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VXRGINIE DESPENTES



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TEOR][A K][NG KONG




 Traducción de Beatriz Preciado




           UHF
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                                                                                      (

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                                                                                      (
                                              RAFAELA ANDERSON y CORALiE TRINH THI
                                                                                      (
                                                                                      (
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                                                                                      (
                                                                                      (
TItulo original; King Kong Théorie                                                    (

© Edicions Grasser & FasqueUe.         2006
                                                                                      (
                                                                                      (
© De la rcaducción: Bearrh Preciado

© Editorial Me1usina,     S.L., 2007
                                                                                      e
  www.melusina.com                                                                    ( 'J','
Ilustración de cubie~a: Marie Meier
                                                                                      C
                                                                                      e
Primera edición, 2007.                                                                e
Reservados todos los derechos.                                                        ('
Forocomposición: Víctor Igual, S.L.                                                       (
Impresión: ,RomanY'J. VaHs,    S.A.
ISBN-I3: 978-84-966[4-27-7
                                                                                      (
ISBN-[O: 84-966I.4-27-I                                                               (
Depósito legal: B.44.269-2007
impreso en España                                                                         (
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CONTENIDO




          TENIENTAS CORRUPTAS        7

     ¿TE DOY O ME DAS POR EL CULO?         15


IMPOSIBLE VlOLAR A UNA MUJER TAN VlCIOSA        29


      DURMIENDO CON EL ENEMIGO            49

             PORNO-BRUJAS     75

            KING KONG GIRL     93

         BUENA SUERTE CHICAS        113


             BIBLIOGRAFÍA    123
(
                                                                            (
                                                                            C
                                                                            (
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                 Tenientas          corruptas'~                             (
                                                                            (
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Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camio-
                                                                            (
neras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas,
las raradas, rodas las excluidas del gran mercado de la buena-              (
chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no              (
me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi                   (
lugar por ningún orro, porque ser Virginie Despenres me pa-                 (
rece un asunto más interesante que ningún otro.                             (
                                                                            (
Me parece formidable que haya también mujeres a las que les
                                                                            (
guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse,
                                                                            (
que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de
los niños que salen del colegio. Formidable que las ha.ya. muy-             (
dulces, otras conrenras en su feminidad, que las haya jóvenes,              (
muy guapas, otras coquetas y radianres. Francamenre, me ale-                (
gro por todas a las que les convienen las cosas tal y como son.             (
Le digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo p.2.!'-
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                                                                            (
   * Agradezco a Itziar Ziga y José Pons Bertrart la lecrura de esra tra-
ducci6n en casrellano. (H..de la t.)
                                                                            (.
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te de ellas. Seguramente yo no escribiría lo que escribo si fue-    siado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen~
     ra guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos los       Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí .
     hombres con los que me cruw. Yo hablo como proletaria de            algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me
     la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí vuele       gús1a de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi vi-
     vo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía'ver-           rilidad. Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la
     güenza alguna de ser una paria, sólo rabia. Siento lo mismo         atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de con-
     como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una tía           tentarme con un lugar en la sombra. Escribo d@sde aquí,
     buena. Sin embargo, como chica por la que los hombres se            como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el di-
     interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que        nero que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de
     ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido.         rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siem-
    Aunque nunca se habla de nosotras ·en las novelas de hom-           pre excitada por las experiencias e incapaz de contentarme
     bres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostar-       con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa
    se. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado.               ponérsela dura a hombr~queno ~~. hacen soñar. Nunca me
     Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, rara-         ha parecido evideñte qtielas·chica.ss~dtictoras lo pasen tan
                                                                                                                            se
    mente encontramos personajes femeninos c.uyo aspecto físico          bien. Siempre me 'he sentido fea, pero tanto mejor porque
    sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hom-           esto me ha servido para librarme de una vida de mierda jun-
     bres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la li-   to a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la
    teratura contemporánea les gustan los hombres, los encuen-          puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más
    tran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se         deseante que deseable. Escribo desde aquí, desde las invendi-
    wrren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de     bles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no
    la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es        saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tie-
    esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social,         nen los dientes podridos, las ,que no saben cómo montárselo,
    económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que          ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que folla-
    quieren, por la buen2. y simple razón de qu.e yo misma tam-         ría.TI con cualauiera que auisiera hacérselo con ellas, las más·
                                                                                         ,           ,
    poco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención        zorras, las putitas, las mujeres que siempr~ tienen el coño
    están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que te-        seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las
    ner para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como           que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno,
    chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese             ,a las que les dan igt~allos ho!!!b!'es pero 2. las q-ue sv.s amigas
    tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hi-      interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello
    jos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, dema-           duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruido-
(   siado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, dema-           sas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les
                                   8                                                                    9
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                                                                                                                                         (
gusran las perfumerías, las que llevan los labios demasiado ro-      realizada pero no desbordada por los pañales y por las taréas
                                                                                                                                         (
jos, las que están demasiado mal hechas como para poder ves-         del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, culrivada
                                                                                                                                         (
tirse como pertitas calentonas pero que se mueren de.ganas,          pero menos que un hombre, esra mujer blanca feliz que nos
                                                                     pan.en delante de los. ojos, esa a la que deber/amos hacer el es-   (
las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la
                                                                     fuerzo de parecernos, a parte del hecho de que pareee rom-          (
calle, las que quieren enseriarlo todo, las que son púdicas por-
que están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las         perse la crisma por poca cosa, nunca me la he enconreado en         (
que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo,         ninguna parte. Es posible incluso que no exista.                    (
las que dan pena, las que no dan ganas, las que rienen la piel                                                                           (
flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un                                                                         (
lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no                                                                               (
tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas,'las que
                                                                                                                                         (
no tienen a nadie que las proteja excépto ellas mismas, las
                                                                                                                                         (
que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual,
esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo,                                                                       (

las que no saben guardar las apariencias; pero también escrl- .                                                                          (

bo para los hombres que no tienen ganas de proreger, para los                                                                            (

que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben                                                                                (
pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambicio-                                                                          (
sos, ni competitivos, los que no la tien'en grande, ni son agre-                                                                         (
sivos, los que tienen miedo, los que son tImidos, vulnerables,
los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que
                                                                                                                                         (
son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los
que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quie-                                                                            (

ren que nadie cuente co!! ellos, los que tienen miedo por la                                                                             (
noche cuando están solos.                                                                                                                (
                                                                                                                                         (
Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no pura,                                                                              (
bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin derna-
siadoéxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no ob-
sesionada' con la- alimentación, que parece indefinidamente
                                                                                                                                         (
joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre
                                                                                                    II
                               lO


                                                                                                                                         (
"En realidad, si la mujer no tuviera existencia salvo en la fic-
ción que han escrito los hombres, uno se la imaginaría como
una persona de la mayor importancia, muy heterogénea, he-
roica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermo-
sa y extremadamente horrible, tan grande como el hombre,
más grande según algunos. Pero ésa es la mujer en la ficción.
En la realidad, como sefiala el profesor T revelyan, la encerra-
ban, la golpeaban y la zamarreaban por el cuarto.»

              Virginia Woolf. Una habitación propia, 1929.
(
                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (

                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
        ¿Te doy o me das POJ[ dcwo?
                                                                    (

                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
                                                                    (
 Desde hate un tiempo, en Francia, no nos dejan de echar la
                                                                    (
 bronca con respecto a los años 70. Que si hemos tomado el
 mal camino, que qué hemos hecho con la revolución sexual,          (
 que si nos creemos hombres o qué y que, con nuesrras tonte-        (
 rías, váyase a saberdónde ha idoa parar la buena y vieja virili-   (

 dad, esa de papá}" del abuelo, de esos hombres que sabían mo-
 rir en la guerra y conducir un hogar con una sana autoridad. Y     (
 con la ley respaldándoles. Nos echan la bronca porque los          (
 hombres tienen miedo. Como si la culpa fuera nuesrra. Resul-
                                                                    ( 1
 ta asombroso y, como poco, moderno, que sea un dominante
                                                                    (       'j
 el que venga a quejarse de que el dominado no pone bastante
 de su parte:.. El hombre blanco, ¿se dirige aquí realmente a las   (
 mujeres o imenta más bien expresar que está sorprendido del        e.
 giro que están dando globalmente sus asuntos? En cualquier         (
.caso; no es posible que nos echenranto la bronca, que nos lla-     (
 men al orden y nos controlen de este modo. Por una parte, ju-      (
 gamos demasiado a ser la víctima, por orra, no follamos como
                                                                    (
 es debido, o sornos demasiado zorras o demasiado tiernas y
                                                                    (
 enamoradas. Sea lo que sea, no hemos entendido nada. O so-
                                                                    (
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                                                                        (
mas demasiado pomo o no somos demasiado sensuales... De-           cribí un primer libro que firmé con mi nombre de mujer, sin
     finitivamente, esta revolucióll-5exual fue como echar margari-     imaginarme por un segundo que cuando fuera publicado ven-
     tas a las tontas. Hagamos lo que hagamos, siempre hay alguien      drí~ a recitarme la cartilla de todas las fronteras que no debo
     que se esfuerza por decirnos que es una mierda. Casi era me-       cruzar. Las mujeres de mi edad son las primeras que pueden
     jor antes. ¿De verdad?                                             vivir una vida sin sexo, sin tener que entrar en un convento.
                                                                        El matrimonio forzado se ha vuelto insólito. El deber conyu-
     Nací en 1969. Fuia un colegio mixto. Supe desde los prime-         gal ha dejado de ser una evidencia. Durante años, estUve a mi-
     ros cursos que la inteligencia escolar de los niños era la misma   llones de kilómetros del feminismo, no por fal ta de solidari-
     que la de las niñas. Uevé minifalda sin que nadie de mi fami-      dad o de conciencia, sino porque, durante mucho tiempo, ser
     lia se preocupara por mi reputación frente a los vecinos. Em-      del sexo femenino no me impedía hacer gran cosa. Como te-
     pecé a tomar la píldora a los catorce años sin más complica-       nía ganas de vivir una vida de hombre, he vivido una vida de
     ción. Follé desde que tuve la primera ocasión, me gustaba          hombre. Y es que la revolución feminista ha ocurrido. Basta
     muchísimo en esa época y, veinte años después, el único co-        de contarnos que antes estábamos más satisfechas. Los hori-
     mentario que se me ocurre al respecto es: «mejor para mí».         zontes se han ampliado, nuevos territorios se han abierto ra-
     Me fui de casa a los diecisiete años y tuve derecho a vivir sola   dicalmente, hasta tal punto que hoy nos parece que siempre
     sin que nadie pudiera decirme nada. Siempre he sabido que          ha sido así.
     trabajaría, que no estaría obligada asoponar la compañía de
     un hombre para que me pagara el alquiler. Abrí una cuenta          Es cierto, hoy Francia dista mucho de ser la Arcadia para to-
     corriente a mi nombre sin ser consciente de que pertenecía a       dos. Aquí no estamos ni contentas ni contentos. Y esto no tie-
.=   la primera generación de mujeres que podían hacerlo sin deo        ne ninguna relación con el respeto de la tradición de los géne-
     pender de su padre o de su marido. Empecé a masturbarme            ros. Podríamos quedarnos todas en delantal en la cocina y
     bastante' tarde, pero ya conocíaJa expresión después de haber      tener hijos cada vez que follamos, eso no cambiaría en nada la
      leído libros muy claros sobre la cuestión: no era un monstruo     quiebra del sistema de trabajo, del liberalismo, del cristianis-
      social porque me masturbaba, en todo caso, lo que yo hacía        mo y del equilibrio eC01ógico.
      con mi coño era asunto mío. Me he acostado con cientos de             Las mujeres que me rodean ganan efectivamente menos
      tíos y nunca me he quedado embarazada y, de todos modos,          que los hombres, ocupan puestos subalternos, encuentran
      sabía dónde abonar, sin necesidad de autorización, sin poner      normal que las menosprecien cuando emprenden algo. Existe
      mi vida en peligro. He sido puta, me he paseado por la ciudad     un orgullo de sirvien(a que avanza CODo trabas, corno si fUcÁ<:i
      con tacones altos y escotes largos sin rendir cuentas a nadie,    útil, agradable o sexy. Un goce de esclavo en la idea de servir
      cobraba y me gastaba cada céntimo·que· g:¡.naba. He hecho         de trampolín. Nos avergüenza r¡uestro poder. Siempre esta-
      auto-stop, me violaron, y después volví a hacer auto-stop. Es-    mos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en

                                    16                                                                 '7
(
                                                                                                                                                                                                                             (
                                                                                                                                                                                                                             (
                                                                                                                                                                                                                             (
 nuestros asuntos para decirnos lo que nos' conviene y lo que        de! corazón, nos asalta la explosión del estilo super-puta, por                                                                                         (
 no, vigiladas sobre todo por las otras mujeres, por la familia,     otra parte muy favorecedor, que adoptan muchas chicas. Es                                                                                               (
 por las revistas femeninas, por el discurso dominante. Es ne-       una manera de disculparse, de tranquilizar a los hombres:'                                                                                              (
 cesario reducir nuestro poder,. nunca bien visto en una mujer:      «mira qué buena estoy, a pesar de mi autonomía, de mi cultil-
 «competente» quiere decir todavía «masculino».                      ra, de mi inteligencia, en realidad, lo único que quiero es gus-
                                                                                                                                                                                                                             (
                                                                     tarte» parecen gritar las niñas en tanga. Tengo la posibilidad
 Joan Riviere, psicoanalista de principios del siglo xx, escribe     de vivir de orro modo, pero he decidido vivir aliena<h-a-través de                                                                                      (
 La feminidad como mascarada en 1927. Estudia el caso de             las estrategias de seducción más eficaces.                                                                                                              (
 una mujer «intermedia», es decir, heterosexual pero viril,                                                                                                                                                                  (
 que sufre cada vez que se expresa en público, tiene un mie-         ,Podemos extrañarnos, a primera vista, de que las chavalas                                                                                              (
 do tan horrible que pierde los papeles y que se traduce en          adopten con tanto entusiasmo los atributos de la mujer.«ob-
                                                                                                                                                                                                                             (
 una necesidad obsesiva y humillante de atraer la atención de        jeé.o», que mutilen su cuerpo y lo exhiban espectacularmente,
                                                                                                                                                                                                                             (
 los hombres.                                                        al mismo tiempo que esta joven generación valoriza la «mujer
                                                                                                                                                                                                                             (
     «El análisis desveló que sU toquetería y sus flirteos compul-   respetable», lejos de una sexualidad lúdica. La contradicción
 sivos ... se explicaban de este modo: se trataba de un inteneo      es' tan sólo aparente. Las mujeres envían a los hombres un                                                                                              (
 inconscienee de disminuir la ansiedad que le provocaba el           mensaje tranquilizador: «no tengáis miedo de nosotras». Vale                                                                                            (
 miedo a las represalias que temía recibir por parte de las figu-    la pena llevar ropa poco confortable, zapatos que dificulten la                                                                                         (
 ras paternas después de haber mostrado sus proezas intelec-         matcha; vale la pena rehacerse la nariz o hincharse los senos,                                                                                          (
 tuales. La demostración en público de sus capacidades inte-         vale la pena morirse de hambre. Nunca antes una sociedad                                                                                                (
 lectuales, que en sí mismas representaban un éxito, adquiría e!     había exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéti-
                                                                                                                                                                                                                             (
 sentido de una exhibición que pretendía mostrar qUe ella po-        cas, tantas modificaciones corporales para feminizar un cuer-
                                                                                                                                                                                                                             (
 seía el pene del padre, después de haberlo castrado. Una vez        po. Al mismo tiempo, ninguna otra sociedad ha permitido de
 hecha la demostración, sentía un miedo horrible de qUe el pa-       modo tan libre la circulación corporal e intelectual de las mu-                                                                                         (

 dre se vengara. Se trataba] evidenteluente, de una conducta         jeres. L2. re~feminización de las m'~jeres parece una excusa·                                                                                           (

 destinada a apaciguar la venganza intentando ofrecerse sexual-      que viene después de la pérdida de las. prerrogativas masculi-                                                                                          (
 mente a él.»                                                        nas, una manera de tranquilizarse, tranquilizándoles. «Liberé-                                                                                          (
                                                                     monos, pero no demasiado. Queremos jugar e! juego, no                                                                                                   (
. Este análisis ofrece una clave de lectura del éxito del modelo     ..... 'l""'"..""~O' ~odp""",~ "IY;nr·'I~rl ·v ...
                                                                     "1.u-<... .. -.......... .t' ..... _... ......'-' .... <li......... 1:'
                                                                                                                   ~
                                                                                                                                               ...   Jf~lro.
                                                                                                                                               "'""'" ... <:li....""'J   ~n qt1prprnn<::
                                                                                                                                                                         "'-...,    ~--'
                                                                                                                                                                             ' .... _ ...  ~'-'
                                                                                                                                                                                          ..
                                                                                                                                                                                                  a<::Jl<::.,.'-:',.
                                                                                                                                                                                                    '"'-_ ...~--
                                                                                                                                                                                                                       ':l
                                                                                                                                                                                                                       ~

