma a la escasa entrega de
información sobre el programa de trabajo del postulante. El ostensible repliegue
de los partidos resulta paradójico, ya que el propio sistema de partidos ha per-
mitido que se borre su identidad confundiendo o desinformando a los votantes.
Los candidatos, al menos comunicacionalmente, se desligaron de una institución
desprestigiada, despolitizándose; además, basados en planteamientos genera-
les frente al gobierno local, se diferenciaron pobremente, suscribiendo temas
genéricos, mediáticos y con propuestas sin control ni evaluación ciudadana o
técnica.
V. Resultados: electorales y políticos
En octubre de 2008, Michelle Bachelet cumplió 31 meses en la presidencia y
comenzó la cuenta regresiva de catorce meses para una nueva elección presi-
dencial. Los líderes políticos intentaron proyectar los resultados municipales
en el gobierno y en la definición de las presidenciales 2009. No obstante, el
oficialismo eludió el primer punto, externalizó los daños y encuadró las eleccio-
nes en las comunas y en los partidos. En tanto, la oposición intentó débilmente
sostener la caída de alcaldes oficialistas en la capital, producto del fracaso de
la política de transporte, cuestión que, a la postre, no trascendió. De hecho,
los partidos se enfocaron en las presidenciales para obtener un buen punto de
17. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
63
Roberto Lagos F. pp 47 - 72
negociación y conseguir acuerdos políticos relevantes para las parlamentarias.
La elección local operó más como un acicate presidencial 2009 y menos como
una evaluación gubernamental.
Los competidores
Desde el punto de vista del análisis político, competidores son, más allá de los
candidatos, las coaliciones o pactos políticos y/o electorales (los cuales fue-
ron detallados anteriormente), los partidos políticos, fundamento del sistema
democrático. Desde 1992, sólo seis partidos han presentado candidaturas en
todas las elecciones municipales: UDI, RN, PDC, PPD, PS y PC. Hay colectivi-
dades que aparecieron a partir de 1996, como el PH o el PRSD que aglutinó a
los partidos Radical y Social Demócrata, estando presente como tal en cuatro
elecciones; en tanto, partidos como el Partido Nacional (PN), el Partido Liberal
(PL) o la Unión de Centro Centro (UCC), han desaparecido de la competencia
política, emigrando sus integrantes hacia otros partidos o fusionándose con gru-
pos mayores. Por otra parte, han surgido nuevos partidos como los regionalis-
tas que, en 2008, formaron el Partido Regionalista de los Independientes (PRI),
o la Izquierda Cristiana que volvió a postular a cargos públicos. En 2008, doce
partidos se presentaron a concejalías: UDI, RN, PDC, PS, PC, PPD, PRSD, PH,
PRI, Partido Fuerza País, Partido Ecologista y la Izquierda Cristiana.
Una conclusión del proceso político reafirma la estabilidad en las votacio-
nes de los partidos políticos, confirmando la escasa variabilidad en las votacio-
nes (a lo sumo, la agudización de la caída DC), la existencia de un pluralismo
moderado, la reducida polarización ideológica y el predominio de las principales
fuerzas políticas que han actuado, prácticamente sin contrapeso, durante los
últimos veinte años.
La multidimensionalidad de las municipales
Puede parecerle a la opinión pública que las elecciones políticas generan resul-
tados sin perdedores, ya que los líderes de los partidos, oficialistas y oponentes,
esgrimen argumentos positivos y optimistas respecto del rendimiento electoral
propio y exaltan condiciones favorables para sus colectividades. De este modo,
usan y abusan hábilmente de los resultados, inclinando algunas dimensiones
del análisis electoral hacia sus grupos. Por el contrario, es inusitado reconocer
errores y derrotas políticas. Esto puede resultar insólito para la ciudadanía,
pero evidente para el análisis politológico. Siavelis (2005) ha señalado que en los
procesos eleccionarios los dirigentes políticos intentan alcanzar una serie de ob-
jetivos, más allá de la maximización de votos y de escaños, muchos de los cuales
no son examinados por los analistas. Si bien Siavelis ha examinado la selección
18. revista iberoamericana de estudios municipales
64 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
de candidatos y la formación de pactos y subpactos en las parlamentarias chile-
nas, es posible extender esta premisa para el sistema de elecciones municipales
y reflexionar sobre sus proposiciones, puesto que no sólo los votos o cargos
conquistados por partidos y coaliciones son los resultados de una elección, exis-
tieron otros fines políticos como el posicionamiento presidencial de 2009 (RN),
el éxito o no de los bloques (tradicionalmente Concertación, Alianza en 2008,
y Por un Chile Limpio como sorpresa), de subpactos (PRI e independientes en
2008), el rendimiento de las coaliciones con otros grupos políticos (pacto por
omisión Concertación-PC), los fines de supervivencia (Juntos Podemos Más,
PR), etc. Todos los cuales deben ser parte del juicio del investigador.
