Un niño de 10 años entró en un establecimiento y pidió el precio de un helado de chocolate con nueces. Al no tener suficiente dinero, pidió un helado solo, el cual terminó y pagó dejando una propina de veinticinco peniques a pesar de la mala actitud de la camarera.
9. Cuando la camarera volvió, ella empezó a
limpiar la mesa y entonces le costo tragar
saliva con lo que vio. Allí, puesto
ordenadamente junto al vaso vacío, había
veinticinco peniques. ¡Su propina!
Woow!!