                                                                                                                                                                                                                             (
  de la «calentona» en la cultura popular actual. Ya sea mientras    nadie.» Las mujeres se aminoran espontáneamente, disimu·
                                                                                                                                                                                                                             (
  andamos por la ciudad o cuando vemos la MTV o un -programa         lan lo que acaban de conseguir, se sitúan en la posición de la
  musical en la primera cadena o cuando hojeam~suna revista          ~eductora, incorporándose de este modo a su papel, de modo                                                                                              (
                                                                                                                                                                                                                             (
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                                                                                                                                                                                                                             (
tan ostentoso que ellas mismas saben que -'-en el fondo- se          la que el trabajo asalariado es una condición de la supervivencia
trata simplemente de unsi In "l1acro., El ac¡:;es,o a íosp~deres    social,. aunque no está garantizado para nadie, y sobre todo para
tradicionalmente masculinos implica el miedo alc:istigo.            las mujeres. Traed hijos a ciudades donde la vivienda es preca-
Desde siempre, salir de la jaula se ha visto acompañado de,         ria~.Qonde el colegio dimite, donde se somete a los niños a las
sanciones brutales.                       '       '.      .   .     agresiones mentales más perversas, a través de la publicidad, la
                                                                    televisión, internet; las empresa.> de refrescos y todos sus cole-
 No .es tanto el hecho de que haYamOS asimikdo la idea de           gas. Sin niños la alegría femenina no existe; pero criar a los ni-
 nuestra propia inferioridad,. no impor;ra cuál haya sido la vio-   ños en condiciones decentes es casi imposible. Es ne';;sario, de
lencia de los instrumentos de control, la historia cotidiana nos    todos modos, que 'las mujeres sientan que han fracasado. En
ha mostrado que los hombres no eran por naturaleza ni supe-         cualquier co~a que emprendan, debemos poder demostrar que
riores ni diferentes a las mujeres. Es más bien la idea de qUe      ellas lohah hecho mal. No hay actitud correcta, forzosamente
nuestra independencia reswta nefasta la que está implantada         hemos cometido un error en nuestra elección, se nos responsa-
en n<;>sotras hasta el tuétano. Idea que los medios de comunl-.     biliza de un fracaso que es, en realidad, colectivo, social y no fe-
cación retoman con insistencia: ¿cuántos artículos en los últi-     menino. Las armas utilizada.> contra nuestro género son especí-
mos :v:einteañosse,han escrito sobre las mujeres qledan mie-       ficas, pero el método también se aplica contra los hombres. Un
do a los hombres, sobre las que se han qued~do s;'la:s, las q~e     buen Consumidor es un consumidor inseguro.
han sido castigada.> por su ambición ~ su singularidad? Como
si ser viuda, estar sola o abandonada ',en tiempos de guerra, o     Sorprendente Y tristemente revelador: la revolución feminista
ser maltratada fuera una invención reciente. Siempre hemos'         de los años 70 no ha dado lugar a ninguna reorganización con
tenido que arreglárnoslas sin l~ ayuda de, n~die. Pretender que     respecto al cuidado de los nifios. Tampoco del espacio domés-
los hombres Y las mujeres se llevaban mejor antes de los añ~s       tico. Ambos son trabajos benévolos, por tanto, femeninos. No
setenta eS una contraverdad histÓrica. Nos frecuentábamos           hemos salido de la condición del artesanado. Tanto política
menos, eso es todo.                                                 como económicamente, no nos hemos preocupado del espa-
                                                                    cio público, no nos lo hemos apropiado. No hemos creado las
En el mismo orden de cosas, la maternidad se ha vuelto una ex-      guarderías necesarias ni los jardines de infancia, no hemos
periencia femenina ineludible, valorada por encima de cual- '       creado los sistemas industriales de trabajo a domicilio que nos
quier otra: dar la vida es fut.tástico. La propaganda "pto-mater-   hubieran permitido emanciparnos. No hemos invertido en es-
nidad" nunca ha sido tan martilleat'!.te. l'ifenudo camelo, el      tos sectores económicamente rentables, ni para hacer fortuna,
método contemporáneo Y sistemático' de la doble obliga=ión:        ni Siquiera para que sirvieran a la comunidad. ¿Por qué nadie
«tened hijos, es fantásticO, os sentiréis más mujeres Ymás reali"   ha inventado el equivalente de Ikea para cuidar a los nifios, el
zad~ que nunca", pero hacedlo en únasociedad decadente en           equivalente de Macintosh para hacer las tareas domésticas? La
                                                                                                    21
                              20
(
                                                                                                                                             (        ....

                                                                                                                                             e
                                                                                                                                             (
· organización de la colectividad sigue siendo una prerrogativa       getir, lo que podemos ver, leer, comprender; cómo debemos              e
  masculina. Nos falta seguridad con respecto a nuestra legiti-       desplazarnos; gastarnuestro dinero, distraernos. Cuand.o e!            (
  midad para irrumpir en lo poiftico; no se puede pedir menos,        gobierno reclama la presenda de lapolicia en e! colegIO o              (
  visto e! terror físico y moral al que se enfrenta nuestra catego-   pide1a presencia de! ejército en los barrios p~ri~éricos, ~o "iti. c
  ría sexual. Como si otros se fueran a ocupar correctamente de       troducen una figura·viril de la ley en e! dominIO de la infan-         (
  nuestros problemas, y como si nuestras preocupaciones espe-         cia, se trata más bien de la prolongación de! poder absolutO
  cificas no fueran tan importantes. Nos equivocamos. Si pare-                                                                               (
                                                                      de la madre. Sólo ella sabe castigar, encuadrar y mantener a
  ce evidente que las mujeres se vuelven tan corruptas y asque-       los niños en est~do de crianza prolongada. Un Estado que se"
                                                                                                                                             (

  rosas en contacto con e! poder como los hombres, parece             proyecta como madre todopoderOsa es un Estado fascista. El
  también innegable que ciertas consideraciones son específica-       ciudadano de la dieradúra vuelve a la condición de bebé:· con
  mente· femeninas. Abandonar e! terreno político como lo he- .       los pañales bien limpios, bien alimentado y mantenido en .su           (
  mos hechos nosotras marca nuestras propias resistencias a la        cüna por una fuerza omnipresente que todo lo úbe, que t1~­
  emancipación. Es cierto que para luchar y tener éxito en polí"      ne "todos .los derechos sobre él, y todo ello por su propIO
  tica se requiere estar lista para sacrificar la feminidad, porque                                                                          (
                                                                      bien. Se libera al individüo de su autonOmía, de su facultad
  hay que estar dispuesta a combatir, triunfar, y demostrare!                                                                                    (
                                                                      de 'engáñar, de ponerse en· peligro. Nuestra sociedad tiende
  poder de una. Hay que olvidaise de ser dulce, agradable, ser-       hacia ahí, posiblemente porque ya hemos dejado atrás nues-                 (
  vicial, hay que autorizarse a dominar al OtrO, públicamente.        trO tiempo de glOria, regresamos hacia estados de organiza-                (
  Pasar de su consentimiento, .ejercer e! poder frontalmente, sin                                                                                ,.
                                                                      ción colectiva que infantilizan al individuo. Según la tradi-              
  remilgos ni excusas, porque son escasos los contrincantes que       ción, los valores viriles son los valores de la experimentación,
  os felicitarán por haberles ganado.                                 de! riesgo, de la rúptura con e! hogar. Los hombres se equi-               (
                                                                      vocan si se sienten "alegres o protegidos al ver que desde to-
 La maternidad se ha vuelto e! aspecto más glorificado de la                                                                                     (
                                                                      dos los ámbitos se menosprecia, se entorpece y se designa
 condición femenina. Es también, en Occidente, e! dominio                                                                                        (
                                                                      como funesta la virilidad de las mujeres. Lo que se cuestiona
 en e! que e! poder de la mujer se ha intensificado más. Lo           es tanto nuestra autonomía como la suya. En una sociedad                   (
 que era cierto en e! caso de las niñas desde hace tiempo, e!         de vigilancia liberal, .el hombre es un simple consumidor                  e
 dominio total de la madre, lo es hoy también en e! caso de           como cualquier otro, y nO es deseable que tenga ·más poder                  (
 los niños. La mamá sabe lo que es bueno para su hijo, nos lo         que una mUJer.                                                                 (
 repiten de todas las maneras posibles, en ella reside intrínse-
 camente ese asombroso poder. Réplica doméstica de lo que             El cuerpo coleCtivo funciona como un cuerpo individual: si e!                  (
 se organiza colectivamente: el Estado s.iempre vigilante· sabe       sistema es neur6tico engendra inmediatamente estructuras au-
 mejór que nosotros lo que debemos comer, beber, fumar, in"           todesrructoras. Cuando e! inconsciente colectivo, á través· de                 e
                                                                                                                                                     (
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                                                                                                       23                                            (

                                                                                                                                                     (
,





    los instrumentos de poder de los medios de comunicaci6n o               Del mismo modo, las mujeres ganaríamos pensando me-
    de la industria cultural, sobrevalora la maternidad, no lo hace     jor en .las ventajas del acceso de los hombres a una paterni-
    ni por amor de la feminidad ni por bondad global. La madre          dad activa, más que aprovecharse del poder que les confiere
    investida de todas las virtudes es el cuerpo colectivo que se       po!Iütamente la exaltaci6n del instinto maternal. La mirada
    prepara para la regresi6n fascista. El poder que otorga un Es-·     del padre sobre el niño constituye una revoluci6n en poren-
    rada enfermo es forzosamente un poder sospechoso.                   cia. Los padres pueden hacer saber a sus hijas que ellas tienen
                                                                        una existencia propia, fuera del mercado de la s€<Íucci6n,
    Hoy escucharnos a hombres que se lamentan de que la eman-           que poseen fuerza física, espíritu emprendedor e indepen-
    cipaci6n femenina les desviriliza. Echan de menos un estado         diente, y pueden valorarlas por esta fuerza sin miedo a un
    anterior, en el que su fuerza estaba enraizada en la opresi6n fe-   castigo inmanente. Pueden hacer saber a sus hijos que la tra-
    menina. Olvidan que esta ventaja política .que se les había         dici6n machista es una trampa, una restricci6n severa de las
    concedido tenía un coste: el cuerpo de las mujeres pertenecía       emociones al servicio del ejército y del Estado. Porque la vi-
    a los hombres; en contrapartida, el cuerpo de los hombres per-      rilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como
    tenecía a la producción, en tiempos de paz, y al Estado, en         lo es la asignaci6n a la feminidad. ¿Qué es lo que exige ser un
    tiempos de guerra. La confiscaci6n del.cuerp,? de laS mujeres       hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emoci0 l1 es.
    se pr~du~ ~ ~ismo tiempo que la confIScaci6n del cuerpo de          Acallar su sensibilidad. Avergonzarse de su delicadeza,'de su
    los hombres. Los únicos que salen ganando en este negocio           vulnerabilidad. Abandonar la infancia brutal y definitiva-
    son los dirigentes.                                                 mente: los·hombres-niños no están de moda. Estar angustia-'
        El soldado más famoso de la guerra de Iraq es una mujer.        do por el tamaño de la polla. Saber hacer gozar sexualmente
    Hoy en día, 10sEstados envían sus pobres al frente. Los con-        a una mujer sin que ella sepa o quiera indicarle c6mo. No
    flictos armados se han vuelto territorios mixtos. Cada vez más,     mostrar la debilidad. Amordazar la sensualidad. Vestirse con
    la polaridad en la realidad se estructura en funci6n de la clase    colores discretos, llevar siempre los mismos zapatos de pa-
    social.                                                             tán, no jugar con el pelo, no llevar muchas joyas y nada de
        Los hombres denuncian con virulencia las injusticias socia-     maquillaje. Tener que dar el primer paso, siempre. No tener
    les o raciales, pero se muestran indulgentes y comprensivos         ninguna cultura sexual para mejorar sus orgasmos. No saber
    cuando se trata de la dominaci6n machista. Son muchos los           pedir ayuda. Tener que ser valiente, incluso si no se tienen
    que pretenden explicar que el combate feminista es secundario,      ganas. Valorar la fuerza sea cual sea su carácter. Mostrar la
    como si fuera un deporte de ricos, sin pertinencia ni urgencia.     agreshridad. Tener un acceso restringida a la paternidad. T e-
    Hace falta ser idiota, o asquerosamente deshonesto, para pen-       ner éxito socialmente para poder pagarse las mejores muje-
    sar que una forma de opresi6n es insoportable y juzgar que la       res. Tener miedo de su homosexualidad porque un hombre,
    otra está llena de poesía.                                          uno de verdad, no debe ser penetrado. No jugar a las muñe-
                                   24
(


                                                                                                                                      (


cas cuando se es pequeño, contentarse con los coches y las                                                                            (
pistolas de plástico aunque sean feas. No cuidat demasiado                                                                            (
su cuetpo. Sometetse a la brutalidad de los ottOS hombtes sin·                                                                        (
quejarse. Saber defendetse incluso si se es tierno. Privatse de                                                                       (
su feminidad, de! mismo modo que las mujetes se privan de
                                                                                                                                      (
su vitilidad, no en función de las necesidades de una situa-
ción o de un caráctet~ sino enfuncÍóIi eÍ~ lo que exige e! cuet-
                                                                                                                                      (

po colectivo. De tal modo que las mujeres ofte~can siempte                                                                            (

los niños a la guetta y los hombtes acepten ir a dejatse matat                                                                        (

pata salvaguatdat los inteteses de tres o cuatro ctetinos de                                                                          (

mitas COttas.                                                                                                                         (
    Si no avanzamos hacia ese lugar desconocido que es la re-                                                                         (
volución de los géneros, sabemos exactamente hacia donde            «En Estados U nidos y en otros países capitalistas, las leyes
                                                                                                                                      (
tegtesamos. Un Estado omnipotente que nos infantiliza, que          contra la violación fueron originalmente formuladas para pro-
                                                                    teger a los hombres de las clases altas frente a las agresiones   (
interviene en todas nuestras'·decisiones, pOt nuestro ptopio
                                                                    que podían sufrir sus hijas y esposas. Habitualmente, los tri-    (
bien, que --con la excusa de protegernos mejot- nos man-
tiene en la infancia, en la ignotancia y en e! miedo al éastigo y   bunales han prestado poca atención a lo que pudiera ocuttir-      (

la exclusión. El tratamiento de faVOt que hasta ahora estaba re-    les a las mujeres de clase trabajadora, y por consiguiente, el    (
servado a las mujeres, con la vergüenza como punta de lanza         número de hombres blancos procesados por violencia sexual         (
que las mantenía en el aislamiento, la pasividad, la ü)movili-      infligida a estas mujeres es extraordinariamente reducido.»
                                                                                                                                      (
dad, podría ahora extenderse a todos. Comprendet los meca-                                                                                (
nismos que nos han hecho inferiores y los modos a través de                           Ange!a Davis, Mujeres, clase y raza, 1981.
                                                                                                                                          (
los cuales nos hemos convertido en nuestras mejores vigilan-
tes, es comprender los mecanismos de control de toda la po-                                                                               (
blación. El capitalismo es una teligión igualitarista, puesto que                                                                         (
nos somete a todos y nos lleva a todos a sentitnos atrapados,                                                                             (
como lo están todas las mujeres.                                                                                                          (


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                                                                                                                                          (


                                                                                                                                          (
                                                                                                                                          (
Imposible violar
              a una mujer tan viciosa"<


Julio de 1986, tengo 17 años. Somos dos chicas en mi~ifalda,
yo llevo unos leotardos a rayas y unas zapatillas Converse rojas.
Regresamos de Londres donde nos hemos gastado en discos,
tintes y diversos accesorios con clavos y tachuelas JpdaJa pas-:
ta que teníamos ahorrada, así que no tenemos ni un duro para
el viaje de vuelta. Nos las arreglamos para llegar hasta Dover
haciendo auto-stop. nos lleva todo el día, después pedimos di-
nero aliado de la taquilla para pagar el ferry; cuando llegamos
a Calais ya es de noche. Durante la travesía hemos buscado a
alguien que nos pueda acercar en coche. Dos italianos bastan-
te guapos y fumadores de porros nos llevan hasta la entrada de
París. Nos dejan en plena noche en una gasolinera en algún
iugar de la autopista que rodea París. Decidimos esperar a que
se haga de día y los conductores se levanten para encontrar un
camión que nos lleve directamente hasta Nancy. Vagabundea-
mos en el parking. en la tienda; apenas hace frío .

