La Iglesia Católica se opone firmemente a la eutanasia activa basándose en que la vida humana es sagrada y está dotada de un valor intrínseco. A lo largo de la historia, figuras como San Agustín y Santo Tomás de Aquino condenaron la eutanasia. Papas como Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II reafirmaron la ilicitud de la eutanasia en documentos magisteriales. La Iglesia argumenta que la autonomía del paciente tiene límites y que la eutanasia puede conducir por