Convencionalmente se ha señalado que existen al menos cuatro crite-
rios generales para determinar los ganadores en las municipales: el porcentaje
de votos a alcaldes, el número de alcaldes electos, el porcentaje de votos a
concejales y el número de concejales electos. Siguiendo esta matriz de análisis
y asumiendo los argumentos de Siavelis, es útil reelaborar esta proposición y
asumir una postura simple y fecunda: a las cuatro dimensiones descritas a nivel
de alcaldes (votos y porcentajes) y concejales (votos y porcentajes), se incluye
una variante a nivel de alcaldes en «comunas emblemáticas» (debido al carácter
personalista y coalicionista de la elección) con tres subdimensiones: ganador en
las comunas con más inscritos, en comunas capitales regionales y en comunas
más pobladas. A la postre, siete criterios que permiten examinar, en detalle, la
elección mejorando su comprensión.
TABLA 3: Dimensiones de análisis de la elección municipal
Elección Municipal Dimensión de Análisis
1- El porcentaje de votos a alcaldes (%)
2- El número de alcaldes electos (N°)
3- Victorias de alcaldes en comunas
Elección de Alcaldes emblemáticas (N°):
3.1- Comunas con más inscritos
3.2- Comunas capitales regionales
3.3- Comunas con mayor población
Elección de Conceja- 1- El porcentaje de votos a concejales (%)
les 2- El número de concejales electos (N°)
Fuente: Elaboración propia
La elección municipal de octubre de 2008 constituyó, en términos globales,
una nueva victoria para la Concertación, que superó al resto de los pactos. Triun-
fó en una de las elecciones de alcaldes, el número de alcaldes electos (146 frente
a 142 de la Alianza), y en las dos elecciones de concejales, en porcentaje de votos
19. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
65
Roberto Lagos F. pp 47 - 72
para los candidatos de sus filas (44,43% seguido de un 35,99% de la Alianza) y en
número de concejales elegidos (1.064 sobre 863 de la Alianza). Sin embargo, el
triunfo no fue total, pues se quebró la tendencia municipal desde 1992, ya que,
por primera vez, la Alianza superó a la Concertación en una de las elecciones a
alcaldes: la votación nacional de alcaldes del pacto (45,56% de los votos contra
38,46% de la Concertación).
TABLA 4: Resultados elecciones municipales por coalición
Elecciones de Alcaldes Elecciones de Concejales
Coaliciones
Votos Votos Votos Votos
Electos Electos
Nº (%) Nº (%)
Por un Chile Limpio
249.237 4 7 421.799 7,57 117
(PRI y P. Ecologista)
Fuerza del Norte
24.182 0,38 1 27.384 0,49 7
(Partido Fuerza País)
Concertación Democrática
1.787.271 28,71 99 1.554.379 27,90 673
(PDC y PS)
Juntos Podemos Más
396.388 6,36 7 506.176 9,08 80
(PC, PH, Izq. Cristiana)
Alianza
2.524.989 41,44 143 2.005.153 35,99 863
(RN y UDI)
Concertación Progresista
607.159 9,75 47 966.183 17,43 391
(PPD y PR)
Independientes
635.118 11,8 41 88.925 1,59 12
fuera de pacto
Total 6.224.344 99,96% 345 5.569.999 100% 2.143
Para el análisis electoral se suman las dos listas de la Concertación
En las comunas de Cholchol y Sierra Gorda el TRICEL hizo repetir la
elección en 2009, lo que se incluye
Fuente: Elaboración propia con datos de www.elecciones.gov.cl
Es importante, además, considerar la eficacia lograda por el pacto Por
un Chile Limpio que obtuvo algo más del 7% en concejales, posicionándose
claramente frente al resto de las colectividades. También destacó el opaco re-
sultado del Juntos Podemos Más, un 6% en alcaldes y un 9% en concejales, pues
demostró un estancamiento en sus votaciones, aun cuando lograron 7 alcaldías,
incluyendo la emblemática comuna de Pedro Aguirre Cerda. Adicionalmente
20. revista iberoamericana de estudios municipales
66 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
es importante considerar el 10% de votación en alcaldes para candidatos in-
dependientes, lo cual refleja la aparición de líderes locales mayoritariamente
escindidos o descolgados de los pactos tradicionales, lo que pone de relieve la
fragmentación partidista que caracterizó la elección de alcaldes y la relevancia
de los competidores extra partidos. En contraste, ese alto porcentaje en alcal-
des se diferencia del marginal 1,5% de los candidatos independientes elegidos
concejales; este hecho sustenta lo afirmado en este artículo referido a la impor-
tancia de los partidos en este tipo de elección y su naturaleza profundamente
político-partidaria.