    • Titulo de una canción del grup() punk francés Tm,r del album An-
tisocial. (N. d< la t.)
(
                                                                                                                                              (
                                                                                                                                              (
    Un coche con eres chavales blancos, típicos barriobajeros         como violador. Puesro que lo que han hecho es orra cosa. Tres           (
de las afueras en esa época, cervezas, porros, hablan de Re-          con un fusil contra dos chicas a las qtle han pegado hasta ha-
naud, e! cantante. Como son tres, al principio, no queremos           cerles sangrar: no es una viola:éión. La prueba: si verdadera- "        ,
                                                                                                                                              
montarnos con ellos. Pero se toman la molesria de hacerse los         merrte hubiéramos querido que no nos violaran, habríamos
simpáticos, de bromear y de discutir. Nos convencen de que            preferido morir, o habríamos conseguido matarlos. Desde e~
                                                                                                                                              (
es estúpido esperar al oeste de París cuando ellos podrían de-        punto de visra de los agresores, se las arreglan para creer q~e ~i
jarnos en e! este, desde donde sería más fácil encontrar a al-        ellas sobreviven es que la cosa no les disgustaba tanto. B.s la UnI-
guien que nos lleve. Y acabamos montándonos en e! coche.              ca explicación que he encontrado a esta paradoja: a partir de la        (
De las dos, yo soy la que ha corrido mas mundo, la:más boca-          publicación de Fóllame me encuentro con mujeres que vienen
zas, la que decide irnos con ellos. Nada más cerrar las puerras,      a contarme:· {(me violaron, cuanto tenía ta.."1tos años, en tales       (
ya sabemos que hemos hecho una tontería. Pero en lugar de             circunstancias». Esta situación se repetía tan a menudo que re-             (
gritar «nos bajamos» durante los pocos metros que hubiera sido        sultaba molesta, y en 'un primer momento, me preguntaba si
                                                                                                                                                  (
posible, cada una se dice en su esquina que hay que dejar de ser      mentían. En nuestr~ cultura, desde la Biblia y la historia de
                                                                                                                                                  (
paranoica y de ver violadores por todas partes. Llevamos una .        José en Egipto, la palabra de la mujer que "acusa al hombre de
hora hablirndo con ellos; tienen pinta de simples tarados, gra-       habérlaviolado es una palabra que ponemos inmediatamente                    (
ciosos, realmente nada agresivos. Esta proximidad quedará en-         en duda. He aquí un hecho aglurinador, que conecta a todas                  (
rre las cosas imborrables: cuerpos de hombres en un lugar con-        las clases sociales, todas las generaciones, todos los cuerpos y            (
finado en e! que estamos encerradas, con ellos, pero sin ser          todos los caracteres. Pero, ¿cómo explicar que nunca oigamos
como ellos. Nunca iguales, nuestros cuerpos de mujer. Nunca            al adversario: "fuianito ha: violado a fuianita, en tales cirouns-         (
seguras, nunca como ellos. Somos e! sexo de! miedo, de la hu-          tancias»? Porq~e los hombres siguen haciendo lo que las muje-              ,
                                                                                                                                                  .
millación, e! sexo extranjero. Su virilidad, su famosa solidari-       res han aprendido a hacer durante siglos: llamarlo de otro
                                                                                                                                                      (
dad masculina, se construye a partir de esta exclusión de nues-        modo, adornarlo, darle la vuelta, sobre todo no llamarlo nun-
tros cuerpos, se [eje en esos m011).entos. Es un pacto que reposa                                                                                     (
                                                                       ca por su nombre, nO utilizar nunca la palabra para describir lo
sobre nuestra inferioridad. Sus risas de tíos, entre ellos, la risa    que han hecho. Se "han pasado un poco», ella estaba "un poco                   (
de los más fuertes, de los más numerosos. .                            borracha» o bien era una ninfómana que hada como si no qui-                    (
    Mientras ocurre ellos hacen como si no supieran exacra-            siera: pero si ha ocurrido es "que, en realidad, la chica consentía.           (
mente qué está pasando. Como llevamos minifalda, como te-              Que haga fulta pegarla, amenazarla, agarrarla enrre varios p~a                 (
nemos una e! pelo verde y la otra naranja, sin duda, "follamos         obligarla y que llore antes, después y durante, eso no cambia
                                                                                                                                                      (
como perras», así que la violación que se está cometlendo no es        nada; en la mayoría de los casos, el violador se las arregla con su
tal cosa. Como en la mayoría de las violaciones, imagino. Ima-        .conciencia: no ha sido una violación, era una puta que no se
gino que, después, ninguno de esos tres tipos se :identifica                                                                                           (
                                                                       asume y a la que él ha sabido convencer. A menos que ese no
                                                                                                                                                      (
                               30                                                                      3I
                                                                                                                                                          (
                                                                                                                                                          (
sea un peso demasiado difícil de soportar, tambi~~ del lado de           sas. Siempre me ha impresionado la belleza de la ciudad, yese
 ellos. Peto nO sabemos nada, ellos no dicen nada.                        día especialmente. La violación, como si estuviera ya contenida
     Sólo se identifica en prisió~ a los psicópatas gra~es, los vio~ ,    de a1giín modo en la ciudad, no perturba esa tranquilidad. Cie-
 ladores e~ serie que recortan coños con cascos <:le botella, o a         rroJatienda y voy a dar una vuelta. Me indigno más ese día que
los pedófrlos que atacan a las niñas. Porque los hombres, dato            cuando nos ocurrió a nosotras. A través de su historia com-
 está, condenan la violación. Lo que ellos practican" eso es otra         prendo que la violación es algo que se pilla y de lo que después
cosa.                                                                    no te puedes deshacer. Contaminada. Hasta ese m0i!'ento, yo
     A menudo se dice que el pornoaumenta el númeto de vio-              creía que lo había asumido bien, que tenía la piel gruesa y cosas
laciones. Hipócrita y absurdo. Como si la agresión sexual fue-            m(':joresque hacer en lugar de dejar que trespaletos me trau-
ra unainvención reciente, que tuvo que ser inttoducida en las             matizaran, Peto al darme cuenta de haSta qué punto yo veía la
mentes a través de laS películas. Sin embargo, que los machos            violación de mi amiga cómo un acomecimiento a partir del
franceses no hayan ido ,a la guerra después de los años ses.enta         cual, nada seria nunca, como antes, acabé aceptando, de rebote,
en Argelia aumentase'guramente el númeto de violaciones «ci-             lo ,iJ.4e nosotras mismas sentíamos. La herida de 'una guerra que
viles». La vida militar hasta ahora era una ocasión habitual de          se libra en el silencio y en la oscuridad.
practicar violaciones colectivas «por la buena causa». Se trata             ,CUf'illdo violaron a mi amiga, yo tenía veinte aftoso Entonces
enpfiricipio de una estrategia de gtlerra, que participa de la vi-       no me' interesaba que me hablaran de feminismo. Poco punk y
rilización del grupo que la lleva a cabo y debilita, al mismo            demasiada buena voluntad. Después de su agresión, cambié de
tielIlPo, al grupo adversario. Esto es así desde que las guerras         idea, y participé en un fin de semana de formación de "Stop
existen. Dejen de hacernos creer que la violencia sexual con~ra          Violación», una línea telefónica de ayuda, para hablar después
las mujere~ es u~ fenómeno reciente, o ptopio de un grupo es-            de una agresión o para encontrar información jurídica. El se-
pedfico.                                                '                minario apenas había empezado y yo ya estaba refunfuñando
                                                                         en mi silla: ¿por qué aconsejar a alguien que pusiera una de-
Los primeros años;ptocurábamos no hablar de ello. T~esaños               nuncia? Al ir a la policía, salvo para recibir el dineto de un se-
más tarde, en las c~estas de la Cruz Roja de Lyon, violan una a          guro, no le veía ningún interés. Declararse víctima de una vio-
chica a la que yo quería mucho: un tipo la sigue desde la calle y        lación, en una comisaría, pensaba yo de forma instintiva, era
la viola en su casa, sobre la mesa de la cocina. ~I día que me en-       una manera de ponerse de nuevo en peligro. La ley de los ma-
tero estoy trabajando en una peqlleiía tienda de discos, Ataque          detos es la ley de los hombres. Después una participante nos
Sonoto, en el casco viejo de Lyon. Hace un dia estupendo, luce           explica: «la mayoría de las veces, lJlna mujer que habla de su
el sol, la luz in~nda los muros de las calles eStr~chas de la vieja      violación empezará llamándola de otro modo.» En mi interior,
ciudad, las piedras calladas y pulidas, los bancos amarillos y ana-      como siempre, sigo renegando. Eso me pareda altamente im-
ranjados. El muelle de Saone, el puente, laS fachadas de las ca-         ptobable: ¿por quéno dirán esa palabra y, además, qué sabe ésa
                .  r             ...                 ."       '.


                                32                                                                      33


                                     •
(
  que habla? ¿Acaso se 'cree que nos pare,cemos codas? De re-         los otros hombres: yo me follo a vuestras mujeres a lo bestia).
  pente, pongo freno a ini rollo: ¿Qué es lo que yo he hecho h:is-    Así que el consejo más razonable; por diferentes razones, sigue         (
  ca ese momento? Las pocas veces - a menudo super pedO---:           siendo: ¡<guarda eso en tu fuero imerior.» Asfriciada entre dos
                                                                                                                                              (
  que he querido hablar del tema, ¿acaso he dicho la palabra?         órG"'lles. Púdrere, puta, como quien dice.
  Nunca. Las pocas veces que he intentadoconrarlo, he esquiva-           Así se eVita la palabra. A causa de todo lo que la palabra
  do ,la palabra <<violación,>: «unaagresión», «un lío», «un aga-     abarca. En el campo de las agredidas, como en el de los agre-
  rrón», «una mierda», whatever... Mientras no lleva su nombre,       sores, tódoel mundo da vueltas en torno al término. El resul-
  la agresión pierde su especificidad,' puede confundirse con         cadó es un silencio cruzado.                                            (
  otras agresiones, como que 'te roben, que te pillela'policía, que
  te arresten o que ce peguen una paliza. Esta estrategia de mio-     Los primeros años' después de la violación, una triste sorpresa:
  pía resulta úcil. Porque, desde el momento en que se llama a        los libros no podrán ayudarme. Eso 'no me había ocurrido
  una violación violación, todo el dispositivo de vigilancia de las   nunca. Cuando, por ejemplo, en 1984 me internaron en un
  mujeres se pone en marcha: ¿qué es lo que quieres?, ¿que se         hospital psiquiátrico duran ce unos meses, mi primera reac-
  sepa lo que ce ha sucedido? ¿Qué es lo que quieres?, ¿que todo      ción, al salir, fue leer; Elpabellón de los niños locos, Alguien voló
  el mundo ce vea como a una mujer a la que eso 'le ha sucedido?      sobre el nido del cuco, Cuando tenÚJ cinco años me maté y los en-
  Yde codos modos, ¿cómo es posible que hayas sobrevivido sin         sayos sobre psiquiatría, internamiento, vigilancia y adolesq:n-             (
  ser realmente una puta rematada? Una mujer que respeta su           cia. Los libros estaban ahí, me acompañaban, hacían 'que                    (
, dignidad hubiera preferido que la macaran. Mi supervivencia,        aquello fuera posible, enunciable, que yo pudiera compartirlo.              (
  en sí misma, es una prueba que habla contra mí. El hecho de         La prisión, la enfermedad, los malos craros, las drogas, el aban-
                                                                                                                                                  (
  cener más miedo ala posibilidad de que ce maten que a quedar        dono, la deportación, todos los traumas tienen su literatura.
                                                                                                                                                  (
  traumatizada por los golpes de pelvis de cres cabrones, parecía     Pero ninguna mujer después de haber pasado por una viola-
  algo monstruoso: yo nunca había oído hablar del tema, en nin-       ción había podido utilizar el lenguaje para hacer de esa expe-              (
  guna párre. Gracias a mi condición de punley practicante, po-       riencia el tema de una novela. Nada, ni guía, ni compañía. Eso
                                                                                                                                                  ,.
  dia vivir sin mi pureza de mujet decente. Porque es necesario       no pasaba al dominio de lo simbólico. Es asombroso que las                  (
  quedar traumatizada después de una violación, hay una serie         mujeres no diga,íTloS nada a las niñas, que no haya ninguna                 (
  de marcas visibles que deben ser respetadas: tener miedo a los      transmisión de saber, ni de consignas de supervivencia, ni de
  hombres, a la noche, a la autonomía, qúe no te guscen ni el         consejos prácticos y simples. Nada.
  sexo ni las bromas. Te lo repicen'de todas las maneras posibles:
  es grave, es un crimen, los hombres que te aman, si se enceran,     Finalmente, en 1990, voy a París a un concierto de Limboma-
                                                                                                                                                  ,.
  se van a volver loéosde dolor y de rabia (la violación es tam-      niacs, en el cren leo Spin, una revista americana. Una tal Ca-
  bién un diálogo privado a través del cual un homDte dedaraa         mille Paglia escribe un artículo que me interpela y me hace                     (
                                                                                                                                                      (
                                34                                                                     35
                                                                                                                                                      (
reír, en el que describe e! efectp qUe: lecausa ver a los jugad,o-           Camille Paglia es, sin duda, la más controvertida de todas
  res de fútbol sobre e! terreno, faScinantes bestias de sexo' llenas     las feministas americanas. Propone pensar la violación como
  de agresividad. Empieza su artí~uloh;¡blandod~qS~O le gus~ .            un ri~sgo 'inevitable, inherente a nuestra condición femenina:
  ta toda esa rabia guerrillera, ese ¡¡1arqe de sud()ry d,!" piernas      Una libertad increíble de des-dramatización. Sí, habíamos
  lIlusculosas en acciono Yeso la lleva, como de ocaen oca, a ha-         salido afuera, a un espacio que no era el nuestro. Sí, había-
  blar de violacion. He olvidado los términos. exactos. Pero, era         mos sobrevivido en lugar de haber muerto. Sí, (,:stábamos en
  algo;¡sí, en esencia: «Es un riesgo inevirable, es un riesgo que      · minifald;¡ sola,s sin. un tío que noS acompañara, de noche, sí,
 'las nluj~res deben tener en cuenta y deben correr si quieren.sa-        habíamos sid,o id,iotas, y débiles como las niñas aprenden a
                                                                               '.
                                                                               ','     ..' ..•. .     '.'    .'                     .
  lir de SIlS casas y circular libremente. Si te sucede, levántate,       serl() cuando las agreden. Sí, eso nos había ocurrido a n050-
  dustyourfe/f, desempolvate, y pasa a otra cosa. Y si eso te da de-    · tras, pero por pÍim~~avez comprendíamos lo que habíamos
.masiado miedo, entonces qUédate en casa de mamá y ocúpate                hecho: habíamos salido de. casa, porque en casa de papá y
  de hacerte' la manicura.» 'Esome da rabia en su mOmento.                mamá no pasaba nada interesante. Habíamos corrido e! ries-
  Pero unos minutos después, se instala en mí una paz interior:         · go, habíamos pagado e! precio, y más que sentir vergüenza
  me impactá. París, estación de Lyon, se ha hecho de noche,             ·por estar vivas podíamos decidir levantarnos] recuperarnos
  llamo a Carolina, la misma amiga de siempre, antes de tirar             lo mejor posible. Paglia nps permitía imaginarnos como gue-
  hacia el norre'en busca de la sala de concierros de la calleOr-         rrilleras,. no .tanto. responsables personalmente de algo que
  de~er. La llamo, emocionada, para hablarle de esta italo-ame-           nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que po-
.ricana, tiene que leerla y decirme lo que piensa. El arrículo im-        díamos esperar cuando se es mujer y se quiere correr el riesgo
 pacta a Carolina como me impactó a mÍ. .                                 de salir al exterior. Ella era la primera que había sacado la
                                                                          violación de! .hmror .absoluto, de lo. no dicho, de lo que no
A parrir de ese momento ya nuncaha habido nada prohibido,                 debe ocurrir nunca.. Ella hada de la violación una circuns-
cerrado como antes. Pensar por primera vez la violación de                tancia polltica: algo que debíamos aprender a encajar. Paglia
una manera nueva. El [emahabía sido rab,ú hasta emonces,                  cambiaba todo: ya' no se trataba de negar, ni de morir, se tra-
tan minado que no nos permitían decir otra cosa que .«qué ho-             taba de vivir con.
rror>, y «pobres chicas».                                                     Verano de 2005, Filade!fia, estoy frente a Carnille Paglia,
    Por primera vez, aÍguien valorába la capacidad de recupe-             realizando una entrevista para un docume~ltal. Asiento con la
rarse de una violación, más que de largar un florilegio de                cabeza entusiasmada escuchándola: «En 'Ios años sesenta, en
traumas de forma condescendiente. Desvalorización de la                  los camptis universitarios, se encerraba a las chicas en los dor-
violación, de su alcance, de su resonancia. Eso no anulaba                mitorios a las. s~is de la tarde, mientras que los chicos podían
nada de lo que habí~pasad~ ni borraba nada de lo que había-               hacer lo'que querían. Nos~tras preguntamos: "¿por qué esta di-
mos aprendidoaqti~llanoche. .                           ..                ferenci~ de trato?". Nos explicaron: "porque e! mundo es pe!i-

