1. UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN
FACULTADAD DE EDUCACIÓN
DIRECCIÓN EDUCACIÓN CONTINUA
Trabajo Resumen
Emociones y Lenguaje en Educación y Política.
ESTUDIANTE : Víctor Manuel Rocha Montero
PROFESOR : Sr. LESTER ALIAGA CASTILLO
MÓDULO : Comunicación en Contextos Pedagógicos.
PROGRANA : Postítulo en Pedagogía para Docentes EMTP.
Ciudad Universitaria, 27 de Septiembre de 2009.
2. RESUMEN
El Amor y el Origen de lo humano, según H. Maturana, nosotros, los seres
humanos, tenemos nuestro origen en una línea de primates bípedos, desde hace tres
y medios millones de años. Estos primates bípedos tenían ciertas similitudes tales
como; destreza manual, el vivir en convivencia, caminaban en posición erguida,
tenían capacidad al igual que nosotros y eran recolectores de alimentos, sus
diferencias están dadas porque poseían un celebro más pequeño, su estatura era mas
o menos de un niño de ocho años de edad y lo más importante y fundamental que
no poseían un lenguaje. Este lenguaje fue y es constitutivo de nuestro proceso
evolutivo y de conservación de nuestra especie humana, desde la creación de la
historia, que el hombre ha tenido que vivir en estrecha relación e interacción
sensual de las caricias con el otro, bajo el amor, en donde se comparte las tareas, el
alimento, el cuidado de la especie, siendo ello, el origen de los símbolos del
lenguaje como la manera de expresión que a permitido la conservación de la
especie.
Podemos mencionar que se originó el lenguaje como una manera de vivir en
coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales y que a su vez al
originarse el lenguaje surgió el emocionar, constituyendo el conservar y éste a su
vez el vivir en conservación para así lograr surgir lo humano. Este proceso que da
origen al lenguaje y al conservar como parte definitoria de lo humano, no hubiera
sido posible si no haya existido una emoción básica presente que es el Amor.
El amor es constitutivo de la vida humana, el amor es la emoción que constituye el
dominio de las conducta, en donde la aceptación del otro como un legitimo otro en
la convivencia permite la integración y la aceptación social. Si no hay amor ni
aceptación del otro en convivencia no hay fenómeno social. Por lo tanto, el amor es
la emoción que funda el fenómeno social y las relaciones de aceptación mutua y que
tal aceptación constituye una conducta de respeto.
Podemos decir entonces que el amor es la emoción central en la historia evolutiva
humana, en un sentido estricto, los seres humanos somos originarios y dependientes
del amor y nuestro mayor sufrimiento viene de la negación del amor. Siendo el
amor condición necesaria para el desarrollo físico, conductual, psíquico, social y
espiritual normal de las personas.
En cuanto a la biología de la educación H. Maturana plantea que los seres vivos
somos sistemas determinados en nuestra estructura. Ósea que todo aquello que
pueda incidir en nosotros no depende de los externo sino de los interno, de nuestra
3. propia estructura en ese momento. Es muy importante el reconocer que somos
sistemas determinados y reconocer que el lenguaje se constituye en las
coordinaciones conductuales consensuales y que el lenguaje no se da en el cuerpo
como un conjunto de reglas, sino en el fluir en coordinaciones conductuales
consensuales, con otros, en un espacio de relaciones que pertenezca al ámbito de las
coordinaciones de acción como un modo de influir en ellas. Es muy importante
tener en claro que si yo cambio mi estructura, cambia mi modo de estar en relación
con los demás, ya que depende de mí y no de los externos, por lo tanto cambia todo,
el lenguaje, el espacio y la interacción en la que participo con mi lenguaje.
En la biología de la educación los agentes externos lo único que hacen es gatillar los
cambios estructurales como consecuencia de interacción del organismo, que dura
desde su inicio hasta la muerte como un proceso. Hay que mencionar que el futuro
de un organismo nunca esta determinado en su origen, para poder comprender estos
procesos es muy importante que se considere la educación y el educar.
El educar constituye el proceso de formar, orientar, adiestrar, conducir, guiar y
enseñar de manera progresiva y continua, conocimientos, habilidades y actitudes
necesarias, que permitan al individuo ser capaz de desarrollar en él, un capital
intelectual, que le brinde la posibilidad de proyecciones personales, laborales y
espirituales, para así lograr insertarse con un mayor grado de competitividad y éxito
en el mundo laboral. El educar también implica enseñar a las personas que sean
capaces de aceptar y respetar al otro como un legitimo otro, en un espacio de
convivencia en donde el espíritu de equipo, la empatia y la cordialidad sea lo que
impere, ya que la negación del otro será siempre un error detectable que se puede y
se tiene que corregir.
Cómo podríamos lograr que exista un espacio de convivencia en donde la
aceptación y el respeto sea el eje central, bueno la repuesta es educando, bajo la
premisa de la aceptación propia y el cambio propio “La Metanoia”, el cambio pasa
por uno, aceptarse y respetarse así mismo es el primer paso, al ser aceptado y
respetado por su propio ser, podrá aceptar y respetar al otro con sus defectos y
virtudes, antes de eso es imposible pensar en un cambio. Así también educando las
virtudes y valores de las personas, ellas son trascendentes e importantes, son la
base de toda sociedad, nos permiten el poder desenvolvernos en un marco de
respeto y cordialidad, pero esta educación no es sólo teórica sino también práctica,
en donde lo que se predique necesariamente se tiene que practicar, sino el modelo
se cae y los disvalores y frustraciones afloran en la persona, siendo ello nocivo y
perjudicial para el individuo y la sociedad.
4. H. Maturana plantea que sin aceptación y respeto por sí mismo uno no puede
aceptar y respetar al otro, y sin aceptación al otro como un legítimo otro en la
convivencia, no hay fenómeno social, y sino ay fenómeno social es porque no hay
amor. Por lo tanto la base para la aceptación y respeto es el amor.
Para poder responder para qué educar, es primordial entender el proceso de educar,
de la aceptación y el respeto fundado en el amor, sólo allí podremos comenzar a
desarrollar esta pregunta ¿para qué?... Para brindar a cada persona la posibilidad
de tener la capacidad, la idoneidad, el conocimiento, las actitudes y todo lo
necesario para que ella elija las mejores decisiones individuales, ya sea en lo
laboral, social o espiritual, que le permita el logro de objetivos y así entonces con
ello contribuir al desarrollo de una sociedad más justa, equitativa y con las mismas
posibilidades.