Ahora bien, y de acuerdo con las subdimensiones de análisis propuestas,
la Alianza logra una efectividad electoral sobresaliente. Con ello consigue ob-
jetivos secundarios a la elección general, pero válidos para ser incluidos en el
análisis político, ganó en los tres niveles de análisis referidos a elecciones de
alcaldes, dando a entender una planificación exitosa de su plantilla de candida-
turas y en la concentración de votos sobre candidatos privilegiados del sector.
Por una parte, se impuso en las diez comunas con más inscritos (y que en 2008
fueron, a la vez, las comunas con más votantes), la Alianza obtuvo siete alcaldías,
la Concertación sólo dos y una alcaldía fue conquistada por un independiente
fuera de pacto. Por otra parte, en las 15 comunas capitales regionales, la Alianza
consiguió nueve sillones municipales, la Concertación dos, los independientes
fuera de pacto tres y el pacto Por un Chile Limpio obtuvo una alcaldía. Por úl-
timo, en comunas con mayor población predominó también la Alianza logrando
seis alcaldías, la Concertación tres y un independiente fuera de pacto obtuvo
uno. A lo que se suma el hecho de que 7.894.026 habitantes tienen gobiernos
locales dirigidos por alcaldes aliancistas y 6.378.576 habitantes son, a partir de
2008, gobernados por alcaldes concertacionistas, o sea, un 47,6% de la Alianza
frente a un 38,5% de la Concertación. Este análisis puede ser observado en de-
talle en las Tablas explicativas 6, 7 y 8 en el Anexo.
En resumen, el porcentaje de votos a alcaldes (%) fue para la Alianza, el nú-
mero de alcaldes electos (N°) para la Concertación; las victorias de alcaldes en
las subdimensiones (N°) que implican las comunas con más inscritos, capitales
regionales y con mayor población, fueron para la Alianza; en tanto, el porcentaje
de votos a concejales (%) significó un nuevo logro para la Concertación, además
del número de concejales electos (N°). De esta forma, el oficialismo se adjudicó
las dimensiones del análisis electoral más importantes, pero la Alianza obtuvo
un rendimiento electoral significativo al lograr el triunfo en las votaciones de
alcaldes y en todas las subdimensiones referidas a logros específicos y de alto
impacto comunicacional en comunas emblemáticas, equilibrando el resultado
final de superioridad tradicional de la Concertación.
Si se comparan las elecciones 2008 y 2004 (véase Tabla 5) es posible cons-
tatar un descenso de la Concertación en su porcentaje de votación de 44% a
38% en alcaldes, y de 46% a 44% en votos de concejales. En cambio, la Alianza
sube ligeramente de un 38% a un 40% en alcaldes, pero también cae su votación
21. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
67
Roberto Lagos F. pp 47 - 72
en concejales de 37% a 35%. El Juntos Podemos se muestra estable en ambas
votaciones en torno a un 6% en alcaldes y 9% en concejales. En 2004, la Con-
certación obtuvo 1.126 candidatos electos, la Alianza 886, el Juntos Podemos
89 y los independientes 43 concejales. En 2008 resulta revelador el aumento
de otros pactos, de un 10% en 2004 a 14% en alcaldes y de un 5% a un 10% en
concejales, lo que reafirma la formación de grupos (fundamentalmente del Pacto
Por un Chile Limpio) y de independientes que compitieron con eficacia electo-
ral, amagando parcialmente la fuerza de los grandes bloques.
TABLA 5: Resultados elecciones municipales por coalición, 2004-2008.