                                36                                                                      37
(

groso; corréis e! 'riesgo de ser violadas". Respondimos: "enton-      metida a uha atracción moral no en:unciáda, que hace que
ees dadnos e! derecho de correr e! riesgo de ser violadas.""         -todo reéaiga siempre de! lado de aquella a laque se la meren        (
    He aquí algunas de las reacciones que la narración de mi          más que de! lado de! que la mete.
                                                                                                                                          (
historia ha. suscitado: «¿Y tú has hecho dedo después?» Porque          .-Cuando se retiró de -los Cines l:¡. película Fóllame, muchas
                                                                                                                                          (
yo contaba que no se lo había dicho a mis padres, por miedo           mujeres -los hombres no se han atrevido a decir nada al res-
                                                                                                                                          (
a -que me-encerraran en una caja fuerte por mi bien; Porque           pecto- afirmaron públiCamente: «Qué horror, sobre todo no
evidentemente había vuelto a hacer dedo. Menos contenta,            . hay que creer que la violencia es una solución cont~:l.la_ viola-
menos efusiva, pero lo he vuelto a hacer. Hasta que otros pun-        ción.»¿Ah, no? Nunca oímos en e! telediario hablar de éhicas,
kis me dieron la idea de viajar en tren a golpe de multa no co-       solas o en banda, que arrancan la polla del violador con los
nocía otra manera de ir a un concierto en Toulouse e! jueves y        dientes durante la agresión, que les busca.'l después para ven-     (
a otro el sábado -en -Lille. Y en esa época, ir a un concierto úa     garse, o que les dan una hostia. Esos ejemplos existen única-
más importante que cualquier otra cosa. Justificaba cualquier         mente en las películas hechas por hombres: La última casa de
                                                                                                                                              (
riesgo. Nada podía sei peor que quedarme en mi habitación,            la izquierda de Wes Craven, El ángel de la venganza de Abe!
lejos de la vida, cuando ocurrían tantas cbsasfuera. Así que se-      Ferrara, Escupo sobre tu tumba de Meir Zarchi, por ejemplo.             (
gúí yendo a ciudades en las que no conocía a nadie, seguí es-         Las tres películas empiezan por una violación más o menos re-           (
perando que las estaciones de tren cerrasen para poder pasar la       pugrtante (más bien más que menos, por otra paree). Desp~és,            (
noche dentro, seguí durmiendo en las entradas de los edificios        eh la segunda parte, detallan las venganzas u1trasangrientas            (
esperando un tien para e! día siguiente. Haciendo como si yo          que las mujeresinf1igen a sus agresores. Cuando los hombres             ,
no fuera una chica. Y si nunca me han violado después, he éo-         ponen en escena personajes femeninos, rara vez suele ser para
rrido- no obstante ese riesgo cientos de veces, simplemente por       intentar comprender sus vivencias o lo que ellas sienten como
rondar por la calle. Lo que viví en esa época, a ésa edad, fue        mujeres. Es más bien para poner en escena su sensibilidad de            
irremplazable, mucho más intenso que encerrarme en e! cole-           hombres en un cuerpo de mujer. Volveré sobre esta cuestjón              (
gió y aprender la docilidad, o quedarme en casa a hojear revis-       al hablar de porno, que sigue la misma lógica. En estas tres pe-
tas. Esos fueron los mejores años de mi vida, los más ricos y         lículas, vemos cómo los hombres reaccionárían frente a la vio-
bulliciosos; y todas las mierdas que vinieron con ellos, yo en-       lación si estuvieran en e! lugar de las mujeres. Un baño de san-            (
contré la manera de vivirlas.                                         gre, de una violencia despiadada. El mensaje que nos dirigen                (
    Pero evité escrupulosamente contar mi historia porque no          está claro: ¿por qué vosotras no os defendéis más violenta-
                                                                                                                                                  (
sabía cuál sería' e! juicio de antemano: «ah, así que has segui-      mente? Lo que resulta sorprendente, efectivamente, es que no
                                                                                                                                                  (
do haciendo dedo; si eso no ha bastado, es que te debió gus- -        reaccionemos de ese modo. U na empresa política ancestral,
taL» Porque en la violación siempre es necesario probar que           implacable, enseña a las mujeresa no defend~rse. Como siem-                 (
no estábamos realmente de acuerdo. La culpabilidad está so-           pre, doble obligación: hacernos saber que no hay nada tan gra-              (
                                                                                                                                                  (
                                                                                                     39
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                                                                                                                                                  (
ve, y al mismo tiempo, que no debemos, defendernos, ni ven-            bría reacciona:do de la misma manera. si hubiera habido un
  garnos. Sufrir y no poder hacer nada más. Una espacia de Da-           único chico contra mí misma. Era d proyecto mismo de la
  mocles entre las piernas.                                       '    · violació~ lo que hacía de mí una mujer, alguien esencialmen c
      Pero las mujeres sienten aún la necesidad de afirmar: la vio-      te-vulnerable. Se domestica a las nifias para que nunca hagan
  lencia no es una solución. Por tanto, e! día que los hombres           daño a los hombres, y las mujeres las llaman al orden cada vez
  tengan miedo de que les laceren la polla a golpe de cúter cuan-        que se saltan esa regla. A nadie le gusta saber hasta qué punto
  do acosen a una chica, seguro que de repente sabrán controlar         es un cobarde. Nadie quiere sentirlo en su propia p~l. No es-
  mejor sus pasiones «masculinas» y comprender lo que quiere             toyfuriosa contra mí por no haberme atrevido a matar a uno
  decir «no,;. Yo habría preféCido, aqúella noche, ser capaz de          de ellos. Estoy furiosa contra una sociedad que. me ha educa-
  dejar atrás lo que habían ensefiado a mi sexo y degollados a to-       do sin en~efiarme nunca a golpear a un hombre si me abre las
  dos, uno por uno. En lugar de vivir como una persona que no          ·piernas a la fuerza, mientras que esa misma sociedad me ha in-
  se atreve a defendérse, porque es una nlujer y la violencia no es      culcado la idea de que la violación es un crimen horrible del
  su territorio, como si la inú:gridad física de un hombre fuera         que no debería reponerme. Sobre todo, me da rabia que fren-
  más importante que la de una mujer.                                    te a tres hombres, una escopeta y atrapadas en un bosque de!
      Durante la violación, llevaba en el bolsillo de mi cazadora        que no podíamos escapar corriendo, llOY tociavía me sienta
  Teddy roja una navaja, mango negrobdllante, mecánica im-              culpable de no haber tenido el coraje de defendernos con una
  pecable, cuchilla fina pero larga, afilada, perfecta~ radiante.       pequefia navaja.
  Una navaja que yo sacaba con bastante facilidad en esa época              Al final, uno de ellos encontró la navaja y se la ensefió.a los
  globalmente confusa. Me había acOstumbrado a ella; a mi ma-            otros, sinceramente sorprendido de que yo no la hubiera saca-
  nera, había aprendido a usarla. Esa: noche, la navaja se quedó'       do: "o sea que les gustaba». los hombres, francamente, igno-
  escondida en mi bolsillo y la única idea que me vino a la cabe-        ran hasta qué punto el dispositivo de emasculación de las chi-
  za fue: sobre todo que no la encuentren, que no decidan jugar       · cas es imparable, hasta qué punto todo está escrupulosamente
..con ella. Ni siquiera pensé en utilizarla. Desde e! momento            organizado para garantizar que ellos triunfen sin arriesgar de-
  en que comprendí lo que nos estaba ocurriendo, me convencí de          masiado cuando atacan a mujeres. Creen inocentemente que
  que ellos eran los más fuertes. Una cuestión mental. Luego me          su superioridad se debe a su gran fuerza. No les molesta pe-
 .he dado cuenta de que mi reacción habría sido diferente si hu-         learse con una escopeta contra una navaja. Piensan, alegres
  bieran intentado robarnos las cazadoras. Yo no era temeraria,          imbéciles, que ese combate es igualitario. Ese es el secreto de
  pero sí bastante inconsciente. En ese momento preciso me              su tranquilidad de espíritu.
  sentí mujer, suciamente mujer, comonuncá me había sentido           , Resulta.sorprendente que en 2006, mientras que todo el
  antes y como nunca he vuelto a sentirme después. No podía              mundo se pasea con minúsculos ordenadores portátiles, ,con
  hacer daño a un hombre para salvar mi pellejo. Creo que ha-            cámaras de fotos, teléfonos, agendas y aparatos de música en el

                                4°
(

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bolsillo, no exista todavía un solo objeto que podamos meter-            res. En Las metamoifosis de Ovidió parece que los dioses pásan
nos en el cofio cuando salimos a dar una vUelta y que cortaría           el tiempo queriendo tirarse a mujeres que no esi:án de acu~rdo,          (
en 'pedazos la polla del primer idiorn'que quisiera' entrar sin          consiguiendo lo que quieren por la fuerza. Fácii, para los que
permiso. Quizás no sea deseable hacer que el sexofemehino                s0n-dioses. Y cuando se quedan embarazadas, encima las mu-
sea inaccesible por la fuerza. Es necesario que siga abierto, y te-      jeres de 'los dioses se vengan de ellas. La condición femenina,
                                                                                                                                                  (
meroso: una mujer. Si no, ¿qué definiría la masculinidad?                su alfabeto. Siempre culpables de lo que nos hacen. Criaturas
    Post-violación, la única actitud que se tolera es volver la          a las que se responsabiliza del dese~ que ellas suscitª!!o La vio-
violencia' contra una'misma. Engordar veíntekilos, por ejem-             lación es una programapolfticó preciso: esqueleto delcapita-
plo. Salir del mercado sexual, porque has sidó' dafiada, sus-            lismo, es la representación cruda y directa del ejercicio del po-
traerte voluntariamente al deseo. En Francia ¡lO 'se mata a las          der. Designa un dominante y organiza las leyes del juego para                (
mujeres violadás, pero se espera qüe sean dlas mismas'las que            permitirle' ejercer su poder sin restricción alguna., Robar,                 (
tengan la decencia de sefialarse cómo mercarida deteriorada,             arrancar, engafiár,imponer, que su voluntad se ejerza sin obs-
                                                                                                                                                      (
contaminada. Putas o feas, que salgan espontáneamente del                táculos y que goce de su brutalidad, sin que su contrincante
                                                                                                                                                      (
vivero de las casaderas.                       ' ','                     pueda manifestar resistencia. Correrse de placer al anular al
   Porque la violaci6n fabrica las mejores putas. Una vez.               otro, al exterminar su palabra, su voluntad, su integridad. La               ,
abiertas por lafuerza, guardan a veCes a Hor de ¡:iief algo mar-         violación es la guerra civil, la organización política a través de           (
chito que excita a los hombres, un roque desesperado y seduc-            la cual un sexo declara al otro: yo tomo todos los derechos so-              (
tor. La violación es a menudo iniciática, esculpe en la carne            bre ti, te fuerzo a sentirte inferior, culpable y degradada.
para fabricar la mujer abierta, que no se vueive a cerrar nunca               La violación es lo propio del hombre; ni la guerra, ni la
completamente. Esroy segura de que hay como un olór, 'algo               caza, ni el deseo crudo, ni la violencia o la barbarie, la viola-
                                                                                                                                                          (
que los machos detectan y que les excita especialmeni:e.              "ción es lo Único que las, mujeres -hasta ahora- no se ltan·re-
                                                                                                                                                          (
   Nos obstinamos en hacer como si la violación fu~ra algo                apropiado. La mísrica masculina debe construirse como si fue-
extraordinario y periférico, fuera de la seXualidad, evitable.            ra peligrosa, crim~nal e incontrolable por naturaleza. Por ello,                (
Como si concerniera tan sólo 'a unos pocos, agresoresy vícti-             debe ser rigurosamente vigilada por la ley, gobernada por el                    (
mas, como si constituyera 'una situación excepcional, que no              grupo., Derrás del velo de control de la sexualidad femenina                    (
dice nada del resto. Cuando; por el comrario, está en el 'c~ni:ro,        aparece el objetivo principal d~ lo político: formar el carácter                i,
en el corazón, en la base de nuestra sexualidad. Riro de sacrifi-         viril como asocial, pulsion:lI, brutal. La violación sirve como                 (
cio central, está omnipresente en el arre,' desde laanngüedad             medío para'afirmar esta constatación: el deseo del hombre es
                                                                                                                                                          (
su representación en los textos, la escultura, la pintura es una          más fuerte que él, no puede dominarlo. Oímos todavía decir
                                                                                                                                                          (
constante a través de los siglos. En los jardin~s de París y en los   , , «gracias a las pu1:?,S, h~y il:l.eno§ violaciones», como si los varo-
museos, vem¿s representaciones dehombres fordfido a muje-                 nes no pudierari. comenerse y tuvieran' que descargarse en                       (
                                                                                                                                                           (
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alguna parte. Creencia política construida y no evidencia na-            viene de. nuestras. hormonas, ni del tiempo de las cavernas,
 tural -pulsional- como nos quieren hacer creer. Si la tes-               sino de un sistema cultural preciso, yque tiene impli¡;aciones
 tosterona hiciera de ellos animales de pulsiones indomables,             perturbadoras en el ejercicio que podemos hacer de nuestra
 entonces matarían tan fácilmente como violan. Y éste no es el            independencia. Voluptuosay excitante, resulta también per-
 caso. Los discursos sobre la cuesrión de la masculinidad están           judicial: qtie nos atraiga lo que nos destruye nos aparra siem-
 esmaltados con residuos de oscurantismo. La violación, el acto           pre del poder.'     .
 condenado del que no se debe hablar, sintetiza un cO,njunto de               En el caso preciso de la violación, se presenta el problema
 creencias fundamentales sobre la virilidad.                              del sentimiento de culpabilidad: puesto que he tenido a me- .
    La fantasía de la violación existe. La fantasía sexual. Si quie-      nudo esa fantasía, soy co-responsable de la agresión. Para em-
 ro hablar de «mi» violación, entonces tengo que pasar por                peorar las cosas, de ese tipo de fa.!ltasías no se habla. Sobre
 esto. Es una fantasía que tengo desde que era una niña. Diría            todo si re. han violado. Somos probablemente numerosas las
 que es un vestigio de la escasa educación religiosa que he reci-         que nos hallamos en esra situación: haber pasado por una vio-
 bido, indirecramente, a través de los libros, la tele, los otros ni-     lación y haber tenido anteriormente fantasías de <::ste tipo. Por
 ños del colegio, los vecinos. Las sanras, atadas, quemad~ vi-            tanto, sob~e el tema, sólo hay silencio, porque lo que no se
vas,los mártires sOn las primeras imágenes que me provocaron              puede decir puede destruit sin trabas.
 una emoción erótica. La idea de ser entreg.idá, forzada, obli-               Cuando el chico se da la vuelta y declara «se acabaron las
gada era Una fascinación mórbida y excitanre para la niña que             risas» dándome la primera bofetada, no es la penetración lo
yo era entonces. Después, esas fantasías me acompañari. Estoy             que me aterra, sino la idea de que nos van a matar, para que
segura de que son muchas las mujeres que prefieren mastur-                no podamos hablar después. Ni denunciarlos, ni declarar.
barse fingie¡'¡do que eso no les interesa, anres de saber lo que          En su lugar, después de todo, eso es lo que yo hubiera hecho.
les excita. Na todas somos iguales, pero no soy la única~ Esas            Del miedo a la muerte, me acuerdo de manera precisa. Esa
fanrasías de violación; de ser tomada por la fuerza, en condi-            sensación blanca, una eternidad, no ser nada, ya nada. Eso se
cionés más o menos brutales, que yo declino a lo largo de mi              acerca más a un trauma de guerra que al trauma de la viola-
vida masturbatoria, no me vienen out o/the blue. Se trata de            . dón, tal y como de ello hablan los libros. Es la posibilidad de
un dispositivo culniral omnipresente y preciso, que predestina            la muerte, la proximidad de la muerte, la sumisión al odio
la sexualidad de las mujeres a gozar de su propia impotencia,             deshumanizado de los otros, que hace que esa noche sea im-
es decir, de la superioridad del otro, más bien a gozar contra su         borrable. Para mí, la violación posee arire todo esa particula-
propia voluntad que como zorras a las que les gusta el sexo. En           ridad: es algo obsesivo. Vuelvo a ello, rodo el tiempo. Desde
la moral judeo-cristiana, más vale ser tomada por la fuerza que           hace veinte años, cada vez que creo haber acabado con ello,
ser tomada por una zorra, nos lo han repetido suficientemen-              vuelvo. Para decir cosas diferentes y contradicrorias. Nove-
te. Hay una predisposición femenina al masoquismo que no                  las, historias conas, canCIOnes, películas. Imagino siempre

                                44                                                                      45
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  • 2. ( ( ( ( ( ( ( ( · A KAREN BACH, ( ( RAFAELA ANDERSON y CORALiE TRINH THI ( ( ( ( ( ( ( TItulo original; King Kong Théorie ( © Edicions Grasser & FasqueUe. 2006 ( ( © De la rcaducción: Bearrh Preciado © Editorial Me1usina, S.L., 2007 e www.melusina.com ( 'J',' Ilustración de cubie~a: Marie Meier C e Primera edición, 2007. e Reservados todos los derechos. (' Forocomposición: Víctor Igual, S.L. ( Impresión: ,RomanY'J. VaHs, S.A. ISBN-I3: 978-84-966[4-27-7 ( ISBN-[O: 84-966I.4-27-I ( Depósito legal: B.44.269-2007 impreso en España ( (
  • 3. CONTENIDO TENIENTAS CORRUPTAS 7 ¿TE DOY O ME DAS POR EL CULO? 15 IMPOSIBLE VlOLAR A UNA MUJER TAN VlCIOSA 29 DURMIENDO CON EL ENEMIGO 49 PORNO-BRUJAS 75 KING KONG GIRL 93 BUENA SUERTE CHICAS 113 BIBLIOGRAFÍA 123
  • 4. ( ( C ( ( ( ( ( ( Tenientas corruptas'~ ( ( ( ( ( ( Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camio- ( neras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las raradas, rodas las excluidas del gran mercado de la buena- ( chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no ( me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi ( lugar por ningún orro, porque ser Virginie Despenres me pa- ( rece un asunto más interesante que ningún otro. ( ( Me parece formidable que haya también mujeres a las que les ( guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse, ( que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de los niños que salen del colegio. Formidable que las ha.ya. muy- ( dulces, otras conrenras en su feminidad, que las haya jóvenes, ( muy guapas, otras coquetas y radianres. Francamenre, me ale- ( gro por todas a las que les convienen las cosas tal y como son. ( Le digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo p.2.!'- ( ( * Agradezco a Itziar Ziga y José Pons Bertrart la lecrura de esra tra- ducci6n en casrellano. (H..de la t.) (. ( 7 ( (
  • 5. te de ellas. Seguramente yo no escribiría lo que escribo si fue- siado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen~ ra guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos los Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí . hombres con los que me cruw. Yo hablo como proletaria de algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí vuele gús1a de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi vi- vo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía'ver- rilidad. Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la güenza alguna de ser una paria, sólo rabia. Siento lo mismo atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de con- como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una tía tentarme con un lugar en la sombra. Escribo d@sde aquí, buena. Sin embargo, como chica por la que los hombres se como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el di- interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que nero que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siem- Aunque nunca se habla de nosotras ·en las novelas de hom- pre excitada por las experiencias e incapaz de contentarme bres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostar- con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa se. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. ponérsela dura a hombr~queno ~~. hacen soñar. Nunca me Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, rara- ha parecido evideñte qtielas·chica.ss~dtictoras lo pasen tan se mente encontramos personajes femeninos c.uyo aspecto físico bien. Siempre me 'he sentido fea, pero tanto mejor porque sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hom- esto me ha servido para librarme de una vida de mierda jun- bres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la li- to a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la teratura contemporánea les gustan los hombres, los encuen- puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más tran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se deseante que deseable. Escribo desde aquí, desde las invendi- wrren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de bles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tie- esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, nen los dientes podridos, las ,que no saben cómo montárselo, económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que folla- quieren, por la buen2. y simple razón de qu.e yo misma tam- ría.TI con cualauiera que auisiera hacérselo con ellas, las más· , , poco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención zorras, las putitas, las mujeres que siempr~ tienen el coño están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que te- seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las ner para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno, chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese ,a las que les dan igt~allos ho!!!b!'es pero 2. las q-ue sv.s amigas tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hi- interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello jos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, dema- duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruido- ( siado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, dema- sas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les 8 9
  • 6. ( ( ( gusran las perfumerías, las que llevan los labios demasiado ro- realizada pero no desbordada por los pañales y por las taréas ( jos, las que están demasiado mal hechas como para poder ves- del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, culrivada ( tirse como pertitas calentonas pero que se mueren de.ganas, pero menos que un hombre, esra mujer blanca feliz que nos pan.en delante de los. ojos, esa a la que deber/amos hacer el es- ( las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la fuerzo de parecernos, a parte del hecho de que pareee rom- ( calle, las que quieren enseriarlo todo, las que son púdicas por- que están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las perse la crisma por poca cosa, nunca me la he enconreado en ( que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo, ninguna parte. Es posible incluso que no exista. ( las que dan pena, las que no dan ganas, las que rienen la piel ( flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un ( lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no ( tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas,'las que ( no tienen a nadie que las proteja excépto ellas mismas, las ( que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual, esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo, ( las que no saben guardar las apariencias; pero también escrl- . ( bo para los hombres que no tienen ganas de proreger, para los ( que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben ( pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambicio- ( sos, ni competitivos, los que no la tien'en grande, ni son agre- ( sivos, los que tienen miedo, los que son tImidos, vulnerables, los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que ( son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quie- ( ren que nadie cuente co!! ellos, los que tienen miedo por la ( noche cuando están solos. ( ( Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no pura, ( bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin derna- siadoéxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no ob- sesionada' con la- alimentación, que parece indefinidamente ( joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre II lO (
  • 7. "En realidad, si la mujer no tuviera existencia salvo en la fic- ción que han escrito los hombres, uno se la imaginaría como una persona de la mayor importancia, muy heterogénea, he- roica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermo- sa y extremadamente horrible, tan grande como el hombre, más grande según algunos. Pero ésa es la mujer en la ficción. En la realidad, como sefiala el profesor T revelyan, la encerra- ban, la golpeaban y la zamarreaban por el cuarto.» Virginia Woolf. Una habitación propia, 1929.
  • 8. ( ( ( ( ( ( ( ( ( ( ¿Te doy o me das POJ[ dcwo? ( ( ( ( ( Desde hate un tiempo, en Francia, no nos dejan de echar la ( bronca con respecto a los años 70. Que si hemos tomado el mal camino, que qué hemos hecho con la revolución sexual, ( que si nos creemos hombres o qué y que, con nuesrras tonte- ( rías, váyase a saberdónde ha idoa parar la buena y vieja virili- ( dad, esa de papá}" del abuelo, de esos hombres que sabían mo- rir en la guerra y conducir un hogar con una sana autoridad. Y ( con la ley respaldándoles. Nos echan la bronca porque los ( hombres tienen miedo. Como si la culpa fuera nuesrra. Resul- ( 1 ta asombroso y, como poco, moderno, que sea un dominante ( 'j el que venga a quejarse de que el dominado no pone bastante de su parte:.. El hombre blanco, ¿se dirige aquí realmente a las ( mujeres o imenta más bien expresar que está sorprendido del e. giro que están dando globalmente sus asuntos? En cualquier ( .caso; no es posible que nos echenranto la bronca, que nos lla- ( men al orden y nos controlen de este modo. Por una parte, ju- ( gamos demasiado a ser la víctima, por orra, no follamos como ( es debido, o sornos demasiado zorras o demasiado tiernas y ( enamoradas. Sea lo que sea, no hemos entendido nada. O so- ( 15 ( ( (
  • 9. mas demasiado pomo o no somos demasiado sensuales... De- cribí un primer libro que firmé con mi nombre de mujer, sin finitivamente, esta revolucióll-5exual fue como echar margari- imaginarme por un segundo que cuando fuera publicado ven- tas a las tontas. Hagamos lo que hagamos, siempre hay alguien drí~ a recitarme la cartilla de todas las fronteras que no debo que se esfuerza por decirnos que es una mierda. Casi era me- cruzar. Las mujeres de mi edad son las primeras que pueden jor antes. ¿De verdad? vivir una vida sin sexo, sin tener que entrar en un convento. El matrimonio forzado se ha vuelto insólito. El deber conyu- Nací en 1969. Fuia un colegio mixto. Supe desde los prime- gal ha dejado de ser una evidencia. Durante años, estUve a mi- ros cursos que la inteligencia escolar de los niños era la misma llones de kilómetros del feminismo, no por fal ta de solidari- que la de las niñas. Uevé minifalda sin que nadie de mi fami- dad o de conciencia, sino porque, durante mucho tiempo, ser lia se preocupara por mi reputación frente a los vecinos. Em- del sexo femenino no me impedía hacer gran cosa. Como te- pecé a tomar la píldora a los catorce años sin más complica- nía ganas de vivir una vida de hombre, he vivido una vida de ción. Follé desde que tuve la primera ocasión, me gustaba hombre. Y es que la revolución feminista ha ocurrido. Basta muchísimo en esa época y, veinte años después, el único co- de contarnos que antes estábamos más satisfechas. Los hori- mentario que se me ocurre al respecto es: «mejor para mí». zontes se han ampliado, nuevos territorios se han abierto ra- Me fui de casa a los diecisiete años y tuve derecho a vivir sola dicalmente, hasta tal punto que hoy nos parece que siempre sin que nadie pudiera decirme nada. Siempre he sabido que ha sido así. trabajaría, que no estaría obligada asoponar la compañía de un hombre para que me pagara el alquiler. Abrí una cuenta Es cierto, hoy Francia dista mucho de ser la Arcadia para to- corriente a mi nombre sin ser consciente de que pertenecía a dos. Aquí no estamos ni contentas ni contentos. Y esto no tie- .= la primera generación de mujeres que podían hacerlo sin deo ne ninguna relación con el respeto de la tradición de los géne- pender de su padre o de su marido. Empecé a masturbarme ros. Podríamos quedarnos todas en delantal en la cocina y bastante' tarde, pero ya conocíaJa expresión después de haber tener hijos cada vez que follamos, eso no cambiaría en nada la leído libros muy claros sobre la cuestión: no era un monstruo quiebra del sistema de trabajo, del liberalismo, del cristianis- social porque me masturbaba, en todo caso, lo que yo hacía mo y del equilibrio eC01ógico. con mi coño era asunto mío. Me he acostado con cientos de Las mujeres que me rodean ganan efectivamente menos tíos y nunca me he quedado embarazada y, de todos modos, que los hombres, ocupan puestos subalternos, encuentran sabía dónde abonar, sin necesidad de autorización, sin poner normal que las menosprecien cuando emprenden algo. Existe mi vida en peligro. He sido puta, me he paseado por la ciudad un orgullo de sirvien(a que avanza CODo trabas, corno si fUcÁ<:i con tacones altos y escotes largos sin rendir cuentas a nadie, útil, agradable o sexy. Un goce de esclavo en la idea de servir cobraba y me gastaba cada céntimo·que· g:¡.naba. He hecho de trampolín. Nos avergüenza r¡uestro poder. Siempre esta- auto-stop, me violaron, y después volví a hacer auto-stop. Es- mos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en 16 '7
  • 10. ( ( ( ( nuestros asuntos para decirnos lo que nos' conviene y lo que de! corazón, nos asalta la explosión del estilo super-puta, por ( no, vigiladas sobre todo por las otras mujeres, por la familia, otra parte muy favorecedor, que adoptan muchas chicas. Es ( por las revistas femeninas, por el discurso dominante. Es ne- una manera de disculparse, de tranquilizar a los hombres:' ( cesario reducir nuestro poder,. nunca bien visto en una mujer: «mira qué buena estoy, a pesar de mi autonomía, de mi cultil- «competente» quiere decir todavía «masculino». ra, de mi inteligencia, en realidad, lo único que quiero es gus- ( tarte» parecen gritar las niñas en tanga. Tengo la posibilidad Joan Riviere, psicoanalista de principios del siglo xx, escribe de vivir de orro modo, pero he decidido vivir aliena<h-a-través de ( La feminidad como mascarada en 1927. Estudia el caso de las estrategias de seducción más eficaces. ( una mujer «intermedia», es decir, heterosexual pero viril, ( que sufre cada vez que se expresa en público, tiene un mie- ,Podemos extrañarnos, a primera vista, de que las chavalas ( do tan horrible que pierde los papeles y que se traduce en adopten con tanto entusiasmo los atributos de la mujer.«ob- ( una necesidad obsesiva y humillante de atraer la atención de jeé.o», que mutilen su cuerpo y lo exhiban espectacularmente, ( los hombres. al mismo tiempo que esta joven generación valoriza la «mujer ( «El análisis desveló que sU toquetería y sus flirteos compul- respetable», lejos de una sexualidad lúdica. La contradicción sivos ... se explicaban de este modo: se trataba de un inteneo es' tan sólo aparente. Las mujeres envían a los hombres un ( inconscienee de disminuir la ansiedad que le provocaba el mensaje tranquilizador: «no tengáis miedo de nosotras». Vale ( miedo a las represalias que temía recibir por parte de las figu- la pena llevar ropa poco confortable, zapatos que dificulten la ( ras paternas después de haber mostrado sus proezas intelec- matcha; vale la pena rehacerse la nariz o hincharse los senos, ( tuales. La demostración en público de sus capacidades inte- vale la pena morirse de hambre. Nunca antes una sociedad ( lectuales, que en sí mismas representaban un éxito, adquiría e! había exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéti- ( sentido de una exhibición que pretendía mostrar qUe ella po- cas, tantas modificaciones corporales para feminizar un cuer- ( seía el pene del padre, después de haberlo castrado. Una vez po. Al mismo tiempo, ninguna otra sociedad ha permitido de hecha la demostración, sentía un miedo horrible de qUe el pa- modo tan libre la circulación corporal e intelectual de las mu- ( dre se vengara. Se trataba] evidenteluente, de una conducta jeres. L2. re~feminización de las m'~jeres parece una excusa· ( destinada a apaciguar la venganza intentando ofrecerse sexual- que viene después de la pérdida de las. prerrogativas masculi- ( mente a él.» nas, una manera de tranquilizarse, tranquilizándoles. «Liberé- ( monos, pero no demasiado. Queremos jugar e! juego, no ( . Este análisis ofrece una clave de lectura del éxito del modelo ..... 'l""'"..""~O' ~odp""",~ "IY;nr·'I~rl ·v ... "1.u-<... .. -.......... .t' ..... _... ......'-' .... <li......... 1:' ~ ... Jf~lro. "'""'" ... <:li....""'J ~n qt1prprnn<:: "'-..., ~--' ' .... _ ... ~'-' .. a<::Jl<::.,.'-:',. '"'-_ ...~-- ':l ~ ( de la «calentona» en la cultura popular actual. Ya sea mientras nadie.» Las mujeres se aminoran espontáneamente, disimu· ( andamos por la ciudad o cuando vemos la MTV o un -programa lan lo que acaban de conseguir, se sitúan en la posición de la musical en la primera cadena o cuando hojeam~suna revista ~eductora, incorporándose de este modo a su papel, de modo ( ( 18 19 ( (