2004 concejales 2008
concejales
concejales
concejales
alcaldes
alcaldes
alcaldes
alcaldes
Coalición
N°
N°
N°
N°
%
%
%
%
Alianza 38,72 104 37,68 886 40,56 143 35,99 863
Concertación
44,81 203 47,89 1126 38,46 146 44,43 1064
(CD+CP)
Juntos
5,9 4 9,2 89 6,36 7 9,08 80
Podemos
Otros 10,5 34 5,3 43 14,62 49 10,05 136
Total 100 345 100 2144 100 345 100 2143
Fuente: Elaboración propia en base a www.elecciones.gov.cl
En cuanto al desempeño de los partidos políticos en la elección de concejales,
el PDC fue el partido más desfavorecido, presentando una dramática caída, agudi-
zada en 2008 (13% de los votos), pasando de ser el principal partido municipal a un
tercer lugar, superado por los dos partidos aliancistas. Pese a que la Alianza no ganó
en la elección de concejales, sus partidos lograron cierto éxito electoral aun cuando
tampoco hayan superado sus propias votaciones del año 2004. Esto es el reflejo más
fiel de la caída de los partidos de la Concertación y menos de un buen resultado de
RN y la UDI, quienes se encumbraron como los partidos más votados logrando el
16,11% y el 15,09% respectivamente. En efecto, no sólo cae el PDC, también el PPD
(8,53%), el PS (11,17%) y el PR (5,19%), lo cual revela un estancamiento en sus vota-
ciones y una disminución considerable, al menos desde 2000 a la fecha, sustentando
la debilidad de la estrategia de las dos listas a concejales encabezada por el sector
progresista del oficialismo. De hecho, las listas separadas incidieron negativamente
en el electorado que se pudo confundir al ver la multiplicación de candidaturas (no
22. revista iberoamericana de estudios municipales
68 Año I, Nº1. Primer Semestre. Marzo de 2010
sólo oficialistas, sino también de candidatos fuera de los grupos tradicionales) y en
los vínculos o relaciones intra Concertación. El PC logró un 4,9%, el PH el 1,8% y el
PRI 3,7%. A diferencia de las elecciones entre 1992 y 2000, 2008 aparece con mayor
concentración de votos, siendo la DC y la UDI los partidos con mayor variabilidad
desde 1992, y el resto de las colectividades con una gran estabilidad electoral.
FIGURA 1: Resultados elecciones municipales por partidos
Fuente: Elaboración propia con datos de www.elecciones.gov.cl
Con todo, el oficialismo a nivel local mantiene supremacía, aunque la elec-
ción en alcaldes haya favorecido a fin de cuentas a la Alianza. Comparativamen-
te, en la elección del año 2000 se estrecharon las distancias entre oficialismo y
oposición, en 2004 las diferencias entre ambos bloques se ampliaron y se perci-
bió una suerte de invencibilidad del oficialismo, inclinando la balanza, incluso, a
favor de la candidata presidencial del momento (Bachelet) y una revalidación del
gobierno (Lagos); por lo mismo, 2008 surge como una vuelta a la competición
de la Alianza y no como un desplazamiento radical del oficialismo.
Comentarios finales
Como es sabido, el análisis electoral es sólo un ejercicio de representación de re-
sultados. Es una interpretación y simplificación del conocimiento originado a partir
de un proceso político único. No obstante su modesta pretensión, el simple acto de
votar no significa exclusivamente marcar preferencias y determinar ganadores y/o
perdedores. Como ha sido señalado en este artículo, existen múltiples dimensiones
para evaluar los resultados electorales, bien centrándose en candidatos, partidos o
coaliciones, como en los objetivos de los mismos frente a cada unidad territorial.
23. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
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El proceso como tal responde a un fenómeno global de participación democrática
y, por ello, a una dinámica previa en el que se encuentran la población habilitada
para votar (de acuerdo con la legislación) y un ciudadano habilitado para ser repre-
sentante. Por lo tanto, el voto permite y activa la vida pública y por ello no deja de
sorprender la sostenida baja en la participación en elecciones y la desafección de los
jóvenes hacia la política. Las elecciones de 2008 lo confirman.
El partido que obtuvo las mayores preferencias a nivel nacional, en con-
cejales, fue RN, seguido de la UDI y la DC. La mayor caída en los niveles de
votación entre 2004 y 2008 fue para este último, lo que devela problemas más
profundos al interior de esta colectividad, sometida a divisiones internas, a la
difícil conformación de un mensaje consistente hacia la ciudadanía y una escasa
renovación de sus líderes, sólo relativizada en el resultado de alcaldes en comu-
nas populares como Maipú y Peñalolén. El resto de los partidos de los bloques
presentaron resultados acordes a su votación histórica; de hecho, no apareció un
partido nuevo que pudiera marcar una sorpresa, lo que ratifica la estabilidad en las
preferencias electorales y la escasa movilidad de las fuerzas políticas. De acuerdo
con el nivel de conglomerados, la Alianza aparece como el pacto ganador en los
comicios dado su triunfo en la votación de alcaldes, sin embargo, desde 1992, en
todos los procesos electorales ha resultado triunfadora la coalición de gobierno,
lo que le resta relevancia histórica a este hecho y lo sitúa como un fenómeno más
bien acotado, plausible de ser evaluado en las elecciones venideras.