  • 11. tan ostentoso que ellas mismas saben que -'-en el fondo- se la que el trabajo asalariado es una condición de la supervivencia trata simplemente de unsi In "l1acro., El ac¡:;es,o a íosp~deres social,. aunque no está garantizado para nadie, y sobre todo para tradicionalmente masculinos implica el miedo alc:istigo. las mujeres. Traed hijos a ciudades donde la vivienda es preca- Desde siempre, salir de la jaula se ha visto acompañado de, ria~.Qonde el colegio dimite, donde se somete a los niños a las sanciones brutales. ' '. . . agresiones mentales más perversas, a través de la publicidad, la televisión, internet; las empresa.> de refrescos y todos sus cole- No .es tanto el hecho de que haYamOS asimikdo la idea de gas. Sin niños la alegría femenina no existe; pero criar a los ni- nuestra propia inferioridad,. no impor;ra cuál haya sido la vio- ños en condiciones decentes es casi imposible. Es ne';;sario, de lencia de los instrumentos de control, la historia cotidiana nos todos modos, que 'las mujeres sientan que han fracasado. En ha mostrado que los hombres no eran por naturaleza ni supe- cualquier co~a que emprendan, debemos poder demostrar que riores ni diferentes a las mujeres. Es más bien la idea de qUe ellas lohah hecho mal. No hay actitud correcta, forzosamente nuestra independencia reswta nefasta la que está implantada hemos cometido un error en nuestra elección, se nos responsa- en n<;>sotras hasta el tuétano. Idea que los medios de comunl-. biliza de un fracaso que es, en realidad, colectivo, social y no fe- cación retoman con insistencia: ¿cuántos artículos en los últi- menino. Las armas utilizada.> contra nuestro género son especí- mos :v:einteañosse,han escrito sobre las mujeres qledan mie- ficas, pero el método también se aplica contra los hombres. Un do a los hombres, sobre las que se han qued~do s;'la:s, las q~e buen Consumidor es un consumidor inseguro. han sido castigada.> por su ambición ~ su singularidad? Como si ser viuda, estar sola o abandonada ',en tiempos de guerra, o Sorprendente Y tristemente revelador: la revolución feminista ser maltratada fuera una invención reciente. Siempre hemos' de los años 70 no ha dado lugar a ninguna reorganización con tenido que arreglárnoslas sin l~ ayuda de, n~die. Pretender que respecto al cuidado de los nifios. Tampoco del espacio domés- los hombres Y las mujeres se llevaban mejor antes de los añ~s tico. Ambos son trabajos benévolos, por tanto, femeninos. No setenta eS una contraverdad histÓrica. Nos frecuentábamos hemos salido de la condición del artesanado. Tanto política menos, eso es todo. como económicamente, no nos hemos preocupado del espa- cio público, no nos lo hemos apropiado. No hemos creado las En el mismo orden de cosas, la maternidad se ha vuelto una ex- guarderías necesarias ni los jardines de infancia, no hemos periencia femenina ineludible, valorada por encima de cual- ' creado los sistemas industriales de trabajo a domicilio que nos quier otra: dar la vida es fut.tástico. La propaganda "pto-mater- hubieran permitido emanciparnos. No hemos invertido en es- nidad" nunca ha sido tan martilleat'!.te. l'ifenudo camelo, el tos sectores económicamente rentables, ni para hacer fortuna, método contemporáneo Y sistemático' de la doble obliga=ión: ni Siquiera para que sirvieran a la comunidad. ¿Por qué nadie «tened hijos, es fantásticO, os sentiréis más mujeres Ymás reali" ha inventado el equivalente de Ikea para cuidar a los nifios, el zad~ que nunca", pero hacedlo en únasociedad decadente en equivalente de Macintosh para hacer las tareas domésticas? La 21 20
  • 12. ( ( .... e ( · organización de la colectividad sigue siendo una prerrogativa getir, lo que podemos ver, leer, comprender; cómo debemos e masculina. Nos falta seguridad con respecto a nuestra legiti- desplazarnos; gastarnuestro dinero, distraernos. Cuand.o e! ( midad para irrumpir en lo poiftico; no se puede pedir menos, gobierno reclama la presenda de lapolicia en e! colegIO o ( visto e! terror físico y moral al que se enfrenta nuestra catego- pide1a presencia de! ejército en los barrios p~ri~éricos, ~o "iti. c ría sexual. Como si otros se fueran a ocupar correctamente de troducen una figura·viril de la ley en e! dominIO de la infan- ( nuestros problemas, y como si nuestras preocupaciones espe- cia, se trata más bien de la prolongación de! poder absolutO cificas no fueran tan importantes. Nos equivocamos. Si pare- ( de la madre. Sólo ella sabe castigar, encuadrar y mantener a ce evidente que las mujeres se vuelven tan corruptas y asque- los niños en est~do de crianza prolongada. Un Estado que se" ( rosas en contacto con e! poder como los hombres, parece proyecta como madre todopoderOsa es un Estado fascista. El también innegable que ciertas consideraciones son específica- ciudadano de la dieradúra vuelve a la condición de bebé:· con mente· femeninas. Abandonar e! terreno político como lo he- . los pañales bien limpios, bien alimentado y mantenido en .su ( mos hechos nosotras marca nuestras propias resistencias a la cüna por una fuerza omnipresente que todo lo úbe, que t1~­ emancipación. Es cierto que para luchar y tener éxito en polí" ne "todos .los derechos sobre él, y todo ello por su propIO tica se requiere estar lista para sacrificar la feminidad, porque ( bien. Se libera al individüo de su autonOmía, de su facultad hay que estar dispuesta a combatir, triunfar, y demostrare! ( de 'engáñar, de ponerse en· peligro. Nuestra sociedad tiende poder de una. Hay que olvidaise de ser dulce, agradable, ser- hacia ahí, posiblemente porque ya hemos dejado atrás nues- ( vicial, hay que autorizarse a dominar al OtrO, públicamente. trO tiempo de glOria, regresamos hacia estados de organiza- ( Pasar de su consentimiento, .ejercer e! poder frontalmente, sin ,. ción colectiva que infantilizan al individuo. Según la tradi- remilgos ni excusas, porque son escasos los contrincantes que ción, los valores viriles son los valores de la experimentación, os felicitarán por haberles ganado. de! riesgo, de la rúptura con e! hogar. Los hombres se equi- ( vocan si se sienten "alegres o protegidos al ver que desde to- La maternidad se ha vuelto e! aspecto más glorificado de la ( dos los ámbitos se menosprecia, se entorpece y se designa condición femenina. Es también, en Occidente, e! dominio ( como funesta la virilidad de las mujeres. Lo que se cuestiona en e! que e! poder de la mujer se ha intensificado más. Lo es tanto nuestra autonomía como la suya. En una sociedad ( que era cierto en e! caso de las niñas desde hace tiempo, e! de vigilancia liberal, .el hombre es un simple consumidor e dominio total de la madre, lo es hoy también en e! caso de como cualquier otro, y nO es deseable que tenga ·más poder ( los niños. La mamá sabe lo que es bueno para su hijo, nos lo que una mUJer. ( repiten de todas las maneras posibles, en ella reside intrínse- camente ese asombroso poder. Réplica doméstica de lo que El cuerpo coleCtivo funciona como un cuerpo individual: si e! ( se organiza colectivamente: el Estado s.iempre vigilante· sabe sistema es neur6tico engendra inmediatamente estructuras au- mejór que nosotros lo que debemos comer, beber, fumar, in" todesrructoras. Cuando e! inconsciente colectivo, á través· de e ( 22 23 ( (
  • 13. , los instrumentos de poder de los medios de comunicaci6n o Del mismo modo, las mujeres ganaríamos pensando me- de la industria cultural, sobrevalora la maternidad, no lo hace jor en .las ventajas del acceso de los hombres a una paterni- ni por amor de la feminidad ni por bondad global. La madre dad activa, más que aprovecharse del poder que les confiere investida de todas las virtudes es el cuerpo colectivo que se po!Iütamente la exaltaci6n del instinto maternal. La mirada prepara para la regresi6n fascista. El poder que otorga un Es-· del padre sobre el niño constituye una revoluci6n en poren- rada enfermo es forzosamente un poder sospechoso. cia. Los padres pueden hacer saber a sus hijas que ellas tienen una existencia propia, fuera del mercado de la s€<Íucci6n, Hoy escucharnos a hombres que se lamentan de que la eman- que poseen fuerza física, espíritu emprendedor e indepen- cipaci6n femenina les desviriliza. Echan de menos un estado diente, y pueden valorarlas por esta fuerza sin miedo a un anterior, en el que su fuerza estaba enraizada en la opresi6n fe- castigo inmanente. Pueden hacer saber a sus hijos que la tra- menina. Olvidan que esta ventaja política .que se les había dici6n machista es una trampa, una restricci6n severa de las concedido tenía un coste: el cuerpo de las mujeres pertenecía emociones al servicio del ejército y del Estado. Porque la vi- a los hombres; en contrapartida, el cuerpo de los hombres per- rilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como tenecía a la producción, en tiempos de paz, y al Estado, en lo es la asignaci6n a la feminidad. ¿Qué es lo que exige ser un tiempos de guerra. La confiscaci6n del.cuerp,? de laS mujeres hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emoci0 l1 es. se pr~du~ ~ ~ismo tiempo que la confIScaci6n del cuerpo de Acallar su sensibilidad. Avergonzarse de su delicadeza,'de su los hombres. Los únicos que salen ganando en este negocio vulnerabilidad. Abandonar la infancia brutal y definitiva- son los dirigentes. mente: los·hombres-niños no están de moda. Estar angustia-' El soldado más famoso de la guerra de Iraq es una mujer. do por el tamaño de la polla. Saber hacer gozar sexualmente Hoy en día, 10sEstados envían sus pobres al frente. Los con- a una mujer sin que ella sepa o quiera indicarle c6mo. No flictos armados se han vuelto territorios mixtos. Cada vez más, mostrar la debilidad. Amordazar la sensualidad. Vestirse con la polaridad en la realidad se estructura en funci6n de la clase colores discretos, llevar siempre los mismos zapatos de pa- social. tán, no jugar con el pelo, no llevar muchas joyas y nada de Los hombres denuncian con virulencia las injusticias socia- maquillaje. Tener que dar el primer paso, siempre. No tener les o raciales, pero se muestran indulgentes y comprensivos ninguna cultura sexual para mejorar sus orgasmos. No saber cuando se trata de la dominaci6n machista. Son muchos los pedir ayuda. Tener que ser valiente, incluso si no se tienen que pretenden explicar que el combate feminista es secundario, ganas. Valorar la fuerza sea cual sea su carácter. Mostrar la como si fuera un deporte de ricos, sin pertinencia ni urgencia. agreshridad. Tener un acceso restringida a la paternidad. T e- Hace falta ser idiota, o asquerosamente deshonesto, para pen- ner éxito socialmente para poder pagarse las mejores muje- sar que una forma de opresi6n es insoportable y juzgar que la res. Tener miedo de su homosexualidad porque un hombre, otra está llena de poesía. uno de verdad, no debe ser penetrado. No jugar a las muñe- 24
  • 14. ( ( cas cuando se es pequeño, contentarse con los coches y las ( pistolas de plástico aunque sean feas. No cuidat demasiado ( su cuetpo. Sometetse a la brutalidad de los ottOS hombtes sin· ( quejarse. Saber defendetse incluso si se es tierno. Privatse de ( su feminidad, de! mismo modo que las mujetes se privan de ( su vitilidad, no en función de las necesidades de una situa- ción o de un caráctet~ sino enfuncÍóIi eÍ~ lo que exige e! cuet- ( po colectivo. De tal modo que las mujeres ofte~can siempte ( los niños a la guetta y los hombtes acepten ir a dejatse matat ( pata salvaguatdat los inteteses de tres o cuatro ctetinos de ( mitas COttas. ( Si no avanzamos hacia ese lugar desconocido que es la re- ( volución de los géneros, sabemos exactamente hacia donde «En Estados U nidos y en otros países capitalistas, las leyes ( tegtesamos. Un Estado omnipotente que nos infantiliza, que contra la violación fueron originalmente formuladas para pro- teger a los hombres de las clases altas frente a las agresiones ( interviene en todas nuestras'·decisiones, pOt nuestro ptopio que podían sufrir sus hijas y esposas. Habitualmente, los tri- ( bien, que --con la excusa de protegernos mejot- nos man- tiene en la infancia, en la ignotancia y en e! miedo al éastigo y bunales han prestado poca atención a lo que pudiera ocuttir- ( la exclusión. El tratamiento de faVOt que hasta ahora estaba re- les a las mujeres de clase trabajadora, y por consiguiente, el ( servado a las mujeres, con la vergüenza como punta de lanza número de hombres blancos procesados por violencia sexual ( que las mantenía en el aislamiento, la pasividad, la ü)movili- infligida a estas mujeres es extraordinariamente reducido.» ( dad, podría ahora extenderse a todos. Comprendet los meca- ( nismos que nos han hecho inferiores y los modos a través de Ange!a Davis, Mujeres, clase y raza, 1981. ( los cuales nos hemos convertido en nuestras mejores vigilan- tes, es comprender los mecanismos de control de toda la po- ( blación. El capitalismo es una teligión igualitarista, puesto que ( nos somete a todos y nos lleva a todos a sentitnos atrapados, ( como lo están todas las mujeres. ( ( ( ( (
  • 15. Imposible violar a una mujer tan viciosa"< Julio de 1986, tengo 17 años. Somos dos chicas en mi~ifalda, yo llevo unos leotardos a rayas y unas zapatillas Converse rojas. Regresamos de Londres donde nos hemos gastado en discos, tintes y diversos accesorios con clavos y tachuelas JpdaJa pas-: ta que teníamos ahorrada, así que no tenemos ni un duro para el viaje de vuelta. Nos las arreglamos para llegar hasta Dover haciendo auto-stop. nos lleva todo el día, después pedimos di- nero aliado de la taquilla para pagar el ferry; cuando llegamos a Calais ya es de noche. Durante la travesía hemos buscado a alguien que nos pueda acercar en coche. Dos italianos bastan- te guapos y fumadores de porros nos llevan hasta la entrada de París. Nos dejan en plena noche en una gasolinera en algún iugar de la autopista que rodea París. Decidimos esperar a que se haga de día y los conductores se levanten para encontrar un camión que nos lleve directamente hasta Nancy. Vagabundea- mos en el parking. en la tienda; apenas hace frío . • Titulo de una canción del grup() punk francés Tm,r del album An- tisocial. (N. d< la t.)
  • 16. ( ( ( Un coche con eres chavales blancos, típicos barriobajeros como violador. Puesro que lo que han hecho es orra cosa. Tres ( de las afueras en esa época, cervezas, porros, hablan de Re- con un fusil contra dos chicas a las qtle han pegado hasta ha- naud, e! cantante. Como son tres, al principio, no queremos cerles sangrar: no es una viola:éión. La prueba: si verdadera- " , montarnos con ellos. Pero se toman la molesria de hacerse los merrte hubiéramos querido que no nos violaran, habríamos simpáticos, de bromear y de discutir. Nos convencen de que preferido morir, o habríamos conseguido matarlos. Desde e~ ( es estúpido esperar al oeste de París cuando ellos podrían de- punto de visra de los agresores, se las arreglan para creer q~e ~i jarnos en e! este, desde donde sería más fácil encontrar a al- ellas sobreviven es que la cosa no les disgustaba tanto. B.s la UnI- guien que nos lleve. Y acabamos montándonos en e! coche. ca explicación que he encontrado a esta paradoja: a partir de la ( De las dos, yo soy la que ha corrido mas mundo, la:más boca- publicación de Fóllame me encuentro con mujeres que vienen zas, la que decide irnos con ellos. Nada más cerrar las puerras, a contarme:· {(me violaron, cuanto tenía ta.."1tos años, en tales ( ya sabemos que hemos hecho una tontería. Pero en lugar de circunstancias». Esta situación se repetía tan a menudo que re- ( gritar «nos bajamos» durante los pocos metros que hubiera sido sultaba molesta, y en 'un primer momento, me preguntaba si ( posible, cada una se dice en su esquina que hay que dejar de ser mentían. En nuestr~ cultura, desde la Biblia y la historia de ( paranoica y de ver violadores por todas partes. Llevamos una . José en Egipto, la palabra de la mujer que "acusa al hombre de hora hablirndo con ellos; tienen pinta de simples tarados, gra- habérlaviolado es una palabra que ponemos inmediatamente ( ciosos, realmente nada agresivos. Esta proximidad quedará en- en duda. He aquí un hecho aglurinador, que conecta a todas ( rre las cosas imborrables: cuerpos de hombres en un lugar con- las clases sociales, todas las generaciones, todos los cuerpos y ( finado en e! que estamos encerradas, con ellos, pero sin ser todos los caracteres. Pero, ¿cómo explicar que nunca oigamos como ellos. Nunca iguales, nuestros cuerpos de mujer. Nunca al adversario: "fuianito ha: violado a fuianita, en tales cirouns- ( seguras, nunca como ellos. Somos e! sexo de! miedo, de la hu- tancias»? Porq~e los hombres siguen haciendo lo que las muje- , . millación, e! sexo extranjero. Su virilidad, su famosa solidari- res han aprendido a hacer durante siglos: llamarlo de otro ( dad masculina, se construye a partir de esta exclusión de nues- modo, adornarlo, darle la vuelta, sobre todo no llamarlo nun- tros cuerpos, se [eje en esos m011).entos. Es un pacto que reposa ( ca por su nombre, nO utilizar nunca la palabra para describir lo sobre nuestra inferioridad. Sus risas de tíos, entre ellos, la risa que han hecho. Se "han pasado un poco», ella estaba "un poco ( de los más fuertes, de los más numerosos. . borracha» o bien era una ninfómana que hada como si no qui- ( Mientras ocurre ellos hacen como si no supieran exacra- siera: pero si ha ocurrido es "que, en realidad, la chica consentía. ( mente qué está pasando. Como llevamos minifalda, como te- Que haga fulta pegarla, amenazarla, agarrarla enrre varios p~a ( nemos una e! pelo verde y la otra naranja, sin duda, "follamos obligarla y que llore antes, después y durante, eso no cambia ( como perras», así que la violación que se está cometlendo no es nada; en la mayoría de los casos, el violador se las arregla con su tal cosa. Como en la mayoría de las violaciones, imagino. Ima- .conciencia: no ha sido una violación, era una puta que no se gino que, después, ninguno de esos tres tipos se :identifica ( asume y a la que él ha sabido convencer. A menos que ese no ( 30 3I ( (
  • 17. sea un peso demasiado difícil de soportar, tambi~~ del lado de sas. Siempre me ha impresionado la belleza de la ciudad, yese ellos. Peto nO sabemos nada, ellos no dicen nada. día especialmente. La violación, como si estuviera ya contenida Sólo se identifica en prisió~ a los psicópatas gra~es, los vio~ , de a1giín modo en la ciudad, no perturba esa tranquilidad. Cie- ladores e~ serie que recortan coños con cascos <:le botella, o a rroJatienda y voy a dar una vuelta. Me indigno más ese día que los pedófrlos que atacan a las niñas. Porque los hombres, dato cuando nos ocurrió a nosotras. A través de su historia com- está, condenan la violación. Lo que ellos practican" eso es otra prendo que la violación es algo que se pilla y de lo que después cosa. no te puedes deshacer. Contaminada. Hasta ese m0i!'ento, yo A menudo se dice que el pornoaumenta el númeto de vio- creía que lo había asumido bien, que tenía la piel gruesa y cosas laciones. Hipócrita y absurdo. Como si la agresión sexual fue- m(':joresque hacer en lugar de dejar que trespaletos me trau- ra unainvención reciente, que tuvo que ser inttoducida en las matizaran, Peto al darme cuenta de haSta qué punto yo veía la mentes a través de laS películas. Sin embargo, que los machos violación de mi amiga cómo un acomecimiento a partir del franceses no hayan ido ,a la guerra después de los años ses.enta cual, nada seria nunca, como antes, acabé aceptando, de rebote, en Argelia aumentase'guramente el númeto de violaciones «ci- lo ,iJ.4e nosotras mismas sentíamos. La herida de 'una guerra que viles». La vida militar hasta ahora era una ocasión habitual de se libra en el silencio y en la oscuridad. practicar violaciones colectivas «por la buena causa». Se trata ,CUf'illdo violaron a mi amiga, yo tenía veinte aftoso Entonces enpfiricipio de una estrategia de gtlerra, que participa de la vi- no me' interesaba que me hablaran de feminismo. Poco punk y rilización del grupo que la lleva a cabo y debilita, al mismo demasiada buena voluntad. Después de su agresión, cambié de tielIlPo, al grupo adversario. Esto es así desde que las guerras idea, y participé en un fin de semana de formación de "Stop existen. Dejen de hacernos creer que la violencia sexual con~ra Violación», una línea telefónica de ayuda, para hablar después las mujere~ es u~ fenómeno reciente, o ptopio de un grupo es- de una agresión o para encontrar información jurídica. El se- pedfico. ' minario apenas había empezado y yo ya estaba refunfuñando en mi silla: ¿por qué aconsejar a alguien que pusiera una de- Los primeros años;ptocurábamos no hablar de ello. T~esaños nuncia? Al ir a la policía, salvo para recibir el dineto de un se- más tarde, en las c~estas de la Cruz Roja de Lyon, violan una a guro, no le veía ningún interés. Declararse víctima de una vio- chica a la que yo quería mucho: un tipo la sigue desde la calle y lación, en una comisaría, pensaba yo de forma instintiva, era la viola en su casa, sobre la mesa de la cocina. ~I día que me en- una manera de ponerse de nuevo en peligro. La ley de los ma- tero estoy trabajando en una peqlleiía tienda de discos, Ataque detos es la ley de los hombres. Después una participante nos Sonoto, en el casco viejo de Lyon. Hace un dia estupendo, luce explica: «la mayoría de las veces, lJlna mujer que habla de su el sol, la luz in~nda los muros de las calles eStr~chas de la vieja violación empezará llamándola de otro modo.» En mi interior, ciudad, las piedras calladas y pulidas, los bancos amarillos y ana- como siempre, sigo renegando. Eso me pareda altamente im- ranjados. El muelle de Saone, el puente, laS fachadas de las ca- ptobable: ¿por quéno dirán esa palabra y, además, qué sabe ésa . r ... ." '. 32 33 •
  • 18. ( que habla? ¿Acaso se 'cree que nos pare,cemos codas? De re- los otros hombres: yo me follo a vuestras mujeres a lo bestia). pente, pongo freno a ini rollo: ¿Qué es lo que yo he hecho h:is- Así que el consejo más razonable; por diferentes razones, sigue ( ca ese momento? Las pocas veces - a menudo super pedO---: siendo: ¡<guarda eso en tu fuero imerior.» Asfriciada entre dos ( que he querido hablar del tema, ¿acaso he dicho la palabra? órG"'lles. Púdrere, puta, como quien dice. Nunca. Las pocas veces que he intentadoconrarlo, he esquiva- Así se eVita la palabra. A causa de todo lo que la palabra do ,la palabra <<violación,>: «unaagresión», «un lío», «un aga- abarca. En el campo de las agredidas, como en el de los agre- rrón», «una mierda», whatever... Mientras no lleva su nombre, sores, tódoel mundo da vueltas en torno al término. El resul- la agresión pierde su especificidad,' puede confundirse con cadó es un silencio cruzado. ( otras agresiones, como que 'te roben, que te pillela'policía, que te arresten o que ce peguen una paliza. Esta estrategia de mio- Los primeros años' después de la violación, una triste sorpresa: pía resulta úcil. Porque, desde el momento en que se llama a los libros no podrán ayudarme. Eso 'no me había ocurrido una violación violación, todo el dispositivo de vigilancia de las nunca. Cuando, por ejemplo, en 1984 me internaron en un mujeres se pone en marcha: ¿qué es lo que quieres?, ¿que se hospital psiquiátrico duran ce unos meses, mi primera reac- sepa lo que ce ha sucedido? ¿Qué es lo que quieres?, ¿que todo ción, al salir, fue leer; Elpabellón de los niños locos, Alguien voló el mundo ce vea como a una mujer a la que eso 'le ha sucedido? sobre el nido del cuco, Cuando tenÚJ cinco años me maté y los en- Yde codos modos, ¿cómo es posible que hayas sobrevivido sin sayos sobre psiquiatría, internamiento, vigilancia y adolesq:n- ( ser realmente una puta rematada? Una mujer que respeta su cia. Los libros estaban ahí, me acompañaban, hacían 'que ( , dignidad hubiera preferido que la macaran. Mi supervivencia, aquello fuera posible, enunciable, que yo pudiera compartirlo. ( en sí misma, es una prueba que habla contra mí. El hecho de La prisión, la enfermedad, los malos craros, las drogas, el aban- ( cener más miedo ala posibilidad de que ce maten que a quedar dono, la deportación, todos los traumas tienen su literatura. ( traumatizada por los golpes de pelvis de cres cabrones, parecía Pero ninguna mujer después de haber pasado por una viola- algo monstruoso: yo nunca había oído hablar del tema, en nin- ción había podido utilizar el lenguaje para hacer de esa expe- ( guna párre. Gracias a mi condición de punley practicante, po- riencia el tema de una novela. Nada, ni guía, ni compañía. Eso ,. dia vivir sin mi pureza de mujet decente. Porque es necesario no pasaba al dominio de lo simbólico. Es asombroso que las ( quedar traumatizada después de una violación, hay una serie mujeres no diga,íTloS nada a las niñas, que no haya ninguna ( de marcas visibles que deben ser respetadas: tener miedo a los transmisión de saber, ni de consignas de supervivencia, ni de hombres, a la noche, a la autonomía, qúe no te guscen ni el consejos prácticos y simples. Nada. sexo ni las bromas. Te lo repicen'de todas las maneras posibles: es grave, es un crimen, los hombres que te aman, si se enceran, Finalmente, en 1990, voy a París a un concierto de Limboma- ,. se van a volver loéosde dolor y de rabia (la violación es tam- niacs, en el cren leo Spin, una revista americana. Una tal Ca- bién un diálogo privado a través del cual un homDte dedaraa mille Paglia escribe un artículo que me interpela y me hace ( ( 34 35 (
  • 19. reír, en el que describe e! efectp qUe: lecausa ver a los jugad,o- Camille Paglia es, sin duda, la más controvertida de todas res de fútbol sobre e! terreno, faScinantes bestias de sexo' llenas las feministas americanas. Propone pensar la violación como de agresividad. Empieza su artí~uloh;¡blandod~qS~O le gus~ . un ri~sgo 'inevitable, inherente a nuestra condición femenina: ta toda esa rabia guerrillera, ese ¡¡1arqe de sud()ry d,!" piernas Una libertad increíble de des-dramatización. Sí, habíamos lIlusculosas en acciono Yeso la lleva, como de ocaen oca, a ha- salido afuera, a un espacio que no era el nuestro. Sí, había- blar de violacion. He olvidado los términos. exactos. Pero, era mos sobrevivido en lugar de haber muerto. Sí, (,:stábamos en algo;¡sí, en esencia: «Es un riesgo inevirable, es un riesgo que · minifald;¡ sola,s sin. un tío que noS acompañara, de noche, sí, 'las nluj~res deben tener en cuenta y deben correr si quieren.sa- habíamos sid,o id,iotas, y débiles como las niñas aprenden a '. ',' ..' ..•. . '.' .' . lir de SIlS casas y circular libremente. Si te sucede, levántate, serl() cuando las agreden. Sí, eso nos había ocurrido a n050- dustyourfe/f, desempolvate, y pasa a otra cosa. Y si eso te da de- · tras, pero por pÍim~~avez comprendíamos lo que habíamos .masiado miedo, entonces qUédate en casa de mamá y ocúpate hecho: habíamos salido de. casa, porque en casa de papá y de hacerte' la manicura.» 'Esome da rabia en su mOmento. mamá no pasaba nada interesante. Habíamos corrido e! ries- Pero unos minutos después, se instala en mí una paz interior: · go, habíamos pagado e! precio, y más que sentir vergüenza me impactá. París, estación de Lyon, se ha hecho de noche, ·por estar vivas podíamos decidir levantarnos] recuperarnos llamo a Carolina, la misma amiga de siempre, antes de tirar lo mejor posible. Paglia nps permitía imaginarnos como gue- hacia el norre'en busca de la sala de concierros de la calleOr- rrilleras,. no .tanto. responsables personalmente de algo que de~er. La llamo, emocionada, para hablarle de esta italo-ame- nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que po- .ricana, tiene que leerla y decirme lo que piensa. El arrículo im- díamos esperar cuando se es mujer y se quiere correr el riesgo pacta a Carolina como me impactó a mÍ. . de salir al exterior. Ella era la primera que había sacado la violación de! .hmror .absoluto, de lo. no dicho, de lo que no A parrir de ese momento ya nuncaha habido nada prohibido, debe ocurrir nunca.. Ella hada de la violación una circuns- cerrado como antes. Pensar por primera vez la violación de tancia polltica: algo que debíamos aprender a encajar. Paglia una manera nueva. El [emahabía sido rab,ú hasta emonces, cambiaba todo: ya' no se trataba de negar, ni de morir, se tra- tan minado que no nos permitían decir otra cosa que .«qué ho- taba de vivir con. rror>, y «pobres chicas». Verano de 2005, Filade!fia, estoy frente a Carnille Paglia, Por primera vez, aÍguien valorába la capacidad de recupe- realizando una entrevista para un docume~ltal. Asiento con la rarse de una violación, más que de largar un florilegio de cabeza entusiasmada escuchándola: «En 'Ios años sesenta, en traumas de forma condescendiente. Desvalorización de la los camptis universitarios, se encerraba a las chicas en los dor- violación, de su alcance, de su resonancia. Eso no anulaba mitorios a las. s~is de la tarde, mientras que los chicos podían nada de lo que habí~pasad~ ni borraba nada de lo que había- hacer lo'que querían. Nos~tras preguntamos: "¿por qué esta di- mos aprendidoaqti~llanoche. . .. ferenci~ de trato?". Nos explicaron: "porque e! mundo es pe!i- 36 37