Ahora bien, el proceso político municipal permite replantear la presidencia-
lización política y la nacionalización temática. Ambos fenómenos son también una
consecuencia del accionar de los propios partidos políticos que procuran la maximi-
zación de sus opciones, aumentar el número de votos y lograr la elegibilidad de sus
miembros, relegando los requerimientos comunales y opacando la heterogeneidad
local. La presidencialización surge como una posibilidad de obtener el triunfo de
los candidatos escogidos a la sombra de una figura nacional. Si bien es necesario
comprobar la efectividad de esta estrategia, fue indudable la presencia de presiden-
cializables a lo largo del país en toda la campaña municipal, quienes se alzaron como
líderes naturales y propusieron sus propios temas de campaña, como variables de
corto plazo para acercarse a los votantes. Los issues que se distinguieron con mayor
presencia mediática fueron los de naturaleza nacional, como seguridad, educación,
salud, dejando en un segundo plano los temas propios de la administración local
y sus desafíos: financiamiento municipal, coordinación intersectorial, asociatividad,
plantas municipales, desarrollo económico local, desarrollo territorial; al cabo, pro-
blemas estructurales de la administración municipal ausentes. De hecho, la munici-
pal 2008, paradójicamente, contribuyó escasamente al debate sobre el municipio,
sus roles y funciones. La institucionalidad municipal chilena actualmente está recar-
gada y sobre expuesta a múltiples demandas y expectativas, las cuales deben ser
provistas con escasas atribuciones, sin fondos suficientes, ni con mecanismos de
control adecuados y nula fiscalización de parte de la ciudadanía. El sistema municipal,
aún primitivo, y con un desfase entre los procedimientos organizacionales (función
24. revista iberoamericana de estudios municipales
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reproductiva) y la gestión e innovación (función transformadora), no ha sido parte
de la modernización del Estado ni se le ha otorgado el poder necesario para ejercer
las funciones del municipio del siglo XXI8.
VI. Anexo
Resultados en comunas con más inscritos y votantes
Comunas Inscritos Votantes Ganador
Viña del Mar 175.780 139.212 Alianza
Valparaíso 168.473 135.050 Alianza
Maipú 165.402 146.498 Concertación
La Florida 163.915 139.284 Concertación
Las Condes 144.599 119.568 Alianza
Puente Alto 140.620 119.100 Alianza
Santiago 137.163 110.665 Alianza
Antofagasta 129.185 103.649 Independiente
Concepción 128.188 104.737 Alianza
Ñuñoa 119.185 100.061 Alianza
Fuente: Elaboración propia en base a www.sevel.cl y www.elecciones.gov.cl.
Resultados en comunas capitales regionales
Comunas Región Ganador
Arica (XIV) Independiente fuera de pacto
Iquique (I) Alianza (Indep.)
Antofagasta (II) Independiente fuera de pacto
Copiapó (III) Por un Chile Limpio (Indep.)
La Serena (IV) Concertación
Valparaíso (V) Alianza
Santiago (RM) Alianza
Rancagua (VI) Alianza
Talca (VII) Alianza (Indep.)
Concepción (VIII) Alianza
Temuco (IX) Alianza
Valdivia (XV) Alianza
Puerto Montt (X) Concertación
Coyhaique (XI) Alianza
Punta Arenas (XII) Independiente fuera de pacto
Fuente: Elaboración propia en base a www.elecciones.gov.cl
Resultados en comunas con mayor población
8 Para mayor profundidad: Elecciones Municipales 2008, Temas Públicos N° 893, Libertad y De-
sarrollo, octubre 2008; Encuesta de Opinión Pública sobre la gestión comunal”, ICHEM, U. Autó-
noma de Chile, octubre 2008 y Encuesta LAPOP 2008, P. Universidad Católica de Chile, julio,
2008.
25. Las elecciones municipales en Chile, octubre 2008
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Roberto Lagos F. pp 47 - 72
Comunas Población Ganador
Maipú 734.494 Concertación
Puente Alto 670.238 Alianza
La Florida 397.456 Concertación
Antofagasta 354.461 Independiente fuera de pacto
San Bernardo 296.509 Alianza
Temuco 293.169 Alianza
Viña del Mar 291.901 Alianza
Las Condes 280.148 Alianza
Valparaíso 274.447 Alianza
Pudahuel 250.311 Concertación
* Las 3 primeras comunas concentran el 10% de la población a nivel nacional.
Fuente: Elaboración propia en base a proyección de población INE 2008
y www.elecciones.gov.cl
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