  • 20. ( groso; corréis e! 'riesgo de ser violadas". Respondimos: "enton- metida a uha atracción moral no en:unciáda, que hace que ees dadnos e! derecho de correr e! riesgo de ser violadas."" -todo reéaiga siempre de! lado de aquella a laque se la meren ( He aquí algunas de las reacciones que la narración de mi más que de! lado de! que la mete. ( historia ha. suscitado: «¿Y tú has hecho dedo después?» Porque .-Cuando se retiró de -los Cines l:¡. película Fóllame, muchas ( yo contaba que no se lo había dicho a mis padres, por miedo mujeres -los hombres no se han atrevido a decir nada al res- ( a -que me-encerraran en una caja fuerte por mi bien; Porque pecto- afirmaron públiCamente: «Qué horror, sobre todo no evidentemente había vuelto a hacer dedo. Menos contenta, . hay que creer que la violencia es una solución cont~:l.la_ viola- menos efusiva, pero lo he vuelto a hacer. Hasta que otros pun- ción.»¿Ah, no? Nunca oímos en e! telediario hablar de éhicas, kis me dieron la idea de viajar en tren a golpe de multa no co- solas o en banda, que arrancan la polla del violador con los nocía otra manera de ir a un concierto en Toulouse e! jueves y dientes durante la agresión, que les busca.'l después para ven- ( a otro el sábado -en -Lille. Y en esa época, ir a un concierto úa garse, o que les dan una hostia. Esos ejemplos existen única- más importante que cualquier otra cosa. Justificaba cualquier mente en las películas hechas por hombres: La última casa de ( riesgo. Nada podía sei peor que quedarme en mi habitación, la izquierda de Wes Craven, El ángel de la venganza de Abe! lejos de la vida, cuando ocurrían tantas cbsasfuera. Así que se- Ferrara, Escupo sobre tu tumba de Meir Zarchi, por ejemplo. ( gúí yendo a ciudades en las que no conocía a nadie, seguí es- Las tres películas empiezan por una violación más o menos re- ( perando que las estaciones de tren cerrasen para poder pasar la pugrtante (más bien más que menos, por otra paree). Desp~és, ( noche dentro, seguí durmiendo en las entradas de los edificios eh la segunda parte, detallan las venganzas u1trasangrientas ( esperando un tien para e! día siguiente. Haciendo como si yo que las mujeresinf1igen a sus agresores. Cuando los hombres , no fuera una chica. Y si nunca me han violado después, he éo- ponen en escena personajes femeninos, rara vez suele ser para rrido- no obstante ese riesgo cientos de veces, simplemente por intentar comprender sus vivencias o lo que ellas sienten como rondar por la calle. Lo que viví en esa época, a ésa edad, fue mujeres. Es más bien para poner en escena su sensibilidad de irremplazable, mucho más intenso que encerrarme en e! cole- hombres en un cuerpo de mujer. Volveré sobre esta cuestjón ( gió y aprender la docilidad, o quedarme en casa a hojear revis- al hablar de porno, que sigue la misma lógica. En estas tres pe- tas. Esos fueron los mejores años de mi vida, los más ricos y lículas, vemos cómo los hombres reaccionárían frente a la vio- bulliciosos; y todas las mierdas que vinieron con ellos, yo en- lación si estuvieran en e! lugar de las mujeres. Un baño de san- ( contré la manera de vivirlas. gre, de una violencia despiadada. El mensaje que nos dirigen ( Pero evité escrupulosamente contar mi historia porque no está claro: ¿por qué vosotras no os defendéis más violenta- ( sabía cuál sería' e! juicio de antemano: «ah, así que has segui- mente? Lo que resulta sorprendente, efectivamente, es que no ( do haciendo dedo; si eso no ha bastado, es que te debió gus- - reaccionemos de ese modo. U na empresa política ancestral, taL» Porque en la violación siempre es necesario probar que implacable, enseña a las mujeresa no defend~rse. Como siem- ( no estábamos realmente de acuerdo. La culpabilidad está so- pre, doble obligación: hacernos saber que no hay nada tan gra- ( ( 39 ( (
  • 21. ve, y al mismo tiempo, que no debemos, defendernos, ni ven- bría reacciona:do de la misma manera. si hubiera habido un garnos. Sufrir y no poder hacer nada más. Una espacia de Da- único chico contra mí misma. Era d proyecto mismo de la mocles entre las piernas. ' · violació~ lo que hacía de mí una mujer, alguien esencialmen c Pero las mujeres sienten aún la necesidad de afirmar: la vio- te-vulnerable. Se domestica a las nifias para que nunca hagan lencia no es una solución. Por tanto, e! día que los hombres daño a los hombres, y las mujeres las llaman al orden cada vez tengan miedo de que les laceren la polla a golpe de cúter cuan- que se saltan esa regla. A nadie le gusta saber hasta qué punto do acosen a una chica, seguro que de repente sabrán controlar es un cobarde. Nadie quiere sentirlo en su propia p~l. No es- mejor sus pasiones «masculinas» y comprender lo que quiere toyfuriosa contra mí por no haberme atrevido a matar a uno decir «no,;. Yo habría preféCido, aqúella noche, ser capaz de de ellos. Estoy furiosa contra una sociedad que. me ha educa- dejar atrás lo que habían ensefiado a mi sexo y degollados a to- do sin en~efiarme nunca a golpear a un hombre si me abre las dos, uno por uno. En lugar de vivir como una persona que no ·piernas a la fuerza, mientras que esa misma sociedad me ha in- se atreve a defendérse, porque es una nlujer y la violencia no es culcado la idea de que la violación es un crimen horrible del su territorio, como si la inú:gridad física de un hombre fuera que no debería reponerme. Sobre todo, me da rabia que fren- más importante que la de una mujer. te a tres hombres, una escopeta y atrapadas en un bosque de! Durante la violación, llevaba en el bolsillo de mi cazadora que no podíamos escapar corriendo, llOY tociavía me sienta Teddy roja una navaja, mango negrobdllante, mecánica im- culpable de no haber tenido el coraje de defendernos con una pecable, cuchilla fina pero larga, afilada, perfecta~ radiante. pequefia navaja. Una navaja que yo sacaba con bastante facilidad en esa época Al final, uno de ellos encontró la navaja y se la ensefió.a los globalmente confusa. Me había acOstumbrado a ella; a mi ma- otros, sinceramente sorprendido de que yo no la hubiera saca- nera, había aprendido a usarla. Esa: noche, la navaja se quedó' do: "o sea que les gustaba». los hombres, francamente, igno- escondida en mi bolsillo y la única idea que me vino a la cabe- ran hasta qué punto el dispositivo de emasculación de las chi- za fue: sobre todo que no la encuentren, que no decidan jugar · cas es imparable, hasta qué punto todo está escrupulosamente ..con ella. Ni siquiera pensé en utilizarla. Desde e! momento organizado para garantizar que ellos triunfen sin arriesgar de- en que comprendí lo que nos estaba ocurriendo, me convencí de masiado cuando atacan a mujeres. Creen inocentemente que que ellos eran los más fuertes. Una cuestión mental. Luego me su superioridad se debe a su gran fuerza. No les molesta pe- .he dado cuenta de que mi reacción habría sido diferente si hu- learse con una escopeta contra una navaja. Piensan, alegres bieran intentado robarnos las cazadoras. Yo no era temeraria, imbéciles, que ese combate es igualitario. Ese es el secreto de pero sí bastante inconsciente. En ese momento preciso me su tranquilidad de espíritu. sentí mujer, suciamente mujer, comonuncá me había sentido , Resulta.sorprendente que en 2006, mientras que todo el antes y como nunca he vuelto a sentirme después. No podía mundo se pasea con minúsculos ordenadores portátiles, ,con hacer daño a un hombre para salvar mi pellejo. Creo que ha- cámaras de fotos, teléfonos, agendas y aparatos de música en el 4°
  • 22. ( ( ( ( bolsillo, no exista todavía un solo objeto que podamos meter- res. En Las metamoifosis de Ovidió parece que los dioses pásan nos en el cofio cuando salimos a dar una vUelta y que cortaría el tiempo queriendo tirarse a mujeres que no esi:án de acu~rdo, ( en 'pedazos la polla del primer idiorn'que quisiera' entrar sin consiguiendo lo que quieren por la fuerza. Fácii, para los que permiso. Quizás no sea deseable hacer que el sexofemehino s0n-dioses. Y cuando se quedan embarazadas, encima las mu- sea inaccesible por la fuerza. Es necesario que siga abierto, y te- jeres de 'los dioses se vengan de ellas. La condición femenina, ( meroso: una mujer. Si no, ¿qué definiría la masculinidad? su alfabeto. Siempre culpables de lo que nos hacen. Criaturas Post-violación, la única actitud que se tolera es volver la a las que se responsabiliza del dese~ que ellas suscitª!!o La vio- violencia' contra una'misma. Engordar veíntekilos, por ejem- lación es una programapolfticó preciso: esqueleto delcapita- plo. Salir del mercado sexual, porque has sidó' dafiada, sus- lismo, es la representación cruda y directa del ejercicio del po- traerte voluntariamente al deseo. En Francia ¡lO 'se mata a las der. Designa un dominante y organiza las leyes del juego para ( mujeres violadás, pero se espera qüe sean dlas mismas'las que permitirle' ejercer su poder sin restricción alguna., Robar, ( tengan la decencia de sefialarse cómo mercarida deteriorada, arrancar, engafiár,imponer, que su voluntad se ejerza sin obs- ( contaminada. Putas o feas, que salgan espontáneamente del táculos y que goce de su brutalidad, sin que su contrincante ( vivero de las casaderas. ' ',' pueda manifestar resistencia. Correrse de placer al anular al Porque la violaci6n fabrica las mejores putas. Una vez. otro, al exterminar su palabra, su voluntad, su integridad. La , abiertas por lafuerza, guardan a veCes a Hor de ¡:iief algo mar- violación es la guerra civil, la organización política a través de ( chito que excita a los hombres, un roque desesperado y seduc- la cual un sexo declara al otro: yo tomo todos los derechos so- ( tor. La violación es a menudo iniciática, esculpe en la carne bre ti, te fuerzo a sentirte inferior, culpable y degradada. para fabricar la mujer abierta, que no se vueive a cerrar nunca La violación es lo propio del hombre; ni la guerra, ni la completamente. Esroy segura de que hay como un olór, 'algo caza, ni el deseo crudo, ni la violencia o la barbarie, la viola- ( que los machos detectan y que les excita especialmeni:e. "ción es lo Único que las, mujeres -hasta ahora- no se ltan·re- ( Nos obstinamos en hacer como si la violación fu~ra algo apropiado. La mísrica masculina debe construirse como si fue- extraordinario y periférico, fuera de la seXualidad, evitable. ra peligrosa, crim~nal e incontrolable por naturaleza. Por ello, ( Como si concerniera tan sólo 'a unos pocos, agresoresy vícti- debe ser rigurosamente vigilada por la ley, gobernada por el ( mas, como si constituyera 'una situación excepcional, que no grupo., Derrás del velo de control de la sexualidad femenina ( dice nada del resto. Cuando; por el comrario, está en el 'c~ni:ro, aparece el objetivo principal d~ lo político: formar el carácter i, en el corazón, en la base de nuestra sexualidad. Riro de sacrifi- viril como asocial, pulsion:lI, brutal. La violación sirve como ( cio central, está omnipresente en el arre,' desde laanngüedad medío para'afirmar esta constatación: el deseo del hombre es ( su representación en los textos, la escultura, la pintura es una más fuerte que él, no puede dominarlo. Oímos todavía decir ( constante a través de los siglos. En los jardin~s de París y en los , , «gracias a las pu1:?,S, h~y il:l.eno§ violaciones», como si los varo- museos, vem¿s representaciones dehombres fordfido a muje- nes no pudierari. comenerse y tuvieran' que descargarse en ( ( 43 (
  • 23. alguna parte. Creencia política construida y no evidencia na- viene de. nuestras. hormonas, ni del tiempo de las cavernas, tural -pulsional- como nos quieren hacer creer. Si la tes- sino de un sistema cultural preciso, yque tiene impli¡;aciones tosterona hiciera de ellos animales de pulsiones indomables, perturbadoras en el ejercicio que podemos hacer de nuestra entonces matarían tan fácilmente como violan. Y éste no es el independencia. Voluptuosay excitante, resulta también per- caso. Los discursos sobre la cuesrión de la masculinidad están judicial: qtie nos atraiga lo que nos destruye nos aparra siem- esmaltados con residuos de oscurantismo. La violación, el acto pre del poder.' . condenado del que no se debe hablar, sintetiza un cO,njunto de En el caso preciso de la violación, se presenta el problema creencias fundamentales sobre la virilidad. del sentimiento de culpabilidad: puesto que he tenido a me- . La fantasía de la violación existe. La fantasía sexual. Si quie- nudo esa fantasía, soy co-responsable de la agresión. Para em- ro hablar de «mi» violación, entonces tengo que pasar por peorar las cosas, de ese tipo de fa.!ltasías no se habla. Sobre esto. Es una fantasía que tengo desde que era una niña. Diría todo si re. han violado. Somos probablemente numerosas las que es un vestigio de la escasa educación religiosa que he reci- que nos hallamos en esra situación: haber pasado por una vio- bido, indirecramente, a través de los libros, la tele, los otros ni- lación y haber tenido anteriormente fantasías de <::ste tipo. Por ños del colegio, los vecinos. Las sanras, atadas, quemad~ vi- tanto, sob~e el tema, sólo hay silencio, porque lo que no se vas,los mártires sOn las primeras imágenes que me provocaron puede decir puede destruit sin trabas. una emoción erótica. La idea de ser entreg.idá, forzada, obli- Cuando el chico se da la vuelta y declara «se acabaron las gada era Una fascinación mórbida y excitanre para la niña que risas» dándome la primera bofetada, no es la penetración lo yo era entonces. Después, esas fantasías me acompañari. Estoy que me aterra, sino la idea de que nos van a matar, para que segura de que son muchas las mujeres que prefieren mastur- no podamos hablar después. Ni denunciarlos, ni declarar. barse fingie¡'¡do que eso no les interesa, anres de saber lo que En su lugar, después de todo, eso es lo que yo hubiera hecho. les excita. Na todas somos iguales, pero no soy la única~ Esas Del miedo a la muerte, me acuerdo de manera precisa. Esa fanrasías de violación; de ser tomada por la fuerza, en condi- sensación blanca, una eternidad, no ser nada, ya nada. Eso se cionés más o menos brutales, que yo declino a lo largo de mi acerca más a un trauma de guerra que al trauma de la viola- vida masturbatoria, no me vienen out o/the blue. Se trata de . dón, tal y como de ello hablan los libros. Es la posibilidad de un dispositivo culniral omnipresente y preciso, que predestina la muerte, la proximidad de la muerte, la sumisión al odio la sexualidad de las mujeres a gozar de su propia impotencia, deshumanizado de los otros, que hace que esa noche sea im- es decir, de la superioridad del otro, más bien a gozar contra su borrable. Para mí, la violación posee arire todo esa particula- propia voluntad que como zorras a las que les gusta el sexo. En ridad: es algo obsesivo. Vuelvo a ello, rodo el tiempo. Desde la moral judeo-cristiana, más vale ser tomada por la fuerza que hace veinte años, cada vez que creo haber acabado con ello, ser tomada por una zorra, nos lo han repetido suficientemen- vuelvo. Para decir cosas diferentes y contradicrorias. Nove- te. Hay una predisposición femenina al masoquismo que no las, historias conas, canCIOnes, películas. Imagino siempre